🌼🌼Capítulo 7🌼🌼
Créditos de la imagen a quien corresponda ❤️❤️❤️❤️❤️
Su nariz comenzó a sangrar de nuevo así que lo seco con su camisa casualmente. Tenía un dolor de cabeza punzante; su vista se comenzaba a oscurecer. Tenía frío y se sentía amargamente decepcionado. A sus ojos, el hombre al que había amado durante catorce años se convirtió en un completo extraño.
La combinación crepuscular causado por el dolor y la fiebre hizo que Gulf vea un rayo de luz entrando por el pasillo oscuro, se trataba de un niño alto y guapo con una pelota de baloncesto en sus manos caminando hacia él. El chico tenía una sonrisa brillante que era acompañada por unos preciosos hoyuelos y como un tonto cachorro lobo, sus ojos reflejaban adoración.
Al principio, Mew y Gulf eran compañeros de clase normales. El mayor fue admitido en su escuela secundaria como estudiante experto en arte. Destacó en el deporte ya que no le gustaba estudiar. Siempre dormía o hacía dibujos en clase. En contraste con él. Gulf era un estudiante sobresaliente y lo conocían por ser guapo, fue muy popular entre sus compañeros.
Posteriormente, debido a un accidente se convirtieron en compañeros de escritorio. Gulf no era voluble y sociable pero a pesar de ello fue bien recibido por la sonrisa amable de Mew, pensó que ese simple pero hermoso gesto podría derretir el corazón de cualquiera.
- Lo primero que le dijo el chico de lindos oyuelos fue - Hueles bien.
Y es que el abuelo de Gulf tenía un patio lleno de jazmines. En el florecimiento, su casa se llenaba con la fragancia de aquellas flores provocando que el aroma se impregnara en todas sus vestimentas.
Al día siguiente, Gulf recogió algunas flores de jazmín y se las entregó a Mew.
Este se quedó mirándolo un largo rato, notando por primera vez lo bonito que era su compañero. El flequillo de aquel chico caía sobre su rostro haciéndolo lucir angelical, su nariz de botón le provocaban ganas de pincharla con uno de sus dedos y sus ojos, sin duda era uno de los más hermosos que había visto.
- ¿Qué no las quieres? - Gulf lo miró asustado pensando en que quizás se equivocó, de repente el olor no era de su agrado y él escuchó mal el otro día.
- Mew sacudió su cabeza tratando de volver a la realidad, mencionando - ¿Ah? ¡Oh! Si las quiero - Le dedicó una gran sonrisa para después tomar las pequeñas flores entre sus manos rozando suavemente las del pelinegro, sintiendo como una corriente recorría todo su cuerpo.
A partir de ese momento, se volvieron muy cercanos.
Mew se encontraba pensativo. Hasta ahora, sabía que Gulf odiaba que lo molestaran cuando estaba estudiando, por lo que podía dormir tranquilamente o dibujaba en clase, y después se iba a jugar baloncesto con sus amigos.
Como estudiante, Mew Suppasit también tenía miedo de ser regañado por el maestro de clase. Así que a veces llegaba temprano a la escuela y le pedía a Gulf que le prestara su tarea.
- Gulf déjame copiarla. No pude terminar la mía. Ayúdame, por favor ¿si?
Y el pelinegro siempre terminaba accediendo cuando se trataba de Mew.
Se llevaban bien, como todos los compañeros de escritorio. Un día, cuando Gulf estaba subiendo por las escaleras, vio al mayor bajando aturdido. De repente, Mew falló y cayó al suelo, raspando su rodilla, lo que aterrorizó al más pequeño y sin pensarlo dos veces corrió hacia él, ayudándolo a levantarse.
- Mew apoyó la barbilla en el hombro de Gulf, jadeando de dolor - Justo ahora sentí tu aroma y me distraje así que perdí el equilibrio - Susurro en el oído del menor.
Gulf se quedó atónito por estas palabras.
Después de ese día, se sintieron mucho más cercanos. El castaño a menudo lo llevaba a ver sus partidos de baloncesto y le pedía que se quedara con su abrigo o su botella de agua. Las admiradoras de Mew siempre se molestaban al verlo, pero no podían hacer nada ya que él solo le permitía a Gulf tocar sus pertenencias. Cada vez que el pelinegro estaba presente, Mew parecía brillar en el partido como si hubiera tomado algún tipo de estimulante.
Entonces, un día, el pelinegro descubrió accidentalmente que Mew, quien odiaba la literatura a morir, estaba leyendo una antología de poesía extranjera. Sostuvo el libro y frunció el ceño desconcertado, esforzándose por comprender el significado de la poesía.
- ¿Quieres ser poeta? - Preguntó en un tono burlón.
- Mew enarcó las cejas y dijo con confianza - Ayer te escuché hablar sobre este libro con los de tu grupo y si ellos pudieron entenderlo completamente, creo que yo también puedo hacer lo mismo. Gulf, cuando lo termine podrás hablar conmigo sobre él.
- Gulf sonrió y dijo - En realidad no me gusta mucho este tipo de libros. A mi grupo de estudio le gustan algunos poemas no convencionales, pero en lo personal me gusta más la escritura de Jian Zheng. Es una autora famosa en china.
A principio de Junio de ese mismo año, Gulf llevó al castaño al patio de su abuelo para ver las flores dejazmín ya que estaban a punto de marchitarse. Caminaron lentamente durante más de una hora antes de llegar a la casa del abuelo. Cuando estaban cerca del patio, se levantó una ligera brisa que contenía la dichosa fragancia, ayudándolos a encontrar el lugar en donde estaban sembradas las plantas.
- Al verlas, Gulf no pudo evitar acercarse a oler el encantador aroma que brotaba de ellas. Es entonces cuando Mew lo sostuvo entre sus brazos, apoyando su cabeza contra el cuello del castaño. Le olió y dijo con ojos sonrientes - Es la misma fragancia, Gulf, hueles tan bien.
El mencionado se sonrojó ante sus palabras.
A partir de entonces, Mew comenzó a estudiar mucho. Dejó de jugar baloncesto durante los descansos y en cambio se puso a dibujar.
Un día, el profesor de física le pidió que trasladara los libros de todos los estudiantes hasta su oficina a lo cuál accedió rápidamente y dejando su preciado cuaderno sobre la mesa, se marchó. Sin embargo no contó con que una ráfaga de viento soplaría sobre su escritorio, abriendo así el pequeño libro.
Gulf; quien se encontraba en el mismo lugar, sintió como su corazón dio un vuelco al ver las imágenes en el cuaderno de bocetos.
Eran dibujos de él.
Mew había estado dibujando a Gulf cuidadosamente desde todos los ángulos, y cada retrato parecía expresar su amor.
En el examen final del señor Two, Gulf logró obtener el primer lugar y Mew el segundo. El castaño lo invitó a salir y le sostuvo la mano guiándolo hasta el final de un callejón. Es ahí donde le dio a Gulf un libro. Era el de Jian Zheng, diciendo con voz suave y amorosa.
- Escuche a alguien decir que te gusta Jian Zheng, y te compre su libro. Espero que ames este libro, y... ¡Me ames también!
En ese momento, Mew sólo tenía diecisiete años y se habían enamorado. Estuvieron juntos durante catorce años y pasaron por muchos altibajos.
Ahora, Gulf Kanawut tenía treinta años y Mew Suppasit treinta y un años.
Inclinó la cabeza con una mirada desolada en su rostro. Miró expectante el pasillo oscuro y recordó esos dulces días en el que la fragancia de jazmín lo inundaba. Cuando Mew cumplió los diecisiete años, convenció a Gulf para que tuvieran relaciones sexuales como un regalo de cumpleaños. Actualmente él solo podía recordar el dolor que sintió cuando hicieron el amor por primera vez. La dulzura y el cariño entre ellos desaparecieron con el paso de los años y ahora, ya no quedaba nada.
Mew había conocido a muchas mujeres y hombres hermosos ese año. Ya se había artado de la monotonía de Gulf. Además, él había perdido su característica fragancia de las flores a jazmín, sin contar lo pálido y débil que se había puesto, según él, debido a las tareas domésticas. Definitivamente cuando lo veía, ya no le causaba el más mínimo sentimiento.
- Después de un rato, la puerta se abrió desde adentro. El castaño lo miró y dijo con frialdad - Entra o quédate a fuera toda la noche, tú eliges.
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