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🌼🌼Capítulo 49🌼🌼

Bright se había sentado en el hospital durante toda la noche y Gulf todavía estaba durmiendo. Mientras dormía, el médico encargado que acababa de entrar parecía estar a punto de hacer algún tipo de aclaración concluyente a través de su prevaricación.

— No escuchó sus palabras — Lo siento, también soy médico — Ambos sabían lo que quería decir. No necesitaba la verdad, todo lo que quería escuchar eran buenas noticias. No se estaba engañando a sí mismo; solo quería aliviar su dolor.

Entró a la sala para revisar a Gulf un par de veces, pero no se atrevió a tocarlo. Tampoco expresó sus sentimientos. Solo quería mirar su rostro, preguntándose porque estaba tan pálido y cuánto dolor podía soportar el corazón de un ser humano.

¿Es este mundo tan cruel que debe torturar a este buen hombre por simple diversión?

A las 5:00 am, decidió tomar una pequeña siesta en el banco del pasillo del hospital hasta que los constantes zumbidos de su teléfono celular lo despertaron.

Era un número desconocido.

— Hola, ¿Quién habla? — Su voz estaba ronca.

— Soy Mew Suppasit — Se escuchó una voz más profunda y tranquila con un toque de humildad inusual — Por favor, no cuelgues.

— Bright se burló — ¿Ya salió? Presidente Suppasit.

— Mew tosió antes de recuperar el aliento — Te llamó para suplicarte — Su tono sonaba débil.

Esa era la palabra que él rara vez dijo a lo largo de su vida. Era un hombre orgulloso y creció con arrogancia. Incluso cuando brindaba con figuras importantes en las mesas en su momento más humilde, mantuvo su apariencia. Sin embargo, dijo esa palabra a Gulf, como un compromiso que significaba malcriarlo, no forzarlo.

La mendicidad de un hombre inquebrantable es aún más sorprendente.

— Si me lo devuelves, puedes tener lo que quieras. Tu hermano ha estado deseando el mercado de los Hudson durante mucho tiempo, incluso puedo renunciar a mis acciones si hay demasiados problemas — hizo una pausa y tosio de nuevo — Conseguiré los mejores doctores y equipos médicos en Londres para Gulf, mejor que los que tiene en Liverpool.

— ¿Piensas que necesito tu dinero? — Bright lo interrumpió con rudeza — ¿Conseguir el mejor equipo médico? ¿Crees que no puedo hacerlo? — Sus ojos se enrojecieron — Cuando estabas cansado de él, no te importaba un carajo y lo dejaste morir solo. ¿Ahora de repente lo quieres de vuelta? ¿Crees que eres el centro del mundo?

— Después del largo silencio al otro lado del teléfono, una voz triste sorprendentemente envejecida llegó a su oído — Lo amo, no puedo vivir sin él — Ya no le importaba más mantener su dignidad en la conversación con su rival — Se que lo arruine.

— Al mirar la fría pared blanca como la nieve en el hospital impregnada de un fuerte olor a desinfectante, Bright se sintió cada vez más desesperado — La jodiste. Ahora estás haciendo las paces. Has descubierto tu verdadero amor. ¿Y luego qué? ¿Crees que él está dispuesto a ir contigo o que su enfermedad mejorara? ¿En serio crees que eres tan importante? Si fueras serio y me dijeras que has encontrado la médula ósea que coincide con Gulf, conduciría por 5 horas para enviarlo a Londres sin dudarlo, pero no puedes.

— Bright de repente bajó la voz y comenzó a ahogarse — No puedes... ni siquiera yo puedo hacerlo — Dijo — Abandone toda mi dignidad por una médula que era compatible con Gulf, pero se la entregaron al hijo del alcalde. ¡Eres más poderoso, tú podrías haberla recuperado!

Mew ni siquiera se dio cuenta de que Bright colgó el teléfono. Por un momento, pensó que era un pez y la pecera se estrelló, por lo que espero a que se secara. Ahora su cerebro necesitaba tanto oxígeno que estaba sumido en el caos. No tenía ni idea.

Siempre recordaba el día que llegó a casa de buen humor para nada habitual, el mismo en que golpeó a Gulf con mucha fuerza. Más y más flashbacks, ¿De que estaba jodidamente feliz ese día? Bueno, el amante del hijo del alcalde tuvo la oportunidad de sobrevivir a un cancer y el hijo del alcalde lo ayudó a concretar algunas ofertas.

Eso fue todo.

Ese tipo de coincidencias eran divertidas y patéticas al mismo tiempo.

Mew se derrumbó en el sofá como si todas sus fuerzas se hubieran agotado; su pecho subía y bajaba con fuerza. Los calambres aumentaron pero no alcanzó sus pastillas. Se permitió temblar de agonía, dejó que sus ojos se nublaran.

Siempre estaba feliz con las cosas incorrectas, entusiasmado con las cosas incorrectas y le daba la espalda a las cosas correctas.

Estaba brillante cuando Gulf se despertó. El médico se sentó a su lado, luciendo muy exhausto, pero tan pronto como lo vio despertar, se puso alegre.

— ¿Despertaste? — Bright se puso de pie, tocándole la frente — Aún tienes fiebre. Se que te sientes mal — Pensó que hacía demasiado frío, así que insistió en calentarlo. El doctor aún no había regresado.

Gulf abrió la boca mientras lo miraba, pero gruñó. Frunció el ceño y trató de arrugar los dedos.

— El otro se apresuró a tomar su mano — No te preocupes — Se dio cuenta de que este tenía algo que decirle, así que se inclinó — Te escuchó.

— Gulf sonrió y su voz ronca era tan ligera que apenas se podía escuchar, pero buscaba transmitir alegría — Soñé con mis padres... no había soñado con ellos en años, yo pensé — Comenzó a toser cubriéndose con una de sus manos — Pensé que ya no me querían.

— Bright lo miró a los ojos, sus pupilas negras llenas de cuidado y amor — Eres un buen hijo, ellos no lo harían.

Gulf volvió a sonreír y no había sonreído con tanta frecuencia en muchos años. Solo había sonreído de esa manera cuando todavía era un estudiante despreocupado en la escuela.

— El médico le acarició el cabello — Vamos, ¿Cuando irás conmigo a Oxford?

— La brillante sonrisa de Gulf de alguna manera trató de ser entrañable y fue tan alentador que la sala ya no se sentía fría y deprimente — Pensé que tendría que pedírtelo por mucho tiempo.

— No existen muchos hombres que te mimen como yo lo hago, ¿Verdad? — Bright lo besó en la mejilla, tratando de ocultar la desesperación con su broma.

Sabía lo grave que era la condición de Gulf. Él mismo estaba aterrorizado. Solo había dos opciones: una, verlo sufrir en la sala de esterilización por el resto de sus días; dos, que siga viviendo feliz a su lado. Bright eligió la opción dos.

Tenía muchas cosas que decirle. Quería decirle lo exuberantes y fragantes que serían los jazmines de abril, pero ahora era invierno, sin embargo 4 meses después, estarían disponibles.

También había estado esperando el cumpleaños de Gulf, que era en menos de un mes. Había diseñado un anillo, era como una ramita circular con pequeños diamantes en la punta.

Pero mirando el rostro de Gulf, siguió sollozando en lugar de decir una palabra.

¿Cómo es posible que una persona pueda estar tan enamorada de otra al punto de sentir que es la única que brilla entre miles de almas?

Si alguien que no te importa muere a tu lado, a lo sumo darás un par de suspiros. Pero cuando alguien a quien realmente amas está en el lecho de muerte con los ojos llorosos, sientes un intenso dolor por dentro.

Bright no entendía. Este hombre era el único al que amó a pesar de que le costaría el resto de su vida.

— ¿Qué tal si nos vemos hoy? Pero antes, tenemos que ir a casa a buscar a número 2 y a los gatitos — Gulf estaba resfriado. Cada frase que decía, tosía.

— Bright se pellizcó el dedo y dijo en un tono suave — Esta bien, pero lo haremos cuando termines las dos botellas de infusiones restantes. Gastamos dinero en eso.

Gulf no quería quedarse en el hospital, pero tampoco quería arrojar agua fría sobre su amabilidad.

— Al segundo siguiente, un dedo delgado le acarició la mejilla. El menor se congeló, escuchó la voz indefensa de Bright que decía — No hay marcas, ya sea que sonrías o muevas la boca — Su rostro se puso demacrado tan rápido, y las pequeñas arrugas que se formaban al sonreír desaparecieron hace mucho tiempo.

— No las quiero de todos modos. ¿Por qué un hombre necesita marquitas al sonreír? No quiero ser dulce — El sonrió.

Bright no respondió porque el médico acababa de entrar para cambiar su botella de infusión.

— Gracias — Bright miró la botella calentada, impresionado por su amabilidad. También era doctor, por lo que sabía lo ocupados que estaban en el trabajo. Si no fuera por Gulf, no querría molestar a ningún trabajador médico.

— No se preocupe, está bien — El doctor sonrió y se alejó. Cuando se fue, miró con simpatía a Gulf y antes de salir por la puerta, sus ojos estaban fijos en Bright. Este sintió que aquel contacto frío de los ojos era difícil de ignorar.

— Por la tarde, Bright sacó a Gulf del hospital y le compró una taza de leche de soja fuera del edificio — No has comido nada ayer, el estómago vacío provoca más malestar.

— Desde que estaba con Gulf, tenía cada vez más bocadillos en su automóvil, principalmente frutos secos, gelatinas de fresa o algo de eso. Gulf se burló — Si alguien más sube a tu auto, pensarán que eres un hombre que consiente demasiado a su novia.

— Bright se rió — ¿No te consiento lo suficiente? — Sus últimas sílabas todavía sonaban desvergonzadas.

Gulf no se sentía bien y sabía que no negaría el debate, así que se quedó sentado tosiendo en lugar de dar una respuesta.

De repente, tuvo una tos intensa que incluso lo sorprendió a sí mismo. Se volvió para coger un pañuelo de papel en el asiento trasero y terminó escupiendo sangre sobre el.

El rostro de Bright se volvió indescifrable.

— Sangrado oral — Dijo Gulf, arreglo el pañuelo y se lo metió en el bolsillo — Esta bien. Solía vomitar sangre en el suelo de mi casa. Pero aquí estoy, todavía vivo.

Tonto, piensas que ahora ¿Estás... bien?

claro que sí — El tono alegre de Bright complació al otro, pero no siquiera podía soportar mirarlo — Entonces te prepararé algo de hígado para enriquecer tu sangre.

La memoria humana es poderosa. Los reflejos llegaron en el momento equivocado y la reminiscencia tomó a Gulf desprevenido.

Una vez hubo un hombre que salió con una cara larga después de su pelea, pero cuando regresó, había traído exactamente lo mismo en sus manos, que dijo eran la reposición de sangre para la hemorragia nasal de Gulf.

La memoria y los recuerdos dominan al amor.

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