Mew no lo vio venir y recibió un fuerte golpe en la cara pero antes de que pudiera reaccionar, otro puño lo golpeó. No se defendió, en cambio logró esquivarlo de una manera muy incómoda.

Él no era fácil de convencer, siempre fue firme con sus decisiones desde que era pequeño y nunca toleró ninguna humillación excepto si esta fuera echa por Gulf. Pero hoy no quería pelear con nadie, ya que el desastre después de la pelea no se vería bien.

- No quiero pelear contigo - Escupió la sangre que chorreaba de su boca - Estoy aquí para tomar de vuelta a mi esposo.

- Bright estaba enojado y se burló - ¿No te da vergüenza? ¿En serio crees que mereces a Gulf?

- Mew frunció el ceño - Esto es entre el y yo. Tú solo eres un extraño, ¿Quién te crees para decir que no soy digno de él? - No hubo maldiciones, pero lo que dijo sonó duro, minimizando al otro, como si fuera el que más conocía y amaba a Gulf a través del tiempo.

Bright guardó un corto silencio y contuvo su impulsividad. Se limitó a mirar al otro hombre con sus ojos penetrantes que mostraban desconcertantes dudas y pura confusión.

- Y luego dijo en voz muy baja - ¿Cómo pudo enamorarse de ti? - ¿Qué tenía de bueno aparte de su apariencia?

- No cuestiones nuestra relación con tu juicio superficial. Devuélveme lo que me pertenece - Mew dijo en un tono frío, tratando de no mostrar su culpa y dolor acumulados.

- El médico, sin embargo, estalló en una carcajada sarcástica - ¿Juicio superficial? Sr. Suppasit, su pongo que sabe como conocí a Gulf, ¿Verdad? En noviembre, cuando Londres tuvo su primer nevada, vino al hospital para recoger su informe médico, solo. Parecía sentir mucho frío a pesar de la chaqueta gruesa que llevaba. No le pregunte si tenía familia porque no era la primera vez que venía al hospital.

- Bright hizo una pequeña pausa debido a un pequeño estrangulamiento en su garganta - Desde el comienzo siempre estuvo solo. Sin familia, sin amigos y sin un amante. Aunque la punción de médula ósea haya sido muy dolorosa, él se quedó callado. Después rechazó las flores que le di, pero los ojos no mienten, me di cuenta de que estaba feliz. Sin embargo, me devolvió las flores al día siguiente. En ese momento, sus ojos estaban tan nublados que ya no se podía rastrear ningún signo de esperanza en ellos.

Los calambres en el corazón golpearon a Mew con tanta fuerza que casi cae. No tenía ninguna impresión de lo que Gulf había sufrido hace unos meses en absoluto. ¿Qué estaba haciendo él en ese entonces? Salir de viaje, expandir negocios, pasar la noche fuera... con su amante. Sin embargo, recordaba las flores, pero ahora sabía que él era el tipo que mató la pequeña alegría y esperanza de Gulf.

- Pensé que vivía solo en Londres, que no tenía a nadie a su alrededor. Pero un día, vi una marca de beso en su cuello y supe que tenía un compañero gay, así que comencé a pensar demasiado. ¿Cómo no iba a hacerlo? Fue el primero al que quise cuidar con todo mi corazón desde el primer momento en que lo vi.

- Bright se había quedado despierto toda la noche, ahora la ira solo se sumaba al enrojecimiento de sus ojos. Miró a Mew - Lo sabías. Sabías lo mucho que te amaba ¿Por qué no lo dejaste vivir? Aceptó hacerse la quimioterapia, pero dejó de venir después de que lo enviara a casa ese mismo día. Le estaba yendo bien en Londres ¿Por qué se fue sin ningún motivo?

Los labios de Mew temblaron de manera involuntaria. Luchó por abrir la boca pero no pudo emitir ningún sonido. Sabía exactamente lo que hizo. Sospechaba que Gulf y el médico estaban teniendo una aventura, se asustó, lo golpeó, insultó y follo con tanta rudeza como lo haría un violador. Tampoco pudo mantener a Arm bajo control, lo que fue la gota que colmó el vaso para devastar el corazón de Gulf.

- Se que estaba equivocado - con los ojos nublados, bajó la cabeza - De verdad, yo-

El fuerte golpe que recibió lo acabó y Mew no intentó esquivar esta vez.

- ¡¿No es muy tarde?! ¿Huh? ¡¿No crees que es demasiado tarde?! - Bright lo agarró por el cuello - Te daré la oportunidad de corregir tu error ahora mismo, esto es lo que necesitas hacer. Lo amas, ¿No? ¡Entonces entra y convéncelo para que reciba tratamiento! ¿Lo curaría admitir tu error? ¡No!

- El médico jadeó pesadamente, actuando de manera opuesta a su bondad habitual - ¡Hay cosas que no puedes arreglar solo admitiendo la culpa! ¿Acaso un perdón compensaría todas las cosas que hiciste ahí afuera? ¿Solo una disculpa lo compensaría después de todos estos años de indiferencia y abuso tuyo? ¡No! ¡Solo te estás engañando a ti mismo para hacerte sentir mejor!

Mew se retorció y colapso cuando lo soltó. Sus labios se habían puesto de un color púrpura oscuro, pero se obligó a endurecer la espalda. De forma ridícula, estaba arrodillado ante Bright.

Todos pensaron que en realidad no estaba enamorado de Gulf, ya fuera Saint, Kao, Bright o todos sus amigos juntos. ¿Estaban equivocados o él había estado viviendo en su propia mentira? Mew bajó la cabeza, evitando el sol. Pero en un trance, le pareció ver a un pequeño chico sentado junto a la ventana, el chico delicado que fruncía el ceño cuando se hundía en sus pensamientos; también el joven que siempre esperaba que volviera a casa, el joven de ojos bondadosos y tolerantes que había aprendido a hacer el trabajo de amas de casa a lo largo de los años.

Amaba a Gulf desde el principio hasta el presente. Amaba al chico delgado al que le encantaba leer poesía, el joven que siempre toleró la peor versión de él. Gulf era la única persona a la que había amado de verdad.

- Déjame verlo - Era más una súplica que una petición.

Bright se quedó sin palabras mientras miraba al hombre que, a pesar de tener su misma edad, estaba arrodillado frente a él. Esa "vieja comadreja", según Joss. Luego se dio la vuelta y rápidamente abrió la puerta, entró a la casa y la volvió a cerrar.

Para cuando entró, sintió algo diferente. Miró hacia arriba y vio a Gulf salir del dormitorio, parándose en el segundo piso, mirando hacia abajo a través de la ventana medio cubierta durante lo que fue tal vez un largo tiempo.

Bright dejó de respirar por unos segundos, no podía ver muy bien la mirada que reflejaba en sus ojos café, solo su figura sin vida. Se mantenía erguido y ligeramente inclinado, escondido aún detrás de las gruesas cortinas.

- Subió las escaleras y camino en silencio hacia el menor - ¿Quieres más fresas? - Dijo detrás de él.

Gulf se dio la vuelta despacio y lo miró con un par de ojos llenos de emociones incontenibles que eran tan complicadas que ni siquiera podían ser leídas. Sacudió la cabeza, no dijo nada y regresó a su dormitorio.

- En el momento en que pasó junto a Bright, este lo agarró por la muñeca - No te vayas, por favor.

- Gulf se detuvo y sonrió, aunque sus ojos eran gentiles - Me pediste que tomara una siesta y ahora no puedo.

- Bright aflojó su agarre, bajo la cabeza, apretó los labios, como un niño al que se obliga a hacer las cosas que odia y finalmente, murmuró - ¿Te gustaría verlo? Yo... estaré bien con eso.

Sabía que Gulf amaba a Mew, también sabía que tenía un corazón blando y qué tal vez no volvería una vez que los dos se reencontrarán. Pero aún así respetaba su decisión. Debido a que lo amaba, no quería que viviera la última parte de su vida con pesar o infelicidad, y no quería que se comprometiera demasiado.

- Gulf, en cambio, le preguntó con sorpresa - ¿Por qué querría verlo?

Todavía recordaba con claridad el día que decidió irse de su hogar. Observó a Mew alejarse desde arriba; solo quería ver su rostro, pero ese hombre nunca miró hacia atrás y como Gulf no obtuvo lo que quería, ahora él tampoco lo haría.

De hecho, tenía un corazón blando, pero eso era antes. Algo que llegó tarde y fue tarde, nada podía arreglarlo. Se acababa de enterar que Mew era tan tacaño como él porque ambos tendían a adular a los demás después de que estos les hubieran dado la espalda.

Pero el ser adulador era inútil.

- Gulf se dio la vuelta y con un tirón despiadado, selló las gruesas cortinas de las ventanas - Tan agotador, iré a dormir un poco. Por cierto, solo ignóralo y no lo vuelvas a golpear. Mew es el más cruel cuando tiene la intención de hacerte daño.

Bright se quedó sin habla y lo vio alejarse, dejando atrás el pasado con decisión. No podía decir si sentía afortunado o decepcionado. Tenía miedo de ver a Gulf dejarlo, pero fue el desapego de Gulf al mundo lo que realmente lo asustó. Mew y Bright por fin tenían algo en común: eso era que cualquiera de ellos podía mantener a Gulf cerca. Sin embargo, en este punto, a Gulf no le podía importar menos si el amor era verdadero o falso, si era herido o amado. Simplemente estaba apático.

Mew todavía se mantenía arrodillado fuera de la puerta y solo se metió la medicina en la boca con su mano temblorosa. No le importaba si tomaba demasiado. Quizás, más medicamento podría aliviar mejor el dolor del corazón.

Su cabeza estaba hecha un lío. Hace un segundo, vio a un niño entregándole un ramo de jazmines, y al siguiente segundo, vio el par de ojos tristes y desgarradores que lo atormentaron y atormentaron durante noches incontables.

- Gulf... no me dejes - Los ojos negros comenzaron a humedecerse - No vayas demasiado lejos, yo ni siquiera puedo seguir el ritmo.

En 2003, la noche en que se llevó a Gulf de regreso del área de cuarentena, lo sostuvo con fuerza en sus brazos, murmurando palabras similares una y otra vez.

No vayas demasiado lejos... si algo te hubiera ocurrido, ¿Cómo podría vivir?

Ahora se dio cuenta de que sin Gulf, ya no podría vivir su vida.

Se sentó en la cama con la cabeza atormentada de la escena de Mew arrodillado frente a la puerta. En la opinión de Gulf, eso fue patético y divertido.

Él tuvo sus oportunidades.

Durante tres años, él casi se arrodilló para rogarle que no se quedara fuera toda la noche por cosas sin sentido y que no se convirtiera en otra persona por el bien de su pasado, casi llorando.

Pero se decepcionó a sí mismo.

A veces, la decepción es más desesperante que el fin del amor.