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🌼🌼Capítulo 44🌼🌼

Ya era tarde cuando regresaron a casa, pero el puente por el que cruzaban todavía estaba lleno de movimiento y ruido. Gulf miró hacia afuera algo hipnotizado mientras que el hombre a su lado redujo la velocidad del auto.

— Cuando mejores, te llevare a observar la mejor vista nocturna por el lago del oeste.

— Gulf retiró su atención del exterior de la ventana y negó con la cabeza — No es necesario. Cuando estaba en el colegio a menudo me escapaba al lago del oeste. Ya vi suficiente.

— Bright no sabía que decir ya que había sentido la desesperación de Gulf y se ahogó en una angustia dolorosa, muy profunda. Tragó el nudo que tenía en la garganta. La luz parpadeo en sus ojos mientras pasaba junto a las lámparas a lo largo de la carretera y, finalmente, solo brotaron algunos fluidos por sus ojos — Tu cumpleaños es en medio mes, y prepare una regalo para ti. Después de eso, se acerca la etapa de florecimiento lo que significa que nuestros jazmines brotarán. Además en los siguientes meses, las carpas en el lago estarán más rojas y más bonitas, escuche que son especiales, es muy probable que ayuden a cumplir todos tus deseos.

Lo que dijo el médico fue algo incoherente. Las palabras solo parecieron salir de su boca sin pensar. Se sentía como si tuviera miedo de llegar tarde a algo.

Gulf dejó de mirar por la ventana. Giró la cabeza hacia él, todavía pálido pero espiritualmente vigorizado. Su rostro sonriente y sus ojos brillantes seguían siendo los mismos que los de un adolescente que parecía no haber viajado a ningún lado.

— Todo lo demás no importa... pero no uses un regalo para dejarme con la intriga — Gulf tiro del dobladillo de la ropa de Bright y preguntó: — Dime, ¿Qué es?

— Bright negó con la cabeza — No, de ninguna manera lo sabrás antes de tu cumpleaños — Hizo una pausa — ¿O me darás un beso? Y te digo.

Gulf se dio la vuelta y resopló. Su actitud no era ni de lejos ruda, al contrario fue tan suave y femenino como si fuera un acto de pura ternura, que no podría ser más adorable.

— El médico se rio — ¡Bien! No mordiste el anzuelo. Aunque me hubieras besado no te lo habría dicho.

Esta vez Gulf no respondió. Estaba agotado y la glucemia baja lo había mareado durante todo el día. Ni siquiera tenía la fuerza para hablar cuando el cansancio lo golpeó.

— Bright lo cubrió con su abrigo — Salimos muy rápido, olvide traer una manta. Aguante un momento y trata de no dormir, o despertaras más cansado y podrías resfriarte — Quizás era un hábito de su trabajo que actuara como una mamá gallina cuando cuidaba de alguien.

Gulf escuchó, pero la somnolencia lo dominó. Se quedó dormido mientras la mitad de su rostro estaba enterrado en el gran abrigo.

El doctor reclinó lentamente el asiento del automóvil y redujo la velocidad en su camino de regreso a casa.

Si tan solo se hubieran conocido antes, él no hubiera permitido que alguien lo lastimara, habrían tenido un cachorro, caminarían a lo largo del parque Sefton por la noche y se estremecerían juntos, sin importarles un carajo la próxima vida.

Bright casi no había odiado a nadie. Le parecía una pérdida de esfuerzo y energía, pero odiaba a Mew Suppasit con toda su alma. El hombre era frío, ingrato y egoísta, hacía todo lo despreciable para conseguir lo que quería. Sin embargo, sus posesiones actuales no significaban nada comparado con tener a la persona que ama a su lado.

El invierno fue húmedo y frío, lo que era una tortura. La frialdad escalofriante se filtraría sin importar cuantos abrigos llevarás.

Gulf estornudo mientras se bajaba del auto. Al ver esto Bright le tocó las manos; tenía las yemas de los dedos heladas.

— Vamos adentro, encenderé el des humidificador y traeré una bolsa de agua caliente para tu cuerpo — De forma natural tomó la mano derecha del menor y se la metió en el bolsillo.

— Gulf se inclinó hacia él — ¿Ha vuelto a bajar la temperatura estos días? Cuando estábamos en el coche, escuché que la llovizna durará los próximos días según el pronóstico del tiempo — Dijo con una voz ligeramente ronca.

— El más alto sacó las llaves con otra mano y dijo gentil — Así es el invierno aquí. Te has vuelto más vulnerable al frío.

Gulf apretó los labios y dejó de hablar. Se cambió los zapatos, fue directo al dormitorio y encendió las luces.

Cuando el médico entró en la habitación después de arreglar todo, él ya había terminado de ducharse. Llevaba un albornoz suelto de terciopelo coral y estaba abrazando un cojín mientras bostezaba tranquilo.

— Vamos, es hora de dormir. Ha sido un día agotador para ti — Bright se inclinó y le tocó la frente con el dorso de su mano. Su temperatura corporal era la correcta — No comiste nada hoy, ¿Quieres comer algo?

— No, gracias — Gulf negó con la cabeza.

Bright se sentó junto a él en la cama y calentó sus manos frotándolas para después calentar las de Gulf. Sus palmas estaban calientes y secas.

— ¿Qué sucede? ¿No te sientes bien? ¿Te pasó algo en el estómago? — Después de calentarle sus manos, colocó una de ellas sobre el pálido vientre, masajeando con pericia.

Al recibir el toque se sintió mucho mejor pero se obligó a mantenerse despierto. Algo parecía estar en su mente.

— ¿Qué pasó? — Bright notó algo ya que siempre estaba alerta — Por favor, tienes que decirme si no te sientes bien.

— Los rápidos parpadeos en los ojos semicerrados de Gulf indicaron la evasión en ellos — ¿No deberías irte a dormir ahora?

— Bright estaba seguro de que algo no estaba del todo bien, pero no tenía el corazón para presionarlo a decir algo más. Simplemente apagó la lámpara y se acostó en la cama a su lado — Deberías dormir ahora, te haré compañía.

Solo había un silencio absoluto en la oscuridad, excepto por el sonido rítmico de las respiraciones ligeras. Los dos no tenían ganas de dormir ni tenían un tema de que hablar.

El médico no intentó abrazar a Gulf. Afuera, en la cocina, el azúcar cristal que había preparado se estaba derritiendo a fuego lento con fresas adentro y no quería asustarlo en sus brazos más tarde cuando tuviera que levantarse para apagar el fuego. Retrocedió. Mostrando una señal de nerviosismo, que era inusual, porque estaban durmiendo juntos como una pareja normal hace apenas unos días.

Al principio, pensó que la borrosa intimidad era solo su error de juicio o que fue reprimido sexualmente durante demasiado tiempo y por ello se sentía nervioso, hasta que alguien lo abrazó por detrás, es ahí cuando la mente del médico se aclaró instantáneamente.

Incluso el hombre más inocente podía notarla diferencia entre un simple toque y una sugerente invitación por instinto, sin mencionar que Bright era un hombre muy sensible.

El abrazo de Gulf fue suave, de alguna manera incierto y demasiado cuidadoso. Nunca fue un hombre liberal. Si no fuera en la oscuridad, ni siquiera tendría el valor de extender los brazos.

Bright, por otro lado, era un hombre liberal, había visto el mundo de la seducción durante sus días de Casanova pero en este preciso momento, se congeló. Lo anhelaba, lo fantaseaba, sin embargo, ahora, ¿Cómo podría tener el corazón?

— Tus manos están muy frías — El médico las tomó entre las suyas y las puso por su cintura — Déjame calentarlas otra vez.

— Gulf retiró abruptamente su mano — ¿No lo quieres? — Su voz provenía del tono oscuro y sonaba congelada.

Bright se quedó en blanco por un segundo.

— Nadie intentó encender la lámpara. El menor se sentó en la oscuridad, agachado junto a la cabecera — Dijiste que me amabas, ¿No es así?

— Por un instante, Bright se sintió insultado — ¿Por qué lo dices?

— No tengo nada más. No tengo nada que dejarte, y no tomará mucho tiempo para que dejes de ver mi cuerpo — La voz de Gulf no pudo evitar temblar al terminar cada frase mientras hablaba, deseando fingir que seguía sin llorar — ¿Qué es lo que quieres de mí?

Bright no dijo una palabra ya que ahora estaba al borde de un estallido emocional que podría ser provocado si una sola sílaba salía de su boca. La noche estaba muy fría y estaba siendo herido de una manera despiadada.

— Yo no soy tan bonito como solía ser... pero ya sabes, mejor tarde que nunca — Gulf sonaba calmado, cruelmente calmado — Sabes que no quiero deberle demasiado a alguien.

— Los pesados dedos de Bright estaban temblando y se sintió mareado por la falta de oxígeno. Pero apenas se las arreglo para levantarse y cubrir a Gulf con la sábanas — Hey, no pienses demasiado las cosas. Duerme un poco, iré a la cocina a revisar las fresas — Su tono fue gentil.

Pero en el instante en que cerró la puerta del dormitorio, perdió la cordura. Toda la sala estaba siendo destrozada a pesar de que sabía que el retenimiento acústico de la puerta era inútil.

Gulf miró a un lado, a la escasa luz de la luna que brillaba a través del espacio entre las cortinas, le había fallado a otro hombre, aunque no era su intención, aunque quería que no tuvieran nada de sentimientos en su final.

A veces la ira y el odio eran mejores que el amor profundo.

Lo cual era bueno para los demás y para sí mismo.

Él nunca tuvo la intención de fallarle a otro como lo hizo con su familia, sus padres, sus amigos y ahora a Bright. Pero al final del día, esa persona a la que no había fallado, fue la que más lo lastimó.

Y a lo largo de su vida, el único hombre al que nunca le había fallado era a Mew.


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