Mew no había dormido bien durante días. Alguien estaba constantemente en su cabeza y no podía dejar de pensar en esa persona, no podía evitar sentir el dolor. Estaba en agonía. Se negó a aceptar el hecho desde el día en que salió del hospital. Tenía tanto miedo de ver empeorar la condición de Gulf. Preferiría que el dolor estuviera sobre él.

Pero no pudo encontrar su paradero. Cuando recurrió a Joss, un socio suyo, pensó que aquel tipo sería un hombre sensato, pero se dio con la sorpresa de que en realidad se trataba de otro idiota que fingía no saber nada al respecto. Era obvio que estaba decidido a encubrir a su hermano. Mew estaba tan enojado que hizo todo lo posible para enfrentarse cara a cara contra Joss en los últimos días.

Hoy, se durmió en su escritorio. Estaba demasiado cansado, física y mentalmente. No pudo disfrutar de un sueño profundo debido a la posición incómoda. Sentía como si su cuerpo todavía respondiera al entorno, pero la somnolencia lo había llevado a la tierra de los sueños.

Y el sueño de sintió tan real. En un estado de trance, Mew se encontraba nuevamente en el aula de su escuela secundaria, estudiando química. La clase le dio mucho cansancio pero antes de cerrar los ojos en su escritorio, la última persona que vio fue un niño sentado a su lado; él niño que vestía el uniforme escolar apropiadamente y tenía el cabello negro muy suave, estaba escuchando con atención a la maestra, cuyos ojos brillaban en dulzura e inocencia.

— Gulf — Mew escuchó a alguien llorar en su sueño. Cuando se despertó, los gélidos fluidos en su mejilla lo tomaron desprevenido. No se movió, en cambio; sus pestañas sin vida lo hicieron — Gulf, vuelve, por favor. Con tal de que regreses puedo hacer todo lo que quieras — Dijo con su voz baja y ronca, como si estuviera sollozando — Con tal de que regreses.

Gatos o perros, si hubiera suficiente espacio en la casa podría tenerlos. No importa lo ocupado que esté, te abrazaría y te besaría. Incluso después del trabajo, me inclinaría como una pequeña mascota para hacerte reír. Estaría dispuesto a darte todo mi corazón, si tan solo te quedarás para siempre a mi lado.

Mew condujo a casa a altas horas de la noche porque extrañaba al menor y su olor era lo único que permanecía en casa. No estaba seguro si la fragancia olía a tinta de libros o a sándalo amaderado. Pero no era agresiva, igual que Gulf, que incluso podría resultar poco deseable en una relación a largo plazo, pero cuando desaparecía repentinamente, podría ser la droga que convierta a Mew en un adicto insaciable.

Se sentía de muy mal humor hoy, desperdicio parte del capital de la empresa para su propio uso y la junta no estaba contenta con ello. Pero gracias a su larga autocracia, no fue un problema demasiado grande.

Cuando se abrió la cabina del ascensor, pudo divisar a alguien agachado sobre su puerta en medio de la oscuridad. Su corazón dio un vuelco. Recordó que hace dos meses,  Gulf fue echado fuera de la casa por él y su figura era tan delgada como la de ese hombre.

Mew comenzó a ponerse un poco nervioso. Su corazón se sentía como si estuviera siendo mordido por miles de pequeños insectos. El dolor y el arrepentimiento lo abrumaron. Estaba demasiado nervioso para dar un paso. No pudo evitar pensar para sí mismo: ¿Gulf había vuelto con él?

— ¿Mew? — Era una voz sollozante suavizada que buscaba complacerlo y le suplicaba.

— Su visión nerviosa se oscureció como si le hubieran dado un fuerte golpe en la cabeza. Se quedó quieto y preguntó a sangre fría — ¿Qué estas haciendo aquí?

— ¡¿Cómo te atreves a mostrarte delante de mí?! — De un momento a otro, Mew grito en voz alta con furia. Una niebla roja llenó sus ojos mientras se acercaba a Arm — ¿Sabes cuántas veces he pensado en destruirte?

— Pensé en contratar a alguien para que te violara y cortara tu cara — Mencionó con voz fría — Para que te convirtieras en la prostituta más baja y te follaran diferentes hombres todos los días hasta que contraigas algún tipo de enfermedad que acabe con tu miserable vida — Mew no tuvo emociones cuando dijo esto, sonando calmado y en paz, pero sin dudar de la autenticidad de cada palabra.

— Inesperadamente, estalló en carcajadas, soltando una risa sarcástica y luego se golpeó en el rostro — ¡Sin embargo, no soy mejor que tú!

No tenía derecho a castigar a quien hirió a su amado porque nunca fue culpa de alguien más, si no de él mismo.

— Arm se tambaleó hacia el más alto, tratando de sujetarlo por la cintura, pero fue pateado lejos. Su espalda golpeó contra la puerta, la colisión debió de doler pero nunca podría competir con el dolor que sentía en su corazón — Mew no me dejes, ¡Fue mi culpa! — Él tenía un rostro muy hermoso, que ahora estaba pálido. Viéndose delicado y lamentable con su rostro lloroso — Podemos ser lo que solíamos ser, puedes hacer lo que quieras conmigo. Te prometo que no intentaré reemplazarlo.

— La mirada del castaño era imperceptible en la oscuridad, pero se sintió indescriptiblemente incómodo — Vete a la mierda y no digas cosas tan repugnantes como esas frente a mi casa — No quería escucharlo. Se sintió disgustado cuando Arm arrastró su cuerpo hacia él. Además, también estaba disgustado consigo mismo por haber sido auto compasivo una vez.

— Arm no habló. Grito. Sus lágrimas caían sin parar — Mew, realmente te amo — Dijo luego de contener el aliento.

— Lo amaba pero no sabía porqué. A pesar de que ese hombre rara vez lo trataba con amabilidad y estaban juntos para tener relaciones. Sentía como si cada gota del líquido que salía por sus ojos fuera sangre en lugar de lágrimas. No tenía expresión, pero sus ojos mostraban timidez — No quise quitarte el anillo. Por favor, Mew... dijiste que podía quedarme con la casa, pero nunca cambie el nombre en el certificado de propiedad, tampoco gaste un centavo del dinero que pusiste en mi tarjeta bancaria. No quiero ser mantenido por ti.

— Los sollozos de Arm eran una carga demasiado pesada para él — Sabía que estabas enamorado de otra persona pero seguí diciéndome a mí mismo que él no es mejor que yo... no me odies, por favor... yo no, de verdad no soy malo.

El dedo de Mew tembló con intensidad. Sabía lo mucho que podía doler el amor. Había lastimado a Gulf, ahora estaba lastimando a Arm y si continuaba de esa manera próximamente se lastimaría a sí mismo.

— Vete — Suspiró — Podemos hablar de eso cuando esté libre. Estoy muy ocupado por estos días.

— Los ojos de Arm brillaron y sonrió al igual que un niño pequeño — Esta bien, Mew. ¡Vendré a ti otra vez!

Arm se fue obediente. Después de todo, no era tonto.

Vagaba por las calles en un estado mental confuso, cuando los semáforos no funcionaron correctamente y un Masserati negro se acercó a toda velocidad.

Un choque.

La sangre corriendo por todo el suelo.

Se trataba de una vida humana, pero para otros, sería solo una noticia en el periódico del día siguiente.