🌼🌼

Maratón 5/10

🌼🌼

Bright llegó a la parada de descanso. Cuánto más se alejaban hacia el sur, más cálido se volvía. Al menos, ya hacía más de diez grados centígrados que Londres.

— Le sugirió a Gulf que debería salir del auto para estirarse, porque estaba cansado tanto de conducir como de estar en el auto. Le entrego la correa de su mascota al menor y dijo — ¿Quieres llevarlo a dar un paseo?

Gulf no dijo nada, pero aún así tomó la cuerda y paseó al perro con cuidado, con algo de vitalidad y brillo ocultos en su rostro, lo cual era raro de ver.

— ¿Por qué no adoptas un cachorro? Parecen gustarte mucho — El médico siguió caminando a su lado, sonriendo.

— Él negó con la cabeza y respondió — A mi familia no le gusta.

Bright estaba seguro de entender el significado detrás de sus palabras, y estaba más o menos celoso de Mew muy dentro en su corazón. Por un momento, no supo que decir.

— Subió el viento cálido del aire acondicionado en el momento en que regresaron al auto. Al ver a Gulf doblando el abrigo, no pudo evitar soltar lo que pensaba profundamente — Si una persona juega contigo, no puedes tomarlo en serio. Gulf, conozco muy bien a ese tipo de hombre. Siempre tienen más de un amante al mismo tiempo y saben como hablar dulcemente con la persona que 'les interesa'. Ya no eres un niño. Deberías tener un objetivo, un plan para tu futuro.

— Al escuchar eso, inesperadamente, Gulf se rió. No por sarcasmo malicioso, era solo porque esas palabras le sonaban graciosas. Inclinó la cabeza y volvió la mirada hacia el más alto, con sus pupilas negras brillando. Él preguntó — ¿Crees que soy un novio mantenido por él?

— Ese no era un adjetivo bonito para emplear en una persona. Bright frunció ligeramente el ceño — De hecho, temo de que estes siendo engañado.

— Gulf miró por la ventana, las franjas reflectantes de la carretera centellaban ya que el de ojos negros conducía demasiado rápido. Frunció el ceño — Doctor, ¿Qué le gustaría saber? No necesitas preocuparte. A veces ni yo mismo quiero creerlo pero lo que dices es verdad — Suspiro.

— El perro estaba animado después de dormir y caminar, por lo que se inclinó hacia Gulf y Bright a través de los huecos de los asientos. El pelinegro tomó un poco de fruta deshidratada y lo alimentó, continuando con suavidad — He estado junto a Mew por más de diez años y él ya se ha acostumbrado a engañarme, es un hábito. Pero ¿qué puedo hacer? Se que me sentí muy decepcionado, sin embargo, lo amo demasiado hasta el punto de hacerme cargo de todas las obligaciones al igual que una esposa antigua. Renuncie a mi carrera y ahora mi vida depende de Mew. Siempre espero a que regrese a casa para cocinarle y tener la cama preparada. Estoy cansado pero así es. No es diferente a ser un objeto guardado por él — Gulf le dio unas palmaditas en la cabeza al perro, miró al médico y dijo — Eso es todo. ¿Estás satisfecho.

No era que a Gulf no le importara su amor por él castaño. Dijo esas malas palabras de una manera tan casual solo porque no podía dejarlo pasar. No obstante, esta sátira lo hirió a sí mismo a cambio.

¿Cómo podría ser considerado un amante mantenido por Mew? La casa debería haber sido propiedad de ambos. Debería haber tenido acciones de la empresa. Incluso si el amor entre personas del mismo sexo no era aceptable para la gente común, todavía se llamaba amor. Una vez se habían enfrentado a sus padres, así como a los ojos del mundo.

Pero todo había cambiado. Mew ya no lo amaba tan profundamente como antes, y después de algunos años de lucha en el mundo de los negocios, había acumulado algunos capitales. Pero ninguno de estos podría ser suficiente para describir a Gulf como un amante mantenido por él.

Había estado consiente de los pensamientos de Bright tan pronto como dijo esas palabras que lo implicaban todo.

Bright podría tener sentimientos hacia mí, pero ¿y si fue solo su propia ilusión"

El médico también lamentó haber dicho eso. Lo que pensaba no era exactamente lo mismo que hizo Gulf. Fue torpe al hablar. Era posible que el coeficiente intelectual de alguien disminuyera frente a la persona que amaba. Realmente se preocupaba por Gulf, pero lo que a él le importaba no eran sus amores con Mew. Él temía que fuera engañado. Y también estaba triste de que el hombre que amaba no quisiera compartir sus sentimientos con él.

Cuando uno se enfrenta a algo que ama, incluso un santo sería más o menos posesivo, y ni que decir del hombre común. Quería poseerlo, al igual que un animal salvaje quería poseer la tierra. No quería que su tesoro fuera tocado, codiciado o incluso que los demás le echaran una mirada.

Entonces, ¿cómo podría estar tranquilo después de escuchar lo que dijo Gulf? El menor había cometido un error muy tonto; pero al menos no tenía nada que ver con el amor. No obstante, la condición previa del enamoramiento de Gulf fueron los diez años qué pasó con Mew, la edad más hermosa, la más pura y la más pertinaz, en la que nadie podía involucrarse. Cuando uno se enamora de una persona a esa edad, debe ser de por vida.

Pero lo que duró toda una vida, si no era la felicidad, solo sería una herida en el corazón.

— Lo siento — Bright no sabía que decir, sintiéndose apático.

— A Gulf no le importaba en lo absoluto. Frotó la cara esponjosa de número dos, sonriendo — No hay nada de que disculparse. Después de todos los problemas que te cause, tienes algo de derecho en preguntar también.

Es posible que no le importara lo que le dijera Bright porque no le importaba el doctor en absoluto. Las personas como Gulf, con ese temperamento, eran las más difíciles de conquistar: no importaba si eras cariñoso o implícitamente despectivo, su corazón no se abrirá para ti, y no podías herirlo con nada, ya sea utilizando una espada o lanza.

Suponiendo que Bright no supiera eso, cómo podría un hombre sonrojarse hasta los oídos ante una broma o al ver a los demás, diría palabras sobre cómo mantener a un amante y calentar la cama de una manera tan contenida, fría y franca. Quizás era la vida lo que se había endurecido y cambiado algo de Gulf, o era la experiencia de amor con Mew lo que le abría traído el mayor dolor.

Ese fue el resultado de una vez abrir su corazón de par en par. Todo fue dolor.

Por el momento, ninguno de los dos habló. Gulf estaba muy cansado después de todo un día de viaje, sintiendo una corriente dolorosa que le atravesaba hasta los huesos. Con las cejas ligeramente fruncidas, a poyo la frente contra la ventana.

Bright le lanzó algunas miradas; redujo la velocidad y liberó su mano para tocarle la frente ligeramente. Como era de esperar, el ojicafé volvió a tener fiebre.

— ¿Tienes frío? — Se quitó el abrigo y cubrió a Gulf con el, diciendo — Solo faltan unas pocas horas para que lleguemos, habrá algunos medicamentos de uso común para reemplazar los que usas habitualmente, incluso en una ciudad pequeña — Bright no lo culpó por salir sin medicinas. Sabía que Gulf sufría de dolores constantes, y era fácil ser impulsivo cuando no podía aguantar.

— ¿Qué hora es? — El rostro del pelinegro estaba pálido y su voz era débil.

— El médico leyó la hora en el tablero — once cincuenta y nueve.

En este momento, los fuegos artificiales florecieron en el cielo distante. En la carretera larga y monótona, fue realmente refrescante ver un paisaje así. Se suponía que debía ser provocado por personas en la pequeña ciudad cerca de la carretera y con diferentes colores brillando en racimos por todos lados, el cielo se iluminó.

— Son las doce — Gulf se inclinó un poco hacia adelante, mirando los fuegos artificiales con cuidado como un niño, con una inocente alegría brillante entre sus ojos.

— Bright también se sintió más relajado y sonrió — ¡Feliz Año Nuevo!

De repente, algo aparentemente se le ocurrió al doctor y buscó en la caja de almacenamiento del automóvil mientras conducía; unos dos minutos después, obtuvo lo que estaba buscando.

Una caja de hojalata llena de dulces.

— Ten, come unos caramelos, así tu nuevo año será más dulce.

Tomó la caja de caramelos y agradeció al doctor aturdido. Sin darse cuenta de que tenía los ojos rojos. Él ya se había olvidado cuando comió un dulce por última vez. Incluso no recordaba muy bien cómo se sentía la dulzura.

Era bueno tener a alguien que se preocupara por ti. Te persuada suavemente, con una pequeña bolsa llena de caramelos y gomas como si fueras un pequeño niño.

— Gulf abrió la caja y vertió los caramelos por todo su regazo. Luego cuando estaba vacia, la agito ante los ojos de Bright y preguntó con un ligero puchero formándose en sus labios — Doctor, me quedaré con los caramelos, ¿si?

El médico incluso había estado listo para darle su corazón derretido como regalo. Quería mimarlo y adorarlo en los próximos días y compensar los últimos sin importar cuán travieso o caprichoso fuera. Sin embargo, aquel sueño sería difícil de cumplir. Por lo menos ahora, que Gulf todavía le estaba pidiendo cortésmente algo humilde.

— Pero el estado de ánimo del ojicafé era visiblemente mejor que antes. Aunque todavía parecía lánguido debido a la fiebre, sus ojos estaban más claros y brillantes. Miró al doctor, que seguía conduciendo. Luego arranco el envoltorio de un caramelo e inesperadamente lo acercó hacia los labios de Bright — Toma, come algo dulce tú también.

Al doctor le encantaban los dulces, o si no, no habría caramelos en el coche. Además, la persona que amaba lo estaba alimentado. Así que lo acepto gustoso y cuando vio que los delgados dedos de Gulf se detenían junto a sus labios, le costo mucho esfuerzo resistirse a dejar un beso en la delicada mano ante la posibilidad de comerse el caramelo.

El segundo dulce que tomó Gulf fue para número dos. Estando en el auto por un largo tiempo, la gran mascota también parecía cansada. Número dos mastico y luego se lo trago poco después de que Gulf también se metiera un dulce de leche en la boca.

El tercero, que fue para sí mismo, tenía un sabor dulce, y era tan dulce que las lágrimas flotando en sus ojos casi caían.

Cuando Bright lo miró, ya se había vuelto a dormir. Pero esta vez, no tenía el ceño fruncido como era habitual y la sonrisa también se podía leer en la suave curvatura de sus labios. Estaba tranquilo y por primera vez en mucho tiempo, se sentía en paz.