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36. Una fiesta inusual

36.

Día 27

Diciembre 27

Gozaba de la tranquilidad del cielo de mi departamento, estaba recostada sobre el suelo reproduciendo a volumen medio Stolen Dance con la tarde tan tranquila, pacífica, adormecedora, fría por el viendo del exterior pero cálida justo aquí. En mi departamento.

—¡Enot Miller ya llegué!—. El grito de Jayce llegó a mis tímpanos y lo dejo ahí en un eco que no se calmaba. Seguro le quitaría esas llaves muy pronto.

—¡Deberás eres un pesado irritante!—. Me levanté con prisa siguiendo el ruido de sus pasos que me llevo hasta la cocina.

—¡Mira lo que me regaló mi papá!—. Sonrió con malicia al poner frente a mí una botella de vino de color ambarino, con escaso alcohol.

Según la etiqueta del mismo.

—¿Y qué piensas hacer con eso?—. Alcé una ceja al tomar asiento en el mesón.

—¿Qué haremos? Dirás ¿Tienes algo con que servirlo?—. Me pare rodeando el mesón, y bajando dos pequeños vasos de vidrio que mi papá usaba a veces, de una de las repisas de la cocina.

—¡Yo no pienso tomar!—. Pero si saque dos vasos, ¿Qué diablos pasa conmigo?

—No tiene alcohol, además jugaremos yo nunca.

—¿Y eso qué? ¿Cómo en los libros?—. Él asintió, y la verdad eso sí me parecía divertido, más que nada porque solo lo había jugado con mis amigos.

Destapó la botella de vino y me sirvió un poco a mí y lo mismo para él.

—Comienzo yo come libros—. Parecía pensarlo por un segundo. —Yo nunca he tomado—. Jayce bebió, y sonrió al ver que yo no lo hacía.

—Yo nunca he tenía una novia o novio—. Ninguno de los dos bebió.

—Yo nunca he hecho un spoiler de un libro—. Yo bebí e hice un gesto extraño por el sabor, aunque era más de uvas ácidas que de otra cosa. —Enserio eres cruel come libros.

—Yo nunca he tratado de enamorar a alguien—. Jayce bebió sonrojado y a mí se me escapó una risita. Volvió a llenar el vaso de ambos, aunque el mío aún tenía bastante.

—Yo nunca he besado a más de dos personas—. Ambos bebimos.

—Yo nunca he hecho el ridículo en público—. Yo sola me hundí, y ambos bebimos.

—Yo nunca me enamoré—. Yo no bebí, y sentí que estaba mintiendo.

Él me miró pensativo. Pero no dijo nada al respecto.

—Yo nunca he hecho algo que se pueda considerar un delito—. Jayce bebió y yo moría por preguntar qué.

Ya lo haría en otro momento.

—Yo nunca me he besado con un amigo—. Ambos bebimos, pero la sonrisa de Jayce se borró. Y volvió a llenar ambos vasos un poco molestó.

—Yo nunca me he besado con alguien en una fiesta—. Jayce bebió algo avergonzado.

—Yo nunca me he besado con mi mejor amigo—. Yo bebí, esto ya no era un simple juego.

—Yo nunca he ido a una fiesta—. Solo quería quitar un poco de lo tenso del ambiente. Jayce bebió y se sorprendió cuando yo ni siquiera mire el vaso.

—¡¿No has ido a una fiesta?!—. La verdad a ninguno de nuestro grupo le gustaba eso.

—No.

—¡Te llevaré a una!—. Su sonrisa de antes volvió y solté un respiro.

—¿Estás loco? ¿Vas a aparecer una fiesta de locos adolescentes o qué?—. Yo lo miraba con el ceño fruncido mientras terminaba con lo último de mi vaso.

—De hecho... — Rasco su nunca nervioso. —Marcus y su novia Aspen nos invitaron a una esta noche, pero creí que no querrías ir.

—No quiero... Además, papá salió a cenar con sus compañeros de la empresa, tengo que avisarle.

—Yo lo hago, estoy seguro que Jon aceptará. Así que solo ve y ponte lo que quieras.

A regañadientes me puse de pie, y subí las escaleras, pronto vi salir a Jayce y supuse que también haría lo mismo. ¿Por qué me dejaba convencer tan rápido? ¿A caso quería ir? ¿Quería conocer a los amigos de Jayce? ¿Qué está pasando conmigo? ¡Dios!

(...)

Estábamos afuera de lo que supuse era un club muy exclusivo. Me había puesto un vestido de terciopelo manga larga pegado en la parte de arriba y un poco suelto en mi cintura, era de color rosa muy claro, Jayce traía unos vaqueros color negro, junto con una camisa manga larga del mismo color, aún le brillaban los ojos al chico a mi lado cada vez que me miraba. También había elegido un poco de maquillaje y unos zapatos simples color gris.

—Dime que este lugar no es de tus padres—. Estábamos frente a aquel gran lugar, con luces de Navidad adornando tiernamente la entrada.

—No, pero si es de uno de sus amigos... Marcus y yo venimos mucho—. Ni siquiera había entrado al escándalo y mis piernas ya temblaban.

—¡Jayce!—. Grito el moreno de ojos café en la entrada. Era bastante alto e intimidante.

—¡Jos! ¡¿Cómo estás amigo?!—. Ambos se dieron con pequeño abrazo, sospechaba que Jayce conocía a media cuidad.

O media ciudad lo conocía a él.

—Todo bien amigo. No me digas ¿Ella es?—. El chico de unos 19 me miró de arriba abajo, provocando que mis nervios aumentarán.

—Enot Miller—. Pareció sorprenderse mucho, hasta se volvió para abrazar a Jayce levantando su pequeño cuerpo del piso comparado con el del enorme Jos.

—¡Lo has conseguido hermano! ¡Ohh Señorita Miller es un honor, la hemos esperado por mucho tiempo!—. Lo mismo que me había dicho el señor Adams, ¿Qué se supone que signifique?

—Gracias Jos ¿Sabes si el idiota de Marcus y Aspen están adentro?

—Sí, dijeron que si aparecías los buscarás cerca del sector de mesas junto al bar del primer piso.

—Gracias Jos—. Ambos le dedicamos una sonrisa antes de entrar en el lugar.

—Espero no sea la última vez que te vea con este idiota Enot—. Yo me detuve y asentí, ya luego caminé junto a Jayce.

Había un pasillo algo oscuro que tuvimos que atravesar, aunque solo avanzamos un poco antes de que esté reventara en todo tipo de colores, incluyendo cada uno de los que te pudieras imaginar, yo miraba todo aquello con admiración. El ruido proveniente de música escandalosa podía reventarte un tímpano, bueno después de un rato no parecen tan mala, hasta empieza a tomar sentido.

La sensación nueva en mi cuerpo, que exploraba atravesando mi piel. Todo era algo bastante nuevo para mí, y no parecía nada mal.

—¡No sueltes mi mano!—. Yo asentí sin hablar, seguro no me escucharía.

Llegamos a un tipo de salón lleno de pequeñas mesas circulares de 3 o 4 sillas de metal, pintadas en colores oscuros como el azul marino o morado uva. Había mucha gente, pero por lo que pude observar, en el segundo piso había el doble.

—¡Ya los vi!—. Me sentí arrastrada tras ir de la mano de Jayce, aunque él solo la tomara suavemente y no caminábamos tan rápido.

—¡Hey idiota!—. No había tanto ruido en ese lugar, era como un tipo de mini bar, claro que no era nada pequeño.

—¡Jayce!—. Gritaron al unísono una voz masculina y una femenina. Yo me escondí tras el chico, apretando su brazo, nerviosa.

—¡Jayce no creí que vendrías!—. Habló Marcus y me hice a un lado para que pudiera saludarlo.

—¡No me digas que es ella!—. La chica a la que pertenecía la voz femenina apareció frente a mí.

Era muy linda, de ojos café y piel clara, rasgos definidos, su cabello era rosado, literalmente tenía el cabello de un rosa muy claro, hasta más que mi vestido. Lucía un lindo vestido color lila y me miraba como lo hacía Jayce, era con un cariño que no se podía explicar.

—Es ella Aspen—. Su sonrisa se extendió y se lanzó sobre mi abrazando mi dorso, lo que me tomo por sorpresa.

—¡Hey Aspen suéltala!—. Jayce trataba de apartarla de mí, aunque me parecía algo imposible. —Marcus ayuda.

—Enot ella es Aspen Peace—. Vi por la cabellera de Aspen a Marcus, quien al igual que Jayce lucía muy guapo.

Aspen al fin soltó mi cintura y empezó a tocar mi rostro con delicadeza, no me molestaba ella en realidad olía como a flores silvestres y cerezas.

—¡Ella es más linda de lo que dijiste Jayce! ¡Está jodidamente buena!—. Abrí los ojos al igual que Jayce, Marcus solo se hecho una sonora carcajada.

—¡Si, si, si! ¡Fue suficiente Aspen!—. Jayce la apartó con cuidado y Marcus la abrazo por los hombros.

—Soy bisexual por si este idiota te aburre—. Me guiñó el ojo, y mientras los chicos la miraban de mala manera yo empecé a reír. —¡Lo sabía! ¡Ella es perfecta!

—Por ahora puedo ser tu amiga Aspen Peace—. Le extendí la mano y Marcus la soltó para que pudiera tomarla.

—No me queda de otra. Así que acepto Enot Miller—. Reí de nuevo.

Todos fuimos a una de las mesas, y desde allí me dedique a observar un poco más a detalle el lugar, era de un color oscuro, como un verde o azul, la verdad no lo distinguía bien ante la oscuridad. A unos metros al lado de un salón algo apartado dónde parecía reventar la música estaba la barra de bebidas, donde todos aquellos adolescentes y jóvenes adultos iban por una bebida luego de bailar hasta cansarse.

—¡¿Enserio?!—. Grito Marcus al otro lado de Jayce y frente a mí.

—¿Hace mucho eres amiga de estos dos Aspen?—. Los chicos conversaban, así que yo también quería, además Aspen era agradable.

—Como 4 o 5 años, pero yo soy un año mayor y estudio en otra preparatoria—. Abrí la boca en una gran O. Eso explicaba porque no la había visto antes.

—¿Y tú Enot? ¿Hace mucho no le hablabas a Jayce? ¿Por qué?

—Amm... Yo... Yo solo...

—¡¿Jamás habías venido a una fiesta Enot?!—. Suspiré, Marcus me había salvado de las preguntas de su novia.

—La verdad no. A mis amigos y a mí no nos gustan.

—¿O sea que nunca has bailado en un lugar como ese?—. Aspen señalo el salón del principio donde chicos y chicas bailaban de forma sensual y hasta quedar exhaustos.

—No... Pero no creo que sea para es para mí.

—¡Yo me encargo de eso! Me quedaré con tu primera vez—. Aspen me obligo a levantarme y avanzar hasta el salón donde la música se escuchaba incluso más fuerte que cualquier otro sonido.

Mis oídos lograron percibir con atención la melodía, era Suffer de Charlie Puth. Aquella canción tensaba y adormecía cada uno de tus músculos al mismo tiempo, desataba sensaciones impredecibles, solo necesitabas dejarte llevar para que pronto tu cuerpo adoptará la sensualidad de la música.

—¡Ven aquí!—. Aspen me llevo hasta ella, y pude ver a los chicos observando estáticos a unos pasos de nosotras.

Llevo mi mano a su hombro y apretó mi cintura aún más de lo que lo había hecho Jayce, en su rostro había una sonrisa de felicidad pura. Ambas nos seguimos el paso con ambos cuerpos conectados un poco, hubo un punto donde subió un poco mi vestido dejando expuesto mi muslo.

Las personas empezaron a detenerse y observar nuestro baile. Las luces cambiaron tornándose en rojo, tiempo después ella me soltó y dejo que mi cuerpo se envolviera en la melodía, en la seductora letra, jamás me había movido como lo hacía ahora mismo, con tanta libertad y pasión.

—¡Ella es realmente sexy!—. Habló Aspen que se había unido a los chicos.

—¡Oye yo soy tu novio!—. Se quejó Marcus.

—Ella es mía—. Las palabras de Jayce detuvieron mi corazón una vez más y se quedaron a rebotar en mi cabeza. —Bueno... es decir...

Me detuve y fui a encontrarme con ellos. Escuché un quejido de las personas que antes nos rodeaban, pero lo ignoré. Por esta noche, la diversión había acabado. Llegué con una sonrisa ante ellos, y el pecho agitado, estoy segura que otro día hubiera golpeado a Aspen por dejarme sola.

—¡¿Dónde diablos aprendiste a moverte tan sensual?!—. Aspen y su disimuló.

—Yo.. ammm.. no tenía idea de que podía hacer eso—. Mis mejillas ardieron, y empecé a juguetear con mis manos.

—Enserio eres increíble, se me ha caído la baba—. Dijo Jayce medio sonrojado y con una sonrisa de bobo.

—No me robes a mi novia Enot—. Bromeó Marcus con una sonrisa.

—No lo haría Marcus.

—¡Hey!—. Se quejó la fresita.

—¿Qué hora es?—. Preguntó de la nada Jayce

—Las 9—. Aún era temprano, Jayce hablo con papá y dijo que podía llegar a la 1, aunque seguro estaríamos hasta las 11.

—Iré al baño. ¡Cuiden a Enot y que no tome nada!—. Solo fueron unos pasos cuando volteó de nuevo.

—No tomaré nada.

Fue hasta mí y me dio un beso en la mejilla, me tomó por sorpresa lo admito, luego se dirigió a los chicos.

—¡No la dejen sola!—. Advirtió

Lo vi subir las escaleras, y pronto fue como si nunca hubiera estado aquí. Como si Jayce Adams solo hubiera sido un producto de mi imaginación.

—¿Cuánto llevan juntos?—. La duda me golpeaba hace rato.

—2 años—. Dijo Aspen mientras tocaba el cabello castaño de su novio.

—¿Han dudado de su relación?—. Enot cállate, me dije a mi misma.

—Yo dudé cuando te vi—. Bromeó Aspen pero yo no sonreí, así que apretó mi hombro y hablo. —Claro que hemos dudado Enot, estamos en diferentes escuelas, soy un año mayor que Marcus y me tendré que ir primero... Pero eso no significa que me voy a rendirme por cada obstáculo, nunca se dijo que el amor era fácil. Pero si, que Amar vale la pena.

Mis ojos brillaron al oír sus palabras, y ellos al verse a los ojos era como si algo se encendiera y quemara solo cuando estaban juntos. Su amor aún con tan poca edad parecía ser realmente hermoso, revolucionario y adictivo. Cuando se ama, se puede.

—¿Les molesta si voy por algo de tomar?—. Después de aquel baile mi garganta lo rogaba.

—Pero Jayce dijo que no tomarás nada—. Ambos me repudiaron.

—Sí, y Jayce también me dio un discurso sobre no dejar mi vaso solo, no alejarme mucho de él y muchas cosas que tendré presente.

Ambos dudaron, pero terminaron por acceder, después de todo podrían tener un momento para ellos solos, la barra de bebidas no estaba tan lejos y yo tenía casi 18 años.

Espere un rato parada frente al chico que atendía el pedido de 5 o 6 personas a mi lado, tome asiento en uno de los banquillos frente a esta, jugando con la pulsera que Jayce me había regalado y ni siquiera se notaba por el vestido que traía.

—Enot Miller... nos volvemos a encontrar—. Giré para ver quién había tomado asiento a mi lado.

—Mierda, ¿Qué haces aquí Lukas?—. Puse una cara de desagrado.

—Nunca me fui, y escuché que había una fiesta por aquí. Déjame decirte que tú trasero se ve increíble en ese vestido—. Alguien que lo calle, por favor.

Es por su bien.

—Eres un idiota—. Bufé molesta, y me baje de mi asiento para alejarme de ahí.

—¿Quieres tomar algo? Venga yo invito—. Sonrió coqueto y desabotono uno de los botones de su camisa verde oscuro.

Él era guapo, y lo sabía.

—No lo creo idiota.

—¿A caso Jayce no te deja?—. ¿Qué trataba de insinuar este idiota?

—A mí nadie me dice que hacer Lukas—. Sonreí de lado.

—Pruébalo y bebe conmigo.

—No lo creo—. Me sentía como tonta entendí parada discutiendo con él.

—Sera algo ligero ¡Vamos Enot!—. Pero no me dijo responder. —Dame dos whiskeys suaves con limón.

Pronto los sirvieron ante nosotros y Lukas Adams me extendió uno. Dude, pero este idiota me decía cobarde en tantas maneras, no dejaría que lo hiciera. Además, solo sería un trago, ya lo había hecho con Jayce está tarde.

—¡Salud!—. Dijimos ambos al chocar los pequeños vasos y llevar el contenido a nuestra garganta, la mía ardió como mil soles además el sabor amargo se negó a abandonar mi boca.

—¡Esto es horrible idiota!—. Me queje a punto de escupirlo en su cara.

—Para eso es el limón Enot Miller—. Lo tomé y algo del sabor se calmó. —Te vi bailar, por cierto, algún día me gustaría una sesión privada.

—Yo me voy idiota—. Quien se creía para decirme algo así.

—Creí que te divertirías más conmigo...— Empecé a caminar tratando de ignorarlo. —Después de todo Liz y Jayce parecían divertirse en el cuarto oscuro.

—¿Eh? Pero él dijo que solo iba al baño—. Algo dolió en mi pecho, ¿A caso me había mentido?

—Liz me dijo lo mismo está noche—. Talvez solo era yo, pero Lukas parecía realmente triste.

—¿Sabes qué? Si ellos se divierten ¿Por qué nosotros no?—. Lukas me sonrió sin malicia y pidió otro trago para ambos.

Hablamos sobre bastante estupidez, tomamos por alrededor de 30 minutos antes de que yo ni siquiera supe mi nombre. Para cuándo un poco siguiéndole a casi nada de cordura me golpeó, estaba subiendo las escaleras mientras alguien me cargaba, yo solo podía explicar que era Jayce con una buena explicación, o eso, o él me habían estado mintiendo todo este tiempo.

—¿Jayce?—. Pregunté cuando cruzamos un pasillo oscuro y nos topamos con dos chicos.

Aún con mi cabeza dando vueltas, mis ojos apenas abiertos y totalmente borracha los pude reconocer, eran Connor y Marck el mejor amigo de Alan.

Les pasamos a la larga, y ambos me vieron con cara de sorpresa por lo que cuando nos detuvimos me dedique a observar el chico que me cargaba.

—¿Lukas? ¿Qué ha-hacemos aquí?—. Oh dios mío, estaba tan ebria.

—Te dormías sobre la barra así que te traje aquí—. Me recosté sobre una pared esperando poder mantenerme en pie.

—¿Podrías llamar a Jayce? Mi papá me va a matar—. Mi cabeza dolía, mucho.

—¿Por qué a Jayce?

—Él me trajo aquí, es justo que me lleve.

Lukas no respondió, y pude sentir entre la oscuridad de la habitación su presencia frente a mí, una que no me gustó, una que grito peligro por todos lados.

—Enot, no te haré nada ¿Okey?—. Y sin siquiera oportunidad de responderle él se acercó.

Golpeé su pecho para que se alejará, estaba demasiado cansada como para luchar a este punto, estaba demasiado borracha como para no imaginar que era Jayce y no Lukas.

La puerta empezó a ser golpeada y ni, aun así, Lukas no se detuvo, sentía su aliento de whiskey en mi boca. Podría sentir lo cerca que estaba. Y aún en mi estado poco inconsciente, sentí que justo ahora él no estaba siendo el mismo.

—¡Te lo advertí!—. Jayce apartó el cuerpo de Lukas del mío, y lo último que vi fue como le destrozaba el rostro.


Este capítulo tiene segunda parte. Era muy largo (☞ ಠ_ಠ)☞

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