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36. Resultados de una fiesta inusual

36.

Segunda parte de la fiesta.

Jayce Adams.

Cuando subí las escaleras desde la parte de arriba me quedé viendo a Enot, lucia tan jodidamente bien en ese vestido rosado, lucia tan hermosa como lo ha sido siempre.

Trate de no tardar más de lo necesario en el baño por lo que al terminar lave mis manos y estaba a punto de volver dónde los chicos, volver con Enot. Mis planes pronto se fueron al carajo, justo cuando vi perfectamente que cada chico que estaba cuando en este había desaparecido, era extraño porque ni siquiera tarde más de 10 minutos, y los baños siempre estaban llenos.

—Jayce Adams—. Susurro una voz a mi espalda.

Una figura femenina y esbelta, con un vestido negro bastante elegante y pegado a su cuerpo atravesó está, y, la cerro al entrar por completo al baño de chicos.

—¿Qué pretendes Amanda?—. Hablé al girarme y verla.

—Solo quiero hablar contigo un minuto.

—Hablar contigo un minuto es como desperdiciar toda una vida—. Seque mis manos y pretendía salir de ahí lo más rápido posible.

—Siempre tan lindo—. Ironizo la chica.

—¿Y tú siempre tan rechazada?—. Todos le llamaban así después de ser rechazada por Alan Harrison.

—Quiero que dejes a Enot.

—¿Estás tomada?—. No podía estar diciendo sobria tremenda estupidez.

—Solo por la sed de venganza. Te daré a quien tú quieras, incluso a mí—. Se acercó a tal punto que me dieron ganas de salir corriendo de ese lugar.

Dudaba que pudiera, pero ganas no faltaban.

—Mira Amanda...— La aparte de mi cuerpo. —Podrías poner ante mis ojos a la mujer más hermosa de todo el mundo y aun así preferiría a Enot Miller—. Solo su nombre me hacía sonreír.

—¿Qué tiene ella? ¿Por qué todos ustedes caen ante ella como idiotas?

—Talvez el hecho de que tengas que hacer esa pregunta—. Eso seguro molestaría su ego. —Además, mejor ve a buscar a tu padre. Apuesto a ni siquiera sabes quién es.

—Espera ¿Qué?—. La ignore llegando hasta la puerta que se negaba a abrir.

—Abre la maldita puerta.

—Aun no. Estoy segura que tú primo estaba por allí abajo, y quería divertirse con Enot—. Abrí los ojos y empecé a golpear la puerta que aún no abría.

—¡¿Lukas está aquí?!—. Lo que faltaba, que ese idiota mujeriego estuviera aquí.

—Seguro se está divirtiendo con Enot, después de todo es lo que hace con las novias de sus amigos.

—¡Abran de una maldita vez!—. Golpeé la puerta y no cedía, perdí la noción del tiempo. —Si esa puerta no se abre Amanda, juro llegare a medidas que no quiero, estoy cansado de tus juegos... ¿Qué no te cansas de ser despreciable?

—¡Jayce!—. El grito de la puerta al abrirse calmó mis ganas de golpear a esta chica.

—¡¿Dónde está Enot, Marcus?!

—Ella estaba con nosotros y solo dijo que quería tomar algo y desapareció—. Había arrepentimiento y culpa en la mirada de Marcus.

—¿Y Aspen? Hay que encontrar a Enot, Lukas la está buscando.

—Aspen la está buscando abajo, yo subí a ver dónde estabas y porque tardabas tanto.

—Amanda me encerró en el baño—. Al bajar las escaleras vimos la silueta de la chica de cabello rosa junto a dos chicos.

Era Connor y Marck, estaba tan preocupada cuando llegamos a su lado que algo me decía que alguien iba a morir. La vi ir a Marcus y este al segundo que le susurro algo al oído se puso blanco, tenía la misma expresión que los otros dos chicos frente a mí.

—Jayce necesitas estar calmado—. En ese punto ya se había ido todo a la mierda y todos lo sabían.

—¡¿Dónde está?!—. Ya había cerrado mis puños y eso no era una buena señal.

—Los chicos vieron que Lukas cargaba a Enot al cuarto oscuro—. Mierda, mierda, mierda, ese idiota.

Tomé a Connor de la camisa, y vi el pánico en sus ojos, podía ver su muerte ahí mismo. Y lo que le esperaba a Lukas no sería menos que eso.

—¡Jayce Adams, espera!

—¡Vete a la mierda con tu espera!—. Los 4 chicos iban detrás de mí, todos trataban de detenerme.

Pero ninguno lo haría, hablé con Lukas, quise que no cometiera el error por él que ahora ni siquiera tiene amigos, pero para él fue más fácil hacerse el idiota y meter la pata. Le paso con Liz, Clara, Kate, todas esas chicas, perdió a sus amigos y lo peor de todo no aprendió la lección. Pero con Enot, si le había algo a ella yo no sería capaz de perdonarle.

No llame, abrí la puerta en dos patadas al encontrar el cuarto oscuro, aun cuando Aspen gritaba asustada, aun cuando los chicos querían acercarse y detenerme. Cuando la puerta cedió y vi allí a Enot rendida, son sus brazos colgando mientras Lukas la había acorralado, no sabía ni como dominar todo aquello.

—¡Te lo advertí!—. Le grite al sujetarlo de la camisa y estrellar todo su cuerpo al otro lado de la habitación. —Te dije que con ella no.

—Pero primo, no hice nada—. Volteé a mi espalda y noté que la chica ni siquiera podía ponerse en pie. —Además...

No termino de hablar porque mi puño se estrelló en su rostro, escupió un poco de sangre y desde ahí no pude parar. Golpe tras golpe quedaban en la cara de Lukas, se quejaba cada vez que mis nudillos chocaban con su rostro.

Me dolían las manos, pero eran más fuertes las emociones que me dominaban en ese momento, la irá, el coraje, la furia, estaba molestó, que va eso no era nada comparado con el cómo me sentía. La nariz de Lukas quedo destrozada, no había parte de su rostro que no estuviera sangrando, él no intento defenderse, y yo no iba a detenerme, tomé su cuello y levanté a cuánto pude su cuerpo.

Está vez si empezó a luchar, está vez dos personas me obligaron a soltarlo y Marck se acercó a ver si el idiota aún respiraba. Esta era la versión que jamás quería ser ante Enot y sin embargo acabo de joder todo.

—Ya déjalo, este no eres tú Jayce. Enot te necesita—. Marcus lucía triste y Connor aterrado.

—Aún respira—. Nos avisó Marck.

Busqué a Enot con la mirada ignorando lo que dijo y me lancé al suelo donde ella justo con Aspen parecían murmurar cosas.

—¿Ella está bien?—. Le pregunté suave a Aspen.

—Está totalmente ebria—. Aspen estaba preocupada, y seguro se sentía culpable.

—¡Chicos, ayuda!—. Marcus y Connor me ayudaron a subir a Enot a mis brazos, mientras ella decía incoherencias contra mi pecho.

Bajamos las escaleras llamando la atención de muchas personas, al final Connor y Marck se quedaron para llevar a Lukas al hospital, aunque yo insistí es que si pudo llegar solo a joder la existencia de los demás podría irse solo.

—Gracias—. Marcus abrió la puerta de mi auto para que pudiera subir a Enot.

—¿Estarán bien?—. Yo asentí. —Enserio lo siento Jayce, esto es culpa nuestra—.

—No es nada de eso. Amanda y Lukas lo planearon—. Abracé a mi amigo y a Aspen antes de subir al auto y alejarme.

(...)

—¿Qué hiciste con Liz idiota?—. Enserio estaba ebria.

—No tengo idea de qué hablas, duerme un poco—. Aún pensaba en que hacer mientras conducía en la fría noche.

—¿A dónde fuiste con ella?

—Enot, Amanda me encerró en el baño. Liz ni siquiera estaba en el club—. Al menos no que yo sepa... O me importe.

—Ohhh. ¿Entonces Lukas me engaño?—. Asentí. —Creo que lo mataste.

Abrí los ojos a más no poder, entonces ella si lo vio. 

—Ni, aunque quisiera ese idiota hubiera muerto.

—Mi papá te va a matar si llego así—. Vaya, hasta totalmente borracha pensaba con lógica.

—Estoy en eso come libros—. Ella no me escucho porque se quedó dormida en el asiento de copiloto.

Me detuve poco después a un lado de la carretera y bajé del auto. Caminé un poco hasta quedar frente a un barranco y saqué mi nuevo teléfono. Este era más simple, menos costoso que el anterior, aún me dolían los nudillos, pero marqué el número y rogaba porque ella contestará el celular.

—¿Hola?

—¿Jayce? ¿Qué pasa hijo?

—Mamá tengo un problema... Lukas lo volvió a hacer—. Solo pensar en él, hacia volver todo el odio.

—¡¿Está bien Enot?!

—Está completamente ebria, se quedó dormida en mi coche—. Me dolía el pecho solo pensar en las consecuencias que esto traería. —Mama si llevo a Enot a su casa así Jon pensará que lo hice apropósito, ¿Y si no me deja verla más? ¿Y si me prohíbe ver a Enot?—. Iba a llorar, del odio, del coraje... Del jodido miedo.

—¡Cálmate Jayce! Oye muy bien. Trae a Enot a casa y aquí arreglamos el desastre que hizo Lukas.

—Pero...

—Obedece a tu madre.

—Voy para allá.

—Además nadie más que Enot tiene el poder de alejarte... Escuchas Jayce—. Sin más colgó el teléfono y yo volví al auto pensando en sus palabras.

(...)

—¡¿Ella está bien?! ¡¿No le duele nada?! ¡¿Tiene fiebre?!—. Mamá me recibió con esas preguntas luego de llegar a la casa con Enot en brazos.

—Solo está borracha y dormida, nada más.

—¡Llévala a tu habitación, le preparo un té y subo!

Subí las escaleras con dificultad, más que nada por el punzante dolor en mis manos, claro que ver el rostro tan plácido de Enot dormida me hacía olvidar todo eso. Ella tenía poder hasta en mi estado de ánimo, podía penetrar en mí y ni siquiera se daba cuenta.

Abrí la puerta, ya adentro la recosté sobre mi cama que era bastante grande y cómoda, me senté a su lado viendo cómo se movía y quejaba hasta por fin acomodarse. Tenía mucho miedo, miedo de que esto no funcionará y Jon me alejará de su hija, yo no podría con eso. Si tan siquiera no le hubiera llevado a esa fiesta, todo esto es mi culpa.

—¡Ve y cámbiate!—. Habló mi madre al llegar con una pequeña taza de té y lo que supuse eran ropas para la come libros.

—¿Qué harás?

—Cambiare a Enot y haré que beba un té para que la cruda no sea tan fuerte mañana.

—¿Y con Jon?—. Esa era mi mayor preocupación ahora.

—Yo me encargo de eso. Ahora busca algo para dormir.

La obedecí, adoraba enserio a mi madre, hasta para subir mi ánimo y hacerme sentir tranquilo era buena. Fui a cambiarme en el cuarto de huéspedes, y volví con una camisa sin mangas y unos pantalones grises, también aproveché a curar las heridas en mis manos.

—¿Has terminado?—. Pregunté antes de pasar a la habitación.

—¡Si, pasa hijo!—. Enot tenía unos shorts negros y una camisa de tirantes del mismo color un poco grandes, se veía realmente hermosa, hasta con pijama. —Necesito que la cuides mientras le hablo a Jon.

Asentí y me senté a su lado izquierdo de nuevo. Parecía dormir, con tanta paz y una pequeña sonrisa muy tierna en sus labios, seguro que en ese estado no se lo había pasado nada mal.

—Acuéstate aquí Jayce—. Abrió un poco los ojos y hablo suave.

Yo lo hice sin negarme o protestar, pasé mi brazo por su cabeza y ella se acomodó en mi pecho, su cabello ondulado se extendía en mi almohada y el olor a fresas con vainilla llegaba a mis fosas nasales junto con una esencia fuerte a Whisky. Ella paso su brazo por mi abdomen volviendo a cerrar los ojos y quedar dormida.

No quería, pero por un segundo me quedé atrapado viendo directo hacia sus labios, estaban rosados y un poco abiertos. Joder como quería besarla, como quería llegar suavemente y unir nuestras almas, talvez está sería la única oportunidad que tendría, talvez ella no lo recordaría mañana.

—Jayce...— susurro Enot.

—Siento que quiero besarte—. Solté por impulso lo que vagaba en mi cabeza. Y mi corazón se detuvo, solo para volver a latir con tal fuerza que ya lo veía saltar de mi pecho e ir tras Enot.

—Hazlo—. Ni siquiera abrió los ojos más que unos milímetros.

—Joder. No quiero que sea así, no quiero que nuestro primer beso sea por impulso Miller—. Pero ella cayó dormida antes de que terminara de hablar.

No quería eso para nosotros, quería que nuestro primer beso fuera cuando cada sentimiento dormido en Enot por mi despertara, que cuando eso pasará ella sintiera lo que yo por años, lo último que quiera era un ataque de locura de alcohol y un beso fugaz que ella ni siquiera recordara mañana. Porque yo quería despertar en ella lo que ella ha despertado en mí.

(...)

15 o 20 minutos después en los que miraba a la nada, o con más presión a mi techo mi mamá volvió, no podía descifrar la expresión en su rostro por lo que me preocupe con solo verla.

—¿Qué le dijiste?

—Que Enot se la pasó tan bien que se quedó dormida, y como estaba más cerca nuestra casa del club la trajiste aquí.

—¿Y?—. Dime qué funcionó dime qué funcionó.

—Enserio es muy sobreprotector... — Mamá lanzo una risa. —Después de todo es su única hija.

—¡No entiendo! ¿Tenemos que llevarla a su casa?—. Mire con recelo a la chica dormida en mi pecho.

—Él insistió en venir a recogerla. Al final lo convencí y acepto, con la condición de que lo llamara temprano al despertar.

Mire con un suspiro a Enot, nos acabamos de librar de una que será una buena historia. Acomodé su cabello y besé su frente, ignorando por completo a mi mamá quien nos miraba con ilusión.

—¿De verdad la quieres, cierto?

—Más de lo que crees.

—Si le rompes el corazón te echo de la casa y la adoptó—. Reí suavemente para no despertar a la come libros.

—Claris le pidió que la adoptará—. Mi mamá rio.

—Creo que ya entendí porque la quieres. Y creo que solo seré feliz si ustedes terminan juntos.

—¡Mamá!

—Solo digo que casarte con ella sería una buena forma de retenerla.

—¡Buenas noches!

—Buenas noches, vendré temprano y dejo la puerta abierta. Por las dudas.

Me enrojecí al comprender sus palabras.

—¡Oye, mamá!—. La llame antes de que cruzará la puerta.

—¿Si hijo?

—Gracias.

Todos preferían a Enot, yo lo hacía. Pero es que ella era como una fusión de todo lo que me gustaba, o todo lo que me gustaba era una fusión de Enot. Ella era como tener todos los colores en uno solo, por eso era mi come libros, por eso la quería para mí.

Entregarme a ella, aun cuando no es consciente de ello, es una de las pocas decisiones buenas que tomado en mi vida.

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