Pelucas de navidad
Ya llego el momento cuando
los pelones saben disfrutar
de la nieve de verdad.
No esa que te enfría
con el fuego del invierno.
El pecho se sonroja
y quiere perforarte.
Permítelo, querida,
y verás que nunca miento
cuando digo que en el pecho
hay un fuego invernadero.
Y crecen plantas del color,
del olor que me dejaste.
Así se fructifican
los años de mi edad.
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