Ꜥꜥֶָ֢🕌ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo O8
Dos Años Después.
— ¿Está seguro de esto, mi alteza? — Repitió una vez con cautela, procurando no enfadar más al rubio.
— Si, encárgate que llegué tal y como lo escribí — Gruñó JungKook pellizcando el puente de su nariz, reteniendo su frustración en la mandíbula que apretaba con fuerza, podía sentir la vena de la frente sobre salir descomunal. Relamió su labio y se movió en su silla — ¿Acaso no pueden cumplir lo que ordené? — Pregunto roncamente, su rostro estaba soñoliento pero aún mantenía la seriedad puesta en su mirada y no necesitaba más para que le tuviesen miedo.
La puerta de la oficina se abrió y de ella entró un castaño, únicamente el blusón blanco de botones cubría su exquisito cuerpo. El rubio toco su miembro deteniendo una posible erección, ver a su lindo esposo con esa prenda en su cuerpo le ponía caliente.
Oh JungKook ¿Desde cuándo eres un cachondo?
Los cardenales guardaron silencio, viendo el pasar del más pequeño. Todos tragaron saliva pesadamente en un intento de no poner más allá su vista que no fuera únicamente en el rostro de TaeHyung, era un crimen mirarle, no, más bien era prohibido, únicamente el rey podía verle.
— Buenas tardes joven Jeon — El hombre asintió colocando sus manos en el cinturón, le sonrió enternecido, él era una pequeña excepción.
— Les he dicho que me llamen por mi nombre — El castaño cayó al regazo del mayor recargándose en el escritorio, su sonrisa sincera se borro cuando el hombre miro a JungKook esperando su aprobación y sintió como negaba, sabía que a su esposo no le gustaba que le llamasen informal según él porque era su pareja y le tenían que respetar.
Al final no podía cambiar de opinión al rey.
— Tranquilo, sabes que aquí no — MinGyu, el hombre se inclinó susurrándole, le guiñó un ojo, refiriéndose a los demás ancianos que miraban curiosos. Sería muy mal visto que fuera tan irrespetuoso tomarse el privilegio de llamarle así.
El castaño asintió gustoso.
— Ahora que — El cardinal más viejo, se atrevió hablar mirando serio los ojos azules del rubio, viendo como retiraba la copa de vino de sus labios.
— He dado mi orden — Fue lo único que dijo antes de cambiar su ceño fruncido por una sonrisa cuando su niño le miro, esos preciosos ojos hacia liberar su tensión a todo aquel que se le cruzase, todo se iba al abismo de solo ver la belleza radiante de su bebé.
Todo quedo en silencio, JungKook aún miraba con fascinación la tímida sonrisa que soltaba el chiquitín en sus piernas. Le beso castamente la naricita, sintiendo su estómago revolotear y el cuerpo vibrar.
— Pueden irse — Canturreo el alteza sin mirarles, se encargó de envolver el cuerpo del castaño, siendo cuidadoso de no lastimarlo.
Sentir la esbelta figura contra su pecho y los cabellos claros picar su nariz pero que inundaban sus pulmones de ese rico aroma de vainilla con canela, le alteraban en excitación. Todo de su esposo le encantaba, le volvía loco en todo los sentidos posibles, TaeHyung era todo un hombre, aún conservaba sus facciones suaves, pero allí estaba tirando baba contemplándolo como si un altar fuese. No sabía con exactitud que era lo que le aturdía de ese niño dulzón.
Tienes al rey a tus pies, TaeHyung.
— ¿Qué haces acá? Sabes que no me gusta que vengas cuando tengo reunión con mis hombres — Finalmente habló cuando dejó de olfatear como sabueso a TaeHyung, pero es que le gustaba hacerlo así comprobaba que era real y no una ilusión de su torcida mente.
Y si, TaeHyung era real, su precioso esposo estaba allí, ese que robó cuando niño.
Recordó en una sonrisa boba, mientras imágenes de su infancia compartida con elmenor, cada momento vivido, cada minuto disfrutado, todo valía oro, porque TaeHyung era valioso.
— Debería preguntarlo yo, me dejaste solo en la habitación — Reprochó dándose la vuelta para encarar al ojiazul, sus regordetes labios cereza crearon un puchero que a sus veintiún años y embarazado, seguía siendo condenadamente adorable, tan caliente como pensaba justo ahora el mayor
Cruzo sus brazos porque estaba molesto y JungKook lo sabía, detestaba que le dejara solo después de hacer el amor y tuviese que despertar en la oscuridad.
— Además tus gritos no pasan desapercibido — Sus manos se posaron en los hombros anchos de su esposo y los masajeo con habilidad, le beso tiernamente la mejilla — ¿Sucedió algo grave como para que me dejaras solo y desnudó? — Preguntó indignado, todo un chantajista.
— Lo lamento, bebé, surgió un problema — Dijo JungKook atrayéndolo a su cuerpo, presionó besos en los sedosos cabellos, consintiéndolo amorosamente.
El menor le respondió con un beso inocente en el cuello, para luego acurrucarse allí y seguir durmiendo plácidamente en los brazos de su hombre. Sus mejillas se calentaron al instante que sintió las manos grandes del alteza husmear por debajo del blusón, buscando contacto en su tierna pancita hinchada, ronroneó a causa de las cosquillas frágiles sobre su piel.
— He pensado en un nombre — Soltó de repente, su dedo índice comenzó a trazar círculos sobre el pecho del rubio, donde su camisa no llegaba a cubrir, mientras su respiración chocaba en ella y estremecía al contrario.
— ¿En serio? ¿Cuál? — Preguntó sonando emocionado, su chiquitín le daría su primer heredero, eso le tenía más que entusiasmado.
— ¿Qué te parece Jae-Min?
— ¿Jae-Min? — El castaño respondió con un asentimiento — Nunca lo había escuchado.
— A mi me gusta — Farfulleo dejando besitos en la clavícula del rey, cepillando su cabello castaño en la nariz de JungKook.
— Uhm, ¿Estás seguro? — Su bebé río al ser pillado, se encogió de hombros y se inclinó para besarlo, JungKook sonrió hipnotizado — Está bien, Jae-Min será — Concordó atrapado la boquita del pequeñín en sus dientes.
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