Ꜥꜥֶָ֢🕌ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo O1
⠀⠀⠀𐙚 koo top! tete bottom!
⠀⠀⠀𐙚 soft. fluff. realeza.
⠀⠀⠀𐙚 etéreo gráfico © haraboji29
⠀⠀⠀𐙚 adaptación © jazdue
— No te muevas de aquí ¿De acuerdo? — Volvió decir la mujer mientras tomaba a su pequeño por los hombros, el ojiazul asintió — Bien, no te pierdas de vista ante los guardias — Se levantó del piso y limpio las arrugas de su vestido, acarició los cabellos rubios del niño y se alejó.
JungKook se dejó caer en la manta que estaba en el suelo, frunció sus cejas al ver los libros que sabía de memoria en su cabeza, ya no le parecía interesante leerlos cuatro veces seguidas en toda la semana. Miro a su madre sentada con sus hermanas tomando el té en el gran jardín del palacio. Un par de guardias le cuidaban por detrás, tenían órdenes de proteger al príncipe con sus vidas si el niño se veía en peligro de amenaza o muerte.
El príncipe estaba aburrido, no tenía con quién jugar, los hijos de las amigas de la reina eran unos tontos y no le parecía para nada divertido que jugaran a las atrapadas todo el tiempo o que se escondieran en sitios absurdos. Para sus ocho años era bastante reservado, no le gustaba correr o ensuciar su ropa en el barro donde particularmente sus primos y amigos lo hacían solo por el simple hecho de jugar guerras con él. JungKook prefería quedarse bajo alguna sombra cómoda con la compañía de algún libro bueno de aventuras y la presencia de la soledad, sin nadie quien le moleste o la música aburrida que su madre pone en el salón de baile cada día después de la hora del té.
Miro sobre sus hombros los guardias que tenía detrás de su espalda, les inspeccióno la armadura que tenían, todo hecho a la perfección de bronce con los escudos que tenían el símbolo de su reino grabado a mano en el centro y que a simple vista se miran pesados. Tampoco faltaba la espada de defensa, guardadas en su funda especial que colgaban en la cintura de los hombres. El ojiazul les comprendía a la perfección, seguramente ellos estaban muertos del aburrimiento, estar de pie por horas cargando su armadura sin descanso y mantenerse alerta todo el tiempo era bastante increíble para el príncipe, pero extremadamente fastidioso.
Las risas escandalosas de las mujeres llamaron su atención, gruñó al darse cuenta que los adultos se divertían y él no. Deseaba crecer y hacer cosas de adultos, como el rey que se mantenía ocupado todo el tiempo. El príncipe también quería tener su tiempo ajustado por cosas interesantes, tener su mente en asuntos de importancia o aprender ser un guerrero digno de un príncipe, sabía que era hijo único varón y las leyes exigían deberes que tenían que ser aceptados por los hijos de algún rey y la línea de linaje tenía que seguirse al pie de la letra. JungKook quería aprender todas y cada una de ellas, quería enorgullecer sus padres cuando él tome posición del trono y sea todo un rey, todo un hombre completo hecho y derecho.
— Tú serás el prisionero del gran dragón — Escucho decir entusiasmado Sung-Hoon, las mejillas eran rojitas y su sonrisa tímida adornaba su rostro.
— ¡Sí! Nosotros te rescataremos y al final elegirás quién será tu caballero — Hee-Seung, el más pequeño de todos tomó la mano del castaño y lo guió al frondoso árbol — Bien aquí será el castillo embrujado — Sentó al pequeño en una raíz que sobresalía de la tierra.
— ¿E-embrujado? ¿Hay fantasmas con cadenas y duendes verdes malos? — El niño desconocido entrelazo sus manitas a la altura de su pecho y sus labios hicieron un puchero, no le gustaba las cosas feas.
— Así tiene que ser, son como los guardias del dragón malvado que te tiene raptado — Hee-Seung se encargó de acomodar nuevamente la coronita de florecitas que tenía el niño sobre el cabello, haciendo que se viera más bonito — Listo, ahora solo espera a que nosotros peleemos y te rescatemos.
JungKook miro con curiosidad el niño, nunca le había visto. Dejó su no tan favorito libro aún lado cuando sus primos salieron corriendo con ramas en mano, dejando solo al pequeño quien se levanto de su lugar y se agachó a recolectar flores.
— ¡Estoy bien! — Sun-Woo, el mayor de todos grito, se levantó del piso y sonrió a su madre quien le miraba preocupada. Pero el príncipe supo que la sonrisa de su primo no era dirigida a su tía, si no más bien para el castaño — No te muevas TeTe, yo te salvaré — Aseguró y alzó su espada improvisada y persiguió a los demás niños.
JungKook tragó saliva cuando la melodiosa risilla del niño entró por sus oídos, parpadeo unas veces viendo las mejillas rosadas y el brillo intenso que resplandecía de los ojitos marrones, indicando que se divertía viendo a los tontos de sus primos correr tras ellos mismos.
El castaño le saludo cuando le pilló observarlo, se le acercó con flores y hojas en brazos. Era tan pequeño y frágil que temía que caería si no miraba por dónde iba.
— Hola — Su dulce voz hipnotizo al rubio, el pequeño inclinó su cabeza hacia un lado — ¿Qué haces aquí? ¿No te gusta jugar? — El mayor negó — ¿Por qué?
— Solo los niños juegan — Respondió con superioridad, el ojimarrón frunció su ceño.
— ¿Cuántos años tienes?
— Ocho — Tomó nuevamente su libro haciéndose el desinteresado, fingiendo leer.
— Yo también tengo ocho y me gusta jugar — TaeHyung se sentó frente al príncipe y dejó las hierbas en la manta dispuesto hacer otra coronita como la que su mamá le hizo unos días atrás. El ojiazul recorrió su anatomía, no le creí que tuvieran la misma edad, juraba que su cuerpecito era de menos años que el suyo — Me llamo TaeHyung pero puedes decirme TeTe como todos lo hacen — Sus mejillas resaltaron cuando sonrió y JungKook
sintió ganas de pellizcarlos.
— ¿Eres nuevo en el reino? — El niño asintió sin mirarle, estaba ocupado en sujetar el tallo de una hoja con otra.
— Mi mamá es muy amiga de la reina, dice que se conocieron cuando estaban pequeñas — Tocó su labio con el dedo, escogiendo un color de los tantos que había recolectado — ¿Qué lees? — Preguntó cuando alzó la mirada y se percató del libro rojizo que descansaba en el regazo del rubio.
— Una historia de un explorador — Rodó sus ojos, no sabía cuando había memorizado por completo la historia.
— ¡TeTe! ¡Debes mantenerte en la torre! — Sung-Hoon le señaló el árbol y su hermano le golpeó la cabeza con un palo. TaeHyung soltó una risilla llamando la atención del príncipe.
— Vuelve hacerlo — Ordenó el rubio, mordió su labio ansioso.
— ¿El qué?
— Vuelve a reír — Se sentó sobre sus piernas y se inclinó hacia delante, apoyándose en sus manos. Su rostro se aproximó al castaño que por alguna extraña razón se sonrojó.
— No puedo hacerlo — Negó volviendo a retomar su trabajo, esta vez tomando flores de varios colores.
— ¿Por qué no? — Reclamo JungKook. Sus labios formaron una línea recta, quería escucharlo otra vez, que lo aturdiera con esa bonita melodía que era mejor que la música de su madre.
— No puedo reír sin motivo.
— Pero yo te lo estoy ordenado, eso es un motivo — Cruzo sus brazos indignado, era el príncipe y estaba en sus tierras, tenía que obedecer su orden.
— Tienes que hacer algo que me haga reír — Aconsejo, una amplia sonrisa apareció cuando terminó su coronita — ¿Te gusta? — Quitó la que tenía en su cabeza y puso la nueva, sus cabellos castaños saltaron por los bordes, era algo molesto cuando su cabello no querían estar en su lugar.
— Te vez l-lindo — JungKook se levantó de un salto y tomó la mano del niño. Le tiro caminando hacia sus primos, TaeHyung les saludo como si no se hubieran visto antes.
— TeTe, ganamos ahora tienes que escoger quién será tu caballero — Hee-Seung dio un paso al frente seguro de que él sería escogido.
— Yo seré su príncipe — Presumió el rubio, dio un beso en la mejilla rojita de TaeHyung y les mostró la lengua a los demás, él tenía en sus manos a la damisela.
— ¡No es justo JungKook! ¡Tú no estabas jugando! — Reprochó Sun-Woo pisoteando el piso. Él quería ser el caballero del bonito.
El rubio ignoró a sus primos y encaminó a TaeHyung, sus manitas se habían entrelazado.
El castaño mordió su labio cuando vió que se dirigían a la mesa, tenía miedo y no sabía porque, que tal si JungKook le acusaba de algo que no hizo con su mamá. Más no fue así.
— Mamá — Llamó y las mujeres posaron las miradas en los pequeños.
— ¿Qué pasa cariño? — La reina la acaricio su mejilla con delicadeza, la sonrisa maliciosa que le dio su hijo le dió entender que venía a pedirle un deseo y como toda consentidora que era se lo cumpliría — ¿Qué necesitas?
— Quiero a TaeHyung ¿Puedo llevármelo al palacio?
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