𝓐𝓷𝓮𝔁𝓸𝓼
Yo había querido hacer este un fanfic largo. Tenía muchas ideas y demasiada inspiración. Había escrito más de las dos partes que finalmente han sido este fic. ¿Por qué no he continuado? Porque me he dispuesto dejar Wattpad. Para ello, quiero dejar mis historias listas y terminadas, me sienta mal dejarlas a la mitad o ponerlas en pausa, o canceladas. Todo cuanto deje va a estar terminado. Este no es mi proyecto tan grande, de hecho es el más reciente pero le tengo un cariño muy grande. Me había esforzado bastante. Tenía una storyline y era el primer fic en el que sabía que iba a pasar desde el inicio hasta el final. Por ello este anexo.
Este apartado consta de dos partes. Una, donde les pongo todo lo que le seguía a la historia desde el capítulo 2. Lo que había escrito. No está terminado, y sin duda la historia no iba a terminar ahí. Iba a contar desde lo que han visto, como Harry supera su ida a Londres, como le jura a su hermana que le es fiel. Como al final se convierte en Rey, juegos políticos en el reino, una traición de Louis (aunque no era así), como lo sobrellevan. Prácticamente como se hace un icono en Inglaterra y expulsa al catolicismo. Recuerden que este fic que se basa en una peli, y en un suceso real. Hablando de ello, está el segundo apartado del anexo. Me hice una idea bastante del mundo, y esta cuenta eso, entre otras cosas que fueron relevantes mientras pensaba hacer esta historia. Lamentablemente no la pude llevar a término pero si esta terminada como un two shots. Independientemente de los giros y lo que llevo escrito, el final persé de la historia es abierto. En mi mente esto es lo que yo hubiera hecho. Pero dado el hecho como decidí finalizarlo, perfectamente Louis y Harry pueden terminar bien y viven felices como perdices. Yo creo que muy pocas personas se tomarían el tiempo de leer toda esta palabrería pero, reitero, esto es más para mí, que deseo acabar las cosas bien.
Pᴀʀᴛᴇ I
𝔏𝔞 𝔰𝔦𝔤𝔲𝔦𝔢𝔫𝔱𝔢 𝔭𝔞𝔯𝔱𝔢 𝔡𝔢 𝔩𝔞 𝔥𝔦𝔰𝔱𝔬𝔯𝔦𝔞
Lamentablemente, los planes de ambos no se han de cumplir. Tomaron el baño, sí. Sin embargo, cuando se encontraban poniéndose sus ropajes, la puerta fue tocada sin parar, con una verdadera angustia, toque tras toque acompañada de una voz.
— Sr. Tomlinson, ¿se encuentra nuestro Señor ahí? No se encuentra en su habitación y existe un asunto muy importante que debe atender —. Aunque la dama no se trabo en ningún momento al decirlo, era más que claro que su voz denotaba angustia.
Harry se adelantó y abrió la puerta.
— ¿Qué es aquello que tan crucial que debo atender? ¿No podría esperar hasta después del desayuno?
— No, ellos están aquí, su alteza. Ya nos hemos tardado mucho buscándolo, debe ir, mi Señor.
Harry volvió al cuarto, no podía irse sin, por lo menos, mirar a Louis. E hizo más que eso, lo beso, y sin más se encaminó hacia afuera del palacio, quedarse sería doloroso. Su doncella lo siguió.
—No me sigas, prepara todo para el peor de los casos, y que una de las doncellas me traiga mejores ropajes.
—Sí mi príncipe.
Louis seguía pasmado en su lugar. No entendía qué pasaba. Cuando volvió en sí, corrió hacia Harry. Caminaba con el porte de su título, no corría, y su actitud no era la de alguien no preocupada, sin importar que la situación lo ameritaba. Louis sabía que no podía estar tan sereno, sabía que si lo alcanzaba, de seguir estaría mordiendo su labio levemente. Siempre lo hacía, el único gesto que no le permitía mostrar totalmente su máscara de la realeza.
— Harry, ¿Qué pasa? ¿Quiénes te buscan? ¿Por qué se veía tan mal Aileen?
—No es nada querido, ahora quédate. Ve a desayunar, sé que tenías hambre, y no me esperes. Temo que no podrá cumplir mi promesa hoy.
Louis quería frenarlo, que le respondiera, pero no sabía qué consecuencias eso podría conllevar. No podía ser tan inconsistente.
— Harry...
— No Louis, quédate.
— No soy de tu servidumbre. Si no fuéramos amantes, entonces seríamos confidentes. Siempre habrá un lazo que nos una, y una razón por la cual preocuparme de ti. Y aunque no sepa qué sucede, te conozco de años, sé que no es bueno. Déjame acompañarte.
— ¡Oh, Louis! — Harry paró su caminata, solo un momento. Y tomó al otro en sus brazos, lo besó de nuevo. Olio, sin poder dejar de pensar que podría ser la última vez, a su dulce albaricoque, queriendo, como siempre, grabarse su fragancia en su mente. Lo estrecho —. Entonces ven, mi querido terco.
Le tomo la mano y siguieron. Sus corazones casi saliéndose de su pecho. Harry realmente no sabía porqué "asunto" ellos estaban ahí. Pero si sabía quiénes han de ser.
Llegaron a las puertas, soltó la mano que lo complementaba, y se vistió con rapidez. Abrieron las puertas. El sol los cegó, ese sol que había sido testigo de su amor, ahora impedía ver toda la perspectiva. Lo que encontró después, fue el campo verde, aquel a donde ayer gozaba danzando, lleno de ilustres guardias reales montados en sus caballos. Sin esperar más tiempo, al ver al príncipe, el Sir Zayn Malik proclamó.
— Harry Edward Styles Cox, Príncipe de Inglaterra e Irlanda. Se le declara sospechoso de conspiración y traición contra la Reina Gemma Styles. Será llevado a la Torre de Londres.
— ¿El Parlamento aprobó esto? — Pregunto Harry.
— Es una orden directa de la Reina. Seriamos mejor proceder lo antes posible, Príncipe —. Casi escupió la última palabra, con un desprecio que no se molestó en ocultar.
Louis quiso ir y pegarles al idiota, y a la mismísima Reina también. ¿Cómo podría Harry haber hecho tal cosa? Nunca salía de su castillo, que se localizaba a las afueras de la capital. Solamente se iba cuando era requerido en el Parlamento, no muchas veces, solo seguía siendo llamado al ser el primero en la sucesión. Al ser un hijo ilegítimo, solo simpatizaba por su dinastía Tudor. Harry le detuvo con delicadeza, le tomo su mano y la apretó. Se acercó más a él, sin importarle todos esos ojos que los perseguían.
— Tranquilo querido, cuida de mi hogar. Te quiero —. Le susurro por primera vez. Para Louis fue la última vez que pudo gozar de tener esa grave voz, arrullándolo tan cerca, tan cerca que sentía su aliento en su piel, acobijándolo. Y ese hecho le destrozaba.
H&L
La soledad albergaba al palacio, desde quienes trabajaban y labraban su tierra, hasta el mismo que sufría por la partida de su señor. Las paredes de piedra lucían sin gracia cuando no había alguien quien las admiraba. En la cocina no estaban las cocineras moviéndose de un lado al otro, apuradas para complacer a su señor. La mesa central albergaba fruta y nada más, los hornos no estaban prendidos y ningún postre se estaba preparando para ser degustado. El único espectador, en apariencia ya que todavía había un comensal y una doncella adentro, de la estancia parecía ser el sol que buscaba su entrada por una chica ventana a la derecha del lugar. La luz daba directo al comensal, concediéndole un brillo a sus cabellos, que con gran pesar, ya no podrán ser admirados por cierto Príncipe que caminaba hacia tierras oscuras.
— Mi señor, coma algo, por favor.
—No soy tu señor, el príncipe Harry lo es. No comprendo porque me has de llamar así —. Louis no tenía apetito, sus manos estaban heladas y su corazón palpitaba acelerado. Hace unas horas había yacido en el lecho con Harry, para luego tener que ser testigo de la partida presurosa del mismo. Que agridulce sintió ese te quiero en su corazón. Luego de ello la doncella de Harry, la única que se quedó, le había rogado para que comiera algo. Está de más decir que su apetito era inexistente y se veía incapaz de poder probar bocado, el mero pensamiento le parecía nauseabundo.
— El Príncipe lo es, efectivamente, pero le ha dejado a usted sus posesiones y por ende este lugar. Lo que le convierte en propietario, por consiguiente, nuestro señor.
— ¡Él no está muerto! — Exclamó Louis en un arrebato de rabia, volcando las frutas al otro lado de la habitación. La doncella retrocedió. Louis volvió en sí al ver el temor en los ojos de la muchacha, él no era así —. Perdóname Aileen.
— No hay problema mi señor. Si usted gusta, vendré más tarde y le comentare lo que nuestro Príncipe ha dejado escrito.
—No, ¿puedes explicármelo ahora? Hago voto de mi conducta, no volverá a suceder tal cosa. Y por favor Aileen yo no soy nuestro Príncipe, no importa lo que él me haya podido dejar. Si no fuera por él sería un sirviente más, trátame como tal.
— No sé si eso sería correcto, mi señor.
—Hemos venido a este castillo en la misma camada, no ha de importar —. Respondió Louis llevando un pedazo de huevo a su boca. Mastico, arcadas vinieron, se forzó a tragar mientras su mente se forzaba a cuestionarse cosas de las cuales no podía asegurar nada.
No comprendía qué diablos le pasaba en la cabeza a Harry dejándole sus cosas, ¿por qué lo habría hecho? ¿Por qué dicen que es un traidor? ¿Puede existir acaso algo de verdad en ello? Pero, ¿por qué en todo el reino le tendría que dejar sus títulos (no nobles) específicamente a él? Su pecho rugía, lleno de emociones. Su mente corría de un pensamiento a otro. Y él, pues, era un manojo de sentimientos. Siendo la impotencia un gran competidor a la tristeza y a la melancolía. Sin importar toda la bruma desastrosa que Louis aparentaba ser, logro hilar un pensamiento y aferrarse a este; lo más sensato era seguir lo que Harry quería de él. Dejar de lado aquel profundo pesar que le embargaba, ese dolor que le pedía doblarse y llorar en un rincón, para en cambio, ser consciente con lo que le tocaba. Confiar en el Señor (si es que había uno) de que su Príncipe prevalecería a su acontecer futuro. Tonto de él, podría cumplir en algunas cosas, pero no reaccionaba que en verdad no sentía la situación como verdadera, la sentía surreal y que lo más difícil vendría después.
— Esta bien, Louis. Si usted sigue...
— Aileen.
— Emm... Si t-tú sigues comiendo, en este momento le muestro los documentos que ha dejado nuestro Príncipe. Y la carta que ha dejado para uste... ti.
—Te agradezco.
Louis metió otro bocado a su boca, su estómago rugió. Realmente no le apetecía nada. Aileen volvió deprisa donde su señor. Le entrego los papeles y le dispuso de soledad a Louis. Ella desde los inicios había visto la relación de ambos de sus señores germinar y florecer; intuía que el contrario sentía más de lo que mostraba. Ella misma sentía un desolación en su ser al ver como su amo partió, todo el castillo compartía el sentimiento. Harry era un hombre querido por todos. Y para ella él era más que ello, ya que no solo era su patrón, además sabe que Harry la quiere; él la ha escuchado y ella a él también. ¿Quién hacía eso con su servidumbre? De verdad ella era muy afortunada de estar bajo la mano del otro, de todo corazón esperaba solo bienestar para su Príncipe. Y su corazón había temblado cuando este le dijo hace unos momentos, cuando ella se alistaba a irse con las demás doncellas: "No, tu no, Aileen. Necesito a alguien confiable, que sepa todo lo del castillo, aquí. Quédate con Louis, dile lo que tiene que saber. Y sobre todo, cuídale, ¿sí? Te lo confió". Ella no tuvo oportunidad de responderle, agua había brotado de sus obsidianas, su Príncipe no solo era un buen hombre, valía todo su precio en oro.
Louis, ignorante de los pensamientos, de su ahora, doncella. Prosiguió con la lectura de la carta, que inexplicablemente Harry le había escrito a él.
"Sábado 14 de abril de 1556
Querido Louis,
Esto lo escribí por primera vez hace unos dos años. Me temo que con el nuevo giro de los acontecimientos, no podría darte esa misma carta. Me siento dichoso de haberte hecho mío, tan solo unos días atrás. Y ello sin duda cambia nuestra relación, y lo que debería decirte.
No sé cuándo leerás esto, ¿serás mi pareja? ¿Ya habré tenido tu corazón? Lo cual veo improbable, ya que mediante pasen los años sin duda cambiare las palabras que te dedicare. Si estás leyendo esta versión, lo siento mucho, siento que hayamos pasado muy poco tiempo juntos.
Siempre has sido mi mejor amigo, aquel que vio más allá de mi estatus, quien vio más que un príncipe o el hijo de una puta. Llegaste a mi palacio justo cuando me dieron unos títulos que nunca habían sido míos, que no quería. Y estuviste para mí. Por ello quiero decirte que siempre te he querido. Amado, incluso. Perdón si no hemos llegado aún a esos términos, pero no sé porque lees esto.
Este papel puede llegar a tus manos en las siguientes condiciones: he muerto, me han inculpado de un delito y moriré o me han encarcelado sin juicio por el resto de mis días, o una variación de las anteriores. Si he muerto, quiero decirte que te amo Louis Tomlinson, que nunca llego a ser Styles. Siempre he amado tus ojos tal cual cielo; tu corazón que no juzga; tus oídos que escuchan; tu compañía; tu inteligencia; tu voz; tu ser; y ese jodido olor a albaricoque. Joder, nunca lo había olido tan fuerte como cuando te tuve en mis brazos. Si he muerto, que tristeza me embarga por pensar no volver a sentir tu calidez en mí. No olvides llorar por mí. Y luego seguir adelante. Que yo conozco a un Louis listo para la adversidad, ese que ha sufrido desde su nacimiento, ese que de alguna manera llego a mi palacio. Louis tú me haces sentirme dichoso, tal vez no lo sepas, pero así es. No es hasta ahora que he empezado a desearte, viene desde mucho tiempo atrás; porque Louis, aunque no lo sabes, tienes mi corazón servido en una bandeja de plata ante tus pies. Y me hubiera gustado que lo cuidaras, o lo que aplastaras si era tu gusto. Sería un honor sufrir por ti. Si he muerto, no te asustes por lo dulce que puedo llegar a ser. En cambio, quiero que me recuerdes con una sonrisa. Y si no he muerto, por favor olvida todo lo que leíste y si me vuelves a ver nunca menciones esto a mí, de lo contrario, ya no moriré por tu belleza, si no de la vergüenza. Olvida todo si tengo esperanza. Porque pienso demostrarte todas mis palabras.
En dado caso no muera, de todas formas quiero decirte que te dejo todo cuanto tengo. Porque te quiero, querido. El por qué, ahora ya lo sabes. Sin importar que en este momento seamos amantes, tú has sido el único ser humano que puedo considerarlo, sin titubeos, mi familia. Gracias por traer luz a mi vida. Gracias por quererme.
Si hay posibilidad que viva y esta es mi primera carta hacia ti, quiero que sepas que las que vendrán no serán tan románticas... Me reí, por eso la tinta salpicada, perdón, querido mío. Ni yo mismo me creo, solo espero que te gusten los hombres de este tipo, si no, es así estoy perdido. También, discúlpame por no ser elocuente, o lo suficiente formal, mis manos tiemblan. Me temo que no puedo escribir otra cosa, no importa, contigo no importa. Sé que no te importara.
Discúlpame querido, me pierdo en mis pensamientos, y me pone nervioso escribir esto porque no quiero que nada pase, no cuando ya estoy más cerca de ti. No cuando te he tenido.
Actualmente, yo no estoy buscando una confrontación con nadie. Sin embargo es bien sabido no soy el más popular en la corte, y con las nuevas políticas de mi hermana, los protestantes los son menos. Lamentablemente yo soy un peligro para su corona y protestante. Nunca ha habido una mejor mezcla. Sé que nunca hemos hablado en abundancia del tema, no obstante, es así.
Debido que se el peligro que estoy corriendo, no es mi deseo dejarte sin nada, no quiero dejar a toda mi gente sin nada. La corona, si muero, tomará posesión de todo cuanto poseo. Si no he muerto, igual pueden aprovechar, no solamente ella sino un sinfín de personas. Por eso siempre debe haber un señor en un palacio, recuérdalo Louis. Ahora lo eres tú. Todas las hectáreas que conforman mi castillo son tuyas, o lo serán hasta mi regreso. El pequeño ejército a mi mano, la arca de tesoros a mi nombre, y unas cuantas propiedades pequeñas en Inglaterra y Francia. No es mucho, para ser un Príncipe no tengo mucho poder, ni amigos. Cuídate las espaldas en todo momento. Con el arca solo podrás vivir una buena vida, tal como hemos vivido, por unos años. No por toda tu vida, a menos que dispenses a todos y vendas propiedades. Sé que no eres así por ello sigue el negocio. Madam Catalina Parr te ayudará, escúchala, sabe lo que hace.
Todos los detalles están especificados en los demás papeles. Ya está hecho todo el proceso correspondiente, la burocracia, no te preocupes por ello. Solo fírmalas. De manera permanente si he muerto. Si no es así, Madam Catalina sabrá qué hacer. Será un arreglo temporal, igual podrás disponer como quieras, solo no podrás vender el castillo. Igualmente ese arreglo temporal se convertirá en inquebrantable con mi muerte.
Louis, pase lo que pase, recuerda lo que he dicho. Corta esta carta donde te he dicho palabras primorosas, pero quémala después de leerla. Si mis enemigos, sean quienes sean, la encuentra, depende como este, me irá peor a mi o a ti. Quémala y se consiente.
Querido, no soy lo suficiente humilde para no pensar que me quieres, ya lo sabes, me conoces. Por ello quiero pensar que te duele mi partida y yo te digo: Louis, no llores corazón. Imagina que limpio cada una de tus lágrimas con las yemas de mis dedos, y te acaricio la mejilla una vez más. Imagina que te tomo de la cintura, te susurro algo en el oído y te estrecho en mis brazos. Louis, es difícil escribirte sin saber cómo voy a estar, si muerto o vivo. Pero si todavía respiro, te aseguro que yo pensaré en ti todos los días de mi vida hasta volver a encontrarte. Porque ningún lugar es mejor, como lo es estar entre tus brazos.
Siempre tuyo,
El que te entregó su corazón, H.S"
Louis rió, rodó los ojos y definitivamente lloró leyéndola. Harry siempre sería Harry, lo sentía vivo mediante su escritura, en su carta. Lo sintió tan cálido en su corazón que lo quería cerca, quería sentir la calidez de su aliento rozar su cuello, la calidez de sus manos recorriendo su cuerpo. Quería a Harry consigo y para él, a la par. Como Harry lo había escrito, no había mejor lugar que los brazos del otro. Él sabía que si Harry estuviera con él en esos momentos le quitaría cada una de sus lágrimas y le daría un hombro donde llorar sin dudarlo por un momento, ¿quién lo haría ahora? ¡Maldita sea! Le había dicho que lo amaba, ¿por qué había tenido que ser bajo esas circunstancias que se haya revelado tal hecho? ¿Cómo podría quemar tal belleza? Las pequeñas manos de Louis empezaron a temblar, y poco a poco todo el cuerpo de él lo acompañó. Un grito ahogado murió en su garganta. Los zafiros brillantes de sus ojos perdieron la visión en una bruma de lágrimas. Louis había prometido que no lloraría, que haría lo que Harry le digiera. Y si lo haría, pero el dolor lo mataba. No podía respirar, cayó del banco, y lo fresco del piso lo abrazo. Con la carta aun en su pecho, no busco sentarse, sino se hundió aún más, y de forma fetal se acurrucó. De unas ínfimas lágrimas, a un torrente paso.
Saber aún más de los hechos lo perturbó, no, lo había hecho trizas. Harry era lo suficientemente consciente de su situación para hacer todo ello. Podía morir. Con aquello Louis llevó sus manos a su boca y tembló en demasía, como si un terremoto estaba sucediendo en su interior. ¿Cómo sería estar sin Harry? ¿Cómo se podía permitir siquiera pensar en un mundo sin el sí apenas el día anterior lo había tenido consigo? Louis, ahora sabe que siempre, un siempre finito, había sido parte importante de la vida de Harry. Pero él no sabía que era un actor principal en la vida de ese león, a penas ese día se había enterado, apenas lo había disfrutado, apenas lo había vivido. El dolor seguía y seguía, quería gritar, tirar todas las frutas que todavía quedaban en la mesa, hacer un desastre y luego desaparecer.
Tomó un respiro. Sus ojos apenas eran unos puntos abultados y rojos en el momento, seguían llorando, pero no tan fuerte como su alma lo hacía. Se levantó y volvió a sentarse en el banco. Louis no había tenido a nadie, hasta que llego Zayn, pero ni él lo había hecho tan feliz con solo poder ver su sonrisa, no como lo hacía Harry. El llego y lo liberó, llego y lo quiso, llego en donde no tenía nadie, llegó y así como el vio más que un príncipe, el príncipe vio más que un sirviente que había sido vendido por su propia madre. Vio más en él. La impotencia hizo rabiar a Louis. No sabía qué hacer, solo sabía que buscaría salir de su ignorancia, ya que Harry no podía morir, no merecía morir. Era un león con corazón de oveja, y ese mismo era merecedor de mucho más de lo que le estaba tocando vivir.
H&L
El único sonido de la noche era el chillido incesante de las ruedas de la carreta al rodar por las calles empedradas. Harry también oía su corazón amartillar una y otra vez. Pero el clamor de la ciudad alcanzaba sus oídos cada vez con más fuerza. Hubo un momento donde los gritos ya no eran un susurro a la distancia, sino una horda enfurecida.
—Bienvenido a Londres, príncipe—. Sir Malik le dirigió la mirada por primera vez, congratulado de ver a el susodicho en tal posición. Sus dientes color perla resplandecieron en una sonrisa bajo el brillo de la noche.
Harry no era traído como un simple criminal, sin importar que fuera inculpado de traición, su estatus jugaba con él. Había traído su equipaje consigo, sus doncellas y no iba atado, solamente iba en la parte de atrás de una burda carreta, no mucho mejor de las que ocupaban para reos normales. Sin embargo, aun con todas sus facilidades, se sentía un paso más allá de la humillación. Harry, pese a todo, dejó de ser ante la ley un hijo ilegítimo, lástima ante los demás nunca dejaría de ser un hijo bastardo.
En su camino, gritos, no de una horda, sino de pavor y súplica logró vislumbrar. Y lo vio, tres personas, con ningún vello en sus cabezas, más que sangre en ellas; estaban atadas y listas para ser quemadas. Sir Malik vio la vista endurecida del supuesto principito y busco aquello que le molestaba. Torció la lengua y soltó una risilla.
— Son herejes, merecen ser quemados —. Los puños de Harry se endurecieron, una de sus doncellas los tomó entre sus manos y trato de calmar a su señor.
— Protestantes —. Corrigió Harry, pensando en Louis, y en cómo de verdad quiere regresar vivo a casa. Pegarle a ese Sir sería contraproducente.
— Protestantes, herejes, la misma cosa. Mejor preocúpate por ti antes que ellos.
Pᴀʀᴛᴇ II
𝕴𝖓𝖋𝖔𝖗𝖒𝖆𝖈𝖎ó𝖓 𝖊𝖝𝖙𝖗𝖆
*Lo que esté en cursiva son cosas que había escrito cuando aún seguía la historia, y no modifique el tiempo porque deseaba dejar esa idea permanecer, quería hacer un comentario o me pareció pertinente.
Con este fic buscaba poder narrar más y de una forma más bello lo que sucede. Porque quiero llegar a ser una escritora y que digan "escribe exquisito". Me inspiro de los clásicos, como el "Retrato de Dorian Grey". De hecho el primer capítulo inicia casi igual a este libro. Por razones obvias no puedo llegar al nivel de Oscar Wilde, ni he de poder narrar en demasía todo lo que les rodea. Sufrí cuando quería describir la cocina, es más difícil de lo que parece. Pero ahora al menos mencione los lugares, antes no me pasaba eso.
Yo pensé que ya en el capítulo tres (uno que al final ya no salió como capítulo pero si esta en este anexo) ya no iba a tener nada que contar, porque siempre me ha costado escribir historias largas, cohesionar tramas, personajes y todo. Por eso pensé que esto iba a ser corto, ya veo que no. Ando re inspirada, y con detalle se quiza lo que pasará hasta el año 1559, estamos en la historia en el 1556. Pero también se como quiero que termine. Solo que no tengo hecha la linea de tiempo después de 1559. Esto lo escribí cuando publique el 3. De hecho, si, andaba muy inspirada, y pensaba que iba terminarlo. Al final no resultó ser así. Continuemos.
Esto está basado en una película, pero también he investigado sobre la vida de la figura histórica. Isabel I. Así que no solo iba a continuar siguiendo el marco del filme, sino el marco histórico real. Por supuesto, con licencias creativas. Por ejemplo si Isabel hubiera sido hombre, como Harry, su padre no hubiera dejado que tuviera el título de bastardo. Además antes de Maria ser reina (la hermana de Isabel), hubo un hombre como rey solo que murió a los 15 años, entonces, ya que la monarquía Británica favoreció a los hombres antes de las mujeres, "Harry" (Isabel hombre) hubiera tomado el poder, sin importar que su hermana era la mayor. Pero ya ven, la historia no iba por ahí, y más adelante se iban a explicar todas esas cosas. Este solo es un ejemplo. Y por eso me había tardado más para hilar todo eso, hacerle un pasado a los personajes e investigar.
Aunque me estoy tomando esto en serio, se que va a estar lejos de ser perfecto, y no busco eso, solo entretener y que pasen un buen rato. Todo esto no es exacto. Por ejemplo no he investigado realmente cómo se manejaban las propiedades en el siglo XVI en la corte Inglesa, no se si eso hubiera podido ser posible (Louis recibiendo propiedades de Harry) pero ya que, esto lo escribo yo.
En adición, otro cambio que hice fue que tanto el protestantismo (este es mas relax, luego con Harry iba a hacer que diera un twist) como el catolicismo acepta las relaciones homosexuales, pero solo acepta el matrimonio entre los hombres. No casa a nobles ni jóvenes de la alta sociedad que pueden dar descendencia, solo lo hace con el pueblo o señores mayores ricos que ya no pueden dar descendencia. Porque la iglesia aquí es un poquito más tolerante pero nunca deja de ser ella. Y no le quiero quitar el deshonroso honor a los hombres de esa época de pensar que la sexualidad de la mujer solo existía para complacer la suya o para parir hijos. Una historia lebisca en este universo quedaría super cool. Tal vez despues, cuando tenga mas experiencia. Not happening in a nearly future, al menos no como fic.
Si leíste todos mis anexos, te amo♥. Besos corazones, espero que tengan una muy linda vida.
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