Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

9.- Promesas

Ángelo.

Sabía los riesgos que acarreaba tener un encuentro con Jacob fuera de los juzgados. Sabía perfectamente lo que podía pasar, y no me equivoqué.

—¿Perdiste la cabeza? —reclama mi madre—. ¿Cómo haces algo como eso sin decirnos?

—¿Debería informarte sobre mi vida privada?

—¡Sobre cosas que involucran a la familia! —lanza la revista contra mí en un movimiento brusco. Mi mandíbula se tensa y me obligo a mí mismo a recordarme que se trata de mi madre.

—Sabías que en algún momento esto pasaría —le recuerdo—. Lo sabías bien, Beatrice. No me vengas con esto ahora.

—Tu padre fue claro, Ángelo —musita con firmeza—. Fue totalmente claro, ninguna relación con ese niño y con su madre.

—No tengo ninguna relación con su madre —aclaro—. Y con él, es mi hijo, no planeaba...

—¡Sabes bien que no es así! —grita con molestia.

—No te atrevas a repetir eso —advierto—. No es tu problema.

—Claro que es nuestro problema, Ángelo. Todo lo que involucre a nuestro apellido, se convierte en un problema para nosotros.

—Madre...—Antoni intenta intervenir, pero Beatrice lo manda a callar con un gesto.

—¿Cómo quieres que confiemos en ti otra vez, si sigues tomando malas decisiones? —mi cuerpo entero se tensa—. ¿Cómo planeas que te veamos como el líder de los casinos, cuando puedes arruinarnos con tus decisiones impulsivas?

—Deja de mezclar lo que hago con mi vida personal con los casinos —exijo—. Desde que Paolo murió no he hecho más que extendernos, más que aumentar nuestra fortuna. Sabes que ninguno de mis hermanos hubiese sido tan capaz como yo.

—No nos dieron oportunidad de averiguarlo —sentencia.

—Beatrice —reprende Antoni—. No es...

—Déjalo —interrumpo a mi hermano—. Queda bastante claro que no volverás a confiar en mí. ¿Y sabes qué? No me importa. Seguiré haciendo lo que mejor me parezca, y ninguno de ustedes va a decirme cómo debo actuar. Soy el dueño, por mucho que eso te moleste, lamento mucho que tu favorito esté muerto.

Mi madre retrocede, sé perfectamente lo que dije, y no me arrepiento.

Estaba harto de tener que estar bajo la sombra de alguien más, estaba cansado de demostrarle a personas que no lo apreciaban, que era capaz.

—Discúlpate —ordena.

—Sabes bien que nunca pido disculpas —le recuerdo—. Esta no va a ser la excepción, madre.

Lanzo la revista sobre el escritorio, les dedico una última mirada a ambos antes de salir de la habitación. La molesta se acrecienta cada vez más mientras salgo de la casa de mi madre.

Estoy apretando los dientes tan fuerte que un dolor se presenta tras algunos minutos. Subo al auto y cierro la puerta en un movimiento fuerte.

Un grito furioso brota de mis labios cuando me encuentro dentro, cierro los ojos con fuerza mientras apoyo la cabeza contra el respaldo del asiento.

Alguien había tomado una fotografía en mi viaje a San Francisco, probablemente algún periodista dispuesto a vender la imagen a alguna revista para chismes, no esperaba que sucediera tan pronto, pero las revistas de Italia ahora no dejaban de especular sobre mi paternidad.

Pero si quería poder traer a Jacob conmigo, si quería poder hacerme cargo de él aquí, tenían que saberlo.

Esta no fue la mejor manera, pero creo que es algo que debía pasar.

Conduzco sobre el límite de velocidad permitido, debería de ir a los casinos, debería sumergirme dentro de todo el trabajo que debía de hacer, pero, por el contrario, solo conduzco a casa.

El silencio en el interior me recibe, una leve sonrisa se filtra en mis labios al mirar los juguetes esparcidos por la sala, las risas que vienen del jardín trasero captan mi atención, y me acerco a uno de los ventanales para poder mirar.

Daphne está sobre el césped, sosteniendo a Lía en su regazo mientras observa a Bella hacer algunos movimientos de ballet. Nuestra discusión de hace un par de días vuelve a mi memoria, la manera en la que hablaba de mis sobrinas me hacía darme cuenta de que Daphne, realmente se preocupaba por ellas.

No pienso mucho en salir hacia el jardín, tan pronto como los ojos de Bella me miran, corre hacia donde me encuentro.

—¡Tío! —me coloco en cuclillas para poder recibirla en brazos.

—Hola desastre —saludo con una sonrisa—. ¿Has estado practicando para la obra?

—¡Si! ¿Irás a verme?

—Pero claro —aseguro—. ¿Cómo me lo perdería?

La dejo sobre el césped y corre de nuevo hacia donde Daphne se encuentra. Extiendo los brazos hacia Lía, la bebé me observa por un par de instantes antes de sonreír.

Antonella era prácticamente el retrato de Lucca, pero en femenino, Bella era una combinación de los rasgos de sus padres, pero la pequeña Lía, es idéntica a Jenna.

—¿Hoy estás de buen humor?

—Hasta que me preguntaste eso —la molesto. Daphne rueda los ojos—. Sigo esperando mis disculpas por ser llamado "idiota"

—Yo no pido disculpas —retengo la sonrisa—. A menos que las merezcan.

—Y según tú, yo no las merezco.

—No fui yo quien lo dijo —niego levemente, pero no aparto la sonrisa de mis labios.

Me coloco a su costado, importándome poco lo húmedo del césped y acomodo a Lía sobre una de mis piernas.

—No quise decir aquello el otro día —Daphne me mira de soslayo—. Es solo que no me gusta hablar de mis problemas.

Se mantiene en silencio, arrancando el césped y estrujándolo entre sus dedos.

—Salió mal —continúo—. O al menos, no como me gustaría.

—¿Por qué no quieres que nadie lo sepa? Es tu hijo, ¿por qué mantenerlo oculto?

Me debato sobre si es buena idea contarle o no. Nada me garantizaba que Daphne no fuese a la prensa para vender la información. No necesitaba un escándalo.

—Porque esa fue la condición de mi padre para ayudarme —respondo sin mirarla—. Y no tuve otra opción más que aceptar.

—Quieres decir que, si se supiera, ¿perderías todo?

—No en realidad, cuando mi padre falleció fui el principal heredero. Antoni conserva sus acciones, y Lucca me dejó las suyas, así que nadie puede quitarme nada.

Ella permanece en silencio.

—No sé porque te estoy diciendo todo esto.

—Tal vez porque necesitas que alguien te escuche —responde con una sonrisa tirándole de los labios.

—Tal vez.

Centro la atención en Lía, llevo una de mis manos hasta acariciarle el cabello, los leves risos de pierden entre mis dedos y el recuerdo de lo encantado que estaba Lucca cuando nació viene a mi memoria.

—Lamento haberte llamado idiota —volteo, Daphne se encoge de hombros mientras habla—. No creo que lo seas, bueno, a veces.

—¿No que no pedías disculpas? —una leve risa brota de ella, el sonido me hace sonreír.

—Solo cuando las merecen.

No conocía nada más acerca de Daphne, no sabía a qué se dedicaba en realidad, de donde venía, la clase de familia a la que pertenecía, no sabía absolutamente nada más, pero por primera vez, no se siente necesario.

Se siente como si hablar con ella, fuese liberador. Pero sabía exactamente las consecuencias de sentirme así.

Sentí lo mismo con Renata, y no quería recordar todo lo que eso me ocasionó.

Daphne Lennox no era una mala persona, pero si era la clase de mujer, por las que yo bajaba la guardia.

Lo estaba demostrando justo ahora, y eso no sería bueno para mí. El sentirse bien es momentáneo, la sensación de bienestar es tan efímera, que te sumerge en una constante búsqueda de sentirte igual.

Ya atravesé algo como eso, y me juré que nunca me permitiría sentir eso otra vez.

Por nadie.

Observo la hora en el reloj, el recital de Bella debería comenzar pronto.

—¿Tienes un sitio más importante al cual ir? —inquiere Daphne.

—No, me tomé el día para Bella. Como puedes ver, si me interesa lo suficiente.

Ella sonríe, se concentra de nuevo en Lía y habla de algo con Anto que está justo a su costado.

Reviso el celular, contestando los mensajes de Franco y algunos otros relacionados con el trabajo, cuando la característica música que da inicio al recital se deja escuchar, guardo el artefacto en mi bolsillo.

—¡Oh, mira que adorable! —exclama Daphne cuando Bella aparece.

Una sonrisa se cuela en mis labios cuando la miro moverse por el escenario, lleva un tutú rosa, y la delicadeza con la que se mueve me hace recordar la manera en la que Lucca hablaba de ella.

"Deberías venir alguna vez" "A ella le gustará ver a su tío en el público" "Será una gran bailarina, no tengo duda"

Mantiene una sonrisa radiante en el rostro, y sigue los movimientos con una coordinación impresionante.

—Su padre estaría orgulloso —aseguro cuando el recital termina y nos ponemos de pie para aplaudir—. Lo hubiese estado sin duda alguna.

—Su padre no está, pero su tío si —susurra Daphne cerca de mi oído—. Ve y házselo saber

Me da un leve empujón para que camine, la miro por un par de segundos y cuando hace un gesto con la cabeza, me abro paso entre el público.

—¡No olvides las flores! —exclama Daphne. Le hago un gesto con la mano para indicarle que no, y voy primero hacia el sitio en donde la profesora entregaba los ramos de flores previamente pagadas.

—Señor Lombardi, que gusto verlo —exclama la profesora al verme—. A Bella le agradará saber que vino.

—No me lo perdería —aseguro tomando el ramo que me entrega.

Me informa el sitio en donde las niñas se encuentran, y me encamino hacia ahí. Hay varios padres entrando a la sala con flores, me abro paso entre ellos y la localizo, está justo en el medio, mirando alrededor.

Una leve punzada me atraviesa el pecho al notar la manera en la que mira a los padres en la sala.

La terapia había ayudado, aún seguía asistiendo, pero la terapeuta dijo que no esperaba que lo asumiera tan rápido, necesitaba tiempo para entender que sus padres no estarían más.

—Hola, desastre —Bella voltea, la sonrisa radiante vuelve.

—¡Tío! ¡Trajiste flores! —corre en mi dirección y no dudo en abrir los brazos para recibirla.

—Claro que sí, fuiste la bailaría principal. Mereces flores —se abraza a mi cuello y permanece así por un rato antes de apartarse—. Estoy orgulloso, Bella. Lo hiciste increíble.

—¿Crees que a papá y a mamá les gustó? —inquiere.

—Claro que sí, principessa —aseguro—. Claro que si.

Permanecemos un rato más en el interior de la habitación, Bella habla con un par de niñas y me veo en la obligación de hablar con sus padres. El hecho de que pensaran que nadie vendría a la presentación para ver a Bella, me molesta más de lo que llegue a considerar.

Daphne ya nos espera afuera, Antonella recibe a su hermana con el mismo entusiasmo y le muestra las fotografías que tomó durante el recital.

Es sábado por la noche, así que al llegar a casa y luego de acostar a cada niña en su cama, Daphne aparece en la sala con su bolso.

—¿No me necesitarás mañana? —inquiere con una leve sonrisa.

—Espero no hacerlo —admito—. La señora Wilson se quedará, así que tendré algo de ayuda.

—Bueno, si me requieres, puedes llamarme —se encoge de hombros—. Siempre y cuando haya pago de horas extra.

Sonrío, sacudo la cabeza levemente mientras me incorporo del asiento.

—Te dejaré disfrutar de tu día libre sin molestias —sentencio—. Nos vemos el lunes.

Ella asiente.

—Nos vemos el lunes —repite.

El señor Bruno ya se encuentra esperándola afuera, la acompaño hasta que sube al auto y me hace un ademán de adiós. Cuando el auto sale de la casa, tomo una inhalación.

Vuelvo adentro, disfrutando del cómodo silencio que se ha instalado en la casa. Atravieso la sala, subo las escaleras con lentitud y una vez en la habitación, observo la fotografía de Lucca.

—Lo estoy haciendo lo mejor que puedo —murmuro—. Realmente me esfuerzo. Me dejaste tres desastres que amenazan con volverme loco, pero no voy a fallarte, y voy a cuidar de ellas, Lucca. Del mismo modo que tu siempre cuidaste de mí.

Era sabido que no rompía mis promesas, y una que involucraba a mi hermano, era imposible de romper.

Le cumpliría, aún si eso significaba más de un sacrificio de mi parte. 

________________________________________________________________________________

Nos leemos el miércoles, no se olviden de votar y comentar, significa mucho para mí <3 

¡Gracias por todo el apoyo!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro