40.- Un deseo
Ángelo.
Realmente nunca esperé ver el jardín de mi casa como un sitio para celebrar una fiesta infantil, pero creo que debería de saber que, en los últimos meses, he hecho cosas que antes ni siquiera hubiese considerado.
El cumpleaños de Bella había llegado, y con esa, una enorme celebración con todas las cosas y todos los detalles que pidió. El jardín delantero de la casa está completamente decorado con globos e imágenes de princesas, bailarinas de ballet cuelgan de algunos árboles, y una gran mesa en el centro llena de toda clase de regalos.
La música infantil suena por el par de bocinas, y las risas de los niños correteando por el jardín se escuchan con mayor fuerza.
—Parece que si sabes cómo celebrar una fiesta infantil —dice Antoni—. ¿Dónde está esa princesa?
—¡Tío Antoni! —mi hermano gira cuando la voz de Bella se escucha, coloca una sonrisa radiante en el rostro y prácticamente lanza hacia mí gran caja de regalo para conseguir tomar a nuestra sobrina en brazos—. ¿Trajiste un regalo?
—Sí, Antoni, sin regalos no puedes entrar a la fiesta —lo molesto y él resopla.
—Claro que traje un regalo, principessa —deja a Bella sobre el césped y toma la caja de regalo, Bella lanza un grito emocionado y corre de vuelta a la mesa para dejar el obsequio ahí.
Ambos la observamos correr hacia el grupo de niñas que la esperan, y Bella parece olvidar la presencia de Antoni.
—Estás creando un pequeño monstruo —reclama.
—¿Qué puedo decirte? —inquiero sonriendo—. Siempre consigue salirse con la suya.
Antoni asiente, y luego me mira de una manera que no consigo entender del todo.
—¿Jacob no va a venir? —su pregunta me sorprende un poco, porque evidentemente Antoni y Jacob no convivían demasiado, de hecho, puede que apenas y se hayan visto, así que no esperaba que preguntara por él.
Sin embargo, el hecho de que lo haga me recuerda que no obtuve una contestación de Russell, así que deduje que probablemente no vendría. Y aunque eso era una posibilidad, no dejaba de sentirse decepcionante.
—Russell no respondió —intento restarle importancia encogiéndome de hombros—. Así que no, él no vendrá.
—Bueno, ya habrá más cumpleaños —dice palmeando mi espalda.
No encuentro que responder, la presencia de Daphne nos libera de un silencio incómodo y ellos tienen una corta conversación, en la cual no parecen necesitar de mi participación.
—¿No son demasiados niños para ti? —inquiere Daph cuando mi hermano se ha apartado.
—Oye, tampoco soy una especie de hombre intolerante a los niños —ríe un poco antes de asentir a modo de respuesta—. ¿Dónde está Lía?
—Sally está con ella justo ahora —informa—. Y...
—Señor Lombardi —la señora Wilson interrumpe—. Lamento interrumpir, pero alguien lo busca en la sala.
—¿Un invitado? —inquiero.
—No precisamente.
La miro un tanto confundido, Daphne y yo compartimos una mirada y luego regreso la atención a la señora Wilson.
—De acuerdo, voy enseguida —cuando nos da la espalda, vuelvo hacia mi chica—. Vengo enseguida.
—No demores, o te perderás que Bella sople las velas —advierte.
—Por nada del mundo —lanzo un beso hacia ella antes de darle la espalda, y caminar hacia el interior de la casa.
Esperaba que no fuese algo relacionado con los casinos, en el último par de semanas las reuniones de negocios se habían extendido hasta incluso fuera del casino, pero hoy definitivamente no tenía intenciones de tratar temas relacionados con el casino.
Sin embargo, tan pronto como llego a la sala, confirmo que quien espera por mí no tiene intención alguna de hablar sobre negocios.
—¡Papá! —me detengo en el segundo en el que miro a Jacob. Algo estalla en mi pecho cuando se libera del agarre de Russell, y corre hacia mi dirección.
Apenas y tengo tiempo de inclinarme con ligereza para recibirlo en brazos, se lanza contra mí y el sonido de su risa me parece glorioso.
—Hola, campeón —saludo sonriéndole—. Que sorpresa verte aquí, Bella estará feliz de verte.
Mientras hablo, camino hacia el centro de la sala, en donde Russell se encuentra.
—Creí que no vendría —murmuro mirándolo.
—¡Jacob! —el grito entusiasta de Bella hace que Jacob se remueva entre mis brazos hasta conseguir bajar y correr hacia donde su prima se encuentra.
Sonrío en cuanto ambos se abrazan y luego, Bella prácticamente lo lleva a rastras hasta el jardín.
—Quise tomarme unos días para recorrer Millán —dice encogiéndose de hombros—. Y pensé que sería buena idea que él estuviese aquí. Su maleta está en el auto.
—Gracias por traerlo —murmuro—. No sabía si estarían de acuerdo.
Russell vuelve a elevar los hombros, como si quiera restarle importancia al hecho de que se encuentra a mitad de mi sala. Eleva la mirada, soy consciente de como parece estudiar cada detalle de la construcción.
—Renata no mentía al decir que te iba realmente bien —dice—. Vives en una mansión.
—He mejorado, sí —respondo—. ¿Por qué de pronto eres tan...amable?
No hay una respuesta inmediata, y comienzo a creer que definitivamente no la habrá cuando el silencio se prolonga por varios segundos más.
—Fui una mierda de amigo —fija la mirada en mí y mi cuerpo entero se tensa, cada músculo, cada fibra que lo compone se pone rígida.
Nunca hablamos de lo pasó, la única vez que lo intentamos, acabamos en los golpes, él con la nariz rota y yo casi acabé igual.
—Lo fuiste —mi voz sale cautelosa, no sé si en realidad quiero tocar el tema ahora.
—Lo lamento, yo...probablemente pienses que soy un maldito hipócrita después de todo, pero...pero realmente estoy agradecido por la manera en la que me ayudaste, no debí traicionar tu confianza, no debí de pagarte de esa manera.
Las risas de los niños llegan hasta nosotros, y tengo la tentación de pedirle que se marche, de agradecerle por traer a Jacob, pero decirle que no planeo hablar de lo que ocurrió.
Pero una parte de mí necesita hacerlo, necesita cerrar todas las puertas que pudieran conducirme de nuevo hacia aquel sitio, que pudieran entorpecer mi felicidad futura.
Le hago un gesto con la cabeza para que me siga al estudio, avanzamos en silencio, subiendo las escaleras siendo el sonido de nuestros pasos lo único que se escucha mientras avanzamos.
Cierro la puerta del estudio tan pronto ingresamos, tomo una inhalación antes de girarme hacia el hombre que consideré como el mejor de mis amigos por largo tiempo. En la universidad, luego en el despacho, y me obligo a recordar toda la mierda que pasé por su culpa.
—¿Le dijiste alguna vez a Renata que hiciera todo lo que hizo en mi contra?
El semblante avergonzado que coloca me lo confirma.
—Le dije que tal vez podríamos obtener algo de dinero, es decir, ella mencionó que tan pronto como se divorciaran lo perdería todo, así que sugerí que tal vez, podríamos beneficiarnos por un corto tiempo.
—Así que fuiste tú.
—Ángelo...
—Éramos amigos, nunca hice nada en tu contra, jamás intenté dañarte. ¿Por qué hacerlo? ¿Por qué decirle que cree toda esa maldita farsa?
—No, eso no fue mi idea —aclara—. Ángelo juro que nunca le dije que inventara toda esa mierda del maltrato, cuando me di cuenta estábamos sumidos en un maldito juego del que no entendía nada, pero Renata sabía exactamente qué hacer y yo...yo solo la seguí.
Un sabor amargo se instala en mi boca mientras él habla. Aparto la mirada, mordiendo el interior de mi mejilla intentando controlar la maraña de sentimientos que me envuelven en este instante.
—No planeo que seamos amigos, solo qué tal vez, por el bien de Jacob, debamos mantener una relación sin...inconvenientes.
—Claramente no volveremos a ser amigos —sentencio—. Mientras no te metas conmigo, ni con mi familia, no tendremos problemas.
—Puedo asegurarte que conmigo no tendrás ningún problema, ya tengo suficientes —masculla—. Pero deberías cuidarte de Renata, ella...está fuera de control.
—¿Fuera de control?
—No es buena para Jacob, me pediste que lo cuidara de ella y eso es lo que estoy haciendo —admite—. Pero esa mujer está dispuesta a acabar con todos los que le arruinaron su "perfecto plan"
Hace comillas con las manos y suspira.
—Sé que estás a un océano de distancia —señala como si eso fuese relevante—. Pero deberías tener cuidado, ya sabes, de ella nunca sabes que esperar.
Asiento. Él mira su reloj y suspira.
—Tengo que irme —informa—. Planeo estar en Milán una semana, quiero pasar con Jacob un poco de tiempo y conocer la ciudad, así que, ¿te parece si vengo por él antes del fin de semana?
—Sí, está perfecto.
Ninguno dice nada más, bajamos de nuevo hasta la sala y vamos por el par de maletas de Jacob. Las tomo en la entrada y nos despedimos con un gesto cordial, cuando el auto sale por completo de la casa, me siento aliviado.
"Deberías de cuidarte de Renata"
Grandioso, lo último que necesitaba en mi vida es a una mujer fuera de control. Russell tenía razón, estábamos a un océano de distancia, pero, de cualquier forma, no perdía nada con averiguar un poco y eliminar todo rastro de duda o inquietud.
Llevo las maletas hacia la habitación que le había dado a Jacob la primera vez que estuvo aquí, y luego me apresuro a volver al jardín.
—¡Ahí estás! —Daphne parece aliviada de verme—. Llegó la hora de partir el pastel, ven.
—Me alegra ver que no comenzaron sin mí —bromeo.
Bella ya se encuentra detrás del gran pastel en forma de castillo, sonríe con emoción mientras Daphne enciende las velas y luego todos cantamos a coro la conocida canción de feliz cumpleaños.
Mientras lo hago, observo de reojo a Daphne, tiene una sonrisa radiante en el rostro mientras uno de sus brazos rodea la espalda de Bella, la mira con adoración, de la misma manera en la que una madre vería a sus hijos.
Y luego observo a Bella, la miro sonreír de una forma tan radiante, de una manera en la que probablemente no la había visto sonreír. Hay algo en ella, una nueva chispa, parece ser más...feliz.
—¡Feliz cumpleaños! —el grito a coro se deja oír y luego una ola de aplausos.
—Pide un deseo —susurra Daph cerca de su oído.
Bella cierra los ojos en un gesto adorable y luego se inclina hasta acercarse a la vela, y sopla.
Más aplausos se dejan escuchar, y ella parece tan encantada de tener la atención de todos.
—¡Ya eres una niña grande! —exclama Antonella con emoción mientras se acerca, abraza a su hermana y sonrío.
—¿Una foto familiar? —todos miramos al fotógrafo, quien sostiene la cámara en sus manos y nos hace una seña.
—Claro —Daphne toma a Lía en brazos, se coloca al costado izquierdo de donde Bella se encuentra, Jacob se posiciona al costado de su prima, Antonella abraza a su hermana por los hombros, y yo me coloco detrás.
—Sonrían —indica—. ¿Listos? Digan "cheese"
—¡Cheese!
El flash se dispara hacia nosotros, y en ese momento la imagen se captura. La primera fotografía familiar, la primera de muchas, de eso no tenía ni una sola duda.
Al final del día, todos estamos completamente agotados. El cansancio se apodera de cada parte de mi cuerpo, pero no puedo fallarle al desastre que me pide el cuento para dormir.
He estado con Jacob antes de venir, y Daphne había hecho un excelente trabajo intentando contener la prisa de Bella por tener su cuento para dormir. Solo Dios podía saber qué tan exigente se podía poner esa niña si se lo proponía.
Ella se encuentra cubierta hasta los hombros, escuchando atentamente cada palabra que digo.
—Celebrada la boda, el joven príncipe inundó el jardín de rosas en honor a Bella, a las que superaba en belleza de rostro y corazón.
Cierro el libro que se había convertido en su favorito, porque la princesa llevaba el mismo nombre y sonrío al observar como parece luchar por mantenerse despierta.
—Y colorín colorado...
—El cuento se ha acabado —dice con voz dulce antes de soltar un bostezo.
Las comisuras de mis labios se curvan hacia arriba, dejo el libro sobre la pequeña mesa de noche que hay al costado de la cama y me incorporo. Le acomodo las mantas, apago la lámpara y me inclino hasta dejar un beso en su frente.
—Buenas noches, desastre.
Cuando me aparto, dispuesto a salir, ella me llama.
—¿Sí?
Permanece en silencio, lo que me hace volver los escasos pasos que he avanzado y volver a colocarme en el borde de la cama.
—¿Qué pasa?
Me mira por unos segundos, parece no demasiado convencida de continuar así que le sonrío.
—¿Tú eres un papá? —pregunta y mi entrecejo se arruga.
—Soy el papá de Jacob, así que creo que sí, soy un papá.
Parpadea, formando un mohín en los labios.
—Oh, desastre, ¿qué ocurre? —me acerco un poco más, extendiendo la mano para acariciar su rostro.
Sacude la cabeza, en forma de negativa.
—Buenas noches, tío.
—Sabes que puedes decirme cualquier cosa, ¿no es cierto? —vuelve a mirarme y asiente.
Probablemente no me diga nada ahora, así que me incorporo de nuevo y la miro una última vez antes de salir.
No me aparto de inmediato, así que escucho a puerta que intercomunica las habitaciones ser abierta, y pasos dentro. Seguramente Antonella ha entrado con su hermana, y aunque no tengo motivo, permanezco a un lado de la puerta.
—¿Puedo decirte mi deseo de cumpleaños? —distingo levemente la voz de Bella.
—Bueno, dicen que los deseos no deben decirse, de lo contrario no se cumplen —dice Antonella y luego un corto silencio se instala—. Aunque eso puede no ser verdad, si quieres decirme, estaré encantado de escuchar.
No hay una respuesta inmediata, así que Anto vuelve a preguntar.
Realmente, nunca esperé escuchar lo que Bella dijo, creí que pediría muchos juguetes, o más salidas al parque. Tal vez incluso poder comer mucho pastel, o una mascota.
Pero nunca, jamás pude esperar que bella dijera:
—Deseé que el tío Ángelo fuera nuestro papá.
Algo me atraviesa el pecho, tan fuerte que siento que me arrebata el aire. Tomo el picaporte, dispuesto a entrar, pero me detengo.
¿Qué se supone que le diría?
Mi corazón palpita con fuerza, golpea contra mi caja torácica ocasionando que mi pulso se acelere. El metal contra las yemas de mis dedos se siente frío, más de lo que debería.
—Nosotras ya tenemos un papá —susurra Anto lentamente.
—Pero papá no va a volver —objeta Bella—. Mamá tampoco. ¿El tío Ángelo no puede ser nuestro papá? Anto, yo quiero tener unos papás.
Cierro los ojos, apoyándome contra la puerta. Un nudo se instala en mi garganta, apretando tan fuerte que me duele, con tanta intensidad que me arrebata el aliento.
Ingenuamente creí que el asunto de la muerte de Lucca y Jenna estaba resuelto, que no tendría que volver a enfrentarme a eso otra vez. Que equivocado.
Un ápice de valentía me hace abrir la puerta, ambas me miran cuando ingreso y camino hacia la cama de Bella.
—Escuchaste, ¿verdad? —inquiere Antonella.
—Anto tiene razón —susurro con dulzura—. Ustedes ya tienen unos padres, y aunque no estén aquí contigo, no dejan de serlo porque se hayan marchado antes de tiempo.
Ella asiente. Elimino la distancia que hay entre nosotros, y me coloco de nuevo en el borde el colchón, extiendo una de mis manos para acariciar su cabello y sonrío.
—No soy tu padre, pero te prometo que voy a cuidarte como si lo fuera. Estaré para ustedes siempre, si necesitas algo, cualquier cosa, yo estaré para ayudarte.
—¿Daphne puede ser una mamá?
—Bella... —Anto intenta reprenderla, pero le hago un gesto para que aguarde.
—Seguro que ella estaría encantada —pronuncio con suavidad.
—Lía ya le dice mamá, ¿yo puedo hacerlo?
Las conversaciones con Daphne se apoderan de mi mente, la manera en la que parecía tan emocionada por el hecho de ser llamada mamá por Lía, su entera disposición para ser aquello que nuestras niñas necesitan.
—Claro que sí, desastre —susurro con una sonrisa tirando de mis labios—. Claro que sí.
Salgo de la habitación, despidiéndome de ambas y cierro la puerta con suavidad detrás de mí. Mientras avanzo por el pasillo, darme cuenta de que Daphne está tomando más importancia en nuestras vidas de la imaginada, siembra una idea en mi mente.
Mis sobrinas la adoran, Daphne se convirtió de pronto en una figura materna para ambas, en algo que, con cada día que pasara a partir de ahora, solamente se volvería más importante e indispensable.
Y yo la amaba tanto, como para querer pasar el resto de mi vida junto a ella.
Ingreso con lentitud a la habitación, miro en dirección a la cama en donde Daphne se encuentra sosteniendo un libro entre sus manos.
—¿Se han dormido?
—En eso están —respondo sonriéndole.
Camino hasta llegar al borde de la cama y me descalzo los zapatos. Me escabullo por debajo de las sábanas sintiendo la acostumbrada calidez que me embarga cada que ella está cerca.
—Hay algo que quiero preguntarte —dice de pronto cerrando el libro. Se acomoda mejor, girando levemente el torso hacia mí.
—Sabes que puedes preguntar lo que sea.
—¿Estás bien después de hablar con Russell? —omito la curiosidad que me causa como sabe que hablamos, y solo puedo sentir la pequeña sonrisa adueñarse de mis labios ante el tono preocupado que emplea.
—Sí, solo tratamos un par de cosas —respondo—. ¿Por qué?
—Porque me preocupas —dice con obviedad—. Es decir, lo que él pudiera decirte.
—Realmente no entiendo que pretende siendo tan amable, pero creo que no quiero darle más importancia de la que debería. Tiene sus propios asuntos que resolver, y yo tengo los míos, así que mientras mejor consigamos relacionarnos, será mejor para Jacob.
Ella sonríe ante la mención del nombre.
—Bella está encantada de volver a verlo.
—Bueno, eso solo será hasta que los juguetes sean motivo de peleas —le recuerdo divertido.
Daphne ríe, se desliza por debajo de las sábanas y no puedo evitar la risa ante la imagen de ella luciendo tan adorable.
—Ti amo all'infinito.
Las palabras brotan de mis labios con una espontaneidad que parece sorprenderla. Pero sonríe, y creo que eso es una de las cosas más bonitas de ella.
La manera en la que sonríe, la forma en la que parece eliminar todo malestar con esa simple frase, como si su sonrisa fuese una especie de súper poder.
—Te amo al infinito —responde—. E incluso después.
—Ven aquí —abro los brazos y ella no duda ni un segundo en venir hacia mí, la recibo, envolviéndola con mis brazos y apegándola a mi pecho.
Estoy seguro de que es capaz de escuchar el latir de mi corazón, de que sabe la manera en la que me ha enloquecido por completo.
Y en ese instante, teniéndola entre mis brazos, lo decido. No tengo ninguna duda sobre lo que tengo que hacer.
Voy a casarme con Daphne Lennox.
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Ti amo all'infinito. = Te amo al infinito
Muchas de ustedes me han estado pidiendo un maratón pero entre los horarios de mi trabajo y escuela, realmente no me queda mucho tiempo como para tener listos varios capítulos para hacer las actualizaciones en un solo día o dos.
Sin embargo, haré lo posible porque para finales de esta semana, (viernes) tengamos de nuevo las actualizaciones diarias, para no hacerlas esperar demasiado :)
¡Gracias por todo el apoyo! No se olviden de votar y comentar, significa mucho para mí.
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