5. Declaración de intenciones.
Era verano. Estaba en la piscina con mis amigos, incluida Ishtar. Con el tiempo nos habíamos hecho muy buenas amigas.
Posamos para una fotografía todos juntos, fotografía que pronto estuvo en mi estantería. Era la primera vez que tenía una con todos.
Ella me había invitado a ir a tomar una pizza con ella después, así que me despedí de mis amigos y caminé con ella de la mano por la calle. No habíamos vuelto a besarnos, pero a ella le gustaba sostener mi mano mientras caminaba.
Comimos la pizza hablando de arte en su casa. Fuimos a su dormitorio para continuar con el cuadro que estábamos haciendo: habíamos pensado que sería divertido pintarlo entre las dos, y la verdad es que sí lo era. Cogí un pincel e hice un trazado. Ella cogió el suyo y me pintó en la cara con celeste. La miré poniendo morritos. Ella se rió y me dio en la nariz.
Hice un trazado negro en su frente, bajando por su cara. Ishtar se rió.
–¿Parezco india?
Me reí.
–Un poco.
La verdad era que, entre su tez morena, el cabello negro largo hasta media espalda y las marcas negras, sí que lo parecía.
–¿Puedo decirte algo? –preguntó dejando su pincel a un lado.
–Dime –contesté dejando el mío.
La miré a los ojos. Parecía nerviosa. Ella tomó mi rostro entre sus grandes manos, acariciándolo con los pulgares.
–Me gustaría que fueras mi novia, enanita.
La miré sonrojándome. Siempre había sabido que le llamaba mucho la atención, pero no que llegara hasta ese punto. Al fin de cuentas, ella era mayor y más experimentada.
Sonrió con timidez.
–Bueno, dime algo.
Solté una risita. Me había quedado muda.
Me apoyé en ella y me puse de puntillas, aún así no llegaba. Ella sonrió y bajó su cuello para besarme.
Cuando nos separamos, vi una amplia sonrisa en su rostro. Me abrazó levantándome del suelo.
–¡Bieeeen! ¡Ya eres mía!
Me reí.
–Estás loca, roquita.
–Son los delirios del arte.
Sonreí. Volví a besarla.
Pasamos la tarde-noche tumbadas en su cama, hablando de todo y de nada entre risas y besos. Siempre recordaré su cara pintada de negro. La recuerdo cada vez que veo a alguien con esas manchas en la cara.
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