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Kiriasuweek2019
Día 2
Tema: Bebé

...

Acariciaba su gran vientre, lo hacía suavemente, en algunas ocasiones podía sentir como se movía en su interior. Ahí sola, sin nadie que le dedicara ni siquiera una sonrisa, toda la soledad la consumía poco a poco, pero el bebé que llevaba en su interior le daba la fuerza que necesitaba, demasiado. En medio de aquella penumbra, recordando bellos momentos... Que ahora la hacían llorar.

-Me pregunto... ¿Serás niña o niño? -susurró para si misma -de seguro te parecerás a Kazuto-kun -sonrió con melancolía.

De pie junto a esa gran ventana, que fue testiga de varias muestras de amor, entre ella y cierto azabache. Junto a la ventana estaba una pequeña mesa, con muchas flores, una vela que era la única que iluminaba, no llegaba a toda la habitación, pero si al retrato frente a ella. Una fotografía de Kazuto. Estaba un poco desgastada, pero era la única fotografía que tenía de él, las demás fueron destruidas cuando la violenta guerra pasó por la humilde aldea donde vivía con su esposo.

Sus ojos se cristalizaron y detuvó sus caricias. Una lágrima cayó, y seguida de ella muchas más. Lloraba todas las noches desde que él se fue. Todas. Su vecina , Yuuki, junto a su esposo Eugeo, la visitaban a veces por la tarde-noche, pero luego de la visita y de fingir no estar destruida... Lloraba como una niña.

Mientras secaba sus lágrimas con el dorso de sus manos, el bebé se movió, como si fuese una señal para que detuviera su llanto. Sabía de sobra que llorar no era bueno en sus condiciones.

Paró su llanto.

No había comido nada, por lo que para que su salud estuviera bien, fue a buscar algo para comer. Al ser viuda, le compesaron y cuidarían su alimentación, Yuuki se encargaba de todo eso, en su mayoría, comió algo liviano, y fue a ponerse su ropa de dormir.

Su camisón era largo, le llegaba a los tobillos, del lado de atras, pero al frente y por su embarazo avanzado, subía un poco más. Entró a su habitación en total oscuridad, salvo por el reflejo de la luna que se colaba un poco por las cortinas de seda que estaban en las ventas, a pasos cortos se dirigió a la cama y se sentó en ella.

Cerró los ojos e intentaba serenarse, no soportaba más esa soledad, le dolía la espalda por el peso de su estomago y el bebé cada día se movía más. Iba a dar a luz muy pronto, según el doctor nacería entre los días de esa semana, a finales de septiembre.

Eso también significaba que su cumpleaños se acercaba, era ya 23 de septiembre, faltaban pocos días, se acortaban, mientras los de la muerte de Kazuto solo se sumaban más. Aún recordaba todo cuando le dijó que sería padre...

-¡Ka-Kazuto-kun! -entró a su humilde casa corriendo y sin quitarse las sandalias.

Buscó a su esposo por todos lados, quizas fue por la agitación que le causó la magnitud de la noticia, pero el último lugar en el que se le ocurrió buscarlo fue en su sitió favorito, en la sombra de los abetos que estaban junto al lago del pueblo, convenientemente vivían en la orilla del lago.

Cuando lo vió se acercó con sigilo para no ser descubierta, y se posó sobre él. Con mucho cuidado lo besó. El azabache correspondió el beso de inmediato y posó sus manos en la cintura de su esposa. Cuando se separaron, ambos se sonrieron, esa sonrisa que solo los enamorados logran despues de besarse, diciendose con la mirada un te amo.

-Asuna... -murmuró el azabache antes de tomar sus labios en un beso raudo y demandante.

Aunque al inicio fue algo brusco, fue volviendose uno tierno, lentamente. Cuando volvieron a separse, la castaña lo miró preocupada.

-¿Te pasa algo? -acarició la mejilla del azabache -sé que hay algo que esta mal en ti -lo observó fijamente, pupilas color atardecer chocaron las color noche.

-Despues de dos años de casados soy transaparente para ti -rió -es solo...

-¿Solo? -preguntó al notar que el azabache se detuvó

-Solo... Tengo miedo que estos días de paz terminen -suspiró -quizas solo estoy pensando mucho, hasta el momento el comandante no me a llamado a ninguna misión y es probable que la guerra no se expanda hasta acá -habló tan sumido en sus pensamientos, que no sabía si lo pensó o lo dijó, por lo que solo volvió a reir al ver la cara confusa de su esposa.

-Te amo, y tengo la esperanza de que el comandante no nos llame -dijó mientras se recostaba en su pecho

-A ti, jamás. Yo haré el trabajo de ambos...

Y como era de suponerse, a pesar del puchero que hizó, el azabache la besó, beso tras beso, caminaron a pasos torpes hasta su casa sin dejar de besarse. Cuando sintió el aire frío, ella estaba desnuda en la cama, abrazada a su esposo, a pesar de todo, aún se sonrojaba cuando despertaba de esa manera, volvió a abrazarlo y para su sorpresa, el azabache la veía enternecido.

-¿Te desperté? -preguntó apenada la castaña

-Desperté hace media hora -le acarició la mejilla -pero quería estar contigo así, por más tiempo

-¡Es cierto! -exclamó cuando recordó cierto detalle -¡Te tengo una noticia, Kazuto-kun! -dijó con un brillo especial en sus ojos, el azabache lo notó y supó que era algo demasiado bueno.

-¿Sí? Dime ¿Qué es? -preguntó con ternura, a la vez que la castaña tomó la mano masculina y la posó en su vientre

-Seremos padres -dijó con lágrimas acumuladas en sus pupilas color miel

Silencio.

El azabache quedó en shock, era un sueño hecho realidad, su mayor sueño, tener hijos con la mujer que más amaba, pero fue tanta la alegría que tan solo se quedó ahí en silencio, agradeciendo a todo ser supremo por causarle tanta felicidad.

Que no sabía que sería efimera.

-¿Kazuto-kun? -le llamó al ver que el azabache no respondía, tan solo mantenía una sonrisa

-Te amo, Asuna -le respondió finalmente -un hijo contigo es lo que he deseado por mucho tiempo

Todo esa felicidad pasó rapidamente, en el siguiente mes fue llamado al campo de batalla, tenía tres meses y medio de embarazo, y su vientre ya se encontraba un poco abultado.

Ahí se encontraba el azabache, poniendose su traje, para marcharse y no saber cuando volver, si es que volvía. Le hizó la promesa de esperarlo, pero no sabía si iba a soportar tanto tiempo sin él.

Finalmente se encontraba preparado, estaba abriendo la puerta cuando la castaña lo veía desde la cocina. Volteó a verla y le sonrió con melancolía. Ella se acercó hasta él y lo abrazó, como si fuera la última vez.

-Recuerda... No importa el tiempo, yo volveré, lo haré por ti y nuestro hijo -besó su frente y luego sus labios.

-Te esperaré -dijó para sellar la promesa

Vivían alejados del resto del pueblo, por eso contruyeron su casa en la orilla del lago. Estaban frente a su casa, listo para irse, pero un grito alertó a la castaña.

-¿Lo has oído?

-¿Escuchar qué? -preguntó confundido el azabache

De pronto los gritos de desesperación y dolor se hicieron más fuertes y fueron completamente audibles. Al azabache lo esperaría toda una tropa en la entrada del pueblo y no daba crédito a lo que escuchaba ¿Cómo era posible?

De pronto una joven pelinegra, Suguha, la prima del azabache llegó corriendo hacía el, completamente manchada de sangre. Ambos la vieron horrorizados.

-¡Kazuto! ¡Tendieron una trampa! ¡Estan masacrando a todos! -gritó desesperada

No lo pensó mucho y tomó su arma, al mismo tiempo que tomó a las dos muchachas y las encaminó al bosque.

-Escondase, Asuna -dijó con voz entrecortada -llevala y pase lo que pase, no salgan. Cuidate por ti, por él o ella y por mi -besó su frente y se alejó corriendo hacía el pueblo.

Vagaron durante una semana en el bosque y cuando regresaron a la aldea... Lo primero que supieron es que Kazuto acabó con la mayoría de soldados, pero murió. Pocas personas sobrevivieron y las alojaron donde hoy es su nuevo hogar.

...

Era 24 de septiembre, un día más sin saber de él. El sonido de la puerta siendo golpeaba la despertó, y notó que se quedó dormida. Sin muchas ganas y con unas leves punzadas de dolor, se levantó a abrir la puerta. Era Yuuki, venía a prepararle el desayuno.

-Pasa -dijó con voz animada, pero su rostro decía lo contrario

-¿Lloraste? -preguntó la menor dd cabello corto, al ver sus ojos hinchados y profundas ojeras

-Para nada -dijó con total calma, mientras se iba a sentar

-¿Qué te hago de desayuno? -dijó mientras se ponía su mandil

-No tengo mucho apetito -respondió mientras tomaba el periodico para leerlo o al menos solo los títulos.

En primera plana, se podía apreciar con letras grandes y claras "SOBREVIVIENTE DE LA GUERRA". Lo tiró a alguna esquina de la casa y la menor lo notó.

-No te enojes, Asuna -le gritó desde cocina -es malo para tu bebé -agregó mientras caminaba hacía ella con una bandeja de frutas

-Lo sé, siempre lo dices -rió un poco y tomó una manzana verde -solo comeré esta -dijó mientras se levantaba rumbo a su habitación.

La menor tan solo suspiró, acomodo un poco los muebles y preparó unos emparedados. Realmente se sentía avergonzada, pocas veces probó la comida de la castaña y era una delicia, y sentía pena por no estar a su nivel. Dejó el plato con emparedados en la cocina y se preparó para irse.

-Volveré en la noche con Eugeo -le gritó desde la puerta y se retiró.

Yuuki tan solo se encargaba de su desayuno, en el almuerzo ella iba al orfanato para ayudar en lo que fuese necesario y por las noches, regresaba con su esposo Eugeo, y comían los tres.

Y así fue, regresó con su esposo a cenar y luego de pasar una hora con ella, ya sea hablando o tejiendo, se iba. Y ella volvía a quedarse en soledad, con una única vela encedida.

Otro amanecer más, 25 de septiembre, faltaban 5 días para su cumpleaños y a saber cuantos para que su bebé naciera.

Pronto llegó Yuuki para hacerle el desayuno, pero esta vez desayuno con ella.

-¿Cuántos años cumplirás? -preguntó la menor para animar el ambiente

-Cumpliré 23 años -respondió con una sonrisa melancolica

-Vaya que eres joven, yo aún tengo 20 y tengo apenas medio año de ser esposa de Eugeo -dijó muy animada mientras tomaba agua

-¿Medio año? -preguntó, aunque podría decirse que era una pregunta tonta

-Cuando tú llegaste hace 5 meses, teníamos un mes de casarnos -un tierno sonrojo se apoderó de sus mejillas al recordar esos momentos -¿Cuántos años tenías con él? -preguntó con miedo a entristecerla

-Dos años... -dijó con una sonrisa

Cuando terminaron de comer, Yuuki se despidió de Asuna, volvería al anochecer, raramente la castaña tenía buen humor y comenzó a quitar las flores marchitas que estaban en los floreros frente al retrato de su esposo.

Estuvó muy animada ese día, su bebé no se movía, pero sabía que seguramente estaba descansando. Todo estuvo bien hasta que cuando Yuuki llegó y hacía la cena junto a Eugeo... Tuvo una fuerte contracción, se retorció de dolor y ahogó un gritó, un instinto maternal alertó a Yuuki y cuando vió a Asuna tirada en el suelo, sujetandose el vientre con fuerza se asustó.

-Asuna, tranquila, respira, de seguro ya va a nacer el bebé -la castaña estaba muy palida y la menor no sabía que hacer, sus nervios la traicionaban -¡Eugeo, ven a ayudarme! -gritó y de inmediato el rubio llegó a ayudarla.

La llevaron al hospital, aún eran las 07:30 de la noche y las contracciones se hacían cada vez más fuertes.

Mientras Yuuki esperaba en las afueras del hospital, un pelirojo y un moreno llegaron al lugar... Parecían ¿Soldados? En cuanto vieron a una enfermera preguntaron sobre una mujer... Lo que sorprendió a Yuuki, es que esa mujer era Asuna.

-¿Quién diablos son ustedes y que quieres con Asuna? -dijó mientras tomaba del cuello al pelirojo, Eugeo intentaba calmarla

-Tenemos un mensaje para ella. Cuando la intentamos buscar en su casa, una vecina dijó que estaba en el hospital -respondió un tanto nervioso, aún no lo soltaba del cuello

-Asuna esta dando a luz -dijó librandoló por fin

-¿Qué? -dijó una voz intrusa

...

Se le veía realmente agotada, justo a las 09:15 p.m. dió a luz a una pequeña niña, identica a su padre. Besó su frente como el azabache solía hacerlo con ella. La pequeña abrió los ojos en respuesta, dejando ver un hermoso color gris.

-Te pareces tanto a él -murmuró -¿Cómo debería llamarte? -dijó mientras la pequeña jugaba con sus dedos

-Yui -resonó fuerte la voz del tipo que estaba parado en la puerta -nuestra hija se llamará Yui -dijó ya con una voz más dulce y suave

Los ojos de la castala se abrieron como platos, el azabache, su esposo, el amor de su vida, a quien creía muerta, estaba justo ahí frente a ella.

-Kazuto-kun... -las lágrimas volvieron a caer de sus ojos color miel, extendió una mano hacía él, con temor de que todo se esfumará y no fuera realidad, pero era real, él se acercó a ella y tomó su mano, se sentó junto a ella en esa pequeña cama para contemplar a su hija.

-Creí que habías muerto -dijó por fin, rompiendo el silencio

-No fue así -rió -tan solo actue como carnada y en el transcurso me perdí -admitió con vergüenza -cuando termine con ellos, estaba en un lugar desolado y cuando encontré una pequeña aldea, tuve que trabajar para sobrevivir y hace una semana finalmente pude comenzar a buscarte... Y cuando te encuentro, me das la mayor de las felicidades -sus ojos grises se cristalizaron y junto su frente con la de la castaña.

-¿Qué? -sonó la voz intrusa

Cuando la menor volteó a verlo, palideció, el chico del retrato que la castaña guardaba recelosamente estaba ahí, y vivo.

-¡Tienes que verla inmediatamente! -dijó mientras lo llevaba a la sala de espera, dejandoló ahí hasta que la castaña terminara su parte

-Te extrañe mucho, Kazuto-kun -murmuró, se dejó caer en el pecho del azabache, aún estaba debil por el labor de parto, pero ya estaban juntos y nada los volvería a separar

...

-¡Feliz cumpleaños, Yui! -gritaron al mismo tiempo

Era otro 25 de septiembre, pero esta vez, la hija del azabache cumplía 4 años. Yuuki y Eugeo estaban ahí presentes, tambien su pequeño Yuji de 2 años. Recien acababa de soplar las velas del pastel y la castaña comenzaba a repartirlo.

-Con casi 27 años... Te ves aún más hermosa -le dijó el azabache mientras ella cortaba los trozos de pastel

-Y tú, con casi 26, pareces un niño -le reprochó, mientras le sacaba la lengua como niña.

Las carcajadas de los invitados y la cumpleañera inundaron la habitación. Ellos conocieron a una Asuna solitaria y muy depresiva, pero la de ahora estaba mucho mejor, siempre feliz y sonriente, ayudando a todos... Y su esposo... Siempre apoyandola en todo.

En medio de las risas se sonrieron complices y se robaron un beso que nadie más notó, sonrieron, esta vez sabían que aunque no duró mucho, podrían darse muchos más en su alcoba.

-¡Brindemos por los de septiembre! -gritó Eugeo con un vaso de refresco en alto

Todos imitaron su acción y acompañaron su brindis.

-¡Por los de septiembre!

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¿Escribir one-shots es adictivo? La respuesta es, sí, señores. Aquí estoy en plena ¿Noche-madrugada? Donde debería dormir, pero esta idea no se iba de mi mente. Me inspiré en la canción llamada Los de septiembre es de mi cantante favorito y aparte de que Asuna nació en septiembre, también nació una hermosa niña hace cuatro años (mi sobrina) y por que una de mis mejores amigas nació y murió en septiembre...

Perdonen si le falta trama o deje algún hueco en la historia, pero lo escribí en tiempo record, si no, no podría dormir.

Gracias por leer.

Los amo!!!

Line~

(Nota de ayer, pero lo publico hoy xd)

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