Capítulo 60: "La carta de despedida."
Lucía
__Buenos días ¿usted solicitó mi visita?
__Hola, sí...como el director no está me tuve que hacer cargo y entregarte esta carta que escribió tu compañero Santiago.
__ ¿Y dónde está él?
__ ¿No lo escuchaste? Antes de regresar a clases, cuando todos volvíamos a nuestra zona de confort, se escabulló hasta llegar a la azotea más alejada del colegio, dejó allí la carta debajo de una piedra...y lamentablemente se quitó la vida al saltar. Pedí que viniera la ambulancia lo más silenciosamente posible en el horario de clases, y se lo llevaron para informar a su familia.
Al parecer antes de este hecho, fue a la biblioteca para poder escribirte esa carta. Lo siento mucho.
En ese instante, ni Isabella y yo podíamos creer lo que nos estaba relatando, fue tan fuerte que no pudimos evitar que lágrimas se desprendan de nuestros ojos ante tanta tristeza y horror.
__¿Puedo leerla contigo?
Y sin ni siquiera pensarlo mucho, me senté en el suelo respaldada por la pared, y comencé a abrir mientras Isabella miraba con mucho detalle la carta.
"Lucía, sin dudas fuiste la piedra en mis zapatos, pero aún así te agradezco, porque me has salvado.
Seguramente tienes dudas, por eso utilizaré la comunicación escrita para poder explicar todas las circunstancias, porque personalmente no me atrevo.
Ese jueves 8, yo sabía que los guardias; Bosetti, y Giraudo eran pareja, y que aproximadamente 3 de la mañana, siempre dejan su lugar de vigilancia, por eso, y con previo planeamiento, informé a Priscila que teníamos el camino libre para poder tener nuestra cita romántica. Ella y yo estábamos entablando un vínculo, con el objetivo a futuro de formalizar una relación, por eso hasta el momento, nadie sabía.
Ella, con mucha adrenalina y ansiedad, acepta mi propuesta, y es así como ambos salimos de nuestros respectivos dormitorios, mientras los demás estaban dormidos.
Utilizamos camperas y gorros para que no nos reconocieran las cámaras, porque solo era una cita, no estábamos haciendo algo tan grave...como las puertas estaban cerradas, logramos abrir una ventana, y nos escabullimos por la abertura.
En mi bolso yo tenía un poco de comida y algunos objetos de entretenimiento, era una noche soñada. Ella estaba pasando por momentos no muy agradables, y solo quería olvidarse de todo.
Fue tan linda nuestra platica, que a pesar de la noche y la escasa luz de las linternas, caminamos y caminamos por el perímetro de las hectáreas correspondientes al instituto.
En un momento, nos detuvimos cerca de un árbol para poder apreciar la hermosura de esa noche estrellada, tan bella como ella.
Nos quedamos allí un rato, hasta que me ausenté un instante para poder orinar cerca del sitio.
Cuando regresé, su rostro estaba repleto de enfado, debido a que buscando unas galletas en mi bolso, escuchó el mensaje de voz del segundo celular que tenía, donde solamente me contactaba con mi padrino.
El mensaje decía explícitamente "Santiago apurate y sigue buscando chicas por internet para el negocio, necesito mínimo dos menores de edad vírgenes, los clientes pagan mucho por ellas"
Priscila al escuchar, comenzó a pedir explicaciones demasiada alterada, me preguntó porque tenía dos celulares y porqué les daba datos de menores para que las prostituyera, y luego de preguntarme si eso quería hacer con ella, me dijo que iba a denunciarnos a mi padrino y a mí.
A pesar de mis intentos de decirle que yo estaba obligado por él para cumplir con esa tarea, no me escuchó, y entre gritos comenzó a insultarme y a asegurarme que terminaría tras las rejas.
En ese momento me desesperé, tomé su brazo, y le dije que no lo haga, pero tras querer huir, perdí el control, e intenté que entendiera mediante gritos, ella solo quería liberarse, yo no quería que se vaya, y entre ambas fuerzas opuestas, me enojo y la empujo con todas mis fuerzas mediante la ira. Ella perdió el equilibrio, y al caer, su cabeza aterrizó en una piedra, donde tal golpe fue tan letal, que segundos después automáticamente perdió la vida.
Yo no quería, de sólo recordarlo me pongo a llorar, pero tampoco quería ir a la cárcel.
Por eso quité la piedra de su cabeza, y con una botella de agua la empapé a ella y a la roca.
A ella, tratando de que no quedaran huellas mías muy notorias en su cuerpo, y a la roca para eliminar la hipótesis de que fue empujada y asesinada por accidente.
Abandoné el lugar, y regresando al colegio, en una canilla exterior volví a lavar la piedra, y la ubiqué cerca de ahí, bastante escondida y lejos de la escena del crimen.
Silenciosamente ingresé por la ventana, la cerré, y volví a mi cuarto, donde afortunadamente nadie me vio, ya que mis compañeros dormían, y el guardia no se encontraba en su puesto de vigilancia.
Esa noche no pude dormir por todo lo que había hecho, yo no quería asesinarla, pero tampoco quería ir a la cárcel.
Por eso le envié un mensaje de texto a mi padrino, le dije lo que había ocurrido, y el motivo de la discusión.
Me aconsejó que al otro día, mostrara actitud de preocupación, y que comience a preguntar por ella para que nadie sospeche de mí.
Como el juez y varios policías son clientes de su negocio ilegal, amenazó con hacer público si no hacían lo que él les decía, por eso entre policías existía sabotajes para que no encuentren la verdad, sin mencionar que si ocurría, el juez podía sentenciar que yo soy inocente.
Con respecto a las cámaras, contrató un hacker profesional, que hizo su trabajo borrando nuestra salida del colegio, y de esa manera, también él fue el que se encargaba de enviar las amenazas a cada uno de nosotros mediante los contactos que yo mismo se los envié.
Al otro día, le dije a Isabella si sabía algo, no iba a hacer un problema mayor con ella demostrar mi inocencia.
Las mentiras de Murillo ayudaron mucho, sus intenciones para que no se manche el prestigio de la institución lo colocaron en uno de los principales sospechosos, pero todo se terminaría si la familia demandaba a la escuela.
Por eso mi padrino utilizó su poder para asesinar a sus padres, y así, que todo parezca que fue una venganza familiar.
Todo hubiese salido perfecto, pero ninguna de las pistas convencía a la persistente de Lucía, por eso cuando Cecilia se suicidó, decidimos hacer creer que existía un asesino en serie, así no sólo me eliminarían a mí como sospechoso, sino que también muchos se irían del colegio, incluida tú Lucía, y así si tú lo hacías, yo iba a hacerlo después estando seguro que nadie podía averiguarlo.
Cuando decidiste abandonar el grupo, yo no podía arriesgarme, por eso esta persona envió un mensaje a Paulina Sorni, diciendo que si querían saber el nombre de quién fue el estudiante que divulgó y las acusó de asesinar a Priscila, necesitaba un secreto tuyo.
Al enterarnos que te hiciste pasar por la novia de Wiliam para que la familia de él dejara de preguntar, mi padrino decidió enviarte ese mensaje que decía que si no volvías al grupo, el padre se enteraría de la orientación sexual de su hijo.
Cuando volviste, no solamente podía saber qué deducías, sino también que al enterarme de secretos de los demás, podía usar eso en su contra para que hagan lo que queríamos. Así comenzó a extenderse más sospechosos a la lista. Cuando me enteré de que Wiliam era novio de Rául, también lo amenazamos para que mienta con la historia de Nicolás, donde el dibujo, yo lo coloqué cuando fui a las habitaciones para reforzar la coartada de Iván.
Todos esos sospechosos, más Murillo, Iván, Julio, las hermanas Sorni, y Wiliam, donde ellos mismos con sus acciones provocaron sospechas, no te detuvieron para seguir investigando.
Por eso acusamos a Adrián, esperanzados de tener dos beneficios, o lo culpabas, o renunciabas tras existir una elevada cantidad de sospechosos y mentiras.
Pero aún así decidiste avanzar, mi padrino me pidió que incluso te asesine, pero yo no soy un asesino y tú lo sabes, por eso le propuse la última alternativa, el falso secuestro.
Si bien pudiste encontrar muchos errores, elegí ese día porque sabía que Zacarías 2 de la mañana se va a dormir incumpliendo su rol de trabajo.
Con el camino libre salí de mi habitación, y subí al lugar para parecer que me secuestró Wiliam.
En el recorrido, pude ver a Rebecca besándose con el director Murillo, de eso hablaban las profesoras en la grabación de Isabella, de su romance y su posible demanda al enterarse.
Ellos no me vieron, y aprovechando eso, me escabullí por otro camino hasta llegar a mi destino.
Cuando lo hice, ejecuté todo esperando ser encontrado por el conserje al otro día, pero en realidad fuiste tú e Isabella.
Yo sabía que ya Wiliam no estaría en el internado, debido a que si se quedaba, su padre se iba a enterar de su noviazgo, por eso con ayuda de mi padrino, salió ese día.
Luego también él amenazó a Rebecca con revelar su romance sino relataba la historia falsa de cómo Wiliam asesinó a Priscila, y a pesar de que todo era perfecto, no creíste por las tontas pastillas.
Así llegamos hasta aquí, uno a punto de morir, y otros con la satisfacción de haber logrado hallar la verdad.
Pese a todo, quiero decir que yo no la quería matar, y todo el amor que sentía, era real. De verdad me costó mucho retomar mi vida, pero debía tratar de ser convincente y actuar lo más normal posible, y aunque no lo creas, esos ansiolíticos que mi padrino me envió, me hicieron seguir adelante.
Creo que este es el adiós querida Lucía, este es nuestro final, mi final, pero no el tuyo, porque aún te falta atrapar a otro delincuente, uno más peligroso, pero mucho peor persona, me salvaste de seguir sometido a sus órdenes, y ahora quiero que lo encierres, para que mi padrino empiece a sentir, el verdadero infierno terrenal."
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