* 34 *
Trini sonrió y suspiró.
—Además dijiste que me veía sexy —añadió—. ¿Cómo podría haberme visto sexy? —inquirió.
—Estabas tan sexy que no me pude controlar —admitió la muchacha—. ¿Tú no lo entiendes? Me gustabas, mucho, así como eras, te veía perfecto.
Dante bajó la vista.
—¿Y ahora? —inquirió.
Trini suspiró y lo miró a los ojos.
—¿Qué quieres que te diga, Dante?
—La verdad —pidió el chico.
—¿Si me sigues gustando? Sí, como siempre, como antes.
—Pero ahora estoy más guapo —bromeó él.
—Lo estás, pero me gustas de cualquier manera —añadió la muchacha.
—¿Y sobre lo otro? —quiso saber él.
—¿Sobre qué otro?
—Sobre que estabas enamorada de mí...
—Sí, Dante, no he dejado de amarte ni un solo minuto —susurró y él sonrió.
Se levantó y dio unos pasos.
—No quiero que esto sea motivo para que nos alejemos, comprendo que no sientas lo mismo por mí, solo quería ser sincera, para poder crear un nuevo camino y cada quién sepa dónde está parado.
—Estoy enamorado de ti, Catrina, no sé desde cuándo y no sé cómo pasó. Lo único que sé es que he sido un completo idiota al no haberme dado cuenta antes.
—Dante... —murmuró la muchacha aún incrédula.
—Te amé antes y te amo ahora —añadió él ahora mirándola.
—Tú sabes que amarme a mí implica aceptar muchas cosas... ¿Lo sabes?
—Implica aceptarte a ti con lo que eres, con lo que fuiste y lo que serás. Implica amarte a ti e incluso a Elsa, porque aunque ella ya no esté activa, siempre estará dentro de ti. Y yo la amo, por haberte cuidado, porque protegió tu alma que hoy brilla más que nunca. La amo a Elsa, y te amo a ti.
Trini ya estaba lagrimeando cuando él le dijo eso.
—Me cuesta creerlo, todavía —susurró la muchacha—. Una vez te detuviste frente a mí, ibas a salir y me pediste que te dijera la verdad. Me preguntaste si yo como mujer podría enamorarme de ti, y yo te dije que sí, que podría, pero oculté que ya lo estaba en aquel entonces. Ahora te pregunto a ti, ¿de verdad puedes tú enamorarte de mí?
—Ya lo estoy, hace mucho tiempo —susurró y se acercó a ella—. Tus besos son los únicos que deseo en mi boca y estoy dispuesto a entregarte mis... deseos...
—¿Qué? —inquirió la muchacha sin comprender aquello.
Dante se acercó a ella, se arrodilló para observarla a los ojos y quedar a su altura, tomó su cara entre sus manos y suspiró.
—Sé que crees que el sexo destruye relaciones, aún recuerdo que me dijiste que querías tener un novio que te amara y a quien tú amaras y tuvieran una relación platónica, sin sexo. Estoy dispuesto... estoy dispuesto a solo observarte, a solo soñar contigo, a solo... imaginarte. Estoy dispuesto a no avanzar más de eso, porque no quiero que pienses que el sexo destruirá nuestra relación, no quiero que creas que te miro como solían mirarte esos hombres. Quiero que entiendas que si te observo con deseo, es solo porque en verdad te deseo, no como un objeto de placer, sino como la mujer que amo...
—¿Me mirabas así esas veces? —inquirió la muchacha con lágrimas en los ojos.
—Sí, claro que sí, aunque era un idiota y no me daba cuenta —respondió secándole las lágrimas con dulzura—, esa noche, Trini... fue perfecta, fue única, fue mágica... Pero estoy dispuesto a estar contigo y... que no volvamos a...
Trini lo calló con un beso y lo envolvió con sus brazos, se dejaron ir en un momento único, lleno de placer, de amor, de necesidad, de desespero.
—Será difícil —susurró el muchacho una vez que se abrazaron y quedaron allí, en silencio, sintiendo el latir de sus corazones.
—Tonto, no tienes que hacerlo...
—Pero lo quiero hacer, por ti —añadió él.
Trini lo observó, y sonrió.
—Yo no pude aguantarme esa noche, ¿cómo crees que podré hacerlo ahora que me has dicho que me amas y que te ves tan guapo? —preguntó ella.
—Pero... dijiste que...
—Todavía tengo un camino que recorrer, debo... reconciliarme con Elsa y... hay tareas pendientes por allí —admitió—, pero esa noche fue mágica para mí también. Sé que es difícil de creer, pero nunca había hecho el amor, nunca siquiera había sentido un orgasmo real.
—¿De verdad? —preguntó él con los ojos abiertos como platos, ella rio,
—Los fingía, siempre —admitió.
—Entonces... ¿podremos?
—Claro, tonto... podremos —susurró ella—, iremos despacio y quiero tener la confianza de poder decirte si algo no se siente bien...
—Por supuesto, claro que sí —dijo él.
Ambos se quedaron mirándose, observándose. Trini entonces comenzó a besar el rostro del chico con besos pequeños y dulces.
—No lo puedo creer aún —susurró él—. Tú y yo...
—Siempre fuimos tú y yo —respondió ella—. ¿Lo comprendes? Solo contigo pude ser yo misma, solo contigo puedo ser yo, y a ti, te pasa lo mismo —afirmó.
—Sí, solo contigo —murmuró él y la volvió a besar.
*** FIN ***
Espero les haya gustado 💗 Feliz día de los enamorados 💗
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro