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Maggiecoln

La noche en Royal Woods era un pozo de luces de neón y sombras interminables. La lluvia caía en un ritmo constante, arrastrando consigo el hedor de la ciudad. En una calle secundaria, donde los autos de lujo se mezclaban con los callejones oscuros, un letrero brillaba en rojo: "The Crimson Moon".

Era un club nocturno como cualquier otro en la ciudad: humo de cigarro en el aire, tragos caros servidos en vasos sucios y mujeres bailando en plataformas iluminadas con luces violetas.

Entre la multitud de clientes ruidosos, Lincoln Loud se abrió paso con la mirada fría y el ceño fruncido. Vestía su chaqueta de cuero sobre una camiseta blanca, sus jeans negros ajustados y calzaba unas Vans Old Skool negras. Su cabello albino, rapado por los costados y atrás, brillaba bajo la tenue luz de los faroles callejeros. Su trabajo como cazarrecompensas lo había llevado a muchos sitios como este, pero hoy había algo diferente.

Al entrar, el olor a cigarrillo y licor barato lo golpeó de inmediato. Las luces rojas y violetas parpadeaban, proyectando sombras sobre los clientes sentados en las mesas y los cuerpos que se movían en el escenario. Lincoln avanzó hacia la barra sin apartar la vista de su objetivo.

A lo lejos estaba en el escenario una chica de cabello negro apoyada en una de las barras metálicas mientras terminaba su número. Años atrás, Lincoln la había conocido en circunstancias muy distintas. Recordaba su expresión de fastidio en su cumpleaños número trece, cuando él, vestido de mimo, había estado a punto de arruinar su fiesta. Pero eso había sido otra vida, otro Lincoln.

Ahora, la chica que tenía enfrente no era la misma niña emo con la que alguna vez compartió un momento incómodo. Era una mujer bastante sexy. 

Su cabello negro caía en suaves ondas sobre sus hombros, su flequillo aún enmarcando su rostro pálido. Sus ojos delineados de negro tenían el mismo aire de indiferencia que recordaba, pero ahora estaban cargados de algo más: cansancio, experiencia, peligro. Y para sorpresa de Lincoln, tenía pecas similares a las suyas, algo que nunca había notado antes. 

Vestía un sostén de una bikini negra que dejaba al descubierto su piel pecosa y marcaba cada curva de su figura, una falda resaltando su silueta y unos zapatos con tacones ambos de colores negros. Era la imagen perfecta de alguien que pertenecía a la noche.

Cuando su turno terminó, bajó del escenario y se dirigió a la barra. Lincoln la siguió con la mirada hasta que estuvo lo suficientemente cerca.

— No pensé verte en un lugar como este, Maggie —  dice Lincoln.

La chica se detuvo en seco y giró lentamente la cabeza hacia él. Sus ojos se encontraron, y por un momento, hubo un destello de reconocimiento en su mirada.

— ¿Lincoln? — dudó Maggie.

La forma en que dijo su nombre no era de sorpresa, sino de incredulidad. Como si nunca hubiera esperado volver a verlo, y mucho menos en este entorno.

— Veo que me recuerdas — sonrió Lincoln. 

— Es difícil olvidar a un mimo desastroso — dijo Maggie entrecerró con sus ojos.

—Podría decir lo mismo de ti ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Tres, cuatro años? — preguntaba el joven Loud. 

— Algo así — respondió Maggie, sirviéndole una bebida. — Este lugar no es exactamente el sueño de nadie, pero paga las cuentas ¿Y tú? ¿Qué haces ahora? — pregunta la pelinegra. 

Lincoln dudó por un momento, pero decidió no entrar en detalles sobre su trabajo.

— Digamos que me dedico a arreglar problemas... los complicados — responde el albino.

— Siempre tan misterioso, ¿Eh? — arqueó una ceja intrigada, 

Lincoln se quedó un rato en el bar, hablando con Maggie. La conversación se tornó más personal con cada minuto que pasaba. Maggie le habló sobre su trabajo, primero como prostituta y luego como bailarina y camarera en un dicho club.

— No es exactamente lo que soñaba cuando era adolescente, pero aquí estoy. Es difícil, pero me las arreglo — dijo, jugando con una servilleta entre sus dedos.

— Debe ser difícil, pero, por lo que veo, eres fuerte. Siempre lo has sido — dijo Lincoln mirándola con empatía. 

Maggie lo miró fijamente por un momento, sus ojos reflejando algo de vulnerabilidad.

— ¿Y tú, Lincoln? ¿Cómo terminaste haciendo... lo que sea que hagas ahora? — preguntó Maggie. 

—Digamos que perdí el rumbo un par de veces, pero encontré algo que me dio propósito. No es perfecto, pero ayuda a que el mundo sea un lugar un poco mejor — respondió y suspiró, tomando un sorbo de su bebida. 

La conexión entre ellos era palpable. Maggie notó cómo Lincoln había cambiado; su apariencia ruda y su actitud segura eran una evolución del chico albino y tímido que había conocido. Por su parte, Lincoln veía en Maggie una mujer que, a pesar de las dificultades, mantenía una chispa especial.

Mientras la noche avanzaba, Maggie terminó su turno, y Lincoln, quien aún no había recibido noticias de su informante, le ofreció acompañarla a su departamento.

— ¿Estás seguro? Mi barrio no es precisamente el lugar más seguro del mundo — advirtió ella.

— Por eso mismo. No voy a dejar que camines sola — respondió Lincoln con firmeza.

— Eres todo un caballero, Lincoln — sonrió ella y asintió. 

Salieron del club nocturno y se dirigieron a la motocicleta de Lincoln, una potente Ducati Panigale V4 negra con detalles en rojo. Maggie no pudo evitar silbar con admiración.

— Vaya, vaya... No sabía que tenías tan buen gusto en motos — impresionada por la Ducati. 

— Hay que tener estilo para andar por la ciudad ¿No crees? — sonrió Lincoln mientras pasaba una mano por el manillar.

— Solo no te emociones demasiado, conejito. No quiero que nos estrellemos — dijo Maggie subiéndose detrás de el, rodeando su cintura con fuerza.

Lincoln se subió primero y encendió el motor, haciendo que rugiera en la silenciosa calle nocturna. Maggie lo miró con una mezcla de asombro y atracción antes de subirse detrás de él.

— Sujétate bien — dijo Lincoln, sintiendo cómo Maggie rodeaba su cintura con los brazos y apoyaba su pecho contra su espalda.

— No hace falta que lo digas dos veces — susurró ella cerca de su oído con una sonrisa traviesa.

Lincoln aceleró y la motocicleta se alejó rápidamente por las calles iluminadas por los faroles. Mientras avanzaban, Maggie apoyó la cabeza en el hombro de Lincoln, disfrutando la sensación de libertad y adrenalina.

— Nunca imaginé que terminaría la noche así — comentó ella mientras el viento jugaba con su cabello negro.

— Ni yo — respondió Lincoln con sinceridad.

Cuando finalmente llegaron al edificio de Maggie, ella bajó lentamente, sin querer soltar a Lincoln tan rápido. Se miraron a los ojos bajo la tenue luz de la calle.

— Gracias por traerme — dijo Maggie, mordiéndose el labio inferior.

— De nada. Cualquier cosa, estaré para ti siempre— sonrió Lincoln 

Maggie se acercó y le dio un beso corto pero intenso en los labios.

— Nos vemos mañana, Linc  — dijo ella alejándose. 

Sin esperar respuesta, subió las escaleras de su edificio, dejando a Lincoln con una sonrisa satisfecha mientras el motor de su moto rugía de nuevo antes de perderse en la noche.

Estando en su departamento, Maggie se cepilló los dientes y entró a su habitación a cambiarse. Se quedó en ropa interior y con el aire acondicionado prendido debido a que hacía calor. Una vez ya acostada en su cama, cerró los ojos y durmió. Estaba teniendo un sueño al ver a Lincoln frente a frente y ella se tocara sus partes intimas provocando gemidos en su boca. 

— Ahh Lincoln, sigue así — alucinaba.

En un principio se estaba por venir logrando que su vagina expulsara un liquido transparente con una consistencia similar a la mucosidad y de esa manera mojar sin querer su panty y un poco la sabana de su cama. 

— Oh por dios, que he hecho — dijo con preocupación al ver lo que hizo. 

Cambió la sabana de su cama así como también su braga que estaba mojada, no sin antes limpiarse su flor que estaba empapada por esa sustancia. Como a Maggie le fascinaba el color negro, se puso otra tanga del mismo color que su sostén. 

Miles de pensamientos se venían en su cabeza desde que se encontró de nuevo con Lincoln. Pero algo le hacía notar y es que ese albino mostraba una belleza en su apariencia sino también de que debía ser aquel chico alegre y tierno. 

Debo decir que Lincoln cambió bastante. De ser ese chico gentil que ayudaba a sus hermanas y organizaba planes. A ser alguien un poco rudo pero con rostro bonito. Incluso fue caballeroso conmigo al llevarme a mi hogar — pensó esto con sonrojamiento. 

Lo que dejaba en claro desde la postura de Maggie es que ese albino había cambiado. La primera vez que lo conoció fue en ese cumpleaños numero 13 con sus amigos emos donde a ella le fascinaba la mímica. Pronto se hizo amiga de Luan por lo que ella hacía con Benny en la actuación y se interesó por las lecturas de Lucy y Haiku. Además tenía algunas prendas de ropa diseñadas por Leni. Y sin mencionar que era compañera de clases de Lynn . 

Decidió que ya era el momento de seguir durmiendo y por eso se acostó con su ropa interior puesta tapándose con las nuevas sabanas de su cama. 

— Pase lo que pase, serás mío, Lincoln — advirtió Maggie cerrando los ojos. 

A la mañana siguiente, Lincoln se despertó temprano en su departamento. Se duchó rápidamente y se vistió con una chaqueta de cuero negro, jeans oscuros y botas. Luego tomó su casco y salió de su edificio, montando su Ducati. Aun tenía puesto en su cabeza cuando dejó a Maggie en su hogar. De como ella le dijo un apodo idéntico a un animal por su color de cabello y aquellos dientes que ya no los tuvo hasta los 14 añoso pero sobretodo por el beso que la pelinegra le dio en la boca.   

Se dirigía a un sitio donde había un narcotraficante ocultándose en un edificio abandonado de la ciudad dado a que tuvo misión. El sitio estaba protegido por guardias así que usó la distracción, no sin antes hacer una llamada a la policía para avisar que estaba adentro del sitio. Lincoln tuvo que tener cuidado debido a que se enfrentaba con un mafioso, por eso mismo ideaba sus planes para estar siempre listo ante cualquier amenaza. Sacó un cuchillo táctico de supervivencia y tras esconderse por la paredes, degolló su cuello y al otro tipo lo golpeó y terminó por apuñalarlo en el corazón. Con los dos guardias ya tirados al suelo, entró por el pasillo y empezó a matar a quien sea que se cruzaba a su camino con el arma que recogió tras matar a uno de los guardias. Despejó todos los pasillos y se cruzó cara a cara con el sospechoso quien tenia la piel bronceada y su cabello era negro. Vestía un saco de color café, camisa amarilla, pantalón gris, zapatos cafés, además de portar lentes.

— Se acabó Vic McGillicuddy , entrégate hora — dijo el albino revelando la identidad del sospechoso. 

— Vaya, pero miren quien aparece después de tanto tiempo. JAJAJAJAJAJA como has estado Lincoln — dijo el mencionado Vic. 

— Listo para mandarte tras las rejas, pelotudo — insultó Lincoln a su oponente. 

— Así ¿Y como piensas que lo vas a hacer? — se burlaba del albino. 

Vic sacó un arma que estaba escondida en su pantalón e intentó dispararle a Lincoln pero este ultimo lo tacleó y lo terminó de golpear hasta dejarlo noqueado. 

— Fue pan comido hacer este trabajo 

A lo lejos se escuchaba como una patrulla llegaba a la ubicación. Llegaron encontrándose a Lincoln sosteniendo a un Vic noqueado.

— Buen trabajo Lincoln — dijo un hombre castaño. 

— Gracias oficial Wenger — agradece el peliblanco. 

Con el trabajo ya echo, Lincoln fue hasta la comisaría a recoger su pago. En ese momento recibió un mensaje de Maggie preguntándole para que vaya a su departamento esta noche. Un tinte rojo se le notó en sus dos cachetes. Caída la noche, llegó hasta el edificio. 

— Hola Lincoln — dice la joven. 

— Hola Maggie — sonrió el albino.  

— Pasa — le cede el paso. 

Una cena y anécdotas para ambos era lo que se deambulaba en el ambiente. Miraban una película juntos en el sofá, que dicho sea de paso era Saw X (Saw 10). En la televisión se veía como John Kramer descubre que ha sido engañado por los tipos que se hicieron pasar por doctores en su operación contra el cáncer. Y de ahí el plan de Jigsaw se vio reflejado con la ayuda de su aprendiz Amanda Young secuestrando a Diego. Y en otro se ve la escena donde Jigsaw da comienzo a su juego con Mateo quien es obligado a taladrar su propio cráneo y extraer un trozo de tejido cerebral para disolverlo en un tubo de ensayo y obtener una llave. Aunque realiza la tarea con éxito, el tejido no se disuelve a tiempo y una máscara caliente se cierra sobre su cara, matándolo.

— Eso John, así se hace — alentó Lincoln a Jigsaw.

— Se nota que te gustan estas películas — dice Maggie observándolo con felicidad. 

— Pues claro — aclara el albino.

Al terminar la película, Lincoln revisa su celular y nota que son las 23:50 pm. 

— Carajo ya es tarde. Fue un placer esta noche contigo Maggs — decía Lincoln alejandose de ella pero lo tomó del brazo.

— Lincoln ¿Por qué no mejor te quedas a dormir? — preguntó la pelinegra. 

— ¿Estas segura — dudo el peliblanco. 

— Si y además un poco más de compañía no me haría mal — insistía picaronamente.

— Mmm esta bien — aceptó el chico. 

Ese fue el inicio de algo que ninguno de los dos había planeado, pero que ambos necesitaban: una conexión que les diera esperanza en medio de sus vidas complicadas.

A la mañana siguiente, Lincoln despertó temprano. Pasó la noche en un pequeño sofá en el departamento de Maggie, tras aceptar en quedarse por pedido de ella. El lugar era modesto, pero acogedor, reflejando el estilo único de su anfitriona. Maggie, aún adormilada, salió de su habitación con una camiseta ancha y pantalones cortos.

— ¿Dormiste bien? — preguntó, mientras se ataba el cabello en un moño desordenado.

— He dormido en peores lugares. Esto estuvo bien — asintió Lincoln, estirándose.

— Gracias por quedarte. Ayer fue... interesante — Maggie sonrió, tomando una taza para servir café.

Lincoln, quien ahora observaba con atención cómo Maggie preparaba su café, no pudo evitar sonreír.

— ¿Interesante? Así es como describes lo que pasó anoche

Maggie dejó la taza sobre la mesa y lo miró con una mezcla de timidez y seguridad.

— Bueno, no todos los días alguien comparte los mismos gustos como tú, Lincoln 

Lincoln se levantó del sofá y se acercó a ella.

— ¿Y eso es algo bueno o malo? — preguntó Lincoln. 

— Definitivamente es algo bueno — respondió Maggie. 

Ambos rieron suavemente, pero la seriedad volvió al ambiente cuando Maggie bajó la mirada.

— Lincoln... mi vida no es fácil. Trabajo donde puedo, hago lo que tengo que hacer para sobrevivir. No soy alguien que encajaría en tu mundo — aclaraba la emo.

— Eso no me importa, Maggie. Lo único que me importa es quién eres ahora y lo que podemos construir juntos — negó con la cabeza, tomando su mano.

Mientras hablaban, el teléfono de Lincoln vibró en su bolsillo. Era un mensaje de su jefe en la organización.

"Nuevo objetivo: vigilado en el distrito norte. Tu misión: recuperar un paquete robado. Precaución extrema."

Lincoln suspiró profundamente. Maggie notó el cambio en su expresión.

— ¿Es trabajo? — preguntó con curiosidad.

— Sí, algo urgente. Pero no te preocupes, puedo manejarlo — respondió él, tratando de sonar tranquilo.

—¿Qué clase de trabajo es ese, Lincoln? No me digas que eres algún tipo de criminal — cruzó los brazos mientras lo miraba fijamente. 

— No soy un criminal — respondió con firmeza. — Estoy en el lado correcto de la ley... más o menos

— ¿Más o menos? — preguntó Maggie levantando una ceja y claramente intrigada.

Lincoln decidió no entrar en detalles, pero prometió explicarle todo algún día. Antes de irse, la miró directamente a los ojos.

— Maggie, pase lo que pase, quiero que sepas que quiero esto contigo 

—Ten cuidado, Lincoln. No quiero que te pase nada — dijo ella abrazándolo. 

22:00 hs

Esa noche, Lincoln cumplió con su misión, pero las cosas no salieron como esperaba. El objetivo era un líder de una pandilla local que no entregó el paquete sin resistencia. Aunque logró completar el trabajo, salió con un corte en el brazo y magulladuras visibles.

Cansado, regresó al departamento de Maggie. Ella lo estaba esperando, preocupada. Al ver su estado, lo llevó rápidamente al sofá y buscó un botiquín.

— ¡Por Dios, Lincoln! ¿Qué te pasó? — preguntó, limpiando la herida en su brazo.

— El trabajo se complicó, pero estoy bien. He pasado por peores — respondió, tratando de calmarla.

— Esto no es normal, Lincoln. No quiero perder a alguien que apenas estoy empezando a... querer — dijo Maggie mirándolo de mala manera. 

— Maggie, esto es parte de quién soy. Pero prometo que no voy a dejar que nada me aleje de ti  — dice el albino tomando las manos de la piba.  

— Más te vale, Lincoln. Porque si te pierdo, te perseguiré hasta el infierno — suspiró terminando de vendarlo. 

Maggie y Lincoln se quedaron mirándose a los ojos en el silencio cómodo del departamento. El momento se sentía especial, cargado de una tensión dulce que ambos sabían a dónde llevaba.

En los meses siguientes, la relación entre los dos se fortaleció. Lincoln, aunque seguía con su peligrosa carrera, se aseguraba de mantener a Maggie protegida. Ella, por su parte, comenzó a buscar formas de dejar atrás su trabajo como bailarina y prostituta, explorando nuevas oportunidades.

Un día, mientras caminaban juntos por el parque, Lincoln se detuvo repentinamente y tomó las manos de Maggie.

— ¿Qué pasa? — preguntó ella, confundida.

— Solo quería decirte que nunca pensé que encontraría a alguien como tú. Eres todo lo que necesito — sonrió Lincoln.

— Y tú, Lincoln, eres lo mejor que me ha pasado — dice Maggie abrazando con fuerza a él.

Viernes 20:00 PM

Lincoln no dudo más porque sabía que este era el momento de poder declararse ante ella. Organizó una cita de la cual Maggie aceptó. Cayendo a la dirección revisó su reloj mientras esperaba en la puerta del departamento de Maggie. Su motocicleta Ducati Panigale V4 brillaba bajo la luz de las farolas. Vestido con su chamarra universitaria verde con mangas blancas, jeans negros y sus Nike Air Jordan 1 en tonos verdes, blancos y negros, se veía listo para una noche especial.

Cuando la puerta se abrió, Lincoln quedó sin palabras. Maggie estaba impresionante con un top negro ajustado hasta sus curvas grandes, una falda negra casi brillosa y unos elegantes zapatos a juego. Llevaba consigo una cartera blanca que resaltaba su estilo. Sus ojos oscuros brillaban con una chispa de emoción y, por un breve momento, ambos se quedaron mirándose en silencio.

— Wow... Te ves espectacular, Maggie — dijo Lincoln con una sonrisa.

— Tú tampoco te quedas atrás, Lincoln. Me gusta tu estilo — sonrojó Maggie y esbozó una sonrisa. 

—Para que no tengas frío en el camino — se quitó su chamarra y se la ofreció. 

Maggie, sorprendida por el gesto, tomó la chamarra y se la puso, disfrutando del cálido aroma de Lincoln impregnado en la tela.

 —Eres todo un caballero, ¿Eh? — bromeó mientras se subía a la moto.

Lincoln río suavemente y le alcanzó un casco.

— ¿Lista para la mejor noche de tu vida? — preguntó Lincoln riendo suavemente 

— Siempre

Con el rugido del motor, la Ducati surcó las calles de Royal Woods, llevándolos hasta un elegante restaurante que Lincoln había reservado especialmente para la ocasión. Al llegar, él le tendió la mano para ayudarla a bajar. Maggie entrelazó sus dedos con los de él y le dedicó una mirada que hizo que el corazón del albino latiera con fuerza.

Entraron al restaurante y tomaron asiento en una mesa cerca de la ventana, con una vista panorámica de la ciudad iluminada. El ambiente era sofisticado pero acogedor, con luces cálidas y una música suave de fondo. Lincoln notó cómo Maggie recorría el lugar con la mirada, visiblemente impresionada.

— No tenías que traerme a un sitio tan bonito, Linc — dijo ella, sonriendo.

— Te lo mereces — respondía él con sinceridad.

Ambos pidieron sus platillos y mientras esperaban, conversaron animadamente sobre sus vidas, sus sueños y los desafíos que habían enfrentado. Lincoln le habló sobre sus experiencias como cazarrecompensas y su futura transición a agente secreto. Maggie, por su parte, compartió sus deseos de encontrar una estabilidad lejos de los trabajos que había tenido.

— Nunca imaginé que terminaría en una cita contigo, Lincoln — dijo Maggie, apoyando el rostro sobre su mano.

— ¿Y eso es algo bueno o malo? — preguntó él, con una media sonrisa.

— Definitivamente algo bueno — respondía ella, entrelazando sus dedos con los de él sobre la mesa.

— Lincoln — dijo Maggie, rompiendo el silencio con una voz suave pero decidida. — He estado pensando en nosotros... y lo que hemos compartido. Quiero algo más que estas noches juntos y planes espontáneos

Lincoln la miró, sus ojos albinos brillando con una mezcla de curiosidad y expectativa.

— ¿A qué te refieres? — preguntó él con una sonrisa que se ensanchaba lentamente.

Maggie respiró profundo, jugando con un mechón de su cabello oscuro, un gesto que hacía cuando estaba nerviosa.

— Quiero que esto sea real, Lincoln. Sin juegos, sin dudas ¿Te gustaría ser mi novio?

Lincoln sintió que su corazón latía con fuerza. La respuesta era tan clara en su mente que no necesitó pensarlo ni un segundo.

— Claro que sí, Maggie — respondió con una sinceridad que la conmovió. — Me encantaría ser tu novio.

Antes de que pudiera decir algo más, Maggie lo rodeó con sus brazos y lo besó, un beso profundo y lleno de promesas. El mundo alrededor parecía desaparecer; solo estaban ellos dos y la sensación de que el futuro, por incierto que fuera, sería algo que enfrentarían juntos.

— A partir de ahora te llamaré "conejito" ¿Te gusta? — sonreía Maggie con su nuevo novio.

— Para nada, ya estoy acostumbrado a ese apodo — responde felizmente.

— Me gustaría conocer tu hogar, amor — dijo la pelinegra.

— ¿Te gustaría quedarte a dormir? Devolución de favores — propuso Lincoln.

— Claro que quiero, pero antes quiero ir a buscar unas cosas por mi departamento — aclaró Maggie.

— Vayamos, te espero afuera — dijo Lincoln.

Se levantaron de la mesa retirándose del restaurante tomándose de la mano. Lincoln encendió su moto acompañada de su novia Maggie.

— Ahora soy tu butaquera — bromeó Maggie.

— Eres la mejor butaquera del mundo — dijo Lincoln elogiando a su pareja.

Y es momento de devolverte ese favor cuando estemos en tu hogar, conejito — pensó ella.

Llegaron al departamento de la pelinegra que se bajó de la moto avisándole a su novio que regresaba rápido. Entró al lugar donde alquilaba, tomó una braga, un sostén y un liguero ambos de colores negros seguido de unos calcetines. Lo primero que hizo fue colocarse toda esa lencería escondiéndosela en su vestimenta ya puesta. De un cajón tomó un condón y unas pastillas anticonceptivas guardándolas en su cartera. Parece que le iba a pasar fuerte con Lincoln.

Hoy serás mi cliente favorito, Lincoln — pensó Maggie.

Salió del departamento cerrando su vivienda. Allí vio a Lincoln esperándolo en su Ducati. Sin más preámbulos se subió atrás de la motocicleta donde estaba el albino adelante con el manubrio. 

— ¿Lista? — pregunta Lincoln.

— Si, conejito — responde Maggie. 

La Ducati rugió por la calle, Lincoln iba a todas velocidades con Maggie tomándolo de la cintura y hasta tocarle el pecho. Al poner una mano , sintió lo bien desarrollado que estaba con una buena musculatura. 

— Vaya, se nota que hiciste mucho ejercicio, Lincoln. Estoy segura que Lynn estuvo detrás de esto — pensaba la chica. 

El destino culminó con un departamento blanco bastante moderno, garrotes de metal, ventanas y balcones se notaban en el edificio. Lincoln ingresó al garaje para guardar su motocicleta y se bajó de su vehículo junto a Maggie. Tomaron el ascensor hasta el piso 3 y se metieron adentro de la habitación donde se hospedaba el albino. 

— Bebé, bienvenida a mi hogar — dice Lincoln dándole la bienvenida y prendiendo el interruptor de la luz.

— Es muy lindo tu espacio, conejito. Tan lindo como tu — elogiaba a su novio. 

— Sabes que tus elogios siempre me gustan — agradece a su novia.

— Y a mi me gusta hacer esto — dice Maggie.

(Música de fondo)

Se acercó a su boca mientras lo tomó del cuello con sus dos brazos para besarlo apasionadamente. Lincoln le quitó la parte superior dejándola sólo con su sujetador. A cambio, ella se había despojado de su falda, mostrando su tanga y un liguero que resaltaba sus curvas y su trasero. Lo que refleja ver la lencería ajustada que llevaba puesta en su cuerpo. 

— Dime conejito ¿Te gusta lo que ves? — Maggie le preguntó a Lincoln con una sonrisa pícara, mientras se mordía el labio inferior.

Lincoln no pudo responder, sus ojos recorrían el cuerpo de Maggie, su deseo era evidente. Se deshizo de sus propias ropas, mostrando su musculatura. Maggie se acercó, desabrochando su pantalón y dejándolo sólo con su ropa interior.

Se acercaron el uno al otro, sus cuerpos se tocaban y se estremecían con anticipación. Sus labios se encontraron en un beso apasionado, sus lenguas se entrelazaron mientras sus manos recorrían los cuerpos del otro.

— Hoy serás mi cliente favorito — dice Maggie arrodillándose. 

Estando arrodillada le retiró el bóxer a Lincoln quien estaba sentado en el sofá. Ella se impresionó por el tamaño del miembro de su novio.

— Vaya si que es grande — dijo impresionada. 

Se toma un momento para admirar su pene erecto antes de comenzar. Se lame los labios, con un destello de excitación en los ojos, y luego envuelve lentamente su mano alrededor de la base de su miembro.

Comienza moviendo lentamente la mano hacia arriba y hacia abajo, mientras observa cómo Lincoln pierde la respiración. Luego, se inclina hacia adelante y saca la lengua para lamerle la punta del pene. Lincoln jadea y sus manos instintivamente buscan su cabeza.

— Cielos Maggie, eres buena en esto — dijo Lincoln gimiendo un poco. 

— De todas las que probé, la tuya me encanta. En verdad la tienes dura, conejito — sonrió tras ese elogio y aumentaba la velocidad del oral.

Maggie, ahora en la cima de su juego, continúa complaciendo a Lincoln, moviendo su boca arriba y abajo por su eje con pericia. Usa su lengua para girar alrededor de la cabeza de su pene, asegurándose de tocar todos los puntos sensibles. Con una sonrisa traviesa, se sienta a horcajadas sobre Lincoln, que todavía se está recuperando de su intenso orgasmo. Se inclina hacia abajo y sus labios rozan los de él en un suave beso. 

— Ahora es mi turno de complacerte, Lincoln. Porque voy a hacer una rusa contigo — susurra con la voz ronca por el deseo.

Ella se agacha y guía el pene, todavía duro, hacia su interior. Ambos jadean cuando ella se hunde y su cuerpo se adapta al tamaño de él. Comienza a moverse, balanceando las caderas hacia adelante y hacia atrás. Las manos de Lincoln encuentran sus caderas y la ayudan a marcar el ritmo.

Maggie se inclina hacia atrás, apoyando las manos en las rodillas de Lincoln. Comienza a cabalgarlo con más fuerza, sus movimientos se vuelven más frenéticos. Los gemidos de Lincoln se mezclan con los de ella, el sonido de su placer llena la habitación.

— Maggie, eres tan... tan buena — se las arregla para decir Lincoln entre jadeos, moviendo las manos hacia sus pechos y apretándolos, mientras sus pulgares rozan sus pezones.

Maggie suelta un fuerte gemido y su cuerpo se estremece. Está cerca, lo siente. Se mueve más rápido, persiguiendo su orgasmo. Y luego, con un grito, se corre, su cuerpo se estremece de placer. Continuó haciendo el oral y Lincoln incapaz de contener su placer gimiendo en voz alta donde sus manos alcanzan instintivamente la cabeza de Maggie, guiando sus movimientos.

— Maggie, estoy cerca — advierte Lincoln con voz tensa.

— Todavía no, Lincoln. Tengo una sorpresa para ti — dijo ella apartándose con un brillo travieso en los ojos. 

Se levanta y lentamente se quita el resto de la lencería, dejando al descubierto su cuerpo perfectamente tonificado. Tomó su bolso y saca un condón. Rápidamente lo coloca sobre el pene erecto de Lincoln, con movimientos seguros y practicados. Luego se sienta a horcajadas sobre él, colocándose encima de su erección.

Con una respiración profunda, ella se inclina lentamente sobre él, jadeando mientras él la llena. Ella comienza a moverse, sus caderas se balancean hacia adelante y hacia atrás. Las manos de Lincoln encuentran sus caderas, guiando sus movimientos.

— ¡AHHHH! — gime Maggie, con el cuerpo estremeciéndose de placer. 

Se inclina hacia delante y su mano alcanza el rostro de Lincoln. Lo atrae hacia sí en un beso apasionado, sus lenguas se entrelazan.

— No pares, Lincoln — susurra contra sus labios, con voz entrecortada.

 Así de fácil. Lincoln asiente y sus movimientos se vuelven más urgentes. La penetra con más fuerza y ​​su ritmo se acelera. Maggie gime y echa la cabeza hacia atrás mientras disfruta de la sensación. El albino aprovecha la posición y extiende la mano para acariciar sus pechos. Los aprieta y sus pulgares rozan sus pezones. La pelinegra jadea y su cuerpo se estremece.

— Sí, Lincoln, así de fácil — lo animó con voz tensa. — No pares

Lincoln sigue embistiéndola, sus movimientos se vuelven más erráticos a medida que se acerca al clímax. Maggie también lo siente, su cuerpo se tensa a medida que se acerca su propio orgasmo.

— Estoy... estoy... — se queda en silencio, su cuerpo tiembla mientras alcanza el clímax.

Lincoln la sigue poco después, con el cuerpo tenso mientras se libera. Ambos se desploman en la cama, respirando agitadamente. 

— Eso fue... increíble, Maggie — dice Lincoln con voz ronca.

Maggie, ya recuperada de su intenso orgasmo, mira a Lincoln con los ojos llenos de lujuria.

— ¿Estás cansado? — pregunta con voz ronca.

— Por supuesto que no — responde Lincoln mientras recupera la erección.

— Vayamos a tu habitación, Lincoln — insiste Maggie, levantándolo del sofá. 

— Pero sólo tenemos un condón — advierte Lincoln.

— No te preocupes, Linc — le asegura Maggie. — Tengo anticonceptivos. Duran tres horas

Se dirigen a la habitación de Lincoln, sus manos recorriendo el cuerpo del otro. Una vez dentro, Maggie se quita rápidamente la ropa, su cuerpo se sonroja por el deseo. Se sube a la cama, colocándose a cuatro patas. 

— Fóllame, Lincoln — exige con voz tensa.

No hace falta que se lo digan dos veces. Lincoln se coloca detrás de ella, con su erección presionando contra su entrada. Con una respiración profunda, la penetra y ambos jadean ante la sensación. Él comienza a embestirla, sus manos agarrando sus caderas. Maggie gime, su cuerpo se mueve al ritmo del de él. Lincoln se inclina hacia adelante, sus labios encuentran los de ella en un beso apasionado.

Siguen haciendo el amor, sus cuerpos se mueven juntos en perfecta armonía. Prueban distintas posiciones, cada una más intensa que la anterior. Los gemidos de Maggie llenan la habitación, su placer es evidente.

Finalmente, Lincoln se coloca en la cama, con su erección erguida. Maggie se sienta a horcajadas sobre él, moviendo su cuerpo arriba y abajo con un movimiento rítmico. 

— Sí, Lincoln, así — lo anima con voz tensa. — No pares

Lincoln sigue embistiéndola y sus movimientos se vuelven más erráticos a medida que se acerca al clímax. Maggie también lo siente, su cuerpo se tensa a medida que se acerca su propio orgasmo.

— Estoy... estoy... — se queda en silencio, su cuerpo tiembla mientras alcanza el clímax.

Lincoln la sigue poco después, con el cuerpo tenso mientras se libera. Ambos se desploman en la cama, respirando agitadamente.

Su noche terminó, desnudos en la habitación del albino. Ella apoyaba su cabeza en el pecho bien tonificado de su novio y él la abrazaba. 

— Sin dudas fuiste el mejor cliente de mi vida, Lincoln — dice Maggie. 

—  Gracias por tu alago Maggie — dice Lincoln agradeciendo. 

— Algún día deberíamos repetirlo de nuevo — dice ella.

 — Claro que me gustaría hacerlo otra vez — dice Lincoln, 

— Eres el mejor novio que he tenido. Te amo mi conejito — dice ella.

 — Y yo a ti, mi lobita — dice Lincoln. 

Los dos se besaron y durmieron en la habitación. Fue una buena noche para ambos donde Lincoln demostró como complacer a una chica atractiva como Maggie. 

Sábado 7:00 AM

El sol matinal se filtraba a través de la ventana de la habitación de Lincoln, iluminando suavemente las sábanas desordenadas. Maggie se removió un poco, parpadeando antes de desperezarse con una leve sonrisa. Miró a su lado y vio a Lincoln aún profundamente dormido, su cabello desordenado y su respiración tranquila.

Sin hacer ruido, se levantó de la cama y se dirigió a la cocina. Con movimientos ágiles, preparó un desayuno sencillo pero reconfortante: tostadas con mermelada, huevos revueltos y jugo de naranja. Una vez listo, volvió a la habitación con la bandeja en las manos y observó con ternura a su novio.

— Buenos días, conejito. Te traje el desayuno — inclinándose ligeramente y susurrando con dulzura

Lincoln gruñó levemente al sentir la luz y el aroma de la comida, entreabriendo los ojos. Cuando vio a Maggie a su lado, con su característico maquillaje oscuro pero una expresión cálida, no pudo evitar sonreír.

— Buenos días, Maggie — dijo con voz ronca de recién despertado.

Ella dejó la bandeja sobre la cama y se acurrucó a su lado, apoyando la cabeza en su hombro mientras tomaba una tostada.

— Espero que te guste. Lo hice con amor — bromeó, dándole un pequeño empujoncito.

Lincoln río suavemente y tomó un sorbo de jugo antes de entrelazar su mano con la de ella.

— Si tú lo hiciste, seguro que es perfecto — dice Lincoln.

Maggie suspiró con un dejo de nerviosismo, pero también de determinación. Sabía que este era el momento indicado para hablar con él.

— Lincoln... — dijo jugando con un trozo de tostada entre los dedos. — Estuve pensando en algo importante

—Dime, Maggie. Lo que sea — él ladeó la cabeza, notando el tono serio en su voz.

— Voy a dejar todo eso atrás. La prostitución, la camarera, el baile en el club nocturno... ya no quiero seguir con esa vida — tomando aire y soltando la bomba. 

Lincoln la miró en silencio por un momento. No porque estuviera sorprendido, sino porque sabía que ella llevaba tiempo lidiando con esa decisión. Sonrió con suavidad y apretó su mano con más fuerza.

— Maggie, si eso es lo que quieres, te apoyo al cien por ciento. Sabes que estoy aquí para lo que necesites — dijo el albino quien sonrió con suavidad y apretó su mano con más fuerza. 

Ella exhaló con alivio, como si una parte de la carga desapareciera con esas palabras.

— Gracias, conejito. Eso no es todo... quiero mudarme contigo. Mi barrio no es seguro, y creo que ya es hora de un cambio real. Además... — hizo una pausa y esbozó una pequeña sonrisa. — Tengo ahorrado suficiente dinero y quiero abrir mi propia cafetería. Algo con un estilo gótico y emo, con decoraciones en negro, luces tenues y música oscura de fondo

— ¿En serio? ¡Eso suena increíble! — abría los ojos con admiración el chico Loud. 

— Sí, algo auténtico, donde la gente como yo se sienta a gusto — Maggie asintió con entusiasmo.

— Me parece una idea genial. Y si necesitas ayuda con algo, sabes que cuentas conmigo — aclaró el albino que la abrazó con fuerza, sintiendo el calor de su cuerpo contra el suyo.

— Gracias, Lincoln. No sé qué haría sin ti — ella apoyó su frente contra la de él, sintiéndose más segura que nunca.

— Bueno, por suerte no tendrás que averiguarlo — bromeó él, haciéndola reír mientras compartían el desayuno en la cama, disfrutando de un día libre sin misiones ni peligros. 

Un nuevo comienzo estaba en el horizonte, y ambos lo enfrentarían juntos. Viajaron en la Ducati a toda velocidad hasta llegar a una casa . Al llegar, Lincoln tocó el timbre con una sonrisa. Poco después, la puerta se abrió y, en lugar de la hermana bromista que él solía ver, apareció una Luan diferente, con un brillo en los ojos y una cálida sonrisa, pero algo más tranquila que antes.

— ¡Lincoln! ¡Maggie! ¡Qué sorpresa! — exclamó Luan, abrazando a Maggie primero.

— ¡Ay, Dios! Luan, ¡te ves increíble! — dijo Maggie, separándose un poco para mirar a su amiga con cariño. 

El cambio era evidente: aunque seguía siendo la misma Luan de siempre, el embarazo la había llenado de una serenidad que antes no tenía. Luan pronunciando, acarició el vientre con cariño.

— Gracias, Maggie. Estoy esperando a una pequeña... o pequeña. Todavía no sabemos qué será — dijo con una sonrisa de complicidad, guiñando un ojo.

Lincoln, al ver la expresión de Maggie, no pudo evitar soltar una risa. 

— Ya lo dije, ¡sería increíble que tuviera un sobrino! — dijo Lincoln, abrazando a Luan de manera juguetona.

Maggie se sintió un poco emocionada ante el reencuentro y la noticia del bebé. La idea de que Luan fuera madre la llenaba de una calidez que nunca había experimentado. Pero también tenía una sensación extraña, como si la vida de todos estuviera cambiando tan rápidamente, al igual que la suya.

— Bueno ¿Quieren pasar? — pregunta la castaña.

— Por supuesto — responden el albino y la pelinegra.

Al entrar, Maggie notó que la casa tenía un aire diferente. Había más calidez, más colores suaves, y por supuesto, las huellas de la futura llegada del bebé: un pequeño cuarto ya estaba preparado para el bebé, con juguetes y una cuna recién comprada. La casa estaba más acogedora que nunca.

— ¡Vaya! Este lugar parece más un hogar ahora — comentó Maggie, mirando a su alrededor.

— Sí, Benny y yo hemos estado trabajando mucho en esto. Queríamos hacerla más acogedora para el bebé. Estoy tan emocionada, no sé cómo reaccionaré cuando finalmente llegue — asistió Luan con una sonrisa satisfecha.

Maggie se sentó en uno de los sillones, con los ojos brillando al ver a su amiga tan feliz. Sin embargo, también sentía un pequeño nudo en el estómago. La vida de Luan había cambiado, y ella se encontraba en un punto de transición similar, pero más incierto. Aún tenía que hacer frente a sus propios temores y decisiones sobre el futuro.

— Me imagino que este bebé va a tener una vida increíble — dijo Maggie, con una sonrisa suave.

Luan la miró con una chispa de complicidad.

— Definitivamente. Y eso me hace pensar mucho en lo que quiero para el futuro. Pero no solo para el bebé, sino también para Benny, para mí... para todos — hizo una pausa y se acercó a Maggie, dándole un apretón de mano. — Y me alegra saber que tú también estás pensando en un nuevo camino

Después de un rato conversando en la sala, Luan los invitó a quedarse a almorzar, lo que Maggie y Lincoln aceptaron con gusto. Benny, como siempre, fue un anfitrión amable y se encargó de poner la mesa, mientras que Lincoln y Luan fueron directo a la cocina para preparar la comida.

— Esto me trae recuerdos — dijo Lincoln mientras se lavaba las manos y miraba los ingredientes sobre la mesa — Hace tiempo que no cocinamos juntos, ¿Eh, Luan?

Luan, con una sonrisa nostálgica, se ató el delantal sobre su vientre de embarazada y asintió.

— Sí, desde que ayudábamos a papá en sus restaurantes. Éramos como sus mini chefs

— Y con razón nos enseñó bien. Él siempre decía que si íbamos a aprender algo en la vida, cocinar era una de las habilidades más útiles — sonreía el albino que comenzaba a picar algunas verduras.

— ¡Exacto! Y ahora mira, sus enseñanzas siguen sirviendo. Aunque, con el embarazo, Benny ha estado cocinando más seguido que yo. No quiero arriesgarme con algunos olores fuertes — Luan asintió, tomando una sartén y comenzando a calentarla

— ¿Y cómo te sientes con todo esto? No solo por el bebé, sino por todo el cambio en tu vida. Casada, con un hijo en camino — Lincoln miró a su hermana con curiosidad mientras revolvía la olla.

— Es... extraño, pero en el buen sentido. A veces me despierto y me cuesta creerlo. Pero luego miro a Benny, y cuando siento las pataditas del bebé, sé que esto es real. Y me encanta — Luan suspiró con una sonrisa tranquila.

— Eso es increíble, Luan. Me alegro mucho por ti — asistió Lincoln con una sonrisa orgullosa.

Después de un rato más cocinando y riendo, la comida estuvo lista. Prepararon un delicioso plato de pasta con salsa casera, acompañado de ensalada fresca y pan tostado.

Cuando llevaron los platos a la mesa, Maggie y Benny los recibieron con sonrisas.

— ¡Esto huele increíble! — exclamó Benny.

— ¡Wow! Esto está buenísimo — dijo Maggie probando un bocado para luego mirar a Lincoln Luan.

— Son años de experiencia con papá — sonrió el albino encogiendose los hombros.

El almuerzo transcurrió entre risas y conversaciones sobre el pasado, el futuro y los cambios en la vida de cada uno. Maggie, por primera vez en mucho tiempo, sintió que pertenecía a algo más grande, una familia. Y supo que estaba tomando la decisión correcta.

Después de la comida, los cuatro se quedaron en la sala charlando. La conversación fluía con naturalidad, entre recuerdos y risas, hasta que Luan, con su típica curiosidad y alegría, preguntó.

— Por cierto  ¿Ustedes dos son solo amigos o hay algo más entre ustedes?

Benny, al escuchar la pregunta, sonrió con interés y miró a la pareja. Lincoln y Maggie se miraron por un segundo, como si estuvieran sincronizados.

— En realidad... somos novios — dice Lincoln tomando la mano de Maggie con una sonrisa.

— ¡¿En serio?! ¡Eso es genial! — se emocionó Luan.

— Vaya, no lo esperaba, pero tiene sentido. Se ven bien juntos — sonrió Benny.

Maggie, aunque intentó ocultarlo, se sonrojó un poco. No estaba acostumbrada a recibir ese tipo de felicitaciones, pero sentir el apoyo de Luan y Benny la hizo relajarse.

Luan se inclinó un poco hacia adelante con una gran sonrisa.

— ¡Deben contarme todo! ¿Desde cuándo están juntos?

— Desde hace unos meses. Pero, en realidad, nos conocemos desde hace años — se rascaba la nuca el albino con una sonrisa.

— Lincoln ha sido... bueno conmigo. Ha sido alguien en quien realmente puedo confiar — asistió Maggie con tranquilidad.

— Eso es hermoso. Lincoln siempre ha sido un buen chico — sonrió la castaña.

— Sí, aunque nunca imaginé que terminarías con alguien como Maggie. Pero ahora que lo pienso, tiene sentido. Son muy distintos, pero eso es lo que hace que encajen — asistió el castaño.

Después de un rato más de charla, la conversación tomó un giro más personal cuando comenzaron a hablar sobre en qué trabajaba cada uno.

Luan y Benny hablaron primero. Benny seguía trabajando en el teatro, mientras que Luan, aunque seguía con la comedia, ahora estaba enfocada en prepararse para ser madre.

Cuando fue el turno de Lincoln y Maggie, hubo un breve silencio incómodo.

— ¿Y ustedes? ¿A qué se dedican? — preguntó  Luan mirándolos con curiosidad.

— Bueno... soy cazarrecompensas. Trabajo con la policía rastreando criminales y fugitivos — respondió Lincoln.

— ¡¿En serio?! — exclamó Luan. — ¡Wow! Eso suena como algo sacado de una película

— No esperaba eso, pero ahora todo encaja. Eres del tipo que ayuda a los demás, así que tiene sentido — asistió Benny asombrado.

Lincoln sonrió, aliviado por la reacción positiva. Pero entonces, Maggie sintió que todas las miradas caían sobre ella.

— ¿Y tú, Maggie? — giró a su amiga.

La pelinegra apretó los labios con nerviosismo. No era fácil hablar de eso, pero también sabía que, si quería cambiar, no podía seguir ocultándolo. Suspiró profundamente y, sin mirar a los ojos a ninguno de los presentes, murmuró:

— Soy... prostituta y bailarina en un club nocturno — rompiendo el silencio.

La sala quedó en silencio por unos segundos.
Luan y Benny se miraron entre sí, claramente sorprendidos, pero no mostraron ninguna reacción negativa.

Maggie tragó saliva, esperando alguna respuesta. Pero entonces, Luan le tomó la mano con suavidad.

— Maggie

La chica de piel blanca levantó la mirada, esperando ver rechazo, pero en su lugar encontró comprensión.

— No me importa en qué trabajes. Sigues siendo mi amiga, y si quieres cambiar tu vida, sabes que te apoyaré en lo que necesites — sonrió Luan.

— Exacto. Lo importante es que tú estés bien y que hagas lo que realmente quieras hacer — asistió Benny con una sonrisa.

Maggie sintió que un peso enorme se le quitaba de encima. No había rechazo ni juicios, solo apoyo. Lincoln sonrió, sintiéndose orgulloso de su hermana y su cuñado.

— Gracias... en serio — dijo Maggie que respiró hondo y asistió.

— Además, ahora que lo pienso, cuando abras tu cafetería gótica, me aseguraré de ser una de tus mejores clientas — dijo Luan dándose un suave apretón en la mano que Maggie logró reírse aliviada.

La conversación continuó, ahora con un ambiente más ligero. Por primera vez en mucho tiempo, Maggie sintió que tenía un verdadero apoyo, y eso la motivó aún más a seguir adelante con su nueva vida. Luan lo miró con complicidad y cambió de tema.

— Pero bueno, hablando de cambios... ¿Y tú? ¿Cómo van las cosas con Maggie? — pregunta Luan a su hermano.

Lincoln se detuvo un momento y luego sonrió, removiendo la salsa que preparaba.

— Bien, muy bien, de hecho. Está pensando en cambiar su vida. Quiere dejar su trabajo y mudarse conmigo

— ¿En serio? ¡Eso es genial! Sé que ella nunca tuvo una vida fácil, pero me alegra saber que quiere un cambio  ¿Y tú qué piensas de eso? — levantó una ceja con curiosidad.

— Quiero apoyarla. Sé que no será fácil para ella, pero si quiere empezar de nuevo, quiero ser alguien en quien pueda confiar — suspiró y miró a su hermana con seriedad.

— Eres un buen novio, Lincoln. Maggie tuvo suerte de encontrarte — sonrió Luan.

— Yo también tengo suerte de tenerla — sonrió Lincoln.

Lincoln y Benny se quedaron en la cocina recogiendo los platos, mientras Maggie y Luan se acomodaban en la sala con una taza de té cada una. Luan se sentó con cuidado en el sofá, apoyando una mano en su vientre, mientras Maggie se acomodaba a su lado.

— Entonces... ¿Vas en serio con la idea de cambiar de vida? — preguntó Luan con una mirada curiosa, pero comprensiva.

— Sí. Quiero dejar todo atrás: el club nocturno, los trabajos que solo me agotaban, y el barrio donde vivo. Quiero empezar de nuevo... y Lincoln me ha estado apoyando en todo esto — Maggie asintió y bebió un poco de su té antes de responder.

— Eso suena increíble, Maggie. Sabes que siempre he creído en ti. Desde que éramos compañeras en el club de mimos, siempre vi que eras una chica fuerte, pero también alguien que merecía algo mejor — dijo Luan con ternura.

Maggie miró su taza de té por un momento, procesando las palabras de Luan.

— Gracias, Luan. Eso significa mucho para mí — Hizo una pausa y suspiró. — Lo que más quiero es abrir mi propia cafetería. Un lugar con una temática gótica, algo que realmente refleje quién soy. Un espacio donde la gente pueda sentirse cómoda sin que los juzguen

— ¡Eso suena perfecto! Imagino un lugar con luces tenues, muebles oscuros, tal vez algunas decoraciones tipo Halloween todo el año — dijo Luan.

— Exacto. Y, para ser honesta, me da miedo. Nunca he hecho algo como esto antes, pero... creo que es lo correcto — río suavemente Maggie.

— Maggie, todas las cosas que valen la pena dan miedo al principio. Pero si es lo que quieres, debes ir por ello. Y si necesitas ayuda, ya sabes que Lincoln, Benny y yo estamos aquí para apoyarte — tomándola de la mano con suavidad.

Maggie sintió un nudo en la garganta, pero esta vez no era tristeza, sino emoción.

— Gracias, Luan. En serio — dijo emocionada.

Las dos compartieron una sonrisa sincera. A pesar de que sus caminos habían sido muy distintos, en ese momento, Maggie sintió que tenía una verdadera amiga en Luan.

Mientras tanto, en la cocina, Lincoln y Benny terminaban de lavar los platos y secarlos. Benny miró a Lincoln con una sonrisa mientras le pasaba un vaso limpio.

— No quiero sonar como un hermano mayor entrometido, pero... realmente se nota que amas a Maggie — dijo el castaño.

Lincoln, quien estaba secando un plato, sonrió y asintió.

— Sí, lo hago. Es alguien especial para mí. Sé que su vida no ha sido fácil, pero quiero ser alguien en quien pueda confiar — dijo Lincoln.

Benny se apoyó contra la encimera y cruzó los brazos.

— Eso es admirable, Lincoln. Pero dime, ¿Estás listo para el compromiso que eso implica? — pregunta Benny.

Lincoln dejó el plato a un lado y miró a Benny con seriedad.

— Sé que no será fácil. Maggie tiene su pasado, sus miedos... pero quiero estar con ella en todo momento. Si va a dar un nuevo paso en su vida, quiero estar ahí para ayudarla — responde el albino.

— Eso es lo que quería escuchar. Mira, Lincoln, cuando me casé con Luan, también tenía miedo. No por casarme con ella, sino por lo que significaba: ser alguien en quien ella pudiera confiar siempre. No importa qué tan fuerte o independiente sea una persona, todos necesitamos apoyo. Y tú serás ese apoyo para Maggie — asistió Benny satisfecho con la respuesta.

— Lo sé. Y estoy listo para eso — había respirado hondo y lanzó sus dichos.

Benny le dio una palmada en el hombro con una sonrisa.

— Entonces no hay nada de qué preocuparse

Los dos se quedaron en silencio por un momento, hasta que.

— Aunque... si alguna vez necesitas consejos sobre cómo tratar a una mujer fuerte e increíble, ya sabes a quién acudir — bromeó Benny.

— Lo tendré en cuenta, cuñado — dice el albino.

Con la cocina limpia y las cosas en su lugar, los dos se unieron a Maggie y Luan en la sala, donde la conversación continuó, ahora llena de risas y buenos momentos.

Por primera vez en mucho tiempo, Maggie sintió que tenía un lugar al que llamar hogar.

— Así que una cafetería gótica, ¿eh? — dijo Benny con una sonrisa mientras se recostaba en el sofá. — Suena como algo único

— Sí. Siempre he querido un lugar que realmente represente mi estilo y donde la gente que se siente fuera de lugar en otros lados pueda estar cómoda — asistió Maggie con entusiasmo.

— ¡Tengo una idea! ¿Qué tal si incluyes espectáculos de mímica algunos días? Podría ser una atracción genial — chasqueó los dedos Luan logrando una emoción.

— Esa es una idea interesante... aunque no sé cuánta gente vendría solo a ver mimos — sonreía la pelinegra.

— Si Luan está involucrada, seguro llenas el lugar — dice felizmente Lincoln.

— ¡Exacto! — exclamó Luan. — ¡Piénsalo! Café, góticos y espectáculos en vivo. Sería increíble

— Podría funcionar — dijo Maggie cruzándose de brazos.

Benny, quien había estado escuchando con atención, miró a Lincoln.

— ¿Y tú, Lincoln? ¿Piensas ayudarla con esto?

— Por supuesto. No sé mucho sobre cafeterías, pero puedo aprender y apoyarla en lo que necesite — respondió el joven Loud.

— Gracias, conejito — mirándolo con gratitud y tomando de su mano.

— ¿Conejito? — preguntó Luan que levantó una ceja al escuchar ese apodo.

— Si, es mi apodo para él — Maggie se sonrojó un poco, pero mantuvo su expresión seria.

— Debo admitir que no me lo esperaba, pero tiene sentido — rio Benny.

— No me molesta — dijo Lincoln que se encogió de hombros con una sonrisa.

— Sabes, otras chicas te matarían si supieran que les robaste ese apodo — bromeó Luan.

— Sí, pero este conejito es mío — dijo Maggie.

Lincoln negó con la cabeza, divertido, mientras el grupo reía.

Después de un rato de charla, Maggie y Lincoln se preparaban para irse.

— Gracias por la comida y la conversación — dijo Maggie sinceramente.

— ¡Siempre eres bienvenida aquí! — respondió Luan con entusiasmo.

— Cuídate, Linc. Y cuídala a ella también — estrechó Benny su mano a Lincoln.

— Siempre — asistió con seriedad el albino.

— Cualquier cosa que necesites, llámame, ¿sí? — dijo Luan abrazando a Maggie.

— Lo haré — asistió la pelinegra.

Mientras salían del departamento, Lincoln y Maggie viajaban en la motocicleta con destino al departamento de Maggie. Al llegar ella se bajó de la moto.

— ¿Te sientes mejor después de contarles la verdad? — preguntó Lincoln.

—Sí. Me esperaba reacciones distintas, pero fueron increíbles — respondió Maggie.

— Te dije que estarían de tu lado — afirma el albino.

Maggie lo miró con ternura y se apoyó en su hombro.

— Gracias por estar conmigo, conejito

— Siempre estaré contigo, Maggie — dice Lincoln dándole un suave beso.

Con el futuro por delante y un nuevo sueño en camino, Maggie sintió, por primera vez en mucho tiempo, que todo realmente iba a mejorar.

Después de varias semanas buscando el lugar perfecto, Lincoln y Maggie finalmente encontraron la casa de sus sueños. Era una propiedad espaciosa, con una estética moderna y una gran piscina en el patio trasero, perfecta para relajarse después de un día ajetreado.

Maggie observó la casa con una leve sonrisa mientras Lincoln sostenía las llaves.

— No puedo creer que esto sea real — dijo ella, mirando la fachada oscura con detalles en piedra que habían elegido.

— Es real. Es nuestro hogar ahora — sonrió Lincoln y pasó un brazo por su cintura.

Ambos entraron y recorrieron cada habitación, imaginando cómo decorarían el espacio. Maggie quería darle un toque gótico y elegante, mientras que Lincoln prefería mantenerlo con un equilibrio entre lo moderno y lo clásico.

— Puedes poner tu toque dark en la sala, pero la cocina será mi dominio — bromeó Lincoln.

—Trato hecho, conejito — río Maggie.

Lincoln continuó con su trabajo como cazarrecompensas, atrapando criminales y colaborando con la policía. Sus misiones eran arriesgadas, pero bien pagadas, lo que le permitía llevar una vida cómoda.

Maggie, por su parte, había dejado definitivamente su antiguo empleo en el club nocturno. Con el dinero que había ahorrado y el apoyo de Lincoln, logró abrir su propia cafetería de estilo dark gótico.

El local tenía una estética única: paredes negras con detalles en púrpura, candelabros de hierro, y una iluminación tenue que creaba una atmósfera misteriosa y acogedora.

Lucy y Haiku eran clientes frecuentes, recitando poemas y presentando sus obras literarias en eventos especiales de la cafetería. Maggie sonreía cada vez que las veía sentadas en una esquina, disfrutando de un café mientras escribían.

— Tu cafetería es perfecta para nosotras —  comentó Lucy en una ocasión.

— Aquí las sombras susurran... y el café es excelente — elogió Haiku.

— Sabía que les gustaría — cruzó Maggie sus brazos con orgullo.

Cuando Maggie estaba ocupada con la cafetería, Lincoln la ayudaba en la cocina, preparando tanto postres como sándwiches. Gracias a las enseñanzas de su padre, ambos eran excelentes cocineros y disfrutaban trabajando juntos.

— No sabía que tenías talento para los dulces, conejito — comentó Maggie mientras lo veía decorar un pastel de chocolate con detalles en forma de murciélagos.

— Soy un hombre de muchos talentos. Gracias a mi padre y a mi mejor amigo Clyde — sonrió Lincoln.

Pero no todo era trabajo. Lincoln también tenía una gran pasión por los vehículos, y finalmente cumplió su sueño de comprarse un Ford Mustang Shelby GT500 2024, rojo con dos líneas finas y una gruesa en la parte central, acompañado de un alerón deportivo. Cuando Maggie lo vio llegar con su nuevo auto, cruzó los brazos y arqueó una ceja.

— ¿De verdad necesitabas otro vehículo? — preguntó.

— No lo necesitaba... pero lo quería — respondió Lincoln, apoyado en el Mustang con una sonrisa traviesa.

Además del Mustang, Lincoln también tenía su tradicional Ducati Panigale V4, una motocicleta potente que usaba para moverse con rapidez cuando lo necesitaba.

— Definitivamente te gustan las emociones fuertes — negó Maggie con la cabeza pero divertida

— Supongo que sí. Pero prefiero la tranquilidad de estar en casa contigo — se encogió de hombros, Lincoln.

Maggie sonrió y le dio un beso en la mejilla.

— Eres un tonto encantador, conejito — sonrió Maggie que le dio un beso en la mejilla.

Después de una semana ocupada con el trabajo, Lincoln y Maggie decidieron tomarse una noche para ellos. Se vestirían elegantemente y disfrutarían de una cena en uno de los restaurantes más lujosos de Royal Woods.

Maggie salió del vestidor con un vestido negro entallado, con detalles en encaje y un diseño gótico sofisticado. Sus labios estaban pintados de un tono oscuro, y su cabello estaba suelto, con ligeras ondas. Lincoln la miró con una sonrisa, ajustándose el traje negro con camisa blanca y corbata granate que llevaba puesto.

— Te ves increíble — dijo él, acercándose a ella.

— Tú tampoco luces nada mal, conejito — dedicó Maggie una leve sonrisa, con un toque de diversión en su mirada.

Lincoln tomó las llaves de su Shelby GT500, y ambos salieron de la casa. La noche era fresca y las luces de la ciudad iluminaban las calles. Maggie se acomodó en el asiento del copiloto mientras Lincoln encendía el motor del auto, que rugió con potencia.

— Nunca me canso de este sonido — comentó Lincoln con orgullo.

— Solo no manejes como un loco, ¿Sí? — robada Maggie sus ojos con una sonrisa.

Lincoln le guiñó un ojo.

— No prometo nada — guiñándole un ojo a su novia.

Aceleró con suavidad y salieron en dirección al restaurante. Llegaron a "La Maison Royale", uno de los restaurantes más exclusivos de la ciudad. El valet tomó las llaves del Shelby GT500 con asombro.

— Bonito auto, señor — dice el valet.

— Gracias, cuídalo bien — asintió Lincoln con una sonrisa.

Maggie tomó su brazo mientras entraban. El interior del restaurante tenía un diseño elegante, con luces tenues y mesas decoradas con velas y manteles de seda. Un camarero los llevó a una mesa privada cerca de una ventana con vista a la ciudad. Lincoln revisó el menú, pero antes de decidirse, miró a Maggie.

— ¿Qué te gustaría pedir? — preguntó mirando a Maggie.

— Creo que iré por el salmón con espárragos — dijo ella apoyando su mentón en una mano.

— Buena elección — dijo Lincoln. — Yo iré por el filete con puré de papa

El camarero tomó la orden y se retiró, dejando a la pareja en un momento de tranquilidad. 

— Es raro... Hace un año ni siquiera imaginaba que estaría aquí, con una pareja, en una cena lujosa — suspiró la pelinegra. 

— Bueno, ahora es tu realidad. Te mereces esto y más — Lincoln la miró con ternura.

— A veces creo que no te merezco — Maggie lo miró fijamente antes de entrelazar su mano con la de él.

— Eso no es cierto. Eres fuerte, valiente y has cambiado tu vida por completo. Estoy orgulloso de ti, Maggie — negó Lincoln con la cabeza.

— Gracias, conejito — sonrió la emo con sinceridad 

El camarero llegó con sus platos, y la cena transcurrió entre risas, anécdotas y miradas cómplices.

Después de pagar la cuenta, Lincoln y Maggie salieron del restaurante y recuperaron su Shelby GT500. Lincoln encendió el motor, y mientras conducían de regreso a casa, Maggie apoyó su cabeza en su hombro.

—Fue una gran noche — susurró ella.

— Sí, lo fue. Y vendrán muchas más — Lincoln sonrió y besó su frente.

Con la carretera iluminada por la luna y el rugido del motor acompañándolos, Lincoln y Maggie supieron que su futuro juntos solo estaba comenzando. De regreso a casa, Lincoln conducía con una leve sonrisa en el rostro. Maggie, recostada en su hombro, disfrutaba del sonido del motor y la brisa nocturna que entraba por la ventanilla.

— Hoy fue una noche perfecta — susurró ella.

Lincoln asintió, pero en su mente tenía algo más planeado. Cuando llegaron a casa, Maggie se quitó los tacones y se dejó caer en el sofá con un suspiro de satisfacción.

— Definitivamente deberíamos hacer esto más seguido — comentó.

— Hay algo que quiero hacer antes de que termine la noche — sonrió Lincoln acercándose a ella. 

Maggie lo miró con curiosidad mientras él la guiaba hacia el patio trasero, donde la piscina reflejaba la luz de la luna. En ese momento, Maggie notó que el ambiente era diferente. Había pequeñas luces colgadas alrededor, creando una atmósfera mágica.

— ¿Qué es todo esto, conejito? — preguntó, sorprendida.

— Maggie, desde que llegaste a mi vida, todo cambió para mejor. He visto cómo has luchado por ser la mejor versión de ti misma, cómo te has esforzado por dejar atrás el pasado y construir un futuro. Y quiero que ese futuro sea conmigo — respondió Lincoln tomando aire y mirándola fijamente 

Maggie sintió su corazón acelerarse. Lincoln sacó una pequeña caja de su bolsillo, se arrodilló y la abrió, revelando un anillo de plata con un pequeño zafiro negro en el centro.

— Maggie, ¿quieres casarte conmigo? — pregunta el albino. 

Por primera vez en mucho tiempo, Maggie sintió que el mundo se detenía. Miró a Lincoln, al anillo, y de nuevo a Lincoln, con los ojos llenos de emoción.

—Sí, Lincoln... ¡Sí, quiero casarme contigo! — se emocionó Maggie logrando sonreír 

Lincoln sonrió ampliamente y deslizó el anillo en su dedo. Maggie se arrojó a sus brazos, besándolo con intensidad mientras lágrimas de felicidad corrían por su rostro.

—Te amo, conejito — susurró ella.

— Y yo a ti, Maggie — respondió él, abrazándola con fuerza.

La noche, que ya era perfecta, se convirtió en el inicio de un nuevo capítulo en sus vidas. Uno en el que estarían juntos para siempre.

7 meses después 

El gran día finalmente había llegado. Lincoln y Maggie estaban a punto de unir sus vidas en matrimonio en una ceremonia que sería recordada para siempre. La boda se llevaría a cabo en un hermoso jardín al aire libre, decorado con rosas negras y violetas, siguiendo el estilo gótico que tanto amaba Maggie, pero con toques elegantes y románticos.

La familia Loud estaba presente en su totalidad, algo que hacía mucho no ocurría. Lynn Sr. y Rita estaban emocionados de ver a su único hijo varón casándose. Lori, Leni, Luna, Luan, Lynn Jr, Lucy, Lana, Lola, Lisa y Lily estaban todas allí, vestidas con elegantes atuendos para la ocasión.

Además de la familia Loud, los amigos de Lincoln tampoco faltaron: Stella, Clyde, Ronnie Anne, Sid, Haiku, Kara, Liam, Rusty y Zach. Todos estaban allí para apoyarlo en su día especial.

Junto a las hermanas Loud estaban sus esposos: Bobby (marido de Lori), Gavin (marido de Leni), Sully (marido de Luna), Benny (marido de Luan) y Henrik (marido de Lynn Jr.), todos felices de ver a Lincoln dar este gran paso.

Los sobrinos de Lincoln también estaban allí, correteando entre los invitados: Louis y Renata (hijos de Lori y Bobby), Greta (hija de Leni y Gavin), Lloyd (hijo de Sully y Luna), Lara (hija de Luan y Benny) y Lynda (hija de Lynn Jr. y Henrik).

La música comenzó a sonar y Lincoln, vestido con un traje negro con detalles en granate, esperó en el altar con una gran sonrisa mientras veía a Maggie caminar por el pasillo.

Maggie estaba deslumbrante con un vestido negro con detalles en encaje y toques plateados, un velo de tul oscuro y una rosa negra en su cabello. Su mirada estaba llena de amor y felicidad mientras avanzaba con confianza. Cuando llegó al altar, Lincoln le tomó la mano con ternura.

— Te ves increíble — susurró él.

— Tú también, conejito — Maggie sonrió. 

— Hemos reunido a estas familias y amigos para celebrar la unión de Lincoln Loud y Maggie en matrimonio — comenzó la ceremonia el sacerdote. 

— Maggie, desde que entraste en mi vida, todo cambió para mejor. No solo encontré a mi pareja, sino a mi mejor amiga, mi compañera, mi amor eterno. Prometo estar a tu lado en cada momento, apoyarte, amarte y protegerte — dice Lincoln mirándola a los ojos. 

— Lincoln, nunca creí que encontraría a alguien como tú. Has sido mi luz en los momentos más oscuros, mi esperanza cuando no veía salida. Prometo amarte cada día de mi vida, ser tu apoyo y compartir cada sueño y aventura contigo — respondió Maggie con los ojos brillando de emoción.

— Por el poder que me ha sido otorgado, los declaro marido y mujer. Lincoln, puedes besar a la novia — declara sonriendo el sacerdote. 

Lincoln no dudó en besar a Maggie con amor y pasión mientras los invitados aplaudían y celebraban la unión de la pareja.

La recepción se llevó a cabo en un elegante salón con un toque gótico-chic. La música sonaba mientras todos disfrutaban de la comida y el ambiente festivo.

Luna fue la encargada de la música, asegurándose de que la pista de baile estuviera siempre animada. Lori y Leni se encargaban de supervisar que todo estuviera en orden, mientras Lynn Jr retaba a los invitados a pequeñas competencias. Lucy, junto a Haiku, recitó un poema en honor a la pareja.

Lincoln y Maggie compartieron su primer baile como esposos, y luego todos se unieron a la pista para celebrar. La noche estuvo llena de risas, amor y recuerdos inolvidables. Cuando la fiesta terminó, Lincoln y Maggie se despidieron para partir en su luna de miel. Maggie tomó la mano de su ahora esposo y sonrió.

— Ahora sí, conejito, estamos juntos para siempre — dice la pelinegra. 

— Siempre, mi amor — dijo el albino. 

Lincoln la besó en la rente y con el Shelby GT500 esperándolos, emprendieron el viaje hacia un nuevo capítulo de sus vidas.

Después de años de trabajar como cazarrecompensas, Lincoln decidió dar un giro en su vida y abrir su propia concesionaria de autos de lujo y deportivos. Su pasión por los vehículos lo llevó a crear una de las mejores concesionarias de Royal Woods, donde vende desde clásicos americanos hasta superdeporitvos europeos. Como buen Loud, Lincoln no trabaja solo. Su hermana Lana es la encargada del taller mecánico dentro de la concesionaria, asegurándose de que cada vehículo esté en perfectas condiciones. Su talento con los motores ha hecho que el taller sea famoso, atrayendo clientes de toda la ciudad. Además de dirigir su negocio, Lincoln sigue siendo un apasionado de los autos y las motocicletas. Aparte de su Ford Mustang Shelby GT500 rojo y su Ducati Panigale V4, ha añadido más vehículos a su colección, incluyendo un Ferrari F8 y un Chevrolet Corvette Z06. Maggie por su parte manejaba un Porsche 718 Boxster S. También se destacaba que la pareja compartían dos camionetas Mercedes - Benz AMG Clase G 63 y un Tesla Cybertruck. 

Y hablando de Maggie logró cumplir su sueño y convirtió su cafetería gótica en un punto de encuentro para la comunidad dark, gótica y literaria. Con un diseño en tonos oscuros, iluminación tenue y una ambientación al estilo victoriano, su cafetería no solo ofrece café y postres, sino también espacios para recitales de poesía, música en vivo y tertulias literarias. Su biblioteca, situada en el segundo piso de la cafetería, alberga libros de terror, fantasía y filosofía, con un rincón especial para los escritores locales que deseen presentar sus obras. Lucy y Haiku son visitantes frecuentes, participando en lecturas de poesía y eventos literarios. Pero Maggie no se conformó con solo un negocio. Siguiendo los pasos de Lincoln, decidió estudiar en la universidad y se graduó como abogada, especializándose en derechos de las mujeres y defensa penal. Ahora, además de manejar su cafetería, ayuda a mujeres en situaciones difíciles, utilizando su pasado como inspiración para cambiar vidas.

Ambos tomaron una decisión importante: vender su antigua casa y mudarse a una mansión en un vecindario lujoso de Royal Woods. Con el éxito de la concesionaria de Lincoln y la cafetería gótica de Maggie, podían permitirse una vida de ensueño.

Su nueva casa era impresionante: una enorme mansión de dos pisos con un diseño moderno, una gran piscina en el patio trasero, un jardín con fuentes y un garaje para su colección de autos y motocicletas. 

Ahora nos dirigimos con ellos que estaban en una hermosa noche en la habitación dispuestos a romper las reglas como lo hicieron antes. Maggie ya tenía puesto su sujetador y panty negros con el mismo liguero de ese color oscuro que usó en su primera vez con su esposo dejando que ella estuviera bien sexy. Puso sus ojos en un Lincoln con un bóxer Hugo Boss blanco de buena musculatura.  

— Dime conejito ¿Te gusta lo que ves? — Maggie le preguntó a Lincoln con una sonrisa pícara, mientras se mordía el labio inferior.

Lincoln no pudo responder, sus ojos recorrían el cuerpo de Maggie, su deseo era evidente. Se deshizo de sus propias ropas, mostrando su musculatura. Maggie se acercó a besarlo en el que sus cuerpos se tocaban y se estremecían con anticipación. Sus labios se encontraron en un beso apasionado, sus lenguas se entrelazaron mientras sus manos recorrían los cuerpos del otro.

— ¿Listo para ser mi cliente? — dice Maggie arrodillándose. 

— Por supuesto — responde Lincoln.

(Música de fondo)

Estando arrodillada le retiró el bóxer a Lincoln quien estaba sentado en la cama. Ella se impresionó por el tamaño del miembro de su novio ya que creció bastante.

— Vaya si que creció — dijo impresionada. 

Se toma un momento para admirar su pene erecto antes de comenzar. Se lame los labios, con un destello de excitación en los ojos, y luego envuelve lentamente su mano alrededor de la base de su miembro.

Comienza moviendo lentamente la mano hacia arriba y hacia abajo, mientras observa cómo Lincoln pierde la respiración. Luego, se inclina hacia adelante y saca la lengua para lamerle la punta del pene. Lincoln jadea y sus manos instintivamente buscan su cabeza.

— Con razón, eres buena en esto — dijo Lincoln gimiendo un poco. 

— En verdad la tienes dura y eso me encanta — sonrió tras ese elogio y aumentaba la velocidad del oral.

Maggie, ahora en la cima de su juego, continúa complaciendo a Lincoln, moviendo su boca arriba y abajo por su eje con pericia. Usa su lengua para girar alrededor de la cabeza de su pene, asegurándose de tocar todos los puntos sensibles. Con una sonrisa traviesa, se sienta a horcajadas sobre Lincoln, que todavía se está recuperando de su intenso orgasmo. Se inclina hacia abajo y sus labios rozan los de él en un suave beso. 

— Haré una rusa contigo — susurra con la voz ronca por el deseo.

Ella se agacha y guía el pene, todavía duro, hacia su interior. Ambos jadean cuando ella se hunde y su cuerpo se adapta al tamaño de él. Comienza a moverse, balanceando las caderas hacia adelante y hacia atrás. Las manos de Lincoln encuentran sus caderas y la ayudan a marcar el ritmo.

Maggie se inclina hacia atrás, apoyando las manos en las rodillas de Lincoln. Comienza a cabalgarlo con más fuerza, sus movimientos se vuelven más frenéticos. Los gemidos de Lincoln se mezclan con los de ella, el sonido de su placer llena la habitación.

— Maggie, eres tan... tan buena — se las arregla para decir Lincoln entre jadeos, moviendo las manos hacia sus pechos y apretándolos, mientras sus pulgares rozan sus pezones.

Maggie suelta un fuerte gemido y su cuerpo se estremece. Está cerca, lo siente. Se mueve más rápido, persiguiendo su orgasmo. Y luego, con un grito, se corre, su cuerpo se estremece de placer. Continuó haciendo el oral y Lincoln incapaz de contener su placer gimiendo en voz alta donde sus manos alcanzan instintivamente la cabeza de Maggie, guiando sus movimientos.

— Maggie, estoy cerca — advierte Lincoln con voz tensa.

— Todavía no, Lincoln. Tengo una sorpresa para ti — dijo ella apartándose con un brillo travieso en los ojos. 

Se levanta y lentamente se quita el resto de la lencería, dejando al descubierto su cuerpo perfectamente tonificado. Rápidamente lo coloca sobre el pene erecto de Lincoln, con movimientos seguros y practicados. Luego se sienta a horcajadas sobre él, colocándose encima de su erección.

Con una respiración profunda, ella se inclina lentamente sobre él, jadeando mientras él la llena. Ella comienza a moverse, sus caderas se balancean hacia adelante y hacia atrás. Las manos de Lincoln encuentran sus caderas, guiando sus movimientos.

— ¡AHHHH! — gime Maggie, con el cuerpo estremeciéndose de placer. 

Se inclina hacia delante y su mano alcanza el rostro de Lincoln. Lo atrae hacia sí en un beso apasionado, sus lenguas se entrelazan.

— No pares, Lincoln — susurra contra sus labios, con voz entrecortada.

 Así de fácil. Lincoln asiente y sus movimientos se vuelven más urgentes. La penetra con más fuerza y ​​su ritmo se acelera. Maggie gime y echa la cabeza hacia atrás mientras disfruta de la sensación. El albino aprovecha la posición y extiende la mano para acariciar sus pechos. Los aprieta y sus pulgares rozan sus pezones. La pelinegra jadea y su cuerpo se estremece.

— Sí, Lincoln, así de fácil — lo animó con voz tensa. — No pares

Lincoln sigue embistiéndola, sus movimientos se vuelven más erráticos a medida que se acerca al clímax. Maggie también lo siente, su cuerpo se tensa a medida que se acerca su propio orgasmo.

— Estoy... estoy... — se queda en silencio, su cuerpo tiembla mientras alcanza el clímax.

Lincoln la sigue poco después, con el cuerpo tenso mientras se libera. Ambos se desploman en la cama, respirando agitadamente. 

— Eso fue... increíble, Maggie — dice Lincoln con voz ronca.

Maggie, ya recuperada de su intenso orgasmo, mira a Lincoln con los ojos llenos de lujuria.

— ¿Estás cansado? — pregunta con voz ronca.

— Por supuesto que no — responde Lincoln mientras recupera la erección.

Maggie se levantó colocándose a cuatro patas para poder sentir el tubo de su marido por atrás 

— Hazlo, Lincoln — exige con voz tensa.

Lincoln se coloca detrás de ella, con su erección presionando contra su entrada. Con una respiración profunda, la penetra y ambos jadean ante la sensación. Él comienza a embestirla, sus manos agarrando sus caderas. Maggie gime, su cuerpo se mueve al ritmo del de él. Lincoln se inclina hacia adelante, sus labios encuentran los de ella en un beso apasionado.

Siguen haciendo el amor, sus cuerpos se mueven juntos en perfecta armonía. Prueban distintas posiciones, cada una más intensa que la anterior. Los gemidos de Maggie llenan la habitación, su placer es evidente.

Finalmente, Lincoln se coloca en la cama, con su erección erguida. Maggie se sienta a horcajadas sobre él, moviendo su cuerpo arriba y abajo con un movimiento rítmico. 

— Sí, Lincoln, así — lo anima con voz tensa. — No pares

Lincoln sigue embistiéndola y sus movimientos se vuelven más erráticos a medida que se acerca al clímax. Maggie también lo siente, su cuerpo se tensa a medida que se acerca su propio orgasmo.

— Estoy... estoy... — se queda en silencio, su cuerpo tiembla mientras alcanza el clímax.

Lincoln la sigue poco después, con el cuerpo tenso mientras se libera. Ambos se desploman en la cama, respirando agitadamente.

Su noche terminó, desnudos en la habitación del albino. Ella apoyaba su cabeza en el pecho bien tonificado de su novio y él la abrazaba. 

— Esta es la mejor noche mi vida, Lincoln — dice Maggie. 

—  Gracias por tu alago Maggie — dice Lincoln agradeciendo. 

— Es hora de tener a nuestros conejitos — dijo ella. 

— Lo se, seremos los mejores padres que nuestro vaya a tener — aclaró el Loud. 

Finalizaron con un beso quedando un poco sudados y hasta cansados luego de hacer que la cama fuera salvaje para ambos. 

Unos días después 

Una mañana, Maggie despertó sintiéndose inusualmente cansada. Al llegar a su cafetería, el olor del café, que normalmente adoraba, le provocó una náusea repentina. Intentó ignorarlo, pero al poco tiempo tuvo que correr al baño para vomitar.

Al principio pensó que tal vez era solo estrés o que había comido algo en mal estado. Pero al ver que los mareos continuaban durante el día, una idea se formó en su cabeza. ¿Y si...?

Esa misma tarde, pasó por la farmacia y compró una prueba de embarazo. Al llegar a casa, fue directo al baño y esperó los interminables minutos para el resultado. Cuando finalmente miró el test, su corazón se detuvo por un segundo. Dos líneas. Estaba embarazada.

Maggie se llevó la mano a la boca, sin poder creerlo. No sabía si reír, llorar o entrar en pánico. Estaba feliz, pero al mismo tiempo, una parte de ella tenía miedo. No porque no quisiera el bebé, sino porque nunca imaginó que la maternidad llegaría tan pronto. Se sentó en la cama, sosteniendo la prueba entre sus dedos, pensando en cómo se lo diría a Lincoln.

Cuando Lincoln llegó a casa después de cerrar la concesionaria, encontró a Maggie en la sala, con las luces apagadas y solo una pequeña lámpara iluminando el lugar.

— Cariño ¿Estás bien? — preguntó él, dejando sus llaves sobre la mesa.

Ella respiró hondo y se levantó. Le entregó la prueba de embarazo. Lincoln frunció el ceño al principio, sin entenderlo de inmediato. Pero cuando vio las dos líneas, sus ojos se abrieron como platos.

—¿Esto es...?

— Sí... Lincoln, voy a tener un bebé — susurró Maggie, mirándolo con un brillo especial en los ojos.

Hubo un breve momento de silencio en el que Lincoln simplemente la observó. Entonces, de repente, sonrió como nunca antes.

— ¡¿Vamos a ser papás?! — exclamó con emoción, tomando a Maggie por la cintura y levantándola del suelo en un abrazo lleno de felicidad.

Maggie soltó una pequeña risa mientras Lincoln la giraba en el aire. Finalmente, él la bajó y la besó suavemente en la frente.

— No importa lo que pase, te prometo que voy a estar aquí para ti y para nuestro bebé — le dijo con seriedad, colocando una mano sobre su vientre.

Maggie sintió una calidez en su corazón. Sus miedos comenzaron a disiparse. Sabía que Lincoln siempre la apoyaría, y juntos, formarían una familia increíble.

Nueve meses después, en plena madrugada, Maggie despertó con un fuerte dolor.

— Lincoln... — susurró, tocándole el hombro.

—¡¿Qué pasa?! — preguntó, medio dormido.

— ¡Voy a tener el bebé, pelotudo! — dijo con molestia, Maggie. 

Lincoln saltó de la cama y casi se tropieza en su desesperación. Tomó las llaves de su Ferrari F80 y ayudó a Maggie a subir al auto. Cuando llegaron al hospital, Maggie gritaba insultos mientras Lincoln intentaba calmarla.

— ¡Esto es tu culpa, Linc! ¡Me hiciste esto!

— ¡Pero si vos también disfrutaste!

—¡CALLATE!

Después de varias horas de parto, finalmente nació su primer hijo.

— Es un niño

Lincoln, conmovido, tomó en brazos a su hijo por primera vez. El pequeño tenía el cabello negro de Maggie, pero las mismas pecas de su padre.

— Es hermoso... — susurró Maggie, agotada pero feliz.

Lincoln la miró con una sonrisa.

— ¿Cómo lo llamaremos? — pregunta Lincoln que la miró con una sonrisa.

— Maurice

— Me encanta

Lincoln besó la frente de su esposa y luego a su hijo, sintiendo que su familia estaba completa... por ahora.

Justo en ese momento aparecieron los Loud y los padres de Maggie para ver al nuevo integrante de la familia. 

—  Es precioso — dice Rita a su nuevo nieto.

La vida en la mansión cambió por completo con la llegada de Maurice. Maggie dejó su cafetería por un tiempo para cuidar a su bebé, y Lincoln también pasó más tiempo en casa.

Maurice creció rodeado del amor de su familia.  Sin embargo, un año después, Maggie comenzó a sentir síntomas de embarazo otra vez. Cuando confirmó que esperaba otro bebé, volvió a llamar a Lincoln.

— ¿Te acuerdas cómo reaccionaste la primera vez? — pregunta Maggie.

— Sí, claro — responde Lincoln.

— Bueno... prepárate para hacerlo otra vez — aclara Maggie.

Lincoln quedó en silencio por unos segundos hasta que gritó de emoción otra vez.

— ¡¿VAMOS A TENER OTRO BEBÉ?! 

Después de meses, algo pasaba en la cafetería. Maurice era cuidado su abuela Rita y su tía Lily en la antigua casa donde vivía su padre. Debido a que sus padres no podían cuidarlo por sus trabajos, lo bueno es que estaba al cuidado de Rita o la madre de Maggie

Hablando de cafetería, Maggie quien estaba tomando un te negro sintió como algo le haca ruido. 

 — No puede ser — susurró, con la mano temblorosa.

Sin esperar un segundo más, tomó su teléfono y llamó a Lincoln.

— Amor, ven a la cafetería AHORA — dijo desesperadamente. 

— ¿Estás bien? ¿Pasó algo malo? — preguntó seriamente el albino quien estaba en su concesionaria. 

— Nuestro segundo bebé esta por venir

— Aguanta cariño, ahí voy —  dijo Lincoln cortando la llamada 

Luego Lincoln corrió hasta el taller mecánico donde estaba Lana quien cambiaba el aceite de un Dodge Charger SRT Hellcat. 

— Lana — llamándola. 

—  Que sucede Linc — pregunta Lana.

—  Escucha, termina esto y luego cierra la concesionaria. Iré a la cafetería de Maggie porque está a punto de dar otro bebé — responde con desesperación, Lincoln.

—  Hay seré otra vez tía — se emocionó la rubia.

—  Si, ten —  le entrega las llaves.

—   No te preocupes. Ven rápido y luego me avisas — dice Lana.

— Gracias hermanita —  agradece Lincoln. 

Saliendo disparado del lugar, Lincoln se subió a uno de sus autos que era un Lamborghini Huracán verde con un alerón. Aceleró sin percatarse de que amentaba la velocidad pero esquivaba algunos autos. Llegó al negocio donde vio a su mujer sentada. 

— Cariño, rápido. Vámonos —  insistía Maggie. 

Los dos se retiraron donde Maggie se subió al auto. El albino cerró con llave el establecimiento para que no hayan robos y se metió adentro del volante del conductor de su Lamborghini.

—  Abróchate el cinturón — advierte Lincoln.

— Eso hago —  dice Maggie abrochándose el cinturón para su seguridad

—  Sujétate —  nuevamente advirtió el albino.  

El Huracán rugió y la adrenalina se hacía superior. Pisó el acelerador en altas velocidades para llegar lo mas rápido posible al hospital. Al llegar estacionó y ayudó a la pelinegra sosteniéndola del brazo y así poder entrar.

— Alguien por favor pueda venir, mi esposa está por dar a luz — avisó Lincoln. 

Justo llegaron enfermeras con una camilla para trasladar a Maggie quien estaba a punto de dar a luz otro bebé. 

 — Tranquila, todo estará bien — dijo Lincoln a su esposa.

— Eso espero —  dice angustiada Maggie. 

Tras varias horas, el momento del parto estaba a nada de concretarse. Cuando Lincoln fue, notó a una niña idéntica a él debido a su mismo color de cabello que era blanco. Y por supuesto no faltaban las mismas pecas que sus dos progenitores y a las que comparte con su hermano mayor Maurice. 

— Es una niña — observando con orgullo.

— Y se parece a ti 

— ¿Cómo la llamaremos — pregunta Lincoln.

— Escoge tu 

Después de pensarlo, sabía que está niña debía tener una inicial como todos los integrantes de los Loud.

—  Será Lissandra — oficializó el nombre de su hija.

La felicidad de formar una familia se les cumplió. Los Loud y los padres de la pelinegra vieron a otro integrante más.

Años despues

La escena comienza en la lujosa mansión de Lincoln y Maggie en Royal Woods. La casa es enorme, con una piscina deslumbrante, un jardín espacioso y una gran parrilla en la parte trasera. Es un día soleado y caluroso, perfecto para la celebración del 4 de Julio.

— Oh, hola. No los vi ahí. Me llamo Lincoln Loud, aunque ahora muchas personas me conocen como el "Rey de los Autos en Royal Woods" — dijo un Lincoln Loud, ahora con 38 años que rompió la cuarta pared.

Lincoln se acomoda en una lujosa silla en la terraza mientras sostiene una copa de limonada.

— ¿Recuerdan cuando era un niño de 11 años rodeado de 10 hermanas? Bueno, miren cómo han cambiado las cosas. Ahora tengo una esposa increíble, Maggie y dos hijos maravillosos: Maurice y Lissandra 

En ese momento, se escuchan gritos dentro de la casa. Maurice, de 12 años, con cabello negro y pecas, sale corriendo con un control de videojuego en la mano, seguido de su hermana Lissandra, de 11 años, quien es albina y también tiene pecas. Los heredaron las apariencias de sus padres. 

— ¡Papá! ¡Dile a Lissandra que deje de hacer trampa en Smash Bros! — grita Maurice.

— ¡No hago trampa, solo soy mejor que tú! — responde Lissandra, cruzándose de brazos con una sonrisa victoriosa.

— Sí... definitivamente son mis hijos — suspira Lincoln al mirar a la cámara. 

De repente, una bocina interrumpe la escena. Un gran grupo de autos llega al portón de la mansión.

Cuando Lincoln y Maggie salen a recibir a sus invitados, una enorme cantidad de personas bajan de los autos. Toda la familia Loud está presente

—¡Guau, cuánta gente! —dice Maggie, abrazando a su suegra, Rita.

— Nada menos para celebrar el 4 de Julio, Maggie— responde Lynn Sr, preparando la parrilla.

Mientras Lynn Sr hace un asado, Lincoln ayuda a preparar la mesa con Benny y Luan. Luna pone música para ambientar la tarde, mientras los niños juegan en la piscina. En la piscina, Maurice y Lissandra compiten en clavados con sus primos.

— ¡Yo haré el mejor salto de todos! — grita Lloyd, el hijo de Luna.

—¡Eso lo veremos! — responde Renata, la hija de Lori.

Mientras tanto, Lincoln se sienta junto a Bobby, Benny y Gavin, tomando cervezas y recordando viejos tiempos .

— ¿Recuerdas cuando casi nos volvemos locos con tantas hermanas? — dice Benny, riendo.

— Sí... y ahora nuestras esposas nos vuelven locos, pero de amor — responde Lincoln, mirando a Maggie, quien ríe con Leni y Lucy.

Cuando cae la noche, todos se reúnen en el jardín para ver los fuegos artificiales. Maggie se recuesta en el hombro de Lincoln mientras Maurice y Lissandra miran el cielo con emoción.

— Sabes, nunca imaginé que tendríamos todo esto — dice Maggie en voz baja.

— Ni yo... pero no cambiaría nada.

— ¿Quién lo diría, eh? De cazarrecompensas a ser un hombre de negocios multimillonario con una concesionaria de autos — dijo Maggie con una sonrisa nostálgica

 Y tú... de trabajar en un club nocturno a ser una abogada exitosa y dueña de una cafetería gótica — dice Lincoln riendo suavemente..

— Apuesto a que hace diez años nadie hubiera creído que estaríamos aquí ahora — habló la pelinegra que se cruzó de brazos y se estaba divirtiendo. 

— Ni yo lo hubiera imaginado. Cuando empecé como cazarrecompensas, solo quería ganar dinero de manera honesta y hacer algo útil con mi vida. No tenía idea de que terminaría manejando una concesionaria y viviendo en una mansión — asistió el peliblanco. 

Maggie suspir, recordando su propio camino.

— Para ser honesta, tampoco imaginé salir de ese mundo. Trabajaba en el club porque no tenía muchas opciones... y pensé que nunca tendría algo mejor — recordó la mujer.

— Pero lo lograste. Saliste adelante, abre tu cafetería, te convertiste en abogada y construimos una familia juntos. Siempre fuiste fuerte, Maggie. Solo necesitabas una oportunidad — miró el albino a su esposa.

Ella insistentemente y apoyó la cabeza en su hombro por un momento.

— Y pensar que todo comenzó con una simple amistad y unos tragos en un bar — apoyó su cabeza en su hombro por un momento en tono juguetón. 

— Supongo que hay que agradecerle a la cerveza por unirnos — bromeaba Lincoln. 

Las luces de los fuegos artificiales iluminan la mansión, mientras la familia disfruta juntos otro hermoso 4 de Julio.

— Te amo Lincoln — dice Maggie. 

— Tambien yo, Maggie — dice Lincoln.

Termina la noche con un beso para ambos bajo la pirotecnia.

Continuará

Siguiente ship: Haikucoln 

Saludos

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