Un origen interesante

En la antigüedad, al final de las obras de teatro podía aparecer una divinidad representada por un actor que, mediante un mecanismo, descendía sobre el escenario para resolver los problemas de los personajes. 

¿Problema? Hoy en día resulta poco verosímil y el lector busca una justificación.

En la actualidad se considera que te has marcado un "deus ex machina" cuando solucionas el final de tu trama con un elemento que rompe las reglas del juego y que resulta inverosímil. ¿Siempre es un dios? No necesariamente. Puede ser un personaje que aparece sin justificación, un golpe de suerte, un superpoder aparecido de la nada...

Ejemplos:

Las águilas en el señor de los anillos.El príncipe que besa (sin permiso ejem) a Blancanieves.El Sr. Miyagi y sus poderes mágicos para sanar rodillas.El fénix en Harry Potter.En Toy Story 3 se marcan el "deus ex machina" más literal de la historia cuando con una grúa los marcianitos salvan a los juguetes.

¿Cómo evitarlo?

1. Planifica el final de antemano.

2. Reescribe el principio de la novela para incorporar el elemento de forma que tenga sentido.

3. Dale una trama o sub-trama propia al elemento.

4. Intenta aprender a reconocerlos.

5. Admitir abiertamente que es muy azaroso.

No se debe confundir con un giro de la trama.

Un giro de la trama es un cambio de los acontecimientos que conduce al desarrollo satisfactorio de la trama y los personajes. Este suceso marcará el futuro de la novela y los elementos evolucionan de acuerdo a lo ocurrido.

Suele encontrarse en el punto medio (aunque no es necesario) y capta la atención de tus lectores.