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La Primera Prueba

Los días siguientes a la reveladora conversación con su abuelo fueron una mezcla de emoción y ansiedad para Karina. La medalla, ahora guardada cuidadosamente en una caja de madera tallada que había heredado de su abuela, se había convertido en el foco de sus pensamientos. La idea de que podría estar destinada a jugar un papel en la protección de Puerto Rico era tanto inspiradora como aterradora.

Karina decidió comenzar su investigación en serio. Las palabras de Don Pedro resonaban en su mente: "La isla tiene una forma de revelar sus secretos a aquellos que están dispuestos a escuchar y aprender." En busca de respuestas, Karina se sumergió en el estudio de textos históricos y leyendas sobre los guardianes de la isla y sus poderes.

Una tarde, mientras revisaba viejos documentos en su habitación, Karina encontró un libro polvoriento en una estantería que había pertenecido a su abuelo. El título, "Los Secretos de los Guardianes: Mitos y Realidades", llamó su atención. Abrió el libro y se encontró con descripciones detalladas sobre las antiguas pruebas y rituales que enfrentaban los guardianes para demostrar su valía.

El libro hablaba de tres pruebas fundamentales que un guardián debía superar: la Prueba de la Fuerza, la Prueba de la Sabiduría y la Prueba del Corazón. Cada prueba estaba diseñada para desafiar al guardián en diferentes aspectos de su ser, desde la fuerza física hasta la inteligencia y la compasión.

Karina sintió un escalofrío de anticipación. Si su conexión con la medalla era real, entonces posiblemente tendría que enfrentar estas pruebas para cumplir con su destino. Decidió prepararse para lo que podía estar por venir, empezando por la primera prueba: la Prueba de la Fuerza.

Al día siguiente, Karina se dirigió al bosque cercano a su casa para comenzar su entrenamiento físico. El área estaba llena de senderos naturales y desafíos que le permitirían probar su resistencia y fuerza. La exuberante vegetación y el canto de las aves creaban un ambiente sereno, pero Karina estaba decidida a enfrentar el desafío.

Pasó varias horas corriendo por los senderos, levantando rocas y enfrentándose a obstáculos naturales. Aunque el entrenamiento era agotador, Karina sentía una sensación de logro y determinación. Mientras descansaba bajo la sombra de un gran árbol, notó algo inusual: un viejo altar de piedra escondido entre la maleza.

El altar estaba cubierto de musgo y parecía haber sido abandonado durante mucho tiempo. En el centro del altar había un símbolo tallado que era similar al de la medalla. Karina sintió un impulso irresistible de tocar el símbolo, y cuando lo hizo, una energía cálida y reconfortante se extendió por su cuerpo.

"Esto debe ser una señal," pensó Karina, su mente rebosante de nuevas preguntas. "Quizás esta es una parte de la Prueba de la Fuerza."

Karina continuó su entrenamiento, sintiendo que cada desafío físico la preparaba para algo más grande. Al caer la noche, regresó a casa exhausta pero satisfecha. La sensación de haber encontrado el altar y la conexión que sentía con él la habían motivado aún más.

Esa noche, mientras Karina se preparaba para dormir, un sonido inesperado la despertó. Un débil susurro parecía provenir de la medalla en su caja. Se acercó a la caja y notó que la medalla brillaba suavemente, emitiendo una luz tenue en la oscuridad. Karina la tomó en sus manos, sintiendo la misma energía que había sentido en el altar.

"¿Qué estás tratando de decirme?" susurró Karina al objeto, su voz llena de curiosidad y ansias.

De repente, el brillo de la medalla se intensificó y una imagen se formó en su mente: una visión de un antiguo templo rodeado de selvas y montañas. La imagen se desvaneció tan rápido como había aparecido, dejándola con una sensación de asombro.

Karina se dio cuenta de que la medalla estaba guiándola hacia algo importante. Al día siguiente, decidió investigar el lugar que había visto en la visión. Tomó un autobús hacia el campo, donde comenzó a seguir las pistas que la llevarían a las montañas cercanas.

Durante el viaje, Karina se encontró con un anciano que parecía tener un conocimiento profundo sobre la historia y los mitos de la isla. Se presentó como Don José, y estaba dispuesto a compartir lo que sabía. Karina le mostró la medalla y le habló de su visión.

"Esa medalla es más poderosa de lo que imaginas," dijo Don José, examinando el objeto con respeto. "Los templos antiguos en las montañas fueron construidos para honrar a las deidades y guardianes. Es posible que el templo que viste en tu visión sea uno de esos lugares sagrados."

Don José le ofreció direcciones y consejos sobre cómo llegar al templo y lo que podría encontrar allí. Karina se despidió con gratitud y continuó su viaje hacia las montañas. La caminata fue dura, pero la determinación y la emoción la mantenían en marcha.

Finalmente, después de horas de caminata, Karina llegó a un claro rodeado de altos árboles y montañas. En el centro del claro, se alzaba un antiguo templo de piedra, cubierto de enredaderas y musgo. El templo parecía estar esperando su llegada, con un aura de misterio y solemnidad.

Karina se acercó con cautela, sintiendo una mezcla de respeto y reverencia. El templo estaba adornado con inscripciones y símbolos antiguos que coincidían con el de la medalla. A medida que entraba, sintió un cambio en el ambiente, como si estuviera entrando en un lugar sagrado.

Dentro del templo, Karina encontró una serie de desafíos físicos: escaleras empinadas, pasadizos estrechos y trampas ingeniosas. Cada prueba parecía diseñada para probar no solo su fuerza física, sino también su agilidad y resistencia. Karina enfrentó cada desafío con valentía, superando obstáculos y resolviendo acertijos que parecían estar vinculados a la historia de los guardianes.

Cuando finalmente llegó al corazón del templo, encontró un pedestal con un antiguo libro en su cima. El libro estaba abierto, y sus páginas estaban llenas de escritos y dibujos sobre las pruebas que los guardianes debían enfrentar. Karina lo tomó con cuidado y comenzó a leer, descubriendo detalles sobre la Prueba de la Sabiduría y la Prueba del Corazón.

"Esto es lo que necesito," pensó Karina, sintiendo que cada descubrimiento la acercaba más a comprender su papel como guardiana.

Mientras salía del templo, el sol comenzaba a ponerse, pintando el cielo con tonos anaranjados y rosas. Karina miró el templo una última vez antes de regresar a casa, sintiendo una profunda gratitud por la oportunidad de haber enfrentado la primera prueba.

A medida que caminaba de regreso, sabía que el camino por delante no sería fácil. La medalla y el templo le habían mostrado que su misión era mucho más grande de lo que había imaginado. Pero estaba decidida a enfrentar cada desafío con el mismo coraje y determinación que había demostrado en la primera prueba.

Karina regresó a casa con una renovada sensación de propósito. Sabía que la Prueba de la Fuerza era solo el comienzo de su viaje, y que las pruebas que vendrían pondrían a prueba todos los aspectos de su ser. Pero con la medalla como guía y el legado de los guardianes en su corazón, estaba lista para enfrentar lo que el destino le tenía reservado.

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