22/05

Querida Emery:

Tal vez comenzar esta carta así no sea lo más adecuado, pero las cartas nunca han sido lo mío.

Tuvimos nuestro propio tiempo, lo sabes, ¿no? Un tiempo que iba más rápido de lo normal, en una carrera infinita que solo pretendía hacernos sufrir.

Es difícil escribir una carta ¿sabías eso también? Sobre todo si ni siquiera sabes cómo expresarte correctamente en voz alta. Pero intentaré dejarte claro lo que siento siendo sincero.

Tengo miedo, Emery.

Tengo miedo de lo que hayas pensado al leer mi carta. Tengo miedo de que cambies lo que sientes por ello. Tengo miedo de que te des cuenta que fue mi culpa. Porque fue mi culpa Em, fue mi culpa y tengo miedo de jamás superar esto que estoy sintiendo.

Abrir tu corazón a quién amas no es fácil. Las dudas son como enredaderas que se hacen con tu mente en un segundo. Como un fuego que se propaga sobre ramas secas. Tan fácil como respirar. Tan rápidas como la luz.

Y no sé si lograré mirarte otra vez a los ojos sin sentir el miedo carcomiendo mi mente,  sin sentir que tal vez jamás supere esta culpa, sin sentir que no puedo quererte como debería por eso.

Las despedidas son difíciles, ¿sabes? Pero es aún más difícil dejar ir a alguien sintiendo que no te despediste de la forma adecuada.  Y eso también forma parte de mi sufrimiento.

Siempre tuyo,

Christian.