Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XXI

Baek Mike

Me desperté por la intensa luz que alumbraba la habitación y por la tranquila respiración de Sun pegada a mi oído.

Abrí los ojos un poco desconcertado. Intenté moverme pero tenía un brazo atrapado debajo de su cuerpo. Un cuerpo pequeño, comparado con el mío, delicado y que dormía plácidamente pegado a mí.

Incliné un poco la cabeza hacia la izquierda y la vi. Estaba durmiendo con la boca entreabierta, con las largas pestañas acariciándole los elevados pómulos blancos y con un brazo rodeándome por la cintura, retendiéndome a su lado.

No debió de darse cuenta de cuando cambió de posición en mitad de la noche quitándose la manta de encima, y yo había estado tan profundamente dormido como para notar cualquier movimiento aún a milímetros del cuerpo. Estaba tan cansado cuando llegamos a casa que no lo dudé ni un segundo en tumbarme a su lado. Estaba quedándome profundamente dormido cuando escuché el ruido de sus dientes castañear y el ligero temblor del futón ante los espasmos de su cuerpo.

La había abrazado, envolviéndola con mi cuerpo, porque estaba temblando como una gelatina. Por eso, y porqué me apetecía hacerlo. No había ninguna excusa para admitir que Sun me atraía desde el primer momento en que la vi, con sus malas palabras y sus frías miradas hacia mí. Pero también con el brillo de sus ojos y sus canciones que me perforaban el alma cada vez que la escuchaba cantar.

Sus canciones movían todo mi cuerpo. Cada célula de mi anatomía reaccionaba a sus sentimientos. Cada rincón de mi ser asumía sus letras y las sentía propias. Sus emociones llenaban las mías.

Había notado su cambio en mi. Cómo empezaba a abrirse, a interactuar mas conmigo y con Khalan. Y eso me gustaba. Ya no se encerraba tanto en si misma y compartía su opinión, normalmente en contra mía, con nosotros.

Y ahora que estaba tan dormida, sin la preocupación bañando sus facciones era cuando realmente veía lo hermosa que era. No era como esas chicas de las revistas de moda, pero tenía ciertos puntos que la hacían increíble y especial a su manera. Y eso fue lo que me atrapó de ella, además del detalle de que aún no la había visto reírse y, eso, me intrigaba de una manera abrumadora.
Le había prometido a su primo que lo haría. Que conseguiría que se riera, pero llevábamos casi un mes siendo compañeros y ella aún no había hecho el mínimo amago de sonreír. No al menos mientras yo estaba a su alrededor.

Levanté la mano que no tenía atrapada debajo de su delgado cuerpo y la dirigí a su cara. Estaba tentado a acariciarle la mejilla ahora que no se enteraba y no podía apartarse como si fuera un animal asustado. Sun podía parecer un animal tranquilo pero tenía una mirada salvaje que hacía que te preguntaras si estaba mirando dentro de ti o te estaba maldiciendo en su cabeza.

Mi teléfono empezó a sonar cuando mi mano se encontraba a pocos milímetros de su cara y Sun se dio la vuelta, dándome la espalda y liberando mi dormido brazo de debajo de ella. Lo moví un poco para desentumecerlo y busqué a tientas mi móvil en la mesa.

Cuando lo encontré, miré la pantalla y descubrí que ya eran las doce del mediodía y mi mánager seguía llamándome. Descolgué rápido y antes de preguntarle nada Jin estaba hablando como una bala.

—Mike, a las seis tienes que estar en el estudio. Tu nueva canción sale la semana que viene y tenemos que acabar de grabarla para darle los últimos retoques y enviarla al estudio de maquetación.

—Jin, tranquilo. Estaré allí puntual —miré a Sun un momento antes de que se me ocurriera una idea—. Jin, ¿Puedo pedirte un favor?

♪♪♪♪

A las cinco y media Sun y yo salimos de casa. Le dije que me acompañara a un sitio en cuanto se despertó y como aún estaba medio dormida aceptó sin pensarlo demasiado. No le había contado de que se trataba, se podría decir que la había secuestrado esa tarde igual que aquella noche en las montañas Namsan donde Khalan y yo la arrastramos hasta nuestra habitación.

En la calle principal bajamos las escaleras para poder coger el metro e ir hasta donde quedaba la agencia. Pillaba un poco alejada de nuestra casa, pero en metro se llegaba en menos de diez minutos.

Pagamos nuestros tickets y en cuanto llegó el metro nos metimos dentro junto a una avalancha de gente que esperaba con nosotros. Lo malo de la hora punta es que el metro se llenaba enseguida de gente. Todos se repartieron rápidamente entre los asientos vacíos y solo quedaba uno libre. Hice que Sun se sentara en él y yo me quedé de pie agarrado a la barra de encima de mi cabeza.

El metro era el único sitio donde todo el mundo guardaba silencio. No se oía nada, solo respiraciones y la música de los auriculares que llevaba el tipo de mi lado.

El metro paró en otra parada y entró más gente en masa. Había una mujer embarazada entre ellos y Sun no dudó ni un instante en cederle su sitio a lo cuál ella agradeció con palabras silenciosas y una reverencia con la cabeza que Sun le devolvió.

La estatura de Sun no le permitía llegar a engancharse bien a la barra superior, solo sus dedos rozaban la barra de metal y cuando el metro emprendió de nuevo su rumbo ella se tambaleó hacía atrás. La sostuve a tiempo pasando mi brazo por su cadera antes de que se estrellara contra el suelo. Sun se enganchó a mi camisa en un intento desesperado de mantenerse derecha. Incliné la cabeza para comprobar que estaba bien y en ese momento ella subió la suya para mirarme. Su nariz y la mía estaban prácticamente rozándose y sentía su respiración en mis labios. Sus mejillas se tiñeron de escarlata y se alejó un poco de mi pero sin soltarme del todo. Yo tampoco la solté, no queríamos tener un accidente dentro del metro y menos con tantas personas mirándonos.

Cuando llegamos a nuestra parada ella se soltó de mi y encaminó la marcha sin saber exactamente a dónde íbamos. Se paró en cuanto recordó que yo era quien la había arrastrado hasta allí y me esperó hasta que me puse a su altura y seguimos la marcha hacia el estudio.

♪♪♪♪

Cuando estuvimos delante del edificio casi sentí como la mandíbula de Sun se desencajaba. Le brillaban los ojos con intensidad y miraba hacia todos lados tratando de no dejarse ni un solo detalle del lugar. Había sido una buena idea traerla ese día conmigo. Quería que viera todo lo que la música implicaba y quería que lo sintiera en primera persona. La escuela musical te abría las puertas hacia el mundo de la música así que, ¿Qué mejor manera de conocer a lo que te vas a dedicar que viéndolo con tus propios ojos?

La animé a entrar por la puerta y lo único que podía hacer era mirarlo todo expectante. Me imaginé que nunca había estado en un sitio como este y me felicitaba interiormente por la idea que había tenido.

—Es por aquí —le cogí la mano y la guié por los diferentes pasillos hasta la puerta de grabación.

Cuando entramos en la habitación Jin ya estaba dentro junto con el arreglista, mi agente de publicidad y el ingeniero de grabación (que ya estaba delante de la mesa de mezclas preparado).

—Vamos Mike entra, vamos a contrarreloj.

Le dije a Sun que se sentara en la silla y no se moviera, pero que estuviera atenta a lo que iba a suceder.

Salí de la habitación, entré en la cabina de grabación y me puse delante del micrófono. Fijé los auriculares en mis oídos y repasé la partitura con la letra que había en el atril. Ya me sabía la canción de memoria pero darle un repaso extra no era nada malo.

Le hice un gesto al ingeniero de grabación y le dio play a la canción, permitiéndome escucharla y cantar mientras sonaba.

—Una y otra vez tu cabeza vuelve a pensar en él. No le dejes irse no...Oyes voces sin control. Voces que dicen que, él lo superó y te tocó perder. Te torturas sin razón. Ya no las oigas por favor.

>>Sólo escucha mi voz —escúchame sólo a mi—, porque aquí estoy yo —yo estaba ahí para ella—. Pronuncia mi nombre —pronncialo—. El tren pasa una vez y prometo que...que...te llevaré conmigo aquí —aquí y donde hiciera falta— a sitios dónde él no quiso ir. No temas al amor, entiéndelo, él no soy yo.

Por el cristal veía a Sun de pie, cerca de la mesa de mezclas mirándome fijamente con una cara que no supe identificar si le gustaba la canción o en cuanto saliera de la cabina me pegaría por haberla traído solo para que me escuchara cantar. No sabía si habría pillado el doble sentido de la letra. Y es que de todas las canciones que habían escrito para que yo las cantara, esta era mi favorita. La que expresaba verdaderamente mis sentimientos en esos momentos.

—Dibujaré, sin dudar, la paz en tu mirada frágil como el cristal. Él solo fue dolor, entiéndelo, él no soy yo —veía los ojos de Sun brillando con más intensidad que nunca— Él no soy yo —quería que pudiera confiar plenamente en mí. Que me contara que fue lo que le hizo daño en el pasado y que me dejara ayudarla a seguir adelante. La canción estaba terminando y sin apartar la mirada de Sun volví a repetir el final como decía en mi partitura—. Él no soy yo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro