Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cruz


—Midoriya, necesito que te quedes un momento. —Las clases habían terminado, por lo que, el llamado del tutor de la clase 2A no significaba nada bueno—. Vamos a hablar sobre algo que me preocupa.

—Oh, d-de acuerdo. —Sentía que algo malo iba a suceder—. ¿Puede decirle algo a Uraraka-san?

—Hazlo rápido. —Mandó.

Ni lento ni perezoso, fue hacia ella, quien estaba con el grupo de chicas de la clase, listas para abandonar las instalaciones.

—¡Uraraka-san! —El peliverde, sin saber como, apareció delante de ellas—. Ah... —Las miradas de las féminas le llenaban de incomodidad—. Quiero decirte algo.

—Oh, ¿sobre eso? —La pregunto extrañó a sus amigas, más a la única pelinegra del grupo, quien no quitaba su ceño fruncido.

—Sí, sí.

Uraraka se alejó momentáneamente del grupo, para hablar entre susurros con el pecoso.

—¿Qué ha pasado?

—Me voy a quedar un rato conversando con Aizawa-sensei.

—¡¿Descubrió su secreto?!

—¡Shhh! —Puso su mano sobre la boca de Ochako—. No grites. —Se dio cuenta como Yaoyorozu y Kyoka lo miraban—. No sé qué querrá decirme, pero, en todo caso, solo dile a Kodai-san-.

—Yui. —Aclaró Uraraka.

—¿Qué?

—Acordamos que la llamarías Yui y yo Yui-chan. —Frunció el ceño, seria—. Eso fue la única condición que puse para guardar su secreto. —Susurró, esperando que nadie la oyera.

—E-Está bien. —Tragó un poco de saliva. Juró dentro de sí nunca hacer una promesa a Ochako—. Dile a Y-Yui que no me espere. Me voy a demorar.

—¿Algo más? —Preguntó.

—N-No. —Negó—. Gracias de antemano, Uraraka-San.

—De acuerdo. —Sin más, salió del aula con una gran sonrisa, había cumplido su cometido. Por su lado, Izuku suspiró, volteó viendo a su tutor y caminó hacia él para hacer frente a su destino.

Ochako nunca ha sido amante de las novelas románticas, ya que, con la situación económica de sus padres, más se había concentrado en seguir un camino que le asegurara obtener tanto dinero como para jubilar a sus progenitores de una vez. En sí, ella veía el amor como un obstáculo en su objetivo, pero, si de trataba de sus amigos, más que todos Izuku, la cosa era diferente.

Recordó con pesar la primera vez que Deku fue a su habitación. Él quería consejos de como invitar a una chica a salir. Lo conocía bien, sabía que el sentir del pecoso no era superficial y que sus sentimientos eran sinceros. Izuku se había enamorado y ella, como su mejor amiga, supo que había llegado el momento de admirar una historia de amor por su propia cuenta. Aunque, al final, las cosas se tornaron para mal, un remolino de desilusiones que dejó caos en el corazón de Izuku. Y esto, ver como Izuku se rompía en pedazos, no lo podía tolerar.

No aguantaba las excusas que la contraparte daba cuando le preguntaban que había pasado con Izuku, ni mucho menos, como los sentimientos sobre el tablero eran desechados como simples fichas.

Esto lastimó a Izuku. Una persona que solo había amado, que puso por delante suyo a una persona que le pagó mal.

Tanto así era el dolor que se aisló por un buen tiempo de sus compañeros de salón, quienes hablaban del tema como si fuera lo más normal del mundo, habiendo excepciones. Ella quiso ayudarlo a toda costa, pero sabía entender cuando alguien no lo quería.

Rogó por días al cielo por su mejor amigo, por alguien que fuera capaz de hacerle bien. No supo cuando, ni como, pero, Kodai había aparecido para salvar de las oscuras profundidades al pecoso que se negaba a nadar por su vida.

Yui no sabía qué hizo sonreír a Izuku después de un largo tiempo.

Y si Deku era feliz con Yui, ella defendería a capa y espada esa relación.

—Uraraka-san, ¿no crees que ya es hora de que nos cuentes qué es lo que pasó en el cuarto de Midori esa noche? —Mina fue la primera en interrogarla.

—¿Ah? ¿Qué noche?

—No te hagas. —Hagakure continuó—. Esa noche que entraste a la habitación de Midoriya-san. —Ochako sintió como sus hombros eran tomados por ella—. Él estaba con Kodai, ¿cierto? ¿Qué viste para gritar tan fuerte?

—Oh, eso... —Empezó a rebuscar su bolsillo.

—No trates de buscar alguna excusa. —La de piel rosada quería una respuesta en el momento.

—Chicas, es mejor que dejemos a Ochako-can. —La chica rana, con su extraño acento, defendió a su amiga—. Si ella no nos quiere contar, tendrá sus motivos, además, puede ser algo privado entre Midoriya-chan y Kodai-chan.

—Todas queremos saber. Incluso, Jirou y Yaomomo. —Hagakure apoyó a Mina—. Por favor, dícelo Yaomomo, que cuente que pasó.

—No creo que Yaomomo-chan quiera inmiscuirse en los problemas de índole personal, sobre todo si se trata de Midoriya-chan. —Asui entrecerró los ojos, mirando a Momo.

Lo de Izuku con Momo era un secreto a voces, tanto así que, llegó a oídos de cada integrante del 2A. Muchos se compadecieron de Izuku, otros entendieron a Momo y sus razones, pero, para personas como Tsuyu que siempre decían lo que pensaban, no le gustaba la hipocresía de su amiga al sentir celos por la persona que rechazó. Además de que también estaba de acuerdo en que lo privado siempre debe ser así: privado.

—Es mi deber como vicepresidenta de esta clase saber lo que está pasando con-.

—Solo es una excusa para saber si Midoriya-chan está saliendo con Kodai-chan, ¿no? —Asui interrumpió, ganándose la mirada molesta de Jirou—. No estoy por completo segura si se trata de celos, pero, déjalo en paz.

—Hey, no seas-.

—Yo, Uraraka Ochako... —La castaña procedió a leer el texto que había apuntado en su celular—. Juro por la vida de mis padres, futuros hijos, nietos, bisnietos, tataranietos y por diez generaciones más, que olvidaré plenamente lo acontecido aquella tarde en la habitación de Midoriya Izuku. Sino, que mil almohadas gigantes caigan sobre mí y me asfixie hasta desfallecer.

Todas las chicas se quedaron viéndola. Era redundante señalar que un sepulcral silencio adornó el pasillo.

—¡¿Eso que quiere decir?! —Mina no podía más con la curiosidad.

—Que no deben saber lo que pasó. —Agachó los hombros, le estaba quitando importancia—. Y que no, por nada en el mundo, deben meterse en lo que pasa entre ellos dos. —Dijo esto último mirando a la pelinegra.

—¿Es una amenaza? —Momo preguntó, un poco molesta.

—Tomenlo como quieran. —De la nada, pudo distinguir a lo lejos una silueta que recién conocía, pero, que le alegraba ver—. Solo les advierto que Yui-chan da miedo cuando se enoja. —Tembló en su sitio, recordando como Kodai la sometió en menos de dos palabras, incluso, el mismo Izuku no sabía que hacer en ese momento para evitar un atentado de homicidio en su propio cuarto.

—¿Estás bien, Ochako-chan? —Tsuyu la sacó del trance.

—Ah, sí, perdón. —Los escalofríos se le pasaron—. Solo recordaba la mala combinación entre Yui-chan y una almohada.

—¿Qué? —Jirou preguntó.

—¡Nada! —Movió la cabeza de un lado a otro—. Dejen ser feliz a Deku-kun. —Se iba separando del grupo poco a poco—. Especialmente, tú. —Señaló a Momo, quien la miró con cierta molestia—. Ya tuviste tu oportunidad.

—Yo valoro mucho la amistad que tengo con Midoriya-san, no tengo otra intención más que esa. —Dignamente, respondió—. Además, no es tu asunto lo que pase entre él y yo. —Momo cruzó los brazos, mostrándose molesta.

—Oh, entonces no te metas en el algo de Deku-Kun y Yui-chan. —Resaltó el algo dando a entender que significaba más de ello.

—Me preocupo por él. —Frunció el ceño. No le gustaba el tono de voz con el que le hablaban—. Si intervendré será por el bien de Izu- Midoriya-san.

—Oh, vamos, todas sabemos que no es así. —La discusión había llegado a tal extremo que Mina y Tsuyu tuvieron que ponerse en medio de Momo y Ochako, por precaución más que todo.

—No pensaba hacerlo de todas formas... Por ahora.

—Ojalá así sea, Yaoyorozu-san. —Sonrió, antes de adelantarse a las chicas y correr hacia una persona que, últimamente, se había vuelto popular en sus círculo social—. ¡Yui-chan!

La castaña la abrazó, como si de un peluche se tratara. Además de cambiar su expresión seria por una sonriente y cálida, se notaba a leguas que Kodai era del agrado, demasiado, de Uraraka.

—Deku-kun me dijo que vayas yendo sola a tú ya sabes donde. —Yui rodó los ojos. Ochako no sabía disimular—. Él está hablando con Aizawa-sensei. —Kodai asintió—. No, no te preocupes, no creo que se haya dado cuenta de su tat-. —A estar a una sola palabra de decir el secreto de la pareja, Yui se vio en la obligación de apretar los labios de Ochako con su mano—. P-Perdón. —Para su suerte, habían testigos que podrían presenciar su muerte a manos de Yui—. Solo ve, él estará bien.

La pelinegra del 2B asintió, despidiéndose con una mirada de Ochako. Aunque, de nuevo, pudo sentir una mirada que apuñalaba su espalda, no literalmente. Dirigió su atención hacia el grupo de chicas del 2A, encontrándose de nuevo con el semblante molesto de Yaoyorozu. En cierta forma, le incomodaba, más por el hecho de que sabía el porqué de ese accionar: Izuku.

No era tonta, para nada, sabía cual era el sentir de Momo hacia ella.

—Dile a Izuku que no tarde.

Pocas veces eran las ocasiones donde Yui decía más de tres palabras. Ochako abrió su boca en reflejo, mostrando sorpresa. Yui se encargó de levantar la voz, lo suficiente como para que el grupo de Yaoyorozu escuchara.

—O-Oh, ¡está bien, Yui-chan! —Ochako sonrió. Miró hacia atrás, con disimulo, viendo los rostros incrédulos de sus compañeras, incluso, Momo no salía de su asombro—. Le diré a Deku-kun tu mensaje. —Kodai asintió en silencio.

Yui estaba segura de que conocer a Izuku le cambió la vida. Se volvió más suelta y sociable. Incluso, su sueño de ser el centro de atención, por lo menos unos segundos, ya era una realidad.

Se lo contaría a Izuku luego, omitiendo detalles como que sentía la mirada asesina de una pelinegra de exagerados atributos.

—¡Yui, estamos en problemas!

Un sudoroso peliverde entró a la tienda que podía considerar como un tercer hogar, no solo porque durmió un par de ocasiones allí, también por el par de personas que lo ayudaron a superar su rotunda tristeza y darse cuenta que él valía más de lo que él creía. Además, era el lugar donde pudo conocer más a fondo a Yui; donde conoció a esa chica que con una sonrisa era capaz de destruir todas sus defensas mentales y caer en la locura.

Le gustaba estar con ella. Ir donde Michiko y Hideo, hacerse cualquier tatuaje que se le viniera a la mente, llegar a su habitación y quedar hablando de cualquier tema, por más imprescindible que sea, hasta que Iida o Aizawa fueran a advertir sobre el toque de queda. Días rutinarios que nunca pensó vivir, pero que deseaba que no acabasen.

A pesar de pensar en todo ello durante el trayecto, su mente mantenía a flote la conversación que tuvo con Aizawa. ¿Cómo pudo ser tan despreocupado? En sí, había dejado de lado la idea de ser descubierto, así que se volvió más descuidado.

Era su culpa y por ello, Yui podría quedar involucrada. Y no solo eso, salir lastimada.

—Debemos irnos de aquí, de seguro Aizawa-sensei me está siguiendo y-.

Aunque su paranoia en forma de balbuceos sea lo habitual frente a estas situaciones, calló ante la incredulidad de lo que había delante suyo: una Yui semidesnuda, con la mitad del pecho descubierto, que corría hacia él.

—¡Izuku!

Lo abrazó fuertemente, mientras temblaba en el proceso. El pecoso, al ver todo esto desde su perspectiva, empezó a apretar sus dientes y puños; Yui estaba lastimada y casi desnuda, ellos probablemente le hicieron algo malo.

—¿Ni-niño? —Michiko lo llamó. Aunque, tuvo miedo, porque, la mirada que Izuku les dirigía no significaba nada bueno.

—¿Qué mierda le hicieron a Yui? —Correspondió el abrazo, apegándola más a su pecho, con el fin de transmitirle seguridad.

—Yo no hice nada, fue ella. —Hideo se lavó las manos en menos de lo que Michiko buscaba las palabras para explicar lo que pasó—. ¡Auh! —A esto, recibió como respuesta un golpe en la cara por parte de su esposa.

—¿No escucharon? —Su Quirk se activó sin saberlo—. ¡¿Qué le hicieron, maldita sea?!

—¡Izuku! —Volvió a llamar—. Me duele. —Disminuyó el volumen de su voz, solo para que él escuchara—. Duele mucho.

—¿Qué te pasó? —Preguntó preocupado, recuperado un poco la calma. Primero averiguaría que pasó, luego, decidir si les pateaba el trasero.

—El tatuaje. —Izuku buscó por la parte descubierta de Yui. Halló la cruz a medio terminar y ahí fue donde entendió que pasaba—. Duele.

—Ya... —Era la primera vez que Yui se tatuaba sola, sin él a su lado, dándole la mano y diciendo que todo estaría bien—. Perdón. —Se sintió culpable al no estar con ella—. Prometo que esto no volverá a suceder. —Acariciaba la cabeza y espalda de Yui con suavidad y ternura—. Ya todo pasó. —Besó la frente de Yui sin tenerlo previsto.

Lo bueno fue que Yui se tranquilizó en consecuencia, asintiendo un par de veces más.

—Les pido mil disculpas a ustedes, Michiko y Hideo. —El peliverde, sin separarse de Yui, miró a la pareja de adultos—. Yo... No pensé bien en mi accionar y pensé mal de ustedes, a pesar de que nos ayudaron tanto. Espero que podamos seguir siendo amigos y si no, lo comprendo plenamente.

—Oh, no te preocupes, niño. —Hideo respondió—. Te entiendo. Termina de consolarla y vengan a las camillas para terminar el tatuaje. —Michiko asintió sonriendo.

—Muchas gracias, en serio. —Dijo, para dar por terminada la conversación, a la vez que juntaba su frente con la de Yui, susurrándole cosas que solo ellos recordarán.

—Gracias. —Ella habló un poco más calmada.

Yui descubrió algo el día de hoy: Izuku era capaz de aliviar su dolor y soledad.

Esto la hacía feliz. Demasiado como para que los minutos pasen y no se quiera separar del abrazo que los unía.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro