Brazaletes
Lo típico que podemos encontrar en la vida son las personas cuyos caminos se entrelazan con el nuestro.
Experiencias, amores, sentimientos, sensaciones, pensamientos. Un mar de un todo que cuando se perece, queda nada. Estando en el suelo, derrotado, Izuku llegó al extremo de pensar que ya no volvería a querer a alguien como lo hizo con Yaoyorozu. Yui nunca pensó que la necesidad de ser notada sería superficial y egoísta.
Izuku era un verano viviendo en el calor del invierno. Yui, las flores primaverales floreciendo a través de la brisa otoñal. Un complot cuyo desenlace inesperado resultó en un amor estacional que toleraba y disfrutaba cualquier tipo de clima.
Obviamente, había días donde pequeñas tormentas nublaban su brilloso cielo con gruesas nubes grises.
—Hola. —Izuku entró a su habitación, saludando a Yui, quien estaba echada en la cama—. ¿Cómo estás?
Yui lo vio por unos momentos, a lo que decidió pararse y caminar hacia él.
—¿Qué pasa? —Preguntó desganado.
—Hola. —Cuando Yui llegó a él, lo abrazó de imprevisto—. ¿Otra vez peleaste contra Bakugo?
—Sí, lo peor fue que Aizawa-sensei nos hizo limpiar los talleres del departamento de apoyo como castigo.
—¿Hatsume te volvió a recibir con una explosión? —La pregunta estaba de más por lo obvio de la respuesta.
—¿En serio tengo que responder a eso?
—Solo preguntaba. —Chistó con la lengua.
—Perdón por contestarte así. —Suspiró. Que estuviera cansado no era motivo de tratar de esa forma a su novia.
—Otra vez pensando de más. —Apretó el abrazo—. Sé que estás cansado por tu largo día, así que, no te preocupes.
Para Izuku, el cambio de Yui le fue increíble. Ahora habla mucho más, tanto como para realizar una conversación amena. Nunca creyó vivir una experiencia sin igual como esta, apreciaba cada segundo a su lado y rogaba que el tiempo corriera más rápido para que termine el día escolar y poder reunirse en cualquier lugar con Yui. No existía duda alguna sobre sus sentimientos, ya que, desde hace mucho, estos pertenecían a la mujer que lo está aprisionando en sus brazos.
—Te amo, Yui. —Él correspondió el abrazo, dándose cuenta que lo peor pasó y ahora estaba al lado de su chica—. ¿Quieres salir?
—No. —Respondió de inmediato.
—¿Ah? ¿Por qué no? —Preguntó, incrédulo por la respuesta.
—Estás cansado, Izuku. —Levantó una de sus manos hacia la mejilla de este, procediendo a acariciarlo—. Más bien, ¿tú qué quieres hacer? Pide lo que quieras.
«Quiero ser tu mundo.»
Aquel pensamiento revoloteó en toda la mente del pecoso. Deseaba congelar las manecillas del reloj, de nuevo, y que algo tan banal como lo eran el tiempo y el espacio no se vean involucrados en los acontecimientos dentro de su habitación. Se molestó al pensar que esto no sería posible, ya que, para su mala suerte, las leyes newtonianas aplicaban también en ellos, a pesar de sentirse en otro universo donde la gravedad estaba siendo invertida por latidos de corazones atados por flechas inofensivas y cadenas fluctuantes.
«Quiero ser tu universo de estrellas brillantes.»
Euler pensó en el futuro. Él sabía sobre Izuku y su necesidad ilarante de estar con Yui, al relacionar las variantes y constantes que condicionarían su amada ecuación matemática. Todo tiene un porque de su existencia, nada nace o muere sin sentido, estamos condicionados desde el primer momento de nuestra existencia. Si el objetivo de Izuku, en este planeta mundano, fuera ser la persona que ame con todas sus fuerzas a Yui, él aceptaría con gusto.
Tantas cosas por decir, pocas que callar. En sí, hasta las ganas de recitar los versos más felices del mundo o escribir las canción más bonita del mundo. Nunca antes se había sentido así. Yui no era su primer amor, pero sí era reina de todas sus otras primeras veces.
Si ella le dijo que pudiera lo que sea, él haría caso.
—Tengo hambre. —Respondió finalmente.
—Te preparo un sándwich. —Iba a separarse, mas, el pecoso no la dejó—. ¿Izuku?
—Pero, quiero estar así unos minutos más. —Aún abrazándola, pegó su cabeza en el hombro de Yui, inhalando pacientemente el aroma que solo ella desprendía de forma natural. Un perfume relajante—. Te extrañé. —Dijo en susurros. Izuku seguía calmo en esa posición.
En fin, pidió lo que su corazón anhelaba en ese momento.
—Ya, ya... —Ahora era su turno de concentirlo—. Estoy aquí. —Daba palmadas en la cabeza, mientras sonreía por la faceta mimada de Izuku.
—Quiero que Kacchan se pudra. —Seguía con los murmullos.
—Él ya está podrido por dentro, no te preocupes. —Continuaba con la tarea de consolar a su novio.
—Ya no quiero ir a clases.
—Te entiendo, mucho te molesta Aizawa-sensei, ¿no?
—Que se, que se... Que... —Izuku buscaba suavizar los improperios que saldrían de él.
—Dilo.
—Que se joda ese. ¿Por qué yo también estoy castigado si Kacchan empezó?
—Porque él es imbécil.
—¡Sí! —Levantó la voz, pero aún manteniendo el volumen bajo.
—¿Alguna queja más? —Yui sonreía. Le daba risa consentir a alguien mucho más grande como lo es Izuku, mientras que ella es alguien un poco más baja en altura que el promedio.
—Te amo, nunca te vayas de mi lado. —Apretó el abrazo, a la vez que esperaba por una respuesta.
—¿Eso es una queja?
—¡Yui! —Recriminó.
—Izuku. —Lo llamó—. Quiero una casa grande como para cinco hijos, un perro y una gata.
—Que sean seis. —Contestó.
—Acepto hasta siete. Siempre y cuando tengas tiempo para mí.
—Yui... —Pegó su frente a la de ella, después, inició un beso lento pero apasionado.
Puede que estuviera cansado de su vida o la realidad que vivía en la academia, pero, siempre existiría espacio para Yui. Sus conversaciones, expresiones, regaños, todo esto conformaba lo que añoraba por conservar en un futuro remoto. Él moría por vivir una eternidad con Yui, formar una familia con muchos hijos, tener mascotas a las que adoptar, conocer a sus suegros y muchas cosas más.
—Vamos por algo de comer y después te echas a dormir. —Ella rodeó con sus brazos el grueso cuello de Izuku.
—Tengo tarea. —La idea le sonaba bien, pero, aún tenía responsabilidades.
—Es viernes. —Protestó la pelinegra—. Mañana, después del entrenamiento matutino, lo hacemos... —Izuku se separó y la miró a los ojos de forma duditativa—. La tarea, me refiero a la tarea. Lo otro podemos hacerlo en la noche o cuando gus-.
—¡Sí, sí! Ya entiendo, Yui, n-no es necesario que lo digas. —El pecoso interceptó sus palabras. Aun siendo novios, había temas que consideraba muy privados como para decirlo en voz alta.
—Solo vamos. —Deshizo la postura anterior y salió del cuarto junto con Izuku.
—Está bien, Uraraka-san, pregunta lo que quieras.
Izuku solo quería pasar tiempo con su novia, entonces, ¿cómo llegaron a esto?
Cuando Yui preparó la merienda para Izuku, este comió, mientras agradecía al cielo por tener una amante tan polifacética. Pero, no se dio cuenta que alguien ajeno ala burbuja, tamaño de dos personas, ingresó para reventarla, además de retar a la paciencia de Izuku, la cual parecía ser infinita.
—¡¿En serio?! —Exclamó de manera emocionada, a la vez que tenía encerrada en sus brazos a Kodai.
—Sí, solo sé más discreta. —Dijo, con el ceño fruncido. ¿Por qué ella abrazaba de esa forma a Yui?
Ochako, sin querer, había entrado en escena en el peor momento posible: un Izuku estresado con ganas de arrancar cabezas si no fuera por la intervención de Yui. No sabía que su vida corría riesgo, es más, decidió que lo mejor era insistir a la pareja en responder algunas dudas que ella tenía acerca de su relación. Izuku iba a rechazar, usando la excusa de que en otro momento él le iba a contar todo, sin filtros, ya que, después de todo, Ochako era su mejor amiga; sin embargo, Yui se veía un poco emocionada de contar a otra persona como empezó su historia de amor, y no a cualquiera, más bien, a Ochako, quien había formado un lazo fuerte con ella.
Yui le guardaba un gran cariño, a su forma, a pesar de lo inoportuna que era aveces. Después de todo, Uraraka apoyó su relación con Izuku desde un comienzo, además de guardar muy bien su secreto.
Por otro lado, ¿cómo podría negarse, Izuku, ante la emoción de su novia?
—No te preocupes por eso. La mayoría de aquí salió de compras, además, los que quedan no es que les interese bajar y pasar un rato c-.
—Pregunta ahora. —Yui la interrumpió. No le gustaba extender las cosas, ni que otro las complique.
—¡De acuerdo, mi capitana! —Ochako asintió de inmediato, no quería molestar a la pelinegra por su bienestar físico y mental. Sentido de supervivencia como diría ella, cobardía como dirían otras personas—. ¿Desde cuando y cómo empezaron eso de tatuarse?
—Bueno, yo... Estaba leyendo una rev-. —Él también fue interrumpido.
—Izuku leía una revista en este lugar. —Refiriéndose a la sala común de los dormitorios del 2A—. Fue el día donde hicimos la reunión de clases anual. Lo vi leyendo la sección de tatuajes; al parecer alguien recomendó el local de Michiko y Hideo, por lo que, Izuku decidió a ver el lugar. Él me vio, así que, me llevó hacia ahí para empezar con los tatuajes.
—Con qué fue Deku-Kun quién te introdujo en ese vicio. —Uraraka miró con mala cara al susodicho.
—Yo lo recuerdo diferente. —Contradijo a lo dicho por Yui—. Recuerdo estar leyendo la revista, Yui se sentó a mi lado, vio que estaba leyendo la sección de tatuajes y antes de darme cuenta, ella ya estaba arrastrándome hacia el lugar.
—Lo haces ver como si yo te hubiera obligado. —Reprochó.
—En parte fue así.
Y Yui, con ayuda de Uraraka, dio un par de pequeñas patadas a la pierna del chico.
—Que insensible, ¿no, Yui-chan? —Uraraka comentó, con cierta indignación en su voz.
—Sí.
Algo en Izuku le hacía pensar que todo esto era un plan hecho por Ochako para tener de su lado y quedarse con Yui, usándolo como medio.
El pecoso suspiró ante esa idea.
—¿Otra pregunta?
—¿Qué significan esos brazaletes en sus brazos? —Preguntó, señalando el último tatuaje de ambos—. ¿Y todos sus tatuajes tienen algún significado?
—Izuku decía que se verían geniales en nosotros. —Yui explicó.
—S-Se ve bien en ti, ¿ves que no mentí? —Halagó.
—Pero a ti te queda mejor. —Acarició el brazo del pecoso, sonriendo.
—Aún no contestan mi otra pregunta. —Y cómo ya era costumbre, Ochako interrumpió.
—La mayoría de nuestro tatuajes tienen algún significado. —Yui volvió a hablar—. Pero hay algunos que salen del momento, o sea, para sacarnos algunas risas. —Se acurrucó sobre el pecho de Izuku—. Eso no quiere decir que uno de nuestros tatuajes sea insignificante o algo por el estilo, ya que, todos son especiales a su forma.
—Yui ya lo dijo todo. —Le daba algunas palmadas en la cabeza—. ¿Tienes otra pregunta, Uraraka-san?
—¡Sí!
Exclamó, emocionada y conmovida ante las palabras de su amiga. Siempre era buena confirmar, por enésima vez, que Izuku está en buenas manos.
Como mejor amiga, eso le llenaba de tranquilidad y alegría.
—¿Aizawa-sensei lo sabe? —La pregunta era dirigida más para Izuku, ya que, la castaña recordó como Aizawa se reunió con el pecoso hace algunas semanas.
—Sí, lamentablemente.
—¡¿Qué?! —La chica gritó, apretando y mirando a Yui de forma preocupada.
—Pero, no te preocupes, no estoy en peligro... Eso creo. —Izuku se levantó y se posicionó en frente de Uraraka y Yui.
—¿Y qué más?
—Antes que continúe. —Cogió los brazos de la castaña y los sacó de donde estaban, para liberar así a Yui—. Ven. —La tomó por la cintura e hizo que se sentara en el espacio que dejaban sus piernas en el sillón.
—¡No es justo! —Ochako reclamó—. Devuelve a Yui. —Se paró de su asiento y fue contra el pecoso.
—No, es mi novia.
—La estás acaparando mucho. —Sus reclamos erna ignorados—. Yo también quiero tenerla por unos minutos.
—Ya la tuviste por suficiente tiempo.
—Tú duermes con ella; yo, no. —Agarró el brazo del peliverde, intentado que suelte a su amiga—. Además, ustedes salen siempre a ese lugar.
—Consigue un novio, por favor.
—¡No quiero! Quiero a Yui-chan.
Los jalones iban y venían, movimientos rudos que en vez de determinar a un vencedor, solo hacían que Yui frunciera más el ceño. Cuando ella quería tomar la palabra y hacer crecer un cojín del gran mueble para aplastar al dúo molestoso, un mal movimiento de Izuku, queriendo detener los intentos desesperados de Ochako, causó que los cayeran echados: Yui arriba de Izuku, como era predecible, y Ochako al lado de este.
—No es justo. —Se quejó en murmullos—. Ustedes nunca tienen tiempo para mí.
—Ya te dije, consigue un novio. —Izuku aconsejó.
—¡Que no es eso! —Infló las mejillas con molestia—. Yo solo quiero pasar tiempo con mis mejores amigos, aparte de Tsuyu, pero, ustedes se niegan, incluso, tengo que rogarles para tener una pequeña charla.
El corazón de Yui se vio estrujado ante la confesión de la otra fémina. Ochako había sido un pilar en su relación con Izuku, defendiéndola cuando las de su clase estaban en su contra. Nunca pudo expresarle su inmensa felicidad por tenerla como amiga, ni mucho menos, le dijo algún gracias por esos momentos donde sacó cara por ella.
—Perdón. —Se puso encima de Ochako, empezando a abrazarla.
—¡Yui-chan! —Pegó su mejilla a la de ella, contenta por la resolución de la pelinegra—. Sabía que me querías.
—Izuku, abraza a Ochako. —Yui miró a su novia, dando una orden más que una petición.
—Pe-Pero...
—Abrazo a tu mejor amiga, se lo merece. —Le sonrió, dándole seguridad—. Eso y más.
Iba a negarse, de nuevo, pero, le sucedió lo mismo que a Yui: recordó lo que Uraraka significaba para él. Miró a su novia, consolando a la castaña; ¿desde cuando se volvió tan egoísta? Si se trataba de Yui, él siempre quiso acaparar todo de ella, sin importarle los demás. Ahora, se dio cuenta que a causa de ello, había lastimado a su mejor amiga.
—Lo siento, Uraraka-san. —Procedió a abrazarla—. Prometo pasar más tiempo contigo e incluirte en mis cosas más a menudo.
—¡Deku-kun! —Respondió el abrazo con alegría—. Los quiero chicos.
A pesar de estar en una posición comprometedora, a los chicos no les importaba, ya que, estaban demostrando a Ochako que ella también era querida, mucho, por ellos dos.
—Hmmm. —Ochako puso su dedo en el mentón—. ¡Tengo una idea! Ahora que estamos en confianza.
—No. —Respondió Izuku de inmediato.
—Que tal sí... —Ignoró magistralmente al pecoso—. Cuando quieran hacer un trío, me tomen como primera opción.
Si fuera el Izuku de antes, la idea, más que candente, le hubiera parecido vergonzoso. Sin embargo, ahora, entendiendo la situación, el comentario solo le causó molestia.
—No. —Volvió a decir.
—Oh, vamos, sé que la idea suena bien. —Se apoyó más sobre Izuku.
—Sé tus intenciones. —No por algo es su mejor amiga—. Lo que tú quieres es tener a Yui y eso no lo v-.
—Acepto.
—¡¿Yui?! —Anonadado.
—¡Gracias, Yui-chan, eres la mejor! —La abrazó desde su posición.
—Pero, ¿por qué?
—Porque ella me quiere. —Uraraka le sacó la lengua.
—Maldita sea, consigue un novio. —Izuku no se cansaría de decir eso hasta que ella se fuera.
—No, gracias, ya tengo a Yui-chan.
—Ella es mía.
—También e-.
—Una palabra más y me olvidaré que eres mi novio... —Miró a Izuku—. Y que tú eres mi amiga. —Giró a ver a Ochako—. Y yo no quiero olvidar que eres mi novio, Izuku.
De la nada, los presentes en el lugar sintieron un escalofrío peligroso recorrer su cuerpo, sudando en el proceso. Uraraka e Izuku se miraron a los ojos, asintiendo en menos de un segundo, parece ser que estuvieron de acuerdo en discutir las condiciones y quejas en otro momento donde Yui no estuviera, por el propio bien de ambos.
—Oh, Deku-Kun, ¿qué decías acerca de Aizawa-sensei? —La castaña continuó la conversación anterior, intentando hacer ver que nada malo había pasado.
—Oh, Uraraka-san, te iba a decir que solo descubrió un pequeño tatuaje, nada más; también, no sabe que Yui también está involucrada. —Miró de reojo a su novia, quien seguía molesta—. Solo me castigó con tareas extras y dijo que no se lo mostrara a nadie más.
—Oh, eso es bueno. —Continuó.
—Oh, tienes razón.
-—Oh, pe-.
—Vuelvan a decir «oh» y me largo. —Otra advertencia que no pasó desapercibida—. ¿Cuál es tu otra pregunta, Ochako?
—He visto algunos tatuajes y noté que, a pesar de tener los mismos, los tienen en solo una parte del cuerpo. —Miró el hombro de Yui desde su posición, observando como una pequeña serpiente recorría esa parte—. ¿Por qué no tatuarse todo el cuerpo? —Sin que Yui lo viera, ella limpió el sudor que tenía en su frente. De cualquiera manera, no es buena idea enojar a Yui, ya que, cuando quería, podía ser demasiado intimidante.
—Yo solo me hago tatuajes en mi lado izquierdo y Yui, en el derecho. —Mostró su hombro izquierdo a Uraraka, haciendo ver la serpiente.
—¿Por qué lo hacen? —Volvió a preguntar.
—No sé, la idea salió de la nada. —Izuku contestó con la verdad. Fue una recomendación de Hideo que les gustó a los chicos.
—Pero... —Tomó la mano de Izuku, entrelazando los dedos—. Me hace sentir que estoy conectada contigo.
—Pienso lo mismo.
—¡Entonces! —Interrumpió la escena íntima con el ceño fruncido—. Eso quiere decir que Deku-Kun tiene también una ala de tatuaje en el pecho. —Supuso de inmediato.
—¿Cómo sabes eso?
Fue en ese momento que Uraraka entendió que Yui nunca le contó a Izuku lo que pasó en los vestidores de las chicas. Ni cuando discutió con Momo, ni a cómo reveló su mayor secreto ante los ojos de las chicas.
—¿Pasó algo respecto a los tatuajes y no me avisaste?
Había dos opciones en la mesa, sillón, que Yui presenció: Decirle la verdad a Izuku y que este se enojara o mentir, esperando a que Ochako la siguiera.
Obviamente, eligió la tercera opción.
—Sabes que puedes decirme lo q-.
Calló ante los labios de Yui, quien besaba consciente de sus acciones, mientras daba una señal a Ochako que saliera del lugar lo más antes posible.
—Co-Conozco ese truco. —Reclamó el chico, ella ya había usado los besos para cambiar de tema ante una situación desfavorable—. Algo pasó y-.
Ni bien Ochako salió de la sala, corriendo, asustada de haberla jodido, Yui volvió a besarlo, esta vez, con más intensidad, rodeando el cuello con sus pequeños brazos. Izuku, en plena locura, decidió dejar de lado aquella situación, ya después de preocupará de ello.
Si bien pasó el atardecer del día, ellos aún seguían viviendo en una mañana brillante, sin alguna nube negra que tapase el sol que iluminaba cada rincón de sus corazones llenos de sentimientos y emociones dirigidos a la personas que tienen a su lado. Aunque, no imaginaban que una persona en específico escuchó buena parte de la conversación, no imaginaban que sentimientos pasados, olvidados en la orilla a causa de la brava marea, serían causantes de una gran tormenta.
¿Quién los culpaba por eso? Ellos son felices, al carajo los demás y su envidia.
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