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|| Capítulo 6 ||

6- CAPÍTULO:
"¿QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ?"

💤| Blair Myers.

—Bien —respondí en tono irónico— ¿Qué haces aquí, Adele?

—Mhm. También te extrañé —respondió como si le pesara demasiado expresarlo—. ¡Estoy aquí porque de tantos medios para intentar comunicarme contigo y ninguno funciona, pues tuve que buscarte!

La frase del sueño, casi la misma, ese detalle me hizo entreabrir los labios.

—¿Y cómo sabes que he estado aquí?

—Que miedo... —murmuró Max en voz baja para Zuri, eso hace que Adele sonriera satisfecha de transmitir aquella emoción para él.

—Te seguí. Mira, tengo algo que es tuyo y que dejaste —me extiende un paquete pequeño muy clásico y cuadrado para que lo abra, lo agarré lenta y totalmente perdida.

Aún seguía el ceño tan fruncido así como lo confundida que estoy ¿Acaso esto tiene que ver con el sueño de Aedus? No comprendo.

Abrí el paquete de inmediato con suma desesperación para ver que trae dentro, Max y Zuri se asomaron con desconfianza hacia Adele, aquella solo nos miraba con amabilidad, en especial a mi amiga.

Por suerte, esto es lo primero que pude comprender, el collar de Zuri con aquella luz verde radiante no paraba de pestañear su luz. Y obvio que eso llama la atención.

—Bonito collar ¿De dónde lo compraste? —le cuestiona a Zuri con una... sospechosa curiosidad.

Es extraño todo, no me fio de ella, necesito que desaparezca de aquí y de mi vida. ¿Cómo es eso de qué me siguió para sólo traerme una prenda interior que había dejado y el collar de Zuri? como si quisiera saber que esconden detrás por alguna razón que desconozco por completo.

—Es... de mi hermana, lo tengo prestado —mintió, sé cuando lo hace.

—Ah, es muy bonito —mantuvo su sonrisa y paso a encontrarme de nuevo con la mirada— ¿Y entonces Myers..?

Levanté la cabeza de golpe otra vez con aquella mueca de confusión. Otra sospecha más; sabe mi apellido sin yo jamás decírselo.

Tú mamá es famosa, ¿recuerdas?

—¿Sabes su apellido? —a Max le interesó preguntar lo mismo que yo.

—Es obvio que su mamá es famosa ¿Cierto Blairy? —otra vez su sonrisa que ya no me parece amable o gentil, extraña. Todo.

—Sí, pero no lo es en Texas, la reconocen más en Washington... —guardé las prendas de nuevo sin apartar ni un segundo la vista de ella.

—Ehh, gracias Adele, puedes irte.

—Ahhh, ¡no! Yo creo que puede quedarse por un segundo —recomendó Zuri de repente—. Me ayudó a recoger y a ordenar de nuevo los sándwiches, te brindaré algo si quieres.

Max y yo fruncimos el ceño extrañados, no esperábamos que Zuri quisiera que se quedara, y de hecho, yo mucho menos lo querría.

Pero una parte de mi... pide tantas preguntas... ese detective muerto. No me agradó para nada, siento que es la razón por la que me siento extraña, aunque no, mejor la pesadilla con el... rarito ese.

Y sobre todo, en este momento fue que me percaté que ya parece raro que continuemos y hagamos una pijamada como si nada luego de los tres estar presentes en una muerte extraña.

¿Qué sucede en Texas?

—Que bonito, chica. Pero tengo que irme, es de noche y el camino a Mainstream será largo —nos dedicó una de sus sonrisas lindas.

—Claro, te acompaño a la salida —propuse yo devolviéndole la sonrisa, solo que con sorna.

Adele con un simple asentimiento con su cabeza accedió y la acompañé hasta abajo. Max y Zuri se quedaron hablando, sospeché una pequeña discusión en ese instante.

Ya abajo, ella estaba por acercarse en la sala hasta que la agarré de la piel suave y extremadamente fría de su muñeca.

Con tan solo agarrarla ya podía sentir las vibras extrañas que ella transmitía, es lo único que puedo describir de ella, que es una extraña junto con sus hermanos.

—¿Qué es este juego que tienen tú y tu hermano contra mí desde que me encontraron ese bosque? ¿No podían dejarme tirada ahí o qué?

—Hacemos acciones gentiles, Myers, que tú insinúes otras cosas ya me parece una falta de respeto ¿eh? —se cruza de brazos con una ceja enarcada, pude ver lo divertido que sonó su tono, que para mi es como un niño asustado del tono infantil de payaso de la fiesta.

—Pues sus "acciones gentiles" se me hacen más oscuras que de gentileza —murmuré contraatacándola, ella se iba acercando lentamente a mi en lo que se preparaba para soltar su bomba.

—¿Por qué? Cuéntame —susurró al mismo tiempo en que abraza sus manos por detrás, retándome.

—Primero que nada, cuando estaba en el bosque, de repente el detective justo cuando me estaba contando algo que parecía un poco interesante... Le cortaron la garganta como si alguien invisible quisiera callar al... —intenté recordar aquella escena cuando Aedus apareció para mejor contarla y descartar esto— creo que me había quedado dormida y... de repente me soñé que Aedus me preguntó por mi amiga y que tú me ibas a dar un paquete ¿Es que acaso no es sospechoso?

Adele niega sacudiendo su cabeza con lentitud. Luego de ello, chasquea la lengua como si tuviera lastima de algo ¿pero, por qué?

—Yo no sé, Blair, creo que solo son cosas tuyas y de Aedus, tendrás que preguntárselo a él.

Solté una pequeña risita gélida.

—¿Preguntárselo a él? ¡Tengo prohibido ir a ese bosque! Además, ¿tú crees que me lo dirá...?

—Si aparece en tus sueños de nuevo, pues pregúntaselo, no sé, puedes controlarlo —se encoge de hombros con los labios apretados—. Yo pienso que quizás si te de una respuesta o al menos una pista.

Que chiste.

No quiero que se vuelva a meter a mi mente, lo que dijo Adele puede significar que sí, se atreverá a meterse de nuevo en mis sueños a atormentarme.

Ella comienza a dar pasos hasta la puerta de salida, pero luego se recordó de algo y se volteó en dirección hacia mi.

—Sobre lo del bosque... que te digo. Mainstream ha estado así de extraño desde hace tiempo, ni sé por qué tu y tus amigos van allá si podrían haber muerto de esa manera hace tiempo.

Tragué saliva lentamente apartando la mirada, un escalofrío recorre por toda mi espalda con tan solo oír eso.

—Nos vemos Blair. Cuídate.

Sin decir nada más, ella se va cerrando la puerta de la casa de Max, yo le puse seguro y subí de inmediato al cuarto donde estaban los chicos.

Encontré a Max con los brazos cruzados, indignado.

—¿¡Entonces solo por ese raro collar ibas a dejar entrar a una pálida con cara de psicópata!? —exclamó mi amigo perdiendo el control, se trata de su casa así qué es entendible.

—¡Oye, sospecho demasiadas cosas de mi hermana y este collar! Ella se ve parece saberlo y al igual como intentó conmigo, quiero intentar con ella —Zuri enarcó una ceja ofendida como si se le hubiese faltado el respeto al collar.

—Pues será para otro momento o idear otro plan porque mientras yo esté aquí yo no quiero ni verla de nuevo —me interferí en la discusión.

—¡Blair! —rezongó mi amiga.

—Ehhh, esta es mi casa así que sí... sí ¡Estoy de acuerdo con Blair! —Max sonrió mostrando sus nervios por Zuri.

Aunque no lo crean, ella golpea mejor que yo.

Sonreí orgullosa, Max y yo dejamos a Zuri refunfuñar tranquila y terminamos de bajar lo que nos queda de comida.

Ya al terminar, todos estábamos sentados en círculo con todas nuestras cosas en el centro, Zuri y yo jugábamos ajedrez, mientras que Max se tiraba fotos para Instagram como todo galán que se cree.

Yo ni en Instagram pensaba.

Claro, solo piensas en el Ardus.

Dejarás de decirle ese apodo ¿no?

No. Porque me lo imaginaré siempre su cadáver ardiendo en llamas cuando quiera aparecerse en mis sueños de nuevo.

—Jaque-mate Zuri —sonreí entusiasmada y me llevo una mordida de sándwich a la boca.

Solo me comeré uno.

—Quiero hablar de algo contigo —esa fue su respuesta o reacción inmediata al yo haberla ganado.

Apreté los labios, suspirando y asiento con mi cabeza como gesto para que comience con lo que sea que tenga que decirme.

—Verdaderamente lo que dije fue cierto, Blair, necesito investigar sobre este collar, mi hermana me lo dejó con un mensaje y dijo que se lo cuidara porque tenía que irse a Suiza con mamá. Quería averiguar como dejo de hacer que brille esa luz molestosa, hasta que mi mamá pasado ayer me preguntó demasiadas cosas de él como si fuera una abominación, hasta me dijo que lo tirara a la basura.

Alcé las cejas lentamente y me acerqué a ella para tocar el collar.

Zuri baja la cabeza observando mis manos y las alejé de pronto al sentir el calor del collar, como si la luz fuera tan fuerte que ya le da calor.

—¿No sientes que... eso te arde en el pecho? —pregunté arrugando mis cejas.

—No, no ¿Por qué? —ella igual me observa con las cejas arrugadas.

—Está caliente ¡Max, ven porfa!

Él da un respingo y deja sus gafas a un lado para acercarse de inmediato a nosotras.

—¿Qué se les ofrece?

—Tócalo —le murmura Zuri de la nada agarrando su mano y la coloca en la piedra verde del collar.

Brilla bastante, pero su luz se fue desvaneciendo con forme Max acercaba su mano. Eso nos dejó confundidas a nosotras dos, no nos quedó de otra que sacar nuestras propias dudas para dejarnos sin respuestas.

—¡Mierda! —de golpe Max alejó su mano por igual— parece la batería de un celular sobrecalentado ¿No tienes ninguna quemadura ahí?

Zuri sin ningún problema aleja la piedra de su pecho y lo deja un poquito descubierto para ver si hay quemaduras o no.

No hay nada, es como si la temperatura del collar para ella estuviera normal.

—Ehh, okay —alzó las cejas totalmente perdido.

—Jamás he visto prendas así —comenta ella retirando el collar de su cuello. Yo me acerqué por detrás gateando y la ayudé a quitárselo.

—En realidad, si fuera un collar con una lucecita adentro no tendría porqué alumbrar tanto. Además, deberías de tener por lo menos la piel roja en el pecho, porque está ardiendo.

Le paso el collar con cuidado y apreté los labios.

—El día de hoy ya se pasó de extraño. ¿Qué falta ahora? ¿Qué aparezca Michael Jackson a bailarme el Belly Dance? —intentó bromear Max, nadie se rió excepto yo, claro y lo ayudé a llevar los platos y vasos a la cocina.

Cuando estaba en la salida del cuarto, me giré a ver que hace Zuri, pues ella se quedó sentada en el suelo, mirando el collar como si rebuscara algo...

Mi sonrisa por haberme reído se desvaneció lentamente, lo único que hice antes de bajar las escaleras fue soltar un suspiro preocupado y detenerme al oír la voz de mi amigo.

—¿No me ayudarás a fregar, pequeña vagancia? —Max enarca una ceja empezando a indignarse.

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