|| Capítulo 25 ||
25- CAPÍTULO
"TODO SALIÓ A LA LUZ"
Maratón 2/3
Narración Omnisciente.
🗓️: 1 de diciembre del 2023
Blair despierta abriendo sus ojos poco a poco, tenía una pesadilla extraña, porque no era de estas que te despertabas asustada. Ella mejor se despertó como si todo el sueño lo hubiese consumido más rápido que todos, se siente con energía.
Se levantó de la cama hasta alcanzar la ventana, mueve las cortinas para que la luz entre un poco y empieza a ver que el sol está afuera dándole la bienvenida a un nuevo día. Según la teoría de Blair, parece que son las diez de la mañana.
Al colocar sus sandalias, decidió ir hasta el pasillo donde está el reloj para poder ver la hora.
Las nueve y treinta y tres.
Esta alza las cejas por un segundo sin creerse mucho lo de que se levantó a tal hora, desde un principio sospechó desde que lo primero que no encontró fue a su novio dormido a su lado. A ella le encanta verlo dormir, aunque suene raro si llega a confesarlo en voz alta.
Bajo las escaleras a pasos lentos, estaban casi todos aquí abajo y empezaban a oírse muchas voces de los chicos.
«Deberían de estar terminando de desayunar seguro» pensó la chica.
—Buenos días —canturreó Adam con tanto encanto que Blair sospechó que algo estaban haciendo.. o hicieron.
—Buen día —sus labios quedan entreabiertos inconscientemente, iba a añadir algo pero se detuvo al escuchar murmullos de los gemelos Hall—. ¿Qué hacen allá en el fondo?
Ya estaba extrañada de que Aedus no se apareciera para desearle los buenos días, así que con tan solo verlos ni le importó matar la curiosidad de saber que están haciendo estos en un grupo.
Arthur rodea los ojos sacudiendo un humo que se asomaba junto a un Aedus de espaldas. Justo Adele llega para ser la salvación de los dos hermanos y estorbarle la vista a Blair.
—Hola querida, feliz día. Te tienen una sorpresa, así que coopera sentándote en esa mesa —la señala sin mirarme, ya que está asomada a ver lo que sea que le tienen a Blair.
—Gracias, Adele —gesticuló Aedus haciendo énfasis en cada cosa.
Blair hace un intento de sonrisa agachando sus cejas, toma asiento y ve que está Harper leyendo un libro.
—Hola Harper —La saludó mientras acariciaba la flor que Aline pudo sanar, estaba marchita.
—Hola cuñada —dijo bien entretenida con su libro.
—¿Ese es el apodo de todos ahora conmigo? ¿Ya no más Blair?
—Mhm.
Justo ahí se aparece su novio con un plato, en el había un desayuno novedoso que no se ha visto desde que llegaron a Ainstream; panqueques.
Blair los contempló con asombro para nada disimulado, a Aedus se le curvó los labios casi mostrando sus dientes al ver la reacción de ella.
—Gracias, ehh... ¿Por qué esto? —le susurró ella a él con una sonrisa de oreja a oreja, los demás estaban de fondo observando la escena casi a punto de llorar.
—Antes te quejabas de que querías desayunar panqueques por una vez en tu vida.
—Muy clasista de su parte —añadió Adam llevándose a la boca el cereal de frutas secas para tenerla sellada.
—Eso que importa —volvió a decir Aedus, embelesado por la reacción de Blair, que ya salió del estado de sorpresa.
A ella le sorprendió más, no solo porque sean panqueques, sino que los decoró con arándanos, miel y bananas.
Blair mira los panqueques por unos segundos evitando no ahogarse en la ternura que le causa este chico, y sin pensarlo ni dos veces decidió agradecérselo para agarrarlo de las mejillas de repente y unir sus labios con los de él en un beso intenso.
—Vale, guácala —Adele aparta la mirada haciendo un gesto de querer enterrar su dedo en la garganta y vomitar, acto seguido le robó el desayuno a su hermano.
Zuri da unos pequeños aplausos a la escena entrando con manzanas verdes en una bolsa, eran demasiadas, y Aline estaba a su lado cruzando su brazo con el de ella.
Blair separó sus labios de los de Aedus para plantarle un beso corto aún con la respiración agitada, y le susurró algo sobre agradecerle.
Ya rato después, había un grupo en el exterior de la pequeña casa medio abandonada en la parte trasera, Zuri estaba contándole a Blair como le fue yendo hoy a Ainstream, estando en el grupo Aline, Adele y Adam.
Por el otro lado, había otro grupo donde estaban los restantes, Arthur, Aedus y Harper hablando, y justo cuando el grupo se separa para ir a llevar sus platos a la cocina. Blair sonríe mirando a la nada mientras en la boca tenía uno de los arándanos que tenía el panqueque de ojos, Aedus le hizo una carita feliz.
Hablando del aludido, este se acerca a Blair sentándose a su lado en cuanto ya están los dos solos, y agarró una de las piernas de Blair para colocarla rápidamente encima de él.
—Más cómodo —murmuró mirándola, esta rodeó los ojos dejando el plato en la pequeña mesita—. ¿Por qué te despertaste tarde?
—No lo sé, tuve una pesadilla... pero es extraño. No me asusté, mejor aún, me levanté con ánimo, es como si no fuese una pesadilla, me desperté tarde.
—Puedes contarmela si quieres.
Ella lo consideró por un momento, no quería quitarle lo un poco rosita que se está volviendo el día con una simple pesadilla. Pero al final optó por contársela, con una frase motivadora de que el mundo de rosa no existe.
—Había una chica, que vestía como con ropa de cazador, y se parecía un montón a mí, claro. Tenía el pelo lacio y se veía muy guapa, no más que yo, por si acaso —se señala a ella misma mirando a su novio que sonrió al oír lo último—, y corría por un bosque parecido a este, pasaron más cosas pero no me acuerdo ya.
Su sonrisa se desvanece poco a poco, quizás analizando mejor el sueño que tuvo Blair, y frunció un poco el ceño, no del todo contento.
—Quizás no es un sueño del todo, no sé por qué... pero siento que se me hace familiar lo que me dices —Blair asintió empezando a jugar con el labio inferior de Aedus ahora que está callado pensando en algo. Este le agarra la mano por la muñeca y le da un beso rápido—. De acuerdo, juguetona, esto sonará raro pero, quiero pedirte autorización para poder entrar a tú mente.
—¿Y eso por qué? —Blair frunció el ceño.
—No exactamente en ella pero sí en dónde pasó esa pesadilla, así puedo ver lo mismo que tú y quizás intentar averiguar qué será lo qué sucede. ¿Confías en mí?
Blair parpadea dos veces y al final asintió una vez con la cabeza.
—Está bien.
Ella se remojó los labios, lista para cuando sea que Aedus entre a su mente y poder ver aquel sueño, este se incorpora quedando frente a ella por completo
—Piensa en la pesadilla, no dejes de hacerlo o puedo perderme en otra cosa y así se me complicaría buscarla.
Y lo obedeció, Aedus agarró una mano de Blair con sus dos manos y cerró sus ojos, justo a ella le llegó a la mente aquella pesadilla con claridad, todo lo que se había olvidado.
En cuanto Blair los abrió sospechando la ausencia de la mano de Aedus, empezó a buscarlo por todos lados con la mirada.
—¿Aedus? —se puso de pie de inmediato, al voltearse para ir corriendo adentro de la casa, habían gatos.
Ella se quedó quieta al instante mirándolos con el ceño fruncido. Los tres gatos se transformaron en humanos dejando un humo brillante de colores como rojo y negro.
—¿Usted es Blair Myers, señorita? —los dos de inmediato empiezan a jalarla de los brazos por detrás para unirla con un lazo mágico. Blair empieza a crear una mueca del dolor ya que en su piel empieza a arderle.
—¿Qué es lo que quieren? ¿Dónde está Aedus? —esta empieza a forcejear evitando que la toquen, pero ya sus pies estaban siendo automáticamente controlados por uno de los guardias.
—Él estará bien, la está esperando.
El guardia con su espada empieza a formar un círculo en el aire, poco a poco la punta de la espada deja escapar un aura roja hasta formar un círculo de portal, desde aquí Blair conoce a dónde la llevarán. Al parecer se trata del castillo de la reina oscura.
Los ojos de Blair miraban todo su alrededor, era un castillo demasiado grande, si ese era el de Alicia, ni se podía imaginar de qué tamaño serían los demás castillos.
Hablando de la reina de Roma, esta aparece con una sonrisa perfectamente estirada ocultando sus malévolas intenciones en ella. Blair frunció el ceño mirando su vestimenta.
Un vestido de color rojo vino haciendo juego con sus labios pintados de ese mismo color, el vestido era uno de época pero más exagerado. Al parecer tenía puesto debajo un corset, Blair desconocía ese tipo de vestimentas de época.
Alicia al llegar a la distancia exacta para poder contemplar su objetivo del día, coloca su mano en la mejilla de Blair, esta empezó a sentir sus uñas recordando a unas garras de una bruja malvada lastimando su mejilla.
—No me toques —masculló Blair con repugnancia, detestando el tacto.
—Ese no es el vocabulario que debes de utilizar para alguien que te permitió la entrada a este pueblo, señorita Myers. Si hubiera sabido que entraste aquí te expulsaría de este mundo de la peor forma que puedes imaginar —contestó relajada jugando con uno de los rizos de Blair—. Muñeca.
—¿Dónde está él? —Ella ignoró por completo aquellos comentarios de la reina demostrando su cero importancia.
Alicia alzó las cejas con incredulidad.
—¿Tan pronto y ya quiere verlo? Vaya que me sorprende mucho el amor, cada día... —murmuró alejándose quedando de espaldas de aquella chica y se acercó a un señor de media estatura que se mantenía tortuosamente en pose militar desde que Blair entró.
—Llévanos a donde está él otro.
—Sí, su majestad.
Caminaron los guardias que tenían agarrando de forma brusca a Blair, el que al parecer es mayordomo de Alicia, y ella detrás teniéndola Blair de espaldas, la miró con disgusto.
Blair intenta no esperarse algo malo que vaya hacerle, mejor espera que Aedus o los demás tengan un plan para sacarlos de este lugar cuanto antes.
Bajaron las escaleras más abandonadas del castillo, hasta ver lo que parece ser una cárcel, las cejas de Blair se arrugaron con preocupación de que Aedus esté en una de esas, lo buscó con la mirada con desesperación.
—¡Deja de moverte! —le susurra uno de los guardias apretándole el brazo a Blair, esta intenta soltarse de sus agarres a pesar de tener las manos apresadas.
Alicia escucha con claridad los quejidos de Blair por el esfuerzo que hace para soltarse, esta se voltea de inmediato acercándose a Blair poco a poco, ella se detuvo poco a poco perdiendo el esfuerzo en cuanto vio que la mirada de Alicia era seria.
—Qué tonta eres, creyendo que de ese modo podrás hacer algo por tú vida y salvar a tú novio —murmura volteandose de regreso y continúa caminando hasta verlo junto a un par de guardias más—. Y hablando del rey de Roma...
La misma sonrisa que le dedicó a Blair se dibujó en el rostro de Alicia ante Aedus, qué sí se preguntan, ¿qué hace él? Pues está en un rincón de la celda sentado mirando a la nada mientras mira sus nudillos, que están heridos por las veces que de seguro intentó escapar.
Blair lo mira con el corazón roto aquellas manos, pero no dice nada, ella sabe con quién se estaría enfrentado.
—¿Qué tal te va con la vida del "humano" Aedus? Un gusto que estrenes esta celda otra vez —esbozó una sonrisa de labios cerrados, Aedus se pone de pie en busca de Blair, de inmediato la ve y se acerca lo más que puede.
Ambos mantuvieron el contacto visual sin importarle lo que pasara fuera, tenían ganas de poder estar juntos otra vez. Ambas miradas gritaban lo mucho que se necesitaban salir de aquí juntos como si pasaran mucho rato sin poder verse, cosa que en verdad no es así, pero al parecer este amor los consume poco a poco hasta estos extremos que a Blair le han parecido sorprendentes, algo que ella jamás ha sentido de ese modo por nadie.
—Suéltala, lo que sea que tengas conmigo a ella no la metas, Alicia —murmuró con enfado sin dejar de mirar a su chica, y cuando lo hizo, ya le había replicado a Alicia.
—Debieron de pensar un poco antes de usar la cabeza, aunque fue buena idea que aquel librito te haya atraído aquí, Blair —remarcó el nombre de la aludida, que mantenía todavía su mirada en Aedus todavía.
Como Alicia se percató de la ausencia de voz de Blair en la celda, con curiosidad observó las miradas que van compartiendo Aedus contra ella, sospechó de inmediato un intento de truco de vampiro de parte de Aedus y extiende su mano sin mucho esfuerzo moviendo sus dedos hacia él.
Una aura oscura con partículas rojas aparece conforme Alicia mueve sus dedos lentamente, acto seguido, la reina se acerca a la misma velocidad hasta que sus manos quedan cerca de la frente de Aedus, que empieza a ponerse oscura poco a poco como una piel podrida.
Aedus hizo un esfuerzo en alejarse de su magia o apartarla, pero al final terminó soltando un quejido del dolor por el esfuerzo. La reina intenta congelar su cerebro para que así caiga al suelo de forma que parece en estado de muerte por sus labios pálidos.
Blair nuevamente ha intentado liberarse del agarre brusco y fuerte de los guardias, cuando pudo hacerlo, pateando la entrepierna de uno de ellos, ya la detuvieron de nuevo. Estaba desesperada, quería saber qué fue lo que le hicieron, no quería imaginarse que acababa de terminar con su vida.
—¡No, no, no! ¡¿Qué demonios le hiciste?! Aed... —exclamó en voz alta desesperada con los ojos escocidos, hasta que la risita pequeña de la reina oscura hizo eco en toda la sala.
—Él estará bien, pequeña ovejita, solo lo mandé a dormir, a ver si puede dejar de estorbarnos. Pronto podrás estar con él —rodeó los ojos de forma divertida y se volteó, empezó a caminar a la salida de la celda con Blair apresada por los guardias detrás de ella.
El encanto y la diversión de la reina por estos momentos se refleja en su caminar, una sonrisa malvada aparece en sus labios manteniéndose hasta llegar de regreso a donde está su trono.
Blair mira a sus espaldas, recordando la escena que había visto de Aedus, aún pensando si él estará bien todavía.
Justo la reina pide algo en un idioma que la chica desconocía, al parecer se trataba de algo en alemán ya que de inmediato soltaron a Blair y la sentaron en un asiento donde sus tobillos y muñecas estaban atadas por un lazo rojo que brillaba tanto como una luz neón.
Blair mira sus muñecas atadas con rareza por la novedad de esta forma de seguridad, y de inmediato miró a Alicia.
—¿Qué harás conmigo ahora?
Esta se sienta en el trono tarareando una canción, esboza una sonrisa dulce en cuanto cruza sus piernas en una pose femenina, observando a Blair, que está en frente suyo, luego a su mayordomo.
—Dile a Mary que me traiga un café y a ella... un vaso con agua, lo necesitará —le guiña un ojo a Blair, que se quedó mirándola con el ceño fruncido de arriba abajo.
—Sí, su majestad.
Se retiró de inmediato yendo a pasarle la información a Maryland, Alicia lo mira irse, y espera el momento adecuado para poder hablar con Blair.
—Dime ahora, cariño.
—No me digas _cariño_ Alicia, y mejor di que es lo que quieres con Aedus y conmigo.
—Bieeen, de acuerdo —otra vez otra sonrisa relajada—. No sé qué es lo que hacen los cazadores y tú para atraer a dicho vampiro, este tipo de romances no se han visto desde hace cien siglos...
El ceño de Blair se frunce en confusión.
—¿A qué te refieres?
—Verdad —Alicia alzó sus cejas como respuesta— perdón, empecé mal.
Justo ahí llegaron con el café y el vaso de agua, lo colocaron en una mesita cercana a Blair, que rodeó los ojos, porque de inmediato pensó que con qué manos iba a agarrar aquel gran vaso lleno hasta arriba de agua.
Alicia agradeció en voz baja y miró a Mary retirarse, mientras iba desapareciendo de la gran sala, tomó un sorbo de su café y lo dejó donde estaba con delicadeza.
—Bien —esta toma un suspiro leve y empieza—, tus padres Blair, son cazadores.
Blair gira un poco su cabeza con incredulidad ante lo que acaba de oír, sus cejas poco a poco se alzan aún dudando de lo que acaba de decir.
—¿Y qué te crees tú que ganas contándome sobre mis padres? No te creo ni una mierda.
Alicia soltó una pequeña carcajada colocando su mano en su muslo.
—Sabía que vendría esta respuesta... —susurró para ella misma y sin ningún problema le buscó la solución—. Estás aquí, porque quiero que sepas de quién eres en verdad, porque tus padres te tienen metida en la cabeza una vida que no es la que verdaderamente tiene que ser. Te están ocultando algo tan grande que puede hacer desconocerte a ti misma y quién eres en verdad.
—¿Me... me estás haciendo una broma? Tú ni siquiera has visto a mis padres jamás en tú vida.
—¿Cuántos años crees que tengo en la tierra, Blair? ¿Uno solo? Porque es más de lo que te imaginas, conozco a todo el mundo, en especial a Austin Myers.
Los labios de Blair se entreabren un poco por lo que le acaba de decir, no quiere sospechar que ella le dirá algo que podrá ser cierto.
—¿Y por qué te preocupa tanto lo que me pase a mí?
—Ya quisieras tú que me preocupara de tú vida, más adelante cuando escuches esta historia, podrás comprender todo.
Alicia se aclara la garganta, lista para dejar la sala en silencio con una historia de su pasado, una que podrá ser leída con detalles...
Alicia Darkness.
Todos los adultos o ancianos hemos confirmado que nuestra época mientras más era más antigua es menos peligrosa y con menos gente llena de maldad.
Y tiene razón. Con forme iba pasando las décadas, los siglos, los años. Podía ver los cambios en la humanidad.
Dos siglos atrás, para nosotros los demonios era un poco raro lograr tener nuestras víctimas. Si habitaban malos, pero siempre estaban ocultos en algún lado ¿O solo éramos nosotros los únicos malos en la tierra?
Disfrutaba hacer maldad. Detestaba todos los defectos de las personas, las despreciaba. Y para mí hacer el daño, darle un poco de cambios a la humanidad es lo mío.
Mi deber siendo hija de Lilith era el mismo que el de mis hermanas. Lo mío era seducir a los hombres y de ellos obtener mi propio reino de vampiros.
Y como dije anteriormente, lo disfrutaba. Una de las tácticas que todo demonio podía utilizar era hacerse pasar por un humano, otros como son fantasmas, tienen que entrar en cuerpos de humanos como para lograrlo.
Yo no, mi apariencia física siempre fue de humana. Como atraigo a los hombres, tengo cierto nivel de belleza y atracción hacía ellos. Labios carnosos y un poco gruesos, nariz recta, cabello ondulado largo y castaño, pestañas largas, ojos grandes con un hermoso brillo de un color avellana... y lo que a todos los hombres en mis años solo se fijaban —en especial si eres un tremendo machista—: un cuerpo envidiable.
Vestía de la mejor calidad, y era reconocida en mi pueblo como una buena y humilde mujer.
Un veintiocho de abril del 1863 conocí a quien ahora se le llamaba Austin Myers, en otros tiempos... su nombre era Brent.
Me daba cierta curiosidad este caballero, pero nada de ningún interés con él en amor. Pero era atractivo, su piel tenía cierto bronceado que llevaba al color caramelo. Y por lo menos, sigue aquí en Washington, porque personas de ese tono de piel las humillan, las maltratan. E incluso las destierran del pueblo.
Me dedicaba a vender flores en un puesto cerca de un parque, tenía dos empleos, este por la mañana y otro por la tarde vendiendo frutas.
Ahí fue cuando lo conocí y después de ahí no dejaba de ir a mi puesto casi todos los días. Su aspecto siempre lucía de un hermoso joven, sin importar su tono de piel.
Austin Myers pasa sus uñas por su ligera barba rascándola un poco, estaba indeciso esta vez en cuál flor agarrar.
—Buenos días, señorita Downey —me besa la palma de la mano y yo hago una pequeña reverencia agachándome un poco junto a una dulce sonrisa. Para mi poca sorpresa, estaba hipnotizado al verme, no sacaba sus ojos de encima mío—. Me gustaría saber cuáles flores usted me recomendaría.
—Por supuesto —asentí entrando a mi puesto nuevamente—. Le recomendaría las amapolas. Son muy hermosas.
—Me gustan, y cusco una de buen olor de flores para mi madre. Iré a visitarla a la casa de salud.
—¡Oh vaya! ¿Y qué tiene su madre? —murmuré preocupada empezando a preparar el ramo con amapolas y flores de lavanda.
—Últimamente se ha estado debilitando mucho, lo consideran que puede ser vértigo pero no estoy seguro.
Puse una mueca de desagrado total por su situación y le pasé el ramo.
—Espero que se mejore su madre, señor Myers.
—Aquí tiene —él me entrega exactamente lo que cuesta el ramo, pero lo rechacé.
—Lo necesitará más que yo, créame —de repente al hacer aquella muestra de afecto. Pensaba y juraba para mi misma en mi mente que lo hacía solo para ganarme su confianza.
Nunca haría algo así, estaría fuera de mi personalidad ayudar a los demás de este modo. Y no sé cómo sin pensarlo y sin dejar de observar aquellos ojos del señor Myers, le había rechazado el dinero.
¿Qué carajos me pasa?
En cuánto el señor Myers me insistió y luego se fue, le resté importancia. De todos modos, ni lo necesito yo tampoco, a todos los humanos les encanta el dinero.
Pasaron los días, semanas... y meses. Y el señor Myers de vez en cuando me lo encontraba, de vez en cuando hablábamos y llegábamos a dar una pequeña caminata.
Hasta que un día, accidentalmente me pasé de la confianza y de la relación que llevábamos y lo había besado.
Y era tan ridículo pero a la vez absurdamente deseable de mi parte. Y me reveló que yo también le gustaba a él, pero no podía seguir con esa relación, no podía traicionar a mi ama.
Todavía seguía con las dudas en ese entonces de cómo me fijé en el, en todas las personas en el mundo y después de dos siglos después me fijé en una persona. Y una que superó por completo a mi relación anterior de hace más de cien años con Aldrich el traidor, quién ahora es el Rey de los cazadores de sobrenaturales.
Por culpa de Aldrich aprendí a no confiar en nadie, ni en humanos, ni tampoco en esos repugnantes cazadores.
Retrocediendo a mi tema anterior, porque este me está sacando de los nervios:
Al día siguiente le había dejado una carta, de despedida a Austin, para que no me buscara, solo supiera que me tenía que mudar, ya era tarde. Había cometido un error en el que claramente recibí mi queja, pero mi madre me lo perdonó.
El treinta de agosto del 1880 a la noche me habían tocado el pestillo en mi casa cuatro veces. Encendí la lampara y fui de camino con ella hasta la puerta para saber de que se trataba.
Y ahí estaba él, de regreso. Y esta vez diferente, más apuesto, y con el cabello un poco más húmedo debido a la lluvia que hubo hace unos minutos atrás.
—¿Austin? —estaba sorprendida por verlo y lo invité a pasar de inmediato— ¿Cómo supiste que estaría aquí? ¡No te mojes, entra!
Él me da un abrazo el cuál yo dudándolo un poco se lo correspondí, no lo notaba con buen ánimo como antes, pero pensé que estaría cansado que sería lo más obvio, eran como más o menos las once de la madrugada. Y me vino a buscar a mí.
No sabía ni cómo sentirme.
—¿Cómo estás, Alicia? —mi pequeña sonrisa medio forzada se desvanece en cuánto oigo mi verdadero nombre salir de sus lamentablemente bellos labios.
—¿De qué hablas? —y justo cuando sentí un poco de ardor, ya sabía que venía, me aparté de inmediato de él.
Sal, a los demonios no les agrada la sal.
—Yo sé quién eres en realidad. Y no puedo creer que estaba juntándome con alguien como tú, estaba cerca del peligro, cerca de ser una de tus presas —me aparté a pasos lentos con las manos levantadas en son de paz.
—Trabajas para Aldrich —intenté adivinar, y cómo se quedó callado, parece que así era. Y la daga oscura que llevaba en la mano para matarme me lo dejaba bien claro.
Caza demonios.
Suspiré apretando los labios.
—Austin, lo que sea que te haya dicho está claro que tiene una explicación. Por favor, escúch...
¡Tonterías pedirle aquello! Él comenzó a perseguirme como un psicópata envenenado de lo que él maldito de Aldrich le haya dicho.
Yo me esfumé en el dormitorio dejando unas pequeñas partículas de humo negro como rastro, y me encerré ahí, comenzando a bloquear la puerta con todo lo pesado que podía tener a pesar de que todo es madera aquí y se rompería con facilidad.
Austin tenía bastante fuerza, podía romper todo, y solo me quedaba hacer fuerza y empujar más cosas del dormitorio.
Y luego huí por la única ventana que tenía, salté de esta y empecé a correr descalza entrando por el bosque.
Podía pelear con él, pero tener sal y una daga sería ir a por la boca del lobo, y no estaba lista, tampoco estaba lista para lastimarlo, por dentro yo lo amaba, y lo sabía. Mi madre lo sabía, pero ella sabía que Austin sería alguien de quien yo me olvidaría.
De repente en el bosque mientras corría sin parar, una chica joven y hermosa comenzó a soltar una risotada lista para clavarme en el pecho dicha daga y agarrándome del cuello.
Austin llegó a toda velocidad, y le agradeció en voz baja a su compañera con un apodo que me afectó, y mucho.
"Amor".
Y durante todo ese tiempo, yo era tan ingenua, y solo por amor, pensando que él volvió por mí, que me quería a mí y seguro solo se fue con otra.
Con toda mi fuerza desatada me transformé en quien en verdad era, todas las venas de mi piel se remarcaban y esta parecía piel muerta
y bastante pálida, mis ojos negros llenos de fuego e ira que, empezaba a bajar sangre de ellos, y mis dientes eran solo unos afilados en reemplazo.
Mi furia estaba desatada, y ya su plan de querer capturarme se iba a ir a la mierda.
El sonido de mi voz susurrar ciertas palabras para hacerlos quedar hipnotizados hacia mí los deja totalmente inmóviles, y a la primera a la que agarré era a la chica quien me capturó.
La levanté con una sola mano quedando a mi cara, ya que mi altura creció, y con el ceño fruncido empecé a hacer que de todos los huecos de su cuerpo empezara a desangrarse.
Clavé en su pecho una de mis garras de mis dedos. Hasta que al parecer el único quien pudo salir de mi hipnosis, fue Austin.
—¡Alicia! ¡Detente porfavor! ¡O será peor todo después! —grita apresuradamente, y por primera vez, me llenaba de placer verlo asustado y sin nada por como detenerme.
Lo miré fijamente con una pequeña sonrisa.
—Me gustaría entonces ver cómo todo será peor, Austin.
Y le arranqué el corazón a ella, en su cara. Luego al hacerlo, la chica cayó muerta y con un grande hueco en el centro de su pecho.
Con un dedo y descaradamente en frente suyo, chupé toda la sangre que tenía el corazón que seguía latiendo cada vez menos.
Muy gustosa me remojo los labios, y me lo comí el corazón a una mordida, y se lo tiré en la cara después.
Me quería reír en su cara.
Y de repente guardé la calma, ya mi aspecto volvió al de antes poco a poco.
Me quedo mirando el cadáver de la chica con los labios entreabiertos y perdida. Es como si de repente guardando la calma tuviera consciencia ya de mis actos y de lo que hice.
No podía pedir perdón, era imperdonable lo que había hecho y en frente de Austin. Estaba destrozado.
Una pequeña parte de mi se sentía bien, pero había otra que se arrepentía de ello, y no me quedaba de otra que esfumarme al infierno.
Me sentía perdida, desubicada y sin ninguna idea de cómo haber reaccionado. Es como si tuviera dos lados de mi misma en el que uno es más vulnerable y el otro más, cruel y duro consigo mismo.
Ya en el infierno, supongo que por los efectos de la maldad que causé, estaba muerta a carcajadas.
Y pasé a un puesto más mayor, más importante. Porque era una de sus mujeres favoritas. Y porque me necesitaba, sabía que yo siempre la obedecía.
Ahora en la actualidad soy una reina. Una de las reinas de un pueblo de brujas y licántropos al que me siento satisfecha, me siento mejor que lidiar con humanoides. Me siento mejor que hacer de las peores cosas que hacía.
A veces... extraño mis viejos tiempos, otras veces me gusta ser reina y solo estar en paz por ciertos tiempos. Sin tener que fastidiar a nadie, nada más que a mis brujas y mis demonios cuando rompen de mis reglas.
Narración Omnisciente.
Blair se queda observando a Alicia con estupefacción, no podía creer lo que le habían contado. Apenas pudo parpadear, pero su cuerpo estaba congelado, y ella de seguro pálida de la noticia.
No podía creer que su padre era... o es un cazademonios, no, siempre lo vió como una persona normal, común, apasionada por el trabajo. No un ser sobrenatural como todos estos.
Y de pronto, se le vino a la mente la charla de su hermano.
—Eso... no puede ser... yo... yo hablé con Christopher, y él...
—¿Te iba a decir algo sobre esto? Lo sé, pero evité que no lo hiciera con un poquito de magia, soy yo quién tengo que decírtelo —lo último lo dijo con firmeza, como con unas chispas de venganza por dentro.
Blair de pronto pudo juntar un poco de la inmensa cantidad de piezas que había que unir para poder saber qué pasaba aquí. Alicia le está contando todo esto porque sabe que en verdad le corresponde a sus padres, y ellos jamás lo hicieron. Ella quiere que Blair deteste a sus padres, quiere que sus padres pierdan una de las cosas que ellos más aman.
Sus hijos.
Y lo está logrando casi con éxito, porque las cejas de Blair se arrugaron, pensando en cómo esto pudo haber pasado.
—No es cierto, me quieres separar de mis padres, es eso, no es cier... —se repitió de inmediato negando con la cabeza.
Alicia se coloca de pie y de sus manos mágicamente aparece una caja.
Aquella caja era la misma que el álbum de bodas de su madre, Blair lo mira llamándole por completo la agencia y reconociéndolo sin ningún esfuerzo. Alicia con su mano libre la mueve en círculos de forma rápida y chasquea sus dedos abriendo un portal a la tierra.
Todo esto lo hace mientras camina, y al estar cerca de Blair, le muestra aquel pequeño portal, donde está el armario de sus padres que Blair reconoció de inmediato.
—De casualidad... —Alicia con una sonrisa forzada reflejando en sus ojos el odio, acto seguido acerca su mano y empieza a rebuscar en aquel armario— ¿Tus padres te contaron algo más sobre su pasado?
—Solo... solo la boda, jamás quisieron contarme.
Blair aún seguía uniendo piezas, recordando al principio cuando su mamá se alteró con que jamás volviera a Mainstream, ella quería evitar esto, quería seguir mintiéndole a su hija. Y eso empezaba a enfurecer mucho a la chica.
Se empieza a ver como la mano de Alicia toca una esquina de la pared del armario, y al golpearla sin ningún esfuerzo como si fuese una ventana de cristal, logró sacar de ahí un cofre antiguo con aquel símbolo que le hacía familiar a Blair.
Esa era la firma de su madre, la que ella estaba cansada de ver.
—Las acciones muestran más que mil palabras, Blair Myers —dijo Alicia finalmente quitando las cerraduras rojas de las muñecas de Blair y le coloca en una mesa todas las pruebas.
Blair con inseguridad, acerca sus manos primero al álbum de fotos, al abrirlo, el olor a antiguo empieza a invadir sus fosas nasales, se ve una capa gruesa de polvo en la tapa del álbum que ella solo ignoró.
En el álbum habían fotos de lo que parece ser una academia, esos eran sus padres de jóvenes, ella los podía identificar bien.
—Esto... no puede ser posible —susurró ella casi al punto de querer sentirse decepcionada—. ¿Estos son mis padres?
—Unos cazadores, y no te decepciones mucho, por lo menos, eran muy buenos, tú mamá de hecho acabó con una gran parte de mis demonios. Y por eso.. pues me las va a pagar muy caro —abrió el cofre y sacó con delicadeza lo que estaba ahí.
Al menos Blair se sentía un poco tranquila al saber que ellos batallaban contra el mal, cazaban demonios... pero le disgustaba por completo el hecho de que le ocultaran esto a su hija.
Hasta que Blair de inmediato, frunció el ceño terminando las páginas del álbum, lo cerró y fue a por el cofre.
—¿Nacieron siendo cazadores?
—Nacieron de padres cazadores, tus abuelos, así que sí —asintió confirmando su duda.
Blair de inmediato le llegó a la mente su abuela, no se lo esperaba de ella mucho menos. «¿Cómo es que lo fingen tan bien?» pensó ella, negó con la cabeza mirando brazaletes antiguos de su madre. Uno tenía la letra A junto a un "Hunters Forever" mientras que el otro tenía lo mismo solo que con la letra C de Celia, el nombre de la madre de Blair.
—Una vez escuché de ella decir que le encantaba hacer brazaletes de pequeña —susurró mirando los brazaletes y suspira dejándolos.
—Los compartía con Austin, eran mejores amigos al principio.
—¿Y cómo es eso de que estabas enamorada de él y así viceversa? —pregunta ella frunciendo el ceño.
—A ver, no todos somos buenos en la vida, tenemos nuestro lado oscuro, nuestros... defectos...
—Sí, así yo justifico cuando me preguntan cómo me enamoré de Aedus —Blair rodeó los ojos con enfado intentando por un momento dejarlo atrás a pesar de todo esto, pero es imposible.
—Su nombre verdadero es Brent entonces... ¿ese es el nombre verdadero de mi padre? ¿Hasta eso hizo? —frunció el ceño dejando todo en la mesa.
—Sí, ese es su verdadero nombre, pero hace ya un siglo atrás que decidió llamarse Austin.
—Un siglo —soltó la aludida una risa irónica, llevándose una mano a la frente.
—Son más viejos que tú novio —Alicia le siguió la risa en burla y le quitó las pruebas.
A Blair no le pareció para nada gracioso, mejor se mantuvo en silencio, aguantándose las lágrimas, no podía llorar en frente de la reina más oscura, la reina de las sombras de este pueblo. Y mucho menos solo por el hecho de que sus padres ocultan algo grande de su pasado, y no solo ellos, sus abuelos. Blair se sintió cómo si le miraran la cara de estúpida.
Se puso a seguir encajando y recordando más cosas que daban sospechas claras de todo este secreto, y de inmediato pensó en la más importante de todas.
Alicia desde un principio dijo que esto hará que Blair piense en quién es ella, la hará perder la identidad que se supone que ella tenía...
Como si se le encendiera una bombilla en la cabeza, miró a Alicia.
—¿Entonces yo...
—Ya iba a entrar a esa parte —susurró la reina guardando todo y lo coloca cómo está en los mismos lugares—, pero sí. Significa que eres una cazadora.
—Eso no es cierto —Blair soltó de inmediato una risa nerviosa— ¿Si tanto odias a los cazadores... qué hago aquí? No entiendo, no soy como ellos, soy humana.
Alicia apretó sus labios.
—Eso es porque... tú no eres una cazadora todavía, la leyenda dice que la primera cacería de los de tú especie, es a los dieciocho.
Ahí fue cuando Blair sintió que su cerebro iba a colapsar con tantas malas noticias, y la peor de todas es esta, todas vienen de golpe leve al peor que puede recibir.
Ella no estaba para nada preparada y mucho menos satisfecha con que en unas semanas, su cumpleaños número dieciocho sería el peor de todos si hablamos
emocionalmente.
Intentó buscar una solución, creándose posibles soluciones en su cabeza tratando de buscar la luz al final del camino, y procedió a hacer otra pregunta:
—¿Voluntariamente o involuntariamente?
Alicia suspira cansina, casi al punto de querer rodear sus ojos.
—Ya vamos a empezar con la preguntadera, creo que deberías de tener un libro sobre esto y guiarte para lo que se venga.
—Esto... Esto no puede ser cierto, yo no nací para esto. ¡Siempre fui una humana normal, y mis padres lo son!
—¿Quieres que te traiga de regreso a Texas entonces para qué te aclares la mente? —Alicia se levanta acercándose a la chica poco a poco, cualquiera se quedaría sin un poco de paciencia. Pero la reina se veía igual de indiferente—. Vas a matar a tus dieciocho, quieras o no, y mientras pasen los meses se pondrá peor para tú cerebrito, la necesidad de matar, acabar con vidas de demonios. El desprecio...
—¿Mataré a Los cinco sangrientos?
—Sería muy divertido ver eso, así que sí es posible. Hasta tú amor por esos patéticos se podría desvanecer con los peores pensamientos de desprecio.
—No... yo no quiero...
—Al parecer decirte algo es como hablar con una nenita, no entienden, por eso odio a los niños —se encogió de hombros yendo a sentarse a su trono de regreso.
Blair mira a la nada, otra vez le ha vuelto a costar analizar todo esto, comprender hasta lo más mínimo.
Quería más pruebas, no unos simples álbumes y unas cajas que pueden ser más que magia, necesitaba algo más. Las lágrimas que contenía las quería eliminar, así que cerró sus ojos y tragó saliva.
—Y eso no es todo, deberíamos de hablar también de ese vampiro que tanto amas, tanto quemarías y acabarías con tal de salvarlo y verlo.
—Supones bien —opinó con firmeza Blair.
Alicia sonríe levantando las comisuras de sus labios de oreja a oreja, pero esa mirada cambia a algo más, malicia.
—¿Lo amas, no?
—Puede ser.
—¿Cómo amas a alguien así? Sí solo llevan días saliendo.
—Llevamos conociéndonos más de dos meses, desde mitad de septiembre prácticamente, así que no sé por qué te entrometes tanto.
—Los cinco sangrientos son mis dolores de cabeza cariño, es como cuidar a tus hermanitos, en este caso los demonios de mi madre Lilith.
Blair quería preguntarse qué era Lilith en el infierno, pero hacerle esa pregunta a Alicia no valía importancia en comparación con tantos golpes de noticias, así que solo prefirió mantenerse callada.
Estaba a punto de poner una de estas muecas de preocupación qué haces antes de llorar, pero solo bajó la cabeza, buscando calma y control.
—Yo... necesito descubrir todo esto de mi misma, informarme para cuando sea el día ya no se vuelva demasiado tarde, necesito que nos lleves a Texas, Alicia —ella no se podía creer que le estaba pidiendo aquello a la reina de la oscuridad, la que supone que quiere destruir la vida de las personas que le importa.
—¿Nos? —repitió la reina con incredulidad mientras se burlaba de la pobre chica— ¿A quiénes te refieres con eso, Myers?
—Es obvio que mis amigos y mi novio vendrán conmigo —decretó con obviedad debido a las burlas.
—Tú sola y tú amiguita delincuente —Blair supuso que se refería de "delincuente" por el piercing en la nariz—, parece que no te quedó claro que desterraré a Los cinco sangrientos, se irán con Lilith, y jamás los volverás a ver.
Justo cuando Blair escuchó ese "jamás los volverás a ver" de casualidad le empezó a cosquillear la palma de la mano, y cuando la intentó levantar como pudo para ver qué era lo que pasaba, se trataba de que estaban mandando un mensaje con un marcador de estos de agua que decía lo siguiente:
"Vendremos por ti, ella se equivoca"
- Zuri.
Blair quería esbozar una sonrisa de estas orgullosas, pero la situación no le permitió, así que solo con la silla intentó borrar con disimulo aquella pintura. Para no crear sospechas, dejó de mover su mano.
También le llamó la atención el hecho de que Alicia ordenó otra taza de café, pero ella veía el café diferente, no sé si es que Alicia no se da cuenta de que el café no parecía el mismo que la primera taza, pero Blair no mencionó nada.
—Sabías qué... —Alicia empieza a batir con la cuchara el café y tomó un sorbo sin sentir el calor del café, desde donde estaba Blair se veía todo el humo—. ¿Se decía que Aedus salía con tú madre? Pero lo que sí puedo confirmarte es que, él era cómplice de la mentira de tus padres, de que son cazadores. Aedus lo sabía todo desde un principio.
Blair enarcó una ceja lentamente, y antes de querer creer en sus palabras, le llegó a la mente el sueño de esta mañana, donde soñó con aquella mujer que se parecía a ella y que Aedus se le hacía familiar y quería averiguar que podría ser.
No dijo nada al respecto, y eso era debido a que Alicia suspiró por su cara desconcertada. Al colocarse de pie y dar unos cortos pasos a distancia prudente de la chica, esta hace unos movimientos con sus manos en círculos para abrir un portal.
—¿Tienes algo que le pertenezca a tú madre en su cuarto? —cerró sus ojos preguntando.
—Sí... pero tendrías que...
—Déjalo —la interrumpió cerrando sus ojos.
Cuando tiene el portal del dormitorio de su madre, esta saca un poco de cabello del cepillo de su madre, con tan solo extender su mano en el tocador.
Alicia desata con un movimiento sin esfuerzo la soga mágica que encerraba las muñecas de Blair y la pinchó en el dedo, una gota de sangre cae encima del cabello que está en el brazo de la silla.
Con un chasquido, de sus manos sale un pequeño frasco de sangre, pero el carmesí era tan oscuro que se asemejaba al del vino.
Blair se incorporó algo asustada al ver que Alicia se atrevió a hacer todo esto para demostrar con pruebas, lo que le asustaba a la chica era que, en algún momento estas pruebas parecieran reales.
—No tengo el cabello de tú extraordinario novio para completar, pero de algo servirá —dejó caer una pequeña gota, y con tan solo esas dos pequeñas gotas, el cabello se humedece en la sangre.
Parecía como si fuese un reparador milagroso para crecer el cabello en segundos, el cabello empezó a crecer transformándose en una especie de hilo de sangre que cuando hizo tacto con la piel de Blair, esta empezó a ver algo.
Todo comenzó a salir a la luz como el agua corriendo en una cascada, muchos recuerdos que tan solo le costó a la chica segundos para comprender todos uno por uno.
Fuera de que la cabeza de Blair esté en procesos de estallar, Alicia la contemplaba con una sonrisa forzada y agresiva, el hilo se enrollaba en su brazo hasta hacer un recorrido por toda su cabeza y enrollarse en ella.
Al parecer la reina era la que decidía que quería que Blair viera de sus padres y de Aedus, pero Alicia no tuvo miedo en que mejor viera todo, que la chica no saliera de este palacio sin una verdad en la cabeza.
Una de las imágenes mostraba a su madre riéndose al lado de la cara tan familiar de Aedus, y los recuerdos fueron avanzando hasta una especie de pelea entre lo que parece ser su padre con el chico. Las voces no se escuchaban con claridad en el recuerdo de su madre, y fue lo más corto que vio.
Y todos los recuerdos dejaron de aparecer luego de que llegó uno de su padre con una vestimenta de cazador dándole un beso a un vientre desarrollándose por un embarazo. Blair no presentía que era el de ella, seguro el de su hermano.
Reaccionó parpadeando con rapidez, el hilo explota como un globo al ser tocado por una aguja.
Blair tenía demasiado ahora que analizar, sentía como si su cerebro ya no podía recibir tantas noticias. Una lágrima salada y ardiente se resbaló por su mejilla hasta quedarse en el mentón y caer en su ropa.
Su cabeza se sacudía de un lado a otro lentamente teniendo todas estas escenas en la cabeza, todo esto de que es otra vida muy distinta a lo que ella creía que era. Y de pronto, más lágrimas bajan, descargando todo el peso que tenía por su pequeño fragmento de orgullo que tenía guardado en frente de la reina.
Alicia se voltea quedando de espaldas dándole sorbos a su café, hasta que de repente dejó caer la cuchara, Blair ignoró todo su alrededor intentando soltarse de esa silla con desesperación, necesitaba salir de aquella pesadilla en la que vivía y pensar que todo esto es mentira, que solo es Alicia intentando engañar su cabeza.
Y hablando de la reina, esta se había desmayado cayendo al suelo...
¿Los guardias? Blair dejó de sollozar y forcejear en cuanto uno de ellos cae aventado a la pared con una clase de telequinesis fuerte y poderosa. Se trataba de la entrada de Zuri, en una de sus fosas nasales se resbalaba un hilo de sangre que bajaba hasta sus labios, se los remojó y entró a la sala.
Blair respiró agitada al verla, necesitaba salir de aquí, y que ella había llegado era su salvación.
—Zuri, ¿Cómo..? —intentó Blair explicarle con una sonrisa aliviada.
—No hay tiempo para eso cariño. ¡Delle, encárgate de ella! —exclamó Zuri mirando a Adele, que me pareció extraño que le haya puesto aquel apellido a la aludida.
Esta estaba clavándole una espada robada a un guardia en el pecho, como los guardias son controlados por Alicia, en sí todos quedaron en el mismo estado que la reina, no podrán despertar al menos de que ella lo haga.
En cuánto empieza a cargar a Alicia, Adele hace un quejido, ambas pensábamos que se trataba de que pesaba mucho, pero al parecer se ha rasguñado con las uñas de la reina, y cayó al suelo rendida en el mismo sueño.
—¡Mierda! —Zuri me desató primero y corrió de inmediato a dónde Adele, yo me acerqué igual solo que agarré lo que se supone que eran mis pertenencias.
—Zuri... tenemos que irnos de aquí, Alicia quiere sacarnos pero...
—Tenemos la respuesta para salir de aquí, ese portal que hicimos le faltaba algo o iba a fallar, le pedí ayuda a la amiga de mi hermana —murmuró cargando a Adele, agarró un crucifijo y una botella de lo que parece ser agua bendita para rociar de ella.
De inmediato al terminar, acomodó un mechón del cabello de la chica detrás de la oreja y suspiró.
Blair se quedó mirándolas a ambas, callada, piensa que su amiga está experimentando algo como cuando estuvieron juntas una vez. Ella lo sospecha, y estaría orgullosa si no fuese porque ya está dudando de los cinco sangrientos.
—La cargaré, aunque me cueste —mientras lo hacía, con mucho trabajo terminó de completar la frase—, tenemos que irnos, los demás están sacando a Aedus.
Blair apartó la mirada bajando la cabeza al oír aquel nombre, nada más le llegaba a la mente los recuerdos de cuando estaba con su madre. No con otra persona, era su madre.
—Alicia quiere llevar a Los cinco sangrientos al infierno, va a despertar pronto así que tenemos que salir de aquí —dijo en voz baja saliendo de una larga serie de pasillos con su amiga al lado, intentó ayudar con cargar a Adele—. Necesito decirte esto.
Hasta aquí dejo todo, porque sino el capítulo se nos hace mucho más extenso, ¡gracias a ti por leer! 💫
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro