|| Capítulo 22 ||
22- CAPÍTULO
"LA VENGANZA"
Narración Omnisciente.
🗓️: 24 de noviembre del 2023
La reina Alicia se coloca de pie observando con cierta admiración una vitrina en la que guarda artefactos antiguos. Es lo que hace cuando está algo frustrada, o necesita pensar en algún plan.
Y vaya que necesitaba idearse algo, un grupo de vampiros había atacado el museo, y no cualquier lado, el búnker de seguridad.
—Esto sin duda me deja una moraleja de que tengo que deshacerme de ese maldito búnker. ¿Cierto, Mary? —arrugó sus cejas con concentración acariciando la tela aterciopelada de una pequeña almohadilla.
Había entrado un gato rojo que se transformó en humano con completa facilidad, la reina desde el reflejo de la vitrina podía ver a Mary, una señora mayor que no pasa de los cuarenta años, era prácticamente su mayordoma.
Mary hace una corta y delicada reverencia ante la reina, esta parpadea volteandose esperando con paciencia alguna investigación que haya obtenido su mayordoma.
—Sí, su majestad, no hay rastros de quién puede ser... Pero sin duda es un vampiro, los guardias olfatearon la escena y...
—¡Es obvio que es uno de ellos! Estúpidos demonios —murmuró con repugnancia y con su magia deja la almohadilla justo donde estaba—, no podré deshacerme de ellos, nuestra señora no va a permitirlo.
—Dice que... ¿Nuestra señora Lilith?
—No, Maryland, la señora de los atunes —contestó la reina con sarcasmo y comenzó a mover sus manos.
Mary murmuró algo no entendible sobre disculparse, la reina no había prestado atención. Comenzó a realizar un hechizo moviendo sus manos en círculos, y cuando termina de hacerlo, empieza a verse un reflejo muy diferente y un poco borroso en la vitrina.
Había hecho un hechizo para poder ver la escena en la que sucedió el robo de uno de los tratados más importantes de la reina, el vampiro que lo tenga en sus manos, consigue la libertad de poder pisar Ainstream sin ningún problema,, eso no le convenía a Alicia.
Hace unos años, hubo un conflicto de guerra entre los vampiros y los brujos y brujas de diferentes especies, (excluyendo a los de la oscuridad) y esto trajo como consecuencia más conflicto de parte de las reinas de estas especies con Alicia, si querían un pueblo con armonía, tenían que deshacerse de los vampiros y mandarlos a la tierra donde podían alimentarse de humanos y hacer lo que quisieran.
Alicia es la única que tiene guardado de secreto el lugar donde se llevó a los vampiros, pensando que estos estarán en un lugar mejor. Pues al parecer es lo contrario.
La reina comienza a mirar desde el reflejo lo qué pasó en el museo, intentó averiguar qué sucedió después, pero solo podía ver a vampiros bien encapuchados. Alicia tiene habilidades para ver por la oscuridad, pero estos estaban tan cubiertos que no se podía averiguar de quiénes se trataban.
Ella sospechaba de los cinco sangrientos, pero los había ejecutado hace meses, en Texas, no podía ser posible.
Alicia rodeó sus ojos y permitió desvanecer el reflejo en la vitrina de la noche del museo. Mary su mayordoma se alejó para permitirle completo espacio y se quedó observándola esperando una orden para retirarse, pero en cambio recibió esto:
—Diles a mis mejores guardias que no se detengan con la búsqueda, que entren a todas las malditas casas de las costas de Ainstream y encuentren al grupo de fatales que se robaron mi tratado —empieza a servirse un té rojo en una taza negra con delicadeza cuando uno de sus sirvientes le entrega una bandeja.
—Sí, su majestad —murmuró Mary retirándose de inmediato.
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🖤 | Blair Myers.
🗓️: 27 de noviembre del 2023
Miré la pequeña piedra brillante del anillo que acompaña mi dedo anular mientras caminaba, esto parecía otra vida. Ni siquiera con estas pintas parezco la verdadera edad que tengo.
Ahorita llegas a Texas cumpliendo dieciocho años.
No estés manifestando.
Mi brazo está enrollado con el de Aedus, decidí que llamarlo "Zane" mejor confunde la cosa, aunque prefiera más Zane que el nombre que le pusieron sus padres.
—¿Tus padres pensaron que iban a tener un Dios? —siempre hago preguntas fuera de contexto en medio de los silencios.
Este frunce el ceño, no de mala forma... más bien divertido y seguro extrañado de dicha pregunta.
—¿Por qué?
—Tú nombre.
Dile que le tienes un apodo horrible.
Se va a burlar de mí para toda la vida.
Claro, estamos hablando en voz baja, y apenas estamos en la costa, aún no llegamos al central.
Aedus mira a los lados y se encoge de hombros.
—No voy a negar que he tenido ciertos comentarios divertidos al respecto, pero a mi familia le gusta —murmuró mirando a otro lado.
Mis ojos en cambio permanecían entretenidos con el perfecto azul de estos, no sé por qué sus ojos laten igual que un corazón humano. Pero es algo que me gusta ver y fue lo primero que me llamó la atención de él.
—Bien. Blair creo que vino porque a mis padres les acordaba a una flor, no son nuy buenos con los nombres así que conmigo si que hubo suerte para pensar un buen nombre.
—Parece muy de protagonista básica la verdad —respondió haciéndome quedar indignada.
—Mira quién habla.
Este me dedicó una sonrisa la cuál extendió más al inclinarse lentamente a sellar mi boca en un beso, era un poco corto pero parecía uno intenso.
Se desprecian pero con un beso.
Adam y Adele son los únicos que saben de que andamos experimentando, Adam me vió muy juntita con él, y como todos en esta casa parecen que nacieron con el don del chisme, pues me preguntó de forma que nos habíamos incomodado un poco Aedus y yo.
Cuando sus labios abandonan los míos, miré sus mejillas, estaban un poco sonrojadas, cosa que jamás he visto en él, (porque quiere creerse el más emo) pero me agrada mucho, hace verlo más... tiernito.
Yo mejor daré una mano para que esto se ponga interesante.
—Yo... en mi cabeza te tenía un apodo —esta vez me mira con toda la atención de mundo, pero no dice nada en señal de que siga—, te decía "Ardus" cada vez que me enfadabas, y me reía aveces porque se ve como decir "Arde" en latín.
Él suelta una pequeña risa suave, una de estas que puedo aceptar y en vez de odiar, amar, porque eso significa que se lo tomó a normal. Si se lo tomaba a mal, lo iba a dejar ahí solo.
Entramos al centro del pueblo como si nada, y ahí fue cuando pudo contestarme.
—Me alegra haber estado en tú cabeza a pesar de que fuese en el lado negativo junto a un apodo interesante —lo dice con la frente en alto que sentí que hablé con el jefe de una empresa.
—De acuerdo, se me olvidó que eres un egocéntrico de primera.
Empecé a saludar a varias personas que tuvieron la simpatía de querer saludarnos, Aedus igual, y al sacar la tarjeta de comida observó que le quedan pocos dígitos.
Aquí para poder conseguir alimentos, cosas esenciales e importantes mejor se intercambian por cosas valiosas o se utilizan lo que son tarjetas, que parecen más bonos que otra cosa.
En un marcador mágico le van restando la cantidad que sea que tenga dicha tarjeta, esta apenas nos da para la última compra. Así que eso significa que nos tocará hacer cosas de gente del pueblo.
Trabajar.
Aedus hace un esfuerzo en no colocar una mueca de estas que hace cuando quiere rodear los ojos o juzgar todo, yo para disimular un poco me entretuve con un lindo atrapasueños que vi.
Ya hemos terminado de comprar, y yo estaba ayudando a mi supuesto prometido a empacar todo, ya luego nos iríamos al establo que es donde trabajamos.
Decidimos entre los dos antes de irnos del puesto de alimentos trabajar hoy para cuando tengamos que volver nada más tengamos que comprar.
Mientras caminábamos, se me ocurrió comenzar a preguntar para armar un tema de charla, porque no me agrada del todo el silencio, parece incómodo.
—¿Hasta cuando seguiremos fingiendo ser Elina y Zane?
—Hasta que salgamos de aquí, me gusta fingir que somos una dulce pareja.
—Ya, así puedes ponerte de travieso a robarme besos y hacer cosas para "fingir bien" —bromeé remarcando lo que supuestamente es su argumento, uno que me deja sin poder defenderme porque en verdad me agrada esto de tener identidades ocultas.
—Te gusta, no te hagas la seria —me susurra frunciendo un poco sus cejas como un segundo como consejo acompañado de una media sonrisa suave.
No dije nada ya que habíamos llegado, abrí el casillero con el código, y entramos la comida donde corresponde. Ya que es hora de la acción.
Me acuerdo que la primera vez había ahogado a Aedus de paja negra de los unicornios dragones, porque estaba irritada gracias a él.
Sonreí casi riéndome acordándome de ello y me coloqué unos guantes agradeciéndole a Chelsea, es la que siempre está encargándose de la organización del establo en vez de su tío. Me había traído un café.
Siempre hay que atender a dos unicornios dragones, según me contó ella, ¿son gemelos? Pero de dragones no tienen nada, no se asusten.
Solo que son unicornios negros, con su cuerno de unicornio y todo, no vuelan, pero son bien agresivos.
Por suerte con Aedus se encariñaron de una, conmigo uno de ellos me empujó hasta dejarme caer lejos, ahora es que andan de amargados desde que me ven, pero al menos cooperan.
—¿A bañarlos?
—Voy a traer las cubetas con los cepillos —contesté luego de ver al unicornio resoplar, con esa mirada ya no me cuesta adivinar qué me odia.
Le doy un beso a mi mano y se lo pasé a su cabecita como muestra de cariño de todas formas, y caminé hasta el pequeño armario que está cerca.
Escuché algunos murmullos de Chelsea y unas chicas cerca mío, supuse que ya llegaron más personas.
Al fin pude acordarme del nombre de estos unicornios, uno es Rumple y el otro Russell, no son feos, pero me puedo confundir sin problemas.
Agarré las cubetas, pero justo se me cayeron al suelo cuando siento una fuerza maligna comenzar a ahorcarme con tan solo su magia. Me agarré el cuello como si eso aliviaría el fuerte apretón, y me volteé para ver de quién se trataba.
Una bruja oscura.
Intenté articular aunque sea una sola palabra, pero mi voz estaba ronca, no me salía nada de mis cuerdas vocales, esta bruja empieza a entrar al armario y poco a poco el hechizo se va desvaneciendo hasta que yo empiezo a toser.
Ella se queda confundida frunciendo el ceño intentando mover sus manos.
—¡Asfixia! —exclamó de nuevo intentándolo, debí de callarme un poco pero se me soltó una pequeña risita.
Me recuerda a Harry Potter.
—¿Qué te pasa? —me aclaré la garganta, por suerte pude hablar un poco.
—Tú no eres ninguna Elina, eres una humana —espetó con aberración y se me acercó, yo empecé a alejarme teniendo en la mira una pala por si tengo que tirarle.
Cuando vi intenciones amenazantes, agarré la pala de inmediato y se la pegué en la cabeza.
Esta empezó a sangrar, pero el color de su sangre era tan oscuro que se asemejaba al color del vino, lo miré con los labios entreabiertos y esta se levanta reparando su postura lentamente. No le hizo daño.
—¿Crees que nuestra especie es igual que ustedes los humanos, unos inservibles, sensibles, y buenos para nada? —empieza a burlarse quitándome la pala para intentar defenderse con ella
—¿Cuál es tú desprecio con nosotros? ¡Si este pueblo tiene el gran porcentaje de las creaciones de nosotros los humanos!
Ella me mira como si estuviese loca, y no deja de reírse, comenzó a patearme con la pala como si fuese un bate lo cuál me debilitó un poco y me hizo caer al suelo tirando toda la estantería, agarré otra pala de las que se cayeron y le pegué en la cadera, escuché un crack, así que supuse que le rompí un hueso o algo así.
Aedus fue el que con su brazo llegó de inmediato y apretó el cuello de la bruja con él, sacó una navaja y la apuntó en su mejilla.
Respiré agitada al igual que todos en esta sala y comencé a ponerme de pie tambaleándome.
—¿Qué mierda quieres de ella? —masculló esté comenzando a crear una herida por su mejilla que empieza a botar sangre poco a poco.
La bruja solo se ríe, como lo ha hecho desde un principio sin despegar sus ojos de mí.
—Aedus Hall con una humana, esto es como ver al gato con el ratón —masculla haciendo fuerza para despegarse, pero cuando lo hace, Aedus termina de crear una marca de herida en su mejilla que hace que la bruja empiece a sacudirse la sal que tiene encima mágicamente.
Lo que más me sorprende es que de todas las heridas, la que tiene en la mejilla es la que no deja de sangrar como un grifo de agua abierto, Chelsea hace un chasquido con sus dedos de repente se organiza el pequeño cuarto del almacén.
—¿Estás bien? —se acerca mi... casi novio con preocupación, cualquiera que lo vea con esa cara de inocente creerá que solo vino a donde mi y no realizó lo que acabé de ver.
—Sí —tragué saliva un poco incómoda.
Salimos del lugar cuando vimos a Chelsea de brazos cruzados, observando a la bruja.
—Marjorie, me las vas a pagar muy grande con lo que acabas de hacer.
La supuesta bruja llamada "Marjorie" no deja de hacer quejidos y de sacudirse sal como si se tratase de insectos y plagas que caminan encima de ella, Chelsea cierra la puerta luego de escuchar berrinches de que no la cerrara, le coloca un saco de sal a la puerta, y suspira.
—Chelsea nosotros lo sentimos... —intentó explicarle Aedus, pero Chelsea mejor sonríe haciendo que este se interrumpa por sí mismo.
—¿Qué? ¡Acaban de hacer lo que quería hacer hace siglos con esa vieja chismosa!
Miré a Aedus con una mueca extraña para nada disimulada, él igual me observa al mismo tiempo con cara de un papá avergonzado de que su hija rompió un plato ajeno.
—¿De acuerdo..? —me rasqué un poco la cabeza algo confundida.
—Y... tienes razón en un punto, Blair —susurra mi nombre—, no sé qué haces aquí si estás auto-matándote a ti misma, pero de lo que estoy segura es que podrás hacerlo, eres muy inteligente.
Le dediqué una corta sonrisa, no muy segura de ello.
—Gracias, supongo.
—No le diré a nadie sobre ustedes pero...
—No pasa nada, después de todo íbamos a dejar esto de fingir nuestras identidades.
—Se nota que les gusta ser una pareja comprometida —nos enarca una ceja algo seria, sospecho mis mejillas rojas, pero jamás admitiré que me sonrojé.
Inmadura.
Aedus se voltea mirándome fijamente con un poco de diversión en su mirada a pesar de que no sonrió ni me dijo nada para molestarme.
—Nos vemos, Chelsea —contestó él por mí sin dejar de observarme.
No me gusta que me miren, me pone de nervios, y no solo porque sea él que me mire fijamente, sino con cualquier persona.
Terminamos de atender a estos guapos pegasos, y ya era hora de irnos, Chelsea anduvo algo sináptica que hasta nos subió el sueldo que se supone que ganaríamos hoy.
Esta chica no le gusta cuidar a Rumple y Russell, si me trató mal al principio, con ella fue peor, se llevó un accidente cuando montó a Rumple y su tío dijo que mejor abriera el establo para el que esté dispuesto a hacer el trabajo por ella.
Siento que esto de trabajar en un establo es mucho mejor que otro empleo de este pueblo.
Fuera de tema, procedí a agarrarle la mano a Aedus esta vez observándolo, está guardando la tarjeta en un bolsillo.
—Debo de admitir que tú lado de superhéroe es muy... atractivo.
—Oh... —se lo tomó por sorpresa, y pateó una roca con la que casi iba a tropezar—, ya lo sospechaba, por tu cara extraña ahí dentro.
Sonreí lentamente apretando mis labios.
—Oye, cuando la bruja entró... no pudo volver a utilizar su magia conmigo ¿Por qué?
—Seguro Chelsea por medios de seguridad bloqueó el almacén con magia, mini-Luna.
Cuando llegamos a casa casi al anochecer, cerré la puerta y el hechizo se desvaneció por completo, ahora soy morena, como me gusta.
Arthur descaradamente me miró, pero yo mejor empujé su hombro como si fuese un fantasma el que estaba ahí. Este me siguió con la mirada y se quedó contemplándome con extrañeza.
—¿Qué le dijiste a Blair, hermanito? —se acercó este a donde su hermano con las manos en los bolsillos.
Enarqué una ceja llevándome un pedazo de queso a la boca, disimulé fatal, pero no me quería ir sin oír esto.
—No sé, piénsalo, y cuando lo tengas... me dices.
Se fue saliendo de la sala y me alcanzó hasta la cocina, donde ya estaba yo entretenida automáticamente con Adam. Creo que mañana o más tarde vendrá Zuri, y vaya que no le he contado nada.
Podrá darle un pequeño infarto.
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