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|| Capítulo 20 ||

20- CAPÍTULO
"REENCUENTRO"

🪨| Blair Myers.

🗓️: Madrugada del 24 de noviembre del 2023

Por un momento pensé en que me quedaría estupefacta parada en el mismo sitio contemplando el hecho de que al fin tengo a mi hermano. Después de unos meses.

Aquí, quizás no es nada, pero en Texas es un buen tiempo en el que estamos sin saber de mi hermano, corrí a abrazarlo casi a punto de que este se balanceé casi cayéndose. Pudo corresponder mi abrazo de inmediato apretujándome, huele a un chico humilde... huele a, tierra mojada también.

Había arrugado un poco las cejas por ello, pero no fue un obstáculo como para separarme de mi hermano.

Chris es casi de la misma altura que yo, nos llevamos unos pocos centímetros, pero no nos parecemos en nada, más bien él es la versión masculina de mi madre, mientras que yo la de mi padre con ciertas características a mamá.

—¿Qué haces aquí, Chris?

—Mejor dicho, cómo llegué aquí —murmura como si le hablara de algo asqueroso debido a su mueca. Él mira a sus compañeros de repente dándose cuenta de sus miradas de malas intenciones, y coloca su mano en mi hombro—. Quiten sus ojos encima de ella, es mi hermana, no carne.

Sonidos de desanimación hacen eco en el bosque y ellos murmurando y hablando entran a la cueva de regreso, también al final escuché a uno decir que ni nos parecemos en nada. Pues quizás tiene razón aquel individuo cuyo nombre ni me interesa.

—Que lindo eres cuando me proteges —hablé con una sonrisa extendida—, dame un corto resumen.

—Sí, eso les iba a decir, porque no tenemos tiempo —comentó esta vez Adele, rodeando los ojos.

—Solo basta con decirte que... me drogué.

Alcé las cejas, perpleja. Adele igual lo hizo, pero más divertida y menos sorprendida que yo.

¿Christian en drogas?

Para donde sea que se haya ido pues pudo tener chance para hacer rebeldía.

—Y lo dices como si nada chiquito —Adele esboza una sonrisa juguetona y coqueta—, ¿Cuál de todas te...

—¿Acaso te encantan las drogas? —espeté casi en un chillido observando a la loca de arriba abajo.

—Probé una vez y jamás volví a hacer eso, a nosotros los vampiros esa sustancia no nos conviene. Nos afecta de diferente... forma.

—¿Lo dices por las hierbas, no? Que pueden...

—No nos vuelven adictos porque pueden llegar a ser un poco inofensivas pero... sí alterar nuestras habilidades psíquicas poco a poco.

—Quizás pueda entender... eso —murmuré apretando los labios y volví a donde mi hermano.

—Necesito a la hermana de Lee, ustedes distraen de la peor forma. Zuri está en un estado feo y ella tiene que ver con esto —mencionó Adele rodeando sus ojos

Chris durante el camino hacia el lugar donde está Lee no se molestó en contarme que sucedió, básicamente se drogó, y al hacerlo se fueron a un bosque donde se quedaron dormidos y amanecieron aquí como si nada.

Él al final pudo obtener una explicación con el paso del tiempo, y se trata de que mientras estuvo en aquel bosque un licántropo lo mordió hasta al punto de casi acabar con su vida. Una bruja quiere algo de él, ya que aprovechó ese momento para traerlo aquí a Ainstream casi en el mismo estado en el que estamos todos.

Suspiré analizando toda esta historia con cierta tristeza, no se como de repente ocurrió todo esto, como es que acabamos en este mundo de fantasía el cual si llego a Texas y le mando un guion a Netflix, me hacen una película o una serie al instante, y seguro le ganará a todas estas series de fantasía.

Le tocaron tres veces la puerta a una casa de hongo, la abrió una chica vestida como mendiga de cabello extremadamente largo y oscuro, esta nos mira de reojo.

—Soy el lobo que las protege —quizás le recuerda Chris, no sé, me señala a mi y a Adele—, amiga de la hermana de Lee, y una conocida de su hermana.

Aún su mirada sospechosa permanece, de todos modos nos permitió entrar.

Y al hacerlo estaba Lee, acostada en un sofá con la nariz, ojos, y orejas llenas de sangre, mis labios se entreabrieron en sorpresa al verla.

—¿Pero qué ha pasado? —fruncí el ceño confundida.

—Lee intentaba hablar por telepatía con su hermana, pero creo que es una bruja de poca fuerza o le falta su talismán, ya que el hechizo... falló.

—Oh, créeme que falló, Zuri parece como si estuviese poseída, no reacciona, le hicieron algo —Adele frunció el ceño cruzando sus brazos.

—A mi no me hables de ese modo, sangriento.

Enarqué una ceja observando a Adele, que solo rodea los ojos.

—Tenía que ser una Green...

—No se me olvida lo que le hiciste a Cole, y si fuera porque Lee es una amiga mía, te delataría con la reina oscura —espetó aquellas palabras con tanto desprecio encima, que estaba estupefacta.

¿Pero qué es esto?

Me dediqué en mirar a Adele de forma tan fea que podría lanzarle cuchillas con los ojos en este momento, no sé qué mierda hizo. Pero deberá de explicarme.

Más razones para confiar en los sangrientos estos.

Por alguna extraña razón se me llegó un recuerdo de Aedus, mencionando algo de que formaron una banda de asesinos vampiros disfrazados de humanos.

—¿Cuando despertará Lee? —cambié de tema yo.

—Le estoy preparando un té como una poción para que pueda reaccionar más rápido, ya que normalmente tardaría horas, su cuerpo necesita descansar... Y se lo advertí que no hiciera el hechizo sola, o podría alterar las cosas y hacerse daño ella.

—Entiendo, gracias, chica —susurré en voz baja sentándome a un lado, algo cansada de estar de pie.

—Llámame Fórax, por favor.

Asentí una vez con la cabeza y veo como con un vaso esta se acerca a Lee, coloca el vaso en una mesa y la inclina un poco hacia delante casi sentada. Le lleva a la boca un poco del té que hace que Lee empiece a toser con pocas ganas.

Poco a poco se está recuperando hasta abrir sus ojos, hay unas ojeras medio verdosas y negras a la vista que me dan un poco de miedo, se limpia la nariz y parte de su cara y nos mira con sorpresa.

—¿B-Blair...? —tartamudeó tratando de acomodarse con dificultad.

—Hola, Lee.

—No pensé que... vendrían ¿Qué ha pasado mientras me desmayé? —ahora está tosiendo ya que pudo incorporarse mejor.

—Nada, pero Bleyer... o como se llame, está aquí porque Zuri le hizo efectos negativos tú hechizo.

—Debieron de traerla —murmuró Lee apretando los labios como respuesta observándonos.

—La bruja de allá que la está cuidando dijo que pueden resolver esto desde aquí —respondió Adele.

—Pero... traje el talismán de las Roberts —agregué yo sacándolo de mi bolsillo con mucho cuidado y se lo entrego.

Lee lo mira con tristeza acariciando la gema con su dedo pulgar, al cerrar sus ojos, se escapan unas pequeñas lágrimas. Creo que mis cejas se agacharon al ver esa escena con curiosidad de saber que ocurre, como también desanimada de verla en ese estado.

Lee traga saliva, y lo extiende en mi dirección para devolverlo.

—Yo no estaba haciendo un hechizo para comunicarme con Zuri —susurra sin mirarme, yo lo agarré esta vez frunciendo las cejas—. O sea... sí, pero en vez de eso terminé entregando mi magia
a Zuri, mi magia estaba atrapada, no sabía en donde, y se me olvidó que podría haberlo estado en ese collar.

—¿Cómo? —repetimos Adele y yo al mismo tiempo.

Fórax, o como sea que se llame, dejó de hacer lo que estaba haciendo para mirar a Lee con sorpresa. Está entreabrió sus labios y caminó poco a poco hasta nosotras.

—¿Pero cómo pasó esto?

—No... no lo sé, pero quizás es lo mejor, mi hermana nació para esto —susurra esta con la voz un poco temblorosa.

—¿Puedes recuperarla? —intenté yo ver que se puede hacer.

—Lo que das, no se quita ni se devuelve —contestó la bruja en un tono firme, miré el collar pensando en cómo se tomará Zuri esto.

—Bien.

—Arreglaré esto pero solo para ayudar a Lee —nos aclara la bruja observando detenidamente a la aludida, que asintió con una sonrisa amarga.

Lee andaba con un vestido un poco medieval de color blanco, le quedaba hermoso, quizás lo consiguió de su amiga bruja, y se ve que se quieren mucho como un equipo. Es casi igual a Zuri, solo que esta tiene muchos lunares, la piel un poco más clara y el cabello de otro color, quizás teñido.

—Traigan a la chica primero, o esto irá peor, luego pueden darle una paliza a...

Adele hasta me abandonó, salió de aquí con su súper velocidad que desde lejos la veía subir la pequeña colinita hasta salir del bosque de los lobos.

Me volteé de regreso a mi posición anterior esta vez para tener que esperar, es lo que me queda por hacer lamentablemente.

Mientras tanto, Chris me pudo acompañar tanto a mi como a Lee, no pensé que ambos estuvieron juntos en esto durante todo este rato. Pero ya veo que Aline en esta parte nunca se equivocó.

Ambos se ve que tiene una química extraña, y agradable. Con tan solo mirarles de reojo, se miran tan... enamorados, y ni se dan cuenta.

Algún día quizás se darán cuenta.

Zuri al estar aquí con la ayuda de Adele le realizaron una especie de pequeño hechizo para eliminar lo que sea que haya hecho Lee, esta se quedó con su hermana y ambas charlaron.

Ya tenemos lo que queríamos, a nuestros hermanos, supongo. Ya solo quizás quedaría traerlos a la tierra, Lee de seguro quiere, pero Chris... dudo.

Ya de seguro esta es su zona de comfort, y ya no queda otra que respetarla.

—¿Estás seguro? —mi voz se iba a quebrar, no podría aguantar estar así, de tener a mi hermano aquí, lejos. Es como si se tratara de tener a mi hermano muerto.

—Estaré contigo, y volveré a la tierra a visitarte, Blair, no te preocupes de eso —se acerca a plantarme un beso en la frente y me despeina el pelo.

—No te olvides de hacerlo, por favor —le supliqué agachando mis cejas, él asintió una vez con la cabeza.

—No lo haré.

Y ya era hora de despedirnos, también me despedí de Zuri, suplicó que se quería quedar solo con su hermana, la necesitaba, ¿quien era yo para negarme?

Yo en cambio, hubiese querido quedarme con mi hermano, pero él no me recomienda con todo esto de los lobos, no quiere que me pase nada malo. Y vampiros con lobos, no pega mucho la cosa.

Mientras caminaba en silencio con Adele, que también fue rechazada pero a quedarse con su lindo amor verdadero —estaba bromeando—, me quedaba pensando en todo lo que ha pasado.

No he dejado de pensar en el beso de hace unas horas atrás, ni en lo que mencionó Adele, aquel conflicto con esa bruja. ¿A qué se debe?

—Creo que deberías de explicar un poco sobre lo qué pasa con Fórax, ¿no? —le digo acercándome casi a su lado.

Adele me mira por unos segundos considerándolo un poco y al final contestó:

—Maté a su mortal en mi época de vampiro-que-no comió-en-siglos, no sabía que era su pareja la verdad —murmuró tan tranquila, que me recordó a cuando un niño hace una pequeña travesura en el colegio y lo castigaron, así camina ella.

La miré juzgándola un poco con los ojos por un momento. No contesté nada al respecto y mejor me concentré en oír nuestros pasos, el viento acariciar las hojas de los árboles...

—Tú hermano es un amor —dijo ya en la salida del bosque de los lobos, apretando sus labios—, no dejes de visitarlo, Blair.

—Lo sé —una sonrisa amarga aparece en mi rostro, quería cambiar de tema—. Por cierto, gracias por decirme lo de Fórax, supongo.

—¿Supones? —solo la miré acomodando un mechón de mi cabello que se iba a enredar con mis pestañas—, no es nada. Ya somos compañeros y estamos unidos en esto.

Es imposible.

Mi mente cada vez que ella menciona algo al respecto de esto siempre quiere torturarme con Aedus, no pensé en que sería demasiado difícil el poder eliminar de la cabeza ese momento. Pensé que con un vampiro sería extraño, ¿pero extraño de donde? Si pareció tan... especial y diferente que con cualquiera.

Quizás podría pedirle un consejo a ella o...

—¿Te doy un consejo con lo de mi hermano? —estaba muda, siento que literalmente me leyó la mente—. Puedes darle una oportunidad para escucharlo, a Arthur le gusta mucho ser responsable, y destruye cualquier cosa a su paso con tal de cumplir con su responsabilidad.

—¿No me estás dando este consejo para competir con Arthur o sí? —fruncí el ceño, me sonó sospechoso lo último que dijo.

—¡No! ¡Es la verdad, hasta el mismo lo sabe, solo que aveces se olvida de ello! —me mira indignada deteniéndose—. Además, tengo que resolver las cosas con él si quiero estar bien con Zuri.

Una sonrisa aparece en mi rostro poco a poco hasta ensancharse más, bajé la cabeza y caminé acomodándome de nuevo el cabello, que por el viento se desordena.

Ya rato después al fin habíamos llegado a casa, entré y lo primero que veo es a Arthur, se puso de pie de inmediato para preguntar que sucedió.

Le doy un pellizco a Adele para que vaya a contarle y pues ella pudo ingeniárselas bien para hacerlo por suerte. Ya que ambos se fueron a la cocina a ello.

Los demás no los vi, intenté buscarlos y buscarlos hasta encontrar a Aedus en el exterior, este estaba en proceso de colocarse una camiseta recién entrando por el otro lado.

Segunda vez mirándolo sin camiseta, segunda vez satisfecha.

Yo no miré nada.

Ni yo me lo creo.

Ahora si miraré algo, porque justo entré enojada hasta alcanzarlo, tiene a un gato encerrado.

—¿Qué vas a hacer con el gato? —espeté de forma acelerada.

Él me mira tan tranquilo como si jamás se hubiese dado cuenta que llevo rato observando.

—Convertirlo en brujo.

—¿Para..?

—Es el gato que se aprovechó de ti para sacarte información, Blair.

Traté de no mirar más abajo de su cuello, y si llegaba a hacerlo, miraba de mala forma.

—Bien, por lo menos no vengas a presumirme y termina de cambiarte —le faltaba acomodarse la camiseta ya que la tenía semi-puesta. Él esboza una sonrisa forzada y me obedece.

—Llevas rato aquí —sí, fingió que no se dió cuenta, está mirando ahora al gato y le echó algo extraño, parece polen, no sé—. ¿Por qué no disimulas un poco los nervios?

Sin darme cuenta, no dejaba de rizar un mechón de mi cabello como si mi vida dependiera de ello, casi a tal punto que podría arrancarme el mechón. Dejo de hacerlo.

—Es... por el gato...

—Ajá —contestó de inmediato entreteniéndose con el gato.

Está agresivo, mordiéndole los dedos con sus dientecitos, parece sin duda una persona atrapada en un gato.

El gato no para de colocar sus garras en la jaula intentando romperla, en cuanto Aedus entra una bolita de polen, abre la jaula y se explota, debe de ser una granada de polen.

Se escucha un estornudo y cae al suelo la jaula junto a una persona, un señor que no pasa de los cuarenta con una barba, no tiene muchas canas, pero me recuerda mucho a la mascota de Maléfica en el Live-Action. Está asustado como un verdadero gato y da un respingo colocándose de pie.

Se percató que tiene una cadena, no me fijé que el gato la tenía en su pata.

Aedus se voltea mirándome de frente.

—Eres una humana, así que no lo mires mucho —susurró y volvió a su posición anterior—. ¿Qué hacías vigilando esta casa gatito bonito?

Por ahora el gato no responde, lo hace a propósito. Solo lo mira a él fijamente listo para defenderse.

—Responde —insistió.

—No es de tú incumbencia.

—Oh ya, entonces si eres tú —el tono sarcástico, me aguanto una posible risa y cruzo mis brazos.

—Sí, puedes matarme si quieres. Pero yo no te diré nada.

—¿Para qué te mandó la reina oscura? —remarca lentamente aquellas simples tres palabras, el gato esboza una sonrisa divertida sacando un crucifijo, que hace que Aedus aparte la mirada derrotado.

Entreabrí los labios algo confusa, quizás es una debilidad de un vampiro el ver un crucifijo.

¿Son demonios entonces?

Quizá.

—No soy del siglo veintiuno, amiguito, te recomiendo que le digas a Alicia que te informe mejor con las debilidades, porque ya estás no funcionan mucho —vuelve a mirarlo y le arranca del cuello el crucifijo prácticamente rompiéndolo, y las piezas caen por completo al suelo.

Este gato está quieto, parece un objeto de Alicia, el cual ni le importa morir, ni tampoco que le hagan algo. Y es increíble.

No fue muy divertido ver esto, ya que era hora de que lo matara, agarró una cuchilla y comenzó a afilarla lentamente en una roca, lo miré algo embobada, pero de forma distinta, como si eso me fascinara... Y es extraño, ¿cómo me puede gustar ver a un chico afilar un cuchillo? Es estúpido.

—Blair, puedes voltear o irte si no quieres ver —no dejó de mirar al gato en lo absoluto, negué con la cabeza.

—Está bien.

—¿Segura?

—Sí.

—¿Últimas palabras? —él enarcó una ceja acercando el cuchillo a su pecho, se me olvidó mencionar que la cuchilla parece hecha de hielo, seguro obra de Aline, es una bruja de agua.

—Voy a volver, idiota.

—Dudo, esto está hecho de hielo, no de cristal, cariño —y le clavó la cuchilla lentamente hasta hundirla por completo, el gato acaba de obtener su último quejido de dolor—. Tú corazón cómo es del elemento fuego, ahí debe de haber una fogata, y esto te apagará por completo.

Ya le entendí a la explicación, quizás él también, tardará un poco en perder por completo el conocimiento.

Aedus retira con rapidez la cuchilla viendo el cuerpo caer al suelo, y poco a poco se va quemando en cenizas, definitivamente ahí había una fogata.

Estaba perpleja observando todo, supongo que es mi primera vez presenciando una muerte como esta. La cuchilla se derritió, y se sacudió las manos caminando a donde mí.

—Que el viento se lo lleve —creo que se refirió a sus cenizas—. ¿Todo bien?

Asentí moviendo mi cabeza un poco, él se acerca más a mí un poco confundido esperando una señal de que yo me asustara quizás, pero no hubo nada.

—¿Blair...?

—Los cinco sangrientos... —repetí en voz baja lo que recordé aquella noche y me senté en el primer asiento oxidado que vi, mis cejas se arrugan—. Tú matas... todos ustedes matan, a inocentes.

—Blair, no lo hacemos desde hace décadas —me explica en un tono suave sentándose a mi lado de forma apresurada—. Pero sí, nos llamaban así tanto aquí como en la tierra, aquí las cosas nunca pasan de moda... pero allá sí, y nuestro apodo quedó en el olvido por lo menos.

—Entiendo.

Bajé la cabeza, observando el suelo por unos segundos, él se quedó mirándome fijamente.

—Blair, yo... quiero que hablemos, por favor.

—¿Me pides que hablemos luego de admitirme que matas a inocentes? —apreté los labios, no del todo contenta, más bien desanimada.

—No te mentiría.

—Bien, hablemos —dije de inmediato casi interrumpiéndolo.

—Antes... ¿está Zuri bien? Me dijeron que pudiste ver a tú hermano, me alegro de ello.

—Sí, está bien allá con Lee y... Gracias.

Él aprieta sus labios en una pequeña sonrisa bastante corta, pude ver sus mejillas un poco sonrojadas, y admito de inmediato que me parece demasiado tierno.

Siento que mis ojos se suavizaron al verlo de ese modo, detesto del todo admitir que se veía precioso.

—Pero yo necesito una explicación de lo de hace unas horas, Aedus, son muchas cosas que debo reflexionar primero antes de hablar de ese beso...

—De esos besos —me corrigió, recordándome que no fueron dos, y creo que ni tampoco tres besos.

—Ya, eso.

Aedus asintió una vez con la cabeza sin ningún problema, me incorpore lista para escuchar lo que sea que mis oídos tengan que recibir.

—Te mereces una explicación, aunque no lo creas, y eso te daré.

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