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🎃 || Capítulo 18 || 👻

18- CAPÍTULO
"LA FIESTA"

(Autora: Tomémonos esto como un capítulo especial adelantado debido a que hoy es Halloween, ¿qué les parece? Bueno, feliz noche de brujas queridos lectores 🎃).

🍹| Blair Myers.

🗓️: 23 de noviembre del 2023

Era hoy el día en el que por primera vez en vez de ir a solucionar problemas mejor nos vamos a celebrar algo que es importante para ellos, Zuri decidió ir igual ya que las cartas le ayudaron a tener una pista así que como es buena noticia, no le quedó de otra que aceptar ir.

No llevábamos la mejor ropa del mundo para ir a lo que supuestamente es un bar, pero Harper es buena tejiendo que nos acomodó una camiseta muy holgada y vieja para ajustarla como un enterizo, y la verdad se ve muy bonito actualmente.

Aline quería quedarse aquí, detesta el ruido, y Harper decidió acompañarla en eso porque son dos personas que no les gusta salir para nada, yo les insistí en que fueran pero mejor tomaron el papel de ayudar a arreglar.

Zuri no quería maquillarse, pero yo si, y con una tinta de unas bayas rojas lograron colocarme un poco de color en estos bonitos labios.

—Sabe horrible, así que ni lo pruebes —me advirtió Adele por quinta vez, que se estaba soltando el pelo, andaba vestida con una camisa de botones dejando ver un poco su busto soltando algunos de los de arriba.

Sin duda podemos vestirnos sin necesidad de ropa moderna de allá en casa, Aline sonríe emocionada mirándome en el espejo con una sonrisa.

Esta vez era solo yo, Blair, nada de Elina en este día, porque no necesitaba entrar en la central para divertirnos.

Sonreí satisfecha mirando mi outfit, un enterizo color gris que para que no se vea holgado en mi cintura lleva un lazo atado detrás, mis rizos están sueltos debido a que el frizz está más disminuido que ayer.

Es extraño, pero utilizamos el truco del banano para un delineado, se los juro. Adele y yo somos las únicas que andamos de ese modo, y me alegro yo no ser la única maquillada con frutas.

Mi mejor amiga se acomoda el pelo atado en una coleta y se coloca una flor de decoración en el bolsillo de su otro enterizo, luego nos sonríe apretando los labios anunciando que está lista.

—¿Quiénes faltan? —murmura Harper observando la hora, como siempre amargada.

—Faltan los chicos, tremendo plot-twist, ¿no? Son los que más se tardan en vez de nosotras —sonreí por el comentario de Zuri, dándole la razón.

—Pásame una baya por favor Aline, que parezco una muerta con estos cachetes...

—Eres un vampiro —Aline levanta una ceja con obviedad haciendo reír a Harper y le pasa la baya.

Harper cuando está al lado de Aline es otra chica más risueña, y a veces me da ternura con tan solo verlas.

El habla de nuestra brujita mejoró, creo que ya agarró confianza con nosotros incluso, no sé como se encariñó tanto que no intenta escapar y delatarnos, pero me agrada.

Ya después de darnos unos retoques, era hora de salir del dormitorio, Aline nos tira un beso como despedida que me hace morir de ternura por él, pero no tenía tiempo para lanzármele encima y repetirle mil veces lo tierna que es, tenía mucha sed.

Abro la llave llenando el vaso de agua, y justo al sentir alguien cerca mío, me volteo. Aedus estaba detrás mío tratando de sacar un vaso para servirse agua también.

Mi susto fue tan fuerte hasta tirar un respingo, levanto la mirada hasta alcanzar su cara y preguntarme cuál es la necesidad de esto.

—¿No te salen las palabras de la boca cuando estas cerca mío? —intenté bromear tomando agua y me las arreglo para salir de este estancamiento que tengo por tenerlo en frente mío.

—Claro, pero me gusta actuar desprevenido —comenta con una sonrisa de lado relajada, al final continua de servirse agua cuando me alejo.

—Sí, ya me doy cuenta —murmuré y enjuagué el vaso de agua para guardarlo en su puesto.

—¿Están listas las demás?

—Eso te pregunto a ti y a ustedes —me encojo de hombros como respuesta.

—Yo estoy listo, falta Adam, no encuentra una camiseta perfecta.

Sonreí pensando en Adam, pobrecito en ese dormitorio, debe de estar apurado.

Disimuladamente miré a la persona que tengo aquí cerca mío, estaba vestido con una camiseta de botones azul oscuro muy básica pero que se le ve increíble, resalta con su piel clara, sus ojos azules y su cabello negro azabache, junto a unos pantalones no tan ajustados y unos zapatos aburridos.

Su camiseta tenía los dos primeros botones desabrochados, y se nota que ni se molestó para nada en acomodarse el cuello, y eso me ponía de nervios ver la camiseta así toda desordenada.

Suspiré sacudiendo mi cabeza y me acerco a él solo con tal de arreglársela, él pensaba huir, pero se detuvo con su mirada fija en mí.

Me daba cuenta, pero intentaba no mirarlo mucho y centrarme en arreglar su cuello, dejé de hacerlo y aprieto los labios en cuanto termino.

—Todos los días le colocaba la corbata a mi papá porque a él le gustaba que lo ayudara —murmuré de repente como recuerdo, él cambia de posición de pie sin dejar de mirarme—. Ni siquiera sé por qué dije esto, perdón.

—No sé mucho de ti, así que no importa.

—Mentiroso, a ver, ¿qué sabes de mí? —esboce una corta sonrisa dándole un codazo.

No sé como de repente el es el ladrón de mis sonrisas, no me sorprende porque ya hay ocasiones en las que concordamos por momentos, y creo esperar una pelea más tarde seguro.

Quiero ver qué pasa a ver si esto es spoiler o no.

—Detestas que toquen tus cosas, te bañas tres veces a la semana, y lo sé porque en la tarde en esta semana solo entraste tres veces —aclara de inmediato apuntándome con su dedo antes de que quiera defenderte—. Eres terca, reina del drama de vez en cuando, pésima en chistes y sarcasmo, preguntona. Las veces que te he escuchado hablar con tú amiga te la pasas hablando de keydramas o como se digan —eso me hizo reír a carcajadas hasta el punto de dejarme sin respiración.

Respiré profundo recuperándome con tal de seguir escuchándolo hablar, «keydramas» y mi abuela lo sabe decir mejor.

—¿Nunca has escuchado de los k-dramas?

—No, pero supongo que son telenovelas coreanas,  ¿no? —asentí, en realidad es algo así. Él igual me correspondió el asentimiento—. Tú comida favorita son las hamburguesas, porque siempre te antojas de una en los peores momentos y... te encanta no hacer caso a lo que te digan, porque eso te llevó a conocernos.

Y le faltó que soy una curiosa.

Una sonrisa tonta se dibuja en mis labios con verlo, creo que sabe de mi, pero quizás le falte más, de todos modos va bien.

—Vas bien, yo de ti no sé absolutamente nada.

Alzó sus cejas con incredulidad, me di cuenta ahora que aún sus manos permanecen en los bolsillos. Por otro lado, Adam salió ya arreglado vestido con una camiseta y unos pantalones hasta las rodillas, un aire playero en pleno noviembre, madre mía.

Es el único que anda vestido informal, y me agrada, su gran mata de cabello castaño oscuro se cubre por una gorra azul colocada por detrás, cualquier bruja iría detrás de él en este instante en ese bar.

—Vaya, que guapo —comenté tono coqueta saliendo de la cocina, él me choca la mano y me mira de arriba abajo.

—Ahora sí, déjame ver si le doy con esta —arrugué mis cejas sin borrar mi sonrisa divertida de mi rostro, veo como se prepara y me mira muy inspirado—. Entonces, ¿de qué color es tú cepillo de dientes?

¿Tenía que sonrojarme?

—Guácala —arrugué mi nariz entre risas y suspiré recuperándome cuando no paraba de reírme—, es de madera, Adam.

—Lo sé, solo quería ser Prince Royce.

—Ni siquiera conoces a ese tipo —contestó Aedus disimuladamente saliendo de la cocina con un aire medio burlón.

Pero para poner esto más interesante me haré como que lo último jamás lo dije.

Ujum...

Adam lleva días en eso tirando piropos divertidos con tal de hacerme sacar unas buenas risas, yo le digo que tiene que forzarse como excusa de entretenerme. Pero ya veo que también me sirve de conocimiento de cada reacción de Aedus.

Arthur sale, acomodando las mangas de su ropa como todo un empresario a lo Christian Grey, Adam lo mira de arriba abajo con una reacción de coquetería fingida, hasta subió y bajo sus cejas.

Empecé a reírme sacudiendo la cabeza, y los dejo ahí hablar de cosas húmedas de que no sé qué yo sería "Anastasia para que me castigues tú con tu corbata" y entre otras baboseadas.

Zuri frunció el ceño ya en la sala como estos tres, solo queda Adele para que baje.

—¿Y qué es esto? —su atención en mi se pierde por completo en cuanto mira como va vestido Arthur, en ningún momento parpadeó, y en cuanto lo hizo fue para apartar la mirada.

—¿Ahora quién es la que tendrá cuñada primero? —intenté bromear yo colocando mis brazos en jarras, sintiéndome un poquito ignorada.

—Nadie —aclara de inmediato y me apunta con su mano—, ya vámonos, necesito echarle algo de adrenalina a este cuerpazo.

—¡Vámonos nenas! —baja Adele recién lista y empieza a caminar rápidamente hasta la puerta en cuanto ve que estamos todos.

Nos despedimos de Harper y de Aline con besitos y abrazos, y ahora sí ya era hora de irse.

Por un momento no me agradaba mucho lo de que salir de aquí siendo posiblemente buscados, pero es posible que no nos culpen exclusivamente a nosotros, solo espero y no.

Durante el camino, de vez en cuando hablaban, Zuri y yo solo nos hacíamos preguntas estúpidas de cómo quizás estaríamos en la tierra. 

Hasta que cambiamos radicalmente de tema y ella me cuenta.

—Últimamente Adele y Arthur han estado con tener una competencia conmigo, ¿sabes? Entonces eso me tiene un poco perdida.

—¿Cómo así?

—Por ejemplo, ayer cuando los dos llegaron al mismo tiempo para hablar conmigo se empezaron a pelear con quien llegó primero por un momento, y después cuando yo me asomé para ver que pasaba ellos se detuvieron, y días antes los vi peleando sobre mí —ella se rasca la cabeza en susurro aún contando, mientras yo los miraba a ambos, ni siquiera se saludan últimamente, con razón.

—Puede ser posible, y entonces... ¿cuál prefieres? —pregunto divertida, ella me da un codazo con el ceño fruncido.

—¡No se trata de escoger! —se ofendió incluso, evité no soltar una risotada por sus chillidos bajos.

—Anda, los dos están muy bien —admití mirándolos.

—La verdad no tengo ni la menor idea, que gane el mejor supongo —dijo lo último medio entusiasta sin dejar de mirarlos a ambos de espaldas.

—Esa opción está mejor —admití con un gesto de aprobación, escoger entre Arthur y Adele es cómo escoger chocolate o chocolate, porque terminas escogiendo lo mejor sí o sí.

Adele tiene cara de psicópata.

Uh, sí.

Llegamos al bar, es como un chiringuito edición bosque, con muchas luces ya que se está haciendo de noche. Todo es de madera, me siento como si estuviese en una casa del árbol.

El ambiente es increíble, hay música, pero está a bajo volumen y es muy diferente a la música de discoteca, mucho viento, eso sí.

Justo de haber explorado con la mirada el cómodo bar, encontré aquí al pequeño Gabriel, que nos mira con una sonrisa de oreja a oreja y se me acerca a darme un abrazo.

—¡Gabriel! Un gusto volver a verte —sonreí mirándolo, no ha cambiado mucho en esta semana, solo se cortó el cabello, pero parece que lo veo por primera vez.

—Gracias Blair, ¿te está gustando el pueblo? —enarca una ceja divertido con unas cajas en sus manos, quizás de vasos.

—Claro, me gusta más el paisaje y el clima que la comida si te soy sincera, ¿no quieres que te ayude? —ofrecí de inmediato pero él se niega.

—Dame un minuto —apretó sus labios y caminó rápidamente con las cajas hasta un pasillo.

Arthur choca puños con un barman el cuál supongo que lo conoce, porque estaban felices de verse como viejos amigos.

Adele acomoda un mechón de su cabello detrás de la oreja observando un menú, yo también me asomé con curiosidad a ver, ya que Zuri se fue al baño, y los otros dos sin mencionar estaban con Arthur.

—¿Qué bebidas son estas? —murmuré en voz baja observando el menú.

—Pues yo no tengo ni la menor idea, primera vez que vengo... —ella enarca su ceja encontrando la mejor para probar, yo ya la encontré.

Se llama "Dream" y tiene muchos brillos, es de color rojo como sangre por lo cual seguro me pone la boquita de color rojo, muy interesante. Es como beber sangre pero con whisky y otros licores.

—Me agrada la temática de este bar —admití con una sonrisa sentándome en la barra, desde aquí podía ver el perfil de Aedus, su cabello se desordenó y apenas había llegado ahora.

Todo el viento causó eso, solo espero que mi cabello no esté igual de desordenado.

Como si él leyera mis pensamientos, se acomodó el cabello después de hacer una mueca, y ahora se le ve mucho mejor. Cuando recibo mi bebida le doy las gracias, Zuri se sube a la barra suspirando e intenta sentarse en uno de los asientos al lado mío.

Me giro con facilidad ya que estas sillas se giran, y quedo frente a mi amiga.

—Pruébala —le recomendé luego de saborearla automáticamente amándola.

Ella sin decir nada agarra mi bebida y con una pajilla que había cerca en un mostrador la entra en la bebida y la toma, es algo de frambuesa con licor, y es suave y rica.

Yo no tomo alcohol a escondidas desde marzo en las pijamadas porque mi mamá me lo prohíbe a veces, algo que me enoja un poco porque debería de hacerse la interesante y prohibírmelo, pero esta vez no quiero ser dura conmigo misma, en un mes cumpliré dieciocho así que disfrutare porque el día de mi cumpleaños el límite será vino.

—¡Mierda, está riquísimo! —Zuri lo saboreó y sonrió remojando sus labios con tal de limpiar cada rastro de la bebida.

—¡Te lo dije! —sonreí llevándome el vaso a mis labios volviendo a tomar de la bebida.

—Yo quiero una —pidió Zuri de inmediato al barman, este sonrió alzando las cejas en sorpresa.

—Es la favorita de todos, me alegra que les haya gustado —nos comenta preparándola sonriendo, pero la tenía en un gran termo que con tan solo mover una palanca la bebida cae en la copa.

Creo que tiene su receta secreta que nadie puede saber o sino se daña el sentido de la bebida.

Gabriel llega sacudiendo sus manos y le dedica una sonrisa de saludo a Zuri.

—¡Hola! Yo te recuerdo —Zuri frunció un poco el ceño observándolo—, ¿eres el que vive en una madriguera?

—Pues sí, jaja —se rascó la cabeza asintiendo lentamente—, ese mismo.

—¡Owww, que mono! Yo siempre quise entrar en una madriguera, es raro pero sería chulo ¿no hace frío ahí dentro?

—De hecho el clima es perfecto dentro —asintió de nuevo con su cabeza.

Y así fue como terminamos hablando con Gabriel, ese chico es un amor, ya veo como su novio cayó por él.

¿Quién no lo amaría? Algo un poco triste de él es que tiene muchos turnos ya que sus padres ni siquiera trabajan, mejor se lo dejan a él pasar por los problemas que debería pasar un adulto, y me parece una falta de respeto.

—¿Y cómo está tú novio? El que es familia de los Hall o algo así —ya tenía mi segundo vaso de tanto charlar, Gabriel sonríe, me gusta ver los hoyuelos que se forman en su cara y su mirada brillar cuando se trata de preguntarle sobre su novio, sin duda lo ama.

—Él está bien... está esperándome en unos minutos, hay una sorpresa que me tiene así que no sé la verdad.

Alcé las cejas, sorprendida, coloqué mis manos en sus hombros sintiéndome enfadada de tenerlo aquí en frente y no corriendo para alistarse e ir a esa cita.

—¡Tienes que ir! ¡¿Qué haces aquí parado?!

—Bueno bueno...

—¡Vete, vete! —Zuri se baja de un salto, yo gozo riéndome y veo como lo echa de aquí para que vaya a su cita— diviértete mucho. Oh, y también protégete muchoo...

—Zuri, son gays —dije entre risas, haciendo a Zuri abrir sus labios hasta formar una "O" con su boca de la sorpresa.

—Perdón, se me olvidó.

—Venga ya, ¿otra ronda? —subí y bajé mis cejas, pero de pronto se nos aparecieron Arthur y Aedus.

El segundo se sentó detrás mío mientras que Arthur estaba dándole palmaditas en el hombro a Zuri.

—Bájenle un poco el nivel a la marea, ¿vale? Tenemos treinta minutos aquí y faltan otros treinta más para irse, no quiero andar con dos bolas de billar para casa.

Solté una risotada, girándome de regreso hacia donde estaba mi asiento desde el inicio.

—¿Lo dices porque no te gusta vernos gordas o qué? —murmuró Zuri, reaccionando muy diferente a mí en este momento.

—A ver, no no...

—Vaaaale, entiendo —contestó apartando la mirada, indignada, pero cuando está ebria (como ahora, creo) es la persona más tranquila que puedes tener a tú lado.

Yo en cambio me río por todo, como ahora por ejemplo, que me estoy riendo por Adele que acaba de escupir una bebida de unos colores exóticos que acaba de probar ahora mismo. Pobrecita.

—Perdón, es que esta mierda sabe horrible —se remoja los labios y mira al barman—. ¿Qué tiene esto, mijo?

—Gineb...

—Oh vaya, con razón —ni lo dejó terminar y sacudió su cabeza dejando a un lado el vaso—, no quiero tomar más.

—Yo nada más quiero ir por otra copa —admití yo con esta copa que recién me entregaron.

No estoy ebria, estoy más bien tranquila pero de buen humor, me encanta esta bebida, cada copa es como probarlo por primera vez, adictivo.

Me bajé remojando mis labios y veo desde aquí una terraza con un sofá-columpio, sin duda tengo que sentarme ahí, al lado de Aedus simplemente hace demasiado calor.

Suspiro y me bajo, cuando me siento, mis ojos se cierran solos de la relajación por el fresco aire que acaricia mi cuerpo con tan solo llevar un segundo sentada aquí.

—Creo quedarme aquí también en el silencio porque ver a mi hermana ebria y mi hermano entretenido con tú amiga no es algo muy divertido —abro un ojo viéndolo sentarse en otro sofá frente mío.

—Mhm... —no me importó, solo cerré los ojos y me llevé un sorbo a la boca de mi copa.

Como tenía a Aedus frente mío, estaba ebria y quería divertirme, se me ocurrió que la mejor idea podría ser hablar con él.

Abrí mis ojos y me incorporé en otra posición más cómoda que la anterior, cuando dejo el vaso en la mesa remojo mis labios para averiguar que preguntarle.

—¿Alguna vez has mordido a un vampiro o una vampira?

—A muchos, más a vampiras —replicó en voz baja un momento después de pensar en la duda, me sorprendió la tranquilidad que pudo decirlo. Estaba cruzando sus piernas en una pose masculina—, de hecho, éramos como una especie de banda, así de serio nos tomábamos esto. Nos llamábamos los cinco sangrientos.

Arrugué un poco mis cejas con más dudas, pero quería ir suave para que no protestara con que soy demasiado preguntona.

—¿Cuando naciste?

—Trece de mayo del mil novecientos tres.

Mis labios se entreabrieron sorprendida, agarré mi copa y tomé un trago como si un sorbo del licor me ayudará a reaccionar.

—Así que tienes...

—Ciento veinte años.

—¿Y físicamente..? ¿Ha-hace cuánto te transformaste?

—Me transformé a los dieciocho, mi padre me mató de hecho —fruncí mis labios en una mueca no muy contenta.

Aparté la mirada observando a la nada, no se como sentirme, nadie me había dicho que su padre lo ha matado con tanta tranquilidad... estos son los primeros vampiros que conozco.

—¿Quería que fueras un vampiro, no?

—Él se convirtió en uno, eso lo volvió como un loco... hasta el punto de matarnos a nosotros tres, nuestra mamá murió mucho después. Pero lo de él llegó a un extremo que nos mordió a mi y a Arthur hasta matarnos.

—¿Y Adele? —mis cejas se acostaron, con un poco de tristeza con tan solo imaginar esto.

—Lo de Adele fue por alguien más... cuando nuestra madre se enteró que papá nos convirtió, se llevó a Adele porque no quería que ella igual fuera un monstruo...

—Ustedes no son monstruos —interrumpí de inmediato negando con la cabeza.

—En la tierra somos monstruos, o lo éramos... porque en verdad ya no hacemos daño a los humanos, la banda se rompió, y el último en salir de este daño fuimos yo y Arthur, y bueno, nos cuesta controlarnos aveces.

Ya eso me da miedo.

Él se dió cuenta cuando aparté la mirada, analizando esas últimas palabras con sospecha, solo quería esperar que él me alentara con algo, no puedo imaginar lo de que posiblemente él intentó matarme a mi.

—Contigo estaba tentado pero nunca quería hacerlo, no sé, algo dentro de mí no quería hacerte daño —hace una pausa tragando saliva—. Creo que por dentro te llevaste mi aprecio.

—No te creo —admití sacudiendo mi cabeza con una pequeña sonrisa.

—¿Y entonces por qué no estás muerta y estás aquí con nosotros? Nosotros... nos quedamos encantados con ustedes dos —susurró mirándome, no podía evitar dejar de mirar sus ojos, sus pupilas se dilatan poco a poco, lo cual me llamó demasiado la atención.

Parece como si fuese alguien con bipolaridad.

Él es un vampiro.

No sé si es normal que los ojos de los vampiros se dilaten, pero los de él ahora están oscuros, el bonito azul que resaltaba en su carita se desvaneció.

—Entiendo —remojo mis labios luego de llevarme un sorbo de la bebida.

Este silencio era muy diferente a algo incómodo, me gustaba, sentía como esa necesidad de acercarme, y lo entiendo, es el alcohol quizás que me hace alucinar de esta manera...

Aedus se aclara su garganta cuando de repente se acerca Adam con unas botellas de vino ya recién compradas.

—¡Llamé a los demás! Jugaremos algo antes de irnos porque esto tiene que terminar de gustarme —dejó las copas en la mesa.

Me di cuenta tarde de que mi codo está apoyado en mi muslo, lo quité de ahí y acomodé el enterizo con cuidado escuchando como todos se van acercando hasta sentarse.

Zuri se sienta a mi lado y suspira.

—Que cosas, siento que mi vida es telenovela de fantasía, ¿crees que Telemundo o como sea que se llama el programa va aceptar mi historia? —me mira, yo encojo mis hombros como respuesta.

—Posiblemente, ¿qué ocurrió?

—¿Te lo follaste o qué? —me susurra arrugando sus cejas con confusión, sí, una de las cualidades de Zuri ebria es que es un poco directa—. Te entretuviste mucho con él que ni viste lo que pasó allá.

Mi simple respuesta fue solo voltear mis ojos, quiero cerrar de inmediato eso de que me lo follé así que no dije nada al respecto.

Por suerte Adam me sacó del apuro y se sentó dándole inicio al juego.

—¡Verdad o retooooooooo!

—No es divertido ese juego —comenzó Adele, irritada, pues creo que sí que pasó algo tremendo hoy.

—Atrévete a decir qu...

—Es de niños —continuó con una sonrisa burlona interrumpiéndolo, al ver la cara de indignación de Adam comenzó a reírse a carcajadas.

Parecía la reina malvada, fingiré que no acabo de oír nada, era mi propósito, pero no lo cumplí para nada, porque ya comenzaban las reacciones. Y mi favorita es la de Aedus, que solo se llevaba su copa a la boca con sus cejas alzadas en una mala disimilación.

Me aguanto la risa por unos momentos hasta que el momento se acabe y mejor espero a que el juego inicie.

—Bien bien, ¿verdad o reto? —giró la botella vacía que apuntó directamente a Arthur—. Vaya, se puso interesante luego de la peleita de allá atrás.

—Yo nunca dije que iba a jugar —empezó Arthur haciéndome alzar las cejas con incredulidad.

—Y yo menos —luego va Zuri haciéndome entreabrir mis labios.

Les juro que si Adele suelta con que tampoco quiere j...

—¡Yo tampoco dije en ningún momento que iba a jugar! —y así exclamó la chica con actitud tratando de evitar la mirada a su hermano.

Oh mierda, que noche más divertida.

Sin duda esta es mi noche favorita de noviembre o quizás del año completo, los únicos que se estaban riendo a carcajadas éramos sólo Adam y yo como reacción.

Todos nos miraron confundidos, excepto Aedus que me miraba con una sonrisa de lado y una mirada traviesa, mientras me reía de todo esto, ya tengo un tercer cómplice supongo.

####

Ya llegamos a casa.

Me sentía demasiado agotada, nos quedamos una hora completa y sentí que caminamos una eternidad con tal de llegar a casa y poder dormir tranquila.

Todos se habían quedado dormidos, yo era la única que me estaba dando ducha y todo eso, ya que la mayoría hasta se les pesó el poder quitarse la ropa incluso.

O bueno, mayoría no, de hecho, Zuri es la que está en esta situación, creo que está más ebria que todos.

No había nadie despierto, o eso creía, durante el camino si estábamos bebiendo como lo rebeldes que nos pusimos al final de todo, yo era la más tranquila porque solo tomé de mi bebida Dream, seguro hasta me dejara dulces sueños por el nombre que tiene.

Suspiré relajada cuando me coloqué un gran camisón junto a unos pantalones muy cortos para ir a dormir, até mi cabello en una coleta de caballo y avancé arrastrándome al cuarto para dormir.

Cierro la puerta sin mirar nada, solo la cama, y me tiré en esta después de que se me escapara un sonido de relajación de mis labios.

Creo ver una figura sentada en el suelo, pero lo dejé así, estoy ebria, seguro es normal. Cierro mis ojos lentamente hasta poco a poco quedarme dormida en un sueño profundo.

Y quizás muy dulce.

———— • ————

Aedus estaba sentado en mi cama, todo se encontraba oscuro pero era como si puédese ver su belleza perfectamente y no perderme nada, el brillo de sus ojos azules que me hipnotizan... sus labios carnosos, su nariz... y hasta sentir el dulce tacto de su cabello y su piel.

Tenía tanto deseo y placer en ese momento que me había subido encima suyo sin separar mis labios de su deliciosa boca la cuál me dediqué a devorar en un beso lento lleno de placer, como si en él expulsara todo el peso de cada sentimiento que sentía cuando lo veía.

Él muerde mi labio inferior en cuanto siente quedarse sin aire al igual que yo. No podía aguantarme un jadeo del placer que llegó a escapar de mis labios por accidente.

Mi cuerpo se pega más al suyo y sus respiraciones agitadas acarician mis labios húmedos por aquel beso, todo de mi gritaba que quería más, y en cuanto mi descanso terminó estampé mis labios rápidamente en su boca acariciando sus mejillas.

Siento como sus manos se deslizan hasta mi cadera, aquel mínimo tacto me causó un cosquilleo en mi espalda. No se molestó en lo absoluto en separarse para convertirse en el culpable de los jadeos y gemidos que salen de mis labios cuando besa mi cuello con tanta delicadeza y tanta experiencia.

Si me sentía así en ese momento, ¿que será minutos después cuando estemos sin ro...

———— • ————

Desperté con la respiración agitada, no iba a levantarme y salir de aquí en ningún momento, no quería despertar a alguien más y tener que terminar explicando que acabo de tener un sueño húmedo con Aedus Hall.

Y hablando de humedades... sentí como si me he hecho pis encima entre mis piernas, para que sea menos trágico mejor me conformaré con que simplemente la braga que tenía puesta estaba demasiado húmeda.

Mis labios se entreabrieron de la sorpresa por todo esto, ¿desde cuando no tengo un sueño húmedo? Creo que desde hace unos meses atrás... y este es peor.

No dormiré en ningún momento por ahora, mi corazón late demasiado rápido, y eso no ayuda en nada a poder dormir.

Justo veo que alguien está al lado de la cama, un salto de sorpresa y se trata de Aedus, no.

No podía verlo ahora mismo, no después de haber soñado que hacía algo más que un abrazo con él.

Tragué saliva lentamente, incómoda, y me incorporé en la cama.

—¿Qué te pasó? —murmuré en voz baja sin mirarlo.

—Sé lo que soñaste... yo, de idiota me había quedado dormido aquí sin querer —mis mejillas se calientan por completo con tan solo imaginarlo a él besarme, besar mi cuello—. Oí tus gemidos.

Y lo dice como si fuese lo más casual del mundo.

Lo miré de pronto sin parpadear ni un segundo, ahora él sabe de este sueño, y mi cabeza no para de imaginar escenarios vergonzosos a partir de ahora.

—Eso quizás fue el alcohol...

—De hecho lo fue, tenía magia, por eso es algo adictivo para tú garganta, para los humanos y los vampiros. La bebida que tomaste se basa en que tus sueños se proyectan por tus sentimientos más recientes, y los tuyos, eran hacia mí. ¿O me equivoco?

Se me olvida que no es un idiota.

Mordí mi labio inferior apartando la mirada, no quería admitirlo, pero debía de hacerlo, solo ruego a que él entendiera por completo y tomáramos esto en el olvido.

—Si quieres podemos dejar esto como que nunca pasó —dije de inmediato logrando obtener la valentía para poder decirlo.

—O quizás podemos recrear esa escena.

Otra vez mis mejillas se calientan, peor aún, entre mis piernas con tan solo oír su voz ya paso de haber humedad a quizás haber un río ahí, quiero creer que lo suyo era una broma, pero no hay rastros de que lo es.

Habla en serio.

—¿A-a qué te refieres? —tartamudeé, lo que nada más hago cuando estoy nerviosa o enamorada.

—Tomé la misma bebida que tú a lo último ¿recuerdas? Eso hizo que se compartiera el sueño —susurra sentándose en la cama, cada vez quedando más cerca mío.

Mi corazón estaba tentado a salir de mi pecho, latía tan rápido y con tanta desesperación que creo que no se iba a calmar a menos de que él o yo actuáramos.

—No, no recuerdo... —susurré, nuevamente tragué saliva cuando sus labios quedan tan cerca a los míos, que las ganas no me las pude aguantar.

Así que caí, y muy profundo, mis labios empiezan a devorar su boca a una velocidad y a un ritmo demasiado diferente al del sueño, algo rudo, y el placer y el deseo que tenía en aquel sueño era igual o mejor.

Mis dedos se entierran en su cabello y lo acarician sincronizándose con la intensidad del beso, sus manos rodean mi cintura por completo acariciándola. Siento que a ambos nos encantaba tanto la intensidad que íbamos que hasta decidí dar un paso más.

Me subí encima suyo acercando mi cuerpo lo más a él, nuestras respiraciones estaban igual de agitadas, ni siquiera le tomamos importancia el tener que descansar hasta recuperar aire, porque él con sus dientes atrapó mis labios con tanta experiencia haciéndome ahogar un jadeo en el profundo beso que se formó después.

Pero el placer duró poco, porque justo con tanta desesperación abrieron la puerta del cuarto.

—¿Qué? —se trataba de Arthur, que a pesar por la oscuridad no veía todo perfectamente, pero si se podía ver nuestra silueta, y no era muy decente para que tuviera que verla.

Mis labios estaban húmedos e  hinchados, el pelo de Aedus podía ser un nido para pájaros y su camiseta con botones desabrochados.

Oh vaya, perdí tanto el control en ese momento que ni fui consciente de que ya quería arrancarle la camiseta.

Intento recuperar aire al igual que el individuo que tengo al lado que por poco iba a desnudar, este se terminó de abrochar los botones y se fue directo donde su hermano.

Y de pronto comprendí una cosa:

Dormí en el cuarto de Aedus, así que la entró en el cuarto equivocado era yo, no él.

Tremendos cambios de escenario.

Me llevo una mano al pelo analizando todo esto que acaba de pasar, yo le gusto, él me gusta...

¡¿Voy a salir con un vampiro?!

—Blair, es Zuri, necesita verte a ti —entra Aedus de inmediato con apuro, y eso me asusta demasiado.

Salí de inmediato sin decirle nada y dejarlo perder sus ojos en mí, corrí hasta alcanzar a Arthur que estaba en la puerta mirando todo.

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