Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

|| Capítulo 17 ||

17- CAPÍTULO
"LOS ESPÍAS Y LAS DETECTIVES"

PD: Este capítulo será mucho más largo (contiene  dos mil palabras más que el anterior) y espero que les entretenga porque es importante :")

Maratón 2/2

🔍🪄| Blair Myers.

🗓️: Una semana después... (22 de noviembre del 2023)

No hay comida, se acabó.

Mis cálculos de que es posible que la comida que habíamos traído el Ardus y yo iba a durar al menos más que esto, pero fue todo un fracaso.

Yo me encontraba en la sala solo ordenando la estantería de libros que había desorganizado con Zuri con tal de intentar averiguar y descubrir cosas en estos libros.

Adam se estuvo auto-pegándose con la almohada en el otro sofá como si esta le va a llevar a la boca un buen bocadillo exquisito, muerto del hambre, Harper por los ruidos, chasqueó la lengua.

—¿¡Puedes dejar de hacer esos golpes!? ¡Estoy harta de oírlos cada minuto! —se reveló pataleando sus pies en el sofá, y acto seguido se incorpora quizás para encontrar una siesta.

Durante esta semana han pasado sólo dos cosas interesantes. La primera es que la actitud extraña entre nosotros dos —ya saben de quién hablo—, se revirtió, ahora soy yo la que actúa raro después de habérmele quejado a Aedus en el bosque y perderme por su comportamiento frustrante.

Muy maduro de tú parte.

La segunda es que, bueno, Aline le compartió la ubicación donde posiblemente puede conseguir información buena de su hermana y mi hermano, he estado alterada, con un pulso de viejita de vez en cuando, y la respuesta es porque no he comido mucho con tal de que a todos les sobre.

Cuando fuimos a comprar cometimos el error de no buscar lo suficiente y tener en claro de que no éramos ni una ni dos, y mucho menos tres personas ¡Éramos siete en una casa! Y comprando comida para tres personas.

Al subir arriba, un suspiro preocupante se escapa de mis labios por todo esto. Y no estoy segura si hoy podremos ir a buscar comida, las tarjetas que te ofrecen del plan no funcionan de ese modo de libertad, hay que recargarlas, quizás trabajando.

Oh vaya.

Zuri se visualiza con el collar puesto, su pecho subía y bajaba buscando calma. ¡Por supuesto que la permiten entrar, es hermana de una bruja! No sé por qué ella no fue conmigo en vez de tener que ir yo con un idiota de primera.

Desde tres días para acá se están ignorando.

—¿Crees que encontraremos algo? —pregunta ella, se veía igual de nerviosa y preocupada que yo, le agarré la mano y le doy un beso corto en sus nudillos.

Siempre siendo amigas o no, lo hago para calmarla, y cuando me admitió que eso la ayudaba, no dejaba de hacerlo en momentos como este.

—Créeme, no nos iremos de ahí hasta encontrar algo. Por algo estamos en este pueblo, ¿cierto? —murmuré, ella aprieta sus labios en una sonrisa y asintió.

—Vamos.

Aline abraza su agarre de manos como una caricatura, encantada de la escena, hay veces que Aline me parece un gato, porque no habla, mayormente utiliza el idioma cavernícola del cuál Adam disfruta.

La vida de Adam con Aline ha sido un caos, ya quisieran poder haber visto como él no deja de buscar a Aline en cada tiempo libre como un perrillo en celo.

—Gracias por tu ayuda Aline —le susurra Zuri dándole un abrazo.

Normalmente los humanos con tener un celular ya se comparten la ubicación, pues las brujas el celular de ellos es su Amsterán, porque con la magia de Aline ahora el collar de Zuri se transformó en una brújula que nos va a guiar mágicamente al hogar de la persona.

Por otro lado dejando de hablar de mi hermano y de su hermana... vamos a ayudar después a los Hall, Adele y Aedus son los que vendrán, y prácticamente imitaremos el video musical de I Can See You.

Vaya vaya, se puso caliente la cosa.

Ejem.

Nos meteremos en un museo, no a robar, a conseguir lo que según es de ellos.

Se trata de un tratado, no sé específicamente de que es el tratado pero lo que sí sé es que es una herencia de los bisabuelos Hall para los padres de los trillizos.

Entonces es de noche, Zuri y yo tenemos toda la noche y aprovecharemos la madrugada para entrar al museo.

Así que durante la semana lo mío era ser entrenada, Zuri se quedará a vigilar por lo cuál no necesitó mucho entretenimiento.

Terminé de empacar la mochila negra que tenía que es algo pequeño, entré un botiquín de primeros auxilios y agua suficiente.

Los restantes estarán aquí, podemos contactarnos con magia de Aline, porque la bruja la pobre es prácticamente nuestro rehén de magia. Pero creo que ella está encantada de estar con nosotros que nunca planeó escaparse.

Los gatos y las brujas de estas edades actúan casi lo mismo, cuando te robas un gato ¿Qué crees que hace el gato en tú casa? Aveces intenta escaparse, aveces solo está asustado encerrado y no habla, y otras veces se encariña contigo y se queda.

Pues una pista; la última opción es la que le pasó a Aline.

La respuesta de esta conducta supongo que tiene que ver con una teoría loca de que las brujas en la tierra son gatos. No me pregunten más, porque solo sé que ese es el comienzo de la teoría.

Durante el camino en el bosque, todo estaba callado, solo se escuchaban los búhos, los sonidos de la naturaleza. Ah, y Adele pisando todas las ramas con tal de crear un crack cada momento.

Tragué saliva ya cuando estamos en la entrada del central, era hora de que le permitieran el paso a Zuri.

Adivinen a quién me encontré...

—¡Pero si es mi parejita favorita! ¿Ya pudieron encontrar un buen anillo? —Lina le retira el chip a Adele y lo coloca en el extractor de sangre para que el portal confirmara que es uno de ellos.

—Oh no, aprovechamos esta salida para ello incluso —respondió Zane, o Aedus... por mí con un apretón de labios.

—¡Vale, pues mucha suerte!

Demasiada insistencia en vernos comprometidos.

—¿Dónde está el mercado de las joyas, Lina? —comenzó a entablar una charla, supongo, lo del anillo es una tontería solo para distraer y ser más discretos.

Aparté la mirada observando un árbol como si fuese muy interesante y bonito, Zuri sale, con su collar siendo la luz verde casi neón que nos alumbra en la oscuridad, y se ve hermoso.

—No debes de estar enojada con él todo el tiempo —me murmura rodeando sus ojos.

—Lo sé, es solo que... él es frustrante ¿Vale? Y no ayuda, no ayuda a querer cambiar lo más mínimo por lo menos como para estarnos de acuerdo en algo.

—Él se anda portando bien —enarcó una ceja, sin comprender y se me acerca suspirando— Elina, creo que...

Ajá, movió su cabeza, me quedé esperando pacientemente a que encontrara su palabra exacta para decírmelo.

»Creo que ahora eres tú la celosa.

—¿Huh? No, solo me frustro y lo evito para no pelear.

—Anda, que sí, y no sé qué le celas. ¿Es la rubia el problema? —mira sin nada de discreción a la señorita doctora Lina.

—No —mascullé haciendo que dejara de mirarla—, quizá no.

"Quizás" —repitió con incredulidad tratando de no reírse.

—No sé que tengo, ¿vale? No sé qué me pasa con él —le aclaré, rendida, Zuri asintió lentamente analizándolo.

—Creo que Adele al fin y al cabo seguro será una cuñada.

Y se fue, me dejó con la boca abierta lista para decir algo pero ya había entrado al portal.

Yo igual lo hice, no sé para qué quedarme parada esperándolos si mejor había que entrar y buscar información de mi hermano ahora.

Dejé a Aedus hablar con la doctora o como sea que sea. Zuri decidió dar una caminata de caracol sin alejarse con tal de esperar.

Me volteé, ya cansada de ello y veo como él le sonríe con encanto a la rubia, aparté la mirada acomodando un mechón de mi cabello para no hacer más incómoda la cosa de lo que ya se está convirtiendo.

Adele sonríe caminando con entusiasmo entrando, no quiero creer que camina bailando. Su hermano está detrás de ella, pero avanzó para poder decirme:

—Bla... Elina está celosa.

—Di mi nombre para que termine expulsada de este pueblo —le susurré enfadada porque por poco se le zafa con un guardia cerca. Esto es increíble.

Durante el camino, la flecha de la brújula parecía que se iba a romper, señala a fuerzas hacia el noroeste con unas coordenadas, Zuri las sigue, y finalmente terminamos en una casita que con tan solo verla yo solo pienso en el live action de Maléfica y las casas de Flora Fauna y... se me olvidó el nombre de la tercera.

Estábamos lejos, y como los Hall se aseguraron de que llegábamos a salvo, Zane miró algo desde lejos que le llamó la atención.

—Vendremos ahora, vayan ustedes dos —murmuró este, sin mirarnos, Adele enarca una ceja buscando explicaciones y la que recibe es la de un jalón del brazo como de costumbre y se la lleva.

Desde lejos unos segundos después podía escuchar los chillidos de emoción de Adele por cual sea la estupidez que van a hacer, no me sorprende, ella desde que su hermano anda raro su humor se volvió entre amigable y soportable.

Reaccioné tarde, era hora de calmar a mi desesperada y entendible amiga que toca la puerta con desesperación, le agarré la mano delicadamente como una persona dormida y la alejo de la puerta.

—¿Te vas a lastimar los nudillos, desesperada? —susurré, justo escucho el pestillo moverse para abrir la puerta.

Una señora que no pasa de los cuarenta nos abrió la puerta observándonos con sospecha y con poca cara de amigos. Traté de tener la expresión más normal del mundo para verme de buena onda, pero aún así su actitud seria permanecía.

—¿A quién buscan? —pregunta, sonaba muy gruñona.

—Yo... eh... —intentó explicar Zuri, chasquee la lengua pensando rápido y decido yo hablar por ella:

—Hola ¿Conoce a esta chica? —le enseño el cuadro un poco roto, ella lo miró, yo solo veía con desesperación como sus ojos se movían con rapidez analizando el rostro.

—¿Quiénes son ustedes? —susurró, más seria que antes, creo que sus cejas están más arrugadas en una camiseta recién lavada.

—Ella es su hermana —expliqué de inmediato.

La señora le coloca el cuadro en la mano como si fuese algo pesado que cargar, y estuvo a punto de cerrarnos la puerta en la cara.

Yo alcancé detener la puerta con mi pie para evitarlo.

—¿Conoce a esta chica? —repetí lentamente.

—No tengo permitido a hablar de ella.

Dos brujas, dos brujas no tienen permitido hablar de una simple bruja llamada Lee Roberts, ya esto es en serio.

¿Qué hizo Lee?

—Y al de al lado, ¿quién es? ¿Lo conoce? —pregunté yo esta vez, cruzando mis brazos, el de al lado de las fotos que unimos es obvio que es Chris.

—No, a ese no.

Ya tenía un poco de esperanza.

—¿Entonces usted conoce a Lee? —insistió Zuri, la miré a ambas esperando una respuesta.

La señora, en rendición, suspira.

—Solo hablaré contigo porque eres su hermana, pasen —se hace a un lado abriendo más la puerta con dificultad.

La casa por dentro es acogedora, bastante fría, artefactos con buenas capas de polvo seguramente, observé todo mi al rededor sorprendida, y tomé asiento.

Zuri se sienta de inmediato desesperada por respuestas, la señora guarda asiento, y ahora si pude observar su ropa, un vestido amarillo, el cabello recogido con unos rizos muy lindos pero un poco desordenado de forma que se le ve hermosa.

Creo que es una bruja de tierra igual que Lee.

—Lee vivía aquí cuando llegó a la central, no tenía dónde ir, una de las reinas... la buscaban. Y yo la rescaté un día que un guardia la perseguía.

—¿Cuando fue eso?

—Hace... casi dos meses, la semana pasada ella escapó, asustada, porque yo... yo le hice entender algo que no era.

—Pero, pero... no entiendo. ¿Por qué querían a mi hermana?

—Querían que ella viviera aquí para siempre, y trabajar para la reina, pero Lee no quería abandonar su vida en Washington.

Zuri entierra sus dedos en su cabello, reflexionando lo que está escuchando, y toma un respiro profundo.

La señora y yo le dimos una pausa, pero yo no podía seguir viendo a mi amiga preocupada, tiene que haber una solución.

—¿Y usted no tiene idea de donde pudo haberse ido?

—No. Y es mi culpa —admitió, varias lágrimas se escapan en un sollozo y se deslizan hasta llegar a su mentón—, yo no debí haberla espantado... debe de estar allá fuera perdida o no sé como...

—Está bien, yo... le agradezco por haberme contado por lo menos —asintió Zuri, sus ojos brillaban, escocidos por aguantar sus lágrimas.

—Me encantaría poder ayudarles.

—¿No hay una forma de localizarla con magia?

—La magia de Lee está bloqueada, no tiene su collar...

—Yo lo tengo —Zuri la interrumpió, la señora la mira fijamente limpiando sus lágrimas, hasta que su expresión cambia como si se le hubiera encendido una bombilla.

—¡Quizá puedas localizarla con su collar! —dijo de inmediato—. Ella no dejaba de hablarme de que quería enviar mensajes a una hermana suya para asegurarle que estaba bien y que la ayudara a salir, y si no me equivoco es a ti.

Zuri sonrió mirando el collar, sus manos lo cubren por completo quizás agradeciendo por tenerlo, le dediqué una sonrisa leve a ella y acomodé un mechón de mi cabello detrás de la oreja.

—¿Cómo... cómo puedo ver sus mensajes?

La señora le sonríe, entusiasmada, se ve que se encariñó mucho de Lee como una madre, y me daba bastante ternura.

Ella se acerca a Lee y se agacha a la altura del collar, de pronto comienza a tocarlo buscando algo, y un sonidito resulta ser que el collar podía abrirse.

Me acerqué con curiosidad, y la señora se aleja. El collar por dentro tenía muchos papeles diminutos, Zuri los sacó y comenzó a desdoblarlos.

Es increíble, son cuadritos pequeños que cuando los desdoblabas eran del tamaño de una hoja de carta.

—Ella escribía cartas... para ti —le explica la señora colocando su mano encima de la de Zuri, que está con los labios entreabiertos.

—Yo... le doy las gracias —asintió de inmediato, varias lágrimas se escapan de sus ojos con una sonrisa de la emoción—, quizás con esto puedo encontrarla. Y se lo agradezco.

Ya en la puerta de su casa, era hora de despedirse, la sonrisa que tengo encima no se me borra, me siento feliz, y no es mi hermano pero aún así me emociona.

—Si la encuentras, dale un saludo de mi parte y explícale por favor que yo... ella era como una hija para mí. Mi intención no fue hacerla huir, y si necesitas algo, yo estaré aquí para intentar ayudarte, somos de la misma sangre. Soy Millie.

La señora Millie se refería a que, como ella es una bruja de tierra, y Zuri y Lee también lo son, pues son como familia, porque literalmente tienen la misma sangre.

Los humanos normalmente cuando son familia es porque tienen la misma sangre y apellido, pero aquí en Ainstream si son familia tienen el apellido y ya está, o sea que con tal de conocer a una persona de tu mismo tipo de especie y quererla mucho, pueden considerarse familia.

En lo que Zuri le agradecía a la señora Millie, yo estaba confundida, Aedus y Adele estaban caminando hasta donde mí y el primero estaba con una bolsa en su mano.

Me les acerqué arrugando mis cejas.

—¿Ya ustedes...

—No —me detiene Aedus, estaba mirando a todos los lados como si no supiera que decir—, quiero hablar contigo.

Entreabrí los labios, jugando con mis dedos sin parar de repetir ese «quiero hablar contigo» es incómodo, porque lo evito, y él igual me evita. Y no quiero pensar que es otra cosa lo que va a pasar.

Vaya vaya.

Nos apartamos del resto, esta vez debajo de un árbol, su cabello revoloteaba despeinándose, tragué saliva lentamente con algo de nervios o incomodidad, y esperé a que hablara.

—Tengo el anillo aquí —murmura en voz baja, tranquilo como si no fuese nada y me lo enseña—, por si tenemos que seguir entrando aquí, así es más real todo.

—No es necesario, ya Zuri y yo estamos a un paso de...

—¿De salir de aquí? Blair, no sabes que contenga la carta de Zuri —susurró e hizo una pausa mirando a otros lados, y decidió avanzar de inmediato al verme intentar hablar—. Ok, ustedes tienen al menos algo que su hermana dejó hace dos semanas atrás —mis cejas se arrugan lentamente porque no tengo idea de como él pudo oírnos si estaba comprando el anillo—, pero no puedes contar con solo esa posibilidad.

Tenía un poco de razón por un lado, pero no quería pensar en lo más malo para agobiarme más de lo que estoy. Aún ni siquiera sé nada de mi hermano y es posible que Zuri si sepa de la suya, llevamos más de una semana en este pueblo.

—¿Cómo nos oíste?

—Cuando compré esto le pedí a Adele que se adelantara para vigilarlas y me dijo todo —un poco de saliva retenida se desliza por mi garganta cuando reaccioné.

—No ayudas en nada, déjame adivinar por qué quieres que no nos vayamos todavía... ¿Por tú maldito tratado, no? —Aedus se ríe con sorna en voz baja sin mirarme y sacude su cabeza.

—¡No! Ni siquiera sé si vamos a conseguir el tratado ese, solo estoy tratando de advertirte que ustedes no pueden confiar en todo el mundo.

Bufé evitando no burlarme, es absurdo, esa señora estaba llorando por Lee, la vi, parecía que se preocupaba por ella, no puede estar mintiendo.

Avancé hasta los demás, hasta que él se me planta en frente mío.

—Mira... utiliza el anillo, no solo... no solo lo traje por nuestro falso compromiso. Sino porque te quiero pedir perdón, y esta vez es en serio.

Lo miré por unos segundos, y mi vista baja lento hasta el anillo, por poco me lo imaginaba con una carita triste al anillo deseando que esté en mi dedo.

Suspiré y me lo coloqué, sentí pena por la sortija, nada más.

—¡Aplausos para esta pareja que está felizmente enamorada! —aparece Adele dando aplausos cuando me coloqué el anillo.

Ni siquiera presté atención a Adele molestándome, mejor miraba como el anillo brillaba en mis manos, es una piedra con un color marroncito muy hermoso semi transparente. Ya que en mayoría se refleja mi rostro rubio.

Una de las comisuras de mis labios se veía obligada a levantarse pero yo la bajé de inmediato como un instinto fallido.

—Pensaré tus disculpas. Solo me lo puse por esto falso —susurré señalándonos a los dos.

Ya, claro.

—Por supuesto —remarca Adele disfrutando el sarcasmo al que se dedica utilizar ahora mismo.

—¿Podrías dejar de meterte, por favor? —le suplica su hermano con un tono educado en broma, que por poco logra hacerme reír.

Por poco.

Ya era hora de ir a comer algo, ya que mientras más tarde mucho mejor, Zuri y yo estábamos sentadas esperando a que ellos ordenaran y charlábamos de lo qué pasó, durante el camino con ellos dos no había chance.

—¡Oh vaya! Parece que te pidió compromiso de verdad y que me acabas de decir que seré la madrina —alzó sus cejas entusiasmada aún mirando la piedra de tamaño normal que llevo puesta—. Es hermosa, tiene brillitos también.

Sí, me di cuenta ahora, la miré recordando la charla de hace unos momentos atrás y suspiré.

—No sé si pedirle perdón, ya te dije que fue lo que dijo.

—Eso es lo que me enfada, no creo que Millie esté mintiendo, no lo parece, ya sospecharía yo algo.

—No eres bruja —contesté agotada relajando mis expresiones.

—Ajá, bueno, no lo soy. Tienes razón, pero yo encontraré una forma de localizarla, aún me quiero quedar con las cartas.

—Aline es una bruja, ella puede ver las cartas y hacer algo ahí a ver si ella presiente que son de ella o son falsas... —intenté sugerir.

—Sabes que Aline no quiere saber nada de Lee según ella.

—Buah.

Ya me voy a agobiar con todo esto ¿Nunca encontraremos una forma para solucionar esto o qué?

—Intentaré —suspiró.

La hora de la comida empezó, todos estábamos sentados, tranquilos y callados. Nadie habló, lo cual me pareció que la comodidad de nuestro grupo no era muy fuerte, creo que los que faltan hacen que termine de agradarme aún más.

Apreté mis labios húmedos por el agua que bebí justo al terminar de comer, son unos pasteles en hoja, tengo por entendido que es lo que más se come aquí, y que según es un platillo de este origen, algo un poco extraño.

Tiré los restos a la basura y tomamos un descanso, vamos a saltar y correr en cualquier punto de este escape, y me va a caer para la mierda la comida si no descanso.

####

Luego de cruzar por árboles y árboles, las farolas apagadas, oír a todos los animales nocturnos por quince minutos, ya estábamos en el museo.

Pero fuimos por un camino donde nadie se iba a dar cuenta que dos personas en ropa no reconocible iban hacia allá.

Aedus se voltea colocando sus manos en sus caderas, agotado, acomodó su cabello y se subió una capucha de terciopelo con parches de telas de colores más oscuros que el color original que llevaba esa capucha.

—¿Quién tiene el quita-cristales? —sí, un nombre que jamás he oído, lo saqué sin dejar de mirarlo y se lo entrego sin disimular para nada lo tan interesante que se ve—. ¿Qué pasó?

Fingiré que piensa que nada más se ve interesante.

—Nada —aclaré de inmediato en susurro y me aparto para ver como el hace lo posible para trepar por unas rejas y subir al techo del museo.

Adele termina de revisar su mochila y se la entrega a Zuri, ambas estaban hablando, yo en cambio solo me colocaba mi capucha y colocaba las armas donde iban según lo que tenía de entrenamiento.

—Subamos —terminó Adele de hablar en medio de risas de ella y de Zuri, que está sonrojada.

Creo que le dijo algo interesante, mierda, si tan solo hubiese prestado atención hubiera oído.

Hago un asentimiento con la cabeza hacia mi amiga despidiéndome de ella con la mirada, ella me lo devolvió y se fue a esconderse a un lugar donde nadie por el exterior pudiese encontrarla.

También trepé como ellos dos pensando que sería fácil, pero adivinen:

Me caí.

Hago un quejido poco ruidoso, pero la caída si lo fue, cierro mis ojos irritada viéndome obligada a intentarlo de nuevo hasta lograrlo. Justo desde el techo agachado de cuclillas se asoma Zane.. o Aedus con una sonrisita de lado.

—¿Por qué en vez de burlarte mejor me ayudas? —ofrecí sacudiéndome las manos que están un poco rojas por las ramas, piedras y tierra.

—Ven aquí.

Me acerco tragando saliva lentamente y coloco mis pies en las barandillas con torpeza, ya que me duele un poco las piernas por la caída. Aedus extiende sus brazos y yo los agarré con fuerza como impulso para subir.

Hubo un momento en el que por poco sus manos se acercaban a mi cintura para terminar de ayudarme como un bebé al que hay que cargarlo, intenté ignorarlo pero la calidez de sus manos en mi cuerpo era algo tan notorio que podía ponerme de nervios.

Ya cuando me soltó, terminé de subirme y me sacudí las manos de tierra, había hecho mucha fuerza, y a pesar del buen frío, ambos estamos sudando.

—Bien parejita del año, ya esto está por abrirse —murmura Adele después de colocar lo que parece ser una flecha que rompe el cemento qué hay de techo en el museo.

Solo cortó un hueco como romper un cristal, entre los tres teníamos que retirarlo y era demasiado pesado, en cuanto lo logramos con mucho cuidado lo dejamos a un lado.

Aedus se tiró literalmente, mi boca se abrió en sorpresa por ver cómo se tira como si fuese una piscina.

—Nos vemos abajo —fue su despedida luego de zambullirse, Adele sonríe evitando una risa y me mira de inmediato.

—Ve tú.

—¿Yo? —me señalé, y antes de que se atrevería a soltar un comentario sarcástico como su hermano, suspiré— preferiría ser la última, no estoy lis...

No me dejó terminar, porque literalmente me cargó después de rodear sus ojos con pesadez.

Fruncí el ceño de inmediato y le empiezo a forcejear mascullando su nombre y una que otra palabrota para que me baje ya que de inmediato ya me sentía preparada.

El buceador de allá abajo extendió hasta arriba sus brazos listo para bajarme a mí, yo me aferré al cuerpo de Adele para nada encantada con el hecho de que vaya a caer en los brazos de él como una princesa en apuros.

Esta se ríe disfrutando, su risa es tan silenciosa que parece que no ha reaccionado nada, al final logró lo que quería; bajarme con cuidado, me sostuvo con sus frías manos en mis caderas, pude ver como en su mirada lo disfrutaba.

Aedus anda muy tocón.

Ni me lo digas, es obvio.

Como hace un momento atrás, ahora siento por completo mi piel erizarse, estaba nerviosa, nadie en muchos meses me había agarrado de las caderas o de la cintura, y que él lo haya hecho es un sentimiento...  difícil de explicar.

Mi cara de embobada —labios entreabiertos—, permaneció mucho tiempo como para que él me mirara con esa inocencia y rareza que me dan ganas aveces de tirarle algo a la cabeza. Se hacía el que no había hecho nada.

Después de mirarnos fijamente por unos segundos, él de repente tomó conciencia del lugar donde estábamos, y avanzó mirando hacia los lados.

—¿Qué haces? —gesticulé con mi boca sin hacer ruido.

A diferencia de Aline él comprende de inmediato las gesticulaciones y no tardó en explicarme con la cabeza que va hacia delante. Una respuesta demasiado estúpida que solo me permitió mejor vigilarlo.

Estaba lanzando una bomba de siesta, creo, para los guardias, y lo hizo de forma tan discreta que me sorprendió solo un poco.

—Ayúdame Elinita, que yo no peso nada ¿eh? —dijo esta en susurro y baja con cuidado y lentamente sosteniéndose.

Extendí mis brazos como respuesta y espero a que esté cerca a mi distancia para poder cargarla, al hacerlo, una mueca de horror es lo primero que pudo hacer. Es obvio que ella pesa, y yo me tragué ese cuento, sin duda necesito darme un golpe en la cabeza.

Por suerte Adele de inmediato saltó huyendo de mis brazos como un gato y me agradeció con un guiñito.

Justo cuando Aedus iba a alcanzarnos para guiarnos a la sala del tratado Hall, se activó un pequeño sistema de seguridad de láser, este tiró un respingo por la sorpresa y por suerte su instinto estaba actualizado como para esquivarla de inmediato y alcanzarnos.

Adele y yo suspiramos de alivio y caminamos los tres con sigilo.

No tenía idea de este museo, todo estaba oscuro, pero Aedus se sabía el camino que lo nuestro era solo seguirlo. Hasta que vi una bóveda.

Muy I Can See You ¿no?

Parece que el tratado es tan importante que lo tienen bien guardado como para que nadie lo mirara, Aedus mira a los lados y empieza a correr agachado, Adele y yo hicimos lo mismo hasta alcanzar aquella bóveda.

Tenía unos códigos los cuales teníamos que intentar descifrar, o bueno, él tenía que intentar hacerlo, si al segundo chance falla, las alarmas se activan.

Se necesitan cuatro dígitos para abrir la bóveda, decidí alejarme y no ver más para permitirle abrirla.

Lo que menos me esperaba que iba a pasar ya pasó, y creo que por un fallido la alarma se activó.

Aedus masculla una palabrota, y supongo que es hora de correr a intentarlo de nuevo.

Estaba alterado colocando los números, algo que no me agradaba para nada así que lo detuve.

—A ver, cálmate, si lo haces rápido...

—La bomba solo la coloqué en una área, Elina, vendrán en cualquier momento —interrumpió presionando los botones, miró hacia atrás y la bóveda justo se abrió.

—¡Alto ahí! —era uno de los guardias, habían muchos al parecer por la cantidad de linternas que nos alumbraban, tragué saliva sin voltearme ya que eso hará que descubran mi identidad.

Ninguno de nosotros lo hizo, mejor aún, ignoramos las señales, estos guardias tenían algo de experiencia porque detectaron uno de nuestros pasos y una bomba de disparos nos atacó.

Me dispararon a mí, eran demasiados y teníamos que correr hasta cerrar la bóveda, y eso hizo que en mi tobillo se enterrara una bala.

Me deslicé en el suelo apoyada en la pared mientras Aedus cerraba la bóveda con llave. Este comenzó con ataques a romper las cámaras de seguridad dentro de la bóveda. Cuando la bóveda se cierra luego de abrirla no puedes volver a intenta colocar el código, hay que esperar cinco minutos, y ahora yo herida, se ha complicado por completo las cosas.

Aprieto mis labios luego de que un gemido del dolor se escapara de mis labios, levanté la tela del pantalón para mirar cómo está el tobillo, demasiada sangre.

Aedus me miró de inmediato confundido, siento que él cree que el gemido fue de otra cosa. Quizás es mi mente la que falla.

Es tú mente, y no falla, es que andas de malpensada hasta lastimada.

Haré como que nunca pensé lo de arriba.

Aedus se me acerca con la mochila y saca el botiquín de inmediato, su rapidez me asustaba un poco, parecía un demente.

—Adele, encárgate de agarrar el tratado y guárdalo, yo la curo —aún alterado dijo rompiendo la cantidad suficiente de gasas, aún hay guardias afuera intentando romper la bóveda para entrar, así que cinco minutos es lo de menos para esto.

—Está bien, está bien —susurré agarrando la gasa de sus manos y suspiré—. Y-yo puedo hacerlo yo misma, es un tobillo.

—Las balas aquí son más peligrosas, Blair, son más dañinas y peligrosas que unas normales —parpadeé dos veces, sin creérmelo.

Remojé mis labios apartando lentamente la mirada, no me lo creo ¿Perderé un tobillo o una pierna? No entiendo.

Mejor me dedico a curarme yo misma, pero él solo me agarró las manos, deteniéndome.

—¿No puedes dejar que yo lo haga? Necesitas ayuda para sacarte esa bala, si dura más tiempo, puede envenenar poco a poco tú cuerpo, y requerirías más medicamento o hechizos de curación para eliminarlo si es que llegamos a tiempo a casa.

No hice nada ni dije nada, eso lo dejo un poco desconcertado pero no era tiempo de pensar o de mirarnos por ratos.

Mientras él se encargaba de mi pierna, miré a Adele tratando de alcanzar una larga hoja de papel gruesa y antigua llamada tratado, sin duda eso debe de tener historia. Me equivoqué cuando hablé de bisabuelos.

—¿De que es el tratado? —inquirí de pronto con curiosidad para distraerme con otra cosa, pero mi tranquilidad se desvanece en cuanto con una pinza ya está empezando a sacar la bala con "delicadeza".

Mis quejidos eran cada vez más fuertes mientras duraba en sacarla, en cuanto lo logró, respiré profundamente. Estaba sudando, y mi pecho subía y bajaba.

—Ya está, esto aliviará el dolor —me asegura y veo cómo saca una especie de pomada, y la coloca con cuidado, exhalé cerrando mis ojos sintiendo el frío de la pomada en mi tobillo—. Te explicaré después del tratado cuando estemos más tranquilos.

Ya con la gasa colocada y un poco de algodón por si vuelvo a sangrar, digamos que en este tiempo de colocarla ya podía caminar con los dos pies en vez de uno, pero aún así me dolía. No es algo de un día para otro, pero aún así me siento algo mejor.

Limpié las lágrimas que tenía que se escaparon debido al dolor y sorbí mi nariz lista para huir de aquí.

Adele tenía el tratado, pero acaban de explotar una bomba y eso hizo que la bóveda se rompiera y el grupo de guardias entraran. Ella se agachó de inmediato cubriéndose por suerte.

—Quédate aquí —me susurra Aedus, ambos en el muro y él reacciona de inmediato para extender su brazo en ciertos momentos y disparar para derivarlos.

Oh no, sin duda no me iba a quedar ahí parada, Adele igual disparaba, así que más motivos para sacar de mi bolsillo escondido la pistola e igual arriesgarme a correr.

Aedus me mira con cara de demente por haber corrido hacia el otro exterior con tanta valentía, es obvio que no hice caso y solo disparé con desesperación de matar.

Y tardamos demasiado, tanto que Zuri invadió mi mente junto a posibles frases preocupantes que ahora mismo esté pensando ella. Por suerte estaba tirada en el suelo solo respirando agitada, igual que mis compañeros.

Adele se levanta tambaleando y avanza hasta subir al mostrador donde estaba el tratado, aún hay alarmas sonando, y los guardias que pueden venir son los que Aedus le tiró bombas, y esos están en su quinto sueño.

—Saldremos de aquí de inmediato, Zuri debe de estar alterada —murmuró entre respiraciones agitadas y yo asentí animándome a colocarme de pie.

Ellos se encargaron de buscar una forma de salir de aquí, mientras que yo solo vigilaba la entrada de la bóveda para asegurarme.

Un temblor hace que los mire de inmediato en busca del motivo por eso, y lo primero que veo es cemento en forma de circulo que cayó debido a que alguien más abrió un hueco para salir.

—¡Salgamos de aquí tan rápido como puedan, qué hay gente aquí fuera! —exclamó de prisa extendiendo su brazo, Adele sonríe orgullosa subiendo al mostrador nuevamente hasta alcanzar el brazo de mi amiga.

—Por estas razones me gusta esta chica.

No sé si habló en serio o como, pero Zuri se lo tomó de tan diferente forma que solo la ayudó a subir ignorándola.

Aedus rodeó los ojos y solo fue en busca mío para ayudarme a subir el mostrador.

—Puedo hacerlo... —comienzo yo a rechazar su ayuda pero él solo me interrumpe.

—Menuda terca.

Su mano se queda en mi hombro para asegurarse de que no me voy a balancear, Zuri intenta abajarse más para poder alcanzar mi brazo.

Yo solo no paro de pensar en el insulto que después exclamó Adele, como si algo preocupante pasara.

Aedus decidió ayudar a que Zuri pueda levantarme y solo me cargó, definitivamente este chico está demasiado tocón el día de hoy.

Pude llegar al techo, un suspiro de alivio se escapa de mis labios y me acerco de inmediato al hueco, necesito asegurarme de que él va a subir.

En todas las películas siempre pasa algo y el chico o la chica al final se queda abajo a hacer alguna tontería, pero por suerte en esta ocasión Aedus subió.

Mi alivio se nota, y mucho, porque tenía un poco de miedo de que él se atrevería a hacer lo mismo.

Zuri se me acerca rápidamente en lo que los demás avanzan mirando las personas y los policías que están por querer entrar o ir a inspeccionar que esta sucediendo.

—¿Qué te pasó en el tobillo?

—Me dispararon en la bóveda.

—Mierda —murmuró bajando las cejas—, hablamos luego de ello.

—Definitivamente —contesté justo al ver Adele entrar, y esta suspira con una nueva preocupación arriba—, tenemos que ver cómo salir de aquí.

—Vámonos, por aquí, agáchense para que desde el techo no nos miren —indica Aedus y entre los cuarto caminamos agachados, había que tirarse, y yo por ignorar el hecho de que tengo una herida de bala sacada en mi tobillo, me tiré cayendo al suelo y lastimándome.

Aedus sacude su cabeza después de ver la escena y suspiró ayudándome a levantarme.

Auch, ahora ni siquiera creo que pueda caminar.

—¿Ves lo bonito que es pedir ayuda, Elinita? —me susurra rodeando mi brazo por su cuello— te cargaría pero detestas ser una princesa en apuros.

—Porque no lo soy —murmuré en voz baja, amargada.

—Vale.

Adele y Zuri comparten una mirada divertida, era hora de correr porque escuchábamos voces de policías cada vez más cercanas, y no queríamos ser encontrados o sería algo peor.

Así que Aedus tuvo que reaccionar de la mejor manera:

A cargarme.

Abrí la boca ofendida, quería insultarlo en ese momento, pero mejor debía sentirme agradecida, no iba a correr con este pie todo adolorido.

—Te va a gustar, anda —dijo con un tono divertido, en su mirada podía ver lo mucho que disfrutaba esto. Aparté mis ojos de él para evitar mucho rato concentrada en él y solo miro todo alrededor.

Están corriendo, posiblemente a las tres de la madrugada en un bosque donde deben de haber lobos.

Mientras corríamos, sentí que la velocidad era algo diferente poco a poco, y que incluso, unos minutos después nos detuvimos por esta razón.

—Zuri, súbete, así llegaremos más rápido —Adele se veía de mejor humor, y se agachó para que Zuri se suba encima de ella.

Busqué con la mirada los ojos de Aedus, y en cuanto los míos tenían su atención, no dijo nada. Quería buscar una respuesta clara, pero el descubrimiento de que ellos no son «humanos» como pensábamos desde un principio es claro ahora.

Zuri me miró en busca de ayuda antes de subirse, pero yo no sabía que decir, ¿supongo que tenía que preguntar o algo? No entiendo, si ellos son sobrenaturales ¿Por qué no lo dijeron antes?

No puedo pensar que quizás es la poca magia que les permite tener para cambiar de identidad, pero ni siquiera puede ser eso, los brujos no tienen súper velocidad.

Deseaba con que llegáramos a casa y así recibir una explicación clara de que es esto, y en cuanto llegamos, me bajé de inmediato al igual que Zuri, que estábamos mirándonos una a la otra conversando.

Sí, sin duda ninguna tenemos idea de que es esto.

No es que me sorprenda porque la rareza de ellos ya era una de mis sospechas de que lo eran, y una pizca de mi quería jurar de que ellos eran humanos, pero por lo que veo no debí eliminar mis sospechas.

Mejor aún, me sorprende la forma en la que prefieren contárnoslo.

####

—¡Llegaron! Me estaba comunicando con Zuri y me había preocupado de que tardaron —nos comenta Arthur después de unos abrazos.

Actualmente Arthur me cae increíble, él es como la sustitución de mi mamá, quizás la niñera del grupo, ya que es responsable, hombre de palabra, protector, y otros adjetivos que concuerdan con que fácilmente pueda ser mi mami.

Pero ya tengo una.

—A Aedus de momento se le olvidó el código, y de un intento se activaron las alarmas, y bueno, Blair está adolorida —resumió Adele señalando mi tobillo, me quité la capucha y suspiré cansada de todo.

—Mierda —lo único malo pues son sus insultos, quizás, es más, no, porque hasta mi padre se dedica a ello, y es irónico porque trabaja en un banco—. ¿Ya no te duele mucho?

Negué con mi cabeza.

—No, ya no me duele, gracias aún así Arthur.

—¿Y tienen el tratado?

—Oh vaya, ¿ya vas a robarle el puesto a Blair? —pregunta Aedus perdiendo la paciencia, verlo con su cabello despeinado me hace llamar mi atención.

Tenía hambre, necesitaba comer algo.

Aparté la mirada y solo avancé un poco desanimada hacia la cocina, ahí estaba Adam y Adele, Zuri subió a cambiarse y Harper... no sé que estará haciendo.

—¡Blairy! Ven, ven —me llama Adam con una sonrisa de oreja a oreja feliz de verme algo tramó. Avancé con una sonrisa de pocas ganas hasta la cocina—. Le estaba enseñando a Adele algo que se me ocurrió, acabo de mezclar todos los refrescos y jugos que trajeron, en un vaso.

Fruncí el ceño observando el color de ese vaso, es un marrón, pero bien raro, me rasqué la cabeza no muy encantada con la bebida.

—¿No me dará una diarrea explosiva, Adam? —pregunté con la nariz arrugada después de mirar el vaso.

Adam me mira parpadeando varias veces, me remojo los labios de inmediato y sacudí mi cabeza, mierda. Creo haberme pasado de lanza.

—Perdón.

—Pruébala —me recomienda entregándome el vaso.

Lo consideré por unos minutos, dudándolo, pero al final le di un chance confiando en Adam, así que agarré el vaso y probé de la bebida.

Sabía riquísima sin duda, me gustó, creo que al final sí debí de confiar en él.

Tenía una mezcla de todos los sabores que había traído de bebidas, ya que era eso lo que quedaba, se nos había olvidado ir a por comida para la mala suerte.

Sonreí demostrándole que me gustó.

—¿Viste? Ahora, es lo que se va a tomar aquí.

—Creo que mi estómago ahora mismo flipa en colores —murmura Adele dejando el vaso a un lado.

Quería reírme, pero de pronto se me vino a la mente como Zuri y yo decidimos confiar en ellos, y pensábamos en que no nos estaban mintiendo, como para que salten ahora con que son vampiros.

Era hora de ir a confirmar mis cosas con Aedus, así que fui a la terraza, donde posiblemente puedo encontrarlo quizás fumando un cigarrillo solo o con su hermano.

Y si, estaba con él, pero se iba a ir, y en cuanto me topo con él en la entrada, este me desordena la gran mata de cabello rizado que tengo con una sonrisa dulce.

Él estaba de espaldas mirando las estrellas, ya de pronto podía entender su buena energía a estas horas, yo ahora mismo siento los ojos irritados del sueño.

—Oye —empecé yo, haciendo que él se volteara después de darle una calada a su cigarrillo—. Yo, no entiendo.

Un hola estaría bien ¿no crees?

—¿Qué no entiendes?

—¿Son vampiros todos ustedes entonces?

Una pequeña sonrisa se dibuja en sus labios, una la cuál podría asustarme pero no lo hace en lo absoluto.

—Sí —la borra poco a poco, y continúa como si recordara la confianza que nos prometió—, quisiera habérselos dicho desde antes, como cuando ustedes querían confiar en nosotros, pero mi hermano no quería.

—¿Por qué?

—No quería arriesgarse de que en algún momento el hechizo no funcionara y que quisieran interrogarte a fuerzas con hipnosis. Así que esperamos a tener el tratado en nuestras manos, porque firma una ley de que los Hall están asociados con una vieja e importante tribu de las brujas de la oscuridad, así que se les prohíbe la expulsión de vampiros a Ainstream.

—¿Y cómo ustedes se adaptan a la magia de las brujas que no son oscuras?

Él hizo una pausa, volteándose, yo lo alcancé y me quedo a su lado mirando el cielo por igual.

—Es de agua por lo cual no son del todo fuertes, en sí con las brujas que no somos compatibles para nada y las que nos pueden lastimar son las de tierra y las de luz —dejó en el antiguo cenicero el cigarrillo y suspiró colocando sus manos en los bolsillos.

—Entiendo —murmuré abrazándome a mi misma, hacia un poco de frío—, no me sorprende mucho. Ya lo sospechaba, ustedes se me hacían demasiado raros el primer día.

—Entendible.

—En sí la que debe de estar indignada es Zuri, pero se le pasará, ya se encariño con Arthur y Adele —le aseguré a él, esta vez mirando su perfil.

Él solo se mantuvo mirando todo el cielo, y al final subió por un segundo sus cejas, en forma irónica. Quisiera saber el porqué, pero me limité a quedarme callada.

—Aceptaré tus disculpas —susurré en voz baja como despedida—, buenas noches, Aedus.

Lo de que acepté sus disculpas hizo que su atención cayera en mí, nos quedamos por segundos mirándonos fijamente, hasta que él con un asentimiento con la cabeza dijo:

—Buenas noches Bla...

Justo entra Adam con una sonrisa entusiasta interrumpiéndolo, y se nos acerca.

—Vengo a informarles que a Adele y a mi se nos ocurrió algo. Vamos a celebrar mañana nuestra libertad, el que se nos acerque lo podemos amenazar con el papelito este.

—Sí, eso... creo, hermano —murmura Aedus arrugando un poco su nariz roja del frío—. ¿Como así a celebrar?

—Iremos a un bar que conoce Arthur que está cerca de aquí, son majos, ya verás —me guiña un ojo caminando de espaldas—. Ahora sí, les dejo, parejita bella, ¡escojan sus mejores outfits como si fuese un concierto de Taylor Swift!

Simplemente amo a Adam como si fuese un hijo mío.

Él solo se fue dejándonos a mi y a Aedus con las palabras en la boca, iba a decir que no quería por mi tobillo, pero ya que.

Necesitaré disfrutar un poco.

————— • —————

No olvides de dejar tú voto o comentario si te gusta la historia, me harías muy feliz. 💗

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro