|| Capítulo 14 ||
14- CAPÍTULO:
"EL PLAN DE ARTHUR"
Sahmy: Reminder de que el capítulo será largo, espero que lo disfruten. 🫶
🪵| Blair Myers.
—¡Al fin! Pensé que se iban a mudar en esa madriguera —intentó bromear Zuri poniéndose de pie. Estaba sentado en la cama, que por cierto, se veía bastante cómoda.
En realidad, solo teníamos hambre y fuimos a comer. No nos imaginamos saltarnos media hora, tenía un poco de hambre y a la vez, estaba cansada.
Investigamos algunos de nosotros por toda la casa a ver qué encontrábamos, y no esperábamos que el novio de Gabriel fuera tan amable de dejarnos un poco de bocadillos, o eso pensó Adele, solo espero que sea así y no esté comiendo cosas raras.
La caminata hasta aquí me dejó muerta, por suerte me pude dar un baño luego, pero de mi cabello no me dió tiempo de encargarme por la llamada de Arthur al notar nuestra tardanza.
Harper y Adam llevan toda la tarde dormidos, quien sabe si les da igual la reunión de Arthur y simplemente no irán.
Volví a la realidad, donde estoy aquí en el pequeño y acogedor comedor comiendo un poco de los bocadillos, creo que no era la única hambrienta.
Adele se encogió de hombros y mastica su barra de chocolate.
—Primero la comida y luego tu charla. Que te quede claro —señala a su hermano con la barra y él se la roba para coger un pedazo.
Ella pone una mueca de indignación, me recuerda a las muecas de ofendidas que ponen las mean girls de las películas.
—Tienes razón, pero para comer entre todos, no se tarda sesenta minutos —decía con la boca llena, y al terminar se remoja los labios limpiando algún resto.
—Ya di lo que tengas que decir y deja de parlo... —Zuri intentó decir pero fue interrumpida por este mismo.
—Esperen un momento... —analiza y frunce un poco el ceño— ¿De dónde carajos sacaron esta comida?
—En la despensa —contesté con simpleza.
—¿No les parece raro? ¿Y si estuviera caducada? —pregunta con lentitud, enloquecido por nuestra poca importancia.
Zuri corrió rápidamente a revisar la fecha en la que caduca las salchichas enlatadas, y su alivio aparece al ver que caducan en el último mes de este año.
«Arthur es demasiado dramático» pensé yo en cuanto veo que la bolsa vacía de papitas también se vence en unos meses y el chocolate de Adele en... cinco meses.
—Le faltan unos buenos meses para que se caduque —aseguró Zuri suspirando.
Ahora mismo me parece un poco raro que de la nada estemos comiendo en vez de descansar, pero comer y dormir son como casi sinónimos de lo que es relajación. En mi caso.
Arthur continuó interrogándonos de la comida, es entendible ya que llevamos en el estómago algo que no es muy de confiar pero ¿Por qué tantas preguntas? ¿Acaso es un sobreprotector?
—¿Acaso le quieres ganar a Blair en el concurso de preguntas? —bromeó Zuri, riéndose de su propio chiste.
Las bromas y la diversión se desvanecen por completo al ver como de la gaveta de arriba en la despensa se cae un cadaver... de una chica de algunos veintitantos.
Compartimos entre los cuatro una expresión de alzar las cejas lentamente, yo estaba en shock, es increíble que estudio una carrera sobre esto y nunca haya visto un cadáver en persona.
Ya luego como si nada, se aparece Aedus bostezando.
Despertaron al dormilón de su tumba.
—¿Qué? —se le congeló la cara del shock al notar que lo estábamos mirando, y acto seguido, alza las cejas levemente al ver el cadáver.
Me agaché un poco —no tanto ya que tenía miedo, en este bosque las cosas según son... extrañas—, y observo detalladamente el cadáver.
—No tiene pinta de llevar muchos días. Parece reciente, tiene marcas de una soga —señalé las marcas que trazaban la textura de una soga.
—¿Se suicidó? —Adele intenta adivinar con la boca un poco llena por el chocolate.
Me encojo de hombros dando señas de que no se sabe.
—Podría ser un suicidio —contesté—. Pero necesitaría un expediente mental por lo menos, de esta chica, alguien cercano a quien cuestionarle de su vida. Los suicidios son populares —hago una pausa, pensativa, y al obtener mi duda aparté la mirada—. Aunque mejor pesándolo... es muy reciente, como por ejemplo cuando te despiertas de una gran siesta y por las almohadas tienes marcas, no tardan mucho en desaparecerse.
—Y entonces... —añade Aedus acercándose a nosotros— por esta razón esto no es un suicidio o es que no es reciente porque, ¿Quién nos rentaría un hogar con alguien dentro? Podrían hab...
Mientras Aedus era el centro de atención, Arthur se acercaba al cadáver de la chica y automáticamente hacía un ruido de un papel que llamaba la atención de nosotros. Este lo desdoblaba interrumpiendo al primer nombrado.
—Esto es trabajo de Alicia —en el papel hay un mapa de todo el bosque que me parece ser mágico, ya que una pequeña aura roja pestañeaba lentamente señalando un castillo que me recuerda al de Drácula.
Es probable que ese es el de Alicia.
Aedus y Adele parecían más preocupados que nunca al ver el mapa.
—¿Y qué quiere Alicia con nosotros? —Zuri preguntó por mí.
Se quedaron en silencio por un momento, Arthur arrugó el papel tirándolo desde lejos a la basura, como si fuera una cancha de basketball.
Cosas de los hombres.
Yo quería el mapa...
—Es una... trampa, los vampiros tienen un gran olfato —explica Adele aclarándose la garganta— así que mientras más nos hubiéramos tardado en descubrir el cadáver menos probabilidades tenemos de que todos aquí seamos vampiros.
Mhm...
—Aún así aunque nos hayamos tardado mucho en saber del cadáver, somos sospechas de ser humanos también —añadió Arthur.
Vaya.
Alcé las cejas lentamente y suspiré peinando mi cabello en una coleta alta, ahora está lleno de nudos y rizos, no sé qué será de mi cuando si no encuentro un cepillo y un peine en este pueblo.
—Sé que es estúpido pero... —intentó decir este de nuevo pero Zuri sacudió la cabeza.
—No, tiene sentido —admitió ella, con una pizca de nervios encima.
Nos quedamos todos en un corto silencio en el que se escuchaban los sonidos de la naturaleza desde afuera, automáticamente estaba pensativa, llevamos una hora comiendo durmiendo y sobre todo hablando y nisiquiera hablamos sobre la reunión.
Todos mis pensamientos fueron interrumpidos en cuanto oigo el nombre de mi amiga en la sala.
—¡Ven! —Zuri me vuelve a llamar así que caminé directo a la sala, dejando a los Hall murmurar en voz baja.
Llegué, mis pasos se hacían más lentos tratando de analizar o crear una idea del por qué me llama Zuri, lleva un cuadro en su mano.
Y lo volteó acercándose a mí.
Sentí que la mandíbula se me podría caer al suelo si estuviera boquiabierta, pero solo disimulé mi gran sorpresa entreabriendo los labios.
—¿Todo en orden? —preguntó alguien de atrás. Creo que Adele.
En la foto del cuadro estaba mi hermano, Christopher, y al lado esta chica.
Parpadeo finalmente luego de ni poder hacerlo, estaba inmovilizada.
Mi hermano efectivamente está aquí, ahora tengo otro problema más para quedarme, necesito averiguar qué hace Chris aquí, si lo estuviera imaginaria que está con Lee, pero sería imposible.
—Sí —contesté finalmente la pregunta anterior mordiendo mi labio inferior pensativa, pero a la vez preocupada.
Dejo de hacerlo ya que me veo rara, a parte de que por mi preocupación, creerán que es mentira.
—Está mintiendo —y el primero que lo notó fue nada más y nada menos que Aedus.
—De todos modos, es algo que no te conviene, Aedus —Zuri enarca una ceja.
No me queda de otra, ahora mismo somos un equipo así que todo lo que tenga que ver con nuestra supervivencia aquí, hay que decirlo.
—Solo es... algo de mi hermano —apreté los labios pasándole el cuadro a Zuri—, mi hermano conocía a esta chica. Él está... aquí.
Como toda típica expresión de sorprendido en estos tres; alzaron las cejas lentamente, dejándome leer en sus gestos un «¿En serio?»
—Te ayudaremos a encontrarlo, no te preocupes —se encogió de hombros Adele restándole preocupación.
Apreté los labios y Arthur de la nada me acaba de dar un abrazo.
—Me gustan los abrazos. Así que no me lo rechaces o lloro —hago una mueca confusa por su repentina y linda amenaza, pero aún así se lo seguí.
Llora entonces.
Qué dura eres, es un amor.
Zuri sonríe con ternura y se acerca dando pequeños saltitos, por eso es que nunca va a madurar.
Lo dice la que aveces actúa como niña pequeña y saca dedos.
—¡Abrazo grupal! ¡Y quién no se una, tendrá que soportar unas largas sesiones de Arthur lloriqueando! —canturrea divertida mientras me abraza por detrás.
Aedus de inmediato se une al abrazo grupal de mala gana dejando en claro que no aguantaría la perspectiva de un hermano llorón en esta sala, este lo hace más separado posible como si fuera abrazar a alguien con un coronavirus sin fin.
Adele se ríe de todos nosotros y simplemente se fue a carcajadas.
—Me robáis la respiración —dijo Arthur en susurro.
Así que... lentamente nos separamos, Aedus se nota en su cara que es intolerante a los abrazos.
Pero por dentro los ama, estoy segura de ello.
Arthur se aclara la garganta, robándome mis pensamientos actuales y haciendo que preste atención desde ahora.
—Hablemos de la reunión ya que están todos aquí, son las cinco de la tarde —nos recuerda lentamente.
Todos nos acercamos a este, excepto nada más ni nada menos que Aedus, que está distraído en robarse las sobras de comida. Yo aproveché el momento para darle un repaso visual el aspecto de un Aedus recién levantado, lleva una cara de no poder dormir en cien años como la princesa Aurora, su cabello está hecho un desastre y ahora mismo acaba de remojarse los labios.
Al fijarme que me estaba mirando enarqué una ceja dejándolo saber por qué me mira, y me volteé.
— ...Para sobrevivir aquí, —nos explica Arthur— la mayor parte de recursos que necesitaríamos están en el centro del bosque, y para acceder allá, tenemos que esconder nuestras identidades.
Ya me imagino que la razón de esto es la misma de siempre, para las brujas y lobos no somos muy amigos.
En mi mente me preguntaba si mi hermano finge si es algún sobrenatural o es que lo es, pero es obvio que es imposible que sea una bruja o un lobo ya que las brujas vienen de un linaje familiar, y los lobos...
No tengo ni la menor idea.
Pero no hay ningún miembro de nuestra familia que tenga algo sobrenatural, es más probable que Chris está escabullido.
¿Pero qué hace aquí?
—¡Blair! —masculla Zuri sin despegar los ojos de Arthur—, presta atención y deja de aterrizar en otros planetas.
Le hago caso a ella.
Arthur continúa hablando sobre el método de acceso que utilizan por seguridad al ir al centro del bosque, por lo que entiendo el bosque central de Ainstream es prácticamente el centro comercial donde encuentras de todo.
Esto por las afueras parece más un campo, no hay muchos árboles pero es muy tranquilo.
—Espera —Harper frunce el ceño aterrorizada— ¿Me estás diciendo que para ir al centro del bosque tengo que perder una oreja?
Me alteré un poco, algunos se estaban riendo de mi cara para nada disimulada, y para el colmo están tranquilos con esto.
—¡Hablo en serio! ¡No quiero que me mochen una oreja! —fruncí el ceño alterándome más.
—Sin ofender cuñada, pero siento que te verías más bonita sin una oreja —sonrió Adele, bromeando.
Sus chistes lo que me causan es el cólera.
Awww, que tierno.
—Ajá —Aedus concuerda con ella, o eso creo, no sabría descifrar si es sarcasmo o habla en serio.
Arthur se pasa una mano por la frente y suelta un suspiro cerrando los ojos buscando en su mente relajación y paciencia.
—Joder —y no encontró nada—. Ya les dije que no nos van a mochar una oreja, la prueba de sangre la sacan de ese modo entrándote una pequeña aguja para extraerte la sangre, el proceso tarda unos segundos en saber que especie eres, si saben que somos humanos, nos matan y listo.
—¿No pueden devolvernos y ya está? —gruñe Zuri enfadada con los reglamentos del bosque.
Aedus le sonrió, con esa típica sonrisa llena de maldad y burla.
—Claro, porque al parecer para ti, nosotros con las brujas somos los supremos y no hay ningún porqué para matarnos —rodea los ojos negando lentamente—, vamos a matar brujas y lobos y vamos a beber de su sangre, Zuri ¿Eso no te parece que llamaría la furia a alguna reina que se entere? —luego, inquirió fingiendo que no se sabe la respuesta.
Entreabrí los labios lentamente ante las últimas palabras que dijo, oír ese vamos hace que mi mente maldiga el momento en el que Lee y Chris decidieron venir aquí.
«¿Y si la foto no es reciente y Chris está en la tierra? ¿Y si no encontramos a Lee?»
Los pensamientos negativos intentan tener acceso a mi cabeza para llenarme de cosas negativas y querer rendirme, pero los bloqueo de inmediato y me devuelvo a la realidad.
—Miren y adoren la ternura de Aedus —dijo Harper, divertida.
Arthur rodeó los ojos, sintiéndose ignorado.
—A ver, continúo y dejan de hablar de Aedus, porfa —asentimos entre todos, y este prosigue—, tengo un plan para poder entrar. Y es, un cambio de identidades.
Nos quedamos mirándolo, un poco sorprendidos de lo normal, pero nadie mencionó ni se quejó al respecto, haría cualquier cosa para no meterme en la boca del lobo.
»Parecerá raro, pero si se puede lograr. Conozco una forma de crear un hechizo que pueda alterar el identificador de especies en la entrada del pueblo, solo es cuestión de encontrar una bruja con una buena fuerza, porque no es del todo sencillo el hechizo. Para nuestra suerte, no son las reinas que hicieron este identificador, sino entre una familia de brujas de la Luz.
—Pensé en que Zuri sería una buena opción para bruja pero...
—¿Estás loca? —interrumpí a Adele como si se tratara de mandar a mi mejor amiga a una guerra mundial—. Simplemente no, Adele.
—Blair, por un lado tiene razón —admitió Zuri, en un tono suave y lento, yo fruncí el ceño lentamente—. Pero no pienso alterar o afectar la magia del collar.
—No la alteras, de hecho, es posible que tú y tu hermana estén vinculadas a la magia del collar —contestó Arthur levantando la cabeza, Zuri en cambio entreabrió los labios, sorprendida—. Y si lo están no afecta al collar, pero ya eso depende que tan fuerte lo es.
—¿El collar? —pregunté esta vez yo.
—Sí, pero solo es cuestión de comprobar, a mi no me pregunten ya que tengo muy poca idea sobre hechizos, solo conozco los que me convienen a mí.
Sonreí, casi a punto de reírme, pero lentamente desvanecí mi sonrisa recordando el anterior tema. Me lo encuentro peligroso eso de que Zuri quiera probar si la magia del collar es compatible con ella.
—Aún así, no queremos que te pase nada malo —aseguró Adele mordiéndose una uña—, por lo cuál yo propongo que cacemos una bruja.
Yo igual levanté el dedo dándole la razón a la hermana de Arthur, esta bajó la cabeza, y yo mientras miraba quiénes votaban por la futura decisión, observé a Zuri de vez en cuando, su expresión perdida en otro planeta me dejaba mucho que decir, y la conozco, cuando la hace, es porque algo quiere inventar.
Zuri... no.
—Solo qué hay algo malo para los que van a estar en el hechizo... —Arthur soltó una pequeña risita nerviosa y poco disimulada— tenemos que beber sangre.
—Guácala —Aedus arrugó la nariz, con la nariz un poco manchada de chocolate, por ahora me quedaré callada para deleitar esa graciosa escena.
—¡No voy a beber sangre de monstruos! —Zuri de inmediato pone una mueca de asco.
—Que quede en tu conciencia que acabas de decirle monstruo a tu hermana —señala Adam, yo paso saliva por mi garganta ya que no encuentro mi voz, siento que estoy exagerando un poco pero es que jamás en mi vida pensé que llegaría a beber sangre de lobo o bruja—, venga. La sangre seguro es rica.
Todos miramos a quien pronunció la última frase.
—Creo que se me va a revolver el estómago si vuelven a hablar de beber sangre —musité implorando en la nevera por un vaso de agua, pero, nada.
—Tenemos que ir ahora en un rato a cazar, —ignora a Adam levantándose— si quieren comer lo que se les antoje, estar cómodos, y resolver esto. Tendrán que hacer este sacrificio.
Se encoge de hombros simplemente, se me había ocurrido meter una pregunta la cual espero no quedar indignada en el proceso de esta.
—¿Por qué ustedes cinco se toman esto de beber sangre de lobo o de bruja como algo normal? —fruncí un poco el ceño mirándolos a todos.
—Porque sé que luego de tomar esa sangre los problemas se me restarán —contestó Aedus, encogiéndose de hombros como su hermano.
Son todos iguales aquí.
Suspiré apretando los labios lentamente.
«Piensa en que la sangre sabe a mermelada de fresa, Blair.»
«Piensa que en qué la sangre sabe a helado de oreos, o a caramelo, tú sabor favorito...»
Y piensa en dejarme tranquila que me estás quemando, porfavor.
Esto me ayudará, es un método que utilizaba cuando la mayoría de comidas que preparaba mi madre no me gustaban en lo absoluto y tenía que ser obligada a comerlas.
—Ya que como lo dejamos en claro con el hechizo. Ahora solo queda una cosa —Arthur sonríe, algo entusiasmado y se agarra por sí mismo sus manos, dejando un poco de suspenso y curiosidad encima—, equipos, formaremos equipos de dos y uno de tres para cada área que vamos a trabajar en esto.
Definitivamente ya tengo ahora como describir a Arthur, alguien organizado y que por ahora promete ser responsable en lo absoluto.
»Un grupo se encargará de ser el que salga al centro del pueblo y comprar las provisiones, se turnarán pero será una vez a la semana. Otro grupo se encargará de quedarse en la casa y vigilar y asegurarse de que no ocurra algo sospechoso, ya qué hay aproximaciones a ello. Ya de ahí solo por grupos de dos es que podemos entrar al centro de Ainstream, en mi opinión, ir todos no sería solo innecesario, sino que nos metemos en peligro unos con otros, y sin saltarnos que como ya yo entré, pueden reconocer sospechas de mí con la reina en seguida. Otra cosa, acabo de pensar en que mejor, solo tres puedan entrar al centro del pueblo a resolver los problemas pendientes.
Préstamos todos con atención, excepto Harper, estaba bostezando por lo cuál estaba dormida, esto le pareció insulto a Arthur que hasta enarcó una ceja.
—¿Estabas prestando atención, Harper? —preguntó este, en tono firme y un poco intimidante.
—Algo ahí —respondió esta, cansada, evité no reírme. Pero era un poco imposible de lograr.
Era como si le importara un pincho esta charla la verdad.
—Pues pídele a alguien que no te haga dormir para que te haga un humilde resumen de lo que te dije —remarcó estas cinco palabras, dando por hecho lo indignante que le pareció el comentario. Harper junto a Aedus soltaron una carcajada leve y estos dos hablaron en susurros.
Me quedo mirándolos por unos segundos hablar, pensando en muchas cosas, pero lo que sea que hagan o tengan de relación, no me debe de importar.
Aparté la mirada, nuevamente prestando atención al jefe de la casa y nuestro próximo niñero o padre.
Ya le tengo apodo.
Arthur se aclara la garganta con referencia a ambos.
—Hablen cuando termine esto porfavor —rodeó los ojos de mala gana, y nos mira a cada uno esperando por silencio.
—Está bieeen —dijo esta, de mala gana y se cruzó de brazos. En su cara se veía el esfuerzo por no dormirse ahí parada como un caballo.
—Formaré los grupos yo —continuó Arthur cruzado de brazos mirándonos a cada uno—, pensé en ustedes, pero quiero tomar algo en cuenta que presiento tener que explicar.
Algo me dice que no me va a gustar el grupo que tendré yo. Y ya sé con quien me va a colocar.
Es predecible de hecho, el único que detesto en esta sala es Aedus.
—Zuri, Harper y Adele se quedaran aquí a vigilar y solo no llegar al centro del pueblo, y de las tres, en excepción para lograr entrar al centro del pueblo es Zuri, ella vino por un propósito y si ella llega a exigir querer ser la que quiera buscar a su hermana, no podemos obligarla a quedarse de brazos cruzados —Zuri eleva las comisuras de sus labios en una sonrisa medio orgullosa al ser nombrada.
»Adam y yo podremos salir fuera de la casa por emergencias y yo lo entrenaré a él, Adele tú entrenarás a Zuri y a Harper —lo último este lo dice a su hermana en susurro dándole una palmada en el hombro a pesar de yo poder oír.
Al final, interrumpí, pero solo para lo de costumbre; preguntar.
—¿Entrenar?
—Ustedes sin duda necesitan aprender a defenderse, no cuerpo a cuerpo porque claro, es con seres sobrenaturales... —dijo con obviedad y continúa remojandose los labios—. Pero tengo el plan armado y obtendremos unas armas especializadas para combatir contra los lobos, y brujas.
—Bien, supongo —murmuro Zuri, aburrida con respecto a ello.
Igual a mí me aburre.
Arthur se acerca a ella soltando una risita y se sienta finalmente.
—¿Te aburre todo esto? Seguro será una "divertida aventura" —contestó en un tono poco entusiasta haciéndome recordar las frases de las caricaturas.
Apreté los labios en una ligera línea recta, y aparté la mirada, al ver a Aedus, recordé de inmediato una cosa.
Nombraron a todos aquí, y solo falto yo y él.
Eso significa que, saldré al centro del pueblo con este...
Mierda.
Miré de inmediato a Arthur, en espera de que pueda continuar, pero está hablando con mi amiga. De repente, mi mirada se transformó a algo más de una mirada de águila, no paraba de mirar como sonreía, los hoyuelos que se marcaban en su rostro y la dulzura que reflejaba en sus ojos.
Y no lo miraba en mal sentido o de enamorada o algo así. Sino que mi abuela y yo la llamamos: mirada de enamorados.
Para mi que está enamorado.
Sin duda.
—Continúo —anunció de repente, yo seguía mirándolo fijamente, pero ahora ya indignada—. Bueno Blair, eres la última, así que supongo que sabes que te quedarás con Aedus.
—¿Por qué con él?
—¿Por qué con ella?
Preguntamos al mismo tiempo y en el mismo tono enojado y disgusto por ambos, solo que yo tenía una ceja enarcada esperando por su respuesta.
—Porque ustedes dos es más que obvio que se quieren como perro y gato. Y eso debe de cambiar —Arthur se colocó las manos en el bolsillo acercándose para poder hablar en un volumen de voz adecuado—, porque lo que no tolero es la falta de trabajo en equipo, aunque no lo crean, entro todos lo seremos, solo que divididos, y eso hará que hagamos un buen trabajo. Y si me los encuentro peleándose por ahí por quién es menos cabezudo, sin duda perderé yo también la cabeza.
Quería reírme por lo último, pero solo... bajé la cabeza con los labios remojados, pensándome las cosas.
No quiero trabajar en equipo con él, pero si de esta forma no pasan como en las pelis, que al final lo arruinan, pues mejor prefiero seguir el consejo de Arthur que esto y mejor actuar como una adulta joven.
Exacto, al fin más razonable.
Me parece oír un insulto.
Al mirar lento y con disimulo al chico más mencionado de aquí —Aedus—, noté que llevaba todo este rato centrado en ello. Entreabrí mis labios, confundida en encontrar la razón del porqué ello, su reacción es para nada molestarse en durar un momento para apartar la mirada.
Se aclaró la garganta e igual sacudiendo un poco la cabeza:
—De acuerdo, acabemos con esta mierda entonces.
Quería soltar un jadeo de sorpresa, pero a la vez no es tan sorprendente del todo, así es él, ni idea del que se le puede hacer.
——— • ———
Al día siguiente ya era hora de comenzar a trabajar entre todos nosotros.
Nos tomamos el cadáver como cualquier basura de la casa qué hay que botar con facilidad, y Adele la más fanática de lo explosivo y de deshacerse de cadáveres hizo algo al respecto; quemó el cuerpo y las cenizas las tiró al mar.
Y cuando regresó, Arthur nos había notificado que el mapa, era de gran importancia después de todo.
—Tú —señaló a su hermano, estamos en el comedor solo Aedus, yo y él—, le enseñaras y le explicarás a Blair una idea de lo cuidadosa que deberá ser ella para entrar aquí, tiene un día para aprender lo básico ya que nos estamos quedando sin provisiones —suspiró pasándose una mano por el cabello—. No pensé que ustedes eran unos buenos glotones.
Alcé las cejas, supongo que algo indignada pero Arthur al darse cuenta de mi gesto, se disculpó sacudiendo la cabeza.
—Sin ofender.
Aedus se cruzó de brazos, sin reaccionar nada al respecto, creo que está en un berrinche que debe de superar poco a poco, ya que no habla, solo rodea los ojos, te responde seco y ya.
—No importa —murmuré yo, en voz baja.
Minutos después, estábamos Aedus y yo, solos, en el gran patio trasero de la casa donde nos estábamos quedando entre todos.
Me ataba los tenis con los que vine aquí, que están un poco húmedos, pero detesto estar descalza, es simple. Solo lo hago si el piso está frío y limpio.
—Empecemos —me levanto de un salto y lo alcanzo, está mirando con cierta curiosidad esta pistola rara que se trajo.
Se quedó en silencio, no dijo nada. Solo me dejó visualizar como él se coloca en una postura para apuntar el arma y calcular en una rapidez increíble el tiro, que fue al blanco sin duda.
Entreabrí los labios lentamente, pero los cerré a su velocidad contraria ignorando la sorpresa.
—¿Vienes a presumirme tus buenas habilidades para disparar? —pregunté en un tono curioso, este sonríe de lado, por primera vez frente a mí y me tira el arma, creyendo que soy buena en atrapar o algo así.
Por suerte pude hacerlo.
—Posiblemente —contestó y se quedó mirándome atrapar la pistola—. Buen tiro, Bryant Myers.
—¿Ese es tu apodo ahora?
—Oh vaya, mil disculpas —empezó a dramatizar—, es que me recuerda a él siempre.
Rodeo los ojos.
—Vamos con esto, Aedus, no pienso discutir contigo por un insípido apodo.
—Buena forma de pensar —respondió y se me acercó—. Quiero ver cómo disparas.
—¿Estas balas...
—No, las balas son así —me interrumpió como si me leyera la mente y de una caja de balas, sacó una muy filosa con un color verde aceituna muy brillante—. Están especializadas para desmayar brujas, como un cloroformo, pero por un tiempo determinado dependiendo cuantas balas tenga la pistola, más tiempo es.
Me lo explicó mientras miraba la bala, la tenía en la palma de su mano.
—Por ejemplo, ¿una bala que quede equivale a un minuto? —pregunté algo dudosa, este asintió.
—Ya veo que a la mitad del día saldrás aprendiendo.
Sonreí esta vez yo.
—Soy una aprendiz, querido —comenté sin mirarlo y me coloco de espaldas a él en una postura la cual dudo de que no es la adecuada para disparar, pero me resulta cómoda. Lo miré a él, esperando que me ordenara a algo más, guardó la bala y me miró de arriba abajo.
—Dispara, quiero ver qué tal tu tiro.
No dijo nada al respecto sobre mi postura, así que me giro de regreso y disparo.
No le di al blanco, le di a la antepenúltima raya roja, el cuadro que se dibujaron estos idiotas es de seis rayas junto al no tan pequeño círculo blanco, por lo cual ya se imaginan lo un poco lejos que estoy del blanco.
—Eso es por tú mala postura, y quizás... tú falta de puntería —comentó Aedus, dando pasos hasta acercárseme por detrás, con una voz tan peculiar e inocente.
Bajé la mirada al sentir su presencia y su respiración llegar a mis oídos por un segundo, y en cuanto se alejó el sonido, lo aparté de mi mente.
«¿Por qué se me acelera el corazón cuando lo tengo cerca?» me pregunté a mi misma en mi mente, pero cómo esta resulta ser... bipolar, ya me respondí la duda yo misma.
Porque es solo algo absurdo y tonto.
Este, sin siquiera pedir permiso me guió el brazo, no fue la muñeca, ni tampoco alcanzaba a llegar ahí, pero su tacto frío fue lo único que llegué a prestar atención.
—Tienes que levantar un poco más los brazos, extenderlos un poco más... y —susurró aprovechando que está cerca mío, inconscientemente mis labios se entreabrían al oír su voz baja.
Se me acercó más, como si buscara el momento perfecto y... la ubicación perfecta para disparar, por guía de mi muñeca, y al lograrlo, disparó.
Estuvo a punto de salir del blanco, pero lo logró.
Me encanta esta arma, porque al parecer posee un silenciador, su disparo no me da un brinco del sustillo, así que me conformo.
Este se alejó luego de un momento, me aclaré la garganta en medio del silencio incómodo y apreté los labios.
—Bien, yo... intentaré —le avisé a él y al tragar saliva, me acomodé en la misma posición que él me pidió—. ¿Así?
Se quedó mirándome arriba abajo mi postura, y cada detalle en cuánto agarré la pistola. Tardó unos segundos para responder, que ya estaba empezando a preguntar si está bien o mal.
Estaba por rodear los ojos e ignorarlo, pero me contuve y mejor disparé, digamos que mejoró un poco mi disparo, seguro porque mientras pensaba en el mejor momento, estaba escaneando la postura por intuición por si queda cerca o no del blanco.
Quedó cerca del blanco, sonreí orgullosa mirando el tablero y aparté solo para ver a Aedus, que aún seguía mirándome a mi y al tablero.
—¿Entonces? —le pregunto, porque es que no ha opinado absolutamente nada.
—Lo hiciste bien, aprendiz. Por lo que veo avanzas rápido, sigue practicando disparos. Te iré enseñando pocas técnicas, porque no es tan complicado aprender a disparar —se encogió de hombros y recargó el arma, me quedo mirando más sus brazos lesionándose al recargar—... solo es más cuestión de precisión ahora.
—Bien. —levanté la mirada rápidamente para luego acto seguido, asentir con la cabeza.
Unos centímetros más y tremenda tensión te vas a armar.
Exagerada.
Solo que... bueno, no sabía recargar armas.
Mentirosa, te gustan sus brazos.
Ignoré los comentarios molestos de mi pobre conciencia con falta de atención, y procedo a continuar en mi aprendizaje al disparar, probé con tres tiros, los cuales a Aedus ninguno les gustó.
—No —dijo luego de haber movido el dedo índice en negación—. Ahí si que ya empeoraste.
Y bueno, en eso se basó esta tarde, en comer y aprender. Supongo que fue divertido...
... divertido ver al según nombrado "Ardus" disparar y recargar armas raras.
Me haría de buen favor aprender como silenciarte.
Ya se estaba por oscurecer, sonreí divertida lentamente al oír a Adam contar su experiencia el día de hoy.
—Había una tremenda vaca, y digo tremenda porque... ¡Literalmente es súper pequeña y no parecía bebé! Quería montarla porque según Arthur, este lugar es lo contrario a Mainstream, y la verdad me esperaba algo más divertido —asintió este mientras conversaba, Adele comenzó a reírse, pero no de él:
—Tú eres inteligente, pero yo pensaba que los árboles estaban invertidos, el agua también...
—Ustedes son tan tontos —se quejó Harper rodeando los ojos en lo que disfruta de un pescado. Al parecer estaban pescando los chicos.
Y de repente, entró Gabriel a la casa, yo me quedé algo perpleja ya que me había asustado, pensé que entró alguien parecido al FBI para jalarnos por una oreja a detenernos.
—¡Hola amigos! ¡Espero que estén súúper! —dijo este, de buen entusiasmo haciéndome explotar un poco de risa.
—Pero... —exclamó Adele confundida.
—Querido Gallito, ¿Qué haces aquí? —preguntó Adam enarcando una ceja.
Ya se me vino a la mente el cómo dejan las puertas abiertas para que cualquiera pueda entrar sin problemas.
Enarqué una ceja como única reacción, en sí no me importa para nada, estoy un poco encantada de recibir a Gabriel, me cayó bien.
—Ehh, es... Gabriel —dijo este, rascándose la cabeza—. Pensé en venir a visitarlos, normalmente es opcional para que el trabajador esté seguro de que el cliente esté satis...
—Sí, sí. Está bien —Adam asintió, interrumpiéndolo, aveces hay que admitir que es fastidioso este chico.
Pero, ¿quién no ama a Adam?
—Gusto verte, Gabriel —le dije colocándome de pie y le estreché la mano—. ¿Qué tal?
—Bien. Estaba en la madriguera, limpiando —sonrió mirándome y me estrechó la mano, Arthur se colocó de pie para colocarse a mi lado y saludar— ...y bueno, quería también pasar a decirles que estén en alerta, habrá una abrigada.
Eso a ambos hermanos les llamó la atención, y con eso me refiero que por fin Aedus decidió hacer algo más que estar sentado comiendo.
—¿Por qué? —murmuró este, un poco preocupado y soltó el tenedor creando un sonido un poco molesto.
Adele lo fulminó muy discreta con la mirada, como estaba en un ángulo que Gabriel no podía sospechar, le resultaría más fácil mostrar su enojo por el comportamiento de su hermano.
—Hay cazadores o un sospechoso suelto, y se llevaron a una bruja de nuestro elemento, tierra.
Suspiré apretando los labios.
Eso no hay que dudar que es trabajo de estos dos idiotas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro