|| Capítulo 12 ||
12- CAPÍTULO
"LLEGADA DESASTROSA"
Maratón 2/2
🌲| Blair Myers.
Bostecé estirándome un poco los brazos, me sentía cansada. Dormí como por una hora y creo sentir las comisuras de los labios con saliva seca.
Adele se sacude lo que creo que es pues mi saliva, que estaba en sus tetas.
Creo que de podría notar mi sonrojo si mi tono de piel fuese más claro, pero mis mejillas ardían en vergüenza por el asunto.
Adele mientras se ríe termina de limpiarse y respira profundo de tanto hacerlo. Tuvo que detenerse por mi cara de lanza cuchillas tres mil.
—Blairy, eres una babosa —dice divertida, y luego ahí pasa Adam, dándose cuenta de que me desperté y también empieza a reírse a carcajadas.
Me quedé dormida y seguro durante el largo viaje a Texas, me vi cerca de las tetas de Adele, pero ya aprenderé a dejar de hacer eso si no quiero ser la burla del círculo.
En la otra esquina estaba Adam, y a su lado Zuri, Adele tenía su otro hombro muy ocupado actuando como almohada para ella, Arthur conducía y Aedus estaba en el asiento de copiloto junto a Harper.
Este estaba dormido, como no tenía dónde mirar, supongo que mi punto de la nada para pensar era su cara. Pero al final terminó concluyendo siendo sólo una excusa para curiosear su cara de dormido.
Se veía como otra persona, solo podía ver un lado de su cara y estaba segura de ello, parecía más inocente y más niño con los ojos cerrados. Daba ternura, ojalá sea así siempre.
Me mordí una uña, hasta que veo la entrada de bienvenida a Mainstream, lo cuál significa que ya estamos llegando.
—¿Ya despertaron los ángeles del cielo? —observa este desde el retrovisor enarcando una ceja a nosotros.
Ya era el turno de Zuri a que la despertaran, y ya el de Arthur a despertar a su hermano y a Harper.
Él claro, se despertó sin problemas estrujándose los ojos poco a poco. Harper a su lado se incorpora un poco y al final de rendirse en buscar una pose más cómoda, la voz de su acompañante hace que abra la puerta del auto con pocas ganas y salga de este.
Me quedo mirándolos en lo que salía con esa pequeña duda de que quizás o probablemente... pueden ser algo más que amigos.
Es solo una tonta teoría. Creo que lo digo por la química, la confianza y la relación que se llevan durante todo el trayecto.
Justo al salir, como si fuese por arte de magia, mi celular empieza a vibrar.
Este lado de la casa es el único en el qué hay señal en todo el bosque, así que solo para no dejarla en sospechas, respondí su llamada.
—¡Hola mamá! ¿Cómo estás? —mi humor parecía más falso que como ella cree que resulta mi vida ahora mismo.
—¡Mi corazón de melocotón! Todo está bien cariño, ¿Por qué nunca me llamas? ¿Sucede algo? —a explotarme de preguntas se ha dicho. Supongo que ya terminé de averiguar a quién salí de curiosilla.
—Clases, bastante desde que inicié —murmuré caminando de un lado a otro, pero me detuve percatándome de la poca señal y de lo mal que se oía mi madre en la llamada— ¿Mamá, me escuchas?
—Sí, sí. Te escucho, te decía que eso es bueno, ¡Y que mejor te centres en que vas avanzando ya como un conejillo! —sí, así de amorosa aveces se vuelve. Sonreí de oreja a oreja acomodando un mechón de mi pelo detrás de la oreja y prosigo a oírla.
—Sí, me llevaré de tu consejo —respondí finalmente ya que duró mucho hablando—. ¿Y qué tal papá?
Luego de una breve charla sobre la familia, aproveché la oportunidad para casualmente preguntar de Christopher.
—¿Has sabido de él? Tengo mucho que no hablo y su celular me sale apagado —comenté en voz baja apartando la mirada.
—No, no. Yo intenté llamarlo pero supongo que es que está ocupado, ya sabes, aveces hace eso de desparecerse —me intentó calmar con ello, pero yo sé que él se desaparece por días, no por meses—. ¿Qué es eso dónde estás? ¿Un bosque, no?
Asentí con la cabeza tragando saliva con discreción, por cómo vamos con la charla, terminaré muriendo de los nervios. Al menos no se da cuenta en qué bosque es que estoy.
—Sí, es una excursión entre amigos.
—Ya te dije que en los periódicos vi cosas de qué hay manadas de lobos raros en esos bosques Blair. Porfavor ten cuidado y no me amanezcas ahí —me advirtió esta vez con el ánimo transformado en algo más... en serio.
—Claro, no amaneceré ahí, tranquila —le aseguré calmando su preocupación, y le sonreí a Adam, que me señala unas mandarinas que se consiguió en la parada cercana que habíamos ido antes con Max.
—Vaya vaya ¿Y a quién esa linda sonrisa? —pregunta mi madre con tono pícaro, rodeé los ojos, y aparté la mirada de los demás para no verles la cara de reacción de posibles risas silenciosas.
—A mí, señora Myers —aparece Zuri guiñándole un ojo, mamá tira un chillido no tan agudo pero de esos de emoción, Zuri sonríe de lado observándola.
En mi mente, estoy segura de que quería besarla de agradecimiento por su discreción.
Vaya vaya, pero...
Beso de amigas.
—¡Zuri! ¿Cómo estás querida? Tenía mucho que no sabía de ti, me alegro que estés yendo con Blair, no sé qué le pasa que va tanto a bosques...
Que tú hija mata personas sin darse cuenta parece.
Las dejé a las dos hablando, estaba callada observando el camino y a los Hall hablando en susurros, Aedus de vez en cuando giraba la cabeza para atrás o me observaba desde el rabillo del ojo, y me daba cuenta de ello porque en una ocasión disimuló mal.
Luego de un largo rato de llamada, mamá colgó, y ya era hora de avanzar a delante con los demás.
—Gracias por salvarme del ataque —murmuré suspirando guardando el celular—. No sabía que decir en ese momento.
—Claro, no iba a dejar que digas que le sonreías a un vampirito guapote y alto que se llama Aedus —bromeó, eso creo que lo pudo oír él, así que le tapé la boca con el ceño fruncido.
—¿Y quién te dijo que era a él? ¡Era a Adam, que había traído mandarinas y sabes cuánto las amo! —susurré tan rápido como pude que me aseguré mirando a los lados de que nadie pareciera que está escuchando.
Ella abre la boca un poco sorprendida, sacudí mi cabeza en negación y continué caminando.
—Bueno, no pasa nada, seguro nadie lo oyó.
—¿Nadie? —repetí, ofendida con los brazos en jarras—. Aquí tienen unos súper oídos, y lo más irónico que es que el único que tiene orejas grandes es Harper.
—Quizás el tamaño de las orejas no tiene que ver con qué tanto puedas oír en la genética de los Hall —murmura Zuri en defensa revisándose las uñas.
De repente, en mi cabeza pensé en que se sintió muy icónica al soltar esa frase, pero lo dejé a un lado mejor.
—Aquí llegamos —anuncia Arthur con una sonrisa de labios cerrados—. Aprecien nuestro bello hogar.
Tiene que estar bromeando, porque mi cara de ceño fruncido lo decía todo, la casa no tenía mucho, lo que tenía en sí era que se veía toda oscura... es como si una ola de humo negro le anduvo a la casa y esta se quedó con una tinta permanente en ella.
Se veía un poco espeluznante, y desde acá veo las telarañas. Esta casa apenas tiene semanas, casi un mes ¿Cómo por qué tendría este abandono?
—Y la mejor parte, es para que veas todos los cadáveres que nos tiró la castrosa. Como si la casa fuese un puto basurero —murmura Adam entrando, por primera vez, lo vi enfadado.
Pero se le pasó el enojo de pronto cuando se me tira encima al ver una araña, pero de estas de las gigantes.
¡Padre santo!
Pegué un grito que pudo haberse oído en todo Texas, y ambos corríamos dentro de la casa huyendo de aquella araña en la pared de la entrada, trepada.
Los demás se nos quedaron mirando, y Harper, fue la primera en juzgar la escena por su cara perfecta como para este tipo de cosas.
—¿Estos niños tienen cinco años mentales? —pregunta como si nada señalándonos con una mueca confusa.
Adam y yo la miramos, indignados, y como hermanos gemelos que al parecer somos hoy, nos colocamos de pie al mismo tiempo, solo que yo me estaba sacudiendo las nalgas, asegurándome que no tenga polvo, porque esto está lleno de polvo, como si la casa estuviera abandonada desde la era de los dinosaurios.
Aedus nos mira con "desinterés", y en cuanto mi mirada se encuentra con la de él, este la aparta de inmediato. No entendí el porqué hasta que oí la voz de Arthur.
—Empecemos con el ritual chicos. Por suerte, no se necesita mucho material —anunció este, agachado observando un cadáver.
Entreabrí los labios, al ver uno, creo que cada cadáver tiene dibujado en todo su cuerpo una palabra en grande, me dió cosa revisarlos por el estado en el que se encontraban —putrefactos— pero no me quedó de otra, con esta curiosidad que llevo ¿Qué pasa si tiene un mensaje oculto?
En lo que están preparando todo, creo que no se dieron cuenta de mi ausencia, aunque escucho voces de fondo preguntando por mí, no sé de quién pero ni me importó.
Pude unir lo que pude, y la frase que obtuve con los diez cadáveres en fila en el suelo, fue esta:
"Sobald sie im Dorf gefunden werden, werden sie es bereuen".
Repetí las palabras en un acento fatal en voz baja, como si con eso obtendría mis respuestas a ese significado, aquí no hay nada de señal ahora como para buscar el significado en el traductor o detectar idioma. Pero creo que esto puede ser Alemán.
—¡Oigan! ¿Quién de aquí sabe alemán? —pregunté en voz alta, y con tan solo oír la palabra «alemán» ya me miraron todos.
Ni me había dado cuenta que Adele y Zuri estaban ausentes, al parecer cargando sacos de sal, se necesitan demasiados al parecer.
—Yo sé alemán, ¿Por qué tú duda? —pregunta Arthur avanzando, y en cuanto sus ojos se ocupan en mirarme a mi y a los cadáveres, ya supuso de inmediato que se trataba. Les había roto con una tijera las camisas a todos—. Creo que no debes de hacerle caso Blair, son solo amenazas que nos dejan para que nos rindamos en esto.
Adam y Aedus los dos chismosos, se fueron a seguir cargando sacos hasta terminar. Apreté los labios y aparté la mirada a cualquier cosa como Arthur.
—Al menos, ¿me puedes decir que significa..?
Este suspira volteando los ojos y se remoja los labios mirando cada palabra.
—Tan pronto como... como se encuentren... —daba pasos por cada palabra que veía y al final, completó la frase perfectamente—: en el pueblo, se arrepentirán.
Alcé las cejas.
¿Qué amenaza es esta?
—Qué... ¿Miedo? —respondí algo confundida, pero luego le restaré importancia.
—¿Viste? —enarcó una ceja y apretó los labios—. También puedes averiguar en el traductor.
—No tengo internet ya —contesté de todos modos, Arthur se encogió de hombros, y cuando ya al fin estábamos en la entrada de la sala, aproveché para hacer una conclusión final—. ¿Quién les hizo todo esto a ustedes?
Arrugué un poco las cejas, sacudiendo una telaraña que tenía en mi hombro.
—La bruja Alicia, es... con la que en sí tiene problemas mi familia. Y queremos resolverlo para que nos deje de atormentar, nuestro lugar siempre fue Washington, y tuvimos que mudarnos de allá muchas veces, hasta rendirnos.
Apreté los labios.
—Buena suerte entonces en cuanto lleguemos.
—¡YA ESTÁ LISTO EL AMARREEEE! —grita Adam, bromeando, Arthur y yo nos reímos y avanzamos hasta llegar al centro de la sala.
—¡No grites eso, ahora creerán que estamos haciendo un amarre! —exclamó Adele, formando un círculo con el segundo saco de sal.
—¿Y quién nos va a oír? ¿Las brujitas, hermanita? —preguntó con curiosidad Aedus, medio burlón.
—No te preocupes, que ahora mismo estoy mirando a una —eso me hace soltar una pequeña risita, por su comentario, y de casualidad ya estaba mirando a su hermano.
Este no hizo nada, siguió en lo suyo buscando el ritual. Y en cuánto terminó se lo pasó a Zuri.
Zuri estaba encendiendo 4 velas; blanco, negro, rojo vino y verde. Miré todo con los labios entreabiertos y me senté en el suelo al lado de ella, para cotillear.
—¿Así es el ritual? —señalé un dibujo que había en la página, junto con un papel arrancado con unas letras de tinta.
Zuri asintió, y debajo de su suéter, tenía el collar, por lo cuál esta se lo retira y lo coloca en medio de la estrella que ya hizo Adele con sus manos.
Esta se sacude las manos, como si la sal le estuviese quemando, y se aclara la garganta.
—Todos, agarrémonos las manos en círculo —anuncia saliendo con cuidado del círculo.
Y eso hicimos con el pasar del minuto, al final, ya estábamos agarrados de manos en el, Arthur ya tiene experiencia, así que a él y a Zuri les tocaba hablar en el ritual un idioma raro parecido al francés.
Apagaron todas las luces, yo me agarré de manos con Adam, y a regañadientes con Aedus, evité ignorar el contacto de sus manos, pero estaban muy frías, y... no sé por qué me encantaba que estuviesen
Una ola de viento hizo apagar las velas, y estrellar ventanas, doy un respingo, lo cuál hace que Zuri me mire con advertencia.
—Blair, es peligroso, por nada en el mundo te sueltes del agarre —advierte lentamente a vociferes, porque todas las ventanas se estaban rompiendo, son de cristal.
Y luego, un temblor, fue corto, pero fuerte. Abrí la boca sorprendida, y busqué con la mirada que era lo que hacía temblar, y me percato que es el collar, su luz verde y fuerte alumbra toda la sala, e incluso más de ahí, empezó a levitar. Y en cuanto lo miré por unos segundos, la luz desvaneció, y todos cayeron en el suelo.
El símbolo del ritual se desmoronó, aún había viento, el collar estaba en el suelo, todos por igual se cayeron al mismo tiempo y...
Solo quedaba yo, en una casa oscura embrujada, con apenas el gato por ahí limpiándose la patita, no pude entrar en Ainstream.
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