|| Capítulo 1 ||
1- CAPÍTULO:
"DÍA DE MALA SUERTE"
🏕️ | Blair Myers.
—¡Blair! ¿Ya tienes todo? —me llama mi mejor amiga, Zuri, acercándose a mí.
Desde pequeña me ha encantado lo que es la aventura, salir de mi estado, conocer lugares nuevos, países nuevos... Y como tengo una sola oportunidad que es acampar por primera vez, lo haré con mis amigos en un bosque, según es una experiencia divertida.
Le había pedido permiso a mi abuela, que fue con quién mi padre después de tantas súplicas me permitió quedarme en vacaciones, detesto hasta cierto punto estar encerrada ya sea viendo una película. Y esto de estar en otro estado, y acampando en un bosque, no podría decir que no.
Mi mejor amiga y yo estamos en una parada junto con Max —que es otro amigo mío—, los tres íbamos de camino al bosque Mainstream a pasar unos cortos días de campamento, ya que en mi grupo hay participantes cobardes que no quisieran pasar muchas noches en un bosque.
Indirecta para ti Max, cobardillo.
Acomodé mejor la cámara que tenía colgada por mi cuello como si fuese un collar, me da un aire de turista con ella colgada, en realidad la tengo conmigo no de decoración, sino porque me encanta sacarle fotos y videos de recuerdo.
—¡Sí! ¿Y dónde está... —al girarme en busca de Max, me lo encontré con una cajera que lo está atendiendo.
La cajera —aclararé esto desde ahora para lo que se viene más adelante—, tenía un aspecto de tener la edad de Zuri, cabello teñido de rojo, ojos verdes.
Zuri suspira agarrando la gran bolsa en la que tiene malvaviscos, chocolates y galletas para tres días, ya que será nuestra tradición de merienda esos típicos sándwiches que se hacen en las películas cuando se van de camping.
—Vale, retiro lo dicho. No busco a Max —susurro y Zuri se pasa un dedo por su piercing en la nariz.
—Que alguien lo saqué de la soledad para no morirme de cursilerías —implora ella y lo llama perdiendo la poca paciencia que tenía—. ¡Maaaax!
— ...Bueno nos vemos, linda —sonríe como todo inocente que se cree, y de eso no tiene nada.
Y eso lo demostramos cuando salía con Zuri —fuimos novias pero terminamos y quedamos como amigas— se la pasaba molestándonos, juré que al conocerlo pensaba que era tan inocente y más pequeño que nosotras.
Max se asoma con su típico estilo parecido a un completo Max acabado de despertar, daba un poco de risa por el huracán que había en su cabello, así que fui cómplice con Zuri para no mencionar nada al respecto.
¿Así coquetea? La chica creerá que está loco.
Seguro.
—¿Qué me miran? ¿Acaso ya no puedo ser amable con la cajera? —enarca una ceja robándole papitas a Zuri.
—Y mucho menos si eso es lo que menos te sale —responde la responsable de dejar que le roben sus papitas. Muy indignada.
Estaba inmóvil con una papita en la boca, la masticó lentamente mientras con la boca llena musitó un: Auch.
Me ha pasado y es horrible.
—Seguro ni siquiera un polvito con alguien, con lo pesadas que son ustedes... —dijo finalmente en broma luego de masticar.
—¿Disculpa? —Zuri vuelve a indignarse por segunda vez, salimos afuera de la parada en camino al coche— Es que ni siquiera podrías hacerlo. Yo no seré tan paciente como para esperar a que nuestro conductor termine un polvo e irnos.
—O si no, nos robamos el coche y dejamos que vaya a pie —de repente me empiezo a reír un poco.
Tú fuiste la única en reírte porque tu chiste no da risa.
Max rodeó los ojos sin parar de masticar, se me haría un aborto de la naturaleza que dure más de dos semanas sin contarnos que se ha besado a una chica o que se ha metido con ella.
Después de unos minutos, agradezco que la parada esté cerca de Mainstream, ya que llegamos, y para mí me pareció rápido.
El bosque es muy lindo, no tan grande pero aún así es lindo y tranquilo, los árboles son flacos, pero muy altos y en el centro de esta hay un buen espacio para colocar tiendas de acampar.
La primera en bajarse del coche fue Zuri y tirar fotos como loca —lamentablemente es la chica insoportable que le tira fotos hasta a la cocina de su casa— hacía muecas raras y divertidas.
Yo también tiré fotos al bosque pero solo tres. De vez en cuando, Max me dañaba una que otra.
—¡Basta! —frunzo el ceño y luego me puse a ver mis fotos cómo quedaron, ya que tiré solo tres, las últimas quedaron borrosas o él se acercaba más de lo normal a dañarlas— ¡MAAX!
Él se ríe a carcajadas de mi gruñido, Zuri le seguía el juego, ellos saben perfectamente que me gusta tirarme fotos y se aprovechan de ello para arruinarlas.
Suspiro apretando los labios y camino junto a ellos recogiendo mi cabello desastroso en una coleta.
Tengo unas pequeñas ondas en las puntas de un look que se ofreció Zuri para hacerme en una salida que tenía, ella tenía este aparato extraño que sirve para hacer ondas con calor.
Ni el nombre se sabe, te conviertes en tu abuelita.
Llegamos al centro del campamento y armamos la tienda de acampar, fue difícil porque Max tenía que enseñarme, tuvo unas vacaciones en un campamento de verano y de ahí aprendió muchas cosas por lo cual es un experto en acampar.
Zuri en cambio es todo lo contrario y yo soy... la niña y amiga menor que por todo pega un chillido emocionante. Con aquellas dos características, cualquiera pensará que soy un estorbo andante.
Al finalizar de armar la tienda ya había un lindo atardecer al cual le tiré una foto, estamos sentados en el suelo esta vez, no tiene tanta tierra pero aún así Max mueve sus brazos y sus piernas.
—¡Hagamos un sexy y lindo angelito de tierra! —avisó divertido y entre risas moví mis brazos y piernas, armando el angelito.
Zuri nos miraba con esa cara que juzgaba todo sin palabras, negó lentamente recolectando ramas.
—Ustedes dos parecen unos niñatos, mejor levántense... y vayan a buscar ramas en lo que yo preparo los embutidos y veo que cocinar —murmura revisando la bolsa.
—Tú lo que eres es una agua fiestas, Roberts, alégrate de la vida por un momento.
—Blair podría decirse que es la única de nuestro grupo a la que tengo razones de existencia. Que te quede claro —enarca una ceja señalándolo con el dedo índice.
—¿Y yo dónde quedé? —murmura levantándose, extendió su mano ayudándome y me sacudí la coleta, los brazos y la parte de atrás de mi pantalón.
—En el planeta don-nadie —le replico sonriendo con diversión, él fingió tristeza y ambos nos fuimos hablando a buscar ramas.
Nos fuimos por un caminito ya que seguro nos perderíamos menos, a parte de que las ramas hay que buscarlas lo más rápido posible, se está oscureciendo así que estamos un poco tarde.
Pero la poca luz que tenemos nos ayudará a traer las ramas suficientes y volver.
Ya comencé a agarrar ramas.
—Es mejor agarrar muchas para que mañana no tengamos que repetir lo mismo —dice Max ya con ramas en sus brazos.
—¿Estás seguro que vamos a poder llevar un montón de ramas en cuanto antes? —pregunto algo confusa pero continuaba agarrando ramas, eso sí.
—Claro, bueno a ver, lo que se pueda —se encoge de hombros como pudo.
Luego de que ya tenía una cantidad considerable de ramas, Zuri comenzaba a llamar a Max desde lejos.
—¡Blair! Estaré aquí muy cerca, de todos modos grita por ayuda si te pasa algo.
—Lo haré, no te preocupes, Paw Patrol.
Este empezó a soltar una risita desapareciéndose entre los árboles, vi que no se alejó mucho y estuvo cerca como prometió.
Mientras estoy un poco sola —ya hasta se puso de noche agarrando ramas—, siento que no me había alejado tanto, por lo cual podría volver, pero el problema es que ya está más oscuro, no debí tardarme tanto para considerar que esta cantidad tan pesada de ramas estaría bien.
Traté de agarrarlas sin que se me caigan de mis brazos pero ya era tarde, ya que por un trueno di un pequeño respingo y se me cayó un grupo.
Lo que faltaba puede que estemos cerca de una llovizna.
Escuché voces lejanas, supuse que eran de ellos que me estaban llamando, pero no puedo distinguir qué dicen ¿Cómo es que sin darme cuenta me alejé de ellos?
Susurré una maldición y empecé a caminar de todos modos para poder volver a pesar de la oscuridad, en los bosques hay lobos, y sería un buen problema que me convierta en presa de uno.
Mientras alcanzaba rápido a donde habían menos arboles y se formaba un camino, supuse que esa era exactamente la ruta en la que nos fuimos. No tengo la mejor vista del mundo, y lo que más me he tropezado en este camino es con rocas y ramas.
Justo me detuve en cuánto veo a una chica joven sentada abrazando sus piernas en el suelo, apoyando su espalda en un tronco, pero está herida y empapándose de agua. La miré con algo de penita pero no estaba segura en acercarme.
Ella me miró irme al parecer, porque la oí hablar primera vez, no hay nadie.
—¡Hey! ¡Por favor, necesito un poco de ayuda! —se pone de pie un poco apresurada, al voltearme casi por completo la veo aliviada, como si al fin encontró a una persona luego de siglos.
—¿Hola? —mi respiración está hecha un desastre debido a que he corrido y caminado, me siento cansada.
—Llevo horas... no tengo ni idea... perdí a mis hermanos y a mi familia en este bosque. Soy nueva viviendo por aquí y... un lobo me perseguía y logró solo rasguñarme por lo menos, huí hasta llegar aquí—me explicó, sonaba tan asustada que le costaba hablar perfectamente. Se sostenía un paño oscuro manchado de sangre en el hombro donde supongo que es donde el rasguño que le dejó el lobo.
—¿Ya no sabes el camino para llegar a tú casa entonces? —le pregunto frunciendo el ceño.
—Sí, sí... —casi titubeó mirando a los lados.
Me quedé quieta en busca de alguna idea de cómo ayudarla, parece muy joven, pero su belleza es la menos conocida qué hay, es como de esas bellezas únicas, a pesar de su mal aspecto de llena de tierra y con la ropa mojada.
Todos los de su grado son feos entonces, nunca ha visto lindos.
Cállate.
Su cabello parece que llega hasta los hombros es oscuro, tiene unos ojos grandes pero su mirada me parece rara, pero de esta rareza digna de querer.
Mientras caminamos, intenté ver si podía arreglar mi linterna, mi celular se había quedado sin pila, así que en esta parte estoy un poco jodida.
Apreté los labios al ver que pude arreglar la linterna, la chica caminó conmigo empezando a temblar un poco, quizás por el frío.
—¿Cuál es tú nombre?
—Adele Hall.
—Hmm, un apellido de aquí, pareces de Europa la verdad.
—Soy descendiente de Alemania, según mis tíos, supongo que gracias —murmuró con la voz un tanto temblorosa.
Y luego de una breve charla sobre nuestras nacionalidades, escucho voces lejanas, pensé que eran de mis amigos, volteé la cabeza lo suficientemente distraída sin detener la caminata para asegurarme de que las voces no eran de ellos. Pero eso trajo como consecuencia el chocar mi frente con un árbol.
La herida fue en mi cabeza, y te aseguro que leve no es, porque si lo fuera no sintiera dos gotas gruesas de sangre caer y embarrar mi ropa.
No tengo muchos recursos para poder cubrirla y para el sangrado, cuando en alguna herida fea expulsa mucha sangre ya siento que me voy a marear.
No pienso convertir eso en un obstáculo para no tener que lamentablemente arrancar un poco de tela de mi pantalón de cuadros rojos y rayas negras, estaba demasiado lindo.
Pero, primero nuestra salud.
Un poco no era, y por suerte Adele me ayudó a cubrirla haciendo una mueca por lo fea que estaba. Le hizo un nudo y se alejó.
No dejó de mirar sus dedos con pequeñas manchas de sangre, y lentamente como si lo pensara mucho empieza a limpiarse de la ropa suya.
—Gracias, Adele.
—No es nada... quizás, podemos estar cerca, veré si durante el camino encontramos algo que pueda reconocer del camino de mi casa y te prometo que podremos cubrirnos, tomar chocolate y quizás comunicarte con tus amigos.
Le dediqué una sonrisa de labios cerrados mientras caminábamos, cada paso que daba por aquel bosque me parecía más tortura para mí. Los ruidos de la hojas crujiendo, ese leve sonido que tan poco molestoso era hasta me pesaba de oír, no tengo la mejor vestimenta del mundo, y debido a ello un clima muy fresco para mí empieza acariciar mi piel comenzando a temblar, ya comprendía un poco a esta chica.
Dos torpes somos al parecer, porque las dos estamos heridas...
Un rato después, gracias a la suerte encontramos sin darnos cuenta la casa de Adele, que estaba gritando desde unos pocos kilómetros el nombre de sus hermanos, estos salieron y uno de ellos fue corriendo a abrazarla.
Hubo un chico alto que se había quedado a distancia viendo como el que le lleva dos o un centímetro abraza a su hermana, están vestidos combinados. Parecen gemelos.
Pero yo no paraba de ver todo negro por momentos, mi cabeza me daba vueltas, y creo que volvió de nuevo el olor a sangre. Uno de los chicos me contempló con rareza y empezaban a hablar, pero yo no entendía, sus voces sonaban lejanas.
Hasta que al final caí al suelo desmayada y perdí el conocimiento.
───── ⋆⋅•⋅⋆ ────
Me acomodé mejor en algo que no podía descifrar que era, suave... acogedor y cálido, pero al mismo tiempo sentía frío y mi piel llena de tierra.
Reaccioné por completo ya que necesitaba despertar, recordé muy bien que de repente me desmayé justo en un bosque en el horario donde más pueden haber lobos ¿Acaso cuando despierte estará un ángel que decidirá si voy al cielo o al infierno porque me morí?
Tantas preguntas que tiene esta niña.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro