La hora de la comida se pasó muy rápido. Pronto comenzaron a surgir los pensamientos alborotadores que existían en la cabeza de nuestros amigos: la lucha contra Palermo y el rescate de Ceferino.

El viaje comenzó con muy buen pie: para salir a las afueras del castillo aguavella, tenían que pasar por un laberinto, el cual gracias a Plint no ofrecía mucha dificultad.

Se internaron en el bosque, y el terreno empezaba a ser trabajoso.

-El día en este lugar- decía Plint- no existe; aquí es de noche todos los días a todas horas. La luz del sol es sustituida por la oscuridad, las tinieblas, los pensamientos malos y todo aquello relacionado con la maldad y el infierno.

Los árboles no daban un aspecto encantador, tenían la forma de animales monstruosos. La sensación de sospecha reinaba en aquel frondoso bosque. Para romper el ambiente de acecho, a Plint se le ocurrió una idea.

-¿Porqué no cantamos algo?. Es que me está entrando miedo, esto parece un funeral.

-No, Plint, de lo único que tengo ganas en este instante es de acabar con Palermo, saludar a Ceferino e irme a la casa mono de una vez- dijo Micki desesperada.

-Está bien, pues, vamos en busca del famosos mago- dijo Plint.

En ese mismo momento, Peter se cayó, los demás hicieron lo mismo, ya que iban es fila, como un dominó humano se cayeron todos al compás. Peter cayó en la zapatilla de Susan haciéndose sangre y perdiéndola; Susan cayó sobre la mochila de Patricia, en la que había 5 huevos que se explotaron en ese momento; Patricia le arrancó un mechón de pelo a Micki, la que cayó en lo alto de Plint haciéndole daño en la mano, ya que se la había pisado; y Plint le rompió la camisa a Mike, el cuál cayo en una roca que le hizo un dolor aterrador en la espalda. Todo acabó entre gritos y quejidos, lo que comenzó siendo un viaje alegre, iba a terminar como en la guerra.

Patricia se quitó la cartera e intentó sacar los cinco huevos rotos mientras que Peter y Plint gemían de dolor; a Micki parecía que le habían dado un trasquilón; y Mike y Susan acabaron perdiendo ropa.

-Pero..., ¿qué a pasado? Acaso todos hemos sufrido un empujón de alguien- preguntó Mike.

-No lo sé, algo se me puso por medio e hizo que me cayera- respondió Peter.

-Mi zapato, ¿cómo quieres que ande sin mi zapato- se quejó Susan?

-Y yo, que me he quedado sin camisa y ahora tengo un frío que ni te imaginas. ¡Claro!, Plint, voy a utilizar el bolígrafo- imaginó Mike.

-Buena idea Mike, pero no os confundáis- advirtió Plint.

-¡No te preocupes!- gritó, y comenzó a dibujar un par de zapatillas y una camisa en el aire.

Así lo hizo, y con ello consiguió tranquilizar a Susan, la cuál estaba chillando del dolor que tenía. También dibujó una linterna para poder alumbrar el camino y asía seguir más seguros.

Lo malo es que la linterna sólo duró unos pasos, ya que al momento alguien o algo empujó a Peter haciendo que todos se volcaran de nuevo, causando de esta manera la ruptura de la linterna.

-¡Esto es el colmo!, no hago más que empezar a andar y ya me caigo.

-Pe... pero... ¿Qué pasa?, esto no es normal.

Al terminar esta frase, algo, que todavía no tenían pista alguna de lo que era, volvió a hacer de las suyas y empujó a Mike haciéndole sangre tras la caída que había provocado. Después Mike sintió que algo lo envolvía: era un árbol que con sus raíces y sus ramas había provocado tantas caídas y tantos daños. Era un bosque en el que los árboles tenían la facultad de poder moverse.

Ese árbol, con sus gruesas y fuertes ramas, era capaz de atraer a sí a Mike, aunque él lo intentaba evitar, la capacidad del árbol era mayor. Lo mismo le pasaba a Micki, aunque con otro árbol.

Peter utilizó sus dos bolas con vida propia e intentó salvar a Micki y Mike, pero a él también le capturó un árbol, y las bolas se quedaron sin poder. Peter hizo un esfuerzo por juntarlas, y después de varios intentos fallidos lo consiguió, él se puso más fuerte, y se deshizo de el árbol que le amaraba, con este gesto salvó a Micki y a Mike, pero no pudo salvarse él cuando le cogió otro árbol; en ese momento, desapareció.

-¡Noooo!, ¡Peter!- gritaron Mike y Susan a la vez.

-¡Eso no te lo perdonaré, Palermo, y si crees que voy a ser bueno contigo, estás muy equivocado!- gritó Mike al aire- ¡Voy a por ti!, ¡y de aquí a que lleguemos!, ¡no le pasará nada a ninguno de mis amigos!- tras decir estas palabras, cayó desplomado en el suelo; sin la compañía de su mejor amigo: Peter.

Al verque Mike estaba tirado en el suelo y que no podían seguir andando, Micki sacóla carta nube y todos cruzaron ese espantoso bosque volando encima de dichacarta.