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CAPÍTULO 15

Esto no va a ser incómodo

Mar Hestárlico.
Septiembre 22, 1621.

Elora estaba de pie frente a la prisión del Paradies. El viento salado soplaba a su alrededor, mientras el sol se ponía en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y azules. Ella había ido a visitar a Quill, quién llevaba tres días encerrado en la celda.

Al entrar a la fría y húmeda prisión, Elora se encontró con Quill sentado en un rincón, mirando fijamente al suelo con una expresión sombría en el rostro. Se acercó a él y se sentó a su lado, sin decir una palabra.

─¿Por qué estás tan interesado en mí? ─preguntó Elora después de un largo silencio. Quill suspiró y levantó la mirada para encontrarse con los ojos de Elora.

─Porque eres especial, Elora. Eres una princesa, destinada a gobernar como toda una reina en el reino de Pheltílian, pero en lugar de eso, te la pasas huyendo, como si no quisieras asumir tu verdadero destino. ─Elora frunció el ceño, sintiéndose incómoda ante las palabras de Quill.

─No quiero gobernar ningún reino. Todo lo que quiero es vivir mi vida en libertad, sin tener que responder a nadie. ─Quill la miró con tristeza.

─Pero ¿Por qué, Elora? ¿Por qué te niegas a aceptar quien eres realmente? He visto la fuerza y la determinación que tienes dentro de ti, y sé que serías una gran reina si tan solo te dieras la oportunidad. ─Elora se levantó de un salto, sintiendo la ira bullir dentro de ella.

─¡No sabes de lo que estás hablando, Quill! No sabes lo que he pasado, lo que he perdido. Vi a mis padres morir frente a mis ojos, y lo último que quiero es pasar por lo mismo. Así que déjame en paz con tus fantasías sobre reinos y coronas. ─Quill la observó en silencio, con una mirada comprensiva en sus ojos.

─No puedes vivir escondiéndote para siempre. Tarde o temprano tendrás que enfrentar tu pasado y aceptar tu destino.

Elora se quedó mirando a Quill, con las lágrimas a punto de brotar en sus ojos. Sabía que tenía razón, pero el miedo a lo desconocido la paralizaba. ¿Sería capaz de dejar atrás su vida como pirata y convertirse en la reina que todos esperaban que fuera?

Oxener - Reino Thérgian.

Eliza terminaba de encender velas para iniciar con su jornada, sentada sobre su cama pudo escuchar como tocaban la puerta, de inmediato se levantó y fue a abrir. Eliza no podía creer que Barton estaba fuera de su puerta, otra vez.

─Eliza, por favor, déjame hablar contigo.

─¿Qué quieres, Barton? No tengo tiempo para tus tonterías.

─Estoy aquí porque... porque estoy enamorado de ti, Eliza. Quiero estar contigo.

─¡No me digas! Creí que solo era una prostituta.

─No, no es así. Quiero mostrarte que puedo ser diferente. Que puedo cambiar por ti.

─¿Cambiar por mí? ¿Acaso piensas que estoy aquí porque no tengo otra opción? ¡Por favor!

─No, no es eso... Es solo que...

─No quiero escucharte. No quiero verte. No hasta que liberes a Thai.

─Eliza, no puedo hacer eso. Thai ha cometido un crimen grave.

─¡No me importa! Es mi amigo, Barton. Y siento algo por él que jamás sentiré por ti.

─Pero... pero yo te amo, Eliza.

─No me digas esas cosas. Si de verdad me amas, libera a Thai. No quiero verte aquí de nuevo hasta que lo hagas.

─Eliza, por favor...

─¡Vete, Barton! Si no puedes ser el príncipe justo que merece el reino, tampoco serás el príncipe que se acueste con una prostituta. ¡Vete de una vez!

Barton se quedó callado por un momento, con el corazón roto. Finalmente, se dio la vuelta y salió de la habitación, dejando a Eliza sola en El Palace.

Fortaleza de Redgold - Reino Thérgian.

Estando aún en las celdas, Diago miró a Eitriz con curiosidad y preguntó en voz baja.

─¿Cuál es tu plan de fuga? No podemos quedarnos aquí para siempre. ─Eitriz sonrió de manera misteriosa y respondió.

─Mi plan es simple, pero efectivo. El príncipe Baldric, que nos vigilaba, ya no está aquí. Se fue a navegar en el mar y dejó a cargo a otro guardia. Esperaremos el cambio de guardias y escaparemos con la ayuda de mi amigo, Garnet. ─Diago parecía sorprendido.

─¿Estás seguro de que podemos confiar en este Garnet? ¿Cómo sabes que no nos traicionará? ─Eitriz asintió con seguridad.

─Conozco a Garnet desde hace años. Es un hombre de palabra y está dispuesto a ayudarnos. No te preocupes, todo saldrá bien.

Pasaron unos minutos y se empezaron a escuchar las campanas del cambio de guardia en el castillo. El sonido resonaba por todo el lugar, anunciando el relevo de los soldados que custodiaban las instalaciones. Sin embargo, lo que nadie esperaba era lo que sucedería a continuación.

Después de un rato, se oyeron múltiples explosiones que estremecieron el suelo y resonaron en los muros de piedra. El caos se apoderó del castillo, hombres armados corrían de un lado a otro, gritando y dando órdenes.

En medio de la confusión, un misterioso hombre se acercó a la celda donde estaban encerrados Diago, Eitriz y Thai, ese era Garnet, y les pidió a los tres prisioneros que se alejaran de la puerta. Garnet concentró sus poderes mágicos y, con un gesto de su mano, hizo estallar la puerta gritando un hechizo llamado "Bonbardatu". Thai miró a Eitriz con enojo y sorpresa.

─¿Por qué no nos dijiste que tu amigo era un brujo? ─le reclamó, mientras seguían a Garnet por los oscuros pasillos del castillo.

Eitriz solo se rio y les dijo que debían apresurarse si querían escapar con vida. Los cuatro corrieron juntos, esquivando a los guardias y soldados que intentaban detenerlos. Diago, sentía la adrenalina correr por sus venas mientras seguía a sus nuevos compañeros fugitivos.

Diago se detuvo en seco al ver a Thai parado en medio del camino, sin moverse, sin correr junto a ellos como lo habían planeado.

─¿Qué sucede, Thai? ¿Por qué no vienes con nosotros? ─preguntó Diago, preocupado por la repentina actitud de su amigo.

Thai suspiró y miró fijamente a Diago, con una expresión seria en su rostro.

─No es el momento aún. Hay algo que debo hacer antes de irme. ─respondió Thai en tono misterioso. Diago frunció el ceño, sin comprender del todo lo que estaba pasando.

─¿Qué es lo que tienes que hacer? Por favor, explícame. ─Thai cerró los ojos por un momento, como si estuviera tomando una difícil decisión. Finalmente, abrió los ojos y miró a Diago con determinación.

─Cuando te vayas, no regreses a casa. Tu vida, la de Taiki, Azen y mi mamá estarán en peligro si lo haces ─advirtió en voz baja. Diago frunció el ceño aún más, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.

─¿Qué estás diciendo, Thai? ¿Por qué estaríamos en peligro? Por favor, necesito entender. ─Thai asintió, como resignado a revelarle a Diago lo que no había entendido aún.

─Estoy aquí por insultar el ego de Barton y tú por golpearlo. Fuiste un idiota si creíste que saldríamos de aquí vivos. Si regresas a casa, estarás poniendo en riesgo tu vida y la de nuestra familia. Debes prometerme que no lo harás.

Diago miró a Thai con incredulidad, sin poder creer lo que estaba escuchando. Sin embargo, algo en la mirada de Thai le hizo comprender que no estaba bromeando.

─¿Qué debo hacer entonces? ¿Cómo puedo proteger a mis hermanos y Lady Vanya? ─Thai suspiró y puso una mano sobre el hombro de Diago.

─Debes ser valiente, Diago. Por fin es hora de la libertad.

Diago sintió un nudo en la garganta, pero asintió lentamente. Sabía que confiaba en Thai con su vida y que él no haría nada para lastimarlos.

─Prometo que haré lo que sea necesario para proteger a nuestra familia y a mí mismo. Prometo que volveré por ti, cuando lo necesites yo volveré por ti. Gracias por todo, Thai. Cuida de ti mismo ─dijo con voz temblorosa, antes de abrazar a su amigo con fuerza.

Thai correspondió al abrazo de Diago, sintiendo una mezcla de tristeza y orgullo en su interior. Sabía que el camino que debía tomar sería difícil y peligroso, pero también sabía que tenía que hacerlo por el bien de todos.

Con un último vistazo a Thai, Diago se alejó por el camino, desapareciendo en la distancia. Thai lo observó marcharse, sintiendo un nudo en el estómago.

Thai se dio la vuelta y vio el suelo repleto de cadáveres, tanto de soldados como de los prisioneros, sin tener miedo alguno volvió a la celda en dónde lo habían puesto al inicio y se sentó allí sin decir nada.

Diago se adentró en el bosque con paso firme, luego se encontró frente a frente con Eitriz una vez más. Eitriz lo miró con curiosidad y preguntó con voz grave.

─Diago, ¿Dónde está Thai? ¿Por qué no viene con nosotros? ─Diago suspiró y le respondió con sinceridad.

─Thai no vendrá. ─Eitriz frunció el ceño y le advirtió con gravedad.

─Si no viene, lo matarán. Los guardias no perdonan a los traidores.

Diago reflexionó por un momento, recordando la conversación que había tenido con Thai antes de partir. Sabía que su amigo era valiente y leal, pero también sabía que el rey Bayron no lo mataría.

─Tal vez no lo maten ─dijo Diago en voz baja─. ¿Recuerdas lo que dijo? Ni siquiera yo lo sabía, Thai pertenece a una de las tres familias pertenecientes al Clan Corner, es ilegal matar a uno de ellos. ─Eitriz frunció el ceño con escepticismo y le preguntó con dureza.

─¿Crees que Bayron se atendrá a las leyes? Brittan no lo hizo. ─Diago titubeó ante la pregunta de Eitriz, preguntándose si el rey Bayron cometería los mismos crímenes que la reina Brittan. Se sentía inseguro, sin saber qué destino le esperaba a Thai─. ¿Qué garantía tiene Thai? ─inquirió Eitriz, observando atentamente a Diago.

─¡Bueno! Solo una. ─Diago lo miró a los ojos. Eitriz comprendió y sonrió levemente.

─La garantía de Thai es su nombre. El rey Bayron sabrá quién es antes de que tú y yo lo hagamos ─sentenció Eitriz.

Sin más preámbulos, Diago y Eitriz se unieron al grupo de prisioneros que se dirigían hacia un destino desconocido en el bosque.

El príncipe Blaze, Lord Armyan y Sir Marlow caminaron por el pasillo oscuro y húmedo que conducía al área de las celdas. El silencio se veía interrumpido por el sonido de sus pasos resonando en las paredes de piedra. Al llegar a las celdas, se encontraron con una escena espeluznante, los cadáveres de los guardias y de algunos prisioneros yacían en el suelo, testigos mudos de la reciente fuga masiva.

─¿Qué es este desastre, Sir Drake? ─preguntó el príncipe.

─Parece que ha habido una fuga masiva en la prisión, su alteza. Algunos presos no lograron escapar y lamentablemente han perdido la vida.

─¿Y no quedó ningún prisionero en las celdas?

─Solo uno, su alteza. Venga conmigo, lo llevaré a donde está.

El príncipe Blaze, Sir Marlow y Lord Armyan siguieron a Sir Drake hasta la celda donde encontraron a Thai sentado junto a una puerta destrozada.

─¿Quién es este joven? ─interpeló Blaze.

─Es Thai ─respondió Sir Marlow─. Es el joven que se acuesta con la prostituta de la que está enamorado el príncipe Barton.

─¿Eres estúpido? ¿Por qué no escapaste?

─No soy más estúpido que Barton ─le dijo Thai, luego se puso de pie, Sir Marlow levantó su espada amenazante hacia Thai, pero Blaze intervino.

─Baja tu espada, idiota, ni siquiera está armado. Thai, serás trasladado a una celda con puerta. ─Lord Armyan y Sir Drake acompañaron a Thai a su nueva celda, dejando a Blaze y Marlow a solas─. Ahora dígame, Sir Marlow, ¿Cómo le explicarás al rey que el único prisionero restante está detenido por acostarse con una prostituta?

Ciudad de Wolfein - Reino Thérgian.

Dentro de la mansión de Lady Vanya. Taiki y Omar estaban cenando solos en la mesa del comedor, ya que Lady Vanya no tenía hambre. El ambiente estaba tenso y silencioso, hasta que de repente la puerta de la mansión se abrió de golpe y entró Azen.

─Azen, ¿Qué haces aquí? ─preguntó Taiki sorprendido.

─Vivo aquí, ¿Y quién es este? ─respondió Azen, señalando a Omar.

─Soy Omar, el nuevo inquilino de Lady Vanya. Mucho gusto ─dijo Omar extendiendo la mano.

─Azen, te presento a Omar. Está cenando con nosotros esta noche. Toma asiento y únete a nosotros ─dijo Taiki tratando de romper la tensión en el ambiente.

Azen se sentó a la mesa y comenzó a conversar con Omar, quien resultó ser bastante agradable y divertido. La cena transcurrió en medio de risas y anécdotas, hasta que de repente Lady Vanya entró a la habitación.

─¿Qué sorpresa es esta? ¿Por qué están todos cenando sin mí? ─preguntó Lady Vanya con una sonrisa.

─No tenías hambre, así que decidimos no esperar más y empezar sin ti ─explicó Taiki.

─Tienen razón, no tenía hambre, pero me alegra verlos a todos juntos ─dijo Lady Vanya.

La noche continuó con una agradable cena en la mansión, donde la presencia de Omar había traído un nuevo aire de camaradería y diversión. Azen se sentía a gusto con su hermano y su nuevo amigo, y todos disfrutaron de una noche llena de risas y buena compañía. Por un momento habían olvidado que Thai y Diago no estaban con ellos.

Isla Niebla - Reino de Auttenberg.

Lord Raimond llevó a Hope, a la casa de Torben. Al llegar a la casa de Torben, Raimond y Hope fueron recibidos por Txarles y por Joyce. Dentro de la casa aparecieron Torben y su hijo mayor, Treyson. Hope le explicó a Raimond que la razón por la que había viajado a Isla Niebla desde el reino de Althárian era porque el rey Delion quería que Raimond fuera su Maestre.

Raimond, sorprendido por la propuesta, decidió discutirlo con Torben, Treyson y Txarles. El ambiente era tenso, ya que cada uno tenía opiniones diferentes sobre el asunto. Txarles era el más vocal, argumentando que Raimond debía aceptar la oferta del rey para llevar honor a la isla. Treyson, por otro lado, se mostraba más cauteloso, advirtiendo sobre los peligros y responsabilidades que conllevaba ser el Maestre del rey.

Mientras tanto, Joyce observaba en silencio, sirviendo té para todos los presentes. Se le quedó mirando a Hope, quien le devolvía la mirada con amabilidad. La joven parecía fascinada por el visitante y se ruborizaba cada vez que él le dirigía la palabra. Raimond, notando la situación, le sonrió a Hope, quien correspondió con una leve inclinación de cabeza.

─Creo que deberías pensarlo detenidamente, Lord Raimond ─dijo Treyson, rompiendo el silencio─. Ser el Maestre del rey Delion es una gran responsabilidad. Debes estar seguro de que estás dispuesto a asumirla.

Raimond asintió, reflexionando sobre las palabras de Treyson. La idea de ser el Maestre del rey era tentadora, pero también sabía que implicaba dejar atrás su vida en Isla Niebla y adentrarse en un mundo desconocido y peligroso. Miró a Txarles, quien lo observaba con intensidad, esperando una respuesta.

─Daré mi respuesta mañana ─anunció finalmente Raimond─. Necesito tiempo para pensar en esta propuesta.

Hope intervino, dirigiéndose a Raimond con suavidad.

─Te daré un día solamente para pensarlo, pero recuerda, a veces las oportunidades no vuelven a presentarse.

Todos asintieron en silencio, comprendiendo la gravedad de la situación. Joyce se acercó a Raimond y le ofreció otro poco de té, con una sonrisa tímida en el rostro. Raimond aceptó con gratitud, agradeciendo la hospitalidad de la familia de Torben.

La noche cayó sobre Isla Niebla, cubriendo la casa de Torben con un manto de oscuridad. Raimond se retiró a su castillo con Hope. Txarles y Treyson se quedaron en la cocina, discutiendo en voz baja sobre la decisión que debía tomar Raimond.

Dragon Step - Reino de Pheltílian.

Vangelis había decidido ir a casa de Meri para despedirse de ella antes de irse con Adem e Eden. Meri lo recibió con una sonrisa, sin saber lo que estaba a punto de suceder. Vangelis miró a Meri a los ojos y le dijo que necesitaba hablar con ella.

Meri sintió un nudo en el estómago, sabía que algo malo estaba por venir. Vangelis le explicó que había tomado la decisión de terminar la relación, ya que su corazón le decía que no era la indicada para él. Meri no pudo contener las lágrimas y le preguntó por qué. Vangelis le aseguró que no sentía por ella ese amor profundo y apasionado que había sentido por otras mujeres en el pasado.

Después de despedirse de Meri, Vangelis se encontró con Adem e Eden en la calle. Juntos caminaron hacia la playa, sumidos en un incómodo silencio. Fue entonces cuando Eden rompió el hielo y le preguntó a Vangelis.

─¿No sientes nada por Meri?

─Sí la quiero, pero no la amo. ─Adem, intrigado, quiso saber cómo podía estar tan seguro de eso─. En los miembros de mi familia existe algo llamado "Vhitria", es una sensación indescriptible que te invade por completo cuando conoces a la persona indicada para ti. ─Eden se quedó pensativa, absorbiendo la información. Le preguntó a Vangelis qué significaba exactamente Vhitria─. Es Aryano, significa "Amor verdadero".

─¿Perteneces al clan Corner? ─le preguntó Adem.

─Así es... Mi nombre es Vangelis Vhaitria.

Eden y Adem estaban sorprendidos porque no sabían eso de Vangelis, luego los tres continuaron caminando hacia la playa.

Estando en la playa, Adem pone su mano en el mar y de repente, de las profundidades emerge el Meg. Con la curiosidad y el temor mezclados en su mirada, Adem observa maravillado mientras el Meg se acerca a la costa.

Eden y Vangelis, se unen a Adem y juntos deciden subir a bordo del Meg. Al subir, la tripulación del Meg se les queda mirando con curiosidad, especialmente a Vangelis, cuya presencia parece causar cierto revuelo entre los piratas.

En medio de la sorpresa y la confusión, Brus, se acerca a Adem y le quita la marca de maldición que tenía en la mano. Adem siente un alivio inmediato al verse liberado de aquella carga oscura que lo atormentaba desde hace días.

Una vez a bordo, Eden, comienza a buscar información sobre el capitán del Meg, deseosa de desentrañar los misterios que rodean a aquel barco. Sin embargo, antes de que pueda descubrir algo relevante, Brus la descubre y, sin dudarlo un segundo, la arroja por la borda, dejando a Eden luchando contra las olas y el oscuro abismo del mar.

Adem, consternado por lo sucedido, se acerca a Brus en busca de respuestas. El contramaestre, con una mirada fría y calculadora, le dice que, si intenta ayudar a Eden o salir del barco, nunca podrá encontrar a su hermana.

Desesperado por encontrar a su hermana y sin saber en quién confiar, Adem se debate entre quedarse en el barco y cumplir su misión o arriesgarse a todo para salvar a Eden. Mientras tanto, Vangelis observa en silencio, ocultando sus propios secretos y motivaciones en las sombras de la noche.

A medida que la noche avanza y los misterios del Meg se vuelven más densos y peligrosos, Adem se da cuenta de que para encontrar a su hermana y desentrañar los secretos del Meg, deberá enfrentarse a enemigos poderosos y traiciones inesperadas que pondrán a prueba su valentía y su lealtad, por esa razón, aunque le duela, deja a Eden atrás para poder rescatar a Arlene.

Pueblo de Taini - Reino de Althárian.

Baladdar estaba en la taberna de Yoriah, ayudando a Damon a cargar las cajas de licor en la carreta, mientras el bullicio de la taberna resonaba en el aire.

─Damon, asegúrate de amarrar bien esas cajas, no queremos que se caigan por el camino ─advirtió Yoriah mientras levantaba una de las cajas y la colocaba con cuidado en la carreta.

Damon asintió con una sonrisa y comenzó a amarrar las cajas de licor con destreza. Mientras tanto, Baladdar disfrutaba de la brisa fresca que soplaba en la taberna, observando a Davina acercarse a él.

─¿Necesitas ayuda, Baladdar? ─preguntó Davina con una sonrisa en su rostro.

─No, gracias, Davina. Damon y yo nos encargaremos de esto ─respondió Baladdar amablemente.

Davina asintió y se quedó a un lado, observando como Baladdar y Damon terminaban de cargar las cajas en la carreta. Justo en ese momento, apareció Arya.

─¡Hola Baladdar! ¿Qué estás haciendo aquí? ─exclamó Arya emocionada al ver a Baladdar.

─Estoy ayudando a Damon con las cajas de licor. ¿Y tú, qué haces aquí? ─preguntó Baladdar curioso.

─Yoriah me pidió que le ayudara con el baile esta noche, así que decidí venir con ustedes ─respondió Arya con una sonrisa en su rostro.

Baladdar asintió y se giró hacia Damon, indicándole que todo estaba listo para partir.

─¿Sabías algo de esto? ─le preguntó Baladdar a Damon.

─Más o menos. ¡Oye, anímate! Será divertido. ─Damon terminó de poner la última caja y dejó a Baladdar en la carreta─. Te veo luego.

─¿No vas a venir?

─Si me voy, ¿Quién atiende la taberna...?

─¡Qué conveniente! ─dijo Davina─. ¿Puedo ir en su lugar? ─Yoriah la miró y asintió, Davina y Arya se montaron en la carreta junto con Baladdar, luego lo miró y dijo─. Tranquilo, esto no va a ser incómodo.

─Vamos al castillo de Hawkwater, donde vive ya sabes quién... ─Davina miró a Arya después de escuchar a Baladdar, luego le regresó la mirada a Baladdar.

─Si, sobre eso, retiro lo dicho.

Yoriah tomó las riendas de la carreta y comenzó a trotar por el camino, seguido de cerca por Baladdar, Davina y Arya.

Heberle - Reino de Althárian.

Randy y la princesa Margerie esperaban fuera de la casa de Johan. La tensión en el ambiente era palpable, ya que sabían que algo importante iba a ocurrir esa noche.

─¿Por qué estás tan ansioso? ─preguntó Margerie, frunciendo levemente el ceño. Randy suspiró, pasando una mano por su cabello desordenado.

─Deberíamos estar arreglándonos para el baile, pero aquí estamos, esperando afuera de la casa de un completo extraño. Si tu padre se entera de que te estoy ayudando, me matará. ─Margerie soltó una risita melodiosa.

─Aunque no me estuvieras ayudando, también querría matarte, pero no te preocupes, relájate. No puedes dejar a una damisela en apuros, ¿verdad?

Con una sonrisa forzada, Randy accedió y se preparó para tocar la puerta de la casa de Johan. Antes de que pudiera hacerlo, la puerta se abrió de golpe, revelando a un hombre con una apariencia algo descuidada pero sorprendentemente atractiva. Johan los observó con curiosidad, arqueando una ceja al ver a la princesa Margerie allí de pie.

─¿Puedo ayudarte en algo? ─preguntó Johan, con una sonrisa pícara en sus labios.

Margerie se sorprendió al verlo sin camisa, apreciando el físico musculoso y bien definido que se dejaba ver. Randy carraspeó incómodo y le pidió a Johan que se vistiera adecuadamente, recordándole que estaba en presencia de la princesa.

Johan se disculpó rápidamente y desapareció por unos minutos para volver vestido con una camisa limpia. Margerie lo miró con atención, notando la chispa de misterio y rebeldía en sus ojos.

Finalmente, Johan salió y se ofreció a llevar a la princesa a un claro en el bosque. Margerie aceptó con una sonrisa, dejando atrás a un preocupado Randy.

Mientras caminaban por el bosque, Margerie no podía dejar de pensar en Baladdar. Johan notó la melancolía en sus ojos y decidió romper el silencio.

─¿Por qué no vas al baile, princesa? Sería una lástima que te lo perdieras. ─Margerie lo miró sorprendida.

─¿Te gustaría acompañarme al baile?

Randy intervino rápidamente.

─¡Eso es una terrible idea! No puedes invitar a un extraño al baile real. ─Johan asintió con seriedad.

─Tiene razón, princesa. No pertenezco a tu mundo. Sería mejor que no fuera.

A regañadientes, Margerie aceptó y junto con Randy regresaron al castillo. Margerie no podía dejar de sentir una extraña sensación de intriga en torno a Johan. Había algo en él que no podía explicar, algo que despertaba su curiosidad y deseo de descubrir más.

Por otra parte, en la carreta estaban Davina, Arya y Baladdar, pero los tres estaban perdidos, Davina, con la mirada perdida en el horizonte, finalmente rompió el silencio y le preguntó a Arya de manera misteriosa.

─¿Ahora trabajas para Yoriah? ─Arya miró a Davina con curiosidad y respondió con cautela.

─No, Yoriah solo me pidió un favor. No sé si trabajaré para él en el futuro.

Baladdar, que estaba escuchando la conversación en silencio, se unió al diálogo y le preguntó a Davina.

─¿Por qué no te he visto desde que regresé? ¿Qué has estado haciendo? ─Davina desvió la mirada y suspiró antes de contestar.

─No tengo ganas de hablar de eso.

En ese momento, la carreta se detuvo abruptamente, sumiendo a los tres en un silencio incómodo. Un ruido extraño resonó cerca de ellos, creando un ambiente de suspenso en el aire. Davina y los demás intercambiaron miradas nerviosas, preguntándose qué estaba pasando, hasta que por fin decidieron bajar de la carreta y ver que había una fila enorme de carruajes hacia el castillo.

Dentro del carruaje que estaba delante de la carreta de Yoriah, Lady Everlyn y su hijo, Aiden Mirren, viajaban hacia el castillo. Aiden se quejaba constantemente por la lentitud del viaje.

─¿Por qué tardamos tanto en llegar al castillo? ¡No aguanto más!

─Ten paciencia, querido. Pronto estaremos allí. ─Lady Everlyn Mirren era una mujer de 37 años con una presencia imponente y un aire misterioso que encantaba a todos los que la rodeaban. Su cabello negro oscuro caía en cascada sobre sus hombros, enmarcando un rostro anguloso y expresivo que parecía ocultar secretos profundos. Sus ojos castaños brillaban con inteligencia y curiosidad, y su sonrisa era tan enigmática como cautivadora.

Sin embargo, Aiden Mirren era un hombre guapo de 22 años, era un hombre de alta estatura con una mirada penetrante y una sonrisa encantadora que hipnotizaba a cualquiera que cruzara su camino. Con cabello castaño oscuro y ojos color avellana.

Aiden decidió bajarse del carruaje y se acercó a Davina y Arya, que estaban junto a la carreta cargada de licor.

─¿También van al castillo? ─les preguntó.

─Sí, pero solo llevamos el licor. ─respondió Arya.

─Menos mal, porque no están vestidas adecuadamente para la ocasión.

Davina miró a Aiden con desaprobación, pero Lady Everlyn salió del carruaje y se disculpó con las jóvenes por la actitud de su hijo.

─Lamento la falta de tacto de Aiden, chicas. No le hagan caso.

─No se preocupe. Estamos acostumbradas a los comentarios gentiles de los nobles ─le respondió Davina con un toque de sarcasmo.

En ese momento, Yoriah reconoció a Lady Everlyn y se acercó a saludarla, sorprendido de verla después de tanto tiempo.

─¡Lady Everlyn! ¡Qué alegría verla de nuevo! Ha pasado mucho tiempo desde nuestra última reunión.

─Sí, ha sido demasiado tiempo. Me alegra volver a encontrarte, Yoriah. ─Respondió Everlyn. Baladdar le preguntó a Yoriah si conocía a Lady Everlyn.

─Sí, la conozco. Es una vieja amiga de tu mamá, Baladdar ─contestó Yoriah─. Lady Everlyn antes vivía en Taini.

Aiden escuchó el nombre y se acercó a Baladdar, le dijo que también lo conocía.

─Yo no te conozco ─dijo Baladdar.

─Yo a ti sí. Recuerdo que eras el joven que se sentó por 99 días por amor a la princesa Margerie.

─¡No molestes a Baladdar! ─expresó Arya.

─¿Es tu novio?

─No lo es ─contestó Davina a la pregunta de Aiden─. Pero estoy de acuerdo con lo que ella dijo, no lo molestes.

─Ignoren a mi hijo. ¡Ya sé! Como disculpa, les daré ropas mejores para que vayan al baile real.

─¿Por qué les darás ropas si son pueblerinos? ─preguntó Aiden.

─Tu mamá era del pueblo ─le dijo Arya─. Lo que significa que tú también tienes sangre de pueblo en tus venas.

─Chicas, ya basta. Además ¿Creen que es buena idea? ─preguntó Yoriah.

─Me gustaría ver a Baladdar vestido como un noble y que Margerie vea lo que se perdió como esposo. ─Davina se echó a reír por lo que dijo Arya.

─Estoy de acuerdo con ella, aceptamos ir con Lady Everlyn a su casa a cambiarnos.

Yoriah y los demás se dirigieron a la casa de Lady Everlyn para prepararse para el baile real, sin saber qué les depararía la noche.

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