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CAPÍTULO 13

¿Tú eres Hope Vhaitria?

Ciudad de Wolfein - Reino Thérgian. 1612.

Elder, el mayordomo de la mansión de Lady Vanya, caminaba por los pasillos con paso firme y decidido. Era un hombre de edad avanzada, pero su mirada aguda denotaba una gran inteligencia y astucia. Un sonido extraño había llamado su atención y lo llevó hasta el ala oeste de la mansión.

Al llegar, se encontró con tres jóvenes intentando robar en una de las habitaciones. Era una escena inusual, ya que la mansión de Lady Vanya era conocida por su impenetrable seguridad. Elder actuó rápidamente y los atrapó antes de que pudieran escapar. Eran tres hermanos, el mayor de ellos tenía 18 años y se llamaba Diago, el segundo tenía 17 años y se llamaba Diago, y el menor, de apenas 11 años, también se llamaba Diago.

Lady Vanya fue informada de la situación y decidió hablar con los jóvenes personalmente. Al escuchar la historia que le contaron, de que venían del reino de Khurádian y que la reina Brittan los había desterrado, sintió compasión por ellos. A pesar de haber intentado robar en su mansión, Lady Vanya decidió darles una oportunidad.

En ese momento, su hijo Thai de 10 años, entró en la sala que servía de escenario para la conversación. Thai le pidió a su madre algo de comer, pero ella lo regañó llamándolo "Thai" y pidiéndole tiempo para arreglar aquel asunto primero. Thai se enojó y le dijo que ese no era su verdadero nombre y qué odiaba que lo llamara "Thai", lo que desconcertó a Lady Vanya. Finalmente, decidió atender primero a los tres jóvenes y dejar la discusión con Thai para más tarde.

Lady Vanya miró a los jóvenes con compasión y empatía. Les explicó que en su mansión debían seguir ciertas reglas y comportarse con respeto. Les dijo que, como una forma de comenzar de nuevo, debían cambiar sus nombres. Al mayor lo llamó Taiki, al segundo Azen Dries, y el menor se negó a cambiar su nombre, decidiendo que lo siguieran llamando Diago ya que le gustaba su verdadero nombre.

Mientras tanto, Thai se acercó a Diago con curiosidad. Le preguntó por qué había decidido robar en la mansión. Diago le explicó que lo habían desterrado de su reino y que necesitaban dinero para sobrevivir. Thai lo miró con compasión y le propuso ir juntos al mercado a buscar algo de comer.

Ambos salieron de la mansión y comenzaron a caminar por las calles del reino Thérgian. Diago le preguntó a Thai cuál era su verdadero nombre, pero Thai solo le dijo que ese no era su problema. Ambos se rieron y continuaron su camino en silencio, disfrutando de la compañía del otro, ese fue el inicio de la amistad entre Thai y Diago.

Fortaleza de Redgold - Reino Thérgian.
Tiempo actual. Septiembre 21, 1621.

En la parte baja del castillo donde estaban las celdas para los prisioneros, un joven guardia llamado Drake entró con bandejas de comida en la mano. Se acercó a las celdas donde estaban Diago y Thai.

Drake colocó las bandejas en el suelo de la celda y Diago frunció el ceño al ver la escasa cantidad de comida. Thai, sin embargo, le dio una mirada significativa y le pasó su propia porción a su amigo.

Mientras Diago devoraba su comida con gratitud, Drake abrió la celda y entró un joven llamado Eitriz, un preso recién llegado al castillo. Los tres prisioneros se quedaron en silencio, sin atreverse a cruzar palabra con el guardia que los observaba con una mirada burlona.

─¡Menuda banda de inútiles que tenemos aquí! ─exclamó Drake con desdén─. ¿Qué crímenes han cometido para merecer estar en estas celdas?

Diago sintió hervir la sangre en sus venas, deseando poder enfrentarse al despreciable guardia. Sin embargo, Thai le tomó del brazo y le susurró al oído.

─No le hagas caso, Diago. No vale la pena.

Finalmente, Drake se dio la vuelta y salió de la celda, dejando a los tres prisioneros a solas en la penumbra. El silencio se volvió aún más opresivo, cada uno sumido en sus propios pensamientos y temores.

Por otro lado, dentro de la habitación de Mabel, Robin, había ido a visitarla después de mucho tiempo separados. Ambos se abrazaron con emoción, expresando lo mucho que se habían extrañado el uno al otro.

─¡Cuánto te he extrañado! ─dijo Robin con lágrimas en los ojos.

─Yo también te he extrañado mucho. Ha sido difícil estar sin ti ─respondió Mabel con cariño.

Mabel notó que Robin estaba nervioso, sus manos sudaban y su mirada evitaba encontrarse con la suya. Le preguntó qué le pasaba, pero él simplemente sonrió y dijo que era solo nostalgia por el tiempo perdido.

De repente, un suave golpeteo en la puerta interrumpió el emotivo reencuentro. Era el príncipe Blaze, quien había decidido visitar a Mabel en ese momento.

─Reina Mabel, tengo algo importante que decirte ─anunció Blaze con solemnidad. Mabel lo miró con curiosidad, preguntándole qué era tan urgente─. Supongo que ya te enteraste que tomé la decisión de nombrar a Baldric como capitán del Sonicgloom, pero aún queda pendiente el problema de quién debería casarse con la princesa Nerea.

Mabel frunció el ceño, preocupada por la situación. Era un asunto delicado que requería una solución rápida y certera.

─¿Y qué propones hacer al respecto? ─preguntó Mabel, esperando una respuesta. Blaze miró a Mabel con determinación y le pidió que lo casara con Nerea. Mabel y Robin se miraron sorprendidos. No esperaban esa propuesta por parte de Blaze, pero ambos entendieron la importancia de remediar el error cometido por Baldric─. Es una excelente idea, Blaze. Te casaremos con Nerea, pero será una ceremonia oficial y no una a escondidas como la de Baldric con Blume.

Robin estuvo de acuerdo con su hermana, añadiendo que era la mejor forma de solucionar el problema y mantener la paz entre los reinos.

Blaze sonrió satisfecho, agradeciendo con Mabel por apoyarlo en esa difícil decisión. Sabía que no sería fácil, pero era necesario para evitar conflictos futuros.

Ciudad de Wolfein - Reino Thérgian.

Por la tarde, Omar se despertó en casa de la señora Heimaey, no sabía dónde estaba y se encontraba desconcertado. Al salir al comedor vio a la señora Heimaey y a Taresa sirviendo unos platos de sopa de verdura, así que se sentó.

─¡Buenas tardes! ¿Te sientes mejor? ─preguntó la señora Heimaey con una sonrisa amable. Omar frunció el ceño, confundido.

─¿Qué está pasando? ¿Dónde estoy?

─Estás en mi casa, recuerdas que te desmayaste en la calle esta mañana y luego te traje aquí para cuidarte. Tienes que comer algo para recuperarte.

Omar miró a su alrededor, notando que la decoración era muy antigua y las vestimentas de las mujeres eran de otra época. Se sintió mareado, tratando de procesar la extraña situación en la que se encontraba.

─Gracias por su ayuda, pero no tengo hambre. Creo que sería mejor que me vaya. ─Omar se levantó de la mesa y salió de la casa de la señora Heimaey, todavía desconcertado por lo que acababa de presenciar.

Una vez en la calle, Omar se detuvo y observó a su alrededor. No reconocía el lugar en absoluto. Había casas de estilo antiguo, calles empedradas y personas vestidas con trajes de época.

─No puede ser real... ¿Dónde estoy? ─murmuró para sí mismo, sintiendo cómo el misterio se apoderaba de él.

Decidió caminar por las calles, tratando de encontrar alguna pista que le ayudara a entender lo que estaba sucediendo. Pasó por un grupo de personas que parecían estar celebrando algún tipo de festividad, con músicos y bailarines entre la multitud.

─Disculpe, ¿Podría decirme en qué lugar estoy? ─preguntó Omar a uno de los criados de Lady Vanya, justamente a Taiki, que vestía un atuendo según la época, éste lo miró con curiosidad

─¿No sabes dónde estás? Estamos en Wolfein.

─¿Wolfein? Es imposible, ¿Qué año es?

─¡1621!

Omar se quedó boquiabierto, sin poder creer lo que acababa de escuchar. Había viajado en el tiempo sin siquiera darse cuenta.

Tratando de mantener la calma, decidió buscar respuestas con las únicas personas que sentía un lazo familiar, la señora Heimaey y Taresa, el problema era que Omar no recordaba donde vivían ellas, así que se terminó perdiendo en la ciudad.

Oxener - Reino Thérgian.

Fuera de El Palace, el príncipe Barton caminaba apresuradamente hacia la entrada del lugar, con una determinación en su mirada. Buscaba a Eliza con la intención de tener una conversación importante con ella.

Al llegar a donde se encontraba Eliza, Barton se detuvo frente a ella y le dijo en tono serio.

─Necesito hablar contigo, Eliza.

Eliza lo miró con desconfianza y se cruzó de brazos. Sabía que Barton había mandado a arrestar a Thai, así que no quería tener nada que ver con él después de lo que había hecho.

─Lo siento, alteza, pero no tengo nada que hablar contigo ─respondió Eliza fríamente.

Barton frunció el ceño, frustrado. No estaba acostumbrado a que le negaran algo, especialmente una conversación. Decidió cambiar de estrategia y trató de acusar a Thai de haberlo golpeado en el rostro, buscando provocar la compasión de Eliza.

─No puedes creer que ese delincuente te ama de verdad. Me golpeó sin razón alguna ─afirmó Barton con indignación.

Eliza lo miró fijamente y sacudió la cabeza. Sabía que aquello no era cierto. Thai nunca sería capaz de lastimar a nadie, mucho menos al príncipe Barton. Además, ella ya había escuchado por la boca de Ros quien fue testigo de lo que realmente había sucedido.

─No intentes mentirme, ya sé lo que pasó. Thai no te tocó. Fue Diago quien lo hizo, y sabes perfectamente por qué ─dijo Eliza con voz firme.

Barton se sintió acorralado. No esperaba que Eliza supiera la verdad. Trató de mantener la compostura, pero la rabia se apoderaba de él. No estaba acostumbrado a que lo desafiaran de aquella manera.

─¡No importa quién me golpeó! ¡Eres una simple prostituta, no tienes derecho a hablarme así! ¡Yo soy un príncipe y merezco tu respeto! ─exclamó Barton, elevando la voz.

Eliza lo miró con desdén. Estaba harta de la actitud prepotente de Barton. Se acercó a él con determinación y le dijo.

─Prefiero ser una vil prostituta que elegirte a ti. Eres un cobarde y un manipulador, no mereces ni una pizca de mi atención.

Barton quedó en silencio, impactado por las palabras de Eliza. No podía creer que alguien se atreviera a hablarle de esa manera. Trató de retomar el control de la situación, pero ya era demasiado tarde. Eliza se dio la vuelta y se alejó de él, dejándolo solo y humillado.

El príncipe Barton se quedó allí, en medio de la calle, con la mirada perdida en la distancia. Había perdido a Eliza, a quien había considerado suya en algún momento. Ahora se encontraba solo, recordando las palabras de la mujer que le había dado la espalda.

Pueblo de Taini - Reino de Althárian.

Dentro de la taberna de Yoriah, Baladdar se encontraba sentado en una esquina, aburrido y mirando con nostalgia a su amigo Damon, quien siempre estaba ocupado atendiendo a Serena. Damon parecía no tener tiempo para su amigo, y eso entristecía a Baladdar.

Yoriah, notó la tristeza en los ojos de Baladdar y se acercó a él con una sonrisa amable.

─¿Qué te pasa, amigo? ─preguntó Yoriah, colocando una mano en el hombro de Baladdar.

─Nada, solo me siento un poco aburrido últimamente. No quiero estar en mi casa porque mi mamá me agobia, no quiero ver a Sally porque me recuerda todo lo pasado en el castillo, Tuile y Dares se la pasan trabajando, Davina está encerrada en su casa que no quiere hablar con nadie y no sé porque, no he visto a Adem desde que regresé y Damon siempre está ocupado con Serena y no tenemos tiempo para pasar juntos ─respondió Baladdar con sinceridad.

─Entiendo cómo te sientes, pero sé cómo puedo ayudarte a pasar el tiempo y, al mismo tiempo, ayudarme a mí mismo. ─Baladdar frunció el ceño, confundido por las palabras de Yoriah.

─¿A qué te refieres? ─preguntó curioso. Yoriah sonrió y le hizo una propuesta a Baladdar.

─¿Qué tal si te conviertes en mi ayudante aquí en la taberna? Necesito a alguien de confianza que me ayude con las tareas diarias y creo que tú serías perfecto para el trabajo. Además, así podrías mantenerte ocupado y dejar de aburrirte. Sé que no la mencionaste, pero también sé qué piensas en ella, deberías distraer la mente.

Baladdar se iluminó con la propuesta de Yoriah. La idea de trabajar en la taberna y estar cerca Damon para compartir tiempo juntos lo llenó de alegría. Aceptó con entusiasmo la oferta de Yoriah y se puso manos a la obra de inmediato.

Dragon Step - Reino de Pheltílian.

Dentro de la cabaña en las montañas, Vangelis miraba fijamente a Adem, esperando una explicación de por qué lo había estado buscando. Adem, nervioso, decidió finalmente abrir su corazón y contar la verdad.

─Soy un pasajero en el Meg. Los tripulantes me enviaron a buscarte, dicen que eres el único que puede ayudarnos a encontrar al capitán del Meg ─confesó Adem. Vangelis frunció el ceño, sorprendido por la revelación de Adem.

─¿Cómo llegaste a ser parte de esa tripulación? ─preguntó con curiosidad. Adem suspiró antes de responder.

─Primero que nada, no soy parte de la tripulación, no podría estar en tierra firme si el capitán también lo está, dicho esto, mi hermana se perdió en el mar hace semanas. Estaba a punto de darme por vencido cuando un hombre misterioso me rescató y me regaló su bote.

Eden, quien había estado escuchando en silencio, finalmente intervino.

─Esa historia suena demasiado fantástica para ser real. ¿De verdad crees que un hombre apareció de la nada y te regaló su bote?

─¿Ese hombre brillaba? ─preguntó Vangelis con mucha seriedad. Adem asintió, sorprendido por la precisión de la pregunta.

─Sí, brillaba como una estrella, la luz del sol en su piel era como ver múltiples chispas. ─Vangelis sonrió con complicidad.

─Ese hombre, Adem, era Seriah Gottlieb, el único tritón en el mar y príncipe de las sirenas. Su presencia significa que algo grande está por suceder.

Eden rodó los ojos incrédula.

─¿En serio crees en esas historias de sirenas y tritones? Eso solo existe en los cuentos de niños. ─Vangelis se puso de pie, decidido.

─Es más real de lo que crees, Eden. Para ser una chica fanática del Meg te muestras muy escéptica con las sirenas. ─Eden sonrió ya que sabía que era verdad lo que le decía Vangelis─. Juntos encontraremos a la hermana de Adem y al capitán del Meg.

Los tres se prepararon rápidamente para salir al mar en búsqueda de la verdad. Adem llevaba consigo el medallón que su padre le había regalado cuando era niño, esperando que le guiara en su misión.

Braunmiller - Reino de Althárian.

En Braunmiller, la plaza del reino de Althárian, se encuentran numerosos lugares fascinantes para visitar. Desde antiguos templos hasta exuberantes jardines.

En el centro de la plaza se alza una imponente estatua de un guerrero legendario, Thelion Lovewish, el rey más joven que ha tenido Althárian, cuya mirada parece seguir a todos los que se acercan a ella. Alrededor de la estatua, hay un laberinto de callejones estrechos y oscuros que parecen llevar a lugares desconocidos.

Los lugareños hablan de una misteriosa fuente en la parte más profunda de la plaza, donde dicen que el agua tiene el poder de conceder deseos. Sin embargo, aquellos que se han aventurado a beber de ella nunca han vuelto a ser los mismos.

Los visitantes que se atreven a explorar Braunmiller se ven envueltos en un aura de misterio y peligro, donde nada es lo que parece y cada esquina guarda un nuevo enigma por resolver. En esta plaza del reino de Althárian, la aventura y el suspenso van de la mano, creando un lugar único e inolvidable para aquellos valientes que se atrevan a entrar en su enigmático mundo.

A lo largo de los años, han surgido numerosas leyendas sobre los secretos ocultos en Braunmiller. Algunos dicen que hay un tesoro escondido en las catacumbas que se extienden bajo la plaza, mientras que otros afirman que un fantasma vaga por las sombrías calles en busca de venganza por las madrugadas, se escuchan pequeños rugidos que a veces no deja dormir a la gente que vive cerca, pero la verdad es muy distinta a lo que los lugareños creían.

Era justo el atardecer cuando Randy entró en una de las tabernas más concurridas del pueblo. Llevaba consigo un mensaje del rey Delion, en el cual se le encomendaba la difícil tarea de buscar a un joven llamado Hope.

Después de preguntar a varios parroquianos, Randy finalmente encontró a Hope en un rincón oscuro de la taberna, bebiendo un vaso de whisky. Con voz firme, Randy se acercó a él y le dijo.

─¿Tú eres Hope Vhaitria? ─preguntó Randy viéndolo. Hope era un fuerte hombre de aspecto rústico y cuerpo definido. Su cabello largo y rubio brillaba bajo la luz del sol, y sus ojos azules parecían contener todo el conocimiento del universo.

─Eso depende de quien pregunta. ─Hope trató de ser sarcástico con Randy, pero eso no iba a funcionar con él.

─Claro que eres tú. El rey Delion requiere de tus servicios. Necesita que vayas de forma inmediata a Isla Niebla a buscar a Lord Raimond. ─Hope levantó la mirada y miró fijamente a Randy.

─¿Por qué yo? ─preguntó suspicaz─. Ya hay gente en camino a Isla Niebla, ¿Por qué el rey necesita que vaya yo también? ─Randy suspiró y le explicó.

─Lord Edris y su acompañante ya se han adelantado en un barco hacia la isla, pero el rey quiere que tú llegues antes y hables con Lord Raimond. ─Hope reflexionó por un momento, terminó de beber su whisky de un solo trago y se levantó de su silla.

─Está bien ─dijo finalmente─. Haré lo que el rey me pide.

Randy asintió en agradecimiento y ambos salieron de la taberna rumbo al puerto. Mientras caminaban en silencio por las calles adoquinadas de Braunmiller, el sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados.

Al llegar al puerto, Randy ayudó a Hope a subir a un pequeño bote que lo llevaría hacia Isla Niebla. Antes de partir, Randy le entregó una bolsa con provisiones y una carta sellada con el sello real.

Randy se dio media vuelta, sintió que su trabajo estaba hecho, pero justo detrás de él estaba caminando Hope.

─Oye, ¿A dónde vas? El rey Delion dijo que fueras a Isla Niebla.

─Ya te oí, tonto, pero si conocieras bien sabrías que no necesito un barco para ir a Isla Niebla.

Hope se fue corriendo y Randy no pudo hacer nada para detenerlo, resignado al pensar que era el guardia de Margerie y no el buscador de Hope, Randy decidió volver al castillo.

Castillo de Hawkwater - Reino de Althárian.

La princesa Margerie estaba sentada en la sala de estar del castillo siendo acompañada por Lord Ellery, quien estaba de pie. Allí recibieron a Lady Jade, a la cual Margerie le pidió que se sentara. Margerie le dijo a Jade que quería que fuera su dama de la corte.

─Estoy honrada de recibir este ofrecimiento, princesa Margerie ─dijo Jade con una sonrisa─. Haré todo lo posible para servirte con lealtad y diligencia.

En ese momento, Randy regresó al castillo después de hacer el encargo del rey Delion. Entró apresuradamente en la sala y se acercó a Ellery para informarle.

─Mi Lord, acabo de regresar del puerto y tengo noticias preocupantes ─dijo Randy respirando agitado─. Hope tomó las provisiones y corrió del muelle hacia el bosque. ─Ellery frunció el ceño, pero no estaba nada preocupado.

─¡Ah, eso! Tranquilo. Hope nunca ha viajado en barco.

─¿Qué? ¿Y cómo lo hace?

─¡Volando! ─interrumpió Margerie.

En ese momento, un fuerte rugido resonó en el castillo, haciendo que Jade se sobresaltara.

─¿Qué fue eso? ─preguntó nerviosa.

Randy volvió a preguntar a Ellery.

─¿Volando? ¿Cómo es posible? ─De repente Randy vio algo pasar muy rápido por la ventana─. Algo acaba de pasar rápidamente por la torre del castillo.

Ellery respiró hondo antes de explicar.

─Tranquilo, es Haka, es el dragón en el que viaja Hope. Es el único dragón en todo el reinado de Althárian. Se dice que en otros reinos como Khurádian, Dratókian y Thérgian sí existen más dragones.

Jade estaba fascinada con la información.

─Nunca había visto un dragón en mi vida. Debe ser una experiencia increíble. ─Randy asintió al oír eso.

─Yo tampoco he visto uno, pero he escuchado historias sobre ellos. Dicen que son majestuosos y poderosos.

Sin pensárselo dos veces, Jade y Randy salieron al jardín para ver con sus propios ojos a Hope montado en Haka, el dragón. El dúo se quedó asombrado ante la vista, viendo cómo el majestuoso ser alado se elevaba en el cielo.

─¡Es increíble! ─exclamó Jade maravillada─. Nunca creí que pudiera ver algo así en mi vida.

Randy se mantuvo en silencio, observando con respeto a Hope y a Haka.

─Es un espectáculo impresionante. Quién diría que nuestra princesa tiene tal compañía. ─Ellery se unió a ellos en el jardín, admirando la escena─. Esperemos que Hope regrese sano y salvo, aunque sabemos que Haka es una dragona leal a él, los peligros siempre están presentes en otros reinos. Llegarán en un par de horas a Isla Niebla.

─¿Horas? ─preguntó Randy muy sorprendido.

─Así es, horas... Lo que a un barco puede tomarle días a un dragón puede tomarle horas.

─¿Cómo es posible? ─preguntó Jade.

─Un dragón es 10 veces más rápido que un barco, incluso más.

─Eso explicaría porque el rey dijo que Hope llegaría antes que Lord Edris ─expresó Randy.

─Bueno, creo que es hora de entrar, ya está anocheciendo.

Isla Niebla - Reino de Auttenberg.

Lord Raimond caminaba por el sendero oscuro que conducía a su castillo, con la capa ondeando tras de él en el viento de la noche. El silencio reinaba en Isla Niebla, solo interrumpido por el suave murmullo del río cercano. De repente, un rugido resonó en la oscuridad, haciendo que Raimond se detuviera en seco y se girara hacia la dirección del sonido.

A lo lejos, entre las sombras de la noche, vio una figura imponente acercándose a la isla. Una enorme criatura alada, con escamas brillantes y ojos centelleantes; un dragón. Lord Raimond sabía que los dragones eran seres míticos, que solían habitar en las tierras lejanas más allá del mar Hestárlico, ya que no les gustaba el frío. Nunca antes había visto uno tan de cerca.

Mientras observaba con asombro, el dragón aterrizó con gracia en tierra firme, levantando una nube de polvo a su alrededor. La gente del pueblo corría hacia el lugar, atraídos por la presencia de la bestia. Incluso Lord Raimond se vio arrastrado por la curiosidad y se unió a la multitud que se agolpaba alrededor del dragón.

Cuando finalmente logró abrirse paso entre la multitud, vio a un hombre joven montado en el lomo del dragón. Su cabello rubio brillaba a la luz de la luna, y sus ojos centelleaban con una luz misteriosa. El hombre se bajó de la criatura con gracia.

Lord Raimond se acercó a él, fascinado por la presencia del dragón y su misterioso jinete.

─¿Quién eres tú, y cómo es que vienes montando a esa bestia? ─preguntó Raimond con voz firme.

Hope sonrió con amabilidad, sus ojos brillando con una luz interna.

─Mi nombre es Hope y ella es Haka, mi dragón.

Lord Raimond quedó impresionado por la presencia de Haka, con sus alas grises extendidas y su mirada fija en el horizonte, su piel brillaba como el cuarzo azul con la luz de la luna, sus ojos eran tan profundos como el océano y sus garras afiladas como dagas de cristal. El dragón parecía radiar una energía mágica, como si estuviera imbuido de un poder ancestral. Raimond sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal, pero a la vez una extraña sensación de paz y admiración.

─¿Qué te trae a Isla Niebla? ─preguntó Raimond, intrigado por la presencia del visitante inesperado.

─He venido desde el reino de Althárian por órdenes del rey Delion, busco a un hombre llamado Raimond.

─¡Lord Raimond!

─¿Lo conoces?

─Lo tienes al frente.

─Que bueno saberlo. ─Hope miró a Raimond con una mirada penetrante, luego le mostró a Raimond una sonrisa, no tenía idea de que su vida estaba a punto de cambiar.

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