CAPÍTULO 11
Mentir por convivir
Pueblo de Taini - Reino de Althárian.
Septiembre 20, 1621.
Sermiony y Sally estaban emocionadas de tener de regreso a Baladdar después de tanto tiempo. Habían pasado la noche entera limpiándolo y cuidándolo, atendiéndolo en todo lo que necesitaba. Pero Baladdar, aunque agradecido por el cariño de su familia, se sentía abrumado por tanta atención.
Por la mañana, Baladdar decidió salir de la casa para dar un paseo y despejar su mente. Mientras caminaba por el bosque, sintió una extraña sensación de que alguien lo estaba siguiendo. El suspense se apoderó de él, y aumentó su velocidad para tratar de escapar de esa presencia desconocida.
Finalmente, Baladdar llegó a un claro en el bosque donde se detuvo para recuperar el aliento. Fue entonces cuando vio a su hermana Sally asomándose entre los árboles, con una sonrisa en el rostro. Baladdar se sintió aliviado al descubrir que era solo su hermana quien lo seguía, y se dio cuenta de lo mucho que lo había extrañado durante su ausencia.
─¿Estás bien? ─le preguntó Sally.
─¡No! ─Baladdar se sentó debajo de un árbol y luego Sally lo acompañó sentándose junto a él─. Estoy cansado.
─Si estás cansado de estar sentado debajo de un árbol, ¿Por qué te sientas debajo de otro? ─Baladdar miró a Sally con la boca abierta, estaba atónito por su comentario─. ¿Es muy temprano para hacer chistes?
─¡No! No lo es. ─Baladdar se echó a reír junto con Sally por buen rato.
Ambos se quedaron allí sin decir nada, luego Baladdar se levantó y le pidió a Sally que fuera a casa, él iría a visitar a Damon en casa de Yoriah.
Baladdar llegó a la casa de Yoriah y preguntó por Damon.
─Hola, Yoriah ¿Está Damon en casa? ─preguntó Baladdar con ansiedad.
─Lo siento, Baladdar, Damon no está, salió temprano esta mañana ─respondió Yoriah con una expresión de preocupación.
─¿Salió temprano? ¿Pero a dónde fue?
─No estoy seguro, solo me dijo que tenía que resolver un asunto urgente y se fue sin decirme más ─contestó Yoriah con la mirada fija en el suelo.
─Entiendo, ¿Y tú, Yoriah? ¿Cómo estás? ─ Yoriah suspiró antes de responder.
─Solo estaba pensando en todas las cosas que han estado sucediendo últimamente. Es un poco abrumador.
─Comprendo, en estos tiempos tan inciertos es normal sentirse así. ¿Te gustaría que caminemos juntos un rato para despejar la mente? Es que pasé mucho tiempo sentado y quiero estirar las piernas ─sugirió Baladdar con una sonrisa amistosa.
Yoriah asintió con agradecimiento y juntos comenzaron a caminar por las calles del pueblo, sumidos en sus pensamientos. Pero en el fondo, ambos sabían que algo más estaba pasando y un sentimiento de suspenso los envolvía mientras seguían adelante.
Caminando por el pueblo, Baladdar se encontró con Serena, la joven de cabello rubio y ojos brillantes. Al verla, las lágrimas empezaron a brotar de los ojos de Baladdar, recordando a la princesa Margerie.
Serena notó la tristeza en los ojos de Baladdar y se acercó a él con una mirada compasiva.
─¿Estás bien? ─preguntó Serena con voz suave. Baladdar sollozó al contarle a Serena la historia de su amor con la princesa Margerie, y cómo había perdido la oportunidad de estar junto a ella para siempre. Serena escuchó atentamente, consolando a Baladdar con sus palabras de aliento y su cálido abrazo─. Entiendo tu dolor, Baladdar. A veces el destino nos separa de quienes más amamos, pero siempre habrá espacio en nuestro corazón para recordarlos con cariño.
Las lágrimas de Baladdar se detuvieron poco a poco, agradecido por la comprensión y apoyo de Serena.
Sakitria - Reino de Althárian.
Todos sabían que lo que separaba al reino de Taini era un puente, pero entre ese puente y Taini estaba un pequeño mercado para los que no tenían la facilidad de ir hasta la plaza, ese lugar era Sakitria, tenía las peores cosechas, los peores productos y ni hablar de las personas.
A diferencia de la taberna de Yoriah, allí había otras tabernas que no eran tan respetables, en una de ellas estaba Caio bebiendo con sus amigos a tempranas horas. Decidió salir al callejón para fumar algo de tabaco, jamás imaginó encontrarse con Damon en el callejón.
─¡Caio!
─¡Damon Gottlieb! Oí que habías regresado, así que finalmente decidiste enfrentarte a mí. Creí que eras más inteligente que eso ─dijo Caio con desdén.
Damon apretó la empuñadura de su espada, listo para la batalla. La lucha comenzó en un frenesí de movimientos ágiles y espadazos precisos. Caio resultó ser un hábil combatiente, esquivando los golpes de Damon y contraatacando con ferocidad.
Pero Damon demostró ser aún más formidable, cada golpe llevaba la fuerza de su determinación y lealtad a los Winske. Con un movimiento rápido, logró atravesar el corazón de Caio con su espada, dejando al criminal sin aliento. Caio se tambaleó, mirando a Damon con sorpresa en sus ojos.
─Normalmente el que muere es quien da la última palabra, pero esta vez tú vas a oírlas en vez de decirlas... ¡Tu deuda con los Winske fue saldada! ─dijo Damon antes de dejar caer al suelo a Caio, sin vida.
Damon observó el cuerpo de su enemigo caído, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. Había cumplido su misión, pero el precio había sido alto.
Con un suspiro, Damon se alejó del callejón, sabiendo que la justicia había sido servida y que los Winske estarían orgullosos de su valentía y lealtad.
Heberle - Reino de Althárian.
Heberle era una de los barrios nobles de Althárian, conocido por sus majestuosas mansiones y elegantes calles. La princesa Margerie decidió dar un paseo por el barrio, acompañada por su leal amiga y sirvienta, Castelie.
Mientras caminaban, las personas del lugar miraban a la princesa con desdén, susurros de envidia y rencor se dejaban escuchar a su paso. Margerie, acostumbrada a la hostilidad de algunos de sus súbditos, continuaba su recorrido con dignidad, ignorando las miradas llenas de resentimiento.
De repente, en medio de la multitud, Margerie vio a un joven de pelo castaño que se destacaba entre la gente. Por un instante, la princesa creyó que se trataba de Baladdar. Con el corazón acelerado, se acercó al joven, pero al estar frente a él, se dio cuenta de que se trataba de un completo desconocido.
Vergonzosa por su error, Margerie le pidió a Castelie que regresaran al castillo inmediatamente. Mientras caminaban de regreso, la princesa reflexionaba sobre su situación.
Decidida a encontrar respuestas, Margerie convocó a Ellery y le pidió que investigara sobre la identidad del misterioso joven.
Dentro del gran salón, Castelie fue llamada por el rey Delion para pedir un informe de como fue el paseo en Heberle.
─Castelie, ¿Cómo estuvo el paseo de la princesa Margerie por la plaza?
─Majestad, todo estuvo tranquilo y en orden. Los ciudadanos la recibieron con alegría y respeto.
─¿Estás segura de que no hubo ningún contratiempo?
─Absolutamente, su majestad. Fue un paseo sereno y agradable. La princesa estaba radiante y todos la admiraban.
─Me alegra escuchar eso. Confío en tu palabra, Castelie. Qué suerte tenemos de tenerte como criada de la princesa Margerie.
─Es un honor servir a la princesa. Mi lealtad siempre estará con la familia real.
─Gracias, Castelie. Ahora ve a descansar.
Castelie se retiró, sintiendo un peso en su corazón por la mentira que acababa de decir al Rey Delion.
Pueblo de Reinhard - Reino Thérgian.
Juliette volvió a salir del palacio por la tarde a comprar algunas cosas, por suerte y ya estaba de regreso con Robin quien la había acompañado; otra vez.
─Robin, ¿Por qué insistes en acompañarme? No es necesario.
─Porque me preocupo por ti, Juliette. No quiero que te pase nada mientras estás fuera del castillo.
─No tienes por qué preocuparte. Soy perfectamente capaz de cuidar de mí misma.
─Lo sé, pero no puedo evitar querer protegerte. Además, me gusta pasar tiempo contigo.
─¿Y por qué es eso? ¿Qué te hace pensar que tengo alguna clase de interés en ti?
─Bueno, quizás porque te sonrojas cada vez que me acerco, o porque tus ojos brillan cuando me miras. O tal vez porque sé que sientes algo por mí, aunque no quieras admitirlo.
─¡Robin, eso es absurdo! No puedes simplemente asumir cosas así.
─Lo sé, lo siento. Solo quería que supieras que estoy aquí para ti, pase lo que pase.
─Gracias, Robin. Eres un buen amigo.
Robin acompañó a Juliette el resto del camino, pero esta vez sin decirle absolutamente nada. Ambos llegaron a las puertas del palacio, allí Robin le entregó la canasta que cargaba para ayudarla.
─Ya estamos aquí, así que me retiro.
─¿No dirás algo cursi antes de irte? ─preguntó Juliette con una sonrisa burlesca.
─¡No! Solo me iré.
─¿Crees que cambiar de actitud va a cambiar algo en mí? ¿Crees que eso hará que me intereses?
─No pretendo cambiar algo en ti, sino en mí... Tú lo dijiste, soy tu amigo, entonces me iré de aquí con la frente en alto. Solo espero que el día de mañana no cambies de opinión y decidas que quieres ser algo más que mi amiga.
Robin se fue por el camino dejando a Juliette atónita por lo que le había dicho, ella jamás espero que Robin se rindiera en algún momento.
Oxener - Reino Thérgian.
El príncipe Barton estaba sentado en una mesa de El Palace, mirando a su alrededor con impaciencia. Esperando a que Eliza, terminara de acostarse con Thai. Barton no podía entender por qué Eliza prefería a ese rufián antes que, a él, un príncipe.
Finalmente, la puerta se abrió y Thai salió, ajustándose la chaqueta de tela y lanzando una mirada despectiva hacia Barton. El príncipe se levantó de un salto, decidido a hablar con él.
─¡Thai! Necesito hablar contigo ─exclamó Barton, siguiendo a Thai por el pasillo de El Palace hacia la salida.
Thai se detuvo y se volvió hacia Barton, con una sonrisa arrogante en el rostro.
─¿Qué quieres? ¿Estás aquí para intentar convencerme de que deje a Eliza para ti? ¡Porqué eso no va a pasar! ─Barton apretó los puños, furioso por la insolencia de Thai.
─¡No seas insolente, mal nacido! Eliza merece algo mejor que un despojo como tú. Ella es una mujer increíble y merece ser tratada con respeto. ─Thai se echó a reír, burlándose del príncipe.
─¿Respeto? ¿De qué estás hablando? Es una prostituta, tú al igual que los otros hombres que pagan por ella creen que no merece nada más que ser usada y desechada. Además, ella me prefiere a mí, no a ti.
Barton sintió una mezcla de rabia y tristeza al escuchar las palabras de Thai. Sabía que Eliza merecía algo mejor, pero no podía entender por qué seguía prefiriendo a Thai. Decidió que no podía dejar las cosas así.
─¡Ya es suficiente, Thai! No permitiré que la insultes de esa manera. Te ordeno que te disculpes con ella de inmediato ─exigió Barton, mirando fijamente a Thai.
Thai se encogió de hombros y se dio la vuelta, dispuesto a irse.
─No tengo por qué disculparme con nadie, mucho menos con una prostituta. ¡Déjame en paz, príncipe tonto! ─Barton respiró hondo, conteniendo su ira. No podía permitir que Thai se saliera con la suya. De inmediato le hizo señas a Sir Marlow para que arrestara a Thai, y eso hizo.
Barton se acercó a Thai y le dijo de frente después de ser esposado.
─No volverás a poner un pie en El Palace. Y si te atreves a acercarte a Eliza de nuevo, te aseguro que te arrepentirás. ─Thai solo sonrió de forma desafiante, sabiendo que no tenía miedo de las amenazas del príncipe.
─¡Adelante! Arréstame, mándame a matar si quieres, ella jamás se va a enamorar de ti.
─¡Llévenselo!
Sir Marlow y sus demás guardias se llevaron a Thai esposado, dejando a Barton solo fuera de El Palace.
El príncipe se sentía aliviado de haber tomado una decisión valiente, pero también se sentía triste por Eliza. Sabía que aún estaba enamorado de ella, a pesar de todo lo que había pasado.
Fortaleza de Redgold - Reino Thérgian.
Dentro del castillo, el príncipe Bode iba caminando por los pasillos en la planta baja y vio una puerta abierta, al entrar notó que era un santuario para rezar, allí Bode se encontró con Finn.
─Finn ¿Qué haces aquí?
─Aprovecho que a nadie en este castillo le gusta rezar y vengo aquí a estar solo. Todos prefieren ocuparse de sus asuntos terrenales.
─Interesante... Oye, oí que puedes saber cómo va a morir alguien ¿Podrías leer mi futuro?
─Por supuesto, déjame ver tu mano... Veo que tu destino es morir con una sonrisa en tu rostro.
─¿Morir con una sonrisa en mi rostro? Eso suena misterioso. ¿Qué más me puedes contar?
─Lo siento, mi visión se nubla en este punto. Parece que tu destino final es un misterio incluso para mí.
─Intrigante... No sé si debería temer esa profecía o simplemente aceptarla como parte de mi camino.
─La muerte es solo una parte más de la vida, príncipe Bode. Lo importante es vivir cada día con valentía y sabiduría.
─Gracias, aunque tu mensaje es enigmático, me has dado mucho en qué reflexionar.
─¿Reflexionar? Deberías ser agradecido.
─¿Porqué?
─He visto el futuro de todos tus hermanos, eres el único que muere feliz. ─Finn se levantó del suelo en el que estaba con ayuda del príncipe Bode─. Date prisa, tenemos que irnos a recibir al príncipe Blaze.
─¿En serio? No sabía que era hoy que llegaba.
─Sí sabías, solo te hiciste el tonto, viste la puerta abierta y creíste que al entrar tendrías la excusa perfecta para no tener que presentar en el muelle. ─El príncipe Bode se echó a reír de lo que le dijo Finn, luego ambos se fueron directo al muelle.
Bahía Bartosz - Reino Thérgian.
Muchos guardias estaban a la espera de la llegada del príncipe Blaze, el tercer hijo del rey Bayron, segundo si contamos con el hecho de que el primer hijo, Bishop, estaba muerto.
Blaze Ackerley había viajado al reino de Eberwein por un par de meses para buscar a la princesa Nerea la cual sería la prometida del príncipe Baldric, se llevaría tremenda sorpresa cuando llegara a Thérgian y supiera la verdad.
El muelle en dónde estaban los Ackerley tenía una forma de cruz, casi toda la familia estaba allí. Las esposas de los hijos del rey se paraban a la izquierda y todos los hijos del rey a la derecha.
El rey Bayron hacía inspección de cada uno de sus hijos antes de que el barco fuere desembarcado.
─Bode, ¿Por qué llegas tarde?
─Disculpe, su majestad, estaba conmigo ─respondió Finn.
─¿Ahora te dedicas a rezar?
─Al menos un miembro de la familia debe hacerlo.
─Mejor ponte en posición. ─Bode caminó para estar al lado de sus hermanos, el rey Bayron decidió alinearlos por orden de nacimiento, al primero que vio fue a Bunta─. ¿Dónde está tu chaleco?
─Lo dejé en la herrería.
─¡Qué conveniente! ─Caminó un poco más y vio a Baldric─. Tú todavía no me tienes contento. ─Baldric no dijo nada para no armar polémica, el rey se sorprendió mucho de ver qué Barton no estaba allí─. ¿Dónde está Barton?
─¡Aquí estoy! Disculpa la demora. ─Barton se colocó después de Baldric.
─¿Dónde estabas?
─En el pueblo... Fui a caminar.
─¡Tonterías! Fuiste a ver a tu puta ─expresó el príncipe Bennett dejando a todos perplejos.
─¿Qué fue lo que dijiste? ─Barton no estaba muy contento con eso.
─¡No se atrevan a lanzar un solo golpe! Estoy en medio ─les dijo el príncipe Bode.
─Tú y yo hablaremos luego sobre ese tema ─le dijo Bayron a Barton─. Bode, impecable, Bennett, saca el pecho y arriba el mentón, párate firme... Y Bonnie.
─¡Padre!
─¡Perfecta! ─Bayron se dio la vuelta y caminó al centro del muelle─. Todos tranquilos, ellos ya vienen.
─Al menos podrías controlar tu euforia... Yo y mis hermanos no tenemos que ver cómo te pones al recibir a tu hijo favorito ─comentó Baldric.
─¡Perdón! ─Bayron tuvo una mirada afilada hacia Baldric.
─¡Oh, vamos! No finjas que no es cierto lo que dijo ─secundó el príncipe Bunta.
─¿Saben qué? Voy a ignorar el comentario de ambos solo porque no quiero dar una mala impresión a la princesa Nerea.
─¡Padre! ─dijo el príncipe Blaze al caminar por el muelle.
─Hijo mío. ─Bayron extendió sus brazos para darle un fuerte abrazo a su hijo─. Me alegra que hayas vuelto a casa.
─A mí también.
─Ahora ve, saluda a tus hermanos.
El príncipe Blaze se acercó a Bunta y lo abrazó con mucha fuerza, tenía meses sin ver a su hermano mayor.
─¡Te extrañé!
─Y yo a ti, ni se te ocurra volver a irte, soportar a papá fue agotador.
─Ni que lo digas, todos pensamos que después de su boda estaría más relajado, pero parece que vive más estresado que antes ─comentó Barton.
─¡Espera, qué! ¿Cómo que papá se casó?
─Así es ─entró el príncipe Bennett a la conversación─. ¿Ves la joven que está ahí con el vestido rojo? Ella es la reina Mabel.
─¿Y cómo es ella?
─Era agradable ─respondió Bonnie.
─¿Era?
─Como lo oíste ─le dijo Bode─. Baldric la hizo enojar tanto que incluso amenazó con ejecutarlo si se le acercaba.
─¿Qué hiciste?
─¡Créeme! No quieres saber ─expresó el príncipe Bunta.
Blaze se acercó a Mabel, intentó ser amable con ella, pero no tenía la menor idea de que Mabel ya había dejado de tratar agradarle a los Ackerley para llevar la fiesta en paz.
─Majestad, me presento, soy el prínci...
─¡Sé quién eres! ─le respondió Mabel con mucha frialdad.
─Tengo derecho a presentarme.
─Ahórratelo, no necesito tus reverencias, no hay nada que puedas hacer para impresionarme... En vista de que solo tenía que venir a recibirlo a usted y a la que se suponía sería la esposa del príncipe Baldric, creo que ya puedo irme. ¡Bienvenido a Thérgian, príncipe Blaze!
Mabel se dio vuelta y caminó hacia donde estaba Bayron.
─¿No podías ser más amable con él?
─¿Qué querías que le dijera? ¿Qué estaba encantada de verlo regresar a casa y que me daba mucho gusto que estuviera aquí? No lo creo, mi madre no me enseñó a mentir por convivir.
La reina Mabel se fue al carruaje a esperar a que todos recibieran al príncipe Blaze para luego volver al castillo. Lord Norton acompañó a la reina Mabel al carruaje después de la reunión del consejo real. La reina parecía visiblemente molesta, y Lord Norton decidió abordar el tema que estaba claramente perturbando su mente.
─Su majestad, permítame decirle que debe contener su ira hacia los hijos del rey Bayron ─comentó Lord Norton con cautela. La reina Mabel frunció el ceño y miró a Lord Norton con furia en sus ojos.
─¿Cómo se atreve a decirme cómo debo tratar a los hijos del rey? ─dijo con voz dura. Lord Norton mantuvo la compostura y respondió con calma.
─Su majestad, entiendo que la situación es complicada, pero no le conviene mostrar tanto desprecio hacia los hijos del rey. El pueblo lo verá como una falta de compasión y podría afectar su relación con ellos en el futuro.
La reina Mabel suspiró y bajó la mirada, reflexionando sobre las palabras de Lord Norton. Sabía que tenía razón, pero era difícil para ella aceptar a los hijos de su esposo como parte de su familia.
─Quizás tenga razón, Lord Norton. Intentaré contener mi ira hacia ellos ─dijo finalmente la reina, con un deje de resignación en su voz. Lord Norton asintió con aprobación y luego sugirió.
─Quizás sería beneficioso intentar llevarse mejor con el príncipe Blaze. Él es el consentido del rey Bayron y sería sabio tener una buena relación con él.
La reina Mabel levantó la vista, sorprendida por la sugerencia de Lord Norton. Ella había mantenido su distancia con el príncipe Blaze.
─¿Cree que sería prudente acercarme al príncipe Blaze? ─preguntó la reina con escepticismo. Lord Norton asintió con una sonrisa tranquilizadora.
─Creo que sería beneficioso para la estabilidad del reino. El príncipe Blaze es un joven inteligente y perspicaz, y su apoyo sería invaluable para su reinado, majestad.
La reina Mabel reflexionó sobre las palabras de Lord Norton. Sabía que era hora de dejar de lado su resentimiento hacia los hijos del rey Bayron y concentrarse en asegurar el futuro del reino. Tal vez acercarse al príncipe Blaze sería el primer paso hacia esa meta.
─Gracias, Lord Norton, por su consejo sabio. Seguiré su sugerencia y trataré de llevarme mejor con el príncipe Blaze ─anunció la reina con determinación en su voz.
Lord Norton asintió con aprobación y abrió la puerta del carruaje para que la reina Mabel subiera. Mientras el carruaje se alejaba hacia el palacio real, Mabel pensaba en el desafío que tenía por delante para reconciliarse con el pasado y construir un futuro prometedor para su reino.
Siguiendo con la bienvenida del príncipe en el muelle.
─¿No vas a saludar a tus cuñadas? ─le preguntó Bennett a Blaze.
─Tienes razón. ─Blaze caminó con una sonrisa en el rostro al ver a Ilena─. Cuñada, ¿Cómo has estado?
─Sí, sobre eso, no hay porque fingir que tú y yo nos agradamos así que déjalo así.
─¡Está bien! ─Blaze vio a Blume─. ¡Hola! Yo... No te conozco.
─¡Oh, descuida! Déjame presentártela ─dijo Ilena─. Ella es la princesa Blume.
─¿Princesa? Supongo que estás casada con uno de mis hermanos, ¿Cuál?
─¡Oh, permíteme querida! Haré esto entretenido. Un joven príncipe tiene muchos hermanos, un par de ellos se parecen, uno de ellos es bastante estúpido, al parecer tomar malas decisiones se ha vuelto su pasatiempo, ¿Quién soy? ─Blaze miró a Blume con mucho asombro, no toleraba los chistes de Ilena, pero sabía muy bien de quién hablaba.
─¿Eres esposa de Baldric?
─¡Así es! ─respondió Blume.
─Aguarda un momento, ¿Estás casada con el príncipe Baldric? ─le preguntó Nerea a Blume.
─¡Sí! ¿Hay algún problema con eso?
─Déjame ponerte en contexto, querida, para que entiendas a la perfección la situación ─le dijo Ilena a Blume─. ¿Ves ese hombre que está ahí? ¿Alto, guapo, ojos azules, cabello platinado? ¿Sí, ese? Es el príncipe Barton, el hombre que está a su lado, sí, ese, el idiota, es su hermano gemelo, Baldric, pero eso tú ya lo sabías, te casaste con él y ¡Oh sorpresa! Nadie los obligó, fue a propósito... Ahora bien, se suponía que ese imbécil se casaría con la joven aquí presente para formar una alianza con él reino de Eberwein, pero eso no se va a poder porque él está casado contigo, ¿Ahora entiendes el problema?
─Yo no lo sabía.
─Tranquila, nadie lo sabía, el cerebro del príncipe Baldric está plagado de ideas estúpidas, y como nadie se toma la molestia en prestarle atención dejamos que haga lo que se le da la gana. Creo que todos los presentes estaremos de acuerdo en que habrá que ponerle una correa para que ya no tome malas decisiones.
─¿Terminaste? ─le preguntó Baldric.
─Para nada, esto apenas empieza, tengo curiosidad de saber qué es lo que van a hacer ahora que la princesa Nerea está aquí y no tiene con quien casarse, por cierto. ¡Bienvenida a Thérgian! Me muero por estar con todos ustedes en la cena de esta noche.
─¿De qué estás hablando? ─le preguntó Bennett─. La cena va a estar en tensión.
─Lo sé, y la mejor parte de una cena tan incómoda como esa es que ninguno de ustedes va a querer hablar, ¿Qué mejor momento que ese? De estar en una mesa donde comeré a gusto porque no tendré que escucharlos a ninguno de ustedes. ¡Permiso!
La princesa Ilena se fue caminando al carruaje, mientras dejó a los hermanos Ackerley pensando en que es lo que iban a hacer ahora con la princesa Nerea.
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