CAPÍTULO 09
La vida de todos está en riesgo
Alcázar de Verdalle - Reino de Auttenberg.
Septiembre 19, 1621.
En los confines de Hestárlia se alzaba el imponente Alcázar de Verdalle, un castillo único en su clase por ser uno de los únicos dos castillos en toda la nación que contaba con tres pisos.
El Alcázar de Verdalle se encontraba en Auttenberg, el penúltimo reino en unirse a la nación de Hestárlia. A pesar de ser el castillo de tres pisos con la menor cantidad de habitaciones, con tan solo 43 en total, su castillo era el más impresionante y difícil de construir de toda la nación. Esto se debía al clima extremadamente frío que azotaba la región la mayor parte del año, lo que dificultaba enormemente la construcción de edificaciones.
En la planta baja del castillo, alejada de todas las personas, se encontraban los calabozos. Estos eran utilizados para encerrar a aquellos que se oponían al rey y su reinado, así como a todo aquel que desafiara el orden establecido. También en la planta baja se ubicaban los salones de recepción, las cocinas, las áreas de servicio y el almacén donde se guardaban los alimentos y provisiones para todo el castillo.
En el primer piso del castillo se hallaban las habitaciones de la familia real, lujosamente decoradas y con vistas impresionantes del reino de Auttenberg. Además, en este piso se encontraban las salas de estar donde la familia real recibía a sus invitados y la biblioteca, llena de libros antiguos y conocimientos ancestrales.
El segundo piso del castillo albergaba las torres de vigilancia, desde donde se podía observar todo el reino de Auttenberg y cualquier amenaza que se acercara. También se encontraban en este piso las habitaciones de invitados, lujosas y cómodas para recibir a cualquier noble o visitante importante que llegara al castillo.
Pero lo más impresionante del Alcázar de Verdalle estaba en la punta más alta de la torre, donde se encontraba la habitación del rey. Esta habitación estaba hecha como una verdadera obra de arte, con muebles tallados a mano, tapices antiguos y una cama con dosel de seda. Desde allí, el rey podía observar todo su reino y sentirse dueño y señor de Auttenberg.
En el salón del trono, Raimond se encontraba hablando con su tío, el rey Riordan, sobre la situación en Isla Niebla.
─Su majestad, debe darse cuenta de la falta de liderazgo que hay en ese lugar. Las tropas necesitan un comandante fuerte y valiente que los guíe ─expresó Raimond mientras miraba fijamente a su tío.
El rey Riordan asintió con seriedad, sabiendo que las palabras de su sobrino tenían razón. Después de reflexionar un momento, miró a Raimond y dijo.
─Tienes razón, Raimond. Necesitamos a alguien que pueda liderar con coraje y determinación, no me atrevería a mandar al príncipe Riagan, es el futuro del reino de Auttenberg. Creo que tú eres la persona adecuada para hacerlo.
Raimond se sorprendió al escuchar esas palabras y sintió una mezcla de emoción y nerviosismo. Ser nombrado comandante de las tropas en Isla Niebla era un gran honor, pero también significaba enfrentarse a grandes desafíos y responsabilidades.
─Estoy listo para asumir este cargo, su majestad ─respondió Raimond con determinación─. Haré todo lo posible para proteger a nuestro reino.
El rey Riordan sonrió con orgullo y colocó una mano en el hombro de su sobrino.
─Confío en ti, Raimond. Sé qué harás un excelente trabajo y que liderarás con valentía. Ahora ve, prepárate para partir a Isla Niebla.
Raimond asintió con determinación y se despidió de su tío, sintiendo una mezcla de emoción y determinación. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero estaba dispuesto a enfrentar cualquier desafío que se presentara en su camino. Con paso firme y corazón valiente, se preparó para liderar a las tropas en Isla Niebla, listo para demostrar su valía como comandante y proteger a su reino con honor y coraje.
Mar Hestárlico.
Adem había pasado varios días buscando desesperadamente a su hermana en medio del vasto océano. La comida se estaba acabando y el sol implacable quemaba su piel, dejándolo deshidratado y débil. Se encontraba acostado en el pequeño bote, sin fuerzas para seguir adelante.
Justo cuando empezaba a perder la esperanza, una sombra gigante cubrió el bote. Adem levantó la mirada y vio un enorme barco acercándose a toda velocidad hacia él. Los tripulantes del barco lo ayudaron a subir a bordo, preocupados por su estado de salud. Al abrir los ojos, Adem quedó atónito al ver la insignia que adornaba el barco.
Era una calavera con una corona, atravesada por huesos, y en la corona yacían los dientes afilados de un tiburón. Adem recordó haber escuchado historias sobre ese símbolo, el emblema del temido barco pirata conocido como el Meg. Se decía que era solo un mito, una leyenda marina, pero allí estaba frente a él, muy real.
El corazón de Adem latía con fuerza mientras observaba a los piratas que lo rodeaban con sus miradas despiadadas y sus armas relucientes. Sabía que debía tener cuidado, pues los piratas del Meg eran conocidos por su ferocidad, crueldad en alta mar y el hecho de que no podían morir.
Pero a pesar del temor que lo invadía, también sentía una chispa de emoción y aventura. Estaba a punto de embarcarse en una travesía inimaginable, junto a los infames piratas del Meg. Y en ese momento, Adem supo que su vida nunca volvería a ser la misma.
Oxener - Reino Thérgian.
El príncipe Barton llegó a El Palace con la esperanza de poder estar con Eliza, sin embargo, al llegar, se topó con Lady Thelma, quien lo recibió con una sonrisa maliciosa.
─Príncipe Barton, qué honor tenerlo aquí. ¿En qué puedo ayudarlo? ─preguntó Thelma con tono insinuante.
─Estoy interesado en pasar un rato con Eliza. ¿Está disponible? ─preguntó Barton con una mirada expectante. Thelma miró a Barton de arriba abajo y luego le dijo con voz suave.
─Lo siento, pero Eliza está ocupada en este momento, sin embargo, tengo a otras mujeres que pueden satisfacer sus deseos.
─Paso, solo la quiero a ella.
─Bueno, en ese caso, tendrá que esperar o venir más tarde, es su decisión.
Barton frunció el ceño, no estaba dispuesto a conformarse con alguien más. Decidió esperar afuera de la habitación de Eliza, dispuesto a tomar el riesgo de enfrentarse a cualquier persona que intentara impedirle verla.
Pasaron unos minutos y finalmente la puerta se abrió. Barton se quedó sin aliento al ver a Thai salir de la habitación de Eliza mientras se besaban apasionadamente.
─¡Príncipe Barton! ─dijo Eliza muy sorprendida, Thai por fin pudo conocer al hombre que estaba obsesionado con Eliza.
─¿Vas a estar bien? ─le preguntó Thai a Eliza, ésta asintió─. Bueno, te veo luego. ─Thai besó en los labios a Eliza una vez más antes de irse, luego miró a Barton─. ¡Alteza! ─Saludó Thai, luego se fue.
Barton entró furioso a la habitación, donde Eliza lo recibió con una sonrisa encantadora. Sin embargo, la expresión de Barton era de total desaprobación.
─¿Qué demonios está pasando aquí? ¿Cómo puedes besarte con otros hombres mientras yo estoy esperando afuera? ─exclamó Barton con voz dura. Eliza lo miró con calma y le dijo.
─Este es mi trabajo. Yo soy una mujer pagada para satisfacer los deseos de mis clientes. No tengo ninguna obligación de ser fiel a nadie.
Barton se sintió humillado y traicionado. No podía creer que la mujer por la que sentía un profundo deseo le hubiera dado la espalda de esa manera. Sin embargo, había algo en la mirada de Eliza que lo intrigaba, algo que despertaba su curiosidad.
─¿Y qué hay de tus deseos, Eliza? ¿No tienes ningún deseo de ser amada de verdad, de encontrar a alguien que te valore por más que tu cuerpo? ─preguntó Barton con tono más suave. Eliza lo miró a los ojos y por un momento Barton pudo ver una chispa de tristeza en su mirada.
─Yo no merezco algo así. Soy una mujer manchada por el pecado, por la lujuria y la pasión desenfrenada. Nadie podría amarme de verdad. ─Barton se acercó a Eliza y tomó su rostro entre sus manos.
─Yo te amo, Eliza. Y no me importa tu pasado ni tus pecados. Quiero estar contigo, no como un cliente más, sino como alguien que te ama de verdad.
Eliza lo miró con incredulidad, sin poder creer las palabras que acababa de escuchar.
─La primera vez que viniste me hablaste de tu familia, no muy bien, por cierto. La segunda vez que viniste al fin te animaste a tocarme, y ahora vienes aquí a hablar de amor, ¿Estás loco?
─No estoy loco, estoy enamorado.
─Estás divagando... Te escuché porque me pagaste, me acosté contigo porque me pagaste, es lo hago, hago lo que me pidan que haga siempre y cuando me paguen.
─Jamás me has besado al salir por esa puerta, ¿Cuánto paga él, que puede disfrutar de eso?
─Thai jamás me ha pagado.
─Y si nunca te ha pagado, ¿Por qué se acuesta contigo?
─¡Porqué me gusta! No es solo que sea guapo, también coge rico. No es algo que pueda decir del resto de los hombres que entran aquí engañando a sus esposas.
─No tengo una esposa.
─Es una lástima, serías un buen partido.
─Yo te quiero a ti.
─Pero yo no... No eres el primero que entra por esa puerta ofreciendo amor, todos esos hombres solo buscan en la calle lo que no encuentran en su casa.
─¿Tú crees que el tal Thai te da amor? Solo viene a coger.
─Lo sé y estoy feliz con eso, él nunca me ha visto por algo que no soy, nunca ha intentado cambiarme, jamás me ha vendido el sueño de una choza en las montañas con granja e hijos para formar una familia, sabe que soy una prostituta.
─Mereces más que eso.
─¡Talvez! Pero no lo quiero de ti.
─¡Eliza!
─Me va a disculpar, príncipe Barton, pero lo que a mí concierne, usted no puede estar en mi habitación si no ha pagado. ¡Fuera!
─¿Quieres que salga, pague y regrese?
─Quiero que salgas y no vuelvas... No soy el tipo de mujer que puedes tomar de la mano y presentarla con tu padre como tu prometida.
─Porque eres una puta.
─¡Gracias! El primer paso para reconocerlo es la aceptación, entienda que usted y yo y la palabra relación no van en la misma oración, el camino para comprenderlo es bastante largo, pero inicia al cruzar esa puerta. ¡Largo!
─¡Bien! ─Al príncipe Barton no le quedó de otra que salir de la habitación de Eliza y abandonar el burdel.
Pueblo de Reinhard - Reino Thérgian.
El príncipe Barton estaba molesto por lo ocurrido con Eliza. Barton decidió caminar hasta el palacio en vez de usar a su caballo, necesitaba despejar su mente.
Anduvo por el pueblo de Reinhard, sumido en sus pensamientos. Desde el mercado de Oxener hasta la Fortaleza de Redgold debía pasar por ese camino. Barton estaba cansado de caminar y decidió entrar en una pequeña cabaña que encontró a su paso.
Una vez dentro, se sorprendió al ver artefactos raros de magia. Nunca había creído en la magia, pero algo en aquellos objetos le intrigó. De repente, vio a Mahogany trabajando en sus hechizos. La magia estaba prohibida en todos los reinos, por lo que Barton se vio en una encrucijada.
Mahogany notó la presencia del príncipe y, sabiendo las consecuencias de sus actos, decidió huir. Barton, decidido a capturarla, salió tras ella en su caballo, sin embargo, Mahogany utilizó un hechizo llamado "Incendia" para crear fuego en el camino y evitar que Barton la siguiera.
La joven hechicera corrió todo lo que pudo hasta llegar a la playa. Sin pensarlo dos veces, se adentró en el agua para escapar de la persecución del príncipe Barton. A lo lejos, el príncipe la vio desaparecer entre las olas. Sin poder hacer nada más decidió volver a la Fortaleza de Redgold.
Fortaleza de Redgold - Reino Thérgian.
Barton llegó al castillo intentando hablar con su padre de lo ocurrido, pero luego pensó bien y se quedó callado ya que tendría que explicar que hacía fuera del palacio sin escoltas. Por otro lado, el rey Bayron estaba en otra audiencia con el príncipe Myron.
─¿Por qué has mandado a llamarme, rey Bayron?
─Vaya que sigues empecinado en negarte a llamarme "Su majestad", pero no te llamé para eso, he estado pensando en una propuesta para la liberación de la princesa Elora.
─¿Y has llegado a una decisión?
─Sí, estoy dispuesto a liberar a la Elora a cambio de la construcción de un puente desde Puerto Regnar hasta el Bosque Stefanof.
─Espera, ¿Qué? De Eberwein a Althárian, no creí que pediría eso.
─Busco unificar a todos los reinos, por algún lugar hay que empezar.
─Eso es una gran responsabilidad, pero debo hablar con mi padre antes de aceptar.
─Por supuesto, yo entiendo. Tómate tu tiempo y házmelo saber pronto.
─¡Adiós, rey Bayron!
El príncipe Myron se retiró del salón del trono y se dirigió a su reino para hablar con su padre, el rey Delion. Mientras tanto, el rey Bayron convocó a su joven oráculo, Finn, para discutir sobre el futuro de Thérgian.
─Finn, ¿Qué ves en el futuro de nuestro reino?
─Veo que todos los reinos estarán unidos al finalizar el año, pero hay algo más...
─¿Qué es lo que no puedes decirme?
─Lo siento, su majestad. No puedo decir más, pero te prometo que todos los reinos estarán unidos, incluso si no puedes verlo.
El rey Bayron se quedó pensativo ante las palabras del joven oráculo, sabiendo que algo grande estaba por venir.
Castillo de Hawkwater - Reino de Althárian.
Fuera del castillo, se acercaba Lady Jade con la intención de ir a visitar al príncipe Melion, pero antes pasó a ver a Baladdar que seguía sentado debajo del árbol.
─¡Hola Baladdar! ¿Cómo te sientes hoy?
─Lady Jade, estoy bien. Solo me queda un día antes de que termine mi promesa.
─Eres muy valiente por lo que estás haciendo por la princesa Margerie. De verdad que admiro tu valentía. ─Baladdar le sonrió y Lady Jade se despidió entrando al castillo.
Dentro del castillo, el príncipe Melion había ido a la habitación de Margerie, no exactamente a felicitarla, sino más bien a burlarse.
─¿Qué harás ahora, Margerie? Tendrás que casarte con el plebeyo.
─No te preocupes, Melion. Estoy dispuesta a cumplir mi palabra.
─Por favor, príncipe Melion, debe salir de la habitación. La princesa necesita privacidad antes de la ceremonia ─le dijo Castelie.
─Cierra la boca, tú no tienes autoridad para correrme.
─Pero yo sí ─dijo Margerie─. ¡Lárgate! ─el príncipe salió de la habitación y las dejó solas a ambas.
─Princesa, estás hermosa. Solo falta un día para que te cases con Baladdar.
─Gracias, Castelie. Estoy lista para este gran momento.
Mientras tanto en los pasillos, Lady Jade se acercó al príncipe Melion quien se veía un poco molesto.
─Príncipe Melion, lo estaba buscando, no pude evitar escuchar la conversación con su hermana, es hora de que respetes su decisión y dejes de burlarte de Baladdar.
─¿Y quién eres tú para decirme qué hacer? Soy un príncipe, y tú solo eres la hija de un noble, de esos hay muchos. ─El príncipe Melion ignoró a Lady jade y caminó de largo, pero se detuvo al oír su voz.
─¡No acepto!
─¿Qué? ¿La verdad? No me importa, no dejará de ser la verdad.
─No acepto casarme con alguien como tú. ─El príncipe Melion quedó perplejo, no pensó que esa fuera la reacción de Lady Jade, entonces fue ella la que se fue del castillo sin decir más.
Pueblo de Taini - Reino de Althárian.
Tuile y Dares iban caminando por el bosque recolectando madera, era domingo y se suponía que sería su día libre, pero como al día siguiente era el día 100 de Baladdar, el rey Delion ordenó que el lunes fuera el día libre.
Tuile y Dares caminaban junto a un nuevo amigo que tenían el cual se hacía llamar Terry.
─¡Vaya día agitado hemos tenido en el bosque! ─exclamó Terry.
─Sí, no puedo creer que Delion nos haya hecho trabajar en nuestro día libre. ¡Qué cretino! ─comentó Tuile─. Y todo por el dichoso día 100. ¿Qué tiene de especial ese día? Conozco la historia y no veo el romanticismo.
─¿Conocen a Baladdar? ─preguntó Terry.
─¡Oh, sí! ─contestó Dares─. Baladdar es nuestro amigo, se sentó bajo el árbol prometiendo quedarse por 100 días, pero no por amor a Margerie, sino por la amenaza de Caio hacia Sally.
─¡Espera! ¿Quién es Sally?
─Su hermana, su familia le debe mucho dinero a Caio, así que éste hizo un trato con Baladdar, si lograba besar a la princesa Margerie antes de noviembre la deuda estaría saldada.
─Siendo un plebeyo se atrevió a pedir la mano de la princesa sabiendo que Delion podría matarlo ─expresó Terry con incertidumbre─. Muerto Baladdar, el tal Caio podría hacer lo que quisiera con Sally, sentarse debajo del árbol no fue un acto de amor, fue suicidio.
─Pero es su hermana ─le dijo Dares─. Yo habría hecho lo mismo por Tuile si creyera que es la solución. Lo sé es una situación complicada, pero mejor vamos a la Taberna de Yoriah, necesitamos relajarnos un poco.
Los chicos se fueron a la taberna de Yoriah, en el camino Terry empezó a meditar en las acciones de Baladdar, no tenía idea de la verdadera razón por la que se había sentado. Al llegar los chicos vieron a Davina ayudando a Yoriah a poner las mesas.
─¡Miren, ahí está Davina! ¿Qué tal si nos sentamos con ella? ─interpeló Terry.
─No creo que sea buena idea, Davina solo tiene ojos para ti, Terry, para el resto somos invisibles ─comentó Tuile.
─Lo bueno es que estás consiente de eso ─agregó Davina con una sonrisa burlesca.
─Si recuerdas que nos conociste a nosotros primero que a él ¿Verdad? ─inquirió Dares.
─Es exactamente por eso que solo me fijo en él.
Davina fue por un plato de sopa para Terry, se veía cansado y quería que recobrara energía. Yoriah creía que Davina era extraña, se comportaba amable con Terry, cosa que no hacía con ningún otro hombre. Todos estaban claros que Terry le gustaba.
Yoriah le dio sopa a Dares y Tuile, se la estaban devorando muy rápido, era obvio que tenían hambre, ver a los hermanos Vorgel le hizo recordar a Damon. De repente la puerta de la taberna se abrió.
─¡Buenas por aquí! ─gritó Damon, todos se asombraron al verlo, ninguno lo podía creer, Yoriah quedó sin palabras─. He vuelto, bebé.
Yoriah fue corriendo a abrazar a su hijo, ya hace seis años que lo había visto por última vez desde que se embarcó en la tripulación del príncipe Myron.
─¡Te extrañé, Damon!
─Y yo a ti papá.
─¿Viniste con el príncipe Myron?
─Si, sobre eso... Abandoné la tripulación hace tres años, buscar a Elora me estaba aburriendo.
─Tu desprecio hacia la realiza sigue latente ─comentó Davina.
─Y dudo que se extinga... Pero mírate, ya no te ves como antes, ahora tienes bubis.
─Deja de mirarme, pervertido.
─Relájate, no eres mi tipo. ─En eso Damon vio a Tuile y Dares y fue a saludarlos, notó que estaban comiendo sopa y tomó un poco del plato de Tuile─. Está buena, ¿Quién la hizo?
─¡Yo! ─contestó Yoriah─. Por cierto, en tu carta decía que me tenías una sorpresa, ¿Dónde está?
─Ah, claro... ¡Serena! ─llamó Damon, Serena entró por la puerta y vio a todos con un poco de nervio─. Ella es Serena, mi prometida. ─Damon la tomó de la mano para que se sintiera más cómoda.
─¿Prometida? ─inquirió Yoriah.
─Así es ─contestó Serena─. Al principio estaba bueno el libertinaje, pero creí que era hora de sentar cabeza, me tomó un par de meses convencerlo, pero lo logré.
─¡Felicidades! Bienvenida a la familia. ─Yoriah estaba feliz porque su hijo estaba tomando mejores decisiones que antes─. Déjame presentarte a todos. Esos dos que ves allá son Tuile y Dares, ambos son hermanos te van a agradar. Esta chica que ves aquí con cara de pocos amigos es Davina, no dejes que te intimide, es solo una pantalla, y este último, es el nuevo de la banda su nombre es...
─¡Teryan! ─dijo Serena sorprendida al ver al hombre después de ponerse de pie.
─¿Qué? No, su nombre es Terry ─trató de corregir Davina.
─¡No! Su nombre es Teryan.
─Oye, yo te conozco ─dijo Damon al verlo─. Eres Teryan Paxiris, el príncipe de Dratókian. ─Todos quedaron sorprendidos por la revelación, habían convivido con él por semanas y ninguno sabía su verdadera identidad.
─¿Príncipe? ─preguntó Davina.
─Puedo explicarlo ─dijo Teryan.
─No tienes nada que explicar, todos los miembros de la realeza son iguales.
─¡No todos somos iguales!
─¡Todos son escoria! Empezando por Delion Lovewish y terminando con Bayron Ackerley, seguramente estás en el medio.
Davina se fue a la parte trasera muy decepcionada por lo ocurrido, Teryan intentó seguirla, pero Tuile se lo prohibió porque sabía que Davina no querría verlo.
─¿Por qué fingir que eras un campesino? ─le preguntó Tuile.
─No tenía donde quedarme y ver cómo las personas trataban a los Lovewish me hizo pensar que decir que era un príncipe no era una buena opción ─aclaró Teryan─. Se suponía que debía volver a Dratókian si la princesa Margerie me rechazaba, pero no lo hizo.
─¿Qué? ¿Ella aceptó casarse contigo? ─preguntó Dares muy confundido.
─¡Sí! Solo si Baladdar fallaba.
─¿Baladdar? ¿Qué tiene que ver él con Margerie? ─preguntó Damon muy confundido.
─Es el plebeyo ─contestó Serena─. El plebeyo que prometió quedarse debajo de un árbol por 100 días para poder casarse con la princesa.
─Esperen, ¿Baladdar es el plebeyo de que tanto se habla en los demás reinos? ─dijo Damon algo patidifuso─. No lo entiendo, ni siquiera le cae bien Margerie, no le agrada ningún miembro de la realeza, ¿Por qué lo está haciendo?
─Es por Sally, Caio amenazó con hacerle daño si Baladdar no recibe un beso de Margerie antes de noviembre ─respondió Dares.
─Delion lo matará antes de noviembre, él jamás permitiría que su hija se casara con un plebeyo, ¿Y ustedes? ¿Por qué no han hecho nada?
─Intentamos persuadirlo de que era una mala idea, pero se negó a levantarse del árbol ─explicó Tuile.
─¡Claro que iba a negarse! Es la vida de su hermana la que está en juego, pero ustedes debieron insistir. ─Damon se dio media vuelta con intensión de salir de la Taberna, pero Yoriah lo llamó.
─¡Damon! ¿A dónde vas? Baladdar tomó su decisión.
─Y el ir a rescatarlo es la mía... Sin saber la verdad, Delion lo va a matar. ¿Qué creen que le haría si se entera que nunca amó a Margerie? Pensará que se burló de su hija, lo matará a él, a Sermiony, a Sally y a cualquiera que tenga algo que ver con él, eso nos incluye a todos nosotros, ya no es solo Baladdar; es la vida de todos. ─Damon cruzó por la puerta y mayor fue su sorpresa al ver a Sally fuera de la taberna─. ¡Sally!
─¡Damon! Oí que habías vuelto.
─¿Cuánto escuchaste?
─¡Todo!
─¿Lo sabías?
─No, jamás hubiera permitido que mi hermano se sacrificara por mí de esa manera.
─Cuanto lo lamento... Si no regreso con él vivo, prepara el hoyo.
Damon caminó hacia la carreta donde estaba Cherry, se subió en ella con intensión de irse al castillo Hawkwater por Baladdar, pero lo detuvo Davina quien había salido junto con Tuile y Yoriah de la taberna.
─Es el cabello de Tuile ─dijo Davina.
─Ya lo sé, si viniste a detenerme, pierdes tu tiempo.
─No vinimos a detener ─expresó Tuile─. Vamos contigo.
Tuile y Davina se montaron en la parte trasera de la carreta para acompañar a Damon, pero ninguno de ellos esperó que Sally también se montara en la carreta.
─¿Qué estás haciendo? ─le preguntó Davina.
─Todos intentaron hablar con él y pedirle que se detuviera, pero está haciendo esto por mí, soy la única persona que puede decirle que se levante.
─Pero Sally, tu vida está en riesgo ─dijo Tuile.
─Si escuché bien la vida de todos está en riesgo. ─Sally asintió, Damon le ordenó a Cherry moverse y puso a andar la carreta, allí iban todos rumbo al castillo por Baladdar.
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