CAPÍTULO 07
Eres más de lo mismo
Mar Hestárlico.
Agosto 31, 1621.
En medio del mar, Quill e Egan se encontraban en el Paradies, uno de los barcos piratas más temidos en Hestárlia. Trabajaban junto a la tripulación sin saber quién era el capitán del barco, cuya identidad aún no era revelada.
─¿Alguna vez te has preguntado quién es realmente el capitán de este barco? ─preguntó Quill.
─Sí, siempre he sentido curiosidad por eso. Es extraño que nunca se haya presentado ─le respondió Egan.
─Y eso que llevamos semanas navegando juntos. ¿Crees que tenga algún motivo para mantener su identidad en secreto?
─No lo sé, pero algo me dice que hay algo más detrás de todo esto. Algo que no queremos descubrir.
─¡Mira, allí viene uno de los marineros! Quizás pueda decirnos algo más sobre el capitán.
─Hola, amigo. ¿Podrías contarnos algo sobre el capitán del Paradies? Nos intriga su misteriosa identidad. ─Egan le preguntó a Aron, uno de los tripulantes de la nave, algo que le pareció extraño, Aron conocía a Egan, incluso sabía quién era el capitán de la nave, pero no quería que Quill se diera cuenta así que Egan le guiñó el ojo derecho a Aron.
─Lo siento, chicos, pero no puedo revelar esa información ─contestó Aron─. El capitán es un hombre de misterio, y prefiere mantener su anonimato.
─Pero, ¿Por qué? ¿Qué tiene que ocultar? ─inquirió Quill.
─Eso es algo que solo él sabe, pero les aconsejaría que no se metieran en asuntos que no les conciernen. El capitán tiene sus razones para mantenerse en las sombras.
─¡Vaya! Parece que hemos encontrado un verdadero enigma en este barco ─comentó Egan al ver a Aron yéndose a caminar por el barco─. ¿Qué crees, Quill? ¿Deberíamos seguir adelante y tratar de descubrir la verdad?
─No lo sé, Egan. Tal vez sea mejor dejar dormir a los secretos del Paradies y seguir adelante con nuestra vida de piratas. Aunque, debo admitir que el misterio me intriga.
Quill e Egan continuaron navegando en el Paradies, sin saber quién era realmente el misterioso capitán del barco.
A lo lejos también en el mar, el príncipe Myron se acerca en su barco, el Royalty, con rumbo a las tres islas por información del paradero de la princesa Elora, por órdenes del rey Delion.
─Myron, aún no hemos encontrado a mi hermana en estas islas. ¿Qué te parece si nos dirigimos al reino Thérgian? Es el único lugar que no hemos buscado.
─Pero, Lorian, sabes que el rey Bayron es implacable. Solo con poner un pie en su reino podríamos estar poniendo en peligro nuestras vidas.
─Lo sé, pero es nuestra última oportunidad. Además, ¿Acaso no has prometido encontrar a Elora?
─Sí, lo hice. Está bien, iremos al reino Thérgian. ─Con un nudo en la garganta, Myron dirigió el barco hacia el peligroso reino Thérgian.
Isla Niebla - Reino de Auttenberg.
Al medio día en Isla Niebla, mientras Txarles trabajaba en la herrería junto al joven, Euriam, su aprendiz en el arte de hacer espadas, Joyce trajo el almuerzo para ambos.
─Aquí tienen su comida, espero que les guste ─dijo Joyce mientras colocaba los platos sobre la mesa.
─Gracias, hermana. Huele delicioso ─respondió Txarles con una sonrisa.
Euriam, quien estaba concentrado en forjar una espada, levantó la vista y agradeció a Joyce con una mirada. Joyce, emocionada, les mostró una carta que traía consigo.
─¡Miren lo que traje! Una carta de Treyson ─exclamó Joyce, con los ojos brillantes de emoción.
Txarles y Euriam se acercaron para leer la carta juntos. En ella, Treyson mencionaba que pronto regresaría a casa después de tanto tiempo fuera.
─¡Esto es maravilloso! ─exclamó Txarles, emocionado por ver a su hermano mayor nuevamente.
─Sí, será genial tener a Treyson de vuelta en casa ─agregó Euriam, sonriendo.
Sin embargo, algo en el tono de la carta de Treyson causó un leve escalofrío en Txarles. Había algo en las palabras de su hermano que le generaba una sensación de intriga y misterio.
─Todo parece estar bien, pero hay algo en estas palabras que me hace sentir algo de preocupación ─confesó Txarles, mirando fijamente la carta.
El ambiente en la herrería se volvió tenso, mientras Txarles, Euriam y Joyce intentaban descifrar el verdadero significado de las palabras de Treyson.
Castillo de Hawkwater - Reino de Althárian.
Dentro del castillo de Hawkwater, el príncipe Melion caminaba por los pasillos con rumbo a la habitación de Castelie. Al asomarse por la puerta, no pudo evitar ver a Castelie desnuda vistiéndose.
─¡Oh, disculpa, Castelie! No debería estar aquí.
─¡Alteza, por favor, no vayas a decir nada! ─En los pasillos, Melion fue visto por Lady Jade.
─Príncipe Melion, ¿Qué haces por aquí?
─Oh, solo caminaba por los pasillos, Lady Jade. No se preocupe.
─Vaya, vaya, interesante. ¿Y qué tal si vamos a pasear al jardín? ─Melion y Jade se fueron a pasear al jardín, mientras la curiosidad de Jade estaba en su punto máximo─. ¿Por qué mentías, Melion? ¿Qué estaba pasando realmente en la habitación de Castelie?
─No es lo que pensabas. Solo fue un malentendido.
─Hmm, lo que sea que estés ocultando, espero que no cause problemas en el reino.
─No te preocupes. Todo está bajo control.
El misterio en torno a lo que sucedió en la habitación de Castelie permanecía en el aire, creando un aura de suspenso en el castillo de Hawkwater.
Por otro lado, en medio de una fría tarde, el joven Randy navegaba en su barco pirata hacia el majestuoso castillo del reino de Althárian. Había escuchado hablar de la belleza y el encanto de la princesa Margerie, y había decidido jugarse todo por amor.
Al llegar al castillo, Randy fue recibido por los guardias reales, quienes lo llevaron ante el rey Delion. El rey lo miró con desconfianza, notando de inmediato las ropas gastadas y las botas embarradas del joven.
─¿Quién eres tú y qué haces en mi reino? ─preguntó el rey con voz firme.
─Mi nombre es Randy, y vengo de la Bahía Boturúk. He venido a pedirle la mano de la princesa Margerie en matrimonio ─respondió el joven con valentía.
El rey frunció el ceño, y un brillo de ira apareció en sus ojos. Sin mediar palabra, ordenó a los guardias que expulsaran a Randy del castillo.
─¡No permitiré que mi hija se case con un pirata como tú! ¡Fuera de aquí, antes de que te arrepientas!
Randy se vio obligado a abandonar el castillo, con el corazón destrozado y la esperanza desvaneciéndose poco a poco. Sin embargo, estaba decidido a no darse por vencido tan fácilmente.
Decidió esperar a la luz de la luna, escondido entre los árboles del bosque cercano al castillo. Sabía que la princesa Margerie saldría a pasear por los jardines esa noche, y planeaba esperarla para declararle su amor.
Finalmente, cuando la luna iluminaba el paisaje con su resplandor plateado, la princesa Margerie salió de los jardines y se detuvo junto a un estanque. Randy salió de su escondite y se acercó a ella con paso decidido.
─Princesa Margerie, he venido a pedirle perdón por la forma en que me comporté esta tarde. No soy un pirata sin honor, sino un hombre dispuesto a darlo todo por el amor que siento por usted ─dijo Randy con sinceridad.
La princesa Margerie lo miró sorprendida, y una chispa de curiosidad brilló en sus ojos azules.
─¿Es cierto lo que dices? ¿Eres capaz de renunciar a tu vida de pirata por mí? ─preguntó la princesa con voz suave.
─Lo juro por mi vida. Renunciaré a todo por ti, princesa Margerie. Tú eres mi único tesoro, y haré lo que sea necesario para demostrarte mi amor verdadero ─respondió Randy con convicción.
La princesa Margerie sonrió con ternura, y extendió su mano hacia Randy.
─Entonces demuéstramelo. Escapa de aquí esta noche, y ve en busca de una vida mejor. Cuando hayas renunciado a tu pasado como pirata, regresa por mí y juntos construiremos un futuro juntos ─dijo la princesa con determinación.
─¿Es en serio? ─le preguntó Randy con curiosidad.
─Claro que no, eres más de lo mismo, solo otro pobre iluso con deseos de estar con una princesa, solo finjo ser amable, te recomiendo huir de aquí, si uno de los guardias te ve, te matará.
─Entré al palacio sin que nadie me viera, si me voy de aquí les diría a todos en la nación de Hestárlia que los guardias en el reino de Althárian son un chiste. Aun así, me disculpo, no fue la forma correcta de entrar, pero quería verte.
─No te preocupes, Randy. Estoy feliz de conocerte, pero debes ser más cuidadoso la próxima vez, ¿De acuerdo?
─Lo siento, princesa. Prometo que no volverá a ocurrir.
─¡Alto ahí! ─gritó Lord Dayro, un hombre alto y corpulento con múltiples cicatrices de guerra en sus brazos, era el jefe de la guardia real del rey Delion, quien justamente venía con él al ver que Margerie estaba con Randy─. ¿Qué hace este pirata en presencia de la princesa? Debería ser ejecutado de inmediato.
─Estoy de acuerdo, Lord Dayro ─secundó el rey─. Este joven intruso debe ser castigado por su osadía.
─Esperen un momento, señores. Creo que hay una forma diferente de castigar a Randy ─comentó Margerie.
─¿De qué estás hablando, Margerie? ─le preguntó Delion.
─Este hombre vino al reino con la expectativa de estar cerca de mí, específicamente, pasar el resto de su vida debajo de mis sabanas ─expresó Margerie con un poco de sarcasmo─. De cierto modo no me molesta que esté cerca de mí, me gustaría que estuviera en mi habitación, o al menos fuera de ella. Randy, a partir de ahora serás mi guardia personal. Lord Dayro, ¿qué dices a eso?
─Princesa, es una locura confiar en este pirata. ¿Cómo puede estar segura de que no nos traicionará?
─Randy ha mostrado valentía al entrar al castillo. Creo que tiene potencial para ser un buen guardia. Además, ¿No es divertido ver cómo entró sin dificultad? Creo, Lord Dayro, que el joven aquí presente dejó en ridículo a todos sus hombres.
─Margerie, esto es una locura ─expresó Delion─. Estás arriesgando tu seguridad al confiar en este pirata.
─Puede que esté loca, pero confío en mi instinto. Randy, serás mi guardia personal. ¿Aceptas?
─¡Sí! Será divertido. Haré todo lo que esté en mi poder para protegerte.
─Muy bien, Randy... ¿Ah? ¿Cuál es tu apellido? ─le preguntó Lord Dayro.
─No tengo un apellido.
─¡Winske! ─exclamó Delion sabiendo que eso tal vez molestaría a Margerie─. Ya que mi hija va en serio, yo también, de ahora en adelante te llamarás Randy Winske.
─En ese caso, Randy Winske, eres oficialmente guardia de la princesa Margerie. Espero que estés a la altura de la tarea ─le dijo Lord Dayro.
El rey Delion se quedó perplejo ante la decisión de la princesa Margerie, pero no pudo evitar reírse ante la ironía de que un simple pirata se haya convertido en su guardia personal. Randy, emocionado por su nuevo cargo, se comprometió a proteger a la princesa Margerie con su vida.
Mientras Lord Dayro acomodaba a Randy en su nueva habitación en el castillo, la princesa Margerie se asomaba por el balcón de su habitación y vio a Baladdar dormido bajo el árbol. Baladdar llevaba ya 80 días de los 100 que había prometido quedarse para poder casarse con Margerie. La princesa sintió un nudo en la garganta al verlo tan tranquilo y decidido a cumplir con su promesa.
Sin pensarlo dos veces, Margerie tomó la sábana de su propia cama y salió del castillo, escoltada por Randy, quien ya estaba listo para acompañarla. Se acercaron sigilosamente a Baladdar y la princesa extendió la sábana sobre él, cubriéndolo con ternura. Le acarició el rostro con su suave mano y le susurró al oído palabras de agradecimiento y cariño.
Baladdar abrió los ojos lentamente y se encontró con la mirada cálida de Margerie. Sus ojos brillaban con emoción al verla tan cerca, tan dispuesta a cumplir su promesa. Se incorporó lentamente y la tomó de la mano, agradeciéndole con una sonrisa sincera. Margerie sintió cómo su corazón latía con fuerza en su pecho, emocionada por el gesto de Baladdar.
Con un último vistazo al plebeyo, Margerie y Randy regresaron al castillo, dejando a Baladdar descansar bajo el árbol. El suspenso se apoderaba del ambiente, todos anhelaban ver qué sucedería al final de los 100 días.
Pueblo de Reinhard - Reino Thérgian.
Era de noche en Reinhard, el pueblo que estaba al sur del Reino Thérgian, y Seriah, un hombre alto, rubio y ojos cafés, llegó a visitar a su amiga Mahogany, una bruja que vivía escondida en secreto. Mahogany era una mujer morena de pelo rizado, estaba concentrada en preparar una pócima de curación cuando Seriah entró en su cabaña.
─¡Seriah Gottlieb! ¡Qué sorpresa verte en tierra firme! ¿Qué te trae al reino Thérgian? ─preguntó Mahogany mientras revolvía el caldero.
─Una joven ha sido secuestrada y necesito tu ayuda para encontrarla ─respondió Seriah con seriedad─. Creo que las sirenas renegadas tienen algo que ver. ─Mahogany dejó de mover la pócima y miró a su amigo con curiosidad
─¿Por qué crees que las sirenas renegadas están involucradas en este secuestro?
─Porque he escuchado rumores de que están tramando algo oscuro, algo que podría poner en peligro a todo el reino ─explicó Seriah. Mahogany asintió y se puso de pie.
─Necesitaré algo de la joven para poder rastrearla. ¿Tienes alguna pertenencia suya? ─Seriah negó con la cabeza.
─No, no tengo nada de ella. Solo sé que se llama Arlene y que es de Althárian. ─Mahogany frunció el ceño.
─Eso complicará las cosas, pero haré lo que pueda. Si las sirenas renegadas están detrás de esto, no podemos darnos el lujo de perder tiempo, cuánto tenga algo te aviso.
Seriah salió a escondidas del pueblo y huyó al agua sin que nadie lo viera, las personas creían que las sirenas eran un mito, consideraban aún más raro que un tritón fuera real, pero él era uno; era el único.
Fortaleza de Redgold - Reino Thérgian.
La fría noche azotaba al reino Thérgian, y Robin decidió visitar a su hermana en el castillo. Cuando llegó a la entrada, se encontró con Sir Marlow, uno de los guardias del palacio.
─¡Buenas noches, caballero! Vengo a visitar a mi hermana, la reina Mabel. Seguro que me dejarás entrar, ¿verdad?
─Lo siento, joven. A estas horas tardías, no se puede permitir la entrada de nadie al castillo.
─Pero ¡Soy el hermano de la reina! Debería tener acceso en todo momento.
─Lo lamento, pero las órdenes son claras. Nadie entra ni sale del castillo después de la hora de cierre.
─Por favor, necesito hablar con mi hermana. Es urgente.
─Lo siento, pero mi deber es proteger el castillo y sus habitantes. No puedo hacer excepciones.
Robin, frustrado, intentó convencer a Sir Marlow de todas las formas posibles, pero el guardia se mantuvo firme en su posición. Finalmente, Robin se dio por vencido y se retiró del castillo.
Por otro lado, dentro del castillo, el príncipe Baldric de 23 años y gemelo de Barton, había entrado a la habitación de la reina Mabel, ahora su madrastra quien era menor que él por dos años.
─¡Su majestad! Necesito su ayuda.
─¿Qué sucede, Baldric? ─le preguntó Mabel.
─Quiero casarme con una joven de Wolfein llamada Blume.
─Sé quién es, mi madre le vendía postres a la suya ¿La amas?
─No, pero es mi amiga y preferiría casarme con ella que con una desconocida.
─¿Y crees que tu padre te dará su permiso?
─Por eso acudo a ti.
─Entiendo, obvias hacerle la pregunta a él porque ya sabes la respuesta, aun así, estás aquí... Te has preguntado, ¿Qué pasaría si él se opone?
─No lo hará si tú estás de acuerdo. Por favor, te lo suplico. ─Mabel reflexionó un momento antes de responder.
─¡Escucha! Si este matrimonio tiene consecuencias el día de mañana, quiero que des la cara, quiero que digas que fuiste tú quien me suplicó para que los casara, quiero que asumas todo el peso que eso conlleve.
─¡Lo haré!
─Está bien, Baldric. Te daré mi aprobación.
Baldric sonrió agradecido y salió de la habitación con un semblante de determinación. Sin embargo, lo que no sabía era que la reina Mabel había decidido dar su aprobación sin consultar al rey Bayron, su esposo. El príncipe se sentía aliviado, pero el suspenso crecía dentro del castillo, pues nadie sabía qué ocurriría cuando el rey se enterara de la decisión de su esposa.
Oxener - Reino Thérgian.
Dentro de El Palace, se encontraba el príncipe Barton en la misma habitación que Eliza. Era la segunda vez que Barton visitaba aquel lugar, la última vez había pagado solo para hablar con Eliza, pero en esta ocasión había decidido dar un paso más y perder su virginidad con ella.
─¿Estás seguro de que deseas hacerlo? ─preguntó Eliza con voz suave, mirando fijamente a los ojos grises del joven.
─Sí, estoy seguro. Quiero saber cómo es... quiero experimentarlo ─respondió Barton con determinación, aunque su voz denotaba nerviosismo.
Eliza asintió con una sonrisa comprensiva y se acercó lentamente a él, acariciando su rostro con delicadeza. La habitación estaba decorada con luces tenues y velas perfumadas, creando un ambiente íntimo y sensual. El príncipe sentía su corazón latir con fuerza en su pecho, mientras Eliza desataba su coraje y comenzaba a desvestirlo con destreza.
─Relájate, alteza. Estaré contigo en todo momento ─susurró Eliza al oído de Barton, notando su tensión.
Barton cerró los ojos y se dejó llevar por las caricias de Eliza, sintiendo cómo su cuerpo respondía al contacto de la piel suave y cálida de la cortesana. Poco a poco, la ansiedad fue cediendo ante la excitación y el deseo, mientras Eliza lo guiaba con ternura hacia un mundo de placer desconocido para él.
Los gemidos y susurros se entrelazaban en la habitación, creando una sinfonía de pasión y deseo que envolvía a Barton y Eliza en una atmósfera de intimidad absoluta. El príncipe se dejaba llevar por las sensaciones nuevas y abrumadoras que recorrían su cuerpo, entregándose por completo a la experiencia de perder su virginidad en manos de una mujer experta y seductora.
─Eres maravilloso, mi príncipe. Disfruta de cada instante, déjate llevar por el placer ─murmuró Eliza con voz seductora, aumentando la intensidad de sus caricias.
Barton se sentía en un éxtasis indescriptible, experimentando sensaciones que nunca antes había imaginado. El calor de los cuerpos desnudos, el roce de la piel, el susurro de palabras llenas de deseo... Todo contribuía a hacer de aquel momento algo único e inolvidable para él.
El tiempo pareció detenerse en aquella habitación del burdel, donde el príncipe Barton perdía su inocencia y ganaba en experiencia y conocimiento. Eliza fue su guía y su confidente en aquella noche de pasión desenfrenada, donde los deseos más profundos y oscuros salieron a la luz.
Al amanecer, Barton y Eliza se despidieron. El príncipe abandonó El Palace con una sonrisa en los labios y un brillo especial en la mirada, consciente de que aquella noche había marcado un antes y un después en su vida.
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