CAPÍTULO 06
La meta no siempre es estar arriba
Isla Niebla - Reino de Auttenberg.
Agosto 16, 1621.
Estando en Isla Niebla, Txarles de 22 años, un hombre guapo y sagaz, era el hermano menor por dos años de Treyson, estaba sentado en el taller de su padre, Toben, haciendo espadas con él. Estaba visiblemente molesto mientras golpeaba el metal con fuerza, haciendo que su padre levantara la ceja con curiosidad.
─¿Qué te pasa, hijo? ─preguntó Toben, notando la expresión enfadada de Txarles. Éste suspiró y miró a su padre con frustración.
─¿Por qué Treyson sigue viajando por el mundo en lugar de estar aquí como se suponía? ─se quejó Txarles─. Debería estar en el castillo de Hawkwater junto a la princesa Margerie pidiendo su mano, no perdido en algún lugar remoto. ─Toben frunció el ceño, pensativo.
─No sabemos con certeza qué está haciendo Treyson en su viaje. Tal vez haya tenido problemas en el camino y necesite más tiempo para regresar. ─Txarles rodó los ojos con desdén.
─¡Seguro la princesa lo rechazó y ahora no tiene la cara para volver a casa! ─exclamó, dejando caer la espada que estaba forjando.
Joyce, la hermana menor de Txarles y Treyson, entró en el taller en ese momento.
─Papá, Txarles, la cena está lista. ¿Por qué no vienen a comer?
Toben aceptó la invitación de Joyce y dejó el taller con ella, pero Txarles siguió murmurando para sí mismo mientras seguía trabajando en su espada.
─Pobre Treyson, no pudo conquistar a la puta de los Lovewish con sus tierras y riquezas ─se burló Txarles─. Baladdar, el plebeyo, seguro le ganó en ingenio y le robó el corazón de Margerie.
Toben regresó al taller y escuchó las palabras de su hijo con una mirada severa.
─Txarles, no debes ridiculizar a tu hermano de esa manera. Treyson es un hombre honorable y valiente, y no sabemos qué circunstancias lo han llevado a ausentarse. ─Txarles frunció el ceño y miró a su padre con resentimiento.
─Pero, ¿No te parece extraño que Treyson haya desaparecido justo cuando se supone que debía estar en el castillo de la princesa Margerie? ─cuestionó Txarles, Toben suspiró y puso una mano en el hombro de Txarles.
─Confía en tu hermano, Txarles. Treyson ha demostrado su valía en muchas ocasiones y sé que volverá a casa cuando sea el momento adecuado.
Txarles miró a su padre con incredulidad, pero decidió no discutir más y continuó trabajando en su espada en silencio.
Después de la cena, Txarles fue a su habitación y se acostó en su cama, pensando en su hermano desaparecido y en la posible vergüenza que podría estar sufriendo. Se preguntaba si Treyson alguna vez regresaría a casa y cómo explicaría su ausencia.
Sin embargo, en su corazón, Txarles sabía que su hermano era valiente y astuto, y que haría lo que fuera necesario para cumplir su deber. Aunque se burlara de él en su ausencia, en el fondo Txarles admiraba a su hermano mayor y esperaba que regresara pronto para poner fin a la incertidumbre que pesaba sobre la familia.
Mientras tanto, en algún lugar lejano, Treyson se encontraba en una aventura épica que lo llevaría a descubrir su verdadero destino y a enfrentarse a desafíos que pondrían a prueba su coraje y su lealtad. Y cuando finalmente regresara a Isla Niebla, su familia estaría allí para recibirlo con los brazos abiertos y el orgullo en sus corazones.
Oxener - Reino Thérgian.
Barton Ackerley, príncipe de Thérgian, era conocido por su astucia e intrépido espíritu. A sus 23 años, jamás había estado con una mujer, pasaba la mayor parte de su tiempo encerrado en el palacio real. Aquella noche, cansado de la monotonía de su vida, decidió escapar hacia las calles del mercado de Oxener.
En su huida, Barton llegó a un burdel llamado El Palace, regentado por la enigmática Lady Thelma. El lugar era famoso por albergar a las mejores prostitutas de toda la ciudad, pero entre todas ellas destacaba una en particular; Eliza.
Al ver a Eliza por primera vez, Barton sintió que era amor a primera vista. Pagó generosamente a Lady Thelma por los servicios de la joven y entró a la habitación con ella, nervioso y emocionado.
─Hola, mi nombre es Barton. ¿Eres Eliza?
─Sí, soy Eliza. ¿En qué puedo ayudarte?
─Bueno, verás, soy el príncipe de Thérgian, el quinto hijo para ser exacto y... nunca he estado con una mujer.
─Oh, vaya. Bueno, estás en el lugar correcto, ¿Qué es lo que te gustaría hacer?
─No estoy seguro, la verdad. Solo necesitaba alejarme un poco del palacio y... no sé qué hacer.
─Entiendo. ¿Qué tal si simplemente hablas conmigo? A veces es bueno desahogarse con alguien.
─¿De verdad crees que eso funcione?
─Sí, claro. La meta no siempre es estar arriba, cuéntame, ¿Cómo es tu vida en el palacio?
─Es... complicada. Mis hermanos son tan diferentes entre sí. Bunta siempre metiéndose en problemas, Blaze tratando de impresionar a papá, Baldric siendo tan inocente, Bode siempre en sus libros, Bennett, él más amable, aunque a veces siento que no le agrado, y Bonnie... bueno, Bonnie es especial, ni siquiera parece una Ackerley.
─Entiendo. Debe ser difícil ser el quinto hijo de un rey, digo, estás lejos de sentarte en el trono, pero recuerda, cada uno tiene su propia historia y lucha interna. No te compares con ellos.
─Tienes razón. Gracias por escucharme, Eliza. Aunque... me siento un poco tonto por pagar y no hacer nada más.
─No te preocupes, a veces solo necesitamos a alguien con quien hablar. ¿Te sientes mejor ahora?
─Sí, mucho mejor. Creo que regresaré al palacio ahora. Gracias, Eliza. Eres realmente especial.
─De nada, Barton, pero te recomendaría no salir aún.
─¿Ocurre algo?
─No tenemos ni cinco minutos aquí, si pones un pie allá afuera, serás devorado. El hijo de Bayron Ackerley con la mujer más codiciada de El Palace, no duró ni cinco minutos, o ¿Ella es muy buena en lo que hace? O ¿Él no dura nada en la cama? ¡Adelante! Sal, estoy segura de que esa versión no es la que quieres escuchar.
─¡Tienes razón! ─Barton se sentó a la orilla de la cama, esperando un buen tiempo para poder salir─. Supongo que ya puedo irme, fue un placer conocerte.
─Igualmente. ¿Y Barton? Si alguna vez necesitas desahogarte de nuevo, aquí estaré. Buena suerte con tus hermanos y tu vida en el palacio.
─Gracias. Adiós, Eliza.
Barton salió del burdel con el corazón más ligero y la mente más clara. Por primera vez en mucho tiempo, se sentía en paz consigo mismo y con su complicada familia.
Barton estaba seguro de que visitaría El Palace regularmente, no para buscar placer físico, sino para encontrar consuelo en las palabras de Eliza. La joven lo escuchaba con paciencia y ternura, convirtiéndose en su confidente y amiga más cercana.
Fortaleza de Redgold - Reino Thérgian.
Reunidos en el salón de tronos, el rey Bayron esperaba con impaciencia la información que Lord Norton, tenía que darle sobre la vida de la reina Mabel. Lord Norton se acercó al rey con una mirada seria.
─Su majestad, después de investigar a fondo la vida de la reina Mabel, he descubierto algo que puede sorprenderle. Antes de casarse con usted, ella tuvo un romance con un hombre del reino, cuyo nombre aún desconozco. ─El rey Bayron frunció el ceño.
─¿Un romance? ¿Por qué no me había hablado antes de esto?
─Porque no tenía pruebas concretas hasta ahora, su majestad, pero puedo asegurarle que esta información es verídica. Parece que la reina Mabel tenía secretos que guardaba celosamente. ─El rey se quedó pensativo por un momento, tratando de procesar la noticia.
─¿Cree que esto podría afectar nuestra relación o el reinado? ─Lord Norton suspiró.
─Es difícil de decir, su majestad. Lo que sí sabemos es que este hombre del reino tuvo un papel importante en la vida de la reina Mabel antes de que usted se casara con ella. No sabemos si siguen en contacto o si esto puede traer complicaciones.
El rey Bayron se puso de pie, con determinación en los ojos.
─Debemos investigar más a fondo este asunto. No puedo permitir que nada amenace mi reinado o mi matrimonio. Lord Norton, reúna a sus mejores hombres y descubran quién es este hombre del reino. No dejaré que nadie interrumpa mi paz y mi estabilidad.
Pueblo de Taini - Reino de Althárian.
Agosto 17, 1621.
Temprano por la mañana, Yoriah estaba sentado en una de las mesas de su taberna la cual aún estaba cerrada, leyendo una carta de su hijo, Damon, y de cómo pronto volvería a casa y llevaría una sorpresa.
─¡Buenos días, Yoriah! ¿Qué tienes ahí que te tiene tan emocionado? ─le dijo Sermiony.
─¡Buenos días, Sermiony! Mira, es una carta de Damon. Dice que pronto volverá a casa y que trae una sorpresa para mí.
─¡Qué maravilla! ¡Debe de ser algo muy especial si te tiene tan contento!
─Así es, Damon siempre ha sido muy aventurero, no puedo esperar a ver qué trae consigo esta vez.
El sol brillaba sobre las calles empedradas del pueblo mientras Raimond caminaba hacia la humilde tienda del relojero. Había pasado mucho tiempo desde que llegó a Althárian, pero ahora era hora de volver a su hogar en el reino de Auttenberg. Antes de partir, quería asegurarse de que su querido reloj de bolsillo, un regalo de su difunto padre, estuviera en perfectas condiciones.
Al llegar a la tienda, Raimond fue recibido por una joven de cabello oscuro y ojos brillantes que lo miraba con curiosidad.
─¡Buenos días, mi Lord! ¿En qué puedo ayudarlo? ─preguntó ella con una sonrisa cálida.
Raimond se quedó sin palabras por un momento, impresionado por la belleza y la amabilidad de la joven.
─Buenos días, señorita. Estoy aquí para reparar mi reloj de bolsillo ─respondió finalmente. ─La joven asintió con amabilidad y tomó el reloj entre sus manos delicadas. Mientras examinaba el dispositivo, Raimond no podía apartar la mirada de ella─. ¿Cómo se llama, señorita? ─preguntó él, tratando de romper el silencio incómodo.
─Mi nombre es Geraldine, Geraldine Minefields, mi Lord. Soy la hija del relojero y me encargo de atender a los clientes en su ausencia ─respondió ella con una sonrisa.
Raimond asintió, agradecido por la oportunidad de hablar con la encantadora Geraldine. Durante el tiempo que pasaron juntos, Raimond aprendió que ella tenía un corazón gentil y una mente aguda.
Mientras reparaba el reloj, Geraldine y Raimond entablaron una conversación animada, sobre todo, desde la política del reino hasta las leyendas de fantasía que poblaban el mundo de Hestárlia. Raimond quedó fascinado por la pasión de Geraldine por las historias antiguas y se dio cuenta de que compartían muchos intereses en común.
Finalmente, el reloj estuvo reparado y Raimond se preparaba para partir. Se despidió de Geraldine con tristeza en el corazón, sabiendo que extrañaría su presencia amable y su sabiduría.
─Gracias por todo, señorita Geraldine. Ha sido un placer conocerla ─dijo Raimond con una reverencia. Geraldine sonrió y le tendió el reloj reparado.
─El placer ha sido mío, mi Lord. Espero que tenga un viaje seguro de regreso a su reino ─respondió ella con cordialidad.
Raimond se alejó de la tienda con el reloj de bolsillo en sus manos, pero su mente seguía en el rostro sonriente de Geraldine. Sabía que algún día regresaría al reino de Althárian, solo para poder verla de nuevo.
Raimond emprendió su viaje de regreso a Auttenberg, llevando consigo no solo su reloj reparado, sino también el recuerdo de la encantadora hija del relojero. En su corazón, sabía que el destino los volvería a reunir en algún momento.
Castillo de Hawkwater - Reino de Althárian.
Tabari Ladigan, príncipe Regente del reino de Pheltílian, el más cercano al reino Althárian teniendo entre ellos solo a la Isla Thórkian, llegó al majestuoso castillo de Hawkwater con un propósito muy importante; pedir la mano de la princesa Margerie en matrimonio.
Una vez dentro del castillo, Tabari fue recibido con honores y fue llevado a un salón donde se encontraría con la princesa. Margerie, una mujer de belleza incomparable, fue lo que él pensó al verla, lo recibió con una sonrisa cortés, pero fría. Tabari, nervioso por la situación, comenzó a hablar sobre el matrimonio que uniría a ambos reinos.
─Princesa Margerie, es un honor para mí estar aquí y pedir tu mano en matrimonio. Sé que nuestra unión fortalecerá los lazos entre nuestros reinos ─dijo Tabari con un tono formal.
Margerie lo miró fijamente y notó que algo en las palabras de Tabari no era del todo sincero.
─Príncipe Tabari, sé que esta unión es importante para ambos reinos, pero también sé que no es amor lo que buscas en mí ─respondió Margerie con firmeza.
Tabari se sorprendió por la agudeza de la princesa y decidió ser honesto.
─Es cierto, princesa. No busco amor en este matrimonio, busco una alianza política, pero eso no significa que no te respete y admire por tu inteligencia y valentía ─confesó Tabari.
Margerie se quedó pensativa por un momento y luego le dio un consejo a Tabari.
─Si buscas una alianza política, tal vez deberías casarte con alguien que comparta tus ideales. El amor es un componente importante en un matrimonio, no lo descartes tan fácilmente ─aconsejó Margerie.
Tabari reflexionó sobre las palabras de la princesa y decidió que debía pensarlo con más calma. Antes de despedirse, Margerie le ofreció un poco de vino para brindar por su visita y le deseó suerte en sus decisiones.
Mientras tanto, en los jardines del castillo, la princesa Margerie se dirigió al árbol donde se encontraba Baladdar. Sorprendentemente, Baladdar estaba sentado frente a un tablero de ajedrez, desafiando a la princesa a una partida.
─¿Cómo te atreves a desafiarme, plebeyo? ─exclamó Margerie con una sonrisa divertida─. ¿De dónde sacaste el tablero?
─¡Castelie!
─Siempre supe que había otra.
─¿Celosa?
─Soy una princesa y tú un plebeyo, la única tierra a la que tienes derecho es en la que estás sentado, curiosamente el árbol y la tierra al rededor también me pertenece, ¿Por qué he de tenerle celos a una criada? ─Baladdar solo sonrió y no dijo nada más sobre eso.
─He escuchado que eres la mejor jugadora de ajedrez en todo el reino. Me encantaría poner a prueba mis habilidades contra las tuyas ─respondió Baladdar con humildad.
La princesa aceptó el desafío y comenzaron a jugar. Para sorpresa de todos los presentes, Baladdar demostró tener un talento innato para el ajedrez y logró vencer a la princesa Margerie en una emocionante partida.
─¡Eres un excelente jugador! ¿Cómo lograste derrotarme? ─preguntó Margerie asombrada, Baladdar sonrió con modestia y respondió.
─He dedicado mucho tiempo y esfuerzo a perfeccionar mi juego. Y hoy, gracias a tu generosidad al aceptar mi desafío, he logrado demostrar mi valía.
─¿En serio? Si tan bueno eres con el ajedrez, ¿Por qué no me retaste a una partida a cambio de mi mano en vez de prometer quedarte debajo de un árbol por 100 días? ─Baladdar quedó atónito, no sabía que decir.
─Ciertamente, no lo pensé.
─Hombre tenías que ser, al fin y al cabo.
La princesa Margerie quedó impresionada por la habilidad de Baladdar y le ofreció una recompensa por su victoria. Baladdar, sin embargo, declinó la oferta con humildad y agradeció la oportunidad de haber jugado contra ella.
Mientras tanto, Tabari reflexionaba sobre sus conversaciones con la princesa Margerie. Se dio cuenta de que ella tenía razón, el amor era un componente importante en un matrimonio y no debía descartarlo tan fácilmente. Decidió regresar al castillo y hablar con Margerie sobre sus sentimientos.
Al llegar al castillo, Tabari se dirigió directamente a los jardines donde encontró a Margerie y a Baladdar jugando ajedrez. Se acercó a ellos y saludó a la princesa con una sonrisa sincera.
─Princesa Margerie, he reflexionado sobre nuestra conversación y he llegado a una conclusión. Quiero casarme contigo, no solo por una alianza política, sino también porque admiro tu valentía, inteligencia y belleza. ¿Aceptarías ser mi esposa no solo en papel, sino también en corazón? ─declaró Tabari con sinceridad.
─Príncipe Tabari, ¿Acaso no ve que busco la revancha?
─¡Perdón! ─Tabari estaba confundido.
─Aquí el joven presente me venció en una partida de ajedrez, me gustaría devolverle el favor.
─Yo estoy aquí pidiendo su mano y usted prefiere jugar ajedrez con un plebeyo...
─Este plebeyo también ha pedido mi mano, prometió quedarse sentado debajo del árbol por 100 días de los cuales ya lleva 66, en caso tal el cumpla con su promesa yo debo cumplir con mi palabra y casarme con él.
─Pero yo soy un príncipe.
─¡Príncipe regente! La única razón por la que su hermano, el rey Thom se sienta en el trono es porque ninguno de los hermanos Cartellone ha aparecido para reclamar su legítimo derecho al trono, cuando eso ocurra su familia dejará de ser de la realiza y volverán a ser simples nobles, mi matrimonio con usted no tendrá valor alguno, en ese caso, prefiero casarme con un plebeyo, al menos con él como esposo gobernaría en mi propio reino.
Tabari no podía creer lo que acababa de escuchar, simplemente vio a la princesa acomodar las fichas del tablero mientras Baladdar lo miraba con incomodidad.
─¿Tú tienes algo que decir? ─le preguntó el príncipe a Baladdar.
─Ella ya ha hablado, tú tienes dos opciones, puedes sentarte conmigo y esperar a que rompa mi palabra, cosa que no está en mis planes o puedes irte, la decisión es sencilla.
─Me gustaría comenzar esta vez ─expresó Margerie sobre el juego─. La última vez te dejé iniciar creyendo que no ganarías.
─¡Adelante! ─Señaló Baladdar hacía el tablero.
─Tú ya habías tomado una decisión ─le comentó el príncipe Tabari a la princesa Margerie─. Antes de que yo viniera aquí, incluso antes de que todos esos jóvenes que han venido a verte pusieran un pie en el reino, tú ya lo habías escogido a él, fue un error venir aquí.
El príncipe Tabari decidió caminar abandonando el lugar, Margerie le pidió a Baladdar que esperara en el árbol y se levantó a seguir a Tabari.
─¡Príncipe Tabari! ─llamó Margerie.
─¿Sí? ─Tabari se dio la vuelta y vio a Margerie.
─¿De verdad quiere casarse?
─¡Sí! Es mi deber.
─¿Desde cuándo? ¿Hace 10 años cuando la familia Dimakris traicionó al rey Asier y usurpó el trono para dárselo al estúpido del rey Bayron? Su familia está en el trono porque alguien debe reinar en Pheltílian, ese es su deber, no el de casarse con alguien a quien no ama.
─¿Lo dice porque tiene un deber con el plebeyo?
─Le di mi palabra de casarme con él si cumplía con lo pactado, cualquier hombre podría decirme que me retracte y lo deje a un lado, lo entiendo, la palabra de una mujer no vale nada, pero al cumplir con mi palabra busco que el día de mañana eso signifique algo diferente. ─Tabari se quedó callado, simplemente mostró una leve sonrisa─. ¿Qué es gracioso?
─Él tiene suerte... Solo eso.
─Espero que tenga un buen viaje, Tabari.
─¡Gracias!
Tabari se fue caminando por la plaza y Margerie volvió al árbol con Baladdar a buscar su revancha.
Dentro del castillo, el príncipe Melion escucha desde afuera de la cámara del rey, a su padre discutiendo con Ellery, su consejero real, sobre arreglar una boda con el príncipe Melion y alguna mujer noble.
─¿Crees que Lady Jade sería una buena elección para mi hijo? ─preguntó el rey Delion.
─Sin duda, es una mujer noble y de gran belleza. Sería una excelente alianza para nuestro reino ─comentó Ellery, un hombre de 30 años, alto, guapo, piel morena y bonitos ojos, no solo era belleza y músculos, también cerebro.
El príncipe Melion, intrigado por la conversación, se quedó escuchando con atención. En ese momento, Jade llega y sorprende al príncipe Melion escuchando.
─¡Príncipe Melion, ¿Qué haces aquí?!
─Lo siento, Lady Jade. No pretendía escuchar, simplemente me intrigó la conversación de mi padre.
─¿Y qué opinas de lo que se ha dicho?
─Creo que es una decisión importante que involucra no solo mi felicidad, sino también el futuro de nuestro reino. Y en ese sentido, me gustaría proponerte algo. ¿Te casarías conmigo, Lady Jade?
Jade, cautelosa, reflexiona ante la inesperada propuesta del príncipe.
─Es una propuesta sorprendente, príncipe Melion. Necesito tiempo para pensarlo.
─Por supuesto, tómate todo el tiempo que necesites, pero recuerda, en tus manos está el destino de nuestro reino.
Pueblo Taini - Reino de Althárian.
Adem y su hermana, Arlene, habían planeado una salida de pesca juntos, ambos estaban emocionados de volver a compartir ese momento juntos, recordando todas las aventuras pasadas en el mar.
─¡Qué emocionante es volver a pescar juntos! ─exclamó Adem mientras preparaban sus cañas y anzuelos.
─¡Sí, estoy ansiosa por ver qué capturamos hoy! ─respondió Arlene con una sonrisa.
Subieron al bote y se adentraron en el mar, disfrutando del sol y la brisa marina. Todo parecía perfecto, hasta que el bote empezó a moverse de forma extraña, como si una fuerza invisible lo estuviera empujando.
─¿Qué está pasando, Adem? ¡El bote se está moviendo solo! ─gritó Arlene, asustada.
En ese momento, una ráfaga de viento hizo que Adem perdiera el equilibrio y cayera al agua de forma repentina. Al tratar de volver al bote, se dio cuenta de que éste se alejaba de él sin razón alguna, con Arlene en su interior.
─¡Arlene, espera! ¡Vuelve por mí! ─gritó Adem, pero era demasiado tarde. El bote se alejaba cada vez más, dejándolo solo en medio del mar.
Minutos después, Adem seguía flotando en el agua, intentando mantener la calma a pesar de la situación. De repente, vio a lo lejos a un hombre cuya piel brillaba bajo el sol. Este misterioso hombre se acercó a él con una sonrisa enigmática en el rostro.
─¿Necesitas ayuda, joven pescador? ─preguntó el hombre con una voz suave y misteriosa.
─Sí, por favor. Mi hermana se fue sin mí en el bote y ahora estoy solo en medio del mar ─respondió Adem, confundido.
El hombre asintió y le tendió una mano para ayudarlo a subir a un pequeño bote que había aparecido de la nada. Adem se sorprendió al ver que este bote estaba equipado con todo lo necesario para sobrevivir en alta mar.
─Gracias por tu ayuda, ¿cómo puedo devolverte el favor? ─preguntó Adem, sintiendo curiosidad por la identidad de este extraño hombre.
─De nada, joven pescador. Solo recuerda que la vida está llena de misterios y sorpresas inesperadas. Ahora debes seguir tu camino y descubrir tu destino ─dijo el hombre enigmático, antes de lanzarse al mar y desaparecer en las profundidades.
Adem se quedó perplejo ante la desaparición repentina del hombre, pero decidió seguir adelante y buscar a su hermana. Remó en dirección opuesta a la que había tomado el bote de Arlene, siguiendo su instinto y confiando en que todo saldría bien.
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