CAPÍTULO 04
Con el sudor de tu frente
Las tres islas - Reino de Auttenberg.
Julio 16, 1621.
Damon Gottlieb, un joven pirata que había desertado de la tripulación del príncipe Myron y Serena, la bruja líder del reino Dratókian se encontraban en una situación desesperada, huyendo del cazador, Meisner en medio de la oscura noche en Las tres islas. La pareja sabía que debían encontrar la forma de escapar de aquel lugar misterioso y peligroso.
Mientras corrían a través de la frondosa selva, Damon y Serena recordaban cómo habían llegado hasta allí. Habían sido atraídos por la promesa de un tesoro oculto en las islas, pero ahora se encontraban atrapados en una pesadilla de la que parecía no haber salida.
Decidieron refugiarse en una cueva para descansar y planear su escape. Fue entonces cuando descubrieron que la clave para liberarse de Meisner estaba en un antiguo amuleto que Serena había llevado consigo sin saber su verdadero poder.
A pesar de ser una bruja, nunca practicó la magia con fluidez, el rey Tyren Paxiris no creía que debía ser necesaria, así que no entendía mucho de la magia que había en ella. Serena tomó fuertemente el amuleto, pero no entendía nada de lo que ocurría.
─¿Qué fue lo que hiciste? ─le preguntó Damon.
─¿De qué hablas?
─Estábamos en una cueva y ahora estamos en el bosque, de día, eso es raro.
─¡Damon! Seguimos en la cueva.
─¡Dices que estoy loco! Porque te juro que estoy viendo el bosque. ─Serena soltó el amuleto y Damon se confundió aún más─. Ok... Volví a la cueva.
─Nunca te fuiste ─le respondió Serena─. Es el amuleto, crea ilusiones.
Emocionados por su hallazgo, decidieron llevarse el amuleto y usarlo para distraer a Meisner. Damon y Serena, conscientes del peligro que corrían, decidieron poner a prueba el poder del amuleto para escapar de Meisner.
─¡Ahí están, ratas rastreras! ─Serena tomó la mano de Damon y luego tomó el amuleto. Crearon ilusiones de criaturas gigantes, laberintos sin fin y paisajes oníricos que confundieron a Meisner y le hicieron perder su rastro.
Pero Meisner no se rendiría tan fácilmente. Utilizando sus propias habilidades astutas, logró descubrir la verdadera identidad de Damon y Serena y los acorraló en el oscuro bosque.
Enfrentados a la amenaza inminente, Serena se vio obligada a fusionar sus poderes y el del amuleto para crear la ilusión más poderosa que jamás había imaginado. Un ejército de sombras y luz que envolvió a Meisner en un torbellino de magia y lo transportó lejos de ellos.
─Creí que solo creaba ilusiones ─pronunció Damon.
─Pues ahora sabemos que el poder del amuleto es mucho más grande...
─Estoy harto de huir de Meisner, ni siquiera sé porque nos sigue.
─Yo tampoco, al principio era divertido, pero ya se ha vuelto estresante. ¿Qué haremos ahora?
─Voy a presentarte a mi padre.
─¿En Althárian? ¿Estás loco? Si pongo un pie ahí el rey Delion va cortarme la cabeza, sin mencionar lo que te haría a ti por haber abandonado su tripulación.
─Que bueno que mi padre vive en Taini y el estúpido de DeLion Lovewish nunca pone un pie ahí.
─¡Ok, vayamos!
Castillo de Hawkwater - Reino de Althárian.
Julio 17, 1621.
Era otro sábado en el reino de Althárian, ya habían pasado 35 días desde que Baladdar había decidido sentarse bajo el árbol.
Aquel día llegó desde la misteriosa Isla Niebla un apuesto caballero llamado Treyson Eberling, quien venía con la intención de pedirle matrimonio a la princesa Margerie. Las puertas del palacio también se abrieron para él.
Agus, el vocero del reino le anunció a Margerie la llegada de Treyson y lo esperó de pie en el gran salón.
─¡Princesa Margerie, mi nombre es Treyson Eberling, he viajado desde Isla Niebla para pedirte matrimonio! ¡Eres la luz de mi vida y deseo pasar el resto de mis días a tu lado! ─Margerie se volteó y lo vio.
─Oh, buen hombre, es un honor que hayas viajado hasta el reino de Althárian por mí. Pero, dime, ¿qué es lo que tienes para ofrecerme?
─Mis tierras en Isla Niebla, mi hogar, mi corazón y todo lo que tengo. ¡Mi amor por ti es el regalo más grande que puedo ofrecerte! ─Margerie frunció el ceño después de oír eso.
─¿Solo me ofreces tus tierras? ¿Crees que eso es suficiente para ganarte mi mano en matrimonio?
─¡Princesa, te juro que puedo hacer cualquier cosa por ti! Solo dime qué deseas y lo haré realidad. ─Treyson creía que utilizaba las palabras correctas, pero eso solo molestaba a Margerie.
─¡No puedo creer que solo estés ofreciendo tus tierras como dote! ¡Eso es insultante! ¡Nunca más vuelvas a mencionar la palabra matrimonio en mi presencia! ¡Estás expulsado del palacio! ¡Largo! ─Treyson no podía creer lo que había escuchado.
─¡Princesa, por favor, dame otra oportunidad! ─dijo Treyson muy desesperado─. Haré lo que sea necesario para demostrarte que mi amor por ti va más allá de las riquezas materiales.
─¡Ya es demasiado tarde, joven Eberling! Gasté mi última oportunidad en el vagabundo sentado afuera, dicho eso ¡No quiero volver a verte nunca más! ¡Fuera de mi vista!
Los guardias expulsaron a Treyson del palacio de la princesa Margerie, con el corazón destrozado y la esperanza perdida. Sin embargo, sabía que nunca dejaría de amar a la princesa, incluso si eso significaba nunca poder estar juntos. El amor verdadero era más fuerte que cualquier riqueza material, y eso era algo que Trey nunca olvidaría.
Al salir vio a Baladdar, frunció el ceño, sabía que él tenía las de ganar, así que tomó todo lo que tenía y fue al pueblo en busca de una cabaña para pasar la noche y luego volver a Isla Niebla.
La princesa Margerie, llena de rabia y frustración, salió del palacio después de que Treyson lo hiciera, luego se dirigió hacia donde estaba Baladdar.
─¡Baristo, tengo algo que decirte! ─dijo Margerie con voz dulce. Baladdar se puso de pie mientras Margerie decía eso.
─Me llamo Baladdar.
─Como sea, yo no te puse el nombre, ¡Ya son 35 días desde que te sentaste bajo ese árbol fuera del palacio! Te prometí que me casaría contigo cuando llegaras a los 100 días, pero ya me estoy cansado de esperar.
─Lo siento, Margerie. Pero necesito cumplir con mi palabra. Debo demostrar mi devoción y mi paciencia para poder casarme contigo.
─Entiendo tu punto, Barrabás, ahora tú entiende el mío, no puedo esperar otros 65 días más. Mi padre me está presionando para que me case con el príncipe Paxiris y no puedo seguir posponiendo mi decisión.
─Por favor, Margerie. Te amo con todo mi corazón. ¿No significo nada para ti?
─Claro que significas algo para mí, exactamente mierda de caballo, sirve como fertilizante, bastante útil para poder hacer crecer el árbol en el que te la pasas sentado, pero tengo que pensar en mi futuro y en el futuro de mi reino. No puedo permitirme esperar indefinidamente.
─Entiendo tu posición, Margerie. Me iré, pero recuerda que siempre te amaré.
─Gracias por comprender, Baladdar. Te deseo lo mejor en tu camino. Adiós.
─Creí que no sabías mi nombre.
─No sé de qué estás hablando, ya se me olvidó. ─Baladdar decidió ignorar lo que le dijo a Margerie y se volvió a sentar─. ¿Qué estás haciendo?
─Te di mi palabra y tú me diste la tuya, no iré a ningún lado.
─Vaya que eres terco.
─Di lo que quieras, sé lo que pasa allá adentro.
─¿Y cómo? Jamás has entrado.
─No es necesario, todos los hombres que entran allí salen odiándote. ─Baladdar se levantó nuevamente y caminó hasta pararse justo frente a Margerie─. Dices que no vas a esperar 65 días más, ¡Mientes! Anhelas que llegue el día, ahuyentas a los demás pretendientes porque sabes que soy el verdadero amor de tu vida, estás loca por casarte conmigo.
─Tú estás loco por creer tan siquiera la mitad de lo que estás diciendo.
─Piensa lo que quieras, no iré a ningún lado, soy tu mejor opción. ─Baladdar caminó hacia el árbol y se sentó debajo de él mientras Margerie solo se reía.
─Tú en serio estás convencido de todos los disparates que salen de tu boca.
─Ha pasado más de un mes y solo tres hombres han venido a verte, al principio creí que era por tu carácter, pero los que vinieron no tenían idea de cómo eras, así que luego pensé, ¿Qué podría ser? Y lo supe, al parecer lo que estoy haciendo es más que suficiente, implica que entre caballeros también hay honor, ellos como hombres respetan eso, por eso casi nadie viene a verte.
─Muchos trabajan arduamente para llevar el pan a la mesa, tú con el sudor de tu frente solo inventas historias.
─Ya te lo dije, Margerie, piensa lo que quieras, si quieres vete e ignórame, enciérrate en tu palacio, nos veremos en septiembre, hermosa.
Margerie quedó sorprendida con él cinismo de Baladdar, pero prefiero hacerle caso, lo ignoró y se fue dentro del palacio.
En los terrenos al este de Althárian se hallaban las tierras de los Newbery. Lady Jade se la pasa en su casa pensando en el día que conoció al príncipe Melion en el gran salón del castillo viendo las pinturas de arte. Su corazón latía con fuerza mientras observaba al apuesto príncipe admirando las obras maestras colgadas en las paredes.
Desde ese día, no podía dejar de recordar su encuentro, la forma en que sus ojos se encontraron y la chispa de magia que surgió entre ellos. Lady Jade sabía que el príncipe Melion era el amor de su vida, el príncipe encantado que había estado esperando en sus sueños más profundos.
Cada noche, se sumergía en un mundo de fantasía en el que ella era la princesa y él su valiente caballero. Soñaba con pasear por los jardines del castillo de la mano del príncipe.
La espera se hacía eterna para Lady Jade, ansiaba volver a ver al príncipe Melion y confesarle sus sentimientos. Pero hasta entonces, se contentaba con revivir una y otra vez aquel momento mágico en el que sus destinos se cruzaron en el gran salón del castillo.
Y así, entre suspiros y susurros de amor, Lady Jade seguía soñando despierta, esperando el día en que su cuento de hadas se hiciera realidad y pudiera vivir feliz para siempre al lado de su amado príncipe Melion.
Oxener - Reino Thérgian.
En un burdel en medio del mercado de Oxener, Thai, un joven de 19 años, estaba disfrutando de un momento de pasión con Eliza, una joven de 18 años considerada una de las prostitutas más codiciadas del lugar. La habitación estaba llena de gemidos y susurros mientras ambos se entregaban al placer.
─¡Oh, Thai, eres increíble! ─exclamó Eliza entre jadeos.
─Y tú, Eliza, eres la mejor ─respondió Thai con una sonrisa.
Después de un rato de intimidad, Thai y Eliza se separaron y se quedaron abrazados en la cama, disfrutando de la cercanía y la calidez del momento.
─Realmente la pasamos bien juntos, ¿no crees? ─dijo Thai.
─Sí, definitivamente. Eres diferente a los demás clientes, me haces sentir especial, ─confesó Eliza.
─No soy como los demás clientes.
─¿Por qué lo dices?
─Yo no te pago. ─Ambos comenzaron a reír a carcajadas. Antes de que pudieran continuar con otra ronda de placer, Azen Dries, uno de los criados de Lady Vanya, irrumpió en la habitación en busca de Thai.
─¡Thai! ¡Lady Vanya te está buscando! Debes ir con ella de inmediato ─anunció Azen.
Thai se despidió de Eliza con un beso rápido y se vistió apresuradamente antes de seguir a Azen fuera del burdel y hacia la residencia de Lady Vhaitria.
Al llegar, Lady Vanya recibió a Thai con una mirada severa y frunció el ceño.
─¿Sabes por qué estás aquí? ─preguntó Lady Vanya. ─Thai bajó la mirada y respondió en voz baja.
─No, mi señora.
─Estás perdiendo el tiempo en tonterías en lugar de cumplir con tus deberes como mi criado. Tienes un encargo importante que cumplir ─reprochó Lady Vanya. Ella le entregó una bolsa con algunos objetos y le dio instrucciones claras─. Debes llevar estos encargos a las mujeres en el pueblo de Wolfein. Es crucial que los entregues personalmente y sin demora.
Thai asintió con solemnidad y se comprometió a cumplir con la tarea asignada por Lady Vanya.
Mientras caminaba por las calles del mercado de Oxener hacia el pueblo de Wolfein, Thai reflexionaba sobre su vida y su futuro. Estaba cansado de ser solo un criado en la residencia de Lady Vanya y anhelaba algo más en la vida.
Al llegar al pueblo de Wolfein, Thai se dirigió a las casas de las mujeres a quienes debía entregar los encargos. Al entregar cada objeto, recibió agradecimientos y sonrisas de las mujeres, lo que lo hizo sentir un poco más especial y valorado.
Thai caminaba por las calles de la ciudad, llevando en sus manos el encargo de Lady Vanya para entregar en la última casa de la lista, la casa de Lady Marion. Al llegar, tocó la puerta y fue recibido por Robin.
─¡Hola, Robin! Vengo a entregar un encargo de parte de Lady Vanya ─dijo Thai con una sonrisa amable.
─Ah, sí, mi madre no está en casa. Se fue con mi hermana, Mabel, ella se va a casar con el rey Bayron. Está apoyando a mi hermana en este importante momento ─explicó Robin.
─¿Y tú por qué no fuiste al matrimonio de tu hermana? ─preguntó Thai con curiosidad. Robin frunció el ceño y miró fijamente a Thai.
─No estoy de acuerdo con esa boda. No creo que sea lo mejor para mi hermana. ─Thai asintió con comprensión.
─Entiendo tu preocupación, pero a veces, las personas hacen sacrificios por el bienestar de sus seres queridos o eso creo.
─¡Hueles a ron! ¿Dónde estabas? ─preguntó Robin con una mirada penetrante.
─Estaba en El Palace ─respondió Thai tranquilamente y Robin suspiró con resignación.
─¿Por qué tienes que volver a ver a esa prostituta? ¿No puedes dejar ese pasado atrás? ─Thai frunció el ceño y le miró fijamente a los ojos.
─Solo estoy velando por mí mismo, al igual que tu hermana está velando si misma. ─Robin bajó la mirada, sintiéndose un poco culpable por juzgar a Thai.
─Mi hermana se va a casar con el rey para velar por la vida del reino. Es su deber para con el reino. ─Thai sonrió irónicamente.
─¿Te repites eso todas las noches antes de dormir para poder creerlo? Porque yo lo hacía, pero ya no lo hago, no creo que sea así.
Antes de que Robin pudiera responder, Thai se dio la vuelta para irse, pero se detuvo al escuchar las últimas palabras de Robin.
─Lo lamento ─murmuró Robin. Thai se giró lentamente hacia Robin y le miró fijamente.
─Yo no lo lamento ─dijo en tono firme antes de alejarse.
Fortaleza de Redgold - Reino Thérgian.
En lo alto de una colina, rodeada de bosques verdes y praderas floridas, se alzaba imponente la Fortaleza de Redgold, el castillo más grande y majestuoso de todo la nación de Hestárlia. Con sus torres altas y sus murallas impenetrables, era el hogar de la poderosa familia Ackerley.
La fortaleza había sido construida siglos atrás por los miembros del clan Corner, una familia noble y respetada. Sin embargo, todo cambió cuando Ryu Throne, un ambicioso noble de linaje oscuro, dio un golpe de estado y se apoderó del castillo y del trono. La familia Corner fue desterrada y los Throne se instalaron en la fortaleza, convirtiéndola en su residencia real.
Pero el reinado de los Throne no fue eterno. Bayron Ackerley, se rebeló contra el tirano rey Asier Throne y con la ayuda de la familia Dimakris, una poderosa casa noble aliada, logró destronar a los Throne y tomar el control del castillo. Así, la Fortaleza de Redgold se convirtió en el hogar de Bayron Ackerley y su numerosa familia.
La Fortaleza de Redgold era un lugar lleno de secretos y misterios, con sus 94 habitaciones repartidas en cinco pisos. En los oscuros calabozos bajo el castillo, se decía que se encontraban prisioneros de guerra y criminales peligrosos, esperando su destino. En la planta baja, se encontraban los establos donde descansaban los caballos de guerra, así como los almacenes y las áreas de servicio donde trabajaban los sirvientes y criados.
En el primer piso, se encontraban los salones principales, lujosamente decorados con tapices y muebles de época, el imponente comedor donde se celebraban banquetes y festines, la acogedora sala de estar con chimenea y la enorme biblioteca que albergaba valiosos libros con información sobre todos los reinos de Hestárlia.
En el segundo piso se encontraban las habitaciones privadas de la familia real, lujosas y espaciosas, con vistas al jardín y al bosque circundante. En el tercer piso se ubicaban las habitaciones de invitados, decoradas con elegancia y confort, así como los cuartos de servicio donde trabajaban los sirvientes y lacayos.
En el penúltimo piso se encontraban el observatorio, desde donde se podía contemplar todo el reino Thérgian en toda su belleza y esplendor, la sala de armas donde se guardaban las espadas y armaduras de los guerreros del rey, y la habitación del consejero real la cual no había sido ocupada en muchos años.
Finalmente, en el último piso se encontraba la habitación del rey, una estancia lujosa y espaciosa con vistas a todo el reino, donde Bayron Ackerley planificaba sus estrategias y tomaba decisiones importantes para el futuro de Thérgian.
Era en ese mimo castillo que el rey Bayron y Lady Mabel se iban a casar. Para ello, se preparó un magnífico escenario en los jardines del castillo, donde el amor y la magia fluían en cada rincón.
El escenario estaba decorado con exuberantes arreglos florales en tonos reales de rojo y dorado, que enmarcaban un altar de mármol blanco. Velas perfumadas iluminaban el lugar de manera tenue, creando una atmósfera íntima y romántica.
La música de una orquesta en vivo llenaba el aire con melodías dulces y envolventes, mientras que bailarines en trajes deslumbrantes se movían con gracia y elegancia al compás de la música.
Los invitados, ataviados con trajes suntuosos y vestidos de seda, miraban maravillados el espectáculo en una mezcla de emoción y admiración. Los sirvientes servían exquisitos manjares y vinos finos, creando una experiencia sensorial inigualable.
Mabel se encontraba en una de las habitaciones terminando de arreglarse para la boda. La princesa Ilena entra furiosa en la habitación.
─¿Cómo te atreves a casarte con el Rey Bayron? ¡Eres una oportunista que solo busca poder y riquezas! ─le gritó Ilena.
─No me interesa el Rey Bayron, princesa. Mi corazón pertenece a otro.
─¿Entonces por qué te casas con él?
─¿Tú tuviste opción cuando te dieron como esposa a su hijo?
─¡No!
─Exacto, ahora ambas tenemos algo en común.
Ilena se quedó sorprendida al escuchar las verdaderas razones de Mabel. Se acercó a ella con una mirada de compasión.
─Lo siento. No sabía la verdad. Estaba equivocada acerca de ti, al parecer los lujos no son suficientes, ahora sé que lo odias... Otra cosa que tenemos en común.
─No te preocupes, princesa. Sé que todos piensan que soy una oportunista, pero mi sacrificio será por el bien de mi gente.
─Te admiro, Mabel. Eres valiente y noble. Espero que encuentres la felicidad que mereces. Espero que los dioses me escuchen cuando digo que deseo que tu futuro esposo muera en su luna de miel.
─No creo en los dioses, pero tú sí, ojalá te escuchen. ─Mabel sonríe agradecida por las palabras de Ilena. A pesar de las adversidades, sabe que está tomando la decisión correcta por su reino. La boda con el Rey Bayron puede no ser por amor, pero su acto de sacrificio la convertirá en una verdadera heroína.
Lady Mabel entró al majestuoso jardín del castillo y se encontró con todos los invitados que habían llegado para presenciar su boda con el Rey Bayron. El sol brillaba en el cielo azul y las flores perfumaban el aire, creando un ambiente de ensueño.
Los invitados se volvieron para mirar a Lady Mabel, quien caminaba elegantemente hacia el altar. Su vestido rojo carmesí brillaba con destellos de luz, haciendo que pareciera una verdadera princesa de cuento de hadas.
Al llegar al altar, Lady Mabel tomó la mano del Rey Bayron y unieron sus vidas en sagrado matrimonio.
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