Capítulo 8
Recuerdo una noche oscura, estábamos de camino a casa con mis padres y para ser honesto no recuerdo de donde veníamos, era un chico pequeño de quince años en ese entonces, Carol estaba dormida y yo sostenía sus pies en mis piernas mientras una gran sabana la cubría y mientras mi padre manejaba en la radio se podía escuchar una predica cristiana.
Él hombre que se escuchaba a través de la radio hablaba del perdón y que teníamos que ser obedientes para tener una vida plena, perdonar los unos a los otros para así también ser libre del pecado.
Pero es difícil pedir perdón no es algo a lo que la gente está acostumbrada, al igual que pedir perdón es difícil perdonar.
No puedes perdonar a alguien que hizo daño por mucho tiempo y con los ojos cerrados ir a decir: “Te perdono” o “Perdóname” menos cuando esa persona se encargo de hacerle la vida imposible a tu hermana, a una de las personas que más confiaba, una de las personas que más amaba en este mundo.
Para mi será difícil decir te perdono por hacer sufrir a mi hermana haciendo que ella perdiera su vida y dejara su futuro por algo que fácilmente se podría solucionar.
Porque exactamente ya me enteré que fue lo que pasó y porque ocurrió el suicidio de Carol.
Día uno de abril.
Hoy es el día donde ella decidió tomar esa decisión, y para ser honesto no pensé que aquí le habían hecho un pequeño homenaje, me sorprendió el hecho de salir de mi habitación y pasar al lado de un casillero donde había muchas fotos de ella y globos de color blanco, al igual que corazones de papel y unos pompones en el suelo, eso se me hizo raro, porque no sabia que ella había sido porrista.
Y ahora estábamos en la última clase del día y nos tocaba con el maestro Patrick, el más asqueroso de este lugar, estábamos hablando de las emociones de cosas que nos hacen felices, que nos hacen enojar, y cosas así mientras el le preguntaba a cada uno algo diferente.
—Ya quedó claro que hay muchas cosas que nos alegran el día, muchos dijeron que las vacaciones, otros que ver televisor unos dijeron que comer también, que recibir dinero de parte de sus padres, hasta dijeron que les gusta sentir orgasmos —el maestro sonrió y uno que otro imbécil también acompañó al maestro —Eso es raro, pero ahora vamos a hablar de las cosas que nos hagan enojar.
—Veamos tú —señaló a James —, dí algo que te haga enojar.
—Los violadores.
—Empezaron fuerte —siguió viendo a quien elegir —, el negro de atrás ¿algo que te haga enojar?
Todos miraron a Dorian, sabemos exactamente que el maestro siempre lo trata de esa manera, porque el profesor es un completo ignorante.
—El racismo. —Dorian respondió viendo al maestro muy serio.
—Claro, todos odiamos el racismo —el anciano sonrió burlon —. Joven mmm... —entrecerró sus ojos —Maslow.
Joshua inmediatamente levantó su mirada del celular que tenía debajo del pupitre, rápido lo guardo.
—Cristóbal Colón —se acercó a Logan que estaba a su lado y preguntó <de qué hablan> —Ah, digo la esclavitud, la colonización.
—Interesante. Veamos tú que estas muy serio —señaló a Logan —¿Qué te hace enojar?
—Los que se creen graciosos por decir alguna idiotez. —Logan dijo, mientras seguía escribiendo algo en su cuaderno.
El maestro asintió y camino buscando a otra persona hasta que me miró.
Mierda, odio esto.
—Vamos a ver el nuevo —sentí la mirada de todos sobre mí —¿A ti que te hace enojar algo que odies?
—Los abusivos. —respondí dejando el lápiz encima del cuaderno.
—Prosigue —el maestro caminaba en paso lento hasta donde yo estaba.
—Los egoístas que lastiman sin razón, que los obligan a temerles, los que lastiman las vidas de otros, así como usted —levante mi mirada al maestro cuando llegó a mi lado —. Odio las personas como usted.
Todo el salón permaneció en silencio viendo la escena que estaba pasando.
Yo no aparte mi mirada del maestro, él también me estaba viendo serio, estoy seguro que quiere ahorcarme ahora mismo por decir algo que todos queríamos decir, pero de algo estoy seguro que se va desquitar conmigo de alguna u otra manera, tal vez reprobándome en su clase cosa que me importa un rábano. Él iba a decir algo pero el timbre sonó.
Salvado por la campana.
No le tengo miedo a él.
—Terminó la clase de hoy salgan de aquí —dijo el maestro.
Guarde mis cosas y me levante de mi lugar para empezar a camine hasta la puerta, pero como sabia que algo iba a pasar el maestro interrumpió mi paso quedando enfrente la puerta para evitar que saliera.
—Tyler Stetson —di pasos hacia atrás y él maestro cerró la puerta —¿Que tratas de hacer?
—¿Qué yo qué? —me senté en una mesa que estaban enfrente del escritorio del maestro y él se sentó en su silla.
—¿Te crees muy gracioso humillándome delante de todos? —el maestro puso sus manos sobre el escritorio entrelazando sus dedos —¿Qué es lo que tramas? ¿Por qué dijiste eso? me odias y no me conoces.
Ya lo conozco suficiente para saber que usted es un degenerado que le gusta humillar a los demás.
—Estas jugando con fuego —el maestro continuó hablando —No te metas conmigo.
—Yo no lo humille, usted preguntó yo respondí, y agradezca que lo hice porque no soy muy participativo que digamos.
—¿Quieres problemas conmigo, Stetson?
—¿Me está amenazando, profesor? —lo mire con una ceja arqueada.
—Podría hacer que en mi clase quedes reprobado ¿Qué crees que dirán tus padres?
—No hable como si los conociera.
—No hables como si me conocieras.
—De hecho si lo conozco —me levante y quedé enfrente del profesor —. Conozco su asqueroso secreto.
El señor me observó, quiso parecer que yo estaba loco y acababa de decir algo sin sentido, pero el anciano no es idiota y sus ojos abrieron mucho, ellos lo delatarón.
—No vuelvas a decirme algo así delante de nadie.
—¿Lo ofendí? —en mi rostro adorno una sonrisa maliciosa.
—Ya te dije no juegues con fuego, escúchame bien Tyler —me di vuelta para verlo —. Si la caña no se dobla se quiebra.
Lo mire algo confundido por lo que acaba de decir, porque para ser honesto no entendí que trato de decirme o si quería darme a entender algo. Le di una última mirada y salí del salón de clases.
Si la caña no se dobla se quiebra
¿Qué significa eso? Tiene cero sentido.
Cuando llegue a mi habitación los chicos estaban haciendo diversas cosas, unos con sus celulares, otros con libros, cuadernos, otros acostados.
—¿Qué te dijo? —fue lo primero que me preguntó Dante al entrar.
—Que no me meta con él. —deje mi mochila en la cama.
—Ese viejo te amenazo. —Joshua cerró el libro que estaba leyendo.
—Eso fue lo que entendí.
—Viejo loco —Dorian se levantó de la silla —deberíamos de ir al basurero ¿Qué dicen?
¿El basurero?
—Tenemos tiempo de no ir, tiene que estar hecho un asco, como siempre. —Logan desconecto el enchufe del cargador de su celular.
—Vamos entonces ¿Vienes Tyler? —me pregunto James.
—Sí, vamos, el lugar está aquí, solo que nadie va porque pues ya sabes es un asco. —Diego terminó de amarrar las agujetas de sus zapatilla —¿Y adivina quien más son un asco? Las moscas, sí. En mi mente sonaba mejor, mejor vamos.
—No tengo nada mejor que hacer —dije.
Salimos del lugar, pero pusieron seguro a la puerta según ellos por si alguien entraba, dicen que a veces entrar a robar ¿Por qué roban teniendo tanto dinero? se supone que son personas con estatus sociales importantes.
Caminamos por todos los pasillos del instituto hasta salir al enorme patio, caminamos por un lugar sólo donde solo habían árboles y se podían ver salones de clases, pero con grandes candados y adentro del salón habían sillas con mucho polvo, en total habían como cinco salones cerrados, pero había un pequeño edificio de dos pisos con gradas para subir a la parte de arriba y en la pared había un cartel que decía prohibido el paso.
Pasamos la señal y entramos.
Subimos las gradas hasta llegar a una terraza, con mucho monte pegado en la pared y las paredes estaban con grafiti, había un balcón de bloques donde se alcanza a ver a lo lejos las puntas de los rascacielos, estábamos muy largos.
Mire la parte de abajo era muy alto así que la posibilidad de tirarse de aquí, era morir o tal vez salir de aquí, pero sin vida.
—Es imposible salir por ahí —mire a James quien empezó a hablar —ya lo intentamos, Joshua casi muere cuando intentamos tirarnos.
—¿Cómo se supone que vamos a irnos de aquí? —Logan recostó sus brazos en el balcón y su cabello rubio casi blanco se movía por el viento.
—Deberíamos de ser impulsivos y empezar a planear este dichosos escape —dijo Dorian —, pero al veces me pregunto para que irnos ya pasamos mucho aquí.
—Párale a tu tren —Diego sacó una mano del bolsillo de su pantalón —. Nos emocionas con que hay que irnos, aceptamos y ahora estas tirando la toalla ¿Que te pasa? ¿Tienes problemas?
—Yo si me quiero ir —Joshua le dio un sorbo a su refresco que traía.
—Todos queremos irnos —Dante se puso en frente de todos —, pensemos bien las cosas, analicemos la situación, tenemos que buscar una manera de salir y saber que ningún guardia esté vigilando.
—¿Siempre están vigilado? — dije.
—Si pero en algún momento cambian de turno, voy a sonar loco pero podemos ponerles alguna droga para hacerlos dormir.
—No estamos en una serie, Dante —dijo Logan.
—Yo solo opinaba —Dante se encogió de hombros. —, pero saben lo fácil que es ahora hacer ese tipo de cosas con ayuda al Internet.
—¿Y si no funciona? —James ladeo su cabeza y cruzó sus brazos.
—Recurrimos al plan B. —dijo Diego.
—¿Según tú cual es el plan B? —Logan lo miró serio.
—Yo que sé, no solo yo puedo planear todo —respondió Diego.
—De hecho yo dije todo lo anterior —Dante lo miro mal.
—Pues pensemos —dije ganando la atención de todos —. Nos queremos largar de aquí,, pero queremos hacer un caos descubrir los secretos de los demás ¿Verdad?
Todos asintieron.
—Esas chicas están sufriendo por el maestro y que tal no sólo ellas, que tal sean más, aparte él profesor es un racista trata mal a Dorian. Yo opino que antes de irnos destruyamos su reputación, no sólo la de él, la del internado también.
Los chicos asintieron y sonrieron.
—¿De qué sirve tener amigos si no los puedes defender? —dije —Hagamos un caos.
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