Día de la madre
Hice esto en un pequeño rato libre que tuve hoy ;v; espero les agrade, felicidades a todas las madres, no sé si en este fandom o alguien que me lea sea mamá, así que felicidades a ti si estas leyendo esto :> <3
por otra parte, me hicieron una pregunta por tumblr, la verdad es que sigo viva ;v; y seguiré actualizando fics, solamente que no tan seguido, estoy en tesis universitaria y eso desgasta mucho tiempo... así que espero puedan comprender mi demora, estoy trabajando en los capítulos pero voy de apoco, tampoco quiero subir algo rápido y con lo que no esté conforme, estoy trabajando en el fic de yandere licorice, que lo alargué porqué la verdad creo que me convence mas hacerlo como un fic largo que dejar las ideas a media y no cumpla el propósito que quiero... ok eso. tengan una linda semana .
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Hoy era el día de la madre, Licorice lo sabía bastante bien, es más, se había estado preparando hace meses para este día, todo debía salir perfecto, después de todo Ivlis era su madre y la de nadie más, no debía compartirlo con nadie, por eso amaba ese día, era solo de él y de su progenitor favorito. En un comienzo no tenía idea que podía darle este año, así que con ayuda de la creatividad de su hermana decidieron que sería bueno regalarle algo que Ivlis fuese a utilizar, es decir algo practico y que le guste, Licorice pensó durante algunas semanas que podría ser, iba a la habitación del diablo a veces para observar que sería bueno, que le faltaba, claramente lo hacía a escondidas, la última vez que entró sin permiso su madre se enojó y él no quería volver a ver a mami enojado, fue entonces que se le ocurrió algo interesante, su madre tenía una cama enorme, y usaba una pequeña almohada, quizás se sentía solo durmiendo en un lugar tan amplio, aunque detestaba pensar que a veces su padre dormía con él, lo mejor sería ocupar ese espacio libre para que Satanick no fastidiara y no pudiese dormir junto a su querida madre, sería un plan dos por uno, era perfecto, ¿pero con que lo rellenaba? ¿! Con que!? Se preguntaba la criatura a cada momento, comenzó a observar durante la semana a Ivlis, lo veía a cada momento, cada acción cada movimiento, lo anotaba en una libreta, dentro de las cosas que lo vió hacer fue plantar un girasol, quizás le podría llenar de girasoles la cama, aunque era mala idea, estos se marchitarían rápido y además eran fácilmente removibles, lo vió mirar muy emocionado las bufandas en la tienda cuando fueron de compras, sin embargo ya le había regalado una bufanda hace un tiempo, esa idea sería repetida, luego lo vió jugar con el perro flama de Poemi - quizás a madre le gusten los perros flama – dijo animado, aunque si ya tenían un perro flama no sería muy emocionante regalarle otro, siguió observándolo día a día, Ivlis se sentía bastante incomodo con la mirada profunda de su hijo a cada instante. Fue cuando algo pasó por su mente, hace un tiempo atrás Poemi le había regalado a su madre una figura de greda con forma de flama, quizás si él le hiciera algo parecido también se alegraría y podría hacer una flama suficientemente grande que llenara la cama de mamá, los ojos le brillaron y fue directamente a preguntarle un detalle significativo al diablo de su mundo – mami... - dijo el pequeño asomándose por el escritorio, Ivlis lo miró colocándole plena atención – ¿qué pasó Licorice? ¿Necesitas algo?-
-La verdad es que si ¿podrías contestarme una pregunta?- Ivlis se puso serio y lo miró, ¿que sería lo que tenía tan preocupado hace casi un mes a su hijo? después de todo llevaba días mirándolo, persiguiéndolo, acosándolo, debe ser algo de suma importancia –claro que puedes, has todas las que necesites –
-Mami... ¿a ti realmente... - Ivlis tragó saliva esperando la pregunta – realmente te gustan las flamas? – el diablo abrió los ojos, no podía creer que eso era lo que tenía tan acongojado a su hijo menor, no sabía si reír por lo tierno o asustarse por la pregunta tan obvia, su hijo no era tonto para no notarlo – si Licorice, me encantan las flamas... - dijo esto con las mejillas sonrojadas – ven acércate – dicho esto el niño se sentó en la falda de su madre e Ivlis hizo aparecer una pequeña bola de fuego entre ambas manos, la mantuvo unos minutos para que su hijo la apreciara – mira sus colores, como a pesar que no tiene vida es capaz de moverse y entregar calor, es increíble que esta pequeña bola de fuego sea mucho más caritativa que un dios, su sola existencia es más cálida que ese tipo...- dijo fastidiado haciendo desaparecer la bola y dejando a Licorice curioso por lo que dijo – mami, ¿decías eso por el abuelo?- Ivlis tragó saliva, se le había olvidado que su pequeño estaba en sus piernas, así que sintió mucha vergüenza por la pregunta –no ... no es nada Lico, ve a jugar si no tienes más preguntas- el menor asintió y llegó a su habitación, tenía que revisar si tenía el dinero suficiente para comprar los materiales que requería para hacerle una almohada con forma de flama muy grande, buscó por debajo de su cama y sacó su alcancía con forma de murciélago para luego romperla, contó todo el dinero, la verdad no era mucho, sin embargo creía que le alcanzaría, corrió por el pasillo y tocó la puerta de Emalf – Emalf... ¿me acompañas a comprar al pueblo?... – dijo desde afuera, aunque se le olvidó que el sirviente de su madre llegaba más tarde a trabajar, seguramente su hermano mayor se encontraba en casa y es por eso que Emalf no había dormido en el castillo esa noche, suspiró y adquirió su forma adulta, hecho esto salió apurado del castillo, aunque se topó con Poemi en el camino – yo también quiero ir Licorice- dijo sonriendo maldadosa.
-Pero... estoy apurado-
-Si no vash conmigo le diré a papi que salishte sin permisho- dijo esto con una sonrisa sádica, Licorice suspiró y le contestó – está bien, ven conmigo, pero apúrate estoy muy ocupado hermana- la mayor volvió a sonreír y asintió, volaba al lado del más alto ya que este al ser tan grande su caminar era mucho más rápido, no le podía seguir el paso. Llegaron a la tienda y trajeron la tela, el relleno y el hilo, al parecer le faltaba relleno así que vendría otro día a buscar más, pasaron dos días donde Licorice estuvo intentando hacer el gran peluche con forma de flama, lo había dibujado en la enorme tela y cortado las partes que irían encima de la tela original, cosía lo más rápido que podía, se le estaba acabando el tiempo y el peluche era demasiado gigante como para poder terminarlo antes de la fecha, le pidió ayuda a Poemi, pero esta se negó, no era buena con ese tipo de manualidades y lo podría arruinar, seguro Emalf era bueno cociendo, ya que siempre arreglaba sus peluches cuando se rompían le dijo- pero Emalf no está en el castillo y mañana es el día de la madre... yo no terminaré –sollozaba el menor mientras recién terminaba de zurcir la primera vuelta del peluche – Poemi mientras lo veía no sabía qué hacer para apoyarlo, en eso tocaron la puerta, era Ivlis, quien iba a entrar, Licorice miró a Poemi y esta supo que quería que distrajera a su madre mientras el guardaba las cosas para que no sospechara nada – papi, hola ¿que haches aquí?- dijo la menor mirando por entre la puerta sin dejar pasar al diablo – ya es muy tarde, vayan a dormir, ve Poemi, a tu pieza, lávate los dientes y a dormir –
-Shi papi – dijo mientras sonreía y no se quitaba de la puerta.
-Necesito pasar –
-... ¿No quieresh hablar conmigo? – El mayor rodó los ojos – está bien ¿de qué quieres hablar Poemi?-
-De nada... yo, emmm papi ¿sabiash que afuera del castillo hay... emmm... un hoyo? –
-... Poemi ve a dormir ahora...- la niña miró hacia atrás y notó que el menor ya tenía todo guardado – shi papi, voy de inmediato – dicho esto abrió la puerta y le dio un beso en la mejilla a su papá para luego correr por el pasillo, Ivlis la miró y luego entró a la pieza de Licorice quien lo miraba con sus grandes ojos – ¿qué pasa Licorice? ¿Por qué estás tan callado?-
-Yo... nada mami, creo que estoy algo cansado –
-Ya es hora que duermas, ve a lavarte los dientes y ponerte pijama –
-Está bien... ten una linda noche también mami-
-Gracias – dicho esto Ivlis acarició el cabello de Licorice y salió de la habitación dejando solo al menor, quien comenzó a llorar, jamás terminaría el regalo para mañana, le quedaban doce horas en las cuales sabía que no sería capaz de hacerlo, se había demorado todo el día anterior en cocer la primera parte y le faltaría además agregar el relleno y zurcir los demás colores.
En lo que lloraba, alguien apareció en el pasillo, era Satanick quien venía de visita para ver a Ivlis, sin embargo por esta vez pasó a ver a Licorice primero, abrió un poco la puerta y lo vió llorando mientras cocía algo, se extrañó de ver triste a su hijo y entró a la habitación – ¿qué pasó Licorice? ¿Por qué lloras?-
-Vete... lo último que quiero es tener que soportar tu presencia ahora-
-¿Por qué dices eso? Vamos, cuéntale a papá que sucede-
-¿No ves que estoy ocupado?-
-Oh vamos, a este paso terminaras en dos semanas de cocer, déjale esta tarea a tu magnifico padre y cuéntame por qué estás tan triste – Satanick sacó sus brazos de sombra y comenzó a cocer a 4 brazos, Licorice solo miraba anonadado de tal velocidad de costura, y lo más impresionante era que cocía muy bien – mañana es el día de la madre... y yo quiero darle el mejor regalo de todos a mamá... pero no sé si alcance a terminarlo – dijo triste –espera... ¿esto es para la cucaracha? Fufufuf es enorme ¿qué es? –
-... Es una almohada en forma de flama...-
-¿Se supone que esto es una flama?-
-Si...- dijo el menor mirando a Satanick quien reía y seguía cociendo – tranquilo, déjaselo a papá, terminaremos esto para mañana - Licorice miró desconfiado, sin embargo realmente estaba cansado y requería ayuda, lo terrible era tener que pasar horas junto a su padre. Dos horas pasaron y la segunda costura estaba lista, era hora de dar vuelta el género y comenzar a cocer los detalles de la flama, así lo hicieron y ya pronto solo faltaba el relleno y cocer la parte de abajo, Satanick agregaba y agregaba relleno, hasta que se dio cuenta que su hijo se había quedado dormido arriba de la aun no terminada flama, le dio ternura verlo así, tan calmado y relajado, no pudo evitar acercarlo y acurrucarlo entre sus brazos tal y como lo hacía cuando era un bebé, su hijo había crecido bastante y no había tenido la oportunidad de arrullarlo de esa forma hace mucho tiempo, estuvo de esa manera por 15 minutos, ya después le quitó los zapatos y la corbata para acostarlo en su cama y seguir trabajando. Eran ya las cuatro de la mañana y solo faltaba un poco de relleno para terminarla, sin embargo ya se había acabado el que tenía el menor, esto era un grave problema, quedó pensativo un instante y volvió a su mundo, rompió todas sus almohadas y juntó el relleno en una bolsa, aun no era suficiente, así que con el dolor de su alma le sacó el relleno a todos sus conejitos ya pronto los volvería a rellenar. Ya con esto sería suficiente y Licorice sería feliz, así que volvió al mundo flama a terminar el peluche y dejarle una nota al menor que decía "Deséale un feliz día a tu mami, te quiero hijo", el niño al despertar fue lo primero que vió, una enorme flama en su habitación y una nota pegada en ella – tonto papá- dijo sonrojándose y guardando la nota en un cajón, después de esto corrió hasta la habitación de Ivlis en forma adulta, llevando el enorme peluche a rastras para abrir la puerta y volver a su estado de niño – Feliz día mamá - gritó contento despertando al mayor quien miró el enorme peluche con forma de flama y se asustó – ¿qué... qué es esto?...- miró a Licorice y sonrió – ¿tú lo hiciste?-
-A... Algo así- dijo el más pequeño, le molestaba no haber terminado el regalo solo, después de esto se tiró al lado de su madre y lo abrazó, pasaron un tierno día juntos, comiendo dulces, yendo a pasear al parque entre otras actividades, luego Ivlis se enteró del propósito del peluche y le dio bastante vergüenza, sin embargo había quedado tan lindo que lo usaría para dormir.
Esa noche el diablo flama se preparaba para dormir y colocó la flama en la cama, lo malo era que su tamaño era enorme y tapaba prácticamente todo el ancho de la cama, se ubicó al lado de esta en un espacio ínfimo que le quedaba y pronto se durmió, en eso llegó Satanick y le dio ternura ver esa escena –lo siento Licorice pero la flama ocupa mi espacio y no tengo almohadas en mi cama porque ocupe su relleno – dicho esto, el mayor tomó el peluche, lo dejó de pie al lado de la cama y se metió a esta para hacer de las suyas nuevamente, era un hermoso regalo del día de las madres con un excelente propósito, sin embargo aún faltaba mucho para poder parar las acciones de Satanick.
-Feliz día cucarachita- le susurró antes de comenzar a besarlo.
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