Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

53. Gúntar

Durante el día, el dolor lo llegaba a irritar hasta la extenuación. Las escoriaciones de la cabeza eran cada vez más molestas, su pierna izquierda se escoraba cada vez más hacia el exterior debido al empuje de la deformidad creciente del fémur, y el bulto del cuello le obligaba a ladear la cabeza. Aún así, ninguno de sus problemas superaba el tormento al que lo sometía el muñón del antebrazo.

Gúntar caminó a través de la habitación con la esperanza de que esto calmara su desazón, aunque lo único que consiguió fue acrecentar el grado de cojera. Se deshizo del vendaje que cubría el muñón, lavó la terrible herida con agua fresca y desbridó las zonas compuestas por tejido necrótico. Dolió, dolió mucho.

Cuando terminó, se sentó en un tresillo que miraba al amplio ventanal desde el que podía observar la granja de esclavos. Vio a las niñas. Se regocijó pensando en las posibilidades. Alguien tocó la puerta, y Gúntar se giró para observar de medio lado al temeroso esclavo que se acercaba con la comida. ¿Me estás mirando, puerco apestoso, inmundicia? Se giró del todo, apretando el reposabrazos con la única mano que le quedaba, y su gesto de brutal enfado se encontró con los ojos del esclavo. Lo reconoció, lo había visto diez noches atrás, en el Castillo de Lagarde.

Sin que Gúntar tuviera tiempo de alzarse o gritar pidiendo ayuda, Cielo le clavó en el cuello el fino estilete que ocultaba bajo la bandeja de comida. Gúntar intentó decir algo, pero el aire salió a través del orificio que el arma del esclavo le había practicado bajo la nuez, haciendo que el manto de sangre que corría bajo ella burbujeara. Cielo no apartó la mirada ni un solo instante, y vio a la vida abandonar el cuerpo de la Mano de Sangre. No había sido excesivamente complicado, conocía a la perfección las rutinas de la granja de esclavos. Sabía que era posible entrar al edificio desde la parte posterior sin ser visto. Wíglaf acabó con los dos guardias, y al esclavo que traía la comida no le importó ceder su puesto a Cielo.

Ahora solo restaba correr hacia la libertad, atravesar de nuevo las montañas y alcanzar el sur. Ya lo habían hecho una vez, así que, ¿por qué no una segunda?


                                                                                  FIN           

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro