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Capítulo 9: "Rosa asesina"


—¡Malditos, terrícolas! — El capitán 1 denotaba un gran odio — ¡pensaba que los podría derrotar sin esforzarme demasiado!... Pero me equivoque... Aún así, una cosa es segura, ¡ustedes pagarán por todo lo que me han hecho! — Bufaba como una bestia.  

— ¡Cállate monstruo! No podrás con nosotros, solo mírate, tienes heridas por todas partes, mejor ríndete — gritó Daine desde la distancia. 

— ¡Silencio! Ahora mismo les demostraré porque deben temerme. — El capitán colocó una mano en la tierra y segundos después apareció una planta de rosa pequeña.

—Más plantas para transportarse — creyó Naely cuando vio aquella rosa, sin embargo, estaba equivocada.

El capitán puso sus dos manos encima de la rosa y emanó una extraña luz verde sobre esta. 

—¡Crece, crece! — El C1 pronunció con ahínco.  

Ellos observaban con deslumbramiento aquello que hacía el C1.  

—¿Ahora qué hace? ¿Y si lo atacamos? — Inquirió Daine con una mirada que denotaba preocupación.

—No sé, puede ser arriesgado acercarse, está tramando algo diferente a lo que hemos visto — replicó Naely a la vez que miraba con desconcierto al capitán. 

—Es verdad... — Agregó Yirene, a quien los nervios la traicionaban haciendo que sus manos temblaran por algunos instantes. 

«Con esto será suficiente para acabar con ellos, bueno, solo él no puede morir, pero igualmente le daré su merecido» pensó el capitán y enseguida alzó su fría mirada hacia los tres. 

—¡Con esta técnica morirán! — De un momento a otro, aquella pequeña rosa comenzó a crecer desorbitadamente, llegando a quedar tan alta como un árbol, los tres estaban impresionados al ver tal cosa.

— ¡Es gigantesca! — Exclamó Daine preocupado.

Tanto el tallo como la flor eran enormes, y para más sorpresa, por los pétalos de la gran rosa aparecieron decenas de agujeros, por donde emergieron; grandes, medianas y pequeñas espinas.

—¡¿Qué es esto?! — Yirene estaba impactada.

—¡Maldito! ¡¿Qué has hecho?! — Habló Daine alterado.

—¡Admiren mi técnica más poderosa! — El C1 sonrió a pesar del dolor que recorría su cuerpo, luego, escupió un poco de sangre al piso —... Bueno, es hora de comenzar, ¡gira, rosa asesina! — Una vez dicho esto, la gran rosa comenzó a girar a gran velocidad sobre su eje, y al tiempo que lo hacía, lanzaba por aquellos agujeros cientos de espinas. 

—¡Tenemos que escondernos en las casas, de lo contrario moriremos! — Les advirtió Naely con celeridad al ver la letal técnica.  

—¡S-si, rápido! ¡C-corramos! — Adicionó Yirene con una voz nerviosa.

Los tres corrieron con desespero hacia una casa. En su huida una espina casi hiere a Yirene, pero Daine no corrió con la misma suerte, puesto que una espina de las pequeñas se incrustó con ferocidad en uno de sus brazos y aunque se remordía del dolor, eso no fue impedimento para seguir corriendo, y con suerte lograron entrar a la casa más cercana. Una vez allí dentro se sintieron más seguros.

Daine se retiró la espina que lo hirió y la observó detalladamente, su rostro solo expresaba horror.

—Aunque solo mide como un dedo de largo, me dolió bastante, no me quiero imaginar cómo sería si una de las espinas más grandes nos alcanzara a herir... — Comentó asustadizo. 

—Esto ya es muy peligroso... — Admitió Yirene angustiada. 

De pronto, una gran espina sobrepasó el techo cayendo al lado de Naely, el hecho ocasionó que los pobres jóvenes casi se infartaran del susto. 

Naely aprovechó y la recogió para compararla con el tamaño de su espada.  

—¡No puede ser! ¡Es una locura! ¡Es más grande y gruesa que mi espada...! — Aseguró la pelinegra abriendo por completo sus ojos.  

Los tres intercambiaron algunas miradas que denotaban incertidumbre.

—Si no estamos seguros aquí, ¿dónde lo estaremos? — Yirene estaba perdiendo las esperanzas de poder sobrevivir a esta batalla. 

Daine miró cuidadosamente la rosa por una ventana, tratando de entender cómo funcionaba aquella exótica y peligrosa planta. 

—Al parecer lanza diferentes tamaños de espinas, hay unas más grandes y pequeñas que otras... La velocidad con la que las arroja es increíble — luego, el joven miró a sus compañeras de lucha —por nada del mundo podemos dejar que una de esas espinas gigantes nos alcancen, eso sería nuestro final... — Mencionó con cierto miedo. 

—¡No importa donde se escondan, mis espinas traspasaran cualquier cosa! — Gritó el capitán debajo de la rosa.  

Con cada minuto que pasaba las calles y casas se estaban llenando de espinas poco a poco.

—Tenemos que hacer algo rápido, ya sea destruir esa rosa, matar al capitán o huir — opinó Naely con algo de angustia. 

—¡Huir será imposible en este momento! ¡Debemos encontrar alguna forma de acabar con la rosa! — Exclamó Daine.   

Ellos discutían y de repente decenas de espinas atravesaron las paredes y el techo de la vivienda donde estaban. Ellos sin pensarlo 2 veces salieron a toda carrera dirigiéndose a una casa cercana, pero cuando ya iban a entrar unas espinas cayeron delante de ellos y por poco los lastiman.

—¡No hay forma de escapar! — Entonó Yirene con desespero.

Al instante, con desconcierto, Daine y Naely la vieron derrumbarse; ¿la razón?, una espina mediana logró herirla en una pierna. 

Las espinas no daban tregua, se aproximaban más en esa dirección, así que Naely se hizo al frente de Yirene y con gran habilidad desvío las espinas con su espada. Yirene con un enorme sufrimiento se arrastró logrando entrar a una casa, escondiéndose debajo de una mesa.

Daine estaba enfurecido y llenándose de valor tomó con fuerza su lanza más un cuchillo, y sin pensarlo más tiempo corrió a toda marcha hacia el capitán.

—¡Te eliminaré! — Con algo de suerte y destreza logró sortear las espinas, esquivándolas y deteniéndolas con la lanza. Ya algo cerca de la gran rosa, la planta cambió su objetivo, ahora le apuntaba solo a Daine. Él intentó con dificultad detenerlas con sus armas de combate pero eran demasiadas, hecho que lo obligó a retroceder varios pasos, y en eso no pudo esquivar una espina de las pequeñas que le traspasó una pierna, haciéndolo caer sobre sus rodillas.

Daine, soportando el dolor lo mejor que podía, se levantó y corrió a esconderse tras un pequeño muro cercano, contra el cual las espinas chocaban con gran violencia tratando de traspasarlo. Naely al ver que Yirene se pudo resguardar, se fue hacia la rosa a destruirla, por lo que ahora las espinas tenían dos blancos; Daine y Naely. Ella con la espada lograba detener la mayoría de las espinas, aún así, dos espinas alcanzaron levemente a herirle una pierna, ella con apuro llegó al tallo de la rosa y con todas sus fuerzas la intentó cortar, pero aquel tallo no sufrió ningún daño. 

—¡No seas idiota! ¡Eso no detendrá mi rosa! — El capitán alardeaba de su técnica. 

Naely iba a volver a atacar pero las espinas arremetieron con mayor agresividad, así que sin más remedio tuvo que retroceder de espaldas mientras detenía las espinas y con dificultad pudo esconderse tras un gran árbol.

A pesar de que los tenía acorralados, el capitán se estaba impacientando, quería verlos hechos pedazos pero parecía que sus espinas no estaban siendo lo suficientemente efectivas. 

—¡Ya tendrían que estar muertos! ¡Mierda! — El capitán proyectó desde su mano una luz verde a la flor de la rosa y de esta forma la velocidad en que giraba y lanzaba espinas aumentó tremendamente. 

Tanto así, que el árbol donde estaba Naely fue derrumbado por cientos de espinas en pocos segundos, ella no tuvo otra opción que correr hacia donde estaba Yirene. Por su parte, Daine también tuvo que escapar rápidamente, ya que el muro fue penetrado por varias espinas.

Naely al entrar en la casa vio que Yirene tenía un arco con flechas; estaba apuntando por una ventana hacia la rosa.

—¿Qué haces? — Le preguntó Naely algo confundida.

—Tratando de acabar con esa cosa — contestó Yirene con frustración, volteando a ver a la espadachina.

—Es inútil...  — Suspiró Naely —yo misma le di con mi espada al tallo y no funcionó — le informó. 

Yirene negó con la cabeza de lado a lado tras oírla. 

—No apunto al tallo, vi cuando atacaste con la espada y no sirvió, así que observe detenidamente la rosa y me llamó la atención un agujero verde en la parte de abajo de la rosa, por donde no arroja una sola espina — se explicó la rubia. 

Naely quedó pensativa, se acercó a la ventana y observó el agujero que mencionaba Yirene.

—¿Tratas de decir que tal vez ese es el punto débil de la rosa? — Preguntó de inmediato. 

—Si... Apunte 3 veces con este arco que encontré en esta casa, pero mi puntería es muy mala — se lamentó. 

Ellas estaban hablando cuando las espinas llegaron a la casa, parecía una balacera, el sonido era estremecedor, sentían como si la casa se fuera a derrumbar en cualquier momento. Yirene soltó el arco y se escondió de nuevo bajo la mesa. Por su parte, Naely se agachó tras una pared.

«Ya no podemos salir de aquí... Si salimos terminaremos perforadas por esas espinas, y esta casa está a punto de caer, solo queda... Intentar darle con una flecha a ese agujero y ver si sirve para algo» analizó la espadachina. Entonces Naely se apresuró, tomó el arco y las últimas 2 flechas que quedaban y desde la esquina de la ventana apuntó a la rosa.

Daine, quien estaba escondido tras una casa, podía sentir como temblaba la vivienda por el feroz ataque.

—¡Diablos, esto está a punto de colapsar! — Y tal como lo dijo, la vivienda se desplomó, quedando cubierto bajo las tablas de madera y las tejas de barro.

« Espero no haya muerto ese bastardo, lo necesito vivo » dijo para sus adentros el C1 al notar que el joven quedo atrapado debajo de la vivienda.

Naely disparó una flecha, pero para su desgracia solo paso rozando la rosa, únicamente le quedaba una flecha, se disponía a disparar cuando la casa se les vino encima, ella reaccionó y se hizo en una esquina para evitar mayores riesgos, quedando encerrada contra la pared y unas tablas de madera. A Yirene no le pasó nada más que unos simples rasguños, ya que estaba bajo la resistente mesa, así que los escombros cayeron sobre esta evitándole lesiones más graves. 

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