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Capítulo 5: "los únicos"

Después de algunas horas, Daine y su familia llegaron al pueblo Estación N.º 2 y allí un señor con su esposa les brindaron su hospitalidad. 

—Que camino tan largo... ¡malditos capitanes, me las pagarán! —Daine aún estaba muy enojado por todo lo que había pasado ese día.   

—Por lo menos ya no nos encontraron esos soldados—. Shirimi rescataba con tristeza lo único positivo de todo un día de caos.  

Sin embargo, esas palabras no harían sentir mejor a Daine, así que golpeó la pared con un puño para librarse un poco de toda la rabia y frustración que contenía dentro de sí.

—¡Sí!, ¡estamos a salvo, pero perdimos todo, no tenemos casa, no tengo colegio, Yirene perdió su trabajo, no tenemos dinero, todo quedo atrás! — Recapituló la desgracia por la que pasaban —además, ¡por huir hicimos que encontraran un pueblo y lo invadieran!... Así que no me siento bien — Daine alzó la voz al tiempo que apretaba su manos.

—Sí, perdimos todo, pero no podemos culparnos y estar lamentándonos todo el tiempo sobre lo ocurrido — opinó Yirene con cierto pesar.

Su madre colocó las manos en las espaldas de sus hijos, para tratar de subir el animo y consolarlos. 

—Sé que es difícil, pero por lo menos tenemos que estar agradecidos que no perdimos la vida y que esta familia nos permita quedarnos aquí por unos días, por ahora descansemos, ha sido un día muy turbio—. Les pidió Shirimi en un tono tranquilizador. 

Los dos, sin muchas ganas de seguir discutiendo, no reprocharon las palabras de su madre e hicieron caso, por lo cual se fueron directo a dormir.

Al día siguiente, Yirene se dirigió con cierta inquietud a donde estaba su hermano, quien se había despertado muy temprano, y extrañamente había salido de la casa a pesar del abrasador frío que acompañaba la mañana.

—Oye, Daine, ¿qué haces tan temprano aquí afuera? — Preguntó ella al verlo algo agitado y con un cuchillo en la mano.

Daine pareció verse sorprendido y en un intento inútil de esconder el puntiagudo objeto mandó la mano con la que lo sujetaba por detrás de su espalda.

—¿Q-qué dices? —tartamudeó.

—¿Por qué diablos tienes un cuchillo? ¡¿Qué estás haciendo?! — La rubia le exigió una respuesta, y él sabía muy bien que no podía decirle cualquier estupidez, ella no era alguien fácil de engañar.

—Pues... entreno un poco... —confesó, dirigiendo la mirada hacia un costado.

De inmediato, Yirene abrió de par en par sus brillantes ojos azules y sin dudarlo formuló la siguiente pregunta:

—¡¿Piensas enfrentar a los capitanes?!

El joven se tomó unos cuantos segundos antes de responder.

—Si... no puedo quedarme sin hacer nada, deben pagar por lo que nos hicieron... ¡Deben pagar por todo lo que han hecho! —dictaminó lleno de rencor. 

—¿Y tú crees que lo vas a lograr?, ¿acaso no has escuchado que tienen una clase de poderes, de magia, de habilidades extrañas, o como lo quieras llamar?, ¡vamos, contesta! — Le interrogó con rudeza.

—¡Claro que sí! ¡Pero si no hacemos algo nos matarán en cualquier momento, tal y como lo han hecho con las personas de Mish, Derec y ahora Resic! —expuso Daine alterándose un tanto más, enrojeciéndose la piel de su rostro.  

—¡Pero la solución no es atacar de forma estúpida guiada por la ira! — Le debatió su hermana.

—Ja... —soltó con un suspiro —¿sabes, Yirene?, ahora pienso en lo que dijiste hace unos meses... —comentó sin siquiera voltear a verla. 

—¿Y qué fue lo que te dije hace unos meses? —inquirió ladeando la cabeza, quedando algo confundida con lo dicho por su hermano.

—Cuando apareció el capitán 2, dijiste que si llegara a aparecer un capitán en nuestra ciudad lo mataríamos, ¡pero no fue así, lo único que hicimos fue huir!, ¡como unos cobardes!, ¡dime, ¿no fue así?! — Le cuestionó fuertemente Daine.

—¡Sí, eso hicimos!... No teníamos más opciones—. Replicó sin más, mirándolo con molestia.

Daine se cubrió la cara con una mano ante dicha respuesta y dejó escapar un tenue suspiro.

—... Pensé que lo decías en serio... entonces, ¿para qué lo decías? —le preguntó con decepción.

—Solo lo dije para que no tuvieras miedo de los capitanes y pudieras seguir el día a día sin pensar tanto en ello —ella respondió mirando hacia otra dirección.

Esa respuesta solo hizo que Daine se enojara aún más.

—¡Eres una mentirosa y cobarde! — Sentenció alzando la voz, mientras empuñaba con bastante fuerza el cuchillo.

Yirene, quien es alguien muy temperamental, de inmediato se enfureció y sin importarle el riesgo que suponía un mal o impulsivo movimiento de Daine con el cuchillo, le propinó una bofetada y patada en una pierna haciéndolo caer.

—¡¿Por qué me pegas?! ¡Si quieres intentare yo solo matarlos! — Gritó Daine a los cuatro vientos. 

—Si vamos a pelear contra ellos, ¿sabes cómo derrotarlos?, ¿acaso sabes cuáles son sus habilidades?, pues no creo que lo sepas, y sin esa información, ¿cómo pretendes enfrentarlos? — Le interrogó rápidamente con fiereza.

Ante aquellos interrogantes que formulaba su hermana, él se calmó un poco.

—No me importa incluso si muero, pero no puedo estar aquí solo viendo como hacen lo que quieren, como si fuéramos animales con los que ellos pueden jugar — confesó Daine —... Y si conseguimos esa información, ¿si te arriesgarías a ir?

—No lo sé, de todas formas, ¿cómo conseguimos esa información? —Yirene lo observó muy pensativa. 

—¿Y si le preguntamos a las personas de este pueblo? — Propuso Daine mirando a su alrededor —al ser más cercano a la ciudad Mish, es posible que haya llegado más información sobre al menos el capitán 1 — explicó. 

—Es probable, si quieres hagamos eso, a ver que podemos encontrar —dijo Yirene casi obligada.

De esta forma, los hermanos recorrieron todo el pueblo; buscando carteles informativos y preguntándoles a las personas todo lo que supieran del capitán número 1. Luego de unas horas terminaron su recorrido. 

—¿Qué te dijeron sobre el capitán 1, Yirene? —preguntó con curiosidad el joven de ojos verdes.

—Casi no encuentro nada de información, pero según algunos carteles dicen que su habilidad es como... Las plantas de espinas —contestó dudosa.

—¿Qué?, ¿solo eso?, pensaba que era algo peor... —declaró su hermano con asombro —por mi parte, tampoco pude encontrar gran información, pero pude hablar con un joven que escapó de la ciudad Mish y me comentó que la gente llamaba al capitán como "el monstruo de las espinas", aunque él no lo vio directamente —relató.   

—Que lo llamen así, deja mucho que pensar y no son cosas buenas precisamente... —confesó la rubia —por otra parte, en otro cartel informativo, que narraba el día de la invasión a Mish, se menciona que el capitán sacó provecho del clima tormentoso para atacar a las fuerzas armadas, creando confusión y destrucción en un instante, efectuando junto con sus hombres un ataque rápido y sorpresa a las fuerzas militares de la ciudad... es como si desde un inicio tuviera identificados a los únicos que podían hacerle frente y se propuso a no darles tiempo de reaccionar como era debido ante su arremetida... —detalló lo encontrado en su búsqueda.  

Ambos quedaron en silencio pensando sobre ello, y de repente comenzó a llover, empapando a los 2 jóvenes con cada gota que caía. 

—Por lo menos, ya sabemos de qué tenemos que cuidarnos, si vamos a enfrentarlo — comentó Daine, rompiendo el silencio. 

—Sí, pero no sabemos concretamente como utiliza ese poder — le respondió Yirene algo estresada.

—¡Mira!, ahora sabemos que debemos tener cuidado con las plantas de espinas, mantener nuestra distancia o destruirlas si se puede... — Habló con ánimo —escúchame Yirene, creo que sí nos esforzamos, podemos derrotarlo, tal vez sea difícil, pero su poder parece no ser tan aterrador como creíamos, ¡vamos a derrotarlo! — Agregó con ilusión.

Ella suspiró al ver lo decidido que estaba, y aunque sintió un poco de ánimo al escuchar sus palabras, aún no lograba convencerse.

— Daine, no somos los más capacitados para hacer eso, las fuerzas armadas deberían hacerse cargo, pero como sabes, ni siquiera ellas han podido, ¿qué oportunidad tendríamos nosotros?— Indagó y antes que él pudiera decir palabra alguna, prosiguió — si, estuvimos un tiempo recibiendo entrenamiento para ser soldados, pero como tú mismo lo dijiste en una ocasión, primero; no nos iba bien, y segundo; no terminamos el curso, así que no tenemos las suficientes competencias para enfrentar a un enemigo de esa clase. — Culminó su justificación. 

—Sí, pero también tienes que entender que tal vez ese sujeto pudo acabar con el ejercito de Mish con facilidad debido a que prácticamente es la cuidad peor equipada en fuerza militar en todo el país, ¿recuerdas nuestras clases en la AEEC? —le solicitó hacer memoria de aquellos tiempos.

—Ajam... lo recuerdo —replicó de inmediato —Mish era considerada una cuidad pacifica y pequeña, por lo tanto el gobierno solo destinaba para esta un bajo monto de dinero para sus fuerzas militares... Nunca imaginaron que una invasión de estas magnitudes se fuese a presentar en dicha región... 

—¡Exacto! A eso quiero llegar, que la ciudad haya sido sometida de tal manera, no quiere indicar que las fuerzas extraterrestres sean realmente letales, tal vez, solo Mish no estaba preparada como debía estarlo y por eso les resultó tan fácil —analizó el joven —por ello mismo, pienso que es posible hacerles frente, por lo menos al capitán 1—añadió. 

Yirene se colocó una mano en al frente y masajeándose con fuerza, trató de no alterarse más por la idea loca de su hermano menor.

—A ver hermanito, puede que sea verdad lo que dices; Mish era débil militarmente y por eso fue invadida y azotada con suma facilidad, pero eso no resta el hecho de que ese individuo tiene habilidades sobrehumanas , ¡sobrehumanas! —enfatizó elevando la voz.  

—De acuerdo... —Daine bufó con fuerza —nos quedaremos cruzados de brazos mientras el mundo se nos viene abajo —expresó con molestia, para luego retirarse y entrar a la casa. 

Yirene no quiso hablar más del tema, así que no dijo nada más e igualmente entró a la casa para ayudarle a su madre con los oficios. 

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Ciudad Resic

Volviendo a aquella ciudad, el C3 estaba recostado a plena luz del día sobre una mesa tomando un descanso, se veía tan relajado e inofensivo, que cualquiera que lo viese no pensaría que era un psicópata del más alto calibre. 

—¡Ya me aburrí! —gritó el capitán, asustando a los soldados que lo acompañaban —me moriré esperando que alguien me dé información, así que tendré que cambiar la estrategia.

Hasta el momento, el capitán no había utilizado a todo su ejército para buscar al hombre más fuerte, pues, tenia a la mayoría vigilando las principales salidas de la ciudad para evitar que los ciudadanos se escaparan. Tampoco, había vuelto a atacar a los habitantes con sus poderes. Pero como era alguien de poca paciencia, llamó a todo su ejército (unos 80 hombres), por medio del leitter, es decir —el comunicador—. 

— ¡Soldados! ¡Vamos a hacer lo siguiente, para así agilizar la búsqueda!... ¡Van a matar a todos los niños y niñas, ancianos, bebes y mujeres! — Ordenó con gran ímpetu —así, será más fácil encontrar a aquel hombre ¡todos esos humanos solo estorban! — Dijo sádicamente.

¡Si señor! —respondió con gran fuerza su ejército.

Una vez dicha la orden, comenzó una sangrienta cacería en toda la ciudad. Los soldados no mostraban ni una sola pizca de piedad al cobrar la vida de miles de personas. Solo unos pocos corrieron con la suerte de escapar de la ciudad, mientras que la mayoría, solo encontraron un resguardo en sus hogares, y con toda su fe esperaban que no los encontraran.  A los hombres jóvenes los capturaban y encerraban en grandes jaulas, para luego inspeccionarlos mejor. Sí estos no se acercaban a las características del hombre que buscaban, los asesinaban sin rodeos. La ciudad parecía el infierno; un escenario lleno de terror, sangre, miedo, violencia y desesperación.

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Ciudad Derec

El capitán 2, después de una selección de sujetos que tenía capturados, escogió a un joven para ser enviado al planeta Catten, ya que había demostrado ser un gran luchador al enfrentarse con sus soldados y algunas características físicas encajaban. 

— ¡Rápido!, lleven a ese hombre a la maquina teletransportadora y envíenlo al capitán supremo, para que el mismo lo vea. — Mandó el C2 a unos soldados.

— ¡Si señor! — Respondieron de inmediato.

Aunque el hombre estaba inconsciente, ellos lo tenían encadenado de pies y manos. Una vez lo sacaron, lo llevaron al interior de la nave espacial y allí lo colocaron en un tipo de túnel transparente, le pusieron en los pies y manos unos aparatos, y dos soldados oprimieron 2 teclas al tiempo, una vez hecho esto el hombre desapareció del lugar y rápidamente apareció en una gran sala del planeta Catten, ante la presencia del enigmático Capitán supremo.

El hombre, se despertó, estaba desconcertado, no sabía dónde estaba, ni que pasaba, solo veía una gran cantidad de luces y objetos extraños a su alrededor.

«¡¿Qué rayos?! ¿Dónde estoy?» Se preguntaba internamente el desafortunado hombre. 

El capitán supremo caminaba alrededor del joven sin pronunciar una sola palabra; lo tocó, lo observó detenidamente y sin previo aviso asesinó al hombre. Después de unas horas, el supremo se comunicó con el C2 y le comentó que no era a quien buscaban. 

— ¿No era él? Entiendo señor, discúlpeme, pero sinceramente, siguiendo todas las posibles pistas que nos indicó, no he encontrado a ninguno así, y solo ese joven, pensé que podría llegar a ser el indicado. — Contestó con cierto nerviosismo.

El capitán supremo le proporcionó nuevas pistas a tener en cuenta.

—¿Qué?, ¿el sujeto debe tener unos anillos verdes?... Oh entiendo, listo, sí señor, seguiré en la búsqueda — afirmó el C2, y al segundo, el capitán supremo finalizó la llamada.

—Ahora será un poco más difícil y a la vez más fácil identificar a ese sujeto. — Suspiró el capitán, quien dio las nuevas indicaciones a sus soldados.

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Pueblo Estación N.º 2

En el pueblo donde estaban Shirimi y sus hijos, la pareja de esposos que les dieron posada se dirigieron a hablar con ellos.

—Buenos días, ¿cómo están?, ¿si pudieron descansar? — Preguntó la señora de la casa. 

—¡Si señora, muchas gracias! — Respondió con agradecimiento Shirimi.

—Bueno, señora Lish y jóvenes Lish, como sabrán, no les cobramos nada por pasar la noche aquí, pero si desean vivir aquí, lo pueden hacer, la casa es grande y espaciosa solo para nosotros 2, pero hay una condición, y es ayudar con los trabajos y oficios de la casa. — Les informó el esposo.  

— ¡¿En serio?! ¡Muchas gracias por su amabilidad!, estamos inmensamente agradecidos con ustedes por brindarnos un techo — contestó Shirimi de inmediato. 

Daine y Yirene también les dieron las gracias a los dueños de la casa, quienes al haber llegado a un acuerdo con la familia, se retiraron.

— Bueno, como escucharon, vamos a ayudar en las tareas de esta casa, cada uno hará algún trabajo hoy — les dijo a sus hijos. 

— Supongo que aunque tengo pereza de ayudar en esta casa, no hay otra opción. — Bostezó Yirene. 

—Así es, este es el precio por quedarnos aquí — le recordó Daine a su hermana. 

Dicho esto, los 3 se ocuparon en diferentes oficios y así lo hicieron hasta la llegada del anochecer. Esta se convirtió en su nueva rutina del día a día, aunque era monótono y en ocasiones desgastante, tenían un techo, comida y hasta el momento, seguridad.

Es así como transcurrieron 3 días, donde las cosas seguían igual, hasta que en una tarde las alarmas se encendieron en el pequeño pueblo, cuando una pareja llegó corriendo y bastante preocupada fue tocando las puertas de cada casa al tiempo que llamaba a gritos a los habitantes del pueblo. La gente desconcertada por el bullicio salió y se reunió alrededor de la pareja.

—¿Qué les pasa?, ¿por qué están molestando en las casas? — Les preguntó un señor de avanzada edad notándose molesto. 

—¡Si! ¿Cuál es el escandalo? — Cuestionó una señora de una tienda.

La pareja visiblemente cansada, trató de recuperar el aliento para poder hablar.

—¡Vienen por nosotros! — Exclamó la mujer con los ojos extremadamente abiertos. 

La gente comenzó a murmurar, no comprendían de que hablaba.

—¿Qué dices?, ¡se clara, por favor! — Le pedían histéricos los pueblerinos.   

—¡Los soldados del capitán 1 están cerca del pueblo! ¡Eso dice! — Replicó el novio con fuerza. 

—¿Escuchaste eso, Yirene? — Le dijo Daine a su hermana. Pues así como los demás, ellos también estaban oyendo lo que decía la pareja desde una esquina.  

Yirene no dijo nada, solo le hizo una seña para que hiciera silencio y así seguir escuchando lo que decían.

—¡Si! ¡Así como escucharon, vimos a un grupo de soldados del capitán a no más de 2 kilómetros de distancia del pueblo! ¡Nunca habían estado tan cerca de aquí! — Recalcó la novia. 

Los pueblerinos se miraban entre sí con mucho temor, la preocupación se les notaba a leguas, no querían creer que eso fuera cierto. 

—Afortunadamente no nos vieron, y pudimos escuchar un poco de su conversación, donde decían que debían ir más lejos de la ciudad, para encontrar más pueblos, que así el capitán número 1 no se enojaría con ellos — siguió relatando el hombre. 

Tras este suceso, las personas acordaron estar más vigilantes de los alrededores del pueblo, igualmente, para trabajar y buscar comida ya no irían tan lejos, para reducir las probabilidades de encontrarse con los soldados. 

Daine volvió a discutir con su hermana, pues él quería ir a pelear contra el capitán y así darle algo de tranquilidad a todos los habitantes del pueblo, y de paso liberar a la ciudad Mish de aquel villano.  Pero ella se seguía oponiendo, ya que consideraba muy arriesgada esa idea, además, seguía diciendo que ahí estarían seguros. Shirimi nunca se enteró de las discusiones que tenían sus hijos, pero sabía que algo pasaba entre ellos, ya que se veían algo distantes. 

La situación empeoró cuando en otra de las salidas de los soldados al campo, se encontraron con un grupo de campesinos que laboraban en una huerta en las afueras del pueblo. Al no tener ninguna de las características del hombre que buscaban, les dispararon despiadadamente y si no fuera por una llamada del C1, donde les pedía que regresaran a la ciudad, hubieran descubierto el recóndito pueblo.  

Los pueblerinos se enteraron que los soldados habían sido los responsables del atentado, gracias a que una de las víctimas no murió inmediatamente y pudo contar lo ocurrido. Este hecho llenó de impotencia y de inseguridad a todas las personas, ya no creían que este fuera un lugar seguro, pero tampoco tenían para dónde ir, todas las ciudades y pueblos cercanos ya habían sido invadidos.  

—Yirene, si tú no quieres ir, pues de acuerdo, no vayas, pero no me podrás detener — afirmó Daine, quien estaba decidido a ir a la ciudad Mish. 

—¿Sera que puedes entender que es algo peligroso? — Ella preguntó alzando la voz.

—Y tú, ¿será que puedes entender que este pueblo ya no es seguro?, y, ¿qué si no hacemos nada pronto seremos los siguientes? — También le cuestionó hablando con firmeza. Ante ello, Yirene se quedó en silencio. —Debemos dejar de ser egoístas, no solo porque estemos bien, no tenemos que hacer nada al respecto, y tan solo ver como los demás sufren. — Añadió Daine. 

—Pues, sí soy egoísta porque quiero que tú y mi mamá estén vivos y estén bien, pues entonces lo soy — dictaminó Yirene.

Al oírla, Daine resopló y negando con la cabeza le dio la espalda, dispuesto a dejar de insistirle.

—Pero entiendo lo que dices... Ya no estamos seguros aquí — estas palabras hicieron que Daine volteara a verla con sobresalto —está decidido, iremos a la ciudad Mish para buscar alguna forma de derrotar al capitán número 1 y de esta forma poder vivir más tranquilos — comentó la rubia apretando sus manos.

—¿Estás hablando en serio? — Daine no podía creer lo que salió de la boca de su hermana, pero para que lo hiciera, ella asintió con la cabeza. —¡Sí! ¡Así se habla Yirene! — Dijo con entusiasmo, colocando las manos en los hombros de Yirene — después de todo, somos los únicos con una pequeña posibilidad de ganarle al capitán, nadie más en este pueblo ha tenido un entrenamiento militar, así como tampoco hay un miembro del ejército que pueda enfrentársele, por lo tanto tenemos esa responsabilidad para con los demás. — Habló convencido.

—Sí, aunque no lo quería aceptar, creo que no tenemos otra opción... — Declaró un poco decaída.

—Espero esta vez sí cumplas tu promesa — le pidió haciendo una mueca.

—¿Qué me estás queriendo decir?, ¿qué no tengo palabra? — Preguntó Yirene, mirándolo con irritación.

—¡No, no, no! — Daine se asustó al ver la cara enojada de su hermana.

Ella le dio la espalda y se fue retirando hacia la casa.

—Vuelve a decir algo parecido y no te imaginas lo que te puede pasar. — le advirtió de forma intimidante

—¡Vale, vale!, ¡lo siento! — Dijo intimidado por las palabras exageradas de su hermana —por cierto, ¿cuándo iremos a Mish? — Preguntó curioso. 

—Lo pensaremos más tarde, ¡ahora a trabajar! — Expuso ya casi fuera de sus casillas.

A pesar del comportamiento malhumorado de Yirene, Daine realmente estaba muy contento, puesto que por fin había convencido a su hermana. 

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Información complementaria:

-El planeta de donde provienen los capitanes se llama Catten, tiene una tecnología muy avanzada si se compara con el planeta tierra.

-Todos los capitanes y soldados se pueden comunicar a grandes distancias, incluso desde el planeta tierra al planeta Catten, a través de un aparato parecido a un botón o arete de forma circular que tienen incrustados en una oreja, llamado leitter.

-Los soldados de los capitanes no poseen poderes sobrenaturales, aunque provienen del mismo planeta que ellos, por ello son dotados de armas.

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