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Capítulo 36: "C5 al acecho"


En algún lugar de la región, en un frondoso bosque, una extraña nave espacial de forma circular impactó abruptamente contra el suelo, ocasionando un gran cráter acompañado de un leve temblor en las cercanías. Seguido a ello, una nube de vapor fue expulsada por unos pequeños agujeros de la nave y la puerta se abrió.

De allí descendieron 3 sujetos; 2 mujeres y un hombre para ser exactos. Todos tenían una apariencia juvenil, donde lo que más resaltaba eran sus cabelleras, las cuales serían muy llamativas para cualquiera que los viera. Parecían estar perplejos con la naturaleza que tenían a su alrededor, tanto así, que se tomaron unos cuantos minutos para explorar con gran curiosidad todo lo que tenían ante sus ojos. Las mujeres, en particular, estaban encantadas con las hermosas flores que adornaban la exuberante vegetación. Por su parte, el hombre estaba más cautivado por los animales que rondaban el lugar, sobre todo por los pequeños pajarillos que revoleteaban de lado a lado.

—Esto es... Maravilloso... —confesó sin pestañear una de las chicas, pues no quería perderse ni un segundo el paisaje que se encontraba frente a ella.

—Sí, nunca imagine que este planeta fuera tan colorido... Con tanta vida —añadió la otra mujer, quien tenía un largo cabello de color azul oscuro, que sobrepasaba sus caderas.

El hombre, que con suerte alcanzaba el metro con setenta centímetros y lucia una exótica cabellera verdosa con un tono agua marina, se obligó a sí mismo de parar de observar el fantástico panorama y llamó a sus 2 acompañantes, para que se acercaran a él.

—Se que a todos nos gustaría seguir explorando este planeta, pero saben que no vinimos a esto, así que debemos dar inicio a nuestras misiones —afirmó el hombre mirándolas a los ojos.

—Lo sabemos... Es inevitable —dijo con cierto pesar la más delgada de las mujeres y que al igual que los demás, tenia un vistoso cabello, en su caso, rosado, uno muy largo que se dividía y caía en tres porciones; sobre su espalda, y sobe sus pechos.

—Entonces, ¿con que empezamos primero? —preguntó la mujer de cabello azul.

—Haremos las 2 cosas al tiempo —contestó de inmediato el joven.

Al oír esa respuesta, las chicas se miraron entre sí con mucha sorpresa, es como si se sintieran confundidas.

—¿Qué dices?... Se supone que... —no pudo terminar de hablar la de pelo rosa al ser interrumpida por él.

—Si, sé que se había acordado que se haría primero una misión y posteriormente la otra, pero con la llegada del capitán número 6 (C6) las cosas han cambiado, y debemos agilizarnos lo más que podamos —les explicó con un tono de autoridad —por lo tanto, nos dividiremos.

—¡No! ¡No es buena idea! ¡Deberíamos seguir con el plan original! —refutó alterada la otra chica.

—¡Entiende que es lo mejor! ¡Así ganamos más tiempo! —él Defendió su idea —además, son ordenes de arriba... —agregó con un suspiró.

—¿En serio?, ¿el comando central ya se comunicó contigo? —le preguntó ciertamente asombrada la chica de melena rosada, ante lo cual él asintió con la cabeza—. Entonces, supongo que no hay nada que podamos hacer... —se resignó, sintiéndose intranquila con esa decisión.

—Entendido este punto, he decidido que ustedes 2, queridas hermanas, se encargarán de localizar y capturar a nuestro objetivo... Ya saben cual es el plan a seguir... —les indicó, tratando de sonar tranquilo, pero era visible que no lo estaba del todo.

—Pero si nosotras nos encargaremos de eso... Quiere decir que tú... No, no puedes hacerlo solo... —musitó con nerviosismo una de sus hermanas, mientras el viento mecía su hermoso cabello azul.

—Si... Yo conseguiré la nave... —Confirmó con un serio semblante — se que es peligroso y que seguramente tendré que pelear, pero soy el más apto para ello, así que no vamos a discutir este asunto, ¿de acuerdo? —estableció frunciendo el ceño.

Ellas, claramente no estaban de acuerdo con lo planteado, pero no podían hacerlo cambiar de opinión, después de todo, él era su hermano mayor y quien estaba a cargo.

—¿Ya escogiste a quien será? —le preguntó su hermana menor, que para calmar su ansiedad daba movimientos circulares con los dedos a sus relucientes hebras rosadas.

—Si, pero no se los diré aún, quiero que sea una sorpresa —comentó el joven.

Ellas no comprendían a que se refería y lo hicieron notar con sus miradas de desconcierto.

—Tranquilas, yo sé lo que hago, y cuando lo sepan me entenderán... Pero bueno, ya perdimos mucho tiempo, es hora de empezar —expresó con decisión y confianza. 

Él hombre, de verdosa y alborotada cabellera, acercó a sus hermanas y ofreciéndoles un cálido abrazo, se despidió de ellas... Así, sin decir una sola palabra más.

—¡Laikemen! ¡Cuídate, por favor! —le suplicaron al unísono las 2 chicas, con una voz al punto del llanto.

Él solamente les regaló una sonrisa de labios cerrados y tal como un ave, se elevó por los aires, perdiéndose rápidamente entre las frondosas nubes.

Las hermanas, aguantando con mucha fortaleza sus lágrimas, decidieron confiar en su hermano, por lo tanto, solo podían desearle la mejor de las suertes y seguir con el nuevo plan que él les había indicado. La chica de cabello azul, se acercó a la nave y oprimiendo un botón, esta se sumergió en la tierra, ocultándose por completo, y ellas, al igual que su hermano, se elevaron por los cielos, y de esta forma emprendieron el rumbo a su misión, que parecía ser menos arriesgada, pero no menos importante.

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Ciudad Derec

Una de las serpientes creadas por la capitana número 5, pareció encontrar algo que llamó su atención en una de las carreteras que daba salida a la ciudad, así que sacando su lengua bífida y tornando sus ojos negros en rojos, envió la información obtenida a la C5.

«Con que por allá se fueron, no están muy lejos, puedo alcanzarlos» pensó la capitana al recibir la señal de su serpiente. Enseguida, ella unió las yemas de los dedos de sus dos manos y aumentando el brillo de sus ojos rojos, traspasó la información recibida a sus demás serpilants, quienes de inmediato, sin importar en qué parte de la ciudad se encontraran, cambiaron de dirección y con prisa se dirigieron hacia donde estaba el otro reptil, que por cierto, ya se había puesto en marcha y seguía los rastros encontrados.

La capitana no se quedó atrás y sobre su gran serpiente también se fue movilizando hacia el lugar, pero como esta era la criatura más grande, era ciertamente lenta, por lo cual se demoraría un poco más en llegar. 

El grupo de jóvenes guerreros no había podido avanzar muy rápido, ya que al llevar una gran carga de alimentos tenían que ir a un paso moderado, si no querían estropear las provisiones conseguidas. Quien iba de últimas era Fainder, montando el caballo que llevaba la mayoría de las cosas, y es en un breve momento en donde decidió estirar su cuello hacia un lado, que de reojo vio algo que lo asustó. Se trataba de la serpiente que había encontrado el rastro de los jóvenes.

—¡¿Qué diablos?! —exclamó horrorizado al ver lo rápido que se acercaba el animal—. ¡Chicos, vean esa serpiente que viene detrás de nosotros! ¡Es enorme! —les gritó muy alterado.

Los demás, instintivamente voltearon hacia él para saber de que estaba hablando, y sin mucha dificultad lograron ver a la serpiente, que se movía muy rápido como para ser real.

—¡Es verdad, es gigante! —Yirene aseguró espantada.

Pero no hubo tiempo para muchas reacciones, puesto que el veloz reptil alcanzó el caballo en donde iba Fainder y enredándose en una de las piernas, hizo que el potro levantara las patas delanteras e hiciera caer al joven y a toda la comida que este llevaba cargada.

—¡Fainder!, ¡¿estás bien?! —preguntó de inmediato Daine con suma preocupación.

Tanto Sotmi como Naely detuvieron los caballos para ir en ayuda de su compañero. El primero en bajarse fue Daine, seguido de su hermana, quienes corrieron hacia Fainder, que aún permanecía en el suelo recuperándose del golpe.

—Maldición... —susurró el joven de cabello castaño, masajeándose la cabeza, no obstante, al mirar al frente se encontró con el rostro de la serpiente, la cual, sin previo aviso le arrojó un tipo de veneno, del cual pudo defenderse por pura suerte al taparse con su chaqueta, pero el ataque no acabaría ahí; pues esta se enrolló con ferocidad en su torso y cuello, inmovilizándolo de inmediato. El pobre chico apenas y podía respirar, trataba con todas sus fuerzas de quitársela de encima, pero no le era posible.

—¡Déjalo en paz! —gritó Daine, tomando al reptil del cuello con las 2 manos, ejerciendo gran presión, sin embargo, no era suficiente. Fue necesario que Yirene tomara un cuchillo y se lo clavara en toda la cabeza, para por fin detenerla.

Fainder, asqueado por lo ocurrido, se quitó de encima sin pensar 2 veces el cuerpo del animal y lo botó a un lado con repudio, viendo para su tranquilidad que ya estaba muerta o eso parecía, dado que el reptil se comenzó a descomponer de una forma muy extraña: todo su cuerpo se fue dividiendo en pequeños pedazos hasta que no quedo nada de esta, es como si se hubiese desintegrado a nivel molecular.

—¿Qué acaba de pasar?, ¿esa serpiente desapareció así de la nada? —interrogó Naely con inquietud, pero no solo ella se preguntaba eso, todos lo hacían, no salían del asombro, había pasado muchas cosas en poco tiempo.

—Esa no era una serpiente normal... La forma en que se movía, el tamaño... Fácilmente tenía unos 2 metros o más, y en estas tierras no hay ese tipo de animales... —analizó con detenimiento Fainder, estando aún nervioso, sus manos temblaban y su piel estaba pálida.

—No quiero preocuparlos... Pero... ¿Y si esto es obra de un capitán? —Yirene puso en tela de juicio lo ocurrido.

Todos cambiaron sus semblantes a uno lleno de seriedad, intercambiaban miradas de incertidumbre mientras permanecían estáticos por unos interminables segundos, que comenzaban a inundar sus cuerpos de temor. Naely, de repente, comenzó a correr de vuelta por el camino por donde venían, y escondiéndose detrás de un árbol, observó cuidadosamente si algo se acercaba y así era, a lo lejos se aproximaban más serpientes a una gran velocidad, pero no vio solo eso, más atrás, se apreciaba la figura de una gran serpiente, que dejó por un pequeño instante sin respiración a Naely, no podía creer que dicho reptil sobrepasara de altura a todos los árboles del lugar, era algo fuera de su imaginación.

—¡Estamos en problemas! —afirmó la pelinegra acercándose nuevamente al grupo —¡vienen más de esas cosas! —agregó con la respiración entrecortada.

—¡¿Qué?! —soltó Sotmi al escucharla. Sin perder tiempo, también se devolvió para mirar con sus propios ojos lo que ella decía. Los demás enseguida lo acompañaron.

—¿Q-Qué demonios es esa cosa? —murmuró con estupefacción Daine —Esto tiene que ser una ilusión... ¡No puede ser real! —se negaba a creer lo que veía.

—¡Maldición!... Es cierto, vienen más de esas serpientes, pero lo peor es esa gigante, ¿cuánto mide?, ¿50, 60 metros?... —preguntó Fainder con las manos temblorosas. Ni siquiera se había podido reponer del reciente ataque de aquella serpiente y ahora tenía que ver una más monstruosa, era demasiado para él.

—No lo sé... Pero, ¿ya se fijaron que hay alguien sobre la cabeza de la enorme serpiente?... ¿Es una mujer?... —interrogó Sotmi , a la vez que entrecerraba los ojos para tratar de ver mejor de quién se trataba.

—Es verdad, sin embargo, no recuerdo que algún capitán tuviera un poder de esta clase... —dijo Yirene tras analizar lo que estaba pasando.

—Tal vez, es un nuevo capitán... O capitana, y llegó mientras estábamos peleando contra el número 2... —opinó Naely —de todas maneras, estamos en problemas, y tenemos que hacer algo, ¡pero ya! —declaró contundentemente.

—Sí, está claro que nos está persiguiendo, y si no hacemos nada, en menos de nada llegarán esas serpientes... —comentó con angustia la rubia.

—Esto es malo... Justo llega en el momento en que acabamos de pelear contra el capitán 2, estamos agotados, no podremos soportar otra batalla y más si es contra serpientes extraterrestres y monstruosas... —añadió Daine desalentado, algo impropio de él, que siempre estaba lleno de energía y vigor, más cuando se trataba de los capitanes.

—Tranquilos, tengo un plan —aseguró Sotmi, palabras que provocaron que todos clavaran sus miradas en él —pero tenemos que actuar rápido —advirtió.

—Sí... Pero, ¿nos puedes decir de qué trata? —le pidió Fainder con una endeble voz.

—Bien, lo diré rápido, no podemos perder mucho tiempo —dictaminó el médico, pidiendo que todos se acercaran a él —yo traje pólvora de la base militar de Derec, ya saben, pensaba utilizarla para preparar armas contra los capitanes, pero la podemos utilizar ahora para distraer a las serpientes y poder escapar —les informó su idea.

—Vaya, no sabía que traíamos pólvora... En fin, me parece bien, ¡dinos lo que tenemos que hacer! —le solicitó Daine con prisa.

—Bien —entonó Sotmi, para luego dirigirse a su caballo y de unos costales traer la pólvora que él mencionaba —lo que haremos será esparcir la pólvora por todo este terreno —señaló con su mano el lugar —lo haremos formando un semicírculo de gran tamaño, justo que conecte con el bosque, desde donde prenderemos el fuego, y así crear un factor distractor y poder escapar, así que, necesito que cada uno tome 2 paquetes y los comience a regar como acordamos —les solicitó.

—Sotmi... Es un plan fantástico —mencionó Naely con cierto sarcasmo —pero, ¿podrían darse prisa?, las serpientes más ágiles ya están llegando... —les comunicó la chica, mirando como se acercaban 3 de los reptiles por el camino. 

Los jóvenes se giraron y efectivamente así era, por lo tanto, sin perder un segundo más, cogieron las bolsas de pólvora e iniciaron a hacer lo planeado.

—¡Naely!, ¡te encargo las serpientes! —le encomendó el joven médico.

—¡Eso intentaré! —respondió la pelinegra, sujetando una de sus espadas.

Mientras los demás esparcían la pólvora por todo el terreno, llegaron las serpientes a Naely; una de ellas se lanzó directo hacia el cuerpo de la espadachina, quien intentó cortarla, pero no fue lo suficientemente ágil y no lo logró, lo que hizo que el reptil pudiera enrollarse en sus piernas y provocara su caída, ella trató atacarla con su espada, sin embargo, una segunda serpiente rodeó su brazo con gran fuerza, impidiéndoselo, aun así, eso no la detendría y en un rápido movimiento agarró la espada con su otra mano y le atravesó la cabeza a la que la tenía amarrada de las piernas.

Naely, ahora con las piernas libres, se pudo incorporar y cortar una parte del cuerpo de la serpiente que tenía enrollada en su brazo, logrando que esta la soltara, y aunque el animal la volvió a atacar con un mordisco, ella lo evadió y con la espada finalmente le rábano la cabeza.

—Listo... —susurró agitada, pero en eso la atacó inesperadamente la tercera serpiente por la espalda, enrollándose en todo su torso, comprimiéndola con ferocidad, lo que le dificultaba el respirar, y si no fuera porque alcanzó con unos increíbles reflejos a agarrar a la serpiente del cuello, hubiera sufrido una horrorosa herida en la cara.

—¡Naely, resiste por favor, ya casi acabamos! —le pidió Daine con preocupación, al ver como forcejeaba con el peligroso reptil.

—No necesito tu ayuda... Una inútil víbora no me ganará... —declaró en voz baja, al tiempo que trataba de ahorcar con todas sus fuerzas al animal.

La joven, al observar que la serpiente no cedía en su ataque, como pudo se fue acercando hasta el tallo de un árbol y lanzándose de espaldas contra este en repetidas ocasiones, consiguió lastimar el cuerpo del reptil, reduciendo la fuerza con la que la apretaba, lo cual, Naely aprovechó para zafársela de su torso y lanzarla fuertemente contra el piso. Ella pensaba ultimarla con su filosa espada, pero el animal fue más veloz y se subió al árbol en un dos por tres, y desde lo alto se lanzó hacía su regazo, expulsando veneno 3 veces seguidas, que por fortuna la pelinegra esquivó y haciendo uso de su increíble destreza, con la espada la partió en dos.

—¡Muere, basura! —exclamó, para acto seguido perforar la cabeza del animal, desintegrándola, dándose cuenta que eso mismo pasó con las otras 2 que derrotó, ya no se veía rastros de ninguno de los cuerpos.

Naely nuevamente se acercó a la curva del camino y observó que las serpientes restantes ya estaban cerca, incluyendo a la más grande, aunque a esta última, le faltaba más trecho por recorrer.

—¡Listo, terminamos!, ¡Naely, ven, explicaré la última parte del plan! —comentó Sotmi. Ella de inmediato se acercó al grupo para escucharlo.

—¿Estás bien? —Inquirió Daine al notar que ella estaba con la respiración acelerada, dándose cuenta que a pesar de haber sido una batalla corta, le costó mucha energía, definitivamente la pelea contra el número 2 estaba pasando factura. Naely, sin siquiera mirarlo solo asintió —bien...

—Si todo marcha bien, el solo olor de la pólvora debería llamar la atención de las serpientes y detenerlas por un momento, pero cuando ya quieran avanzar, ese será el momento para prender la pólvora, esto tiene que confundirlas y con suerte, hacer que pierdan nuestro rastro... Pero como todo esto no es seguro que marche a la perfección, no nos quedaremos todos aquí para hacer esto, solo uno será el encargado de prender la pólvora y si es el caso, quien peleará con las serpientes que consigan pasar —explicó Sotmi con bastante seriedad —sí... En pocas palabras, alguien tendrá que arriesgarse para conseguir tiempo para que los demás se adelanten por el bosque y escapen... Es mejor que se exponga solo uno a que todo el grupo lo haga —afirmó el joven medicó, que para disminuir la tensión les regaló una de sus características sonrisas.

—Y, ¿quién se quedará para prender la pólvora?... Es arriesgado que solo uno lo haga, si es atacado, no habrá nadie que lo ayude... —expuso Yirene, sintiéndose intranquila. 

Tras esas palabras el silencio reinó por un instante, claramente nadie quería quedarse del grupo y ponerse en riesgo. Daine, a pesar de que estaba indeciso, iba a elegirse, pero quien lo hizo primero fue Sotmi.

—¡Tranquilos chicos! —soltó una risa nerviosa —yo lo haré, después de todo es mi plan, ¿no? — expresó rascándose la cabeza.

—¿Tú?... Pero estás herido... —replicó Yirene, mirándolo con preocupación.

—Así como todos, pero con la diferencia que no tengo heridas tan graves —aclaró —así que no te preocupes, nena, todo saldrá bien, apenas te dejare sola por unos minutos —agregó Sotmi, guiñándole un ojo con picardía, intentado disimular en esa pequeña acción toda la presión y angustia que lo poseía.

—Idiota... ¿Sabes?, no me importa, está bien, quédate tú... —habló la rubia un poco alterada, pero a su vez sonrojada.

—¿Seguro, Sotmi?, no tienes que forzarte a hacerlo, yo pued...—hablaba Daine, pero fue interrumpido por el simpático doctor.

—¡En serio!, no hay problema, yo lo haré, así que sin perder más tiempo, ¡váyanse!, Fainder, quien aparte de mí, también conoce este bosque los guiará hasta el lugar en donde nuevamente se conecta el camino. Yo los alcanzaré cuando haga lo mío aquí, ¿de acuerdo? —preguntó mirándolos a todos, quienes enseguida asintieron con la cabeza.

Rápidamente, Sotmi tomó el arco y flechas de Yirene, más unas piedras de pedernal y un poco de papel, material con el que iniciaría el fuego. Posteriormente, se escondió en la entrada del bosque junto a uno de los caballos, mientras que los demás se fueron cabalgando a toda marcha por medio del frondoso bosque.

—Por favor, Sotmi, cuídate mucho... —musitó ansioso Daine, apretándose los dedos, al tiempo que veía como se alejaban cada vez más de su querido amigo, deseando que no fuera esta la última vez que lo viera.

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