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Capítulo 33: "Respuestas"


Una suave y fría brisa recorrió el rostro del capitán, escurriéndole unas gotas azulejas de sangre que brotaban de su boca. Él, sin poder mover su cuerpo, y sintiendo como sus energías se apagaban, entendió que su fin había llegado.

—Enano, te recuerdo que hicimos un trato... Umm, bueno, en realidad nos obligaste a hacer uno —Naely vaciló por un instante —si te vencíamos en menos de 2 horas, tu nos respondías unas cuantas preguntas, y así fue, te ganamos antes de que se cumpliera ese tiempo, por lo tanto cumple con tu palabra —le recordó.

En ese momento llegó Sotmi, sorprendiéndose por la hazaña cometida por la joven espadachín. Enseguida llegaron Yirene y Fainder, quienes cargaban en sus hombros a Daine, que ya comenzaba a despertar.

—Vaya... Ya están todos —comentó muy débil el C2 —está bien, cumpliré con mi trato... —Añadió resignado.

—¿De dónde vienen ustedes los capitanes? —Sin pensarlo tanto, fue la primera pregunta hecha por Sotmi.

—Bien... Provenimos de un planeta lejano llamado Catten... —Contestó con una endeble voz.

Los jóvenes se miraron entre sí, sorprendidos por lo dicho.

—¿Hay más planetas a parte de la Tierra?... Vaya, nunca lo imagine —reconoció Fainder, notándose deslumbrado. 

—Bueno, recientemente había escuchado que eso había estado en duda por los científicos, pero nunca se había podido comprobar, pero ahora creo que podemos estar seguros de ello... — Analizó Sotmi.

—¿Por qué hablan nuestro mismo idioma, si vienen de otro planeta? —Fue el turno de Naely.

—¡Es verdad, que buena pregunta, chica! —Exclamó el médico.

—Reconozco que es interesante —el capitán hizo una breve sonrisa —pero, no la responderé... Solo les diré que han pasado cosas que ustedes ni pueden imaginarse —respondió.

—Eso no nos dice nada... ¡Responde! —Insistió Naely, apretando la empuñadura de su espada. Pero el capitán se negó a hacerlo.

Yirene, mirando a su hermano, se decidió a hacer la siguiente pregunta:

—¿Cuál es su objetivo?... ¿A quién buscan?... O para ser más claros, ¿por qué buscan a Daine, a mi hermano?

Su intervención llamó la atención del capitán, así como la de los demás. 

—¿Daine es su objetivo?... —Cuestionó Fainder, mostrándose consternado.

—Vamos, responde —la pelinegra movió un poco su espada, causándole más dolor al capitán. 

—Así es, ese muchacho llamado Daine, es a quien buscamos... La razón, no se las puedo decir... No soy el individuo más adecuado para hacerlo —reveló el número 2 escupiendo grandes cantidades de sangre.

Todos se quedaron en silencio ante aquella respuesta. Pues, si bien la mayoría ya lo sospechaba, guardaban la esperanza de que no fuera así, de modo que lo dicho por el capitán los derrumbó por dentro. 

Daine, quien hasta el momento no había dicho nada, porque su cabeza le dolía en demasía y no lograba recordar en detalle lo ocurrido en su pelea contra el capitán, abrió enormemente sus ojos al oír esto último.

—¡Se puede saber, ¿por qué maldita razón, soy su objetivo?! —Le indagó subiendo el tono de la voz. 

Estando al límite de sus fuerzas, el capitán cayó de rodillas al suelo y comenzó a toser demasiado, tanto que parecía no tener fin, sus ojos se veían muy apagados y su piel lucia más blanca que nunca.  

—Lo último que tengo para decir... Es que... Usted... J-joven Daine, no es... De este mundo...— Confesó casi entre susurros, para segundos después cerrar su boca para siempre.

—¿Qué dijo este tipo?... ¿Qué Daine no es de este mundo? —Sotmi no podía procesar esas palabras.

—¡Nada de esto tiene sentido, no entiendo nada!... ¡¿Por qué dijo eso? ¿Por qué?! —Se preguntaba Daine muy alterado.

—¡Hey!, dinos más, todo lo que sepas... ¡No te hagas el muerto! —Dijo Naely, moviendo su espada dentro del cuerpo del capitán, pero no hubo respuesta. Así entendieron que realmente había fallecido.

—Se acabó, no resistió más —comentó Yirene, viendo el gran charco de sangre que se formó alrededor del capitán.

Naely retiro la espada del C2, dejando caer por completo su cuerpo a la tierra y para terminar hizo un corte en su cuello, casi decapitándolo.

—Por si acaso... —Comentó esbozando una sonrisa de labios cerrados. 

—¿A qué se refería, al decir que no soy de este mundo? —Seguía cuestionándose Daine, mientras miraba confundido el hermoso cielo azulado que adornaba el día.

—Aunque no entiendo a qué se refería al decir eso, de lo que si estoy segura, es que eres alguien especial, como decirlo... Eres diferente a los demás y tal vez por eso te están buscando —Naely compartió sus pensamientos con Daine y los demás.

El joven de mechones morados fijó su mirada en ella.

 —¿A qué te refieres con "especial"? —Le pidió claridad levantado una ceja.

Naely vaciló por un momento, buscaba las palabras correctas. 

—Umm, lo digo porque has hecho cosas que ninguno de nosotros puede hacer, bueno, ninguna persona en general —llevando su mano al mentón prosiguió —¿recuerdas aquel extraño suceso cuando golpeaste al capitán 1 y de tus manos salieron como unas chispas que lo expulsaron con una fuerza tremenda?... Pues, si a eso le sumamos lo que paso hoy contra el capitán 2, es claro que eres diferente —concluyó la joven.

Daine quedó pasmado tras escuchar a Naely. 

—Espera... ¿Ya había pasado algo similar contra el C1? —Interrogó Sotmi notablemente asombrado.

—Así es, pero fue solo por un instante, y Daine no perdió el control, como si parece haber pasado ahora... —Relató Yirene.

—¿Enserio parecía fuera de control?... No puedo recordar muy bien lo que paso contra el capitán 2... Todo es muy confuso en mi mente, sé que pelee contra él, pero no sé exactamente lo que ocurrió... Solo sé que me siento muy agotado —confesó cabizbajo.

Sotmi puso un brazo sobre los hombros de Daine, tratando de hacer más ameno el ambiente.  

—¡Pensemos más tarde sobre eso, por ahora descansemos un poco, lo merecemos! —Entonó con su característica sonrisa.

—Es verdad... Chicos, ustedes descansen, yo tengo que hacer una cosa... —Fainder comentó con tristeza, viendo el cuerpo inerte de su hermano. 

Todos entendieron a qué se refería y fue imposible no sentir su dolor.

—Déjame ayudarte... —Daine intentó caminar por su cuenta, pero en bien dio el primer paso, sintió como si su cabeza le diera mil vueltas y se desmayó. Para su suerte, Sotmi y Fainder lo pudieron sostener a tiempo antes de que se lastimara al caer.

Haciendo caso a Sotmi, buscaron una casa en donde pudieron descansar.


Transcurridas 3 horas, Daine despertó. Todavía sentía su cabeza resentida, pero ya tenía más fuerzas, definitivamente haber dormido ese tiempo le había sentado bastante bien.

Daine se iba a levantar cuando en eso llegó su hermana y no se lo permitió.

—Debes descansar más —sugirió —Naely acaba de traer los botiquines que dejamos en la entrada de la ciudad para tratar nuestras heridas, y bueno, también trajo los caballos para ahora más tarde partir —le informó la rubia. 

—Ya veo... Y este muchacho... ¿Dónde está? —Preguntó Daine tratando de recordar su nombre.

—¿Fainder?, bueno... Él estaba enterrando a su hermano, Sotmi le ayudó... Ahora deben estar consiguiendo algunas flores —le informó.  

—Voy a ayudarles —comentó, pero se detuvo al ver entrar a Sotmi.

—¿A dónde vas hermano?, ya llegue para curar tus heridas, así que quietico —dijo el simpático doctor, guiñándole un ojo.

Sin ganas de protestar, Daine aceptó y Sotmi comenzó a desinfectar y vendar sus heridas. Una vez terminó, siguió con Yirene, luego con Naely y finalizó con Fainder. Solo faltaba él, pero tratarse así mismo sería algo complicado, aun así, lo intentó. 

—Te ves patético, pásame eso, te ayudaré... —Le habló Yirene al ver que se le estaba dificultando las heridas de la espalda. Aquel comentario tomó por sorpresa a Sotmi, pero gesticulando una sonrisa picarona cedió de inmediato.

—Espero te sepas contener y no manosees mi lindo cuerpecito —bromeó, mientras ella esparcía las pomadas con las yemas de los dedos.

—¿Quieres guardar silencio? —Contestó cortante.

—Está bien, pero no es para que te pongas nerviosa, nena —Sotmi sintió como su mano temblaba levemente al hacer contacto con su espalda.

—Si sigues hablando, me aseguraré que estas heridas en vez de sanar, sean mortales —Yirene replicó con cierta ironía. Sin embargo, no podía negar que su cuerpo era atractivo, en especial su espalda; que a pesar de estar maltratada por el combate, al ser ancha y musculosa, lo hacían ver muy apuesto.

Queriendo hacer el menor contacto posible, Yirene se estaba demorando un poco más de lo normal en colocar las vendas. 

—Nena —entonó Sotmi tomándola de una mano, acción que la llevó a quitar su agarre de una rápida palmada.

—¡¿Por qué me tocas?! —Reclamó con sus mejillas sonrojadas.

—¡Auch! —Se quejó haciendo pucheros —solo quería decirte que estas colocando mal las vendas, así no van —aclaró.

—¡Pues dime como las coloco, pero no me toques! —Estableció alterada.

Sotmi le indicó la manera correcta de hacer el vendaje, y mientras ella lo hacía, con mucho esfuerzo se resistió a hacer otro comentario que sacara a Yirene de sus casillas.

Mientras tanto, Daine se dirigió al lugar donde se encontraba Fainder. El joven estaba adornando la improvisada tumba de su hermano con unas hermosas flores blancas, que junto con Sotmi habían conseguido en los jardines abandonados que abundaban en la ciudad.

—Debe ser indescriptible todo lo que sientes ahora mismo... Seguramente no hay peor cosa que perder a un ser querido —era notable el pesar en la voz de Daine —lamento mucho tu perdida... Pero lamento mucho más... No haber evitado que esto sucediera —se sinceró con una voz quebrada.

Fainder se limpió con sus manos unas cuantas lagrimas que recorrían todo su rostro.

—No tienes nada de que lamentarte... Ustedes mismos nos lo advirtieron... Que no debíamos pelear contra el capitán, así que no te culpes... Además, gracias a ti y a tus amigos, ese maldito monstruo fue eliminado —respondió tratando de sonar lo más tranquilo posible.

—Aun así, derrotar al capitán tuvo un costo muy alto que nunca olvidaré... Tu hermano y también... Ese niño... —Una lagrima se escapó de inmediato al recordar a este último —por cierto, ¿dónde está su cuerpo? —Inquirió mirando a su alrededor.

—Junto con el señor Sotmi lo sepultamos en esa parte —comentó Fainder señalando el lugar en cuestión.

Daine agradeció la información y a paso lento llegó hasta la tumba del menor. Unas cuantas flores la adornaban. 

—Seck, has muerto por mi culpa, fui muy débil para protegerte... Espero... Puedas perdonarme —dijo entre dientes, sollozando. 

Fainder lo observaba con pesadumbre, pero aunque quería hacerlo sentir mejor, simplemente no era la persona ni el momento adecuado para hacerlo, puesto que él, igualmente estaba hecho pedazos, así que prefirió guardar silencio.

Después de unos minutos, Daine ya más tranquilo, con los ojos cerrados y sus manos en posición de plegaria, terminó una oración que hizo en silencio ante la tumba de Seck.

—Tengo algo que hacer, en un rato regreso, para que por favor le digas a los demás y no se preocupen —le pidió a Fainder mientras se incorporaba del frio césped. El susodicho solo asintió algo desconcertado.

Acto seguido, Daine partió hacia una dirección desconocida para Fainder. Tras una caminata que habría sido rápida, si no fuera por lo adolorido que estaba, llegó a la casa en donde vivía Seck. Allí entró y subió hasta el segundo piso, en donde encontró a la hermana menor del pequeño; aún se hallaba recostada sobre la cama y parecía sufrir de un malestar estomacal, ya que se abrazaba con fuerza su abdomen al tiempo que giraba de lado a lado sobre las sabanas.

La niña al verlo se asustó un poco, pero al escuchar que él la ayudaría y la llevaría con un doctor, no opuso resistencia, igualmente no tenía las fuerzas necesarias para hacerlo si así lo quisiera. Llevándola alzada entre sus brazos, Daine la llevó consigo hasta donde los demás.

Yirene estaba un poco impaciente por no saber dónde estaba su hermano, pero una vez lo vio llegar con aquella niña, corrió hacia él confundida por no saber de quien se trataba. Daine les explicó que la menor era la hermanita del niño que lamentablemente fue asesinado por el capitán 2, y que cumpliría el favor que Seck le encomendó antes de morir. 

Sotmi, dispuesto a ayudar, revisó rápidamente a la niña encontrando que estaba desnutrida, y que seguramente el malestar estomacal fue originado por ingerir alimentos en mal estado. Por lo cual, junto con Fainder y Daine, buscaron en las casas, jardines y cultivos cercanos de la ciudad, una hierba medicinal que el joven médico conocía para tratar este tipo de malestar. Por fortuna, no les tomó demasiado encontrar la planta medicinal, tiempo preciado para que Sotmi sin retraso preparara la infusión y se la diera a la niña.

Después de tomar la medicina, la pequeña preguntó por su hermano Seck, una dura pregunta para los jóvenes, sobre todo para Daine, quien tratando de no herirla, le mintió, diciéndole que había viajado para otra ciudad buscando una comida especial y que llegaría en unos días. Fue lo primero que se le ocurrió decirle, y ella muy inocente le creyó sin pensarlo demasiado.

Pasadas unas horas, los chicos se fueron dando cuenta que de apoco iban apareciendo los escasos habitantes que aún quedaban en la ciudad y que durante todo el combate se mantuvieron escondidos. Incluso, varios de ellos ni se habían dado cuenta de que se libró un arduo enfrentamiento contra el capitán, ni mucho menos, que este había sido derrotado. Pero una vez enterados de lo acontecido, celebraron con gritos, abrazos y llantos de alegría, no podían creer que después de tanto tiempo por fin eran libres de aquel ser que los mantuvo sumidos en el terror y sufrimiento más estremecedor de sus vidas.

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