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Capítulo 28: "masacre"

Durante el combate, Daine había recibido un corte en uno de sus brazos, pero él también había logrado hacerle daño al capitán, pues con la lanza le hirió una de las piernas y uno de los tiros perforó una zona del abdomen. Aun con todo esto, el C2 no se detenía y continuaba atacando con bastante insistencia.

—¿Acaso este maldito no siente nada? —Exclamó Daine perdiendo la paciencia.

El C2 le arrojó una cuchilla directo al cuerpo que por fortuna pudo detener protegiéndose con una de las armas de fuego, usándola como escudo, aunque rápidamente le siguió otro ataque con la segunda cuchilla que impactó la pistola dañándole el gatillo, dejándola inservible. 

El capitán recogió 2 piedras de la calle y salió en carrera hacia Daine, quien aún no se percataba del daño ocasionado a su arma. Al momento de intentar dispararle se dio cuenta que algo andaba mal, al mirar notó que el gatillo estaba cortado y no le permitía ejecutar el tiro.

«Así que la daño con el lanzamiento de esa cuchilla... Qué increíble precisión tiene... » Pensaba al tiempo que se preparaba para disparar con su otra pistola.  

Daine accionó su segunda arma contra el capitán, pero este la evitó lanzándose al suelo dando varios giros hasta llegar a los pies de Daine, y tomando una de las piedras le dio un golpe en el tobillo derecho, que hizo desprender un grito de dolor del joven pelinegro con rayos morados.

—¡Eres un bastardo! ¡Pagarás! —Daine bajó la mira de la pistola apuntando a su cara y al momento de disparar el capitán puso la otra piedra en el cañón y aprisionándola con fuerza hizo que el proyectil no pudiera salir adecuadamente estallando en el interior del arma, provocando el daño de la misma y una gran quemadura en el brazo de Daine. Claramente el número 2 también resultó perjudicado, perdiendo su mano en dicha acción. 

Daine de inmediato soltó un quejido producto de la quemadura, que se extendía desde los dedos hasta su codo, dejándole una sensación de ardor inexplicable. El C2 recogió una de sus cuchillas y lo atacó sin mediar palabra, enterrándosela en una pierna. Sin oportunidad a reaccionar le dio un puño en la mandíbula, derrumbando a Daine. 

—Te lo dije, ¿verdad?... Que lo mejor era que te entregaras sin oponer resistencia —le recordó el capitán. 

Daine, tendido en el piso aguantando con todas sus fuerzas el dolor, sujetó la lanza y atacó a la cabeza de su oponente, sin embargo dicho movimiento fue esquivado. 

—Parece que tendré que hacerte sufrir un poco más, ¿verdad? —Amenazó ese pequeño ser lleno de frialdad.

Rápidamente se dispuso a ser fiel a sus palabras lanzándole una puñalada a un brazo de Daine, ataque que fue bloqueado por el joven al hacer girar la lanza y que chocara una de las puntas con la cuchilla, para acto seguido clavarle el otro extremo puntiagudo en el abdomen del C2.

—¡Trágate esto! —Bramó traspasándole toda la lanza por el cuerpo.

El capitán, sin emitir queja alguna, arremetió de nuevo acuchillándole su brazo izquierdo. A pesar del sufrimiento, Daine sujetó su mano para que no le hiciera más ataques a la vez que le movía la lanza por dentro, perforándole todos los órganos internos. 

—¡Ya veremos quien aguanta más! —Retó al C2.

El pequeño capitán sangraba considerablemente por su vientre y boca, pero a pesar de ello no dudó en morder el brazo de Daine con el que le clavaba la lanza. Los dientes del capitán se enterraban con ferocidad en su piel, llegando hasta las fibras musculares, dando inicio a un importante derrame de sangre por parte del joven.

—¡¡¡Suéltame pedazo de escoria!!! —Daine gritaba desgarradoramente.

Al ver que el daño ocasionado por la lanza no era suficiente, comenzó a proporcionarle patadas en su entrepierna con bastante fuerza, pero en vez de detenerse, el capitán le dio una patada en el estómago, que contrario a él, a Daine si le afectó quitándole las fuerzas, soltando así la lanza y la mano del C2.

—Creo que gane... —Dijo encestándole otra patada, logrando que se desvaneciera sobre las piedras de la calle.

Daine intentaba recuperar el aliento lo antes posible, pero tardaría más de lo que esperaba. Con todas sus energías se arrodilló y extendió una de sus manos para agarrar su lanza, no obstante, el capitán le pisó la mano bruscamente contra el piso desprendiéndole otro quejido. 

—Esto es para que aprendas a tomar buenas decisiones en una próxima ocasión, mi estimado —expresó con una sonrisa sarcástica.

Daine intentaba zafar su mano de la presión ejercida por el pie del capitán pero no podía. Al alzar la vista se percató que él ya no sangraba por las heridas que le había producido durante el combate.

«¿Cómo es posible?... Sobre que no puede sentir dolor, ¿ahora también puede controlar la hemorragia?... Esto es absurdo» pensaba con exasperación. 

—Creo que ya es hora de ponerle fin a esto —señaló el capitán acercando el filo de la cuchilla hacia Daine para intimidarlo, ya que en realidad no buscaba matarlo. 

De un momento a otro el capitán se desplomó de cara contra el piso, dejando a Daine sorprendió al ver que Naely lo había atacado con una espada en la espalda. Él se intentó levantar mas ella le pegó una patada haciéndolo rodar en el piso y que quedara boca arriba y antes de que pudiera hacerle algo con la cuchilla, Naely le clavó la espada en el entrecejo y por arte de magia desapareció. 

Daine tenía los ojos abiertos como platos ante lo que acababa de pasar frente a él.

—... ¿Desapareció?... —Se preguntó confundido mirándola. 

—Sí, descubrí su punto débil —contestó guardando una de las espadas.

—¡¿En serio?! ¿Cuál es? —Indagó con gran interés.

—Como viste, cuando impacté su entrecejo desapareció sin dejar rastro, esa es la zona... Tal vez tenga más pero eso fue lo que pude descubrir en mi combate contra uno de los clones —respondió con algo de duda en sus palabras. 

—Entiendo, si lo mismo ya sucedió con 2 cuerpos del capitán, debe ser que en efecto esa es su debilidad —respaldó la hipótesis. 

—No perdamos más el tiempo y vamos a decírselo a Yirene y Sotmi —comentó la chica.

Daine asintió con la cabeza y en un intento de ponerse de pie decayó, aún estaba sin fuerzas y su hombro sangraba demasiado.

—No puede ser... —Se lamentó.

—Anda, apúrate —Naely le ofreció su mano para levantarse. Daine algo sorprendido por tal gesto atípico de ella tardó unos segundos en acceder a tomar su mano.

Una vez de pie, él buscó una venda que guardaba en un bolsillo y se cubrió la herida en un intentó por frenar el derrame de sangre. Sin perder más tiempo se fueron lo más rápido que pudieron a buscar a sus compañeros, tratando de soportar las heridas que cada uno tenía.

Cuando llegaron vieron a Sotmi que batallaba contra los 2 clones que estaban bastante heridos, al tiempo que resguardaba a Yirene tras de él.

—¿Pero qué es esa cosa? —Daine interrogó con mucho asombro al ver el clon que tenía el cerebro y boca destrozada peleando con Sotmi como si nada.

—Creo que eso confirma lo que había dicho, ni siquiera un daño en el cerebro los detiene, solo lo hace un ataque en esa pequeña zona —comentó Naely.

—¡Sotmi, Yirene! —El joven Lish los llamó a gran voz —¡su punto débil es su entrecejo, si lo hieren ahí, desaparecerá! —Les informó lo hallado.

Los 2 voltearon a ver a Daine y a Naely con sorpresa.

—¿Eso es cierto? ¡Pero ni tiene cejas! —Respondió Sotmi.

—¡Lo sé, pero imagina que las tiene y ahí es donde debes atacar! —Recalcó Naely.

Haciendo caso a las palabras de sus amigos, Sotmi no dudo más en intentarlo y con un cuchillo apuñaló en aquella zona al clon que le había disparado anteriormente en la garganta, desapareciéndolo en el acto, comprobando que lo dicho era verdad.

—No lo puedo creer, después de tanto tiempo solo teníamos que atacar ahí —expresó Sotmi con un resoplido.

El otro clon intentó herirlo con una cuchilla pero fue esquivado fácilmente y con el hacha le cortó el brazo y para finalizar la incrustó en su frente y de a poco la fue bajando hasta llegar a su nariz haciendo que este desapareciera al instante.

—También se esfumó... Es un alivio conocer su debilidad —reconoció Yirene. 

Daine y Naely se acercaron a ellos.

—¿Cómo estás Yirene? —Preguntó su hermano preocupado al ver la venda y heridas que tenía.

—Algo cansada pero bien —trató de no darle importancia a como se encontraba —pero por lo que veo tu estas bastante malherido, ¿cómo te sientes? —Le devolvió la pregunta al notar la herida en su hombro y la gran quemadura que tenía.

—Me arde demasiado el brazo y me siento algo débil por la pérdida de sangre, pero todavía puedo seguir, no te preocupes —le relató a Yirene, quien lo veía con algo de preocupación.

—Hermano, tienes que cuidarte mejor. Cuando acabemos con el capitán iremos por las pomadas para tu quemadura —mencionó Sotmi.

Naely aclaró su garganta:

—Bueno... Todos los capitanes con los que estábamos peleando desaparecieron... ¿Eso quiere decir que el verdadero capitán no estaba entre ellos? —Compartió su inquietud con los demás.

Los 3 la observaron pareciendo haber olvidado por un segundo ese detalle.

—Es cierto... Es muy probable que el C2 real no haya estado en el combate —opinó Daine.

—Entonces busquemos a ese cobarde y ya saben que debemos hacer cuando el verdadero aparezca, en especial tú, Yirene —Sotmi evocó la siguiente parte del plan que habían elaborado dirigiéndose a la rubia.

—Lo sé... —Replicó Yirene un tanto nerviosa.

Dicho esto, comenzaron a buscar al capitán en los alrededores con mucho sigilo en parejas. Daine y Sotmi estaban caminando en el centro del parque cuando sintieron que chocaron contra algo en medio de la nada, lo cual los expulsó bruscamente con una onda de energía.

Ellos intercambiaron miradas de desconcierto, no podían ver nada al frente suyo que explicara tan extraño fenómeno. 

—¿Q-qué fue eso? —Se preguntó Daine levantándose.

—Ahora que recuerdo, cuando venía hacia el centro de la ciudad la nave del capitán desapareció de la nada... Pensé que habían escapado, pero al parecer no fue eso... Tal vez no desapareció, sino que se hizo invisible —comentó el médico lo que pensaba. 

—Yo también vi cuando la nave se esfumó en un dos por tres... ¿Pero un objeto tan grande que se puede hacer invisible? —Daine dudó por un momento —aunque pensándolo bien, eso no sería extraño proviniendo de esos seres de otro mundo, su tecnología está fuera de nuestra imaginación —añadió.

Sotmi recogió unas cuantas piedras y las arrojó al lugar en donde sucedió aquel fenómeno; todas las piedras rebotaron de inmediato como si hubieran chocado con un objeto metálico.

—Definitivamente esto debe ser la nave que vimos el día de ayer —afirmó Sotmi.

Los jóvenes aunque querían seguir curioseando el extraño hallazgo, dejarían para más tarde la exploración y la forma de ver la nave y solo se limitaron a contarles lo sucedido a las chicas, para luego seguir el rastro del capitán.

Los cuatro estaban pasando por una calle cuando escucharon unos ruidos muy raros a pocos metros más adelante, por lo tanto caminaron hasta allí con mucho cuidado y cuando llegaron al lugar de donde provenían estos sonidos quedaron con la boca abierta; se trataba de 2 jaulas en donde estaban 20 hombres amarrados de pies y manos y con la boca tapada con un trapo. Lo que habían escuchado eran los gemidos que efectuaban al tratar de hablar y el llanto reprimido por el miedo a ser asesinados. Atrás de las jaulas salió el capitán 2 sosteniendo una cuchilla.

—¿Cómo se atreve?... Esto es inhumano —declaró Daine con mucha rabia apretando sus dientes.

Sin que nadie lo viese venir, Sotmi le disparó al capitán con una precisión digna de un arquero con la pistola en el punto débil, haciéndolo desaparecer al segundo. Todos giraron para verlo aún sin procesar lo que había hecho. 

—Desapareció... Entonces era otro clon —expuso Yirene.

—Oye Sotmi, recuerda que queremos preguntarle unas cuantas cosas al capitán. ¿Qué pasaría si ese hubiera sido el real? Nos quedaríamos sin la oportunidad de interrogarlo —Naely cuestionó la imprevista acción.

—Lo sé... Pero no podía aguantar un segundo más la forma en como tiene a estas personas —se justificó con un sentimiento de impotencia.  

—Estoy de acuerdo con Sotmi, no puedo aguantar ver como humilla a esos hombres... ¡Vamos a liberarlos! —Propuso Daine.

Los demás estuvieron de acuerdo y cuando se iban a acercar a las jaulas, desde las esquinas de 2 casas comenzaron a aparecer nuevos clones, 10 en total, cada uno armado con 2 cuchillas.

Ellos se detuvieron inmediatamente ante la llegada de más enemigos.

—Esto no pinta nada bien... Son muchos —dijo con preocupación Sotmi.

—¡¿Sera que ahora si se digna a salir el verdadero capitán?! ¡¿O seguirá escondido como un cobarde?! —Gritó Daine. 

—¿Acaso no nos ves? Todos nosotros somos el capitán número 2 —contestaron al unisonó los 10 cuerpos.

—Creo que eso es un no —añadió Naely.

Los clones abrieron las jaulas y sacaron a todas las personas y las pusieron de rodillas haciendo una hilera. Cada clon se hizo detrás de 2 hombres.

—¡No se atrevan a hacerles daño! —Daine pidió con un gran grito. 

—Solo los liberaremos, tranquilo... Después de todo ya comprobamos que ninguno de estos humanos son nuestro objetivo —explicó uno de los clones.

—No se atrevan a tocarles un solo cabello, ¿de acuerdo? O de lo contrario se arrepentirán toda su vida —trató de intimidarlos Naely señalándolos con su espada. 

—Te aseguro que no tocaremos una sola hebra de su cabello... —Afirmó otro clon —¡tan solo les quitaremos las cabezas! —Al decir estas últimas palabras, los clones degollaron a los prisioneros con las cuchillas; dando un corte rápido y certero, dejando todo el lugar cubierto de sangre. Sin embargo, 2 de aquellos hombres pudieron soltar el nudo de los pies segundos antes y corrieron hasta el grupo de jóvenes antes de ser alcanzados por las filosas hojas asesinas.  

—Son unos monstruos... ¿Cómo se atrevieron? —Dijo Yirene indignada y con lágrimas en sus ojos. 

Daine soltó un bramido estremecedor lleno de ira:

—¡¡Pagaran, pagaran, pagaran, pagaran!! ¡¡Esto no tiene perdón alguno, los mataré!! —Sentenció empuñando la lanza y un cuchillo, al tiempo que emprendió una carrera hacia los clones dispuesto a hacerlos pedazos.  

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